2021-01-22




 

2021 AÑO SANTO. QUIERO VER PASAR LOS PEREGRINOS

 

Es año santo y me siento en el poyete de la antojana de la vieja casona a ver peregrinos a fumar mi pipa rezar las horas en latín y escuchar el canto del raitán.

El fuego del llar está a toda mecha. Chisporrotean las cortezas de un roble que talé en la pomarada, calentando la sala. Los tueros en combustión lanzan chispas incandescentes hasta el suelo de terrazo

¿Qué más puede pedir un viejo de 77 años para dar gracias a Dios por esta felicidad? Creo que en ello intervino la gracia divina, El Rellayo siempre fue  lugar de paso para los itinerantes, no posan en la aldea. Van al albergue de Soto.

La nieve de los puertos y la peste los contuvo pero estoy seguro que volverán enfilando la cuesta del reguerín camino de Artedo. El año pasado fue un chorreo.

Procedían de todas las naciones de Europa.  Hoy me entristece, no obstante, una noticia, aparecida en la prensa, aparte de la ausencia de romeros, y es que cierta alcaldesa maligna acaba de mandar quitar una cruz Dios la perdone su cristofobia.

O bona cruz salvum me fac. Soy pecador y no estoy aquí para juzgar. Sin embargo ¿qué furia la llevó a cometer tal atropello a la buena señora?

Los cristoforos caminamos las sendas con la cruz a cuestas perdonando a los que nos dañan, calumnian y abofetean. Poner la otra mejilla y amar a los enemigos no es humano y a mí que soy de temple sanguíneo mucho me cuesta, tiene carácter divino.

Cristo triunfará. No pondrán con él los enemigos de su iglesia  ni los de dentro ni los de fuera. Veinte siglos de brega ahí es nada. Estamos acostumbrados a tales atropellos. ¿Vienen Nerón y Calígula de nuevo de la mano?

Los hombres y los gobiernos pasan, pasamos nosotros; permanecerá su palabra. Las peregrinaciones son parte de la religión cristiana.  Y un símbolo de nuestra transitoriedad.

Hace mil años todos querían ir a Jerusalén. Fueron un fracaso las cruzadas por nuestros pecados para nuestra desgracia. El turco cerró esos caminos.

Quedaron otros. A partir del siglo IX los ojos de la Fe miraban para Finisterre. Se me ocurre ver desfilar a millones y mujeres habrán pasado delante de la portada que guarda el hórreo de los abuelos. Esta casa fue posada y acogía romeros.

Ahí quedan las aldabas para atar a las caballerías y la cuadra con siete pesebres que guarda aun narvaso reciente de mullida hierba donde pasaban la noche las monturas de los caminantes.

Desde la corredoria vese la mar y los dos cabos de la Concha.

Fue para mí un regalo ─Doy muchas gracias a Dios─ por venir misteriosamente y sin proponérmelo yo a reclinar mi último refugio en el Rellayo después de ollar tantos caminos y de tanto escribir.

Detrás, los pinos del manto del monte de Santa Ana inspiran su brisa y yo leo “el peregrino ruso” narrando las penalidades de aquel pobre manquillo que con la Biblia en su zurrón, un mendrugo de pan y su rosario, recorrió más de tres mil kilómetros para visitar las santas reliquias: en Irkusk las de san Inocencio, en Sobiork santa Olga, en Kiev la Santa rezó ante los iconos de la Tebaida donde los cenobitas de la laura de Kiev adoran a Dios toda la noche. En Cantorbery la tumba de santo Tomás Becket que inspira a Chaucer o la sangre licuada de san Pantaleón en Nápoles.

 “El peregrino ruso” yo lo recomendaría a los peregrinos que van a Compostela y cruzan, maravillados, los espectaculares paisajes asturianos cantando el himno del Apóstol:

 “Gut San Yago Gott Santiago Aurrerá”.

 Desgraciadamente ahora el signo de los tiempos es otro; las peregrinaciones han adquirido un sesgo laico.

El deporte, la aventura, la huida del estrés y la calistenia deportista son la rueda que mueve el afán peregrinante. Hay empero muchos caminos que llevan a Dios, la peregrinación es una forma magnífica para hablar consigo mismo y encontrar un sentido a la vida.

A todos los romeros que me encuentro en la carretera 631 les doy los buenos días y le pido que den un abrazo de mi parte al apóstol y ellos me contestan en inglés, polaco, alemán francés o catalán que así lo harán.

El jacobeo ha mejorado muchísimo pese a su carácter menos religioso que antes. Durante la edad media la ruta estaba infectada de vagos y maleantes, prófugos de la justicia prostitutas de media Europa.

El rey Alfonso VII creó una milicia especial para defender al peregrino de esa chusma. Muchos morían en el camino. Hoy raramente acontece. Andar es una buena forma de recuperar el vigor y la salud. Ojalá la pandemia acabe pronto. Estoy deseando ver peregrinos por acá. Asturias les acogerá hospitalaria como hizo siempre,

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