2016-04-03

UN FRAILE DE SEGOVIA JUDIO CONVERSO TRADUJO EL CORAN


JUAN LÓPEZ DE SEGOVIA PRIMER TRADUCTOR DEL CORÁN AL LATIN Y BENEFICIADO DE SANTA COLUMBA



 

Como apéndice al magnífico artículo de Guillermo Herranz, persona entrañable para mí y uno de los eximios libreros de nuestra ciudad ▬ siempre a pie de obra y sacando adelante un negocio difícil en los tiempos circulantes; el buen bibliognosta archiva conocimientos y cuando escribe dice lo que interesa▬ quisiera agregar algo de mi cosecha.

Don Guillermo cuenta cómo su padre fue uno de los últimos bautizados en la desaparecida iglesia de santa Columba, templo románico donde se celebró la primera catorcena cabe los arcos del acueducto.

Bien. A dicho presbiterio perteneció, y también al cabildo catedralicio, como beneficiado y acaso párroco un converso insigne  Fray Juan López de Segovia (Segovia 1440-Roma 1496) el primer traductor del Alcorán y autor de la famosa alegoría de corte oriental “Calila e Dima”, obra muy estudiada con grandes elogios por el profesor Valbuena Prats al que tuve la suerte de tener como profesor de Literatura Medieval en la Facultad de Filosofía y Letras, hace más de cuarenta años.

Juan López había nacido de una familia de sastres y tejedores en el alfoz extramuros de Santa Columba. Un hecho no aclarado en su juventud, acaso los misteriosos sucesos que se obraron en la parroquia de san Facundo, determinó su conversión al catolicismo. Fueron muchos los segovianos de origen semita de las dos religiones monoteístas que pidieron las aguas de gracia. No hay constancia histórica de tal hecho. Sí; la hay de que fue uno de los protegidos del gran obispo Arias Davila que provenía de la Casa de Israel, promotor del Sínodo de Aguilafuente. Los Sinodales fueron el primer libro impreso en castellano el año de 1478.

Cuentan las crónicas que  su decisión de abrazar la fe de Cristo le supondría malquistarse con su familia y no pocas persecuciones y befas al clérigo de origen judío. Profesó en la orden jerónima.

Conque huye a Roma. En la ciudad Eterna se acoge al altana y el papa Inocencio III. El papa le designa nada menos que penitenciario general para absolver los pecados reservados. Pero allá no se libró de los varapalos y persecuciones (acaso por su origen) que lo tuvieron en entredicho. Dio con sus huesos en una celda del castillo de Santangelo.

Ya en prisiones mandó pintar un cuadro de la Verónica, según sus biógrafos, con el epígrafe siguiente: “O Christe, praeter te, nullus est alius” (Dulce Jesús, sólo tú me ayudas y me comprendes) y en la cárcel papal acabó sus días.

Había tomado la borla como doctor en teología en Salamanca y en 1462 algunos meses después de ordenarse de presbítero escribe “Refutación contra el alfaquí mayor de la aljama de Segovia, Içe Gebir: Suma de los mandamientos de Cuná o Ley Coránica”. Donde  asegura ser materia de herejía gran parte de los versículos del Libro escrito por Mahoma al dictado de un ángel.

Era fluente tanto en la lengua latina, arábiga, y en la hebrea que aprendió de niño de bocas de sus mayores. El libro puso en pie de guerra a la morería. Afortunadamente, en estos años de la baja edad media, cuando hasta las verduleras sabían de teología, las disertaciones teológicas estaban a la orden del día y los debates entre las tres religiones, gracias a un cierto nivel de tolerancia en la Castilla de Enrique IV, no acababan en batallas campales. Ni salían a relucir las navajas. Imperaba el criterio de que el pensamiento no delinque y se cotejaban pareceres en la plaza pública.

Pienso que este clérigo segoviano cuya personalidad no ha sido lo suficientemente estudiada ▬ su obra está ahí ▬cobra singular importancia en la actualidad.  Juan López de Segovia asumía las tres grandes características de la raza: a) amor a la ciencia y al progreso al socaire de un cierto inconformismo; b) independencia de criterio hasta el sacrificio, pues sabía que remaba contra corriente en medio de una sociedad remolona; c) fervoroso amor a la tradición y su preparación y búsqueda, tan propia del ambiente a redropelo, y su fe en Jesucristo. Mucho se habla de la furia del converso.

