CLAUDIO SÁNCHEZ
ALBORNOZ, SENCILLAMENTE, MONUMENTAL
Antonio
Parra-Galindo
29 de julio de
2008
Con Claudio Sánchez
Albornoz tuve una relación personal a través de su sobrino el abulense Mariano
González Aboín, corresponsal de RNE de España en Londres que fue mi vecino y
hermano mayor en Londres. Su madre, doña
Rafaela, y sobrina carnal del eminente polígrafo, una Aboín de pura cepa[1]
a la cual sentaban bien las brumas de Londres todos los años por san Antonia
veía a ver a Mariano y A Antonia. La
veía pasar de mañica con su velo y su rosario camino de la iglesia de los
servitas en Fulham road. Era una viejita
de antigua estampa, menuda con los ojos azules, viuda de un capitán de Estado
Mayor que fue fusilado en El Escorial cuando intentaba unirse a su unidad por
agentes de la Columna Mangada. Tragedia
de España. Rojos y Azules. La familia de don Claudio fue desgarrada por
la guerra civil. Si él tuvo que soportar
el dolor de ver su casa asaltada y su biblioteca destruída otros miembros de la
familia militaron en el otro bando. Él
pudo marcharse al exilio con Ortega del que era buen amigo refunfuñando el “no
es esto, no es esto” pero a otros como al padre de Mariano no le cupo la misma
suerte de salvar el pellejo.
Vivíamos en Roland Gardens-él y su mujer
Antonia en el piso superior sobre la planta noble habitado por la dueña,
Mrs. Avison; en la buhardilla dos guys
americanos el uno todo un cachas y el otro escuchimizado y cruzábamos en el
barrio acertijos sobre quien de los dos era el buharro y quien el bardaje de
esta relación; nos sacó de dudas el limpiaventanas que eran los que en
Inglaterra se enteran de todo habida cuenta de la manía que tienen los
ingleses, avaros de claridad y de la luz del sol, de nunca echar la persiana ni
la cortina cuando se van a la cama, y para nuestra sorpresa el que daba era el
escuchimizado mientras el que parecía más fuerte y viril era el pasivo, y a
recibir... -y algunas tardes me invitaban a tomar café.
Los Aboín eran
personas muy queridas dentro de la colonia española en Londres y por su piso de
South Kensington vi desfilar a Joaquín Merino, asiduo de compras a Harrods, a
Sánchez Agesta, a Sánchez Gijón el padre de la actriz, Tatiana Sánchez Gijón,
colega periodista y creo que ex jesuita, a Cela y otras figuras significado del
plantel literario o del mundo de la política años 70.
Londres fue la plataforma o plata junta donde
se organizó la sopa de letras y desde donde se organizó la movida de nuestra
transición a la democracia, a la connivencia pacífica entre españoles. La Constitución nuestra del 78 creo que se
escribió mirando para el Big Ben.
Tengo una
memoria agridulce de aquella época de grandes expectativas y mucho guirigay.
Don Claudio al que Mariano llamaba simplemente “el tío de Buenos Aires” fue un
referente cierto para plasmar el espíritu de aquella época y el referente en
que se inspiró Adolfo Suárez, otro abulense, para perfilar el borrón y cuenta
nueva del postfranquismo y del tardofranquismo. Había que pacificar. Todos teníamos que pedir perdón.
Era un
personaje que estaba en candelero en los periódicos por aquellas fechas rodeado
de simpatía y admiración porque le había echado cojones y tolerante y lleno de
perdón a sus enemigos, lo pasado, pasado, pero siempre mantuvo sus trece. Su
obra rezuma tolerancia pero respeto a la verdad y al rigor. No era lo que se dice un tornadizo ni de esos
que cambian la chaqueta según de donde sopla el viento. Estaba claro que se equivocó metiendose en
los andurriales de la política española de los años 30 pero asumió sus
responsabilidades con todas sus consecuencias.
Don Claudio aparecía con su sombrero de felpa
años cuarenta, su indefectible traje cruzado, las anteojeras de concha y el
bastón. Con frecuencia su voz carrasposa
y algo melancólico sonaba por los micrófonos de la radio oficial en una ocasión
entrevistado por su sobrino Mariano en un multiplex Madrid-Paris-Berlín-Buenos Aires-Londres
que modulaba Fernández Asís otro periodista republicano de los que se
“quedaron” y al que el franquismo rehabilitó.
El viejo profesor exhortaba a la moderación y a la comprensión entre los
españoles enfrentados y hacía sonar los registros de su monumental obra:
_que España es
un país diferente al resto de los europeos, que la forja de esta nación, la más
veterana del Viejo Continente, en la lucha de ocho siglos en la brega contra el
islam, y por eso los españoles somos algo “moros”. De ahí viene nuestra idiosincrasia
pugnaz. Somos un pueblo difícil pero
España siempre fue una cultura de libertad, con las correspondientes
excepciones marcados por gestiones calamitosas por el Rey Felón. Un cultura perfecta.
