2023-04-26

MAGIA TOLEDANA SIGUIENDO LOS PASOS DEL GRECO

 

CATEDRAL DE TOLEDO. LA MÁS RICA: DIVES TOLETANA

 

La catedral de Toledo sede primada es misteriosa y encaramado bosque de piedra en risco, fantasmagórica, que se alza sobre el cerro, sueño del Greco. Se me apareció sobre el paisaje un día de mi adolescencia. Luego en los 60 se puso de moda entre los estudiantes los viajes a Toledo el cigarral donde escribía y trabajaba sin parar Gregorio Marañón. EL trapero del tiempo.

Es un pecado mortal para un endocrinólogo la perdida del tiempo. A mí Toledo se me clavó en la mirada. Canté su garbo en algunos de mis poemas. Posee toda la grandeza y ese furor de los obispos guerreros que se calaban la celada prevenidos en frontera: Gil de Albornoz o el arzobispo Gelmirez el de las Navas.

A Gil de Albornoz le echaba en cara un papa de Aviñón cuando regresaba de Bolonia donde acababa de fundar el colegio de los españoles sus pasiones bélicas y su vida disoluta. Ni corto ni perezoso Su Eminencia mandó traer un carro lleno de cadenas y de cerrojos:

          Mirad, Santidad. Ese carro de guerra cargado de cadenas y de candados. Son las puertas de las ciudades que gané para vuestra tiara.

Don Alonso Carrillo cuando recibe un breve de Alejandro VI amonestándole por su mal comportamiento con Cisneros rasgó el papel en cien pedazos y metió en la cárcel al que había de ser uno de sus sucesores en la silla primada. ¿Qué pasaría ahora con el que dicen Papa Francisco? Lo mandarían al infierno. Roma no era más que el primer episcopado y el papazgo sólo una referencia para dirimir pleitos. Roma locuta causa finita. A pesar de todo eso nunca fue más fuerte el cristianismo que en estos siglos medios.

Vuelvo a visitar la catedral para abstraerme de este ambiente deprimente que nos invade a los españoles por las mentiras y desacatos e insultos contra España. La sombra de don Opas vuelve a pasearse sobre la PIEL de TORO.

Aspirar el perfume de los siglos viene bien a mis pulmones saturados de humo y de los aires mefíticos de la actualidad española. Busco el anonadamiento místico.  Se columpian en mi mente el tintineo de los incensarios esparciendo el humo divino que espanta al diablo.

Los boceles del tímpano de la Puerta del Perdón elevan mi mente a la serenidad del pantocrátor. Busco la abstracción solemne del airoso botarel, la gárgola de boca monstruosa y los arbotantes que hacen equilibrismo sobre los muros encaramados.

Quisiera escalar el más alto pináculo para tocar la trompeta del juicio final como ese ángel estampado en una de las cresterías.

Voy huyendo de los azotes con que nos disciplinan las noticias de las emisoras y esta sordidez castrante de los comentaristas políticos con bocas de sapo y desagradables voces de chicharra. Mi alma está sedienta de armonía. Es lo que hoy no acontece.

Busco en los diccionarios la palabra “eutrapelia” que es el resultado del hablar bien y sentirse bien como resultado del goce contemplativo. Hasta alcanzar la “sofrosine”, el pasmo místico

 Quise reencontrarme con esa historia de  cuyas enseñanzas se abstraen la educación canalla de esas constituciones que negaron a España. Por el Miradero bajaban los estafermos gigantones y cabezudos y en Zocodover ya instalaron sus reales las carrozas de la tarasca de Corpus. Toledo tres culturas: cosmopolita, ciudad cuando las tres religiones de Abrahán se llevaban bien. Hoy si se quiere somos más laicos con tanto Papa y tanta conferencia episcopal y si se quiere más paganos. La palabra viene de pagus que quiere decir aldeano de pueblo. La globalidad nos está convirtiendo en simples catetos adorando a la política y a la tecnología.

 Tres misterios trinitarios se esculpen sobre las piedras de Toledo, tres maneras de adorar a Dios a veces no de manera constructiva. pienso, Menoráh y la Media Luna siempre habrán de situarse a la sombra de la cruz en contra de lo que afirman los irenistas.

Las antiguas herejías (pelagianos, donatistas, maniqueos, materialistas, saduceos que no creen en la otra vida) forman parte de la mentalidad moderna. Mientras el catolicismo siempre honró a sus muertos.

La paz nunca será posible sin admitir que Jesucristo fue el hijo de Dios verdadero.

Sale a pasear por las calles empinadas mi alma en busca de la melancólica belleza de algo que se fue. Escucho los acordes de la novena sinfonía conjugados con el rabel y las tiorbas de los juglares. Toledo es un gran romance arquitectónico. En cualquier esquina uno puede toparse con los ojos rasgados y misteriosos, ojos de fuego, de las tapadas.

Por estas cuestas subía la mora Zaida el amor de uno de los grandes reyes o harapiento de Castilla y se paseó tambien aquel hidalgo del LAZALILLO,espolboreadas sus barbas con migas de pan y una palillo entre los dientes para airear que eraar bien comido y bien bebidoazarillo muy tieso y ufano

Hago mis escorzos novelísticos; recuerdo mi pasado y el ambiente levítico de mi niñez.

Yo también fui niño de coro en otra catedral. Me rindo de hinojos ante la Virgen del Sagrario. Junto al tímpano de la Puerta del Mollete sentados en cuclillas piden limosna tres mendigos runabas.

Rejas doradas de Villalpando cierran el paso a las capillas.

La catedral de Toledo atrae como un imán a los hombres de iglesia, se agita ese morbo o ese duende de la utopía que llevamos dentro y hay que menear el incensario de los recuerdos pensando en lo que pudimos ser y no fuimos.

Los canónigos cantan vísperas en el coro igual que hace diez siglos delante de un facistol enorme donde se reclinan los becerros forrados de piel de toro con letras capitulares y las pautas del contrapunto. Nuestra vida debiera de ser un salmo de alabanza al Criador. Pero últimamente rezamos poco.

Sille et psalle era la norma de aquellos prestes: (guarda silencio y piensa que la mejor oración es la cantada.)

 Cantar y rezar eso es la vida, o debiera ser. Hoy nos embargan las noticias dirimentes y la angustia de los nuevos tiempos.

Teníamos madera de santos, pero el mundo nos hipnotizó con su mirada de lobo. Quedó, con eso y todo, como un estigma indeleble, esa ternura ese amor a la ciencia, esa belicosidad del guerrero implacable poco sensible ante las miserias humanas. Cuando se busca la verdad.

En las aulas de los seminarios adquirimos esa dureza eclesiástica que tiene en menoscabo los afectos humanos. Vaya lo uno por lo otro.

 Toledo siempre me dio algo de vértigo; el vértigo de sentirse español. Me hubiera gustado decir misa en la capilla muzárabe que conserva el rito visigótico bajo la mirada del cardenal Cisneros.

El transparente barroco de santo Tomé en la girola es una apertura invisible que causa pasmo. Los rizos de la casulla de san Ildefonso la puerta del Reloj, la de la Feria y la de los Leones alegran la retina.

Un torrente de armonía sube a la bóveda desde la panza del gran órgano catedralicio accionado desde la tramoya por un manchador o palanquero que carga los fuelles rompiendo la quietud las augustas soledades templo.

