2022-04-28

 Exhumados los restos de Alfonso I el Batallador para un programa televisivo

Un equipo multidisciplinar, que también se ocupa de las heroínas de los Sitios, estudiará los huesos, que ya fueron analizados hace una década

Panteón Real de la iglesia de San Pedro el Viejo de Huesca.
Panteón Real de la iglesia de San Pedro el Viejo de Huesca.
Javier Blasco

Los restos mortales de Alfonso I el Batallador, que descansan en el Panteón Real de San Pedro el Viejo en Huesca, han sido exhumados para una serie de programas que prepara Aragón Televisión en colaboración con la DGA. La serie ya exhumó a principios de este mes los restos de las heroínas de los Sitios, que se encuentran en la iglesia zaragozana del Portillo, y ha solicitado también hacer lo propio con Petronila de Aragón en la catedral de Barcelona.

Fuentes del Gobierno de Aragón señalaban este miércoles que "la exhumación de Alfonso I forma parte de una investigación que está llevando a cabo una productora de televisión de cara a un programa que se basará en estudios realizados con un equipo científico, médico y tecnológico de prestigio internacional. El programa reconstruirá también a otros importantes personajes históricos de Aragón. Los restos serán sometidos a un profundo estudio antropológico y genético que aportará sin duda nuevos datos sobre sus vidas y que, en algunos casos, hará posible incluso una reconstrucción de su imagen".

Aragón Televisión prevé estrenar el programa la próxima temporada. Se da la circunstancia de que algunos de los personajes históricos ya han sido objeto de estudios de este tipo con anterioridad.

Así, por ejemplo, entre 2007 y 2011 se desarrolló el ‘Estudio Antropológico y Genético de los Reyes Privativos de Aragón’, un proyecto coordinado desde la Universidad de Zaragoza por la catedrática de Medicina Legal y Forense Begoña Martínez Jarreta, y financiado por el Gobierno de Aragón e Ibercaja.

El proyecto se centró en los panteones reales de San Juan de la Peña, del monasterio de las Benedictinas de Jaca y de la iglesia de San Pedro el Viejo de Huesca, y comprendió el análisis de los huesos de más de 70 personas.

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Del rey Ramiro II se pudo reconstruir su fisonomía facial, pero no así de Alfonso I el Batallador, porque solo se encontró el hueso frontal y un fragmento de malar.

Fuentes del Gobierno autónomo explicaban ayer que volver a abrir la tumba de Alfonso I solo una década después del anterior estudio era "necesario para completar los estudios realizados hace unos años por un equipo de la Universidad de Zaragoza, dado que las técnicas de medidores de ADN han avanzado notablemente en poco tiempo. Los restos óseos conservados en San Pedro el Viejo se hallaban cubiertos por una resina tipo Paraloid, aplicada en los años 80, que dificultaba la obtención de resultados completos. Ese obstáculo puede ahora salvarse. En cuanto a las muestras óseas (4 gramos) que se dejaron custodiadas en el CITA para facilitar la realización de ulteriores estudios, se hallan en un estado de petrificación que aconseja la obtención de los datos necesarios a partir de otros restos de mayor volumen y consistencia".

La productora televisiva solicitó los permisos de apertura de las tumbas de San Pedro el Viejo a la Comisión Provincial de Patrimonio y al Obispado de Huesca, que se los concedieron. Al principio se pensaba exhumar también a Ramiro II, pero finalmente se optó por no abrir su tumba. En la de Alfonso el Batallador se ha estado trabajando desde el lunes y hasta este miércoles. El objetivo final de la productora es la realización de una serie de documentales divulgativos sobre personajes históricos aragoneses, basados en estudios realizados por un equipo científico multidisciplinar.

Hace unas semanas se exhumaron los restos de las heroínas de los Sitios: Agustina de Aragón, Casta Álvarez y Manuela Sancho. En los años 80, cuando José Manuel Pérez Latorre dirigió la restauración de la iglesia del Portillo, ya se abrieron las tumbas y se estudió lo que apareció en su interior. Agustina de Aragón apareció junto a los restos de su nieto, y, como curiosidad, se descubrió también que Casta Álvarez había recibido sepultura junto al documento de su nombramiento oficial como sargento.

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