_que la cuna
española es astur leonesa con aditamentos vascongados y que los españoles
hablamos el castellano con acento vaso heredando las erres de las jotas, las
eñes, las erres y la prosodia abierta que ya tenían los várdulos y los caristios.
_ que la lucha
fue desigual y con alternativas de tiempos de relativa convivencia y de
trasiego de ideas y de costumbres y de coexistencia rotos cuando volvían a
cruzar el Estrecho las cimitarras de los almohades, los almorávides o los
benimerines, pero atroz; y, sobre todo, como idea fundamental brotando de un
sentimiento casi místico.
_que la
arabización del Andalús fue lenta si se
tiene en cuenta la alta densidad de población muladí de origen cristiano que
fue convertida a la fuerza, y que el moro en contacto con este suelo enigmático
de la piel de toro que transforma a los hombres, los trastoca, o trastorna, y a
veces los destruye - el cordobés Ben Hazm el del “Collar de la Paloma” ya se
lamentaba del mal de la envidia que afligía a los visigodos, aquí no se perdona
al que sabe más que tú, se descabeza al que destaca) se hispanizó adoptando los
usos y costumbres de la población sometida; en la Córdoba califal, en contra de
los preceptos coránicos, corría el vino cantidad y el propio Abderramán I era
un gustador de los buenos caldos de Montilla.
Déme vuesa merced un medio. Y en Córdoba pides un medio y te sirven un
tanque y cuando sales de la taberna ves el suelo para arriba y el firmamento a
tus calcaños. Vino que adementa, hinche
los corazones y desata la lengua más de la cuenta. Por eso el Profeta lo prohibió porque impide
distinguir el hilo de la aguja en plena luz del día y sin ser atardecida (la
borrachera es comparsa de la noche) del Ramadán pero en Andalucía el Alcorán se
alcoholizó un poco, cobrando una interpretación que escamaba a los cadíes
rigoristas del Cairo o de Bagdad. Vinum
bonum laetificat cor hominum dice el Eclesiastés pero a veces esa
alegría no interesa a los que gobiernan.
Prefieren la sangre y el miedo para someter al pueblo que la bondad.
_que en España
no hubo feudalismo. La behetría
castellana es un pacto de asociación libre con el monarca, con el abad o con el
“comes”.
_Que el papel de
la Iglesia española es determinante. Los obispos organizaban mesnadas y
cabalgaban con su hueste a la guerra como Gelmírez o Ximenez de Rada. El propio Cisneros yendo a la conquista de
Orán es un ejemplo típico de prelado caudillo y prevenido en frontera. Mitrados y cogullas con espuelas no se dan en
ninguna otra parte de la cristiandad.
Los españoles se entregaron a esta pugna tenaz por recuperar el
territorio que les había sido arrebatado a sabiendas de ser depositarios de la
verdad evangélica. Tomad, Señor, mi
espada. Y ese planteamiento les lleva a
la conclusión de que serían ayudados por la divinidad. Ese espíritu de frontera heroico y ardido es
el que va a permitir la inmensa obra de la colonización de América, una gesta
que apabulla al transterrado don Claudio y como él a la mayor parte de los
historiadores dotados de un rigor científico y que no se entreguen a
explanaciones vesánicas o hispanófobas dentro de los preámbulos de la leyenda
negra.
En la
historiografía española el tío de Buenos Aires de mis vecinos los Aboín
constituye una egregia figura como la de nuestro castizo héroe epónimo y
mozárabe. Y como él también fue
desterrado. Peleó con el moro y a veces
a favor de él pero al igual que Rodrigo Díaz de Vivar poco como don Claudio han
sabido entender nuestra prosapia semita.
Somos moros oiga. Algo
fronterizos. Pero en este viejo país de
afrancesados y ahora anglohablante se mira con complejo de inferioridad al otro
lado del Pirineo mientras desdeña a nuestros viejos amigos/enemigos del
sur. Hemos tenido el mismo orgullo, los
mismos piojos y algunos de ellos son de nuestra misma sangre. Y diga usted moros, señoras. Que con ese mote
no se insulta a nadie. Sólo se pone de manifiestos
una ineluctable realidad. Tres moritas
me enamoran en Jaén, cantaba un romance.