 Colgados de alguna capilla y listados por el polvo de centurias pingan los petasos o sombreros de los titulares de la silla toledana. Aquí van algunos nombres: Wistremiro, Montano, Eulogio, luz de España, Ildefonso que era tan devoto de María que una mañana la Virgen bajó del cielo a colocarle la casulla con que se disponía a cantar misa —entrañable cuadro que puede admirarse en la sacristía del monasterio de Guadalupe—.

 Patruno, Pelagio, Melancio se llamaron los primeros obispos de Toledo. 

Después de Roma, Compostela, Canterbury y Constantinopla la iglesia toledana fue la más importante de la cristiandad. Pesa la historia.

Actualmente es uno de los monumentos más visitados por el viajero. La ciudad vive del turismo Ello no es óbice para que siga celebrando el culto divino con el esplendor de los tiempos antiguos. Terminado el canto de vísperas, una fila de canónigos marcha detrás del deán con la cruz procesional.

La luz de la tarde que se cuela por el ventanal de las vidrieras del transepto trazando encajes multicolores sobre el ándito de acceso al altar mayor (vía sacra). Se dibujan en el suelo alfombras de luz celeste. Y cada uno de los clérigos tras la cruz procesional caminan pisando como una alfombra arborescente; unas son rojas, otras verdes, otras de azul.

 Calma augusta.

El canónigo silenciario a una indicación del pertiguero da una palmada al concluir el oficio y todos entran en la sacristía por el portón de Claverías.

Me embarga un aroma de misticismo. Esta tarde no sé si la he vivido o es el reflejo de una imagen que tengo en la cabeza porque la catedral de Toledo padece también el síndrome de “seminario vacío”.

Actualmente, aparece no como un lugar de devoción sino como un museo. Los turistas, atendiendo a las explicaciones del cicerone, miran para arriba

 

2023-04-25

 VOY PA ANCHARES Y EN EL CAMINO SE ME APARECEN UN CULEBREE Y UNA XANA

 

Voy pa Llanes, voy pa Llanes, voy pa la vega rozada. Muchas coplas guarda el roncón de mi gaita. Asturias mágica. Cantiñas de camino, cantos de trilla, martinetes para entretener las penas matar el tiempo o espantar el miedo a los bandoleros. Como le pasó a aquel arriero  de Bembibre que al revolver de una esquina cuatro bandidos salieron. Maravillosa interpretación de Joaquín Diaz del romance popular

¿Adonde camina el mozo, para do va el arriero?

—Camino para Bembibre con un recado que llevo.

—De todos los que aquí van ninguno lleva dinero.

—Por dinero no apurarse que tengo yo más doblones que estrellitas tiene el cielo

Quisieronle matar y robar pero él uno a uno sacando el puñal los fue dejando secos. Del primer golpe que dio dos cayeron al suelo. Ha llegado la justicia le han cogido prisionero… escribe una carta al rey contándole aquellos hechos… a cada renglón que leía Su Majestad iba sonriendo… si mató cinco ladrones como si matase ciento… cien reales tienen el mozo mientras viva en estos reinos. Justicia del pueblo derecho romano algo de lo que ahora carecemos, pero bien clarito y taxativo lo tenemos en el romancero.

Y caminito de Avilés un carretero cantaba al son de los esquilones que su carreta llevaba... marinerito arría la vela que está la mar tranquila y serena… noches de ronda y oscuridades de calella que a carro volcado todos son carriles.  Son los cantos de arriero las canciones de mi vida las que me hicieron feliz.

Enfilo pues la carrilada que a través de la vieja calzada romana unía Astorga con Pravia. Un paseo militar, pero a paso de carga. Asturias fue la mejor provincia que tuvo Roma en la Hispania y la capital no estaba en  el Ovetum del asturianum conventus sino al otro lado de las montañas: Asturica Augusta;  siendo el Bierzo la provincia más romanizada de la citerior. Ni celtas ni moriscos ni vacceos ni judíos ni aljamiados ni fenicios. Celtas asimilados que adoptaron los dioses y las costumbres del Lacio.

 Aquí Roma dejó su impronta triunfal y este  es desde entonces el sello de la raza. Mis ancestros según he logrado saber por una carta puebla fueron traídos casi a la fuerza desde estos nidos de golondrinas encaramados entre peñotes que determinan esta parte de la cornisa cantabra la que va desde las dos cangas la de Onís y Narcea haciendo escala en Tineo hasta la caput de la Legio séptima Gemina acantonada en Asturica Augusta, Astorga, la bien cercada  de robles, carbayos, campamentos y altas montañas y a un paso de las medulas o minas de oro.

 Nos ufanamos de venir de la pata del Cid pero a lo mejor somos procedentes de las sandalias (caliga) de un centurión y saltamos hasta la tierra rojiza de esta comarca desde la galea de un milites o un equites. Sangre de godos ni moros ni hebreos semos aunque seamos hijos de muchas leches criollas en este tierra de chaparros sardones y carrascas todo el cantar de juglaría los endecasílabos sonantes y tonantes del romancero esparcían su melodía por la campiña las tardes de agosto. Cantos de siega.

Ya se van a segar para el bierzo los mis amores

Quiera dios que no caigan muchos calores….

Suspiros daba la niña, suspiros daba. A cada manadica suspiros daba

Mi memoria se puebla de canciones mientras ando por sendas escondidas de la España heroica y encaramada  del el recio bronce de  espadas el bálago de mis techumbres de las pallozas circulares y cuadradas, la vaca que muge, la oveja que bala, el potro que relincha en la cuadra; apriscos en el monte y para espantar al Jubero y a otros diantres enredadores canto recio y muy a lo zamarro… dicen que los bueyes de Juan non quieren comer la hierba… llevarlos a beber agua a la fuente de la peña… las brañeras en la braña dan la leche a los galanes… debajo de mi ventana tengo un puñal escondido para matarte mañana, si no te casas conmigo… amor mío vienes tarde has de dormir al sereno que el sereno de la noche para los hombres es bueno… viva Ancares viva An cares y también viva Castilla tengo el amor castellano y yo también quiero que viva.

Sabes más que Juan de la Encina, Verumtamen.

Alguna sé pero se lo debo ese genio mayor de la historiografía que es Joaquín Díaz. El odre de mi gaita está lleno de viejas coplas. Nunca me harto de su alegre melancolía.  Tengo el amor ausente y estoy llorando la despedida... la despedida es corta la ausencia larga quiero que te diviertas y no me olvides prenda del alma

Ya veo que no eres un renegado ni un chaquetero ni que tu moral es acomodadiza.

Ni enaciado, ni elche, ni mudéjar tornadizo.

Pues lo llevas claro. Hoy todos matan al marrano y cuando les mientas la palabra cristiano, franco o jalufo echan la pota.

Si serán cabrones estos vasallos del rey felón los lacayotas de don Juan Bebo y todos esos sátrapas.

Mira: Cela habría escrito la Colmena y tres o cuatro obras importantes pero sólo era conocido por sus habilidades aerofagias coprológicas porque era capaz de absorber un litro de agua por el ano hasta que se circundó aljamióse y luego vino rodado el dinero, la gloria y todo lo demás. E incluso le dieron el Nóbel.

