2016-06-28


EL DIABLO OTRA VEZ

 

Embasicetas el corrupto ha venido y nadie sabe como ha sido. Sigo el carril del verso de Juan Ramón. Otra vez el diablo que primero obsede más tarde posee. Estas obsesiones de la política que son una perpetua conspiración producen cansancio nada tienen que ver con la vida real. Satanás no cambia de táctica, permanece en sus trece de viejos roles; por eso le llaman el antiguo al Pateta. Masacre en Istambol. ¡Cuanto espanto y  horror! Debían de andar por allí los demonios meridianos salidos de la torre del castillo de Turegano con sus compinches: Torla, Anacleto y Sinforosa, la guapa chica que estudiaba Económicas y acabó de puta en la Ballesta. Al mal no hay que perderlo de vista por más que actué fuera de cacho y sin venir a cuento. Enciendo una vela. Hoy es la vigilia de san Pedro. Mi pueblo en fiestas. Hay poco que festejar.

EN MIS TRECE. SON LOS TRECE PUNTOS DEL TALMUD

 
 
Detesto la violencia porque amo la vida y no entiendo aunque acepte la muerte porque el buen morir toda una vida honora. Los ingleses diez años de mi vida entre ellos me enseñaron periodismo y ética basado en un punto "mi país con razón o sin ella" y del Talmud (por venas españolas corre mucha sangre hebrea iconoclasta, y la risa de Israel mofandose de la estupidez humana) son los trece puntos fatídicos. Hay que tenerselas tiesas aun a sabiendas de remar contra corriente. Sigo  en mis trece era lo que le decían al verdugo los judíos camino del quemadero, mártires de la Inquisición. Hubo un papa el aragonés Benedicto XIII que se mantuvo en ellas hasta el final. Murió creyendo ser el papa legítimo. Los cardenales habían elegido a Martin V como sucesor de san Pedro pero él en sus trece, no abdicó la tiara ni resignó el cargo. Falleció en su castillo fortaleza templaria. La base calpense de Peñiscola. Roca de Israel. Los Borja eran testarudos hombres de una sola pieza. Como debe ser. Una fórmula de decir sí a la vida y condenar el odio y la muerte.





INGLATERRA PERDIO AL FUTBOL LA GUERRA DEL BACALAO

 

Lo que ganó con las armas lo perdió ayer frente a Islandia en el Parque de los Príncipes. Recuerdo que uno de los tópicos de los que escribí cuando era corresponsal de Pyresa en Londres fueron el conflicto del Ulster y la guerra del bacalao. Del primero acabé hasta las narices pues no entendía bien el problema entre protestantes y católicos (las guerras de religión son enconos peligrosos) y la guerra del bacalao me divertía pues una pequeña isla septentrional se le quiso subir a las barbas nada menos que a la Gran Bretaña. Los islandeses defendían sus caladeros de los que se extraía el "·cod", bacalao, el plato nacional inglés que mercábamos a la salida del cine o del pub con patatas fritas envuelto en papel de periódico. Era la fuente principal de riqueza del pequeño país volcánico y su principal cliente era Inglaterra. Las lanchas se defendían como podían del acoso de la British Navy porque no querían que los británicos esquilmasen sus caladeros. Al fin se impuso la razón de la fuerza. Inglaterra siguió explotando aquellos fondos marinos porque los ingleses no hacen caso a nadie y actúan con arreglo a lo que les conviene, la balanza de poderes, bajo el lema de los british interests, y "mi país con razón o sin ella". Sin embargo, ayer en Paris las cañas se volvieron lanzas y el once islandés infligió una severa derrota al equipo inglés poblado de grandes figuras como Rodney y el portero Hart. Me encantó el partido fútbol rápido y agresivo poder de penetración y tiros a puertas nada del tiquitaca y nada de juego subterráneo ni tangana como hacen los italianos. Su seleccionador, Hogdson, consumada la derrota, presentó la dimisión, algo que no ha hecho Vicente del Bosque. ¡Qué deshonra! La pela es la pela y España no es un país democrático como Inglaterra. Cuando se pierden unas elecciones, los políticos como Cameron o el preparador técnico no aguardan la llegada del motorista renuncian al cargo motu propio. En España sin embargo no dimite del cargo ni Dios. Todos siguen en espera del momio. El marqués del Bosques debiera aprender la lección. Inglaterra cayó con honor ante un equipo modesto. God save the queen. Los ingleses son un gran país y saben ser "gentlemen" cuando les conviene. Nos han dado una lección de garra y deportividad, algo que le faltó a la selección hispana