Por desgracia
nuestra historiografía y nuestra archivística harta de mirarse la ombliga va
por la vida en plan noli me tangere. Es la táctica del avestruz. El chillido de la corneja y los remilgos de
doña maricomplejines que se asusta hasta las bragas cuando le mientan la palabra moro o la palabra puta
o la palabra judiada, una realidad que define los conceptos abundantes en
nuestra España actual de nuevo bajo la sombra amenazante de Fernando VII el
Felón. Comprendo perfectamente por qué era republicano don Claudio. Los Franco lo eran todos, el padre Nicolás,
los hermanos Ramón y Nicolás, y Franco también en su primera época hasta que
tuvo que aceptar el trágala impuesto por el coro masónico de Villa Giralda del
grupo afecto a Don Juan.
Pues bien, ahí está ala amenaza de doña
Urraca, una reina castellana del siglo XI quien por ser mujer en el lecho de
muerte de su padre don Fernando le había dejado desheredada amenaza no con
meterse a monja como se solía sino hacerse puta y ofrendar sus favores de su
lindo cuerpo de reina “a los moros por dinero y a los cristianos de gracia”.
- “Callades, mi fija, callades, no seas desvergonzada que mujer que
eso dijere mereciera ser quemada”-, contestó Fernando I de Castilla.
- “Y allá entre Asturias y
Sanabria hay un rincón que se me olvidaba: Zamora la bien cercada. Por una la cerca el Duero. Por otra Peña Tajada. Aquel que vos la quitare mi maldición tiene
ganada”.
Las quejas
amenazas de doña Urraca que debiera de ser una leonesa de rompe y rasga y mujer
desenvuelta y con remango hasta el punto de convertirse en coima del arzobispo Gelmírez de las sede
compostelana, según refieren malas fablas dan lugar a una de esos conflictos
dinástico que rematan en guerras de sucesión.
No se ganó Zamora en una hora dice el refrán y de aquel empecinamiento
de una de nuestras reinas proviene el refrán.
Luego el cerco, la muerte de don Sancho “el que callaba”- al buen callar
llaman Sancho- cuando su padre otorgaba testamento, a manos de Bellido Dolfos,
la persecución a caballo detrás de aquel godo por el Cid y “malhaya el
caballero que quien espuelas cabalga”.
La huida de Alfonso a Toledo donde va a echarse por novia una judía, la
bella Raquel. Y el apartamiento de don García en su Galicia y Portugal la
nombrada. Todo eso y más.
Volviendo a Ben
Hazm en el “Collar de la Paloma”, este poeta cordobés se lamentaba de que toda
la sangre derramada en las guerras civiles es estéril. Y este pensamiento lo convierte Sánchez
Albornoz en lo que científicamente tiene de didáctico y de moralizante en
piedra fundamental de su obra magna. Sostenía que la historia, la paleografía,
la numismática y la diplomática como reflejo de un pasado activo no han de ser
ciencia en “manos muertas” ni exclusiva de unos cuantos eruditos especulativos
y endogámicos que disertan sobre cuestiones de monto para el país como si se
tratara de lejanas pendencias bizantinas pues la letra mata el spiritu y lo que
debe de haber es un espíritu “avante la lettre”.
Nadie posee la
verdad en exclusiva. La buscamos todos
al de por junto. Un archivo, pensaba él,
ha de ser algo vivo y del común. Y no
estar bajo la regencia tutelar y totalizadora de unas cuantas “old dears” que
dirían los ingleses. Que se creen los
amos/as del cotarro únicamente porque tienen unas oposiciones ganadas que
les/las metieron en el consorcio del “numerus clausus” y del escalafón. Un archivo no puede ser un convento de
ursulinas con madre superiora y todo. ¿No corren tiempos laicos? Pues eso.
Su talante independiente y comunero le
permitió a Sánchez Albornoz adentrarse a pecho descubierto sobre los viejos
documentos explorando un mundo no descubierto como fuera el estado de la
cuestión en Hispania a partir del 711 hasta los siglos XIII y XIV.
Tuvo suerte.
Durante el franquismo fue un medievalista referencia y en el post
franquismo un exilado señero que regresó
en olor de multitudes aunque como él bien decía cercano a los noventa años y
“con casi un pie en el estribo” era ya demasiado tarde para quedarse. En Argentina tenía la vida hecha: su pensión,
esos libros que tanto amaba- no perdonó jamás a Franco el que fuera desvalijada
su biblioteca aunque de forma artera y por interpuesto consiguiera recuperar
algunos de sus apreciados papeles- y sobre todo una escuela de historiadores de
la Universidad de Buenos Aires al frente de cuyo departamento de Historia había
una mujer: Hilda Grassotti. La cual
consigue matizar, profundizar y explayar el pensamiento de don Claudio como un
“alter ego” sobre todo en lo referente a textos como “España un enigma
histórica” o el “Reino Astur-leonés a partir del siglo X”.
Pero ese
orgullo tan ibero y esa dignidad que le permitieron ir por el mundo con la
cabeza alta en tiempos tan acomodaticios a lo políticamente correcto de
globalización le habrían mantenido en offside.