Triste me pusieron las reflexiones de mi camarada; amargas verdades de la vida, pero yo iba escapando de la España adocenada o abroncada y caminaba a la procura de la patria heroica que este agosto no nos da más que izas y rabizas y ahí esta Cayetana con su maromo el funcionario que ficha y está en nómina centro de atenciones diz que gallina vieja sólo pone debajo del pico de un gallito joven que la monte y estos son nuestros quiquiriquíes mediáticos. Eso y las capeas. Aplica tu cogüelmo, Quosquetandem, y no dejes títere con cabeza.

Sea lo como tú digas, Verumtamen.

Pues digo que ya Jovellanos hablaba de los peligros de los encierros criticando las malas costumbres de sus paisanos. Un día de encierro –escribía- desperdicia los jornales de un pueblo. Las visitas a los colmados y los paseos por la dehesa apartarán a los jóvenes del tajo y del taller desde la víspera. Agrega otra noticia. Para los encierros son necesarios cabestros viejos que sean capaces de conducir a los erales sus hermanos arropándolos por las empalizadas y sendas de recibo… cuando la gente divisa la mangada por el camino ya vienen… ya vienen y empieza a dar voces y a chicolear al ganado. Entonces son necesarias las hondas de los gañanes y la aguijada del mayoral. En el ínterin se prepara un holgorio cuando los bueyes entran en el callejón entonces algún novillo rezagado tira derrotes contra todo lo que se mueve… el toro embiste porque siente miedo. Gran verdad la que expresa en este párrafo el gran polígrafo gijonés.

Y, pensando en todas estas razones y sinrazones, Quosquetandem y yo- mi alter ego que a mi me dicen Verumtamen llegamos a Cangas de Narcea a boca de noche.  Allí el nuberu y el culebre y alguna que otra xana levantisca nos aguardaban bajo la capa de la peregrina.

Besuyo quedaba cercas y queríamos rendir viaje en los lares del gran Casona pero como no nos vagaba nos quedamos en Cangas a hacer noche donde nos acontecerían algunos sucesos que se referirán más tarde.

 

Miércoles, 19 de agosto de 2009

ENTONCES SE LEÍA Y LA LITERATURA ERA DE CALIDAD NO ESTA BAZOFIA QUE NOS PASAN POR LOS MORROS LAS FEMINISTAS PROCACES PUGNACES CON SUS LIBROS EN AGRAZ Y TODAS SE DICEN NOVELISTAS PUAF

 

LA PENGUIN

 

 

Antonio Parra

En un reciente viaje a Londres la pascua pasada con vistas a la publicación de mi “Franco&Sefarad a secret love” con una editorial inglesa cuyo nombre no viene al caso, me di un paseo por Portobello que es una especie de Cuesta de Moyano de los libreros de lance, pero a lo bestia. Y en este recreo o paraíso del bibliópola pude solazarme, entre añoranzas, con títulos olvidados o perdidos en los diferentes acarreos y mudanzas por los cuales atravesó mi biblioteca, sobre todo los de la vieja Penguin.

 Cuando era mozo los adquirí a centenares. El lema con que aparecieron estas ediciones en 1935 era “un libro por lo que cuesta una caña de cerveza”. O (For a pint a Penguin) Y yo los dos chelines de mi almuerzo los ahorraba muy a gusto para dar satisfacción a uno de mis vicios y pasiones mayores: la lectura y la literatura. Los años 30 a raíz de la depresión económica se popularizaron los libros de bolsillo en Europa. Y lo mismo hice cuando pasé todo el verano en Paris el año 64 trabajando en un andamio. Llegaba la hora de comer y bajaba a un kiosko.

 Compraba un cartón de leche – aquellos cartones triangulares que parecían trípodes, aun no era invento el tetrabrik- y por un franco me compraba un Mauriac, un Maurois, un Zola, o La Nausea de Sartre de la colección j´ai lu, que era homónima de la Penguin en Francia. La posguerra europea significó en Europa el triunfo de la literatura. No se leyó tanto en el mundo como en esta época. Fue la apoteosis de la novela refrendada por los triunfos literarios. Barcelona otorgaba el Nadal y el Planeta. Paris el Goncourt y el Interallié. Londres el Book Prize. Nueva York dominaba los Pulliterzs que consagraban. Y en ese marco de sueños de la gloria literaria nos movíamos los jóvenes de entonces. Por tanto, nutríamos nuestra vocación cargada de utopía y de expectativas falsas de escritor a base de colecciones baratas. Cierto que no sabíamos, incautos de nosotros, que los premios literarios estaban dados de antemano y que la literatura del bestseller afila sus armas por lo general en la muela de la propaganda y los intereses crematísticos. Y no suele poner en altar a la calidad. Éramos teorizantes románticos o soñadores camino del final de la quimera pero tampoco pasa nada. Eso hay que tomárselo con deportividad y lo importante de esta partida que se juega uno en la vida no es ganar sino participar y competir.

 Estas colecciones, recapitulando ahora al cabo de muchos años de hispanofiliación literaria, introdujeron a las grandes masas en la gran literatura. En España tenemos el lujo exquisito de la Austral y en Madrid me ocurría lo mismo. La huelga de los domingos que me daba mi madre para ir al cine o al baile lo invertía en un “capricornio” que capricornio era el logotipo de la famosa Colección de Espasa Calpe. El edificio en José Antonio 32 ahora Gran Vía, que tenía esta editorial era para mí una especie de paraíso. Casona, Valle Inclán, Menéndez y Pidal, Cela,  Santa Teresa de Jesús, Baroja, Unamuno, Marañón, Zunzunegui, Gógol, Dostoyevski, Chejov empezaron para mí a ser compañeros de mis viajes al Parnaso pero sobre todo de gira por la arcadia de un mundo feliz (dicho en frase de título del gran Aldous Huxley) del que vive hacia adentro, una especie de staretzi místicos o guías por el camino del Espíritu.

Gracias a esta inclinación, poseo una bien abastada y completa biblioteca que yo quisiera legar a mi hija inglesa Helen Parra-Hugh que es la única que ha salido con una alguna vocación literaria. Pero a lo que voy. La querida Penguin ha sido para mí una casa nutricia de todos los sueños.  Creo que todos los títulos que publicaron en ésa mis dos autores preferidos, bueno tres: Somerset Maugham, T. S Lawrence y Aldous Huxley los tengo todos.  Y algunos hasta “repe” como en las colecciones de cromos de nuestra infancia, aunque no soy fetichista ni acaparador de libros claro. Una vez leídos, los paso, no me interesan gran cosa. Tratando de imitarles, he de decir que en mi modestia tengo alguna novelita inglesa ingresada en mi gaveta y ando en tratos para su publicación; estoy en ello al menos.

Somerset Maugham es para mí el mayor novelista europeo de posguerra y un autentico tour de force para todos los que se dedican a la anglística. Posee una facilidad y un estilo, una carpintería de trama, que son casi inimitables. Cabe recordar “Of Human bondage” (la condición humana)- un título que ha pasado al habla y a la retórica de las gentes puesto que se habla de la condición de la misma manera que se habla de cien años de soledad título de otro gran novelista en castellano o The Moon and Six Pence.

