2022-12-16

 

COVADONGA

 

No se apagan los fuegos del candente verano. Pogasit estaba en lo alto de un laurel el viejo laurel que derribó Valdés y su panda de asesinos dencricidas dadles un hacha a todos esos y acabarán con el planeta tierra. Los desiertos tienen sed y los pueblos están desahabitados pero esperando el día de las piraguas. Roberto Mori y Dionisio de la Huerta eran dos ángeles sátrapas sentados en el vértice de Cangas de Onís. Estaban viéndolas venir, no creas no es tan fácil ahí está el sacamantecas Esteban Gonzalez matasanos con su guadaña diciéndole a la duela tú tienes piel pero hay que seguir cruzando por la orilla de estos montes mientras tu Dacia Duster devora kilómetros. A Covadonga voy a ver la santina. Y en lo alto del cerro cinco confesores sin tener que hacer estaban metidos en su cajón esperando clientela pues ya nadie quiere arrodillarse a descargar el saco. Todo vale, nada es pecado. No hay dios. Así, dando entrada a toda duda hasta el paroxismo, lo afirmaban los nuevos moralistas. El hombre no tiene importancia ni mucho menos sus pecados. El fuego ese dios implacable administra combustión en los crematorios. Un viento de locura en la mañana negra surcaba siniestros resplandores. A lo lejos se anunciaba la invasión una nueva aliyá y el alma del pueblo cristiano se consumía en fogatas gigantescas hombre a ver si no. Consumatum est. El sargento Ostapchik iba y venía. Era un poco erotómano y guardaba en su taquilla del cuartel un montón de revistas porno y se las mostraba a los reclutas en los pases revistas. Los militronchos se quedaban de un aire. Nunca habían visto tales indecencias mujeres con el culo al aire y abiertas de piernas. Ostapchik entonces les consolaba diciendo no os apuréis que en la Red es peor. Estaba seguro aquel buen patriota ucraniano que Internet lo había inventado el diablo. Estaba censado, había tenido paperas y la fiebre le hizo estar una semana con la lengua sucia. El médico le mandó hacer gárgaras y enjuagarse con zumo de limón. Con frecuencia tenía pensamientos raros.

 Stakan y se entregaba a la bebida con gran disgusto de Ostarchik para quien los mostradores de las tabernas eran el caballete donde el diablo se sentaba a horcajadas y cantaba de mamera desafinada perversas canciones de borracho. Idiot o rechi … se habla se comenta, vuelvo a repetir. Covadonga está lejos. Andamos a la búsqueda de la cueva del alemán de Corao. Como en aquellos reportajes de LNE en los veranos lluviosos de hace cuarenta años cafetitos en un tupi y el primer cigarrillo viendo a los pavos reales del parque san Francisco. Era grandiosa y solemne entonces la plaza de la Escandalera un Oviedo que ya no es que era; se ha transformado en digital. Caminaba un autor fracasado por la calle Uría Vendo librois quien quiere libros. Una paisana enfurecida desde la ventana de un edificio oficial vertió sobre la cabeza del pobre literato todo el contenido de in gran bandullo perico en el cual los oficinistas y las feministas profusamente exoneraban sus vejigas sobre esta columna mingitoria em la Oficina del Paro. Bautizaron de esta manera y de qué forma al pobre novelista. La ministra de las cosa que era una joven con la Cara Cuadrada y hablaba con acento onubense se descojonaba al ver el suceso hasta mearse en las bragas. Favila su ayudanta la que le jaleaban los pedos tambien se reía a mandíbula batiente. Hombre no hay derecho. Digitalización universal. De ahora en adelante con su permiso señora Bolisa me voy al cuarto de las telarañas a meterme el dedito por cierta parte, no vaya usted que huele mal. La vieja rata de guarnición tenía los dedos sucios. El autor se fue llorando hasta arriba en la estación. En un majano cerca del monte Naranco empezó a insultar y tirar cantos contra los viandantes. No hay derecho que estos acemileros de la cultura traten con tanto desprecio a la literatura. Un mendigo de la provincia el Bolo se le llegó y le pidió lumbre, no fumo. Los libros son el optimo remedio para ser pobre y convertirte en un perdedor. Todos somos perdedores. Incluso los más ricos del cementerio son perdedores. El mendicante de Toledo miraba desde lo alto de unos ojos halconeros muy encendidos que se encajonaban dentro de los cuevanos al fonde de una nariz curva. No se puede ir a ninguna parte con estas amistades. Se dio al vagabundaje cuando se enteró de que su mujer le engañaba con un negro recién llegado a nuestras costas en patera. Joaquín Pimplás era un fascista pero colocó a su hijo. Lo mismo que el Onega. Aquí de lo que se trata es de establecer dinastías periodísticas. Franco fue un inicuo personaje porque instauró toda una serie de regalías para los hijos de los hijos que sacaron el carne de demócratas. ¿Y cómo llegaste hasta Asturias Joaquin Pimplás? en el coche de san Fernando a la pata coja y andando ¿no ves que estoy tullido? perdí la pierna en una pelea con el moro que me quitó el honor

 

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