Y le hubieran dado algún disgustillo mucho más grave que los que pudo
depararle Franco al que jamás perdonó y que hasta la hora de la muerte se
convierte para él en una obsesión. Nos
estamos refiriendo a sus observaciones sobre la usura judía y el descontento
popular que determina en la corte de Pedro I los motines y asaltos a las
aljamas por el populacho. La polémica
que sostuvo con Américo Castro sobre la interpretación de la historia de España
le harían bien quisto. Su concepto sobre el Islam, que más que una religión es
una forma de ser y estar en la vida donde no hay grises ni matices intermedios
sólo lo blanco y lo negro o lo tomas o lo dejas y ese germen de fanatismo que
abrupta sobre el palenque ibero, sobre la tierra de Alvar González de vez en
cuando como un volcán (benimerines, almohades, almorávides) y esgrime la
cimitarra contra el infiel no le harían, verbigracia, autor de cabecera de
aljamiados y tornadizos como Juan Goytisolo.
Pocos saben que la mezquita de Córdoba se
erigió sobre una basílica mozárabe y que la parroquia más antigua de la
cristiandad occidental se asienta en la diócesis accitana. Antes Granada fue Iliberis donde predicaron
los siete Varones Apostólicos. El nombre
árabe de Guadix es muy posterior.
El historiador
castellano contaba en “Aun”, uno de sus últimos libros, cómo le escribía un
moro de Granada a su domicilio de Anchorena colmandole de insultos y de
amenazas de muerte. Tolerancia del más puro estilo coránico. Don Claudio nos pone en guardia de que la
islamización de Europa nos puede hacer un salto atrás a la edad media y a los
reinos de taifas lo que supondría una inversión de la edad moderna y de los
estados nacionales, en plena era atómica.
Él era algo miope y ostentaba
unas antiparras de concha tras las que se escondían unos ojos diminutivos y
hablaba con una voz atiplada de abuelete cascarrabias pero tenía una visión de
lince para penetrar el provenir.
El
extrañamiento e incomprensión en que vive el Justo de Israel así como el
maniqueísmo de los bien portantes o la ignorancia, la inercia y la
incomprensión en que han sumido al pueblo español han hecho que Sánchez
Albornoz sea un autor “desgalgado” aunque sus libros siguen ahí. Se le ha desterrado de una forma más sibilina
a este demócrata y republicano con tanto empecinamiento como en los años del franquismo. Ello revela la atávica incuria ibérica por
escudriñar su pasado. En nuestra vida
nacional predominan los mercachifles culturales que hacen pasar por oro aquello
que simplemente es oropel. Pero desde su insurrección política don Claudio nos
va explicando ce por be quiénes somos, de donde venimos y por qué. Siempre desde un planteamiento
científico. Porque tanto la Historia
como la Archivística aun estando lejos de ser materia exacta, al depender de
las veleidades humanas [yo soy yo y mi circunstancia, explicaba Ortega] se
circunscribe a una norma, a un método. Y la deriva de los hechos puede
precisarse, si no matemáticamente, al menos
en lineas generales. De forma que
la Historia “magistra vitae” puede ser ciencia del avenir. “Soy un fue, un será
y es cansado”[2].
Esta acuidad
científica, bien ganada, quemándose los ojos en los archivos de toda índole,
batiendose el cobre con los legajos y cartularios del ayer y siendo un asiduo
del Rastro y de las librerías de lance, yendo a visitar las colecciones y examinando
viejas tallas y papeles olvidados, que se almacenan en los anticuarios, la tuvo
el historiador abulense desde bien joven.
A los 25 años gana la Cátedra de Historia de
Oviedo y al poco tiempo lo eligen académico.
Tal vez el que el éxito le llegara tempranero en este país de envidias,
tal vez fuera una rémora. No se lo
perdonaron nunca como tampoco le perdonaron su republicanismo y su amistad con
don Manuel Azaña. Pienso por otra parte
que este hombre tan abierto y con tan poca mano izquierda se dedicase a la
políticas.
Sin embargo, el
alma española es pura contradicción y así era don Claudio: solemne,
distinguido, cordial, benevolente pero siempre a su aire. Si el Cid nunca le besó al Papa la mano él
tampoco quiso arrodillarse ante nadie.
Se da la paradoja de que su amistad con Azaña el que dijo que España
había dejado de ser católica no fue óbice para que él fuera de comunión diaria. Incongruencias y paradojas de la biografía de
un alzado que es lo que fue albornoz toda su vida. Enarbolando su pabellón miguelino bien alto.
