2020-12-03

DEDICO ESTE ARTICULO A LOS CINCO MIL SOLDADOS MUERTOS DE LA BLAU. os rusos están siendo manipulados por soros pero sigo amando la espiritualidad ortodoxa. la serpiente repta

 LA NOCHEBUENA DE UN KAROBO EN EL FRENTE DEL ESTE.  CARTA A SU MADRINA

 

A los veinte mil españoles que murieron en Rusia. Ojalá que su muerte haya  servido para algo

 

Antonio Parra

 

Posición 375 sección de Antiaéreo. Frente del Este 24 de diciembre  de 1942



Querida Aderita;

 Recibí tu carta ayer.  La trajeron los del hipomóvil de la Comandancia.  No había podido hacer el reparto en siete días pues hemos tenido una cellisca de las que hacen época.  Estos sí que son tormentas y no las del Bierzo.  Gracias por los aguinaldos con el turrón y la botella de coñac él detente bala y la estampa del Niño Jesús que hemos colocado en sitio preferente de la chabola y está Jesusín hecho un sol y yo no sé cómo con esos taparrabos blanco puede aguantar los treinta y dos bajo cero. ¡Cómo es Dios y todo lo puede!  No le harán mella ni las balas y lo que decía nuestro general el otro día en una arenga que radiaron por radio Berlín: fuerte será el invierno ruso pero más recia es mi raza.

 Y tan recia, pachasco, el divino Niño lo puede toda. Aguantar la helada y la nieve que tapa los ojos, hacer que se hayan calado esta noche por ser Nochebuena los organillos de Stalín. Hasta parece que lo conocen, oye. De vez en cuando nos lanzan octavillas en castellano muy bien escritas por cierto y nos dicen mejor estabais, puñeteros, al brasero con vuestras abuelas o junto a la estufa de un baile y no aquí.

Habéis venido a defender a un tirano, el señor Hitler, pero un cabo primera de la Plana Mayor gaditano ex legionario, agarró el altavoz y les dijo en perfecto idioma de Pushkin que estábamos aquí en devolución de visita. Que en Cádiz son así de despreocupados mentales y que se mueran los feos y tal y tal. Nos elevó un poco la moral pero la verdad que no está el horno para muchos bollos y la tenemos por los suelos.. Ojala Desusito haga un milagro. No estoy muy seguro de que nos lleguemos a ver en carne mortal. Tampoco importaría mucho. Un soldado no es nadie. Un número. Un nombre en una esquela, una inscripción sobre una tumba con un casco de acero y en el vértice dos palos cruzados. Si caemos en la tierra rusa quiero que sea por algo y no estoy escribiendo mi testamento pero esta noche es Navidad y se me amontan las congojas.

Si me atizan en un fregao estoy seguro de que tú pensarás en mí. Ah aquel chaval de Soria que se fue a estudiar a Madrid Filosofía y Letras, luchó con los rojos pues quería cambiar el mundo. Lo cogieron los nacionales y para redimir la culpa se apuntó a la División Azul. Un chalao. Un quijote. Un idealista  pero no del todo mal persona. Un cabeza loca. Que quieres te diga Aderita. A mí esta tierra no se si me gusta o no me gusta pero me impresiona me embruja. Es tal y como la pensé cuando leía a los maestros rusos en el caserón de San Bernardo.  luego está esta naturaleza inmensa inabarcable. Pues verás nos liamos a cantar villancicos como descosidos y después llorábamos todos como bobos.  Hasta al Teniente Müller- espero que esta noche no tengamos fuegos artificiales y que los ruskis no nos localicen con los focos de sus potentes trazadoras porque entonces empezaría la caza del conejo, que atacan en horda y son tan valiente y nos les importa morir, suena el pito de un oficial y todos se lanzan a la bayoneta calada, una columna es repelida y entonces salta otra y otra y la siguiente- que manda la batería y es un militar prusiano de aspecto seco y que parece poco sentimental le rodaban las lágrimas.  El tapabocas también te lo agradezco y más sabiendo que ha sido tejido por ti con una toquilla que era de tu abuela.  La botella de Carlos III nos la chiscamos en amor y amistad fraterna.

 No me dio a tiempo a dejar un poco para luego pues cuando iba a la escuela y me daba mi madre un pan y una onza de chocolate lo mordisqueaba con mucho tiempo y decía esto para después. Aquí no tenemos el sentido del ahorro como comprenderás. Te pueden atizar un tiro al momento siguiente.

  El cabo Seidenbaum escotó unas salchichas y varias botellas de aguardiente del que por aquí llaman schnaps junto con una botella de vodka que tomó de un ruso que hicieron prisionero y alguien sacó una guitarra y una pandereta.  Y fuera penas.  Dirás que somos unos borrachos pero no.  Sin algo de calor en él estomago aquí te arrices pues como te digo aquí hace mucho más frío que en León. Dirás que por que té cuentos estas cosas.  Pues es que no te tengo nada que contar.  Aquí sólo hay nieve y nieve.

 Hasta los árboles se sumen debajo del talud blanco y se redondean las casas de los enanitos del bosque como en los cuentos de hadas. ¿Es Rusia el país de los cuentos de hada con leñador, trineos y mujiks y coros que cantan como los ángeles? El otro día una panienka de la retaguardia nos trajo dos panes de mijo y una icono del niño Jesús pero aquí el Jesusito no está desnudo sino bien fajado y con los faldones de cristianar como dice el Evangelio de san Mateo.

