EL PILAR DE LA PATRIA. COLUMNA Y MADRE DE ESPAÑA. TODO EL PAÍS ES UNA OFRENDA DE PÚBERES CANEFORAS. 12 de octubre. Virgen del pilar. Toda España es una ofrenda de púberes canéforas. Es nuestro gran “harvest festival” y vamos con la ofrenda de los frutos de la tierra. Gracias, Cristo, por vivir. Hay bálsamo de fruto, perfumes imprecisos de cosechas en los vientos de octubre.
Rindieron ya las ramas de los orondos membrillos el último árbol en madurar su cargazón de peros, mientras se desnuda de hojas el piescal y Rouco estuvo fino esta mañana en su sermón de la seo. Prefirió el vocablo madre a la idea de virgen.
Nosotros lo adelantábamos la víspera que es la fiesta de la Madre de Dios. ¿Nos había leído el pensamiento el señor cardenal al que no hemos ahorrado criticas en esta Web[estais dormidos jerarcas cáspita, desperzaros y despertad, hora es ya de velar]?
O es que hay una telepatía interactiva en esto de la Red. No sé pero Maria siempre Virgen es tambien la Madre de la Fecundidad.
Peregrino a Cesar Augusta con el pensamiento y me pierdo por el barrio húmedo con mi morral de peregrino, mi jersey verde de hijo del cuerpo.
Me pongo el cachirulo. Gordo estoy pero todavía…todavía tengo el cuerpo de jota. Y canto las coplas de siempre: “La Virgen del pilar dice que no quiere ser francesa que ella quiere ser capitana de la tropa aragonesa”. Creo que las otras vírgenes de España cantaran lo mismo monserga. Ninguna de las vírgenes españolas e incluso las autonómicas quiere ser francesa o renunciar a Celtiberia.
Y no nos vamos a trabarnos en rivalidades regionales que sólo valen para desunir nuestro yugo y nuestras flechas. Tanto monta. Monta tanto. Lo mismo puede decir la de Moreneta- la de los Desamparos de Valencia. La de Cortes alcarreña. La Fuensantica murcianica y jienense. La Macarena de la Giralda. La Virgen del Valle en Cebolla (Cuenca) la del Sagrario en Toledo, la de Guadalupe extremeña, la de la Fuencisla en Segovia, la soterraña, el Henar, Hornuez, el Rehoyo en el mismo departamento (Segovia es la provincia de España con mayor topografía marial, los segovianos ufanémonos del hecho en tal día como hoy uno no puede sucumbir a la tentación del triunfalismo, que ya vendrá Paco con la rebaja) y el Camino en León y la Vid en Burgos, Begoña en Vizcaya, Aranzazu en Guipúzcoa, la Blanca en Álava. Y por supuesto, Covadonga. Siempre Covadonga. No ninguna quiere ser francesa. Todas española y de la tropa aragonesa.
Y todas esas advocaciones innumerables que se encuentran en los valles escondidos o acostados al pie de las vegas y remontes –a cada una les corresponde una fiesta, una romería- de nuestra geografía, humilladeros y espadañas de los más diversos nombres y condición.
Esta es la historia de las once mil vírgenes convertida en realidad. Vírgenes haberlas haylas, paisanos, igual que las meigas.
Pues eso. Hoy se me agolpan en el corazón todos los cabos puertas que están de servicio en todas las casas cuartel diseminadas por el país.
Ad te de luce vigilo y gracias a estos abnegados números de la Benemérita nuestra España cuenta con protección, y en los motoristas de tráfico y en los que vigilan las centrales nucleares. Viva la Guardia Rural.
Ya no nos dan miedo los civiles como pudo ocurrir en el pasado, en la historia de nuestra bronca y maravillosa España- me acuerdo de mis primos, del cuartel de la Victoria de Córdoba y el de la Comandancia de Castellón, Javier y Benjamín, los hijos de mi tío Manahén- no creo que con ese nombre nos puedan acusar a los Parra de ser antisemitas. Y vaya mi recuerdo encaminado hacia las garitas del cuartel de Inchaurrondo. No bajéis la guardia, hijos.
Y para los de Palma de Mallorca y los del servicio marítimo que bojan en sus lanchas las Canarias rescatando inmigrantes y ayudando a encontrar puerto a los negritos de las pateras. Hombres de bien a los que cubrirá con su manto la Virgen del Pilar.