Iba a misa todos los días y en su piso de
Buenos Aires colgado de la pared de su estudio, atiborrado de libros, había un
san miguel de grandes alas y de flamígera espada junto con la talla de un
Virgen barroca. Cuando se sentía
fatigado o desfallecido en su ardua tarea de escribir alzaba los ojos y allí
estaban los celestiales personajes velando por él: Nuestra Señora y San Miguel.
No podía ser de
otra forma para quien había estudiado con tanto rigor las costumbres y la
profunda religiosidad mozárabes. El
culto miguelino y el mariológico[3]
se hallan fuertemente imbricados en la mentalidad fronteriza y espíritu de
lucha de la Reconquista. Los mesnaderos
del Cid cabalgaban con una talla de la Virgen en el arzón de su montura y los
altares a San Miguel proliferaron en toda Castilla. Sus iglesias dedicadas alzaban sus muros en
lo alto de un cerro. Todo un símbolo de
la lucha del Bien y el Mal. San Miguel
el abanderado de las milicias angélicas nos recuerda que la vida no es otra
cosa que milicia. Y extiende sus alas
protectoras no sólo a los guerreros sino también a los escritores perseguidos.
Aquellas
imágenes endulzaron un poco la amargura del destierro. Le inspiraban confianza y alientos en su
titánico esfuerzo. Entendemos
perfectamente a don Claudio. Él se
marchó a un exilio triunfal y le dijo a franco ahí te quedas; ahí queda
eso. Pero hay un exilio interior, el de
hoy, y que muchos intelectuales padecemos, que es más temible que aquel. Acaso
las fuerzas oscuras tengan más potencia y esgriman fórmulas más contundentes
para acabar con la disidencia.
Esta pugna contra el mal al grito de Quien
Cómo Dios con que se rebeló el Arcángel Capitán arrecia pero es el fundamento
de toda la Biblia desde el Génesis a las Actas de los Apóstoles. Es la fuerza que mueve el mundo y lo que
lleva a muchos a escribir. En ese
sentido, el cronista, el novelista, el dramaturgo, el poeta y en cierto sentido
el periodista independiente se trasminan en nuevos Cristoforos o portadores del
fuego sagrado de la verdad y de la razón.
El maestrazgo y
la españolía Sánchez Albornoz los ejerció hasta el final. Fue congruente consigo mismo. Esta consonancia, esta honestidad, le llevaron
a asumir su postura hasta las últimas consecuencias: no quiso regresar hasta
después de la muerte del dictador. Lo
recuerdo en una fotografía con su bastón y su sombrero de felpa algo pasado de
moda arrodillado ante la tumba de sus padres y juntando las manos para rezar
que publicara. Cumplido su voto, regresó
a Buenos Aires y allí aguardó en el piso de la calle Anchorena la muerte entre
sus libros arropado a una manta de cuero que le regaló un amigo para hacer
frente a los rigores y a la humedad del invierno austral. Era un español de cuerpo entero.
31 de julio de 2008
DON CLAUDIO UN
JUICIO CRÍTICO
este verano se
aceleró la historia [la cosa empezara a últimos de junio cuando ganamos el
mundial y aconteció un ramalazo de furia española y
Patriotismo
gracias al gol del Guaje pero no fue más que un espejismo pues hemos vuelto a
las tristezas y a la sorna de las tristezas, al no querías caldo pues toma tres
tazas, el hijo del brigada de Juana el que mató a 25 a la calla mientras nos
hablan de genocidios, del de Armenia no ni del de Sabra y Shatila tampoco
porque en estos de los genocidios, como en los muertos en las guerras no sólo
de nuestros antepasados sino también de nuestros coetáneos que viven y colean y
andan en boca de los bustos parlantes pues en esto de los genocidios y las
limpiezas étnicas ¡qué gran frase y tan flamenca! como en los entierros los hay
de primera y de segunda categoría] y yo con estos pelos. Vino la sustituta, se puso el sombrero. Es
que ahora queremos más control. Quitate que me pongo yo. Así se ha vuelto nuestra vida, un sin vivir,
llena de trampas y de golpes bajos, maulas, coletillas, cuescas de Alcalá y
abanicos de culpas que nos llenan de plastas y ojerizas los calcorros. Me siento hundido y agredido, minusvalorado,
ninguneado y arrinconado y yo creía mal creído que había pasado el rabuchón
pero era también un espejismo como el gol de Torres y la copa que nos trajimos
porque la verdad es que camino por el nido entre víboras pisando huevos y
pisando sierpes aunque siempre con una sonrisa por agradar a las miñas. La mujer hispana es terrible me lo dijo una
tusona del Este en una bayuca donde el tabernero expende sólo vino triste. Las putas tienen mucho pesquis porque están
en trato con el mundo y más sí son extranjeras.
