2015-11-12

MÁRTIRES DE POZUELO DE ALARCÓN MADRID


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PUBLIO RODRIGUEZ MOSLARES MÁRTIR Y CONFESOR DE XTO MARTIRIZADO EN POZUELO MADRID POR LAS HORDAS de CARRILLO

 

A los santos y a los profetas de Israel Dios les lleva por caminos misteriosos que los hombres no entienden. Conocí la historia de Publio Rodríguez Moslares a través de su sobrino Publio Rodríguez Sanz que fue compañero mío en el seminario de Segovia. Curiosa e interesante historia. En Pozuelo trabajó mu mujer muchos años en la tesorería y yo anduve por allá en mis deambulaciones ciclistas cuando escribía la Batalla de la Sed. Una luz me iluminó. Publio era un seminarista de un pueblo de Valladolid que se preparaba para ser cura y no sé si había recibido las ordenes menores cuando antes de las vacaciones vino desde el convento de los Oblatos de Santander a Madrid donde llegó el 17 de julio de 1936. Era un chaval muy listo y alegre que cantaba muy bien (esta habilidad la heredó mi amigo Publio que era el mejor cantor del curso y sabía cantar los pentagramas al revés) le llamaban el juglar de la comunidad. Fue apresado la noche del 18 de julio y conducido a la cárcel de San Antón. Allí se le `perdió la pista. Su madre en el año 1940 conociendo el lugar donde había sido liquidado en la cárcel modelo fue allí y encontró en las paredes un mensaje para ellas; Madre, me van a matar, me voy con dios. Viva Cristo Rey. En letra casi ilegible y entre restos de sangre había una firmna Publio. El mensaje fue escrito poco antes de que lo llevaran a torturarle a Paracullo del Jarama por orden del director general de Seguridad Santiago Carrillo.

La historia en todo tiempo ha dejado de conmoverme. Me entrevisté con Publio Sanz al cabo de 50 años. El gran tiple de nuestros días, el que leía las partituras al revés era un profesor jubilado que ejerció su profesión De magisterio en Málaga. Había sido operado de un cáncer de colon y curó milagrosamente. No hay secuelas del mal según los médicos. Esto me anima a proclamar que la verdad de la iglesia y la prueba de la eternidad del mensaje evangélico está en sus mártires. La jerarquía nunca debe renunciar a este tesoro de los que dieron testimonio por su fe. Deseo a Publio uno de mis pipis y a su esposa Amaya larga vida paz y contento en la seguridad de que alguien los protege desde el cielo aunque tengamos que morir, no somos eternos, pero la acción de la gracia seguirá operando hasta el fin de los tiempos.



Publio Rodríguez Moslares



Datos biográficosPublio Rodríguez Moslares nació en Tiedra, provincia y diócesis de Valladolid, el 12 de noviembre de 1912. Es el menor de los hermanos. Este detalle será un escollo con el que va a topar su vocación: su madre, muy religiosa, lucha entre la ilusión de tener un hijo sacerdote y el alejamiento del hogardel benjamín de la familia.“Es Dios quien lo quiere, mamá; no sufras ni me hagas sufrir. Sé generosa y dale a Dios lo que es de Él antes que tuyo”, le escribe.
Sus compañeros dicen que “Publio era el juglar de la comunidad: cantaba, reía, hacía versos y refería anécdotas salpicadas de refranes y dichos populares”.
Incluso en la cárcel, recluido en una misma celda con el P. Mariano Martín y tres escolásticos más, “para entretener el tiempo y hacer más llevadera la prisión, empezamos a hacer entre él y yo una comedia en verso”, nos dice el P. Martín.Testimonios Ese mismo Padre añade:“Tenía un carácter simpático, abierto, luchador, proselitista, francote, bueno. Trabajó mucho para llevar a buen camino a dos de sus hermanos que no comulgaban del todo con sus ideas, aunque por otro lado eran muy buenos. Les escribía cartas desde el juniorado y en vacaciones discutía con ellos. Tenía espíritu misionero y suspiraba por las Misiones, espíritu que supo infundir en su casa, sobre todo a su hermana, maestra nacional”.
“Supo soportar con entereza y alegría las cárceles de Madrid y cuando provisionalmente le dieron libertad, fue sobre todo él quien hizo de enlace entre sus compañeros de calvario y sus Superiores, yendo de un sitio para otro”.


