UNA GUERRA EN UCRANIA PUEDE ACERCARNOS AL APOCALIPSIS LO ANUNCIÓ EL GRAN BULGAKOV

 BULGAKOV Y EL APOCALIPSIS. LA GRAN CONJURA PARA ACABAR CON LOS ROMANOV

 

¿Cómo será el fin de los tiempos? ¿Quién será el anticristo… una persona real o un sistema político? Ukrania la tierra feraz donde los arados se hundían en un suelo de labranza de las tierras negras hasta tres metros de profundidad, el granero de Europa, y todo ese légamo de civilización que arrastra sus dos grandes ríos el Don y el Dnieper hacia Kiev, la santa, la madre de las ciudades rusas, con la gran cruz de san Vladimiro presidiendo la bocana, va a acabar en la catástrofe de Chernobil que parece anunciar y presentir en su gran novela la guardia blanca Mixail Bulgakov casi un heraldo del fin de los tiempos. Era la guardia blanca un cuerpo de elite, del regimiento Preobrayenski encargada de la custodia personal del zar. Este libro en su planteamiento coincide con lo que dice Bertrand Russel cuando en 1918 visita la URSS y asegura que la revolución bolchevique fue obra de judíos rusos americanizados. Los hechos de esta novela se desarrollan aquel invierno trágico de 1918 y en Kiev entre grandes celliscas de nieve.

 La tierra feraz se transforma en feroz erial. Se secan las fuentes, resucitan los gigantes, cunde el desamor, las costumbres se corrompen. Arden los bosques... toda Rusia era un incendio aquel verano de 1918 el año que se desarrolla esta novela.

 A lo largo de sus capítulos se escucha el tintineo de las espuelas de los cosacos que se cuadran ante su atamán y el repique-canto-metálico de los teléfonos móviles (un presentimiento atisbando el futuro) la irrupción de los bustos parlantes que se entregan a una vacarme o borrachera de letanías insufribles para contar la actualidad con una sonrisa  mefistofélica en sus rostros, perfectamente atildados, la cara lavada, y de una gélida belleza, pero el alma negra, insensible al dolor ajeno. Son las musas de la democracia, que fungen y fingen cual grandes representantes del sistema, anunciando a todos:

- Habéis de pasar por el aro, besareis mi látigo.

Y todo eso sin descomponer el gesto de hombres-anuncio y la mirada azul de las nuevas sibilas de la tele.

Las sibilas vuelven y es un mundo sibilino  de grandes avances tecnológicos y de una gran pobreza espiritual, dominado por las técnicas de la propaganda el que intuyeron los rusos que vivieron o contaron aquellos días de octubre. Estamos ante una novela profética que anuncia una nueva era con tres cuartos de siglo de anticipación.

Han ganado los americanos, subraya un capitán artillero que aguarda el ataque de los bolcheviques al edificio del Liceo donde los partidarios de la autocracia y la ortodoxia se han hecho fuertes. Sin embargo el coronel que manda la posición a la vista de la inferioridad numérica ordena izar bandera blanca.

 Suenan los gritos de traición… traición pero nadie se atreve a desobedecer los hechos consumados. No se puede hacer nada. Rompan filas.

 Se deshace la guardia blanca y los cadetes, el oficial de dragones, los húsares y los alanos se vuelven a casa con sus botas bruñidas las espuelas de plata, el sable reluciente y el dolman impecable terciado sobre las charreteras. Todo eso ya no sirve para nada. Después de rendirse los coraceros piden vodka para mitigar los efectos del clima bajo cero y se entregan a una orgía pero no hay aguardiente en el mundo que pueda aplacar las heridas del alma congelada. Alcohol y sexo, polizontes de una organización secreta vigilando al ciudadano, que dejó de ser persona para convertirse en tornillo del gran engranaje y una patulea de jueces para la democracia al servicio del poder establecido. Los corazones sangran pero la gente acobardada se vuelve insensible.

