2022-01-10

el diablo siempre acude por navidad o por pascua. Recuerdos de la revolución polaca de Lev Walesa


 1981 vaya una nochebuena

Pasaron tres décadas, un soplo, y aquel tiempo me llega enredado entre los bigotes de Lech Walesa, los mineros arrodillados en los astilleros de Gdansk a los pies de los curas oyendo confesiones. En las noches escuchaba la onda corta en aquella radio enorme y lujosa que tenía un ojo mágico con pestaña azul, algo siniestro que recordaba a la guerra y el guial daba vueltas en circunferencia de la Rosa de los Vientos… aquí Polonia… radio Varsovia. Ya están ahí pero era mentira. Los tanques rusos no acaban de llegar nunca. Las malas lenguas decían que Lech era hijo del propio papa pues es costumbre inveterada de las polacas, que todas quieren un cura en su cama.

Acabo de leer a Gogol que se refiere a los polacos como herejes- de que toda polonesa tiene a gala (una bendición del Altísimo) ser fecundada por un “papiesa”. El general Jaruselski gastaba gafas negras y se parecía un poco a don Bienvenido pero los tanques soviéticos no llegaron

nunca. Aquel fue el año del cambio o si se quiere el Apocalipsis. Ya se cuarteaba el muro y yo me hacía el entretenido velando radiofonías y comiendo turrón. Había escrito un par de novelas: el diablo en lo alto de la cornucopia de cobre y cónsul de España en nueva york y de allí trajeron el “Guernica” un mural que tanta guerra dio con eso de las libertades y del que se han escrito hartas tonterías. Picasso lo pintó o más bien garabateó estando borracho. Mucho nos está durando aquella curda propagandística a los españoles. Fue el año en que estalló la guerra de las galaxias y Tejero subió a la tarima del Congreso. Quieto todo el mundo. Una mascarada. Agentes de la Cia la pipa y la “uzzi” bajo la gabardina un bulto disimulado bajo el sobaco cubrían carrera hacia la puerta de Alcalá. 23F la intoxicación etílica les duró hasta la madrugada. Ay Jesús del gran poder. Fuese y no hubo nada pero lo de Polonia sí parece que iba en serio. Wojtyla que ahora creo que es santo estaba metido en aquel ajo. Las tusonas de siempre azotaban las aceras de Sol y calle la Cruz. Chicote

sirvió un coctel a los recién llegados pero aun no habían aflorado las Mediawomen emperatrices de los telediarios contándonos cosas macabras y el audiovisual estaba en mantillas. La jefa de todas es la incombustible Cleopatra esa chica vasca que es de la CIA.

Yo estaba en pinganillos, aprendiendo alemán por unos cursos que daba la RDA emitiendo desde Berlin. Pronto cerraron el chiringuito y yo me quedé a verlas venir. Es lo que pasa.

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