Han reaparecido resurrectas las Carmenes Fernández del Toro las elisas y
las blancas las violonchelos y las escobaras de modo que ciertos son los
toros. Estaba yo en un error. Fui victima de un espejismo. No hay treguas ni paz posible. La revolución/involución de las féminas (el
feminismo ha substituido al marxismo y es una especie de machismo al revés que
afrenta a ka naturaleza dividiendo al ser humano que es de suyo copulativo y
complementario en rival de muerte. He aquí las mesnadas de las hembras
disyuntivas tan poco copulativas como cooperativas. En sus rostros la ignorancia y la fealdad del
viejo fascismo pues casi todas claro está son hijas del franquismo este asalto
a mi dignidad y a mi honra y hombría la he vivido ya en mis propias
carnes. La historia se repite más que la
cebolla. Todo es un dejá vu. No tiene razón el eminente historiador
abulense. Al menos en este país caemos
por lo general siempre en la misma trampa.
Son las mismas galgas con otros collares. ¿Los podencos dónde andarán?
Aquella tía en la hemeroteca que me puso una cuerda para que me ahorcara en el
sobre de material de envíos junto con los tampones, los rollos de celo y los
bolígrafos. Aquella violonchelo Escobar
que me quitó mi puesto como encargado del boletín. Ya cuando escribía en Pyresa esta mediocridad
que estaba en el Arriba y era facha hija de un facha me segaba la hierba bajo
los pies. Las tácticas son siempre las
mismas. Por detrás y al bies. A las funcionarias de este país que tienen
una vena de sacrílegas y otra de asesinas les gusta apuñalar por la
espalda. Semiramis ha revivido. Han venido poniendo una vela al Satanás de
los cristianos y otro a la pagana diosa Némesis. Ambas artifician venganza. Como soy crédulo por naturaleza lo tomé por
accidente coyuntural pero el mal es estructural. Es toda una bomba nuclear que hará zarzamillo
a las instituciones: Al ejercito, la función publica, la Iglesia- esta mañana
una dueña ha tenido que presentarse al altar de la iglesia de Santa María a por
el copón de la comunión para repartirla ella sin estar ordenada mi ser persona
consagrada, sobre el tema que debe de ser una consigna masónica habría harto
que hablar y ocurre otro tanto en no pocos templos que he visitado; se nos
quitan las ganas de ir a misa, tienen que repartir la comunión por cojones o por ovarios. Está claro quieren repartir hostias. Hostias
bien dadas de mujer la comunión en la mano.
Sin repulgos ni miramientos al sacrilegio. En toda mujer hay lo sagrado de la vida y lo
sacrílego de la renuncia a la vida que es la muerte. Convierten el sacramento
en una consigna reivindicativa. Roma traga mientras tanto. Las fuerzas oscuras le están imponiendo con
su agresividad subliminal el sacerdocio femenil y los curas y los obispos han
de callarse- y esto no hay quien lo pare.
Me he consolado de tantos baticores que han amargado estas mis últimas y
extrañas vacaciones leyendo a Sánchez albornoz.
Me entusiasmaba al principio pero el fervor fue declinando hasta el
extremo de dar carpetazo a sus manifiestos escritos desde la inteligencia y del
corazón atenazado por el asco que aflige a muchos españoles. ¡Pobre
hombre! Se le utilizó mientras
convino. Había que explotar su figura de
exilado henchida de españolía y patriotismo.
Ciertamente y esta es una de las incongruencias de don Claudio que
siendo tan de izquierdas formulase una versión de la historia tan de derechas y
que siendo un republicano amigo de Azaña el incendiario de los conventos
conservara su fe católica al menos aparentemente y una fe practicante que no se
suele dar en los intelectuales españoles.
Incluso Asín Palacios su maestro que era un cura baturro dejó de
celebrar en los últimos días. Menéndez y
Pidal un criptojudío jamás pisaba la iglesia.
Palacio Atard se declaró agnóstico y así sucesivamente. Otro factor que
ha enfriado mi entusiasmo e incluso ha henchido mi espíritu de terrores ha sido
el vuelco que ha experimentado el mundo con la luna nueva de julio. Es un mundo fuerte en que las ideas de
Sánchez Albornoz no tendrían sitio.