 El nuestro en taparrabos es más carnal y preciso. Pero ellos que guardan su religión un poco por lo antiguo son más imprecisos así que su cristianismo menos concretizado parece que llama más a la puerta del corazón. Perdona que haga estas reflexiones tan profundas y teológicas pero uno de loes efectos que he sentido del contacto con el Frente del Este ha sido por tener mucho tiempo libre, todo el del mundo, mientras estas de plantón, esperando a que llegue la muerte, en esas cosas sagradas de la religión. Claro que me acuerdo mucho de Dios. Sin embargo el teniente Weinmüller no es de la misma opinión. Piensa que no hay nada después de esto…

  Villancicos.  Cantamos La Marimorena y él Veinticinco de diciembre Bum Bum. Por aquí también hay catalanes y lo entonaron en el idioma de su tierra. Somos una sección mixta de artilleros alemanes y españoles.  Mi unidad quedó tan diezmada en los últimos días que hubo que agrupar fuerzas.  Nos entendemos como ponemos pero yo he aprendido algo de alemán aunque casi me entiendo mejor el ruski que me parece menos difícil y en esa lengua me sé varias frases.  Una que nos aprendemos cuando en las largas marchas pie desde Grodno hasta esta zona que llaman la Rusia Blanca entrábamos en las isbas o casuchas de los campesinos medio despeados y muertos de sed y de hambre y nos salían a recibir niños descalzos abuelas sonrientes y pobres viejos cubiertos de harapos.  Y allí la cantinela de siempre.  Y miña yest ñiet karovo ni malieko que quiere decir se nos han muerto las vacas no tenemos leche.  Pero los pobres nos daban a los soldados lo que tenían y encendían el samovar y nos calentaban té con un poco de pan. Nosotros le dábamos nuestras raciones. Les hacían mucha ilusión las cantimploras de nosotros de estaño de la Intendencia española. Pero les daba lástima de nosotros. ¿Por qué no tenéis ropa de abrigo. Cuando llegue el invierno al Volga os moriréis de frío. Razón llevaba la babuska. Estos campesinos saben mucho.

  Las abuelas bondadosas nos persignaban en la frente pues así son cristianas Aderita y eso no me lo suponía yo que nos había dicho que eran los rusos comunistas y rojos perdidos.  Pues no es cierto.  En las chozas aun en las más miserables había imágenes de Nuestro Señor y de la Virgen.  Tienen mucha devoción a la Madre de Dios que llaman Blogodortisa.  La, lamparilla encendida día y noche me recordaban un poco el altar de mi pueblo cuando ibamos al rosario y hacíamos genuflexión de rodillas ante el Santísimo.  Los rusos no se arrodillan, se inclinan y se hacen la cruz continuamente. Dicen que para espantar a los malos espíritus.

 Esta buena gente me impresionó y me pregunté que hemos venido a hacer aquí a esta tierra a sembrar la muerte y destrucción.  Muchas dudas me asaltan Aderita.  Aquí hay un comandante Schmidt que dice que la invasión de rusia ha sido un error de Hitler.  Que todos creíamos que lo que había que cambiar eran la desigualdad de pobres y ricos.  Schmidt dice que el diablo se metió en la cabeza loca del Führer.  Y que esto es una locura.

 A mí la verdad nada me hicieron los rusos pues aquí los comunistas que había en España no los vemos por ninguna parte, sin gente humilde y llana y muy sufrida como los castellanos, claro que el comandante Schmidt sólo profiere esas dudas cuando ya llevan en el cuerpo cinco o seis copas.  Y como para su camisa porque puede ser arrestado, yo soy el cabo pieza de un cañón que llamamos Ocho- Ocho.  Me harté a disparar contra los aviones rusos y alguno he conseguido abatir. Luego sentía remordimiento. Me daban pena de los pobres que iban en la carlinga. Eran soldados y jóvenes y con toda una vida por delante como yo. Pero buena gana cada vez vienen más, son un enjambre.  El otro día sacaron a diez o doce de la Wehrmacht que estaban metidos en unos pozos de tirador.  Eran alemanes casi unos niños.  Tenían los pies congelados, se escucha el día y la noche la música de los organillos de Stalín.  Les paramos de momento pero al poco rato traen refuerzos y atacan y atacan.  Como condenados al son de los pitos y pífanos de sus comisarios. Al fondo el cielo se tiñe de rojo.

  Es el infierno de Stalingrado, .  Ayer estuvieron pasando convoyes de batallones destrozados de retirada.  Eran infantes rumanos.  Mal se presentan las cosas, querida Aderita.  Y yo mañana que es Nochebuena cumplo 22 años. ¿A que he venid yo a Rusia, Dios?  Una voz interior me dice que para cambiar el mundo para hacerle mejor para defender a España del Comunismo pero la verdad es que no lo tengo muy claro. Todas esas son palabras huecas de un vanílocuo idealista como el que te escribe.

  Me alisté voluntario en la División Azul.  No sabía dónde me llevaban ni adonde me metía, al principio todo iba bien y avanzábamos casi sin pegar un tiro.  Yo cogí un mal constipado y me hospitalizaran en una ciudad que se llama Vilna.  Me lo pasé en grande pues conocí una muchacha y fue conmigo al baile un par de veces pero al siguiente día al ir a  buscarla vi cómo la sacaban de su casa unos policías de paisano con abrigo de cuero y cara de muy pocos amigos.  Recuerdo su nombre Ester, era judía y a mí por “confraternizar con el enemigo” por poco me fusilan. Todo se quedó en  una orden de arresto de dos días en el calabozo y me enviaron otra vez al frente. Por lo visto la Ester organizaba partidas contra los alemanes. Las leyes de la guerra son terribles pero no creo que la enchiqueraran por su raza ni por su religión, sino por terrorista.