En el alma de López de Segovia arde el mismo fuego que inflamó de celo católico a la gran Teresa. Al atreverse a verter el Alcorán y tenérselas tiesas con los ulemas de la capital demostró su encomiable gallardía espiritual. Estoy seguro que a este  fraile, de vocación tardía, bautizado ya de joven, en contra de la voluntad de sus padres, en la pila de agua bendita de santa Columba, el Señor habrá inscrito su nombre en el Libro de la Vida.

Siempre es bueno que los judíos vayan a su aire. Dicen que la historia empieza cuando uno del pueblo elegido dice que no.

MOZOS DE ESCUADRA INFANTERIA ESPAÑOLA PURA Y DURA AUNQUE NO LE GUSTE A LA ALCALDESA COLAU



MOZOS DE ESCUADRA

 

La exaltación del catalanismo ▬cualquier circunstancia se aprovecha para glorificar ese sentimiento patriótico regionalista corto de alcances que va a dar finiquito a seis siglos de unidad española: la muerte de un futbolista holandés, incluso el accidente de unos becarios Erasmus en Tarragona. Mismamente, el control de nuestras multas de tráfico está en manos de una leridana una tal Seguí dineros para las arcas de la independencia▬ arremete contra las esencias de la verdad histórica. Nada tan español como la palabra mozo de escuadra. Era una unidad de la infantería con que operaban los Tercios Viejos. Tropas de asalto. Los mozos de escuadra eran los que pusieron una pica en Flandes, infantería pura y dura, curtidos en el cuerpo a cuerpo y manejando la pica que era la reina de las armas por aquel entonces. Las picadas atacaban en cerrada formación. Bien se comprende que a pesar del valor de estas tropas las bajas en combate eran crecidísimas. Los que entraron en Amberes y sembraron el terror entre los defensores de Guillermo de Orange eran recios militares catalanes herederos de la tradición almogávar. Los mejores soldados al servicio de la corona castellana.

 

Cien hombres bajo el mando de un cabo integraban la escuadra. Formaban la cuarta parte de una compañía la mitad de un pelotón. Un pelotón de soldados salvará a la civilización decía Napoleón y de ahí esa exaltación militarista: la Colau pone en ridículo a los oficiales del ejército español, mientras es una consigna en nuestros medios, que se hable de los “mossos” con veneración y a toda hora, y mal de la Guardia Civil y la Policía Nacional. Doña Colau nos cuela otro gazapo. Ella como todas las que sucumbieron al furor erótico del tribadismo no sólo va contra la historia sino contra natura.  

 

Es el fruto de nuestros medios bajo las garras de la masonería intrépida. Por lo visto están siendo entrenados por el Mossad hebreo sin que el ministro de Defensa un tal Morenès, quien por cierto es catalán, haya dicho esta boca es mía al respecto.

 

Francisco de Valdés en su “Espejo de Disciplina militar” dice que la principal tarea de los soldados escuadrados es la de vigilar las avanzadillas y servir de centinelas del regimiento.

 

Su dotación: armas ligeras el arcabuz que luego sería sustituido por la escopeta y la espingarda. Pero su principal arma de defensa y ataque era la pica.

 

La operatividad de estas tropas depende de su movilidad por lo cual el equipo de su impedimenta será liviano. Que calcen sandalias (soleae o crepide como la infantería romana pero para las grandes marchas utilicen cáligas tachonadas.)

 

Está claro que las esparteras de los mozos abiertas y tan poco castrenses pues no sirven para marcar el paso ni pegar taconazos se justifican en una razón histórica: los mozos de escuadra eran los primeros en entrar en combate, de ahí su aspecto tan poco marcial.

 

La legión hace bajas al enemigo en zapatillas y los “mossos” caminan en “espanyeras” llevando a mando espingardas con su correspondiente mecha.  Tenían por oficio asaltar parapetos de las enemigas trincheras. Participaron en el saco de Roma de 1527. El papa hubo de refugiarse en Santangelo. Los catalanes no habían recibido sus soldadas y estaban furiosos. La pecorea, los desmanes, los raptos y robos son fáciles de suponer. Un ejército no está para repartir rosas ni largar besos sino para hacer carne. Pero estos en su afán de querer el andao palante ta,bién se han sacado de la manga lo de “ejércitos solidarios”.

 

El resto del uniforme sombreros de copa traje de gala, y la indefectible barretina, herencia de la caramañola era el atavío con que los guerrilleros catalanes atacaban a los franceses en la guerra de la Independencia. Todavía cuando pasamos por Vic los ecos del tambor del Bruch suenan en nuestras orejas.  Los independentistas de todo sacan tajada y a la verdad histórica ▬la españolidad de estas cuatro provincias▬ le dan la vuelta. Y ahí te quiero  ver, escopeta.