2022-01-09

 OFRECIMIENTO A LA VIRGEN DE LA FUENCISLA

 

 

 

Virgen bendita de la Fuencisla postrados ante tu altar, como solíamos en nuestra infancia y adolescencia, ahora lo hacemos en nuestra senectud. La visita a la Fuencisla era lo primero que hacíamos en el seminario tras nuestro ingreso el primero de octubre; a ti te dedicábamos el primer paseo y la primera visita al Santísimo.
Bajábamos por el Camino Nuevo o a través de la puerta de Santiago agitando nuestros bonetes y nuestras becas a cantar la salve agrupados en ternas.
Han transcurrido 65 años desde aquélla. Parece que fue ayer. Hoy los que quedamos de aquellas filas, los supervivientes de la criba de la existencia, los que no fuimos diezmados aun por los azares y avatares de la larga peregrinación acudimos con fervor a cantar tus alabanzas en un largo "Akathistos" por esta vida que el Señor nos dio y por las gracias infinitas que de Él recibimos por tu medianera intercesión.
A rogar acudimos por nuestras familias nuestras mujeres nuestros hijos nuestros nietos.

Tanto te rezamos, Virgen Santísima, tanto te cantamos, cuando éramos niños, que, de alguna manera, esas súplicas quedaron depositadas en alguna alacena celeste de tu tierno corazón y se transformaron en lluvia de gracias en los momentos de peligro cuando la vida nos apartó de aquellos fervores y estuvimos a punto de sucumbir a los naufragios existenciales. Tu dulce y maternal mano se precipitó a socorrernos.

Y bajo tu manto tu fajín y tu banda de capitana generala nos acogemos. Sub tuum praesidium, confugimus Sancta Dei Genitrix, ne despecias in neccesitatibus supplicationes nostras sed a periculis cunctis libera nos semper, Virgo gloriossa et benedicta
Llevamos gravada en el alma aquella frase de san Bernardo: réspice stellam voca Mariam. Fue precisamente aquella estrella la que no nos hizo perder el rumbo. Confiamos en que ese lucero que en tu manto brilla nos guie en los difíciles momentos que pasa el mundo.
Hay “pressura gentium” y persecución a los cristianos de Siria y en otras partes del globo. Sálvanos Virgen María, ayuda a tu iglesia de la cual quisiéramos formar parte hasta la muerte. Repitiendo aquellas bellas preces del oficio parvo en latín:

 

Sancta Maria, sucurre miseros,

 

Fove pusillanimes

 

Adjuva flébiles

 

Ora pro populo

 

Intercede pro clero

 

Interveni pro devoto femíneo sexu

 

Sentiant tuum juvamen

 

Quicumque celebrant tuam festiviutatem

 

Advocantes nomen tuum

 

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