Tambien conocí gracias a aquellos títulos de ediciones baratas tan accesibles para un estudiante pobretón que casi no tenía para la gabardina ni para la abolla académica ni para pagar la patrona en aquellos infames y lóbregos digs con derecho a cocina, al impresionante Woodhouse (eso sí que es humorismo) un autor que era el preferido de mi maestro Rafael García Serrano, maestro de novelistas y de periodistas. Rafa, yo sigo metido en tu macuto, hoy olvidado pero aquí al que vale, vale, y al que no le dan un premio.

 Pues al igual que él no le hurtaba Woodhouse el cuerpo a emitir algún que otro taco. Claro está sonaban mucho más rotundos los del navarrico Rafael que los del londinense G.P. Y en rústica, llegaron las masas ávidas de leer y de saber al arte de la literatura, y ahora encuentro aquellos títulos tan queridos para mí otrora esparcidos por los tenderetes y el rátigo de Portobello. La última Pascua fue para mí, ávido lector, una fiesta.

 Con respecto a Lawrence diré que su “Lady´s Chatterley Lover”, firmado en 1928, no fue reeditado hasta el año 62 al cabo de una gran polémica debido a las escenas fuertes de adulterio y a las palabras de grueso calibre de esta gran novela, un incipit para la literatura erótica que pocos han superado. Su autor era un maestro del dialogo.

 Pero allí en fila india esparcidos por los puestos estaban Graham Green y Chaucer y el Beowulf y Prichett y Bernard Shaw con todos los del grupo Bloomsbury. Entre ellos Virgina Woolf cuyos textos no me agradaron tanto porque dicen que la autora era un bicho o bitchy (algo perra) aunque fumase en boquilla y que las feministas me perdonen. Virgina asumió su desesperación y su fracaso porque su literatura era demasiado intelectualoide ahogándose en las aguas del río Ouse.

Encuentro, por mi parte, la literatura de mujeres difícil de entender. Para leer a Jane Austen o a las Brontë no hay solo que ser mujer. Hay que ser también inglés. Las tiradas de la Penguin -la más cortita superaba los cincuenta mil ejemplares- popularizó a las grandes escritoras que siempre dio Inglaterra, no obstante. Pero el Animal Farm de Eric Blair (George Orwell) o Granja Animal, una utopía contra el comunismo pero que en realidad refleja una parodia de la sociedad actual donde todo el mundo es algo masoquista y tiene lavado el cerebro, pero este masoquismo de lo políticamente correcto les viene bien, superó todos los registros. Pasó los tres millones de copias. Pese a tal, los libros millonarios, los más vendidos de la colección Penguin, no son de literatura, sino manuales de cocina, cómo arreglar un enchufe o cuidar rododendros en el jardín. Qué hierbas son benéficas a la salud, etc.

  Palmaré de los éxitos que puso en circulación la Penguin que un libro de la actriz americana Jane Fonda sobre cómo adelgazar haciendo ejercicio y comiendo lo que a uno le pete. Así como, otros libros “know how” o manuales de instrucciones de cómo se hace algo cómo se baila o se presenta uno en sociedad, lo que los alemanes conocen bajo el nombre de Sacherbucher. Omniscientes y sapientes libritos que luego no sirven para nada. Porque ni te ayudan a dejar de fumar ni a controlar tu mente y luego acabas ganando kilos. Pero recuerdo que estos famosos ejemplares con franja naranja y blanca aparecían por todas las partes cuando iba en el tubo – el metro como los llaman los londinenses- el autobús o en el parque en aquellas doradas e indolentes “lazy sunny afternoons” de la balada de los Kinks, no hay placer más grande que baños de sol en Hyde Park con una novela de espionaje entre las manos una tarde de junio. En las cómodas y en los muebles que nos alquilaban nuestras caseras con voz carrasposa de tabaco y aguardentosa de gin y que nos aconsejaban tal o cual titulo:

-Did you read the latest of Ágatha Christie, Mr. Normand?

-Oh yes, Mrs. Avisson, a very good read, indeed.

Ha corrido desde entonces mucha agua bajo los puentes del Tamesis y mucha tinta por nuestras venas y más letra pequeña sobre nuestros ojos lectores implacables, pero seguimos ilusionados con aquel ardor contumaz de misacantanos.  Continuamos en nuestras trece amando la literatura. Y dándole muchas gracias a Dios por haber podido leer tanto y tan bueno gracias a Penguin Books pues así conocemos mejor el mundo. La Casa cumple este otoño el LXXII aniversario de su fundación. Toda una efeméride. ¡Y que a nosotros que nos quiten lo bailao!

 

UNA VIRGEN DEL CARMEN Y UN SAN ANTONIO

 

Antonioarragalindo

 

Gracias infinitas a los que me llamaron para felicitarme en mi onomástica, a Pepi, la directora del querido CIDA y todos mis compis y sus regalos, al regalo maravilloso que me hizo Joaquín Díaz en Urueña- su último disco y sus últimos libros-, me felicitó mi hija Helen desde Londres y hasta una vieja novieta que tuve en zona nacional, el cigarrillo después de que teníamos apalabrado ya nunca se fumará, pero que más da, no somos más que polvo y camino del polvo vamos. Todo maravilloso. San antoñito, el dulce franciscano lisboeta y en Padua predicador repicado, santificado a fuerza de ayunos y penitencias y muerto a los 33 años, la inocencia católica hecha virtud, trajo los lirios y a un Niño Jesús en la mano, y mercedes y el don de la visitación a todo pasto.

 Se portó como nunca hogaño. Mi amigo José Antonio Alonso me cantó por teléfono los pajaritos. No se le había olvidado el inocente tonillo. Sigue con su hermosa voz y todo un maestro de rondalla. Publio y Amaya tambien desde Málaga la bella de este pecador se acordaron...

-¿Qué haces, Antoñito?

-Aquí con el griego, repasándome las conjugaciones y el verbo l i o.

.- l i t s a – e l i z o m a i ¿Cómo era el aoristo? Ya se me olvidó.- le digo

Aterriza como puedas. Estoy emocionado.

 La amarilla el guadaño en ristre, la hoz el focin y la zoqueta para hacer gavilla de huesos que aguarde y le doy permiso a Queronte para que deje su temida garita un rato y, franco de servicio, se de un garbeo por el barrio húmedo de Arévalo o de León, a ver si lo emborrachamos.

 Bien mirado tambien licencia le damos para que eche una canita al aire por los tugurios, mas sin hacer daño. Yo me quedo con el estribillo de la canción infantil que le da a pie al maestro Joaquín para componer y recopilar una obra maestra un canto de corro: una virgen del Carmen y un san Antonio. Y por coger un anillo cojo un tesoro…. Una Virgen del Carmen y un san Antonio.

Por san Antonio empezaba en mi tierra el verano con todas sus faenas del campo y para el Carmen había que tener mucha cebada en la era y, al cabo de la bielda y la trilla, los costales del fruto subidos al sobrado.

El trigo, siempre algo más tardío, a no ser el chamorro que decían morañero por aquellos pagos, corría turno algo después e inclinaba, solicito, su cuello humilde y pródigo en pan, ante el filo de la falce hasta últimos de agosto

. Ibas al campo y se escuchaba hablar gallego. Ya faenaban por las aradas los de Lugo y Orense con sus melosas cantiñas y la dulce fabla, incomprensible para un cristiano, si hablaban en gallego cerrado, de Puente Deume.