 Es la debacle. Es el fin de una era. Sin caballería las guerras ni son guerras ni son nada. No se escucha el grito de  botasillas del escuadrón. Se acabó el honor, la nobleza, las maneras exquisitas y ese concepto de castas que permitió concebir la existencia desde un punto de vista estético. Se acabó la literatura. Lo que viene es la lucha de clases, la vulgaridad, el encefalograma plano. El porno duro, el sexo mecánico, la máquina de follar.

Llegan los sindiós que traen sus propios profetas, sus escritores, sus panegiristas y publicistas. El materialismo dialéctico de Marx que permitió por lo menos la educación de las clases más desfavorecidas abocará al materialismo de los globalizadotes donde el ser humano no es más que un número, una unidad de consumo bajo el control de la red de redes.

 En definitiva Bulgakov nos vaticina un mundo feliz, al igual que los grandes utopistas ingleses, pero insufrible. Un judío que es pillado con las manos en el cajón durante un progrom le ruega a un húsar que ha desenvainado la espada todo el dinero… te lo daré todo, le dice el reo, esto será tuyo, y le señala la caja de caudales, si me perdonas la vida. Gracia denegada. El ulano hunde su sable en el cuello del rabino y le corta la cabeza. El rabí muere mártir de la causa invocando a Yahvé. Una acción de guerra se transforma en una teología, la del holocausto, que sustituye a la redención cristiana.

 Chema Israel pero tenemos que ajustar cuentas mientras los caballos del Apocalipsis galopan por las riberas del Dnieper. Se terminó aquel mundo que creíamos mejor. Rompan filas, sálvese el que pueda. El santo y seña del final de los tiempos es que la caridad se enfría, las palabras ya no significan lo que significaban antes. Flotamos en el vacío y la inseguridad nos descarría, nos transforma en verdugos siendo en realidad víctimas.

No hay canon ni medida. Se hunde la barca de Piotr mientras los bateleros del Volga reman, saludando con el sombrero cocidos de vodka al que ha de venir que les observa desde la orilla. Este es Petliura. ¿Quien es Potliura? Según Bulkgakov, el que ha de venir el interpuesto al que dicen que han visto alojarse en la habitación numero 666 en un hotel de la calle Lovitskaya pero esta presencia es fantasmal o by hearsay.

 Se narra mediante el oído no mediante la vista y por esto mismo la novela tiene un aire musical más que fotográfico. La trama no es lineal y el estilo participa de la velocidad y contundencia de la vida actual.

La “guardia blanca” es narración de muchas preguntas sin respuesta en esta novela de guerra antimilitarista donde se ridiculiza a los prusianos y a los estados mayores. No hay combates ni escenas de guerra. Sólo se escucha el estampido, lejano, de los cañones y se anuncia que el nuevo orden entrará con sangre y en medio de grandes estertores. Verdún significará una nueva catástrofe para Rusia, la dejarán sola sus aliados a merced de la gran conjura de los impíos.

 El asesinato del zar será el epílogo a una historia trágica de furores. El hombre de las patillas largas- Trotzky- se atusa los bigotes tiene una gran cabeza y proclama la revolución permanente. Nuevos dolores y convulsiones para el pueblo ruso. Los cielos refulgen con la estrella roja de los comisarios y el ángel de la muerte escribe sobre las nubes negras el número de la bestia: 666, el anosmié lo innombrable.

En medio del caos se abren camino muchas traiciones, ejecuciones sumarias, deportaciones en masa. Los alemanes dejarán a los blancos de Ucrania a merced de los bolcheviques. Bulgakov les llama felones.

Cunde el desamor y el relato de las vencidas mujeres violadas, campesinos arrojados de su tierra y por todos los dominios del zar se esparce la enfermedad rosa: la sífilis, como un flagelo bíblico. El autor era médico especialista en venéreas y el relato que hace de la enfermedad es puntual. Aparecen unas pústulas en las ingles (chancro) manchas de color rosa en la epidermis, después subseguirá la ceguera y la artrosis si no se ataja la epidemia con inyecciones de permanganato. Fue la enfermedad que sacude a Europa en los años 20.