Insomnes, con un montón de horas y cargados de servicio, hasta el culo de trabajo, con sus problemas personales, sentimentales y económicos. Es una vocación ser guardia civil. Una vocación de servicio a los españoles y a nuestros semejantes.
¿Cómo podré explicar la emoción que siento en la fiesta de nuestra patrona? Se me agarrotan los dedos sobre el tablero del ordenata y bajan en avalancha los pensamientos que este pobre redactor pierde el huelgo? Santa María es la hiperdulía. Ese “too much” que dicen los ingleses y que rompe la norma del “ne quid nimis”[1] de los estoicos clásicos.
Ser español es ser visceral. Una visceralidad que llevamos dentro para cantar jotas a la Virgen del Pilar o bailar la danza prima en Covadonga. Toda la nación con sus apéndices hispanoamericanos (María Madre de España y España Madre de pueblos) es un inmenso oficio de Beata. Es la fiesta de todos los que hablamos castellano.
La fiesta de la hispanidad. Una guirnalda de naciones que gracias a España son cristianas y pueden entonar las estrofas del Oficio Parvo El oficio Parvo que se llama en la Trapa.
Ora pro nobis Sanmcta Deigenitrix, advota nostra. Ut digni effiamur promissionibis Cristi[2].
Mi viejo breviario trae el himno del diacen lartin que yo traduzco al castellano:
“con jubilosa dulcedumbre a Santa Martia cantamos. Que es el rio que fluye eterna piedad, de donde todos bebemos para refrescarnos y cobrar fuerzas y con pechos enardecido miramos a lo alto. En la columna del Pilar asienta España su fe ancestral en Cristo. Ella es nuestra guirnalda y corona de salud. A ella con largo aplauso cantó la antigüedad de nuestros antepasados. Y todos sus hijos con alegre semblante celebran la aparición a Santiago sobre una columna en Zaragoza. Firme peana de nuestra esperanza. Nuestros corazones nos dicen que este es el templo de la hermosura a Maria dedicado. Y celebrando sus laudes nosotros los iberos y toda la ciudad alegre lleve sus flores a su altar de octubre, recordando los favores recibidos y los votos que hicieron nuestros padres. Gloria a ti, Teotocos, que concibió y se mantuvo virgen pura. Gloria al padre, gloria al hijo y al perenne espirita. Amen.
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[1] De nada demasiado
[2] Ruega por nosotros santa madre de Dios para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Jewsucritos
Rindieron ya las ramas de los orondos membrillos el último árbol en madurar su cargazón de peros, mientras se desnuda de hojas el piescal y Rouco estuvo fino esta mañana en su sermón de la seo. Prefirió el vocablo madre a la idea de virgen.
Nosotros lo adelantábamos la víspera que es la fiesta de la Madre de Dios. ¿Nos había leído el pensamiento el señor cardenal al que no hemos ahorrado criticas en esta Web[estais dormidos jerarcas cáspita, desperzaros y despertad, hora es ya de velar]?
O es que hay una telepatía interactiva en esto de la Red. No sé pero Maria siempre Virgen es tambien la Madre de la Fecundidad.
Peregrino a Cesar Augusta con el pensamiento y me pierdo por el barrio húmedo con mi morral de peregrino, mi jersey verde de hijo del cuerpo.
Me pongo el cachirulo. Gordo estoy pero todavía…todavía tengo el cuerpo de jota. Y canto las coplas de siempre: “La Virgen del pilar dice que no quiere ser francesa que ella quiere ser capitana de la tropa aragonesa”. Creo que las otras vírgenes de España cantaran lo mismo monserga. Ninguna de las vírgenes españolas e incluso las autonómicas quiere ser francesa o renunciar a Celtiberia.
Y no nos vamos a trabarnos en rivalidades regionales que sólo valen para desunir nuestro yugo y nuestras flechas. Tanto monta. Monta tanto. Lo mismo puede decir la de Moreneta- la de los Desamparos de Valencia. La de Cortes alcarreña. La Fuensantica murcianica y jienense. La Macarena de la Giralda. La Virgen del Valle en Cebolla (Cuenca) la del Sagrario en Toledo, la de Guadalupe extremeña, la de la Fuencisla en Segovia, la soterraña, el Henar, Hornuez, el Rehoyo en el mismo departamento (Segovia es la provincia de España con mayor topografía marial, los segovianos ufanémonos del hecho en tal día como hoy uno no puede sucumbir a la tentación del triunfalismo, que ya vendrá Paco con la rebaja) y el Camino en León y la Vid en Burgos, Begoña en Vizcaya, Aranzazu en Guipúzcoa, la Blanca en Álava. Y por supuesto, Covadonga. Siempre Covadonga. No ninguna quiere ser francesa. Todas española y de la tropa aragonesa.