 Cuando se iban las cuadrillas, alguna que otra moza quedaba llorando y acudía a la iglesia a rezar la ofrenda a san Antonio. Ah aquel fraile de nuestros amores, barbilampiño y cara de lirio, emblema de la castidad y sin embargo patrocinador de noviazgos. ¿Me quieres? Alfileres. Y hasta las modistillas de Madrid bajaban ese día a la pradera a comer los panecillos del santo. Vírgenes del Carmen y sanantonios tengo a porrillo.

 No hay iglesia donde entro donde haya altares a estas dos devociones que no le tire una foto. Pueril manía que mantuve a lo largo de muchos años. Ruego al amable lector que esto lea por Internet que me las mande a esta dirección bibliopolis@terra.es y yo las subiré a este blog, que cada día lee más personal y va a ser tan popular como san Antonio el Taumaturgo.

Pues sí, a este propósito tengo que referir en agradecimiento un milagro pues le debo la vida por dos veces.

Una cuando nací que ya me habían dado el agua de salud, con 6 kilos de peso vine al mundo medio muerto y mi madre la pobre y la comadrona doña Aniana me pasaron por la cabeza una reliquia del santo y repelé.

Cuando ya estaba palabrada la caja y me iban a cantar el entierrillo, ya estaba a la puerta el fúnebre coche de caballos con los flacos jamelgos relinchando y pidiendo paja.

 Y la otra fue cuando me casé. Volvíamos de viaje de novios en Madeira y sobre la vertical de Lisboa se incendió en pleno vuelo nuestro avión. Le recé a mi santo tutelar con todas mis fuerzas y a los pocos minutos el piloto con pericia hizo un amerizaje de emergencia en el océano. Todo el pasaje salió ileso menos Mariajo, mi legítima, que se rompió una pierna. Mala pata. O buena, según se mire. Ya digo. Las emociones de estos días fueron tan fuertes que estoy aterrizando. Espero no quebrar la pata en este baño de dulzura, de lirios, calas y rosas, planté cebollinos en mi huerto donde están haciendo ya el amor la hierba buena con la festuca, el saúco con la lavanda, de este 13 de junio. Bendito sea Dios y a san Antonio el guapo que es un cielo de amor.

 

LLEVO DENTRO UN POPE SIN BARBAS PERO MI CIDARIA ES UNA CRUZ DE ORO

 

HAY EN MI ALMA UN POPE

Hay en mi alma un pope

Pero yo no sé cantar más que el himno de la literatura

El espíritu descienda sobre las almas

Ay estos niños moscovitas

Sus angelicales voces me llegan al alma

Todo es solemne y reverencial

No quiero dogmas ni embrollos

No lo toquéis más que así es la rosa

Nuestra fe en Cristo cruza los mares del tiempo

Patriarca Cirilo hombre de Dios

Nuestra esperanza es rito y tradición

Belleza del arte

Casullas y dalmáticas engalanadas

Que nos llevan por el camino del amor y del perdón

Yo quisiera ser un pope

Y me quedé en subdiácono

De la escritura

 

23/04/2023

 Eugenio Noel

Ser escritor para morir en la miseria Barcelona enero 1936 en una cama del pósito mandaron el cadaver por ferrocarril y se extravió en Zaragoza. Triste destino y lúgubre final. Celebramos desposorios con la desgracia nos brean a palos por las rutas de la existencia ese fue el destino de este humilde literato olvidado ya de todos cuyos huesos descansan en una tumba del cementerio civil de San Isidro. Tuvo mala suerte como muchos de nosotros. Cante hondo yo prefiero la ronda sanabresa.

 Noel se expresa en un idioma rico y antañón algo aletargado por la moralina de la movida de aquellos años señoriles. Cantó ataruxos gallegos y ezpatadanzas coblas catalanas y rondallas murcianas. Fue seminarista  se ordenó de cura colgó los hábitos y se dedicó a vivir la briba estuvo enamorado de una cubana. En Castilla el hombre canta solo y para sí cánticos de fosaifesa.

Debe de ser porque los castellanos tienen alma caballeresca. Noel le supo buscar las cosquillas al idioma encontró sus riquezas por los caminos en las fondas en los lupanares y ahí salta la perla. Las siete cucas una por una sirvieron a la mesa y a la cama de un obispo putas de lujo call girls.

El sexo es el poder el verdadero dios del mundo es lo que dice el amigo Noel. Descubiertas por las rutas castellanas prandios nocturnos idioma duro y resistente como las rejas que forjaban los herreros de Villalpando, el soconusco de la hogaza candeal pan blanco. Se cruzan con nosotros las semi doncellas y plañideras de pago. Párrafos contundentes como truenos. En Madrid estaban los espolistas en los lenocinios y casas del tócame Roque estaban arreglando un espejo en las siete cucas un libro que pasó desapercibido encontrará el lector retumbos de la Lozana Andaluza.

Hay poetas con poca fortuna que escriben para el silencio y la tumba y Noel fue uno dellos. Estaba tan alcanzado que cuartos que pidió un préstamo a Gregorio Martínez Sierra y este se lo concedió a cambio de que escribiera “Canción de Cuna” que no firmó el pobre Noel que hizo de negro de esa novela lacrimógena en la cual basó su película José Luis Garci. Se recorrió los pueblos de España anduvo en todas las capeas y fue paradójicamente antiflamenquista no le gustaban las corridas de toro.

Fue soldado en Marruecos y anduvo en prisiones militares por escribir contra Primo de Rivera. Le desahuciaron de su casa, buscó trabajo, no se lo daban su destino fue ir de puerta en puerta con manuscritos de sus novelas bajo el brazo. Hubo de refugiarse en el arco escarzano del hambre. Mar de leva borrasca en lontananza.

 

Escribir es sufrir y penar porque uno está frente al mundo acariciando el arcabuz de la denuncia y eso no es rentable. El poder pide lisonjas. Si no les pasas la mano por el lomo te darán carena, te harán sufrir

 

2023-04-24

 

ESPERTEYOS FANTASMALES TRAS LA ROMERÍA. O NO TODO ES COMO PARECE.

(cuento asturiano)

 