Dios no escucha, se encuentra remoto muy a gusto  lejos de la humanidad que sufre rodeado de una escolta de ángeles en el paraíso. En uno de los pasajes, sin embargo, aparece un pope que predica contra la desesperación. Es la desesperanza el mayor de los pecados a ojos del Altísimo puesto que viene impregnado de la soberbia satánica y sólo pueden desesperarse los condenados del infierno. No conocéis sus misteriosos designios, se lamenta el padre Vladimiro puesto que el corazón de Dios es fuente de toda misericordia. El dolor y el sufrimiento colectivo tienen un carácter expiatorio y abrirán las puertas de la purificación. Este sermón, que recuerda el discurso del padre Zosimo de Dostoyevsky, pone una nota de claridad esperanzada en medio de la niebla de pesimismo de todo el relato; 1918 fue un tiempo de tinieblas y su mes de diciembre fue el más perverso en fríos y en crueldades humanas durante siglos.

Desde luego, se acabó la literatura, todo concepto de honor y de estética es pisoteado para dejar paso al lucro, la especulación, los bancos, el gnomo de Zurich corredor de bolsa. Las escritoras feministas que no escriben con el corazón sino con el coño. A room of my own Virginia Wolf. A los periodistas les han convertidos en sus lacayos y hablan con un bozal o por boca de ganso. Mucha gente irá a la cárcel o será marginada por pensar por su cuenta, nos profetiza Bulgakov. Ya se escuchan las pisadas del ángel del Apocalipsis. La idea central del libro es que hubo una conspiración universal para acabar con la ortodoxia proyectada desde el odio a la cruz misericordiosa, una conjura que es tramada por los que son siempre los mismos, los apóstoles del odio y la revancha pero al final vencerá el amor. El autor del Diablo y Margarita era uno de los autores preferidos de Stalín hasta que perdió el favor. Bulgakov muere en Moscú en un bombardeo de los alemanes a los que tanto despreciara en 1942. ¿Fue ello una corazonada?

 

Sábado, 01 de agosto de 2009

DICEN QUE VUELVE TRUMP ¿INGENIERO DE LA PANDEMIA GLOBAL? DIOS NOS COJA CONFESADOS ESE FULANO QUIERE DAR UN GOLPE DE ESTADO Y DESTRUIR EL PLANETA YO PREFIERO VIVIR EN MI DOCTA IGNORANCIA

 DOCTA IGNORANCIA

 

 

Subido al árbol de mi destino

Cual Diógenes

Observo y ayuno

Me preguntan y respondo con el dedo

sí o no

Thumps up thumps down

Porque las palabras con frecuencia desarraigan el concepto

De la noble razón

Contaminan

El silencio oro

La palabra plata

Escuchad, si no, el lenguaje rábula

de abogadotes mal encarados

Que son la peste ahora del justicialismo que nos desmanda

Tenemos sofistas por un tubo

Charlatanes de barraca

Y tertulieros encaramados

Burro grande ande o no anda

y esa Ester  que nos mira con ojos de jaca andaluza

que llega de la provincia del ronquido

Tiende las patorras a la cámara

y muestra el muslamen debajo de la falda hasta el ombligo

Escucho música de sirenas y llanto de violines

Son sollozos

en la cuerda floja de mi arpa

Retozos de castañuelas

Antes de dar escribe

Antes de firmar recibe

Tacto de codos

Que ahora todo es gratis y en cultura trabajamos todos para Google que es el turco de los cresos ricachos epulones de California

