2022-05-14

 EL DÍA QUE NACIÓ HELEN

 

Amaneció espléndido pero luego tornó el aire de calima. La maternidad de Westow Croft al norte del Yorkshire era una vieja mansión que había servido de hospital de sangre durante la guerra. Pocos saben de la entereza y sufrimientos del pueblo inglés durante aquella contienda cuando los alemanes bombardearon todo el condado. Era un edificio victoriano rodeado de pinares detrás un cementerio. Acudí a primeras horas de la mañana no me dejaron pasar:

—Your wife is in labour

A mi mujer la habían trasladado en una ambulancia de madrugada y yo hice autostop hasta York y desde allí me trasladé a la localidad en un yermo que llaman  moors” donde el viento sopla con ganas. Estaba yo muy nervioso y me entretuve dando paseos por el lugar, no había un alma, penetré en el cementerio.  Lo recuerdo bien había una sepultura reciente de una muchacha de veinte años. Las flores y la corona mortuoria estaban frescas y la tierra removida se amontonaba en un túmulo. Saqué el rosario que siempre llevo conmigo y recé los cinco misterios por aquella joven desconocida que acababa de ser inhumada precisamente cuando mi hija estaba a punto de nacer. Fue un parto lento y difícil. A Suzanne la pusieron cloroformo nada de epidural. En los años setenta la ginecología inglesa estaba aún en agraz y me pareció muy primitiva. Todo el día me entretuve ensimismado con mis pensamientos. Por fin a las nueve y media de la noche precisamente a esa ahora había venido yo al mundo  veintiséis años atrás llegó mi primera hija a este valle de lágrimas; aun no consigo zafarme de aquella impresión. Suzanne estaba cansada pero me lanzó una sonrisa con sus ojos verdegay, era una mujer hermosísima la más bella de Inglaterra y apretó mi mano. Y le dije: “Well done Zanny you are a heroine”. Al poco rato se acercó el doctor Isherwood hermano del famoso poeta inglés de la década de los Treinta y estrechó mi mano:

 —Mister Parra you have a beautiful daughter.

—Thank you Sir, She is going to be beautiful. We´ll call her Helen the shining one.

Isherwood era el medico de Pocklington, siempre llevaba una cartera de cuero en la mano y una sonrisa en los labios, el fonendoscopio colgado del pecho. Era el clásico doctor inglés with good bed side manners.

La madre de Suzanne y yo tomamos un taxi y regresamos a Wilberfoss. Mi suegra la pobre de la cual había heredado mi esposa su belleza era un manojo de nervios. Creo que celebramos la llegada al mundo de mi primogénita con media pinta de ale yo y un babysham ni suegra, eran las doce de la noche cuando entramos en nuestra casa de Wilberfoss. Todavía había luz en el cielo. The limelight  el entrelubricán del hemisferio norte. Helen quiso nacer cuando los días son los más largos del año. Esperando el sol de media noche. Los nervios, el amor y la añoranza de aquella jornada no se me pasaron todavía. Tardé en dormir y escribí este poema

 

WESTOWCROFT CEMETERY

 

Unos vienen y otros van que así es la vida rueda que no cesa

Nadie se acuerda de vosotros difuntos aquí enterrados pero yo murmuro una oración por vuestra alma cuando mi hija va a nacer

Dormís ahí en el cementerio detrás de la torre normanda de la iglesia

Descansad pues sois promesas bajo el césped

De una nueva vida que empieza

Os puedo consolar diciendo que no hay muerte

Vita mutatur non tollitur

La vida cambia no se arrebata

Vendrá la resurrección

Dormid y descansad

Esperando su llegada

Cristo vendrá

Retozarán los pozos del alba en la ensenada

Oiréis cantar al grillo

En los interregnos

Son secretos documentos que mi Fe me ha revelado

Muertos sois en la esperanza

 

 

 

HELEN OLIVIA ISABEL JOANA

 

 

Ve con tales nombres a la vida

Hija de mis entrañas

A la alegría de vivir del sufrir, y padecer

Elena la resplandeciente

Olivia rama de olivo

Que paz nos trajiste

Fruto de nuestro amor y nuestra sangre

Nos fuiste dada por Dios

Carne de mi carne

Llanto de mi llanto

Vida de mi vida

Que tú tornaste más hermosa

 

SAN JUAN DE BEVERLEY OBISPO Y MÁRTIR

 

Estoy noche oscura

 trafago de mis libros vísperas de navidad que vuelve una vez más

Las noches cortas y frías de santa Lucía

Escucho las campanas de la torre de la catedral de Beverley

Y los sonidos repican tu nombre

Que al pronunciarlo se llenan los cántaros de dicha de las Danaides

Fue la gloria de ser tú

Y tu imagen de aquella foto de niña

Jugando con la arena en una playa de Gales

Que yo llevé en la cartera

Lejano, pensar,

Próximo sentir

Pues en el amor no muere nunca

Es uno e indivisible

El humo de mi pipa

Sube hacia los portantes de mi cuarto

Esta pequeña celda donde me refugio

Con recado de escribir

Juego al ajedrez con las palabras

Me desespero y me entusiasmo

Huyo. lloro y callo

Quieta está la noche

Un ángel a mi vera fumaba

Un cigarrillo

Es consuelo sentir el batir de sus alas

Cuando fue

Se fue para no volver

Y dejó en su partida

Regueros de pensamientos de libros

Que nunca escribí

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