Bajó un poco “entorbido” de la romería. Cantaron mucho los mozos hasta poner la voz ronca. Pasa siempre. El vino es mal consejero y las romerías que empieza con la misa de doce acababan a palos cuando no a navajazos. Poco a poco culín va culín viene las voces suben de tono lo mismo que el brío de los ecfonemas lo que vulgarmente se dice tacos. Olía a cucho y vomitona en aquella fiesta salvaje. Tiémblame la navaja en bolso, nin. Y luego surgían las rivalidades de pueblo a pueblo de campanario a campanario. Venían los garrotazos y brillaban los mortales aceros de las fajas ocultas en el interior de la faca junto al pañuelo de hierbas. ¡Dios que burros! Las peleas solían surgir por una moza o por una tontería. Empezaban las porfías y el dígotelo yo. Se acordó que estaba cerca de la patria donde vino al mundo el maldito inquisidor de infausta memoria, farruco,. querencioso, ignorante y fanfarrón.  Descendía con el la cuesta el mulo castellano que parecía contagiarse en la mirada de la tristeza de su amo. Daca la cola, asturiano. Es un cuento de Cervantes que  como era algo gallego debió de andar por una de estas romerías en su juventud. Y no sé si fue el Manco de Lepanto el que dijera buen pueblo pero gentuza. Envidias y apuestas Bello era el paisaje, hermosas las canciones pero había fuego y odio en las miradas, y el paisanaje no es que fuese muy recomendable. Parecía que estaban sin civilizar. Xuan de Cabaña Quinta apareció de pronto en el ferial y se enzarzó a mamporros con los paisanos por un tiquismiquis. Todos empezaron a mojarle la oreja. La pareja de la guardia civil no pudo sujetarlo. Tuvieron que meterle un tiro entre las piernas y así aquel energúmeno ahíto de vino todavía hizo cara a la autoridad. Los de aquellas brañas eran bastante bestias. Sí muy hermosa y florida la escenería que parecía mismamente una estampa del Paraíso terrenal pero las apariencias engañan y hay que estar precavido pero no todo es belleza y espontaneidad sino amargura, celos, rencores viejos. Los rondadores decían que venían a honrar a la patrona, una Virgen de la localidad a la cual habían engalanado con tirabuzones y un manto de perla que valiera un dineral. Tal que la imagen lucía muy atalajada y con bastante apariencia pero en realidad aquella fiesta de agosto era reminiscencia viva de las saturnales.  Paganas costumbres. Vaya usted por la sombra. De acuerdo, hombre. Uno de una cuadrilla se encaró con él pues diz que era forastero. Se lo conoció en el habla.

- Este ye un cazurro.

-O de Madrid.

 A palabras necias oídos peripatéticos. Pies para qué os quiero. Vio el perfil siniestro de Erifos procurador de la ira la muerte y la cólera de Zeus. Prefirió huir y dar la callada por respuesta. Dos no discuten si uno no quiere. Buena gana de perder el tiempo y picó espuela al macho castellano.

      -Arre, “Noble”

El entrometido agarró a la montura por la rienda y para zafarse del impertinente tuvo que arrearle con la fusta. El “Noble” que parecía que tenía conocimiento el animalito saliendo de naja se perdió corriendo a cuatro pies entre los pinares. Le salvó la vida. Su estampida en el preciso instante en que uno de los comilitones de aquella mala bestia entonaba una tonada vieja y asesina que hablaba de matar a un cura.

-Permita Dios de los cielos que san Juan caiga en domingo que san Juan caiga en domingo. Al cura ya lo han matau y yo corteje contigo.

Pues bueno. Un poco fuerte no pero así son de hinchados por estas aldeas muy tiesos muy echaos palante. Volaban los esperteyos por la alquería cuando tramontó la antojana. Al fin salvo y con los huesos enteros pero casi sin saber donde estaba aquellos mamíferos desagradables no dejaban de molestar. Dicen que son pájaros de mal agüero. La casa estaba a oscuras pero en la “esllaba (cocina) quedaban algunos rescoldos.

El que va de romería se arrepiente al otro día. Ciertamente que había bebido bastante y no estaba acostumbrado al aguardiente de Tineo.

Se peleaban por les moces. Eran muy celosos y fantasiosos.

-        Sobrin, ¿quieres venir conmigo a moces?

-         Calle calle, señor amo que ahora no tengo tiempo ni  quedaron ganas.

Había venido de Castilla a ganarse la soldada como meseguero sirviendo a un labrador de aquella tierra que parecía tan amable y bonita. Aparentemente. Sólo aparentemente.

El trabajo la verdad era descansado y mejor llevadero que en su lugar y la hierba verde y tierna nada que ver con los cardos que hieren la mano cuando metes el haz  en Castilla y se te pone tiesa hasta la zoqueta; la comida abundante y buena aunque no le gustase mucho la boroña. Tampoco nada que ver con el pan blanco de Frómista.

-Tas bien sobrin, paez que te veo un poco mareao?

¿Algún culin de más, eh? Mucha folixia. Normal a tus años

 Pinón de Manuela no era mala persona aunque muy meticuloso en el arte de hacinar trojes que y entablar henares que eran muy diferentes a los de Castilla.

 Francisco hizo un gesto con la cabeza.

-        Anda a dormir, rapaz. Mañana se te pasará.

Mañana le esperaba faena. Un huerto de tres días de bueyes, sallar patatas y cargar el cucho. Por allí decía el campesino algo desconfiado y remolón:

-        Mucho puede Dios. Mucho puede el cucho. Pero más puede el cucho.

-        ¿Mas que Dios?

-        Estos son muy cojonudos.

-        No me digas nada digotelo yo: Quirós y después Dios.

-        Pues vaya.

El cucho o estiércol es el mejor abono que da madre Natura.

 Le gustaba el paisaje y la vegetación de aquella tierra: las flores de los prados, los blancos belortos, la festuca humilde, las violáceas flores del cólquico, la flor del saúco en corimbo, la  genciana olorosa, la malva misteriosa, la salvia fragante. Andar por las sebes y por los murias tirando varetas significaba expansión y libertad. Buen segador, con la foz no había quien le pusiera el pie delante al palentino. Y era eso sí muy trabajador.

-El sobrancero-decían en la quintana- de Pinón de Manuela es forastero cazurro pero no mala persona. Si quiere casar aquí tendrá que pagar la robla.

  Aquella noche los murciélagos trazaban el aire con su pesado vuelo. Parecía que tenía a los malditos esperteyos en la misma barriga. Le daba vueltas en la cabeza y parecía que aun danzaba en el corro la danza prima con aquella moza tan garrida cuando vino uno a por él con instintos asesinos y mirada de cazador al que alguien le había levantado una pieza.

Tuvo que despejar el campo y volver grupas. Gracias al “Noble” que a galope y a los cuatro pies marcó distancias poniendo tierra  de por medio. Aquella tarde de gestos amables vio al “nubero” amenazante y al “culiebre· que quiso agarrarlo por los “felpeyos” mismísimos. Era valiente Francisco pero le daban miedo las xanas más que la gente aguerrida socarrona y maliciosa que encontró en la romería que terminó en bacanal. Marchó Pachín pa la siega. Eso

-        Andad de día que la noche es mía.

La gente por aquellos pagos creía en la Santa Compaña. Hablaban medio gallego.

 Satanás acabó de jefe de la baila y sus diablos de maestros de orquesta con los gaiteros que bebían hasta desafinar. De nada vale el amor cortés, los buenos sentimientos los modales pulidos. Se reían de él y toda la noche estuvo escuchando el grito desagradable de los murciélagos. Estoy perdido. Aturdido y “entorbido”. Un vaso viene y otro va. Y otro. Y otro.

 Había libado más de la cuenta y la [1]sidra es ácida y emética. Cuando no está en condiciones descompone. Es bebida incierta. Erifos. La deidad oscura y maligna dentro de la botella. Pasó un peregrino por la calella. No podía dormir y salió a la galería a echar un cigarro. Debió de ser parte de la aparición con la resaca.

 Francisco le habló en latín un idioma que había aprendido cuando estaba con los frailes.

      -Quo tendis, frater?

El peregrino que era tudesco le habló en la misma lengua.

      -Ad Sanctum Jacobum.

El peregrino ambulante en la noche le ofreció un poco de agua de su calabaza pero el insomne declinó amablemente y el romero siguió ruta bajando la cuesta.