 Ya te lo he contado maja.  Aunque no te conozco me pareces una chavala estupenda y hasta pienso que si regreso con vida de esta ratonera me gustaría pedirte relaciones.  Estás muy guapa en la foto, tienes una cara de buena persona. Mándame más.  En fin tu estampa piadosa  me ha recordado otras navidades más felices y el niño Huesas me mira con cara de  ternura y hasta parece que me habla a mí solo a mí y me dije Celerizo, yo te voy a ayudar.

 Y me quedo ensimismado contemplándole.  Mis camaradas dicen que es un Jesús muy bonito, los alemanes no tienen imágenes pero creo que son también cristianos, no creen en el papa.  Los domingos suele venir un páter que creo que es luterano se pone un gorro muy raro y una estola negra como la de don Saturnino el cura de mi pueblo y cantan himnos y ya está pero no dicen misa como los católicos, sólo cantar y los soldados los cantan con mucha devoción pues parecen sentir muy adentro su religión más que nosotros.  Para que te vaya a contar si no son calamidades aunque así me desahogo.

 Soy el único que queda de los españoles porque han ido cayendo todos.  El jueves le atizaron a un asturiano que se llamaba Teófilo Muñir.  Salió a hacer del cuerpo el hombre y por lo visto se puso en un sitio algo lejos de la chabola  que no tenía desenfilada y le arrearon. A Rodrigo que era mi mejor amigo un obús lo dejó sin pierna y lo evacuaron a Riga.  Pero esta muerte de Muñir me impresionó.  Murió en mis brazos.  Llamaba a grandes voces a su madre y a mi se parte el corazón.  Madre y el eco clamaba cual voz en el desierto po  la inmensa estepa, retronaba su voz moribunda.  Madre, madre ¿dónde estás? Dios le tenga en su seno. Pero ¿por qué no baja? ¿Por qué no hace algo?

  Aderita me dices en la tuya que no haces más que rezar por pues esas preces me vienen bien.  Tus velas a la Virgen del Camino han dado resultado aunque pienso que salgamos enteros de aquí va a ser un milagro y de los gordos.  Madre.  Madre y las voces que pegaba Teófilo eran la misma s que otro asturiano también amigo del alma que se llamaba Agustín al que atizaron a lo tonto. Era también muy fraterno.  De Séller.  Me decía que  tan pronto acabase la guerra me convidaba a las fiestas de su pueblo que son por san Pedro y los marineros hacen una ceremonia muy ocurrente y chistosa que llaman la amura vela.

 Se llamaba Agustín Fito.  Si esta carta llegase a tus manos yo quisiera que se las remitiese por favor a su familia que vive en ese pueblo dándole mis condolencias.  De mi vida aquí poco puedo contarte. Es muy monótona.  Los días se parecen unos a otras como dos gotas de agua.  El único aliciente es la llegada de la estafeta con la carta de casa momento feliz, que se mueran los feos, abajo las penas.  Lo demás comer y dormir. Uno se embrutece y no piensa en nada. Sólo en sobrevivir pero las balas cuando vienen de a hecho, como las cartas traen en el membrete tu nombre y dirección y hay que recibirlas. Pero la que te ha de matar, dicen los veteranos, no la sentirás venir.

  ¿Quien inventaría las guerras Aderita? Todas son guarras las guerras. Llenas de obscenidades. Parece que las prepara una gentuza. Son los mismos de siempre. Los discípulos de Satanás los que no pueden vivir sin verter sangre en el altar de Moloq.  La verdad es que cuando recibí felicitaciones de la Komandatur por haber abatido a cinco cazas enemigos no me sentí un héroe, me pusieron la cruz de hierro pero yo estuve de decirle al comandante que se metiera la condecoración por donde le cupiera y si no lo hice fue por tenemos s que me fusilen.  Fue de pura chiripa mi coronel, respondía. Si dijese lo contrario mentiría. También me pareció un despropósito que condecoraran por el merito al valor al camarada que las diñó mientras estaba en las letrinas. A titulo póstumo y muerto en combate rezaba el parte. No me hagas reír.

 No.  No me siento un héroe ni  odio a los rusos. ¿Por que tener que disparar contra gente que no conozco y nunca se han metido conmigo?  Velay mis contradicciones, Aderita bueno madrina, Felices Pascuas y ojalá el año que viene de 1943 sea prospero y mejor que este puñetero 42.

 Estoy seguro de que nos vamos a ver pronto tú y yo que guay  vamos a hacer buenas migas. ¿Te gustan los bambinos?  Claro que te gustarán a no ser que tengas vocación de monja.  Reza mucho por mí y  con el Santo Niño Jesús de Praga, aprieta, maja en tus oraciones, que a ti debe de hacerte caso pues eres muy buena, una santa.  Lo necesito.  Y sin otro particular y desando la pasas bien la Nochebuena se despide este tu amigo y admirador este Karovo que lo es.  Tu ahijado de guerra. Arriba España. Viva Franco Heil Hitler

  Fermín Celerizo, sargenteo primero de Artillería

Frente del Este.

