2021-09-12




 








DIARIO DE SATANÁS

 

A Leónidas Andreiev lo leí en tiempos de tribulación, no hice mudanza, me quedé estático aguantando el chaparrón aceptando las desdichas que llovieron sobre mí a finales de pasado siglo. Este ruso que murió de melancolía en Helsinki un incomprendido el desencanto de la revolución sobre sus carnes es uno de los grandes maestros de la escritura. Como buen ruso ortodoxo sintió que la sociedad en la cual había soñado en torno se derrumbaba. El desmadre bolchevique el pueblo ruso sufriendo los males que apareja la guerra el hambre la peste y la sangre derramada (cerca de cincuenta millones de seres humanos perdió la URSS en las dos guerras mundiales). Para unos Leónides es un genio para otros un loco. En su extensa obra (escribió hasta el agotamiento en perpetua luchas contra el hambre y la pobreza) se formulan augurios proféticos sobre el avenir: el fuego como arma revolucionaria es el tema sobre el cual gira su novela “Sacha Yegulev”. Arderá la tierra. Los Balcanes se convirtieron el año 92 en una pavesa. Los fuegos de este verano que asuelan nuestros bosques. Volverá el temible Ocnos el dios que quema. Andreiev anticipa el derrumbe de Yugoslavia y escucha las estridencias de la caída del muro de Berlín sellando una etapa en la cual a lo largo de más de medio siglo su patria se desangra. “El Diario de Satanás” su libro más enigmático y que fue publicado póstumo en 1914 coincidiendo con el estallido de la guerra mundial representa al diablo vestido de cardenal todo él embutido de púrpura. Anuncia la llegada de un clérigo con cara de mona y grandes posaderas. Mirada diabólica y rostro taimado cara de jesuita ¿No os suena? Con su verborrea diabólica sellará el fin de la era cristiana. Pero ─siempre hay un pero─ no hay que perder la esperanza y descartar la fe en la providencia divina. La ortodoxia rusa presentará batalla a este obispo con cara de mona. Por eso será tan escarnecida y difamada Rusia. Un líder surgirá en la estepa que se alzará como abanderado de los que siguen al Crucificado. ¿Putin? También me suena. En esta novela enigmática de difícil lectura Leónidas Andreiev pasea su pluma por la Via Tiburtina la Via Apia y los barrios bajos de Suburra. La acción se centra en la Ciudad Eterna el año 1914. Bajan negras las aguas del Tiber. El diablo encarnado por varios personajes un millonario de Illinois míster Wunderhood  y Tomas Magnus, cambia de chaqueta y el cardenal con cara de mona que es cruel déspota y vengativo. Y viejo. Ya los antiguos llamaban “Vetus” al Pateta. Tiene un programa político: destruir a los hombres haciéndoles felices a fuerza de Derechos Humanos. Mundus vult decipi, afirmaba san Jerónimo. El vulgo quiere ser engañado. Como buen ortodoxo ruso hace una crítica a la iglesia romana. Trata de descorrer el velo de Isis pero no es antisemita ni anti islamista. Cada pueblo está en su derecho a adorar a Dios según su tradición y sus creencias porque allí donde reina la bondad el buen acuerdo y el entendimiento está Jesucristo. Habla del deshielo de los casquetes polares del amor inverso del feminismo torcaz autodestructivo y del flagelo de la peste que vendrá a causa de los pecados y desvíos del ser humano por el cual siente el autor una compasión infinita. No es misoneísta. Cree en el progreso, los nuevos inventos la radio, el teléfono y atisba la llegada de Internet. El diablo siempre muda de piel. Hay que estar vigilante. Se le vence con el ayuno, la plegaria y sobre todo con el amor y el perdón. Yo leí el Diario de Satanás hace más de un cuarto de siglo como un exorcismo. Cristo es el gran exorcista, el que cura y salva a la humanidad. Y el colegio cardenalicio no es más que un corral  de papagayos donde las risas se vuelven relinchos. Esta novela me abrió compuertas, reveló arcanos y misterios ocultos del mundo abriendo horizontes de esperanza. El mal no puede durar eternamente.

 

13/09/2021

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