Después del martirio, su madre escribió una carta a los Oblatos en la cual dice que al pasar del juniorado al noviciado, fue a verlo a Las Arenas:
“Al despedirme, le dejaron venir conmigo a la estación de Bilbao. Allí me dio el Crucifijo pequeño que le dieron en Urnieta, y me dijo: Bésalo muchas veces y, venga lo que venga, piensa que todo lo que suframos por Él, por mucho que nos parezca, será poco para lo que Él nos ama y sufrió por nosotros”.Martirio Tras ser sacado del convento y ser liberado de la primera prisión, no teniendo a dónde ir, se refugió, con el P. Blanco y algunos oblatos más, en una familia conocida. Dice la hija:“Una noche llegaron a casa buscando refugio, porque no tenían a dónde ir. Mis padres habilitaron una habitación, pusieron colchones en el suelo, les dieron ropa para que pudieran dormir y descansar.
Una noche, hacia las tres de la madrugada llamaron a la puerta unos milicianos con fusiles y pistolas, amenazando, que venían a registrar la casa; como teníamos una tienda de ultramarinos, mi padre, pienso que iluminado por el Espíritu Santo, metió a los milicianos en la tienda y al ver todo lo que había, pidieron por teléfono un camión y lo cargaron de tal forma que no podía arrancar. Tuvieron que descarga parte del camión para poder marchar. A la mañana siguiente mi madre dijo al P. Blanco que tenían que irse, pues si volvían otra vez los milicianos y registraban la casa, los matarían a ellos y a mi padre y que qué iba a hacer ella con cuatro niños pequeños”.Al abandonar la casa, Publio dijo a mi madre: `No sufras, yo voy a volver,
pero si me pasa algo o me matan, piensa que estaré con Dios y te ayudaré’. Publio parece que tenía muy claro que lo iban a matar”. Y así fue.

Al terminar la guerra su familia fue a Madrid.“Mi madre se había enterado que Publio había estado en la cárcel Modelo y quería ir allá. Mi padre intentaba disuadirla porque era la primera línea del frente. No obstante, como ella se empeñaba, mi padre quiso que la acompañáramos mi hermana y yo. Entre aquellas ruinas, ella buscaba en las diversas celdas y corredores. De repente comenzó a gritar: ¡Aquí, aquí! Y se introdujo en un habitáculo pequeño. Entramos con ella y vimos toda la pared escrita. Pude ver cómo en un rincón había unas palabras que destacaban más que las otras, porque estaban escritas en rojo, y que decían: `Madre, me llevan a matar, muero por Dios (…) No llores, me voy con Dios. ’¡Viva Cristo Rey! Y firmaba Publio. Ella se arrodilló, besó la pared, y con una especie de navaja, cortó un trozo de la pared donde estaba la inscripción. Fue entonces cuando me enteré que lo habían llevado a matar a Paracuellos del Jarama.
Mi padre ya lo sabía; pero no había hecho ningún comentario delante de nosotros”.
LA WILIPEDIA DICE SOBRE EL MARTIRIO DE ESTE SANTO LO SIGUIENTE

Publio Rodríguez Moslares

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Publio Rodríguez Moslares OMI (* 12. November 1912 in Tiedra; † 28. November 1936 in Paracuellos de Jarama) war ein spanischer Oblate der Makellosen Jungfrau Maria.
Nachdem das Kloster in Pozuelo am 22. Juli 1936 von bewaffneten Milizen besetzt worden war und Publio Rodríguez Moslares zusammen mit seinen Mitbrüdern von dort weggebracht worden war, kam er zunächst wieder frei. Er wurde aber wieder inhaftiert und am 28. November desselben Jahres zusammen mit zwölf seiner Mitbrüder hingerichtet.
Die Seligsprechung der 22 spanischen Märtyrer der Oblaten, darunter auch Publio Rodríguez Moslares, erfolgte am 17. Dezember 2011 in der Kathedrale von Madrid

 
 

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