Todos los caminos conducen a Roma y a Compostela. Aquella noche pagó la novatada del vino, la marzadga de la alternancia. No estaba acostumbrado y aquellos brutos con el cuento de que era forastero quisieron emborracharlo obligándole a pagar rondas. Que gastó en convites media soldada.

 Cafres. La cabeza le seguía dando vueltas. Hombros caídos anchas caderas. Mala índole. Incultura. Todo muy bonito en apariencia. Mañana será otro día. Los esperteyos desaparecieron de su campo visual y empezó a escucharse el canto de la alondra confundido con el grito de “les mobeyes” (gaviotas). Estaba bajando la marea.

Moraleja: no todo es tan bello y tan limpio como parece. Juró  Pacho que en la vida volvería a pisar un chigre ni subir a una romería como esas donde los paisanos bajan borrachos como cubas rodando  la cuesta.

 

23/05/2008 1:32:18



[1] ¿Adonde te diriges?

EL CURANDERO DE SU HONRA

 Es un canto a la vida al amor una sanjuaneara dominada por un adulterio supuesto y el subsiguiente perdón, todo el libro adobado con la pertinaz inteligencia y habilidad novelística para deshacer un nido gordiano que parecía inextricable, pero que Pérez de Ayala consigue desmadejar con la habilidad de su arte. Es también un homenaje al Fontán, el azoguejo ovetense, donde el protagonista montaba su tenderete jueves y domingo, con un estilo brillante… dicen que el estilo es el ropaje del concepto.  

Tigre Juan, Herminia, Colás el hijo adoptivo que vino de la guerra de Filipinas sin una pierna, Carmina,

 La de Góngora o Doña Iluminada, Don Sincerato el sacerdote santo, creo que hace aquí el retrato de don Manuel, un párroco de san Isidoro con medio siglo de antelación

El tema planteado es de pana rayada: la seducción de Herminia una mujer casada y embarazada del hijo de Tigre Juan. Un día, a la hora de misa, se escapa con Vespasiano. El abductor es un costal de embustes, un trapacero. 

Un hombre a medias que va por provincias seduciendo mujeres y meneando su trascolí feminoide. ¿Cuántas pobres mujeres mueren hoy en España por causa de la celotipia de sus maridos dominantes? ¿Por qué muere el amor? ¿Es el matrimonio clásico un imponderable? 

Pérez de Ayala tira por tierra el mito de don Juan que es un impotente al cual Dios le permite asistir a su propio entierro.  

La obra fue escrita en Riaza (Segovia en abril de 1925. No tuvo la difusión que merecía por causa de las ideas republicanas del autor que acusa a la monarquía y los ministros corruptos de su entorno de los sufrimientos del pueblo.  

Colás pierde la pierna por el machetazo de un tagalo, acaba a su regreso a la patria como vagabundo y feriante acompañado por Carmina, su novia de siempre, que no lo rechaza por la merma física de mutilado de guerra.  

Van de pueblo echando adivinanzas y tocando el acordeón. Del bandoneón del viejo soldado la noche de san Juan surge una melodía maravillosa: 

Que tráela, mi vida 

Tráela, tráela 

Que tráela mi vida 

La flor del agua 

A coger el trébol, el trébole 

La noche de San Juan 

A coger el trébol, el trebole 

Los mis amores van. 

Por boca de Nachín de Nacha habla la sabiduría del pueblo astur. Nachín intenta de consolar a Xuan cuando al volver del trabajo no encuentra a Herminia en casa:  

Probe Xuan bien te lo anuncié entós lo que sembraste lo recoges agora tu mesmo aina en cosecha de desgustos. Muller moza marido viellu el diañu alegra el gueyu”  

Nachin de Nacha, frecuentador de chigres, no había ido todavía a la taberna. Estaba más sobrio que un fiscal cuando decía esto. 

Lo que más asombra del escritor ovetense es el léxico y la construcción armónica o eufonía de la frase directa que jamás cansa. Yo creo que fue el mejor psicólogo de las clases inferiores de Oviedo con una pericia inimitable. Plasma el pensar, el sentir y la sorna del habla de los paisanos de Pilares (Oviedo) y de Regium (Xixon).

 Es una novela muy de hoy porque aborda un tema universal como son los amores/hombre mujer en el marco del cambio y la fugacidad de las cosas.  

Aduce en refrendo de esta idea un argumento: la vida pasa y se renueva; todo muere y todo renace. Este movimiento traslaticio se nos comunica a través del girar de las esferas. 

 Ese el sentido de las fiestas sanjuaneras. En el corro de la hoguera bailan los espectros que mañana desaparecerán, pero otros vendrán a reemplazarlos. Es la idea que sostiene igualmente la teología judía que el mundo es eterno, por mucho que no acertemos a comprenderlo.  

En esta relación de costumbres ancestrales y mitológicas como la noche del 24 de junio está la de la “Covada” según la cual cuando una mujer se ponía de parto, su marido se encamaba a su lado en un intento para compartir su dolor y para demostrar a la sociedad que el hijo engendrado era legítimo. 

A Pérez de Ayala se le engloba en la generación del 98, pero a mí me parece que como novelista, cuentista, periodista, comediógrafo y crítico literario supera a todos. Es el más brillante por encima de Pio Baroja, de Azorín, de Ortega, Ganivet y otros tantos. 

Al  menos es el que exhibe mejor prosa. 



QUEVEDO Y SUS SUEÑOS EL MEJOR ESCRITOR EN ESPAÑOL

 SUEÑOS FICCIÓN Y REALIDAD

 

Tenía 28 años era un minorista catedrático recién licenciado de la universidad de Alcalá donde se especializó en las Sagradas Escrituras, es el autor clásico  que conoce la lengua hebrea mejor que ningún otro. ¿Era Quevedo judío?

 No lo sabemos. Lo que sí que es cierto es que se erige en paladín de los santiaguistas que ridiculizaban a los cristianos nuevos y querían proclamar patrona de España a Teresa de Jesús, echando a las calderas de Pedro Botero al Hijo del Trueno. Los Sueños es una gira por los distintos lugares del infierno. Visión escatológica. 

Quevedo bosqueja con la pluma lo que el Bosco traza con el pincel. Es una meditatio mortis adobada de sátira y de crítica social. A Quevedo no le gustaban los sastres ni los boticarios, se ensaña contra los quirománticos, a los abogados los toma a cachondeo y se mofa de las mujeres y de los maridos engañados.