 

La carta del sargento Celerizo la encontré yo el otro día hurgando entre los baúles traperos que hay en el hórreo de nuestra casona. Era una carta amarilla de color desvaído por el tiempo que estaba junto a otras e iban dirigidas mi tía Fifi que antes de estallar la guerra hablaba según decía entonces con ese chico de Cudillero que cayó en la estepa. Sentí una emoción intensa y miedo a profanar el relicario de una triste novela. La tía Fifí se quedó soltera. La conocí que venía a nuestra casa y muy cumplida y ceremoniosa pues había sido educada para ser una señorita nos traía el bollo de Pascua. De moza debió de ser airosa pero cuando yo la conocí estaba vieja y algo encorvada. Pensé a verla en Doña Berta la protagonista de uno de los cuentos de Clarín que quedando para vestir santos le guardó ausencias al único amor de su vida. ¡Demasiado romántica! Quizás el amor no tenga nada que ver con el sexo. Pero Tía Fifí se volvió algo gruñona muy murmuradora y muy beata. Había celado bien el secreto de sus amores. Nunca la vi llevar otra ropa que no fuese de luto. Con respecto al sargento Celerizo investigando sobre estas cuestiones llegue a saber que regresó de las trincheras aunque con un brazo de menos. Le dieron un puesto en Segovia y vendía caramelos, periódicos y chuches. Debajo del mandil de menestral siempre asomaba el forro de su camisa azul. Era una buena persona. Sin embargo en el frente contrajo el vicio de la bebida. Los chaveas del barrio de Santa Eulalia se reían de él y le ponían motes. Le tiraban piedras a su chiringuito y decían:

-Borracho… borracho, tío Braguetita.

-Si voy-respondía-condenados niños os meto un brazo por una manga.

Lo del sobrehúsa Braguetita le debía de venir porque ya de mayor estaba algo de la protesta y tenía que salir detrás del kiosko a hacer aguas menores. Fue un idealista. Un soñador y un perdedor. Contaba historias extraordinarias de Rusia y cantaba con hermosa voz de bajo. Una vez cuando yo era seminarista fuimos a entregarle un aguinaldo como se solía hacer con los pobres de la ciudad por Nochebuena. Nos miró a todos muy emocionado;

-Que majos estáis curillas con esa sotana esa beca y ese bonete. Si yo volviera a nacer me haría pope. Para entonar las letanías y  cantar en ruso el paternóster. Pope ruso. Nada de cura católico.

-¿Y eso por qué, tío Braguetita?

-Anda demonio. Cosas de la vida.

Era un bendito de dios. Murió de una borrachera. Pero no lo hizo por vicio sino para aliviar los terribles dolores que le ocasionó un cáncer de protesta. El vino al fin y al cabo es sangre de Cristo y él creía en la resurrección. Algunas tardes se le veía asistir a las Viseras en la iglesia del Salvador o en la de Santa Eulalia  y prosternarse ante una imagen del Perpetuo Socorro que había traído del frente. Este icono luego desapareció o lo robaron. Era un cuadro muy valioso y también milagroso.

Si alguien le preguntaba que por que tenía tanta fe en aquella imagen que era tan abstracta y tan poco significativa y no como la dolorosa de Santa Eulalia que parece tan guapa y a la que le hacen todavía más guapa las lagrimas que ruedan por sus mejillas de escayola el sargento  de artillería respondía invariablemente:

-Precisamente por eso porque esta Virgen es más misteriosa.

-¿Y a que viene usted?

-A pedirle una buena muerte para que resucite con su Hijo al tercer día. Yo creo en la resurrección.

Entonces se calaba y se volvía por donde había venido.

De ambas parroquias era feligrés. El sargento Celerizo después el tío Braguetita era un bendito de Dios. Y murió como un santo. El vino le ayudó a soportar el tormento de su agonía.

 

 

viernes, 21 de diciembre de 2007

la ministrilla Robles entra en pánico

 LA ministrina  cartera de Defensa y averiado maxilofacial, me han dicho que se fue por la pata abajo sabidora de que hay descontento en las filas militares razón de una carta de abajo firmamentes jefes y oficiales.

Esto no puede seguir así, señoría. Hay que LEERLES LA CARTILLA a unos cuantos en la judicatura, la política y el periodismo.

Estas cartas revelan el malestar general entre los españoles ante la dictadura de la conspiración  del gobierno que encabeza Sánchez Cabeza Gorda que subió al poder mediante un pucherazo y al pijoflatuta del Moños lo encaramó a la Moncloa con  dineros turbios de los campos de Haceldama algo muy  desdeñable, recordatorio el roble del que se colgó Judas. Léase Soros

La deposición de la ministrita olía bastante mal. España sobrenada en esta mierda. Dios quiera que no se convierta en sangre. Los judíos la conspiración universal. El engaño la triquiñuela la treta el infundio el embarque las urnas manipuladas el pucherazo.


