EXORCISTAS
Llegada la navidad nos preparábamos para recibir las órdenes menores que impartía el obispo. Te vestías de un roquete blanco y aguardabas tu turno con una vela en la mano en la grada del altar de aquella iglesia jesuítica del seminario mayor de Segovia que tenía una cúpula impresionante y una torre con una espadaña que se clavaba en el cielo azul y era la torre mayor del perfil urbano. La llamábamos la Aceitera porque en verdad parecía una alcuza queriendo alcanzar en su solemnidad de pizarra a la torre de la catedral. El sabadito de temporas suele caer al siguiente del día de san Lázaro por las fiestas de la luz o de santa lucía fin del otoño y entrada en el invierno. Solí venir el barbero la tarde de san Lázaro a rasurarle la coronillas a los ordenandos in tonsura y era cosa de ver la ilusión que nos hacía vernos con un cerquillo en el occipucio nos dejábamos unos a otro el espejo para ver si el peluquero del seminario había hecho su trabajo como dios manda y nos había hecho el cerquillo correspondiente redondo y no un triangulo escaleno ni un cuadrado al que llamaban martín al cuadrado por que se apellidaba martín del primero y segundo apellidos y en la pila del bautismo también recibió el onomástico del santo obispo de tours el de la capa. Una buena rapa todo lo tapa pero él no podía tapar su apellido que se los pusieron en el orfanato porque era inclusero y de recién nacido le dieron por el torno de un convento. Ahí va un chiquillo de los gitanos. ¿Qué nombre le ponemos? El santo del día que día es hoy once de noviembre ya no crece con fuerza la hierba en los prados se recogen las primeras castañas el vino está en los lagares y el gitano en su trajo es cuestión de llegar la venida de las nieves y de los cierzos y estarse en la cocina o junto al llar y todos quietos pues en uno de esos días en que la iglesia romana celebra la fiesta del centurión de la legión panonia que por amor al evangelio se quitó su capa y se la dio al pobre que luego resultaría ser el propio Jesucristo pues nación Martín al cuadrado. Martín Martín Martín por la gracia de dios el apellido lo mismo que el nombre hijo de padres desconocido un expósito ahí va un chico hermana Dios lo pague. No hay santo y seña pero de ahora en adelante martín será su nombre. Premonitoria coronada tuvo el obispo al derramar sobre la cabeza del chaval qu3e llegó al monasterio sin padre ni madre ni perrito que lo ladre yo quiero ser cura me presento al cristianismo Adsum alcanzaría la jerarquía de señor obispo y llegaría escalando puesto s y rango en las filas más altas de la iglesia y era bachiller en teología y el día de san Juan Crisóstomo en el refectorio nos echó una filípica en griego. Estaba claro que no estábamos ante un don nadie y que el muchacho iba para Demóstenes. La madre superora derramó el agua salutífera sobre la cabeza con tanta fe y con tanto empeño que lo más probable es que el señor se acordó de sus oraciones y las tendría en consideración de por vida. Martín ego te baptizo in nomine patris et filii... pues lo vbengo diciendo en esta instancia y me da lo mismo lo uno que lo otro y ocho que ochenta as que vosotros vereis y ya podresis abusones, quieroi atrapar el momento presente pero los minutes duscurren tranquilos y no vuelven como tampoco la magia de aquellas noches de magica expectación iluminada.
La atmósfera de expectación entusiasta de las Doce Noche del novilunio que daban pasos en tiempos de Roma cuando el sol oculta sus rostro a las saturnales para aplacar al Dios fausto con fastos en los días nefastos, aquellos días precedentes al Sábado de témporas cuando todas las marías de la O su fiesta celebraban hacían que diciembre fuese un mes lleno de luz. Pero la luz mientras los días acortaban eran hacia adentro. Gracias te doy dios mío por aquellos años y aquellas esperanzas que revivo ahora. Eran un tiempo inefable los de la promesa. Parecía que el calendario académico se paraba y que el sol no alumbraba. Tiempo de crecer y de renovarse. Las largas veladas junto al fuego. Se echaban cantos y el vino nuevo se probaba en los lagares, paliabanse los sudores del verano con las espichas y los cuentos al lado del fuego. Empezaban con la fiesta del obispillo esto es san Nicolás de mira un santo turco cuando Turquía era anatolia o acaso griego el que salvó a tres jóvenes destitutas de que se hicieron prostitutas. Cuanto nos hace falta este santo. El era el anverso ya digo la otra cara de la moneda. El otro acto caritativo que ejerció la caridad sublime en grado heroico no sabemos si era un mito san Martín de tour el centurión de Panomia que partió capa con el pobre. Los retablos lo pintan subido a caballo como san jorge y santiago. Su benignidad hacía que los seminaristas avistásemos cierta holganza en lo trabajos un relajarse discreto. El mundo daba la vuelta cuando empezaba el ciclo de las Doce Noche y el criado era servido por el señor. El obispo ayudaba a misa a su capellán. El rector fregaba los platos de sus pupilos. Veinticuatro horas no mas duraba la dotación de tales granjearías. Era un vieja claustral de los tiempos del medievo cuando las actividades lectivos quedaban en suspenso. Iba a nacer el niño en una cueva y el sol no es extraño de que se ocultase para a renglón seguido amanecer más tiesas y derrotar a las tinieblas del horror y del error. Nada tiene que ver esta creencia con el pascuero y jaranero papa Noel. Para mí fueron las proclamas de mis esponsales con la Iglesia y los preparativos de un matrimonio que luego no se consumó pero el sacramento que rime carácter como no podía ser menos quedó ahí de por vida. La imposición de manos la llevó en la frente. Yo cursaba el segundo de teología y llevaba diez en el seminario. Corrían las navidades del año 65