2023-03-17

 

Las 10 maravillas de León

La idea de Balle de Scapa coincide con la política de desarrollo del territorio a base de poner en valor los recursos; de la esquina este de León, que acordona el Cea entre setenta kilómetros, emerge una sucesión de retablos platerescos por los que asoma un pasado de linaje, fruto de la lealtad al emperador Carlos I de España
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E l Cea, que tanto lleva cuando el viento oeste agita las ganas de lluvia, deja sedimentos de valor indiscutible. Entre ellos, una cadena de joyas escultóricas que revelan la posición de privilegio de una zona de León que en el siglo XVI tuvo que resultar influyente, por mucho que ahora se pierda entre atardeceres sociales y económicos.

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La ruta de los Retablos Platerescos de León tiene una longitud de 76 kilómetros, si se mide a lo largo; y una profundidad de más de cinco siglos, con su encaje en el mundo actual, y un repertorio natural en el entorno que se encarga de hacer confluir para desarrollar toda la perspectiva que emplea para poner en el escaparate de la promoción y desarrollo del territorio. recursos endógenos, se han dado en llamar, que para diez localidades leonesas, distribuidas a los largo de los valles de los ríos Cea, principalmente, Valderaduey, Esla, tiene a imagineros, entalladores, orfebres y otros maestros escultóricos entre sus referencias de cabecera. Con la perspectiva del tiempo que siempre corre a favor de las teorías, se puede analizar las razones por las que este segmento del territorio leonés llegó a gozar de una posición económica y política tan destacada en esta época de cocción de plateresco; y todas, por encima de la distinción pudiente de la Mesta y la lana, el valor del grano y el imperio cerealista de las vegas, acaban en la conclusión de la lealtad de las estructuras de poder la época con el emperador Carlos I. Grandes vasallos si hubiera un gran señor. Y los hubo. Y lo hubo.

Diez iglesias leonesas esconden en su interior retablos del plateresco, obra de los grandes maestros que en el siglo XVI dieron vida a episodios bíblicos y difundieron la fe cristiana

De qué, si no, iban a contar estas localidades del este de la provincia leonesa de la producción excelente de Juan de Juni, del francés Guillén Doncel, de Gaspar Becerra; de inspiraciones de Lucas van Leyden o Juan de Angés. De qué, si no, en diez pueblos leoneses que hoy resumen el declive poblacional más absoluto y general que acomete desde hace treinta años a León, iban a concentrarse magníficos resúmenes de los pasajes universales de la Pasión de Cristo, del Génesis y el Libro de los Números, elevados a excelencia artística sin parangón, acostados en el desconocimiento que suele perseguir a los tesoros de la provincia leonesa, hasta que la asociación Balle de Scapa se empeñó en que el amanecer, siempre suave, siempre lento de este paisaje de perfiles atenuados de León, sacara a la luz el tesoro de las iglesias.

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De las iglesias de Vallecillo, Celada de Cea, Valdescapa, Valdavida, Gordaliza del Pino, Sahagún, Joara, Villaselán, Cistierna y Yugueros. Retablos del siglo XVI para agitar la dinamización del territorio en pleno siglo XXI; cosas que pasan en este mundo dedicado al 5.0 y embelesado por la revolución de las pantallas de plasma. Ya hay una ruta establecida para visitar estos enclaves del plateresco que ponen a León en otro espacio cumbre del arte español que hasta ahora permanecía ajeno; dormido, sin esta iniciativa privada, tomada a pecho por emprendedores, que ahora despereza con el inicio de apoyo de las instituciones, la Diputación de León y la Junta, principalmente, algunas juntas vecinal,es algunos Ayuntamientos, y también el Obispado de León.

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Hay retablos para dar el tono sacro a este ruta; retablos entre espacios del entorno que complementan la visita con un aporte peculiar de cada zona; la arquitectura de barro de Vallecillo; el emporio quesero de Joara, los viñedos de Celada de Cea, el legado de las galletas de Hierro y mieles de brezo y el caño de Valdescapa, la destilería de Villaselán, los montes de Valdavida entre la masa forestal que escolta a León por la frontera este, la repostería en Gordaliza, la tierra del pan en Sahagún, el museo ferroviario de Cistierna y la puerta de Vadinia en Yugueros.

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IN ICTU OCULI

 


CRISOPEYA, COPELA. COROZA

 

Gratísimo un consuelo leer a Quevedo y cantar las marzas que son las verdades del barquero porque todo se va y todo vuelve menos la juventud y me esparzo por los remansos del río de la mente donde fluyen las memorias de mi patria. Es prosa maciza llena de ritmos y ecos misteriosos, la verdad católica sobre los novísimos plasmada en lienzo. Es un tema recurrente en la literatura española desde Jorge Manrique, una reflexión sobre la vanidad de las cosas humanas pues la muerte se viene tan callando.

 Segovia dio a luz a la picaresca y yo nací cerca del la puerta del Arco del Socorro donde dieron mulé al padre del Buscón. Hay que arreglar esos peldaños para el próximo que venga… un poco de credo y aviemos, nada de letanías. Morir con humor. Entremos por la puerta ancha que lleva a los Novísimos. Peregrinación de la estantigua allá van sastres, carpinteros, obispos y abades, ninfas del catón, los valientes guerreros, los añafileros del gran torreón.

 La literatura quevedina remeda a un ejercicio de crisopeya donde a la busca de la piedra filosofal se transforma la mierda y lo anodino de la vida misma en oro. En este almirez se machaca el ajo del mortero y aparecen los dueños. Suben al aire las grandes palabras y los eximios conceptos, olvidémonos de la guerra, del sexo. La religión todas son un misterio. Ahí estaban los puteoritas que son herejes veraniscos.

 Para los que la eucaristía se guardaba en un pozo de nieve. Artefio nos dice Quevedo filósofo escribió un tratado hermético en el cual descubre el sentido del canto de las aves. Teofastro y Paracelso indujeron a la humanidad por el camino de las artes mágicas. Pero una advertencia la buena literatura ha de tener parte en el arte de la crisopeya que consiste en transformar en oro los materiales viles. Gocemos pues mirando al cielo porque la muerte aguarda y todos caminamos en dirección al Valle de Difuntos. En la redoma quedamos redomados, nos visitan los clisteres para alivio de estreñidos y el género humano hace chistes sobre la mierda y los pedos. 

Con un inodoro en la frente caminamos por la vida, remedios y cauterios, tientas, quibombos, sondas y sillicos. “Quevedo conocía todos los secretos del lenguaje, sabe germanía como los picaros de Zocodover. Tiene en la memoria todos los refranes de la lengua, todos los modismos” dice Rene Buvier, y Rafael Lapesa: “ los ojos de Quevedo provistos de las lentes crueles del desengaño sorprenden cuando miran para la imagen de la muerte; la vanidad de los esfuerzos humanos le sugieren hondas reflexiones morales y en sus cuadros aparecen el hombre como grotescas siluetas”

 

viernes, 17 de marzo de 2023