SI MEAS HASTA ALLA LEJOTES ERES UN BOMBERO

 

COPROLOGÍA

 

DOMINIQUE LAPORTE ESCRITOR FRANCÉS de nombradía especilidad sus bestsellers (como Reverte acá) acaba de publicar una historia científica de la coprología. No podía ser de otro modo en un país como Francia que inventó el bidet las conveniencias publicas o mingitorios y la guillotina. Y es que una buena parte de nuestra vida nos la pasamos cagando. Caga el rey caga el Papa y del cagar nadie se escapa. cagar es un placer sensual en el que no se peca por lo visto. un diez por ciento de nuestra vida son las letrinas. Haciendo aguas mayores y menores nos pasamos largos ratos y algunos les vienen las ideas, caspita, puestas las nalgas sobre el inodoro. Estamos al cabo de la calle cuando se acaba de la posthistoria y del fin de las ideologías. Evacuar es una función fisiológica que genera un placer agradable aunque mal tufo. La historia de la humanidad es la historia del inodoro ese invento francés sobre el cual se han reclinado tantas epifanías a veces mortales porque Bellido Dolfos mató a Sancho I de Castilla cuando obraba detrás de una cerca. Helo, helo por do viene el infante vengador. Le dispara un venablo y ahí se quedó. a mí los recuerdos más agradables, si exceptuamos la hedentina poco agradable, me vienen estando de alivio. Para los tímidos el retrete es su refugio y una a tabla de salvación que llaman el W C (Water closet) lugar cerrado para los abstemios filosóficos. en cualquier chequeo rutinario médico lo primero que te pregunta el galeno es: ¿qué tal obra? parece ser que el estreñimiento está relacionado con la abulia, la depresión y el cáncer de colon. La coprología es todo un genero literario tan importante como el erótico donde los poetas pueden poner a contribución su ingenio so pena de ser tratados de asquerosos por la critica. en castellano lleva el portaestandarte de esta escuela relacionada con la mierda. Como dice el salmista entre heces y mocos nacemos y en la corrupción de la materia nos vamos. ¿De qué te enorgulleces tanto hombre de Dios? ¿Por qué fardas tanto con polvos liftings y afeites mujer vanidosa? tu cuerpo es un equipaje de amor para la tierra Esto es como ví yo en una aleluya del colegio caga alegre caga contento pero caga dentro. Y otra en los excusados de Oxford que ponía una marca en lo alto de la puerta del retrete "if you piss up to here you are a fireman" (si meas hasta aquí eres un superman de bombero)

 

 

CHEJOV

CHEJOV INSUPERABLE

 

 

"La sala numero seis"

 





 

Nuestro destino no está escrito en las estrellas como creían los clásicos. Guardan los designios particulares y generales de la humanidad algunos libros que son más proféticos que los del VT. En sus páginas alienta una pulsión divina a pesar de no estar registrados en la Biblia. Este es el caso de Antón Chejov. He vuelito a releer en una noche de fiebre y de gripe “La sala número seis” y al acabar sus menos de cien páginas al amanecer lo he girado sobre la almohada en medio del desaliento. He visto reflejado en sus 19 capítulos la película de mi existencia: el joven ardoroso que se iba a comer el mundo, el aprendiz de escritor que se fue a Londres, Paris, NY, que amaba la ciencia, el arte, la belleza y a la humanidad que confiaba en la redención del ser humano, que vivió encastillado en su torre de marfil leyendo libros y más libros que atesoraba desde su juventud y los tenía catalogados y numerados en el sancta sanctorum de su biblioteca. Un hombre al tanto y al corriente de las nuevas ideas suscritos a revistas de vanguardia que cree en la buena fe de sus semejantes pero pronto se da cuenta de que es un mirlo blanco, una rara avis, que tuvo amoríos apasionantes y maravillosos pero que termina casándose con una mujer vulgar, y vive cercado de ramplonería, de zoología, de egoísmo, de esa violencia que siempre genera la política manejada por intereses rastreros y engañosos. ¿Quién puedo ser yo el doctor Raguin al que sus deseos de mejorar a la condición humana le volvió un incomprendido y al final acabó loco? ¿El sombrerero judío que perdió la razón una noche en que se le incendió su tienda y al que maltrata el guardia de seguridad-conserje-lacayo de la autoridad el bruto de Nilkita? ¿Soy el enfermo Gromov que vive preocupado por el tema de la inmortalidad? O soy el usurpador: el sustituto, el trepa el que le quita la plaza al pobre Raguin acusándole de haber perdido el juicio. Chejov traza en estos cuadros un esquema a vuelapluma de la Rusia finisecular y decimonónica pero su diagnóstico es valedero no sólo para aquel país sino para los hombres de todos los tiempos y latitudes. El eximo protagonista de este librito tuvo vocación al sacerdocio pero por mandato paterno ha de abrazar la carrera de medicina. Creo que es el libro más biográfico del autor del “Jardín de los Cerezos”. Su padre, diacono era chantre en una parroquia de provincias y quería que su primogénito pudiera desempañarse en una carrera más lucrativa que la eclesiástica para poder así contribuir a la manutención de la familia, cosa que cumplió Antón hasta la extenuación porque para pagar los gastos de la numerosa prole escribió tanto que murió a los 44 años. Un articulo, un cuento no pagaba la comida pero subvenía los gastos y una obra de teatro ayudaba a alquilar la casa durante un mes. En toda la prosa de Chejov perdura, sin embargo, esa majestuosidad, ese tempo, rodeado de grandeza y de sencillez ( v e l i c h a ñ i e) de la liturgia bizantina. Es como algo mágico. Sin embargo, en este libro se nos muestra como un perfecto forense haciendo una bisección del alma humana. El eximio médico egresado de la Facultad de Medicina de Moscú acaba como director de un nosocomio en un rincón perdido de la Rusia profunda a más de 200 verstas de la estación más próxima del ferrocarril, rodeado de gentes mezquinas “que se pasaba la vida entre la baraja y las pequeñas intrigas y chismorreos, sin interesarse por nada y arrastrando una vida llena de triviliadad… No nuestro pobre pueblo tiene mala suerte”, exclama el autor acaso sin ser consciente de que Rusia tiene la suerte de contar con escritores tan enormes como Chejov que pueden hacer autocrítica de su país y que la vida en Tula resulta muy parecida a la de Chester, Tucson, México, Rosario o Zamora y lo que hace grandes y libres a los pueblos es esta capacidad de denuncia y de reacción. De este modo creo que la literatura rusa recoge el testigo de la grecolatina para proyectar problemas y tipos universales. Pero este opúsculo personalmente tuvo su historia. Hace unos meses se lo regalé a un amigo y el otro día me lo encontré en Riudavets desencuadernado y desfondado pero con mi nombre. Volvía a mí. Debo de tener por casa algún ejemplar suplente. No olvidaré que este texto en una edición de la Austral que yo había adquirido en la Casa del Libro en 1964 me acompañó en la noche triste del Parque de San Francisco de Oviedo. Yo me venía a casar con una moza y la pobre no se sintió con fuerzas de aguantarme- ahora la comprendo perfectamente- y ella renunció al altar un día antes de la boda. Dentro de las paginas guardaba una imagen de la Virgen Iverskaya, la santa matrona de Moscú y un fotografía mía de niño rubio con mis padres en la entrega de llaves de una casa en Segovia acompañados por el coronel Tomé. Esta fotografía la perdía pero la imagen de la Iverskaya se dibujó en la cima de uno de los robles del parque de San Francisco. La Virgen consoladora vino a sumarse a mi dolor cuando había sido abandonado de todos incluso de mis padres, y permitió que, humillado, ofendido y arruinado, pudiera regresar de nuevo a mi hogar en Londres. Es por esto por lo que tengo esta historia de Chejov por taumatúrgica reclamo para el humano dolor y la resurrección. Novela redentorista en que se estudia la barbarie y la crueldad de las cárceles. . Dijo Quevedo que toda la vida es cárcel. La vida es cárcel de la muerte. El amor es preso del odio y las instalaciones de la institución psiquiatrita es alegoría de ese barco prisión y manicomio. “Hay dentro del recinto del hospital un pabellón rodeado por un bosque de arbustos y hierbas salvajes. El techo está cubierto de orín, la chimenea medio arruinada, y las gradas de la escalera medio podridas. Un paredón gris coronado por una carda de clavos hacia arriba divide el pabellón del campo que produce a la vista una triste impresión…” el pabellón de dementes es el barco que nos lleva. Acaso la vida no sea más que una locura que nos arrastra. Por eso sufren tanto los hipersensibles, los más conscientes pero Jesús siempre les dirá “bienaventurados los que aman”.