Y todas esas advocaciones innumerables que se encuentran en los valles escondidos o acostados al pie de las vegas y remontes –a cada una les corresponde una fiesta, una romería- de nuestra geografía, humilladeros y espadañas de los más diversos nombres y condición.
Esta es la historia de las once mil vírgenes convertida en realidad. Vírgenes haberlas haylas, paisanos, igual que las meigas.
Pues eso. Hoy se me agolpan en el corazón todos los cabos puertas que están de servicio en todas las casas cuartel diseminadas por el país.
Ad te de luce vigilo y gracias a estos abnegados números de la Benemérita nuestra España cuenta con protección, y en los motoristas de tráfico y en los que vigilan las centrales nucleares. Viva la Guardia Rural.
Ya no nos dan miedo los civiles como pudo ocurrir en el pasado, en la historia de nuestra bronca y maravillosa España- me acuerdo de mis primos, del cuartel de la Victoria de Córdoba y el de la Comandancia de Castellón, Javier y Benjamín, los hijos de mi tío Manahén- no creo que con ese nombre nos puedan acusar a los Parra de ser antisemitas. Y vaya mi recuerdo encaminado hacia las garitas del cuartel de Inchaurrondo. No bajéis la guardia, hijos.
Y para los de Palma de Mallorca y los del servicio marítimo que bojan en sus lanchas las Canarias rescatando inmigrantes y ayudando a encontrar puerto a los negritos de las pateras. Hombres de bien a los que cubrirá con su manto la Virgen del Pilar.
Insomnes, con un montón de horas y cargados de servicio, hasta el culo de trabajo, con sus problemas personales, sentimentales y económicos. Es una vocación ser guardia civil. Una vocación de servicio a los españoles y a nuestros semejantes.
¿Cómo podré explicar la emoción que siento en la fiesta de nuestra patrona? Se me agarrotan los dedos sobre el tablero del ordenata y bajan en avalancha los pensamientos que este pobre redactor pierde el huelgo? Santa María es la hiperdulía. Ese “too much” que dicen los ingleses y que rompe la norma del “ne quid nimis”[1] de los estoicos clásicos.
Ser español es ser visceral. Una visceralidad que llevamos dentro para cantar jotas a la Virgen del Pilar o bailar la danza prima en Covadonga. Toda la nación con sus apéndices hispanoamericanos (María Madre de España y España Madre de pueblos) es un inmenso oficio de Beata. Es la fiesta de todos los que hablamos castellano.
La fiesta de la hispanidad. Una guirnalda de naciones que gracias a España son cristianas y pueden entonar las estrofas del Oficio Parvo El oficio Parvo que se llama en la Trapa.
Ora pro nobis Sanmcta Deigenitrix, advota nostra. Ut digni effiamur promissionibis Cristi[2].
Mi viejo breviario trae el himno del diacen lartin que yo traduzco al castellano:
“con jubilosa dulcedumbre a Santa Martia cantamos. Que es el rio que fluye eterna piedad, de donde todos bebemos para refrescarnos y cobrar fuerzas y con pechos enardecido miramos a lo alto. En la columna del Pilar asienta España su fe ancestral en Cristo. Ella es nuestra guirnalda y corona de salud. A ella con largo aplauso cantó la antigüedad de nuestros antepasados. Y todos sus hijos con alegre semblante celebran la aparición a Santiago sobre una columna en Zaragoza. Firme peana de nuestra esperanza. Nuestros corazones nos dicen que este es el templo de la hermosura a Maria dedicado. Y celebrando sus laudes nosotros los iberos y toda la ciudad alegre lleve sus flores a su altar de octubre, recordando los favores recibidos y los votos que hicieron nuestros padres. Gloria a ti, Teotocos, que concibió y se mantuvo virgen pura. Gloria al padre, gloria al hijo y al perenne espirita. Amen.
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[1] De nada demasiado
[2] Ruega por nosotros santa madre de Dios para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Jewsucritos
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