2016-08-24

EMILIO ROMERO PAPELES RESERVADOS SOBRE LA GUERRA INCIVIL






EMILIO ROMERO

 

I

 

Escritor transparente como los cielos morañeros de su Arévalo natal, la boca grande la sonrisa ancha la mejor pluma del Régimen (escribía con la misma galanura que hablaba), Emilio Romero fue uno de los lujos del periodismo del pasado siglo. Su ave preferida era el gallo y gallo fue de esta quintana, nunca consiguieron desplumarlo, ni lo desplumarán las gallinas del corral mediático. Tuve la suerte de le conocer. Ahora releo algunos de sus libros. Fue importante al contar la versión no autorizada del franquismo de la guerra civil. En el Vagabundo pasa de largo se entrecruzan nuestros sueños de libertad y La Paz empieza nunca tuvo fama de ser la mejor novela de la guerra civil cuyo desarrolló conocía bien. En este libro se calza las botas de siete leguas y avista el porvenir de un conflicto interminable que dura ya casi ochenta años. Aquí hay que estar siempre a verlas venir. Mejor estarse quieto que bullir porque si asomas la cresta te descabezan. País de envidiosos y resentidos, nación de mediocres y de monederos falsos.

Superviviente del Cuartel de la Montaña, se pasó a los nacionales por Aravaca. Fue el prototipo de falangista abierto al futuro, diletante y discrepante de las izquierdas, a las  que conocía en sus entresijos. Fulguró como la pluma dorada del Régimen. Amigo de Segismundo Casado y de algunos generales republicanos, publicó  Pueblo unas declaraciones de Indalecio Prieto sobre cómo fue el esquilmo de los tesoros del Banco de España— el oro de Moscú que los rusos nunca nos devolvieron y confiscaron veinte vagones cargados de onzas áureas— que embarcaron en el puerto de Cartagena rumbo a la URSS. Veinte funcionarios del Banco de España estuvieron incomunicados y encerrados en los sótanos del palacio de Cibeles, contando monedas y lingotes. Por orden del comunista Negrín. Para pagar la deuda de guerra. Luego los americanos y los ingleses se cobraron la suya; bases militares, leche en polvo y muchas películas y revistas irradiadas desde el promotor de Jolivu con que nos lavaron el cerebro.

Según, Casado, el defensor de Madrid y el que rindió a Franco la capital de España, después de andar a tiros por el Retiro comunistas y socialistas, el Verrugo (quiero decir Azaña) fue el responsable de la masacres. El general Segismundo Casado que publica unas declaraciones en el periódico de la calle Huertas a su regreso de su exilio inglés, en las cuales insiste en que el responsable de aquel río de sangre fue Manuel Azaña, un tipo vil, alcarreño siniestro, un señorcito acomplejado que se hacía pasar por defensor del obrero al cual menospreciaba, cobarde y lleno de odio. Dios nos libre de los que se dicen liberales.

En un ataque de pánico Don Manuel "El Verrugas" huyó de Madrid y buscó refugio en Barcelona, después en Valencia. Otro de los contestes del contubernio fue Largo Caballero al que traiciona su rusofilia. Se entendía con el plenipotenciario de Stalin ante el régimen republicano, embajador Rosenberg, un judío, que luego sería victima de las purgas estalinianas al igual que otros capitostes republicanos mentores de la amistad soviética (ayuda interesada a España como se ve) todos serían pasados por las armas o desterrados a Siberia, al regresar a Rusia. Moscú no cree en las lágrimas.

Largo Caballero fue un superviviente de Buchenwald pero murió al poco tiempo en Berlin. Pese a su homologación como miembro del PSOE era un bolchevique, cuenta Casado en estos papeles reservados; tacha de pro soviético al “Lenin español”.

Sin embargo, Enrique Lister achaca a los militares del fracaso de la batalla de Brunete y dice que la culpa de los desmanes cometidos, robos e incendios de iglesias, violaciones de religiosas, quemas de conventos y matanzas de curas fueron obra de los anarquistas descontrolados.

La guerra pudiera haberse acortado si Azaña no hubiera sido políticamente un desastre y el Doctor Negrín, obedeciendo las instrucciones del amo del Kremlin y de Londres (Churchill decía: dejemos a los españoles pringarse en su propia salsa) se cerrara en banda a un armisticio entre leales y rebeldes. La Urss pretendía crear un estado comunista al sur de Europa.

Con su sagacidad habitual Emilio Romero pone a sus lectores ante el hecho objetivo y real de las causas y consecuencias del conflicto ibérico. Razones que actualmente han sido aplastadas por la apisonadora de la propaganda maniquea en los últimos tiempos.

El pecado mayor de los políticos hispanos desde el 75 para acá ha consistido en ocultar a los españoles esas fuentes de información. Criterios de revancha hacen surgir planteamientos olvidados cuando la herida se estaba cerrando. Demasiada memoria histórica.

La verdad histórica ha venido siendo viciada y manipulada por la propaganda. Los que perdieron la guerra se acusan unos a otros en estos papeles reservados de gran enjundia. Por lo cual, las observaciones del "Gallo de Arévalo" no tienen desperdicio.

Valentín González llega a decir de la Pasionaria a la cual odiaba que no era más que una vendedora de sardinas de Santurce que se comía las hostias a puñados, cuando bajaba de Santurce a Bilbao luciendo la pantorrilla, enamorada primero de la Virgen de Begoña,  luego de Stalin.

La Dolores  puso los cuernos a su marido y mandó traer a su amante un tal Antón desde la Francia ocupada por los nazis a Moscú a su novio en un avión alemán por conducto de sus influencias con Molotov. Estaba encoñada con aquel tío y Valentín Gonzalez en otra entrevista delk diario de los Sindicatos tampoco se muerde la lengua al respecto. Para el Campesino la famosa líder del partido comunista en mujer era lo más parecido a una víbora.

Lister violaba a las mujeres fascistas que caían en su poder pero Lister a su vez muestra en sus memorias su rencor hacia Ramón J. Sender el escritor aragonés que soltó las armas en el frente de Valdemoro y se pasó a los otros ¿Un violador al frente del famoso Quinto Regimiento que mandaba este picapedrero gallego al que Rusia colocó las estrellas de general?

Todos recriminan a Juan Negrín de delitos de alta traición y se quejan del trato infame que recibieron los refugiados españoles en el paraíso comunista donde los obreros soviéticos vivían peor que en España. El secretario general del partido comunista J. Díaz saltó desde un cuarto piso en Tiflis. ¿Se arrojó o lo tiraron? ¿Fue víctima del KGB? Los niños de la guerra sufrieron toda clase de penalidades.

En estos papeles reservados de Emilio Romero se cuentan cosas que desconocen los jóvenes españoles a día de hoy. En parte llevaba razón Serraño Suñer cuando gritó desde un balcón de la calle Alcalá: “Rusia es culpable”. ¡Como para fiarse de Putin!

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