Hay libros que puso Dios en nuestro camino para que reconozcamos nuestra estupidez y miseria y “La sala numero seis” es una de ellas.

  

MIRADERO

 

CASTELLANO HEROE DE BRUNETE

 

fuiste ola y batahola

turma de los mares

vigía de los pechos

sobre el malecón

Detrás de tu huerto que tú cuidaste con tanto tino

Hoy se espigan las lechugas

su abandono me habla de tu ausencia

Ramiro que subiste desde la alta Castilla a este balcón miradero

Veterano de la batalla de Brunete

Rabanero peñafielero

Altas almenas

cuando hablábamos en la cuesta

Mucho te preocupaba la muerte

 

AL TENIENTE SILVINO PARRA EN SU LECHO DE MUERTE

 

A MI PADRE MORIBUNDO

 

Estabas, padre mío,

Tendido en aquel lecho blanco

En la sala aséptica

La muerte es silenciosa

Iban y venían las enfermeras

Te vi estremecerte en el rigor mortis

La muerte no es el final

En Gómez Ulla cuerpo de guardia

Arriaban bandera

Y no había consuelo a nuestro dolor

Toque de silencio para siempre

Y oración

En la pantalla el computador

Del marcapasos se fue a horizontal

dejaronse para siempre las horas sima y las horas valle

Adiós para siempre Adios

MOSCÚ LLEGA EL INVIERNO

"El brillo de la nieve se suaviza, casi acaricia el ojo". Clásicos - sobre el invierno de Moscú

"El brillo de la nieve se suaviza, casi acaricia el ojo".  Clásicos - sobre el invierno de Moscú
P. Bouchard. Vista del Kremlin y la Catedral de Cristo Salvador en invierno. 1890
Nikolai Gogol añora Roma y exige cocinar ravioles, Alexander Pushkin tiene un corte de pelo de vieira y León Tolstoi se aburre en sociedad y caza un oso.

El primer día de invierno abrimos cartas y diarios de clásicos rusos. Descubriremos lo que soñaron, lo que les molestó y lo que temieron, mirando los copos de nieve, las ramas desnudas de los árboles y conciudadanos bien vestidos.

Pushkin piensa en la belleza

“¿Cómo tuviste el corazón para escribirlo? ¿Cómo pudiste pensar que estaba atrapado en Nizhny por culpa de esta maldita princesa Golitsyna? ¿Conoces a esta princesa Golitsyna? Ella es una gorda como toda tu familia junta, incluyéndome a mí " (de una carta a Natalia Goncharova, 2 de diciembre de 1830)

Alexander Pushkin escribió esta carta a su esposa Natalia Goncharova el 2 de diciembre de 1830, pocos días antes de su tan esperado regreso a Moscú. Detrás - los tres meses que el escritor pasó en su finca Boldino, donde estuvo atrapado en cuarentena debido al cólera furioso, adelante - una feliz vida familiar con una niña, cuyos padres buscó el favor de tanto tiempo.

