2021-09-17

jerusalem civitas deserta est

 MEMORIA Y RENCOR “¿QUOMODO FACTA EST MERETRIX CIVITAS FIDELIS”

Hay quien se jacta de tener memoria. Lo que tienes, tío, es mucho rencor y mala sangre. Se pasan la vida editorializando y especulando. Sí controlan la historia pero en ella narran parcialidades porque la historia está escrita por los supervivientes esto es por los vencedores y al final les aguarda el ataúd de tres cavidades: Porfirio, plomo y cinz. Estas cajas ralentizarán la descomposición de la mugre pero a la postre vencerán los gusanos. Estas consideraciones me conducen a dejar la bitácora de Internet que venía yo rellenando desde el 2007, yo estaba orgulloso de este prontuario que me ha convertido en un escritor apasionado. Uno de los pipis dijo en plan de sorna en la comida que celebramos: “y tiene un

blog”. Era Remondo. Remondo se murió. Quedadame Petate el del saco y toda esa cuadrilla de chisperos que siguen son soltar el pelo de la dehesa del seminario. Me quieren poco. Le he dicho a Medel el charcutero que no vuelvo más. Son todos ellos hijos entenados de Furor, una deidad peligrosa en esta España 2020 año de la gran peste que nos ha deparado una revolución. Todos se meten en el cuarto oscuro de la Cava Florinda para llorar con don Rodrigo la pérdida de España. Fuimos engañados y emponzoñados por los mentirosos medios de comunicación. Me asomo al hontanar de las penas y mi alma se deshace en lágrimas. No volveré más al club. Ellos nos martirizan con redes y vergas como en el Circo Máximo y es caer en las redes del círculo vicioso. Nos azotan y quiebran las costillas en el potro, vierten plomo hirviendo sobre nuestras cabezas y todavía resistimos

aunque esto sólo sea un decir para salir del paso. Porque ahora no veo testigos de la fe por ninguna parte. Todos se arrugan; Pancho Bergoglio se unió a su facción y la grey anda despavorida entelerida oveja sin pastor. Vuelven grupas las mesnadas derrotadas. A Babieca el caballo del Cid se le quebró una pata y relincha invectivas. Vosotros ibais para curas, colgasteis la sotana. Sin saber qué decir ni qué hacer invoquemos a san Timorato. Vemos pasar al jabalí de san Antolín y al lobo de san Froilán que le llevaba los libros a la cátedra o al pez de san Atilano que le escupió el anillo pastoral de oro macizo que se le había caído al Duero. Milagrosamente un pescador lo encontró en la boca de un barbo. Después de muchos años. Bellas historias apócrifas que nada valen ya. El anticristo está en el ajarafe dominador, vestido de escarlata y señero cual

violinista sobre el tejado dominando la parte alta de la vivienda y haciendo señas para que penetren los ocupas pues cantemos con el salmista las desdichas de la Ciudad Santa que se emputeció. “¿Quomodo facta est meretrix civitas fidelis?” ¡Jerusalén, Jerusalén que matas a tus profetas! El pueblo elegido se ha vuelto homicida. Nos hemos quedado huérfanos y a pupilo y todos nos arguyen de error y estamos a tragar las uvas labruscas de todo el majuelo. Y el mugrón de la vid está seco y los pámpanos fenecieron con la cencellada de madrugada. ¿Quedan redrojos? Nadie nos conhorta, ni conforta, el vulgo nos desprecia. Vimos arder quimeras en la gran almenara del desengaño

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