Ahora comprendo por qué se le ha condenado al ostracismo. El recuerdo de las cucarachas agarenas con
las manos feas y con los correajes que huelen a prez de los cuerpos de guardia
feministas también me ha amargado las
vacaciones. Se desponen a dar el salto en su afán de reconquista del planeta. Será una guerra de signo laico que acabará
destruyendo al planeta mediante el odio y la separación de los géneros. Todo es muy sutil como muy diabólico y bien
estudiado. En el centro de trabajo
mandan más las mujeres de la limpieza y las ujieras que los mismos
funcionarios. Tratan al hombre con
desprecio, la mayoría están divorciada o han atravesado crisis de pareja, como
si fuese una subespecie a extinguir. Son intocables porque aparte de que si les
contestas estarías perdido te acusarían de machista ante los tribunales. Tienen la sartén por el mango. Los partidos
políticos a un lado del espectro son garambainas. Le poder reside en la cola y en la cabeza de
la sierpe. Ésta dará muchos
coletazos. Va a ser un invierno y no ha
parecido aun sobre el horizonte el héroe que la descabece. Entiendo perfectamente la devoción que sentía
nuestro eminente polígrafo por el Arcángel San Miguel. Yo también pero los dos
estaríamos fuera de las cuerdas. La
Hormiga Atómica entró en un paroxismo de risa diabólica cuando vio sobre mi
mesa de trabajo una vela que había colocado. ¿Por qué haces eso? Ha entrado en la planta energía
negativa. Y ella ajaja se reía de mí
pero yo sentía ganas de llorar. Ante la falta de sensibilidad de estas que visten
de mujer pero no creo que lo sean. Más
bien me parecen sacrílegos reviragos.
Profesionales de la blasfemia.
Buscan la provocación y un golpe bien dado que les dieras tú en los
hocicos para ellas sería una victoria y causa de despido. No creo que la Hormiga Atómica haya leído
jamás a fon Claudio. Ni mucho menos la
Viren que mira atravesada y tiene aspecto de cicerón malévolo-es la mujer
garbanzo- que se jacta de no entender de letras aunque de maldades, porfías y
malfetrías sea una experta consumada experta.
Por lo demás la Nemesia en su trono también se jacta de su analfabetismo. El Felipón
la puso los galones de ujiera, que no se quita ni para dormir,
despojandola del estropajo y la Ballota.
Estas dóminas no pueden ser las viudas del ayer a las que alude don
claudio para explicar su tesis de que la historia avanza en espiral y que no
cabe marcha atrás, pues bien, contemplando a estas emperatrices de la mopa y la
consola muy ufanas en su analfabetismo de tragala y de oposiciones ganadas yo
lo que veo son estampas de los aguafuertes de Goya trasladado de la acuarela o
del papel a los pasillos de los ministerios.
Volvemos a la España negra. A una
especie de comunismo organizado por mujeres.
Por lo menos las milicianas estaban buenas y algunos falangistas que
fueron fusilados en la cárcel de san Antón les largaban piropos antes de
expirar pero a estas arpías no hay por donde cogerla puesto que obedeciendo a
consignas de sus mandamasas hicieron
dejación de todo signo de femineidad y ni para amazonas valdrían porque
carecen de valor para cercenarse las tetas.
Han dejado de ser cisnes de place y fenices del gusto para
transformarse-Kafka era un profeta de estos tiempos en cucarachas del asco y
chinches del asco. Su papel en la
sociedad que antes era el de socias y de compañeras se ha transformado en
coimas de casualidad aquí te pillo aquí te mato cuando el deseo aprieta y
gallinas y mujeras todas ponen, decía don Francisco, unas huevos y otras
cuernos, en infiernos portátiles para sus respectivos. No es extraño que con ellas el matrimonio
ande por los suelos. Cumplen a las mil
maravillas la función de moscas cojoneras.
Son el hilo conductor de la desventura y las transformadoras de la mala
leche. Cuando las mujeres se salen de su
papel la vida se vuelve insoportable.
Por tanto, las “viudas del ayer” que señalaba don claudio [ahí me parece
que marró el golpe] son las jefas de negociados en el aparato administrativo
del presente. Es para echarse a temblar del panorama que se advierte ante el
futuro. A veces se producen regresiones
histéricas, etapas negras, edades de hierro, de una forma gratuita e
incomprensible. No avanzamos sino que
retrocedemos. Toda esta tecnología que
pudieran hacer tan grata la vida nos están haciendo volver a las cavernas. Nunca hubo tanta incomprensión y tanta
insolaridad en estos tiempos en que se dicen solidarios y todo el mundo va a lo
suyo y pisa el cuello al vecino si puede.
La verdad no interesa. Los únicos
valores estriban en el dinero, la salud, la fuerza física. La bondad, las ideas fructíferas expuestas de
una forma elegante, la claridad, la estética se consideran antiguallas. Hay carencia de sentido del humor. Por eso la elegancia y maestrazgo que
derrocha hasta el cansancio Sánchez albornoz
son rechazados como algo heavy cuando vivimos en lo light de un rabioso
presente. De ahí que hayan descatalogado su obra a hurtadillas. El ángel de las tinieblas campa por las
trochas de la historia a la agachadiza.