V. Hau.  Retrato de N. Pushkina.  Fragmento.  1843 añoV. Hau. Retrato de N. Pushkina. Fragmento. 1843 año

En separación, la poeta le enviaba constantemente cartas llenas de amor, ternura y cuidado. Y, a veces, ironía: Pushkin de alguna manera le preguntó en broma a la novia si se había casado con otra persona durante este tiempo. Natalya Nikolaevna, quien se tomó en serio su ataque, en respuesta, acusó al novio de que aún no había ido con ella debido a Avdotya Golitsyna, a quien visitaba a veces. Goncharova, como todo el séquito de Pushkin, sabía que antes, en 1817-1820, estaba enamorado de una hermosa princesa.

Justificándose, el poeta caminó poco halagador sobre su apariencia, como si olvidara que hace unos diez años pasaba todas las tardes en el salón Princesse Nocturne, como se llamaba Golitsyn, y le dedicó ferviente poesía. Quizás ni siquiera era astuto, tratando de justificarse. En la década de 1830, muchos de los que conocieron a la princesa lamentaron que su antigua belleza la hubiera abandonado. Esta circunstancia, sin embargo, no molestó a la propia Golitsyna: las matemáticas, la filosofía y la literatura interesaron a esta dama más que las apariciones espectaculares en los bailes.

O. Kiprensky.  Retrato de A. Pushkin.  Fragmento.  1827 añoO. Kiprensky. Retrato de A. Pushkin. Fragmento. 1827 año

Pero Pushkin en diciembre de 1830, aparentemente, a menudo pensaba en la fugacidad de la belleza, tanto de otra persona como de la suya propia. Esto es lo que le escribió a su amigo, el oficial Nikolai Alekseev, ya al llegar a Moscú:

“Escribes que has envejecido, mi eternamente joven; Me gustaría mirar tu cabeza calva y tus arrugas; Probablemente, tampoco me habrías reconocido: me he llenado de patillas, me he afeitado bajo una vieira, me he calmado, flácido, pero eso no es nada, ¡he conspirado, alma mía, conspirado y me casaré! y sin duda le haré saber lo que es una vida matrimonial " (de una carta a Nikolai Alekseev, 26 de diciembre de 1830)

Gogol espera la primavera

“¡Si supieras lo dolorosa que es mi existencia aquí, en mi país! Espero y no puedo esperar a la primavera y el momento de ir a mi Roma, a mi paraíso, donde volveré a sentir frescor y fuerza refrescándose aquí ” (de una carta a Mikhail Maksimovich, 10 de enero de 1840)

El destinatario de esta triste carta es un filólogo, historiador, poeta, rector de la Universidad Imperial de Kiev Mikhail Maksimovich, con quien Nikolai Vasilyevich mantuvo correspondencia. Desde Italia, donde Gogol prefería pasar su tiempo, en el invierno de 1839/1840 llegó a Rusia por negocios. Necesitaba arreglar el destino de las hermanas Anna y Elizabeth: se acababan de graduar del Instituto Patriótico en San Petersburgo y no sabían qué hacer a continuación. El hermano cariñoso decidió trasladarlos a Moscú.

Día y noche anhelaba Roma y soñaba con volver allí lo antes posible, imaginando, en lugar del Moscú invernal, los paisajes de la ciudad eterna bañada por el sol. La expectativa de una nueva reunión se vio alentada por la comida italiana: el propio Gogol preparó perfectamente la pasta  y exigió lo mismo a los chefs de todos sus amigos.

F. Moller.  Retrato de N. Gogol.  Fragmento.  1841 añoF. Moller. Retrato de N. Gogol. Fragmento. 1841 año

Entre aquellos cuya cocina fue influenciada por Gogol se encontraba Pavel Nashchokin, un filántropo que desperdiciaba sin pensar su enorme fortuna, uno de los principales excéntricos de Moscú. Se cree que fue él quien se convirtió en el prototipo del terrateniente derrochador Khlobuev de Almas muertas de Gogol. Especialmente para las visitas del escritor, Nashchokin a menudo ordenaba a su chef que pidiera ravioles, un plato tradicional italiano similar a las albóndigas, con relleno de carne, queso o verduras.

“… En cuanto a mí y mis hermanas, ciertamente lo estaré. Solo la petición es la misma vieja y vieja: por el amor de Dios no se alimente. Enrolle los ravioles y llénelos, de modo que por la tarde tengamos al menos algo así como de dos patas " (de una carta a Pavel Nashchokin, segunda quincena de diciembre de 1839)

Maria Ivanovna, "querida mamá", recibía regularmente mensajes de su hijo. En uno de ellos, Nikolai Gogol la invitó a visitar Moscú con la confianza de que podría alegrar el tiempo de su estadía en esta ciudad.

"... Estoy seguro de que vendrás a Moscú con nosotros, mientras la carretera de invierno todavía está allí y todavía puedes hacer el camino de aquí y de regreso fácilmente" (de una carta a Maria Gogol-Yanovskaya, 25 de diciembre de 1840)

El escritor le ruega que de alguna manera obtenga el dinero para el boleto; él mismo, por desgracia, aún no puede ayudar con nada, pero tratará de encontrar dinero para ella en el camino de regreso. Confieso que me gustaría que vieras Moscú. Te divertiría, mientras que el movimiento y el movimiento te revivirían ”, escribe.

