REMEMBER
BRUNETE LA BATALLA DE LA SED
En
tres semanas de julio de 1937 se desarrolló la más cruenta batalla nuestra
guerra, la de Brunete, la “Batalla de la Sed”, desarrollada en los
términos de Brunete, La Cañada, Villanueva del Pardillo, Chapinería y
Navalagamella pero los combates más fuertes tuvieron por escenario las
inmediaciones del castillo de Villafranca, un fortín del siglo XIII donde según
la leyenda nació el pirata Barba Roja.
Creo
que fue mi mejor libro, muy trabajado y documentado porque quiso el destino
(Dios siempre tiene compasión por los pecadores) que yo viniera a vivir a un
barrio localizado cerca de los adarves del castillo de Villafranca.
Me empapé
del territorio recorriéndolo palmo a palmo, transité los senderos de las mochas,
la Chica y la Grande, donde me encontré con casquillos de munición del Cetme,
bombas de mano Lafitte, correajes, el chapí de un pobre legionario con
el barboquejo semipodrido, y hasta la catenaria de un tanque ruso.
Antes
de que empezaran a construir pisos por aquí, tuve la suerte de apostarme en una
trinchera donde murió por Dios y por España el teniente Delma al mando de una
sección de punteros o tiradores de una Mehala del Rif.
También
me senté en una chabola que había a la entrada de Brunete y descubrí un pozo de
tirador construido al pies de una centenaria encina.
Los
enfrentamientos fueron durísimos a bayoneta calada en algunos casos porque duro
era el general que mandaba a la fuerza nacional, que no era otro que Valera, el
que hizo la guerra con guantes perfumados.
Al
otro lado estaban Lister y el Campesino. Que tampoco había que perderlos de
vista. Tampoco eran mancos.
Casado
relevó a Miaja en el mando republicano.
Tanto
unos como otros se habían formado en tácticas bélicas del ejercito español en
Marruecos. No importaban las bajas.
Franco
sin embargo era más cauto y abroncó al general Barroso y a Varela
porque la victoria de Brunete supuso una carnicería en las filas nacionales. En
la de los otros no te digo nada.
La Quinta
de Navarra y las Mehalas de Larache derrocharon valor, haciendo correr
hasta Madrid a los Internacionales con dotaciones superiores a la de los
gallegos y navarros.
Pero
estos soldados del Norte: los Centollos o falanges gallegas y los
navarros, acostumbrados a operar en climas más suaves y en territorios no tan
ásperos como las lomas del Guadarrama, llevaron la peor parte.
El
clima tórrido de la Batalla de la Sed y la disentería causaron no pocas bajas
en sus cuadros.
Los
moros, los aviadores de la Luftwaffe y los legionarios determinaron la
suerte de esta batalla haciendo correr a los rojos campo a través que no
pararon hasta Madrid.
Los
historiadores al uso, siempre tan parciales y manipuladores de la historia, no
quieren saber nada de esta derrota.
La
obvian tergiversando los hechos consumados.
¿Por
qué?
Sencillamente,
en el Pardillo dio las diez de últimas el Batallón Lincoln integrados
por judíos neoyorquinos─ Gerda Taro la novia fotógrafa de Roberto Capa pereció
entre los relejes de un blindado durante la retirada, el miedo y el vino fueron
la causa─ jóvenes comunistas que creían que nuestra guerra civil era una oferta
de vacaciones pagadas.
Volvieron
a su tierra decepcionados y con las orejas gachas.
Fue
el caso de George Orwell el autor de 1984, el cual, herido en el Ebro,
rompió su libreta de adscrito al partido comunista, de regreso en Londres.
Su
experiencia entre el POUM, los asesinos y pistoleros separatistas de Companys
y los estalinistas de Negrín le brindó un título para otro de sus libros
"Animal Farm" (cerdos en la granja).
Tuvo
muchos conflictos por sus expresiones antisemitas pero sigue siendo un profeta
de los tiempos que vivimos.
El
texto es un homenaje a mi pobre padre. Su batería quedó diezmada en los altos
de Colmenarejo.
Yo le
vi emocionarse al mentar el nombre de Brunete en mi infancia. Nos refirió el
caso de uno de sus camaradas al que dieron por muerto, un tal Virseda, un
trillero cantalejano, muy simpático y el mejor pelotari del Regimiento.
Al
final de la contienda cuando le iban a cantar el gorigori y el cura empezaba la
misa de Réquiem por su alma he aquí se presenta en la iglesia el bueno de
Rufino Virseda como si no hubiera pasado nada. Tan pichi. Todos creyeron que
era un resucitado.
Fue
hecho sin embargo prisionero y liberado de un campo de concentración de
Valencia. Un milagro en toda la regla.
Para
mí es también un milagro el hecho de que haya venido a pasar mis días, ─porque
en estos campos de Brunete transcurrió parte de mi existencia─, al lugar donde
mi padre estuvo pegando tiros.
Cuando
me deprimo o me cabreo por estos tiempos de insolencia en que estamos, no
escupo para arriba, sino que me acuerdo de la frase de Santa Teresa "Dios
aprieta pero no ahora".
Ello
sirva de acicate a nuestra esperanza.
El
libro está escrito desde el corazón sin rigor científico y de forma novelada.
Es a mi juicio mi obra más lograda en la que puse los cinco sentidos y el amor
a mi patria.
Pueden
adquirirlo en la librería Hermanos Francisco Rodríguez de Burgos al precio de
20E