2021-10-22

EL REY JUAN CARLOS POR LO VISTO EN LA CAMA UN FIERA. EN LA GUERRA NO GANÓ NINGUNA BATALLA LAS PERDIÓ TODAS Y A ESPAÑA- ES UN PICARO DIGNO DE UNA NOVELA DEL SIGLO XVI

 Vaya lo uno por lo otro el Emérito en la cama un fiera declaraciones del comisario Villarejo de la Ronda Secreta ante un juez de paz. España es una caja de sorpresas y yo me despendolo con estas historias. Está claro toda una maniobra de la Bestia había que contraponer la casta austeridad y valentía de Francisco Franco a la lujuria y a la cobardía de su sucesor. El campo de batalla del "Rubio" como le llamaban sus conejas era la cama. El primero un obtuso dictador, el segundo un alegre demócrata vivalavirgen,  truhan y burlón. El contraste es una inteligente maniobra de los Hijos de la Viuda a los que derrotó en el campo del honor y no perdonan y le siguen y persiguen y lo queman en efigie después de muerto con injuria babosa.

Sin embargo el lecho de Procusto del Caudillo eran las trincheras loas frías noches del desierto en campaña los ardores de los soles de Brunete. Franco ganó todas las guerras y el Rubio las pierde todas. Eso sí siempre en desfiles y medallas. Y trincar monedas del erario patrio y gastárselo luego en putas; la Corina esa call girl de alto standing, doña Barbara Rey poniéndole cuernos a su pobre marido Ángel Cristo una bellísima persona y luego la mallorquina esa Marta nosequé.

La biografía del juancarlismo no la tendrían que escribir ni Ansón ni Paul Peston, el inglés ese que no dejó de menear el incensario en torno al monarca lubrico y salaz sino Delicado Baeza el de la Lozana Andaluza que narró el gran putiferio de Roma en el Vaticano.

 Decía mi abuelo que a los hombres no se les mide de cintura para abajo donde está el aparato urinario, el excretorio, los cojones, el balano, la polla, sino de cintura para arriba do es el corazón, la mente inteligente, el valor. 

Es en lo único que nos diferencia de los animales y Franco al que acusan de emasculado por un tiro en el vientre que le impidió ser padre de su hija Carmencita a la cual él cariñosamente llamaba la Morucha (contumelias y maulas de sus enemigos  de la masonería) derrochó valor en las refriegas. Le echó cojones, tuvo lo que tiene que tener un hombre y no un garañón de parada.

Declara Villarejo que había que echarle bromuro al rey para que no se le emporrara por orden del primer ministro Rajoy. ¿Será verdad?

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