"Todavía no me he recuperado del todo, estoy cansado y no puedo seguir con mis asuntos como me gustaría, y lo más importante, me he encontrado con muchos obstáculos inesperados e imprevistos" (de una carta a Maria Gogol-Yanovskaya, 29 de diciembre de 1841)

Después de terminar su negocio en Moscú, Gogol regresó a Italia. Y en septiembre de 1841 regresó nuevamente, con el manuscrito del primer volumen de Dead Souls, listo para ser entregado a los impresores. Pero la visita se prolongó: estas son las circunstancias imprevistas sobre las que Gogol le escribe a su madre. "Dead Souls" comenzó a publicarse en la imprenta de la Universidad de Moscú incluso antes de que se recibiera el permiso, con la confianza de que así sería. Pero categóricamente no querían publicar el libro, no estaba censurado.

Para sortear la prohibición, Gogol tuvo que usar todas sus conexiones y recurrir a sus amigos más influyentes. Entre ellos se encontraban el editor Vladimir Odoevsky, el editor en jefe de la revista Sovremennik Pyotr Pletnev y otros. En 1842, el libro se publicó con el título "Las aventuras de Chichikov, o las almas muertas, un poema de N. Gogol" y sin uno de los capítulos.

Turgenev piensa en los cachorros

"Estoy solo en mi habitación; ya es muy tarde; la luna brilla maravillosamente; el brillo de la nieve se suaviza, casi acariciando el ojo. Diana está conmigo; engordó mucho y, si Dios quiere, en menos de un mes dará a luz cachorros parecidos a ella, porque la encontré aquí un señor que se parece exactamente a ella y es conocido por sus talentos " (de una carta a Pauline Viardot, diciembre de 1850)

De manera conmovedora, Ivan Turgenev le contó a su amiga de toda la vida Pauline Viardot sobre su amado perro de caza, al que adoraba. Un poco más tarde, informó sobre siete cachorros. La escritora habló con ternura y orgullo de la ferocidad con la que una joven madre protege a los pequeños: "Tiene unos ojos terribles ... Salvo yo, nadie se atreve ni a acercarse a ella".

I. Repin.  Retrato de I. Turgenev.  Fragmento.  1874 añoI. Repin. Retrato de I. Turgenev. Fragmento. 1874 año

En general, en el invierno de 1850, se sintió en ascenso. Su obra "The Bachelor" se representó con éxito en dos teatros a la vez: el teatro Alexandria en San Petersburgo y el teatro Maly en Moscú. En este último, uno de los papeles fue interpretado por el gran Mikhail Schepkin, del que Turgenev estaba encantado.

“No te escribí ni el sábado ni el domingo; me sentí lento, por no decir estúpido. Hoy mi obra se repite, aquí se realizan representaciones dramáticas solo tres veces por semana. Espero dar un paseo hoy; el clima está bien. Los cachorros de Diana finalmente abrieron los ojos; son muy divertidos, muy lindos y muy sanos " (de una carta a Pauline Viardot, enero de 1851)

La alegría de un invierno feliz pronto se vio ensombrecida por la enfermedad y la mala salud: el escritor tuvo un "catarro con una fiebre bastante fuerte", que lo obligó a dormir durante cuatro días. Esto impidió su partida a San Petersburgo.

Tolstoi va a soportar

En el invierno de 1857, Lev Nikolaevich estaba insoportablemente aburrido: definitivamente no estaba satisfecho con la sociedad de Moscú, de lo que se quejó con el escritor Vasily Botkin, con quien mantuvo correspondencia. La carta fue escrita antes del primer viaje de Tolstoi al extranjero, planeaba ir a París.

“Viví aquí y viviré estos ocho días no muy bien, de alguna manera distraídamente en contra de mi voluntad. Yo voy aquí a la luz, a las bolas; y sería divertido si los inteligentes no me superaran. Gente agradable y mujeres están sentadas en la misma habitación, pero no hay forma de llegar a ellas, porque los inteligentes o inteligentes te agarran por el botón y te dicen algo. Una salvación para bailar, que comencé a hacer, por extraño que te parezca " (de una carta a Vasily Botkin, 20 de enero de 1857)

I. Repin.  Retrato de León Tolstoi.  Fragmento.  1887 añoI. Repin. Retrato de León Tolstoi. Fragmento. 1887 año

Y esta entrada hizo Lev Nikolaevich Tolstoi en su diario el 25 de diciembre de 1858: “Vine a Moscú con niños. El reinicio falló. Se necesita dinero en todas partes. Fui a cazar un oso, 21 maté a uno; 22 me mordió. Derrochó dinero ".

Su amigo cercano Afanasy Fet le contó sobre el cazador Stepan Gromek, un hombre que no sabía qué era el miedo. Tolstoi se interesó, pidió presentárselo y luego pidió ir a cazar con él. El valiente conde anunció que quiere ir al oso.

La caza, debido a la cual tuvieron que conducir desde Moscú a la ciudad de Vyshny Volochek, casi terminó en tragedia: el oso, herido por Lev Nikolaevich, se enfureció y atacó al culpable de sus problemas. Uno de los miembros del grupo, el cazador Ostashkov, ahuyentó a la bestia. Y el escritor tiene dos pequeñas cicatrices en la frente en recuerdo de esto. Habló de este caso en el cuento infantil "La caza es más grande que la servidumbre" .

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