Que conspiran contra el mundo

y nos lanzan a batallas nucleares

Y PANDEMIAS

y el sátrapa te dice mira éste

Largar bandera

Bocoy desfondado

Hermoso idioma español

Maltrecho, acojonado

Maduro lo defiende con dos cojones

Espasmos de la logorrea

en la que andamos inmersos

Charlistas de verano que aquí todos son amenazas  blablá

 En pantalla demuestran su estulticia y su convencionalismo

El lazo de la corbata bien añudado

Pero nada más porque son hombres y mujeres clónicos

Mentes vacías

Bocas que hablan sin fundamento

Bustos parlantes

De la caja tonta

Amigos de asesinos etarras

Que hacen caja con la miseria moral de este país

Se revuelcan como cerdos en la mierda

San roque peregrino

España en fiestas

Cleuasmos por arte birlibirloque y mentes retorcidas.

Más sobadas las ideas que el codo de la sotana de un canónigo

Cara redonda y beatifica del santo del pueblo manguitos de percalina negra

Ay aquellas almohadillas para ahincar los codos que yo tenía en mi pupitre latino adolescente

Tiempos que pasaron

Tropología del lenguaje figurado

Y con no poca moralina

Dares y tomares

Una fiera con toga

Verticilo del castañar recién parido

Amílico de mis borracheras

Llena furibundo el vaso de almidón

Con el que me adentro en

Viajes a la región del eterno olvido

y cada mañana mi pandiculación

Despierta España,

Aguija Madrid que te quedas sin gente

Por culpa de los

 Ergotistas vampiros del pucherazo

Jactanciosa ignorancia

Huye llora y calla

Este es mi consejo

Que te defenderá de los satánicos

Múltiples pareceres

Que destruyen la patria

Por culpa de las latiniparlas

En mal inglés

Hablando y garlando

Y no hacen nada

Prefiero yo

Mi docta ignorancia

En que me exilio

Desde mi celda

Contemplo las montañas

 

  

CRISTO CIRCUNCISO

 

Pensamientos sombríos

Conjuro pensamientos sombríos

Mirando al sol que nos alumbra

En la tarde de enero

Cuando celebramos el Santo Nombre de María

Y la circuncisión de Xto

Se hizo como uno de nosotros

Conjuró a los oráculos

Con suaves palabras de esperanza

A los aflictos

Cruz fuerza de vida

Pasó hambre y sed

Padeció las bajezas

Del aparato genitourinario

Fue en todo igual excepto

En el pecado

Un sacerdote de Israel

Cercenó mohel EN RISTRE

Con un cuchillo

La telilla del prepucio

Fue Hombre y Dios

Varón de dolores

El Verbo Encarnado

Nos mostró el camino

AYUDANDO A BIEN MORIR

 RECOMENDACIÓN DEL ALMA

 