No le convencen los conceptos claros ni axiomáticos ni el sí o no como
Xto. Nos enseña sino el “según y como” de los ergotistas acomodaticios para los
que el primer valor es la obscuridad y destreza del que nada y guarda la ropa.
Hoy lo turbio es un precepto. No camines
en linea recta. Te segarán los pies con
plomo las ametralladoras. Además, se
hace ganancia de río revuelto. Y para
las multinacionales la confusión de los tiempos que vivimos constituye un buen
negocio. De forma que emplean al islam
como azagaya arrojadiza para minar los valores en los cuales creía don Claudio
y en los que creemos todavía muchos españoles.
A él le faltó previsión para atisbar las añagazas de la Bestia que hizo
acto de presencia con la era Atómica. La
guerra fría frenó el paso de los mundialistas pero tras la caída del muro de
Berlín han vuelto a acelerar la marcha y ahora van a por todas. El enemigo a abatir son las
cristiandades. Ni el islam ni el budismo
ni el protestantismo o el mosaísmo estorban.
Lo que estorba es el catolicismo.
A las masas les embaucan con dinero, con sexo o con Paradiso
artificiales o las aterrorizan mediante el miedo que siempre fue un buen
elemento de control y de dominación. Ha
pasado el tiempo de las vacas gordas. ¿Y ahora qué? Pues nos mataremos unos a otros por un cacho
de prado o por un pedazo de pan. Don
Claudio no supo prever lo que se avecinaba.
Vivía en una burbuja o una torre de marfil como les ocurrió a muchos
intelectuales de la república. La
insensibilidad y falta de percepción de aquellos señoritos despreocupados y
demasiado optimistas nos llevó a la guerra civil. Se pasó del aquí no pasa nada al a ver qué
pasa aquí. Como político fue un aguila;
como político un pato. No les llegó el
mensaje de que Franco quería salvar los muebles de aquella España grande y
libre en la cual soñara don claudio que jamás dio su brazo a torcer porque
siempre fue algo conteras y un poco cabezota.
Y cuando las vieron mal dada y refunfuñando el no es esto de Ortega se
largaron del país. Los comunistas se
adelantaron a la jugada y se llevaron el gato al agua. Y los españoles anduvimos de nuevo al
copo. Otro error de cálculo por su parte
fue que la destrucción de España no podrá venir nuevamente a causa del islam -
éste es sólo una comparsa de los intereses oscuros- sino por el separatismo
cerril de los malos cristianos y peores españoles que quieren renunciar a su
españolía y quieren regresar a las taifas.
Ahí está el quid de la question. Ahí, el argumento del drama. Así que cuando veía a su sobrina doña Rafaela
con el misal al sobaco las cintas de los registros camino de la misa de alba de
los servitas de Fulham Rd.
Me asaltaba
la memoria terrible de las dos España enfrentadas y una familia que tuvo
víctimas en ambos bandos: el marido de aquella dama fusilado en el Escorial y
su cuñado desterrado a Buenos Aires. El
energumenismo, la sinrazón, jugaron sus bazas.
Largo Caballero y Negrín desbordaron a Azaña. El alcalaíno era brillante. Tenía los
ascetismos de su raza judaica y el orgullo del diablo. Dijo en un discurso España ha dejado de ser
católica. Esa profecía no se cumplió en 1931 ni en 1936 pero cobra hoy en 2008
carta de realidad. La Iglesia de
entonces creía en sí misma. En España
fue el alcaloide y elemento de cohesión en la lucha contra el Islam y la
colonización de América. Hoy ya es sólo
un ente de razón. A lo más una ONG
vaciada en el molde de la macropia vaticana y en la megalocéfala
cesaropapista. Quizá no lo supo prever
don claudio que tanto amaba a la iglesia sobre todo en las sedes de Compostela,
Toledo y Sevilla que fueron la forja del ser hispano y su cristianismo de
frontera tan peculiar. A Franco que era un admirador oculto de don Claudio
también le confundió aquella iglesia española que hizo haraquiri sobre sí misma
y derrotó al taranconazo. Al igual que
España la SRI sigue siendo un enigma histórico. Preguntemos con Machado adonde el camino irá
mientras don Claudio sigue exclamando desde el más allá con su voz de pito: “no
es esto”, “no es esto”
4 de agosto de
2008
[1] Los Aboín de origen vasco
tienen palacio o casa blasonada con almenas y torres intramuros de la ciudad de
L Santa. Son puro abolengo y alcurnia de
la vieja cepa, de la antigua raza.
[2]Francisco de Quevedo y Villegas
[3]Previamente, hubo el culto a San
Martin como emblema de la caridad y el deseo de compartir dando pábulo a la
hermandad entre los creyentes. El de San
Roque abogado contra la peste vendría después en la Baja Edad Media con las
peregrinaciones a Santiago.
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