 Desgraciadamente, su misoginia anuncia una realidad profética como la que vive España cuando la lucha de clases fue reemplazada por la lucha de géneros; “un mal casado tiene en su mujer una herramienta para la muerte, porque el matrimonio puede ser un infierno portátil”. En los Sueños sale a relucir las habilidades de un espadachín del idioma

. Quevedo sondea las posibilidades del idioma castellano haciendo esgrima con los conceptos. Es difícil seguirle en muchos casos porque en su habilidad idiomática sorprende. Es sin duda el mejor escritor en la lengua castellana


TESOROS DE LA CATEDRAL DE SEGOVIA

 La catedral está bien situada (leemos al comienzo de la novela de Jesús Fernández Santos “Las catedrales”), en el lugar más alto de la ciudad. Es la segunda que alzó el cabildo. La primera estuvo asentada en lugar más bajo y menos protagonista y, además, estorbaba el ardor guerrero del alcázar”. Gótico tardío como gustaba de llamarla Umbral. Constituye junto con la de Oviedo y la de Salamanca el último suspiro de la arquitectura medieval. Las tres diseñadas por Gil de Hontañón Pero la de Segoviana turris ebúrnea es la más alta de toda. Su cimborrio puede otearse los días claros a cien kilómetros. Son cuatrocientos treinta escalones desde la base al campanario. Imponente mole.  Su erección, comenzada después de ser destruida la anterior en la guerra de las Comunidades, costó sesenta muertos de todos los oficios albañiles carpinteros fumistas vidrieros talabarteros e incluso un canónigo se ahorcó era el limosnero (no le salían las cuentas al hacer el arqueos), vio bajar al sepulcro y ser coronados a diez obispos, recibió victoriosa las banderas de Flandes, lloró a muchos muertos. Campanas de gloria y misas de réquiem de todo hubo. Convidado de piedra y testigo mudo del paso de ocho generaciones Detrás de estos hermosos edificios se oculta una historia de afanes, pleitos, dilaciones, obreros que fallecían al caerse del andamio, canónigos fabriqueros que la palmaban a causa de un berrinche con los capataces, encargados que desaparecían con el dinero del cepillo de las ánimas, paros en la construcción por falta de presupuesto. Un ir y venir. Doscientos años en la vida de una ciudad de para muchos encuentros y desencuentros —Notre Dame de Paris tardó algo más y la construcción de la catedral de Lincoln llevó tres siglos— y este es el punto de arranque de esta excelente novela. La iglesia mayor de Segovia dedicada a Santa María es cifra y compendio de esa catolicidad titánica de nuestros ancestros. La jerarquía inspiró de la mano de la tradición y de la escritura pero quien puso manos a la obra fue el pueblo. Aquella Europa de las catedrales quiso edificar la ciudad de Dios, arduo empeño que se llevó por delante muchas vidas.

En lo alto de la torre allí donde se abren los cuatro ventanos vivía el campanero con su familia: la madre, el padre, Inés y Agustinillo al que pegaron un tiro en el Cerro Matabueyes; una familia con sus aperos de labranza, los cacharros de cocinar, la lumbre y las trébedes y hasta un cerdo que mataban por san Andrés. 

Fernández Santos sitúa la acción durante la guerra civil cuando la torre catedralicia era un centro de vigilancia a los aviones. Un radar que escudriñaba los horizontes de la Mujer Muerta y Siete Picos. 

El libro debe de ser autobiográfico pues la familia del escritor se refugió en la Ciudad del Acueducto al venir el Movimiento. Describe el fervor con qué se subió en procesión a la Virgen de la Fuencisla desde el santuario para evitar que los “otros” entrasen y supone que tal vez a esta intercesión milagrosa se evitó la destrucción de la milenaria urbe romana. 

Encontré en las páginas de esta novela enigmática retazos de mi infancia mirando siempre para aquella catedral totémica con un campanario que eran cuatro ojos miraderos de una suprema atalaya. 

A Fernández Santos lo conocí en el café Gijón allá por el año 93, iba por el sexto gintonic decía que tenía dolores y la ginebra le calmaba. El y yo, más sobrio que un fiscal, compartimos los dos recuerdos de la Dama de las Catedrales. 

Uno fue monaguillo o seise de la santa iglesia catedral, sotana roja con esclavina roquete blanco las mangas perdidas de cera. Me dejaron entrar porque me sabía de memoria el “confiteor”. Fueron las oposiciones más fáciles y agradables que hice en mi vida. 

Toda una serie de personajes de la vida real que conocimos — S. Santos alarga el catalejo desde su atalaya en lo alto y trata de encontrar el pulso vital de Segovia c. 1937 como Clarín describe el Oviedo del finiseculo del XIX — y ahí nos encontramos a don Cristino el archivero toda una vida leyendo y tomando apuntes para preparar un libro sobre la historia del cabildo. He aquí que se acuesta una noche decidido a emprender la tarea y a la mañana siguiente amanece sin memoria, victima del alzheimer. Don Cristino nunca publicó sus memorias. 

O al deán Fernando Revuelta el amigo del general Varela al cual le apasionaba la Historia de los Heterodoxos de Menéndez y Pelayo aunque no tanto como los automóviles y las carreras de motos, sobre todo el biscuter, que estaban probando en la fábrica de Caretas y el SEAT 600. Un día en la sacristía mientras se desvestía, al cabo de una misa pontifical, le pregunté a bocajarro al señor deán:

— ¿Por que no se usted echa coche don Fernando?

—Niño — dijo— ¿para qué quiero coche si no tengo para gasolina? Soy un cura pobre

Y era verdad; el cabildo y el obispado eran riquísimos en bienes raíces casas pinares huertas pero sin apenas liquidez; a muchos canónigos en cuanto si les llegaba para mantenerse con la prestamera del beneficio. 

Leyendo este hermoso libro a ratos melancólico, otras procaz, (podían ocurrir muchas cosas al subir los cuatrocientos y pico escalones de la escalera de caracol, que también allí el diablo se esconde por los rincones, aunque un letrero a la entrada del claustro lo exprimiese bien tajante: “pena de excomunión para el que en este sagrado recinto tenga pensamientos impuros o haga actos deshonestos”) he recuperado el niño y adolescente que fui. 

Toda una familia vivía arriba con sus gallinas, el cerdo en la cohorte, y el aceite hirviendo en la perola donde la madre freía torreznillos. 

Luego, cuando pusieron luz eléctrica, no hubo necesidad de campanero. Colocaron abajo el telefonillo y las campanas repicaban solas, accionando el interruptor de un circuito electrónica desde la sacristía. 

Ya no fue necesario que el señor Sebastián aquel morañero pequeñito pero recio - me parece que era de Abades,-  el sacristán, todo un atleta,  ágil como una ardilla (eso yo lo he visto) trepase por la cuerda que colgaba de lo alto de la bóveda y gateara hasta arriba. 

Una vez en la cúspide, desenrollaba la cuerda del badajo que estaba enroscada.  Luego descendería sus cincuenta y tantos metros descolgándose por la maroma con habilidad, y tan pichi. Aquello parecía un número de circo. 

Los esculcas desde la atalaya en tiempo de guerra avisaban de la inminencia de un bombardeo pero la fuerza de Riquelme con los internacionales no pasó del Cerro Matabueyes. Allí estaba la Virgen de la Fuencisla cerrando el paso. Nombraronla capitana generala. 

Fueron contenidos por la infantería del general Varela, que me parece que era algo amigo del deán, Allí fue donde le sacudieron un tiro a Agustinillo. Ese es uno de los ejes de marcha del argumento de esta novela sin tratamiento lineal sino a saltos siguiendo el esquema de la narrativa moderna donde los hechos reales se entreveran con los flujos de conciencia. 

Subieron en procesión a la Patrona desde su santuario. La catedral era un hormiguero de gente y su torre un pararrayos.  Cumplió su misión estratégica. 

Hoy ya no hay gallinas en el último piso. El campanario se ha convertido en un centro de atracción turística que ofrece las mejores vistas de la ciudad. ¡Viva la concordia y la paz aunque no vaya tanta gente a misa