Estuve a la cabecera de un enfermo, una persona muy entrañable para mí con el que compartí juegos de infancia y afanes.  El Señor ha querido llevárselo antes que a mí pero las lianas de la sangre y del espíritu se estrechan más allá de la muerte. Son más fuertes.  Le leí la recomendación del alma.  El escenario un inmenso hospital de Madrid.  Frío, aséptico, impersonal.  Escondemos la cabeza los humanos en gesto de avestruz y vivimos una época en que nuestra suprema realidad, la muerte para la que nacimos, es ocultada y ninguneada. Se presenta de improviso, inoportuna, y cuando menos la esperamos, descabalando nuestros planes y descabalgándonos de la querida vida.  Pero está allí presente. Ningún cura aparecía por allí.  Es donde debiera estar la Iglesia y no en la silla gestatoria de la gran política o el buenismo de Bergoglio: a la cabecera de los moribundos, al lado de los afligidos, en las cárceles, en las Barranquillas, cerca del que sufre, haciendo un apostolado que hoy es más necesario que nunca y no lanzando anatemas por mor de la Educación para la Ciudadanía, predicando con el ejemplo - ya sé que hay una Iglesia oculta no la oficial y jerárquica que se guarda “propter metum Iudeorum” o el qué dirán intentando ser correctamente política pero nuestros obispos españoles debieran cambiar el chip y hacer lo que hacen en USA que en eso los americanos, los franceses y los alemanes nos dan cien vueltas tratando de acomodar su acción pastoral a los tiempos laicos que vivimos y que bendito sea Dios y para honra de ZP no son de persecución: ganarse a la gente, fundando emisoras en monasterios donde se rece y se cante las 24 horas del día como están haciendo los ortodoxos rusos y no micrófonos que ladran en el éter de una España pagana y confundida pues hay pressura gentium, angor cordis. Y, si hay algún lector iniciado en las grandes verdades teológicas, sabrá que no hablo a humos de pajas- por aquello de zapatero a sus zapatos. En vez de seguir gozando de momios y de subterfugios.  El enfermo estaba sedado pero consciente. Alguna vez me sonreía cuando, en castellano, le leía la papela de las grandes verdades, la que no perdona a nadie y a todos nos aguarda en el último recodo, impasible el ademán.  Somos seres para la muerte. Para ella hemos nacido.  Pero la muerte no es el final y los creyentes en comunión con la Resurrección de Cristo, nos preguntamos: ¿dónde está tu victoria di?  Mi primo es un tío muy bragado.  Siempre los tuvo bien puestos y no es que portase mucho por la iglesia, que su padre era sacristán y acabó un poco harto y escandalizado de todo aquello pero estas anécdotas accidentales nada han de ver con el meollo de su fe vieja y trascendente. Fue un buen padre de familia de conducta intachable que amó a su mujer y a sus hijos, un currante en el camión desde las cinco de la mañana.  Así que de vez en cuando abría los ojos me largaba una mirada triste y una sonrisa.  Y trataba torpemente de santiguarse lo mismo que hacía nuestro abuelo al que también vi morir. Agustín era un Galindo y los Galindo suelen ser gente altanera de bastante coraje que no se vienen abajo ante nadie ni ante nada.  Una señora cuando me vio con la estola roja empezó a blasfemar y a decir disparates diciendo vamos hombre donde se ha visto.  Aquí la gente tiene unas tragaderas enormes para lo que tiene verdadera importancia y pone el grito en el cielo cuando escucha cantar latines.  El diablo hablaba por boca de las incoherencias e improcedencias blasfemas de aquella paisana pero yo muy por lo bajo y siguiendo las rubricas de un antiguo sacramentario mozárabe que me dio un viejo cura amigo mío le fui recitando las oraciones al oído:


Ponte en camino, alma cristiana, sal de este mundo en el nombre del Padre Omnipotente que te dio el ser y de Jesucristo  Hijo de dios vivo.  Que padeció por ti muerte de cruz.  Y del Espíritu santo que te derramó su gracia.  Y de la gloriosa Genitriz nuestra Madre Santa María.  Y de San José.  Y de todos los Ángeles y Arcángeles, Tronos y Dominaciones, Virtudes, Potestades, el Querubín y el Serafín.  En el nombre de los Patriarcas, Profetas y Evangelistas, Mártires, Confesores, Eremitas, Vírgenes y de todos los Bienaventurados del Señor. Marcha en paz a encontrar el habitáculo que te tiene preparado en la Santa Sión.  Por Cristo Nuestro Señor.  Amen.  Señor de misericordias y de clemencias que haciendo honor a tu misericordia infinita borras la culpa del que se arrepienta. Mira, benigno, a tu siervo, Agustín, y perdónale las faltas que pudiera cometer en esta vida de palabra, obra y omisión.  Renueva en él, Padre Piadoso, todo aquello que por la fragilidad de la carne corrupta o a expensas del diabólico fraude, haya podido transgredir y anexiónale al Cuerpo Místico de la Iglesia.  Ten piedad de su dolor y de su llanto, conmute ante sus lágrimas y admítelo a la comunión contigo mediante el sacramento de reconciliación.  Por Cristo Señor Nuestro.  Amen.  Yo te doy mis recomendaciones al dios omnipotente, querido hermano Agustín, y a Él que te creó del barro te confío. Recuerda que con su muerte paga el débito de nuestra fragilidad mortal y ten piedad de él y de todos nosotros.  Y haz que cuando llegue al Paradiso salgan a recibirlo las legiones de los Ángeles, la turba de los mártires y de los apóstoles y ciñan sobre sus cabezas la corona de laurel del triunfo y de los que mueren en Ti.  Que la Santa Virgen Madre de Dios le sonría y que San José le sea guía a tu presencia.  Apártense en esta hora crucial todas las fuerzas de las tinieblas y que Satanás con sus satélites no lo aterrorice.  Levántate oh Dios y pon en fuga a nuestros enemigos.  Desaparezcan los que nos odiaron. De la misma forma que el humo se disipa por la chimenea así se esfumen o como la cera se derritan ante la vista del fuego.  Queden confundido y derrotado el Tártaro y no me permitas que los ministros del diablo atenten contra el que llega ante Tu Presencia.  Sea liberado Agustín de todo reato, de toda culpa por los méritos de la Pasión de Cristo, tu Hijo y entre con él en los parados amenos del Paradiso y te cuente en el número de las ovejas de su rebaños.  Sea escrito su nombre en la lista de los elegidos, no en el de los condenados ni precitos.  Para que así goce de tu paz por los siglos de los siglos.  Amen.


Después le hice repetir conmigo Sagrado Corazón de Jesús en vos confío.  Canté “Alma mía glorifica al Señor” del misal eslavónico.  Agustín besó con gesto torpe pero con energía el crucifijo.  Nos abrazamos la despedida con un “hasta pronto”. Pues nunca han de temer a la muerte, que es un paso, un acto biológico, nada, los que mueren en Cristo.  La harpía seguía pegando voces por toda la crujía.  Hombre por Dios. ¿Dónde se ha visto?  Pero vino una enfermera de maneras muy dulce y muy guapa guapísima, rostro tan bello jamás yo he visto y la tranquilizó ¿Quien era aquella enfermera?  Sólo alguien con un poder sobrenatural podría haber sido capaz de amansar aquella hija de Eva en las garras del dragón pero la hermosa señora aplastaba la cabeza del dragón. Traía un niño en brazos pues salía del paritorio y detrás suya avanzaba un hombre de mediana edad, bello varón, el cabello ensortijado empezando a encanecer y de rasgos judíos.  Salí del hospital con el corazón en un puño y muy abatido porque Agustín era para mí como un hermano pero lleno de esperanza.  En la vida y en la muerte a veces ocurren cosas extrañas. En agradecimiento y al entrar por la boca del metro recé la oración del Arcángel San Miguel. Con el oído de la imaginación creía escuchar el repique a gloriosa de las campanas de nuestro pueblo que hoy ya no se tocan y que mi primo y yo, el hijo y el sobrino del sacristán, boleábamos a la hora de alzar cuando niños y mi tío Pedro por sustituirle nos daba una peseta.  Somos gente sencilla de la tierra de pan llevar, cristianos viejos.  Me conforta que pensar que los cambios terroríficos y los vuelcos que hemos padecido no han supuesto merma al acervo de nuestra fe secular.  A veces pensé es bueno hacer de diacono de vez en vez aunque no ejerza uno.  Mi primo gracias a Dios aunque padece un cáncer perniciosísimo aun no ha fallecido.  El viático no solo se impartía - esa era su función- para preparar al enfermo a morir a bien con Dios sino para restaurar su salud.  Y aun tengo mis esperanzas.  Confío mucho en aquella bella enfermera que se presentó de repente con el Niño Jesús y con un hombre manso y humilde que la seguía y el cual para ser san José sólo le faltaba la vara florecida.  Conviene esperar en un milagro todavía.