2023-01-19

 El Estebanillo y la monarquía imperial. Viva felipe iv la apoteosis de España y triunfo de la catolicidad que algunos llaman decadencia


toca, Antón, que paga la aldea. Fiestas y regocijos. Toros y cañas. Ya jugaban en Aragón a fiestas de moros y cristianos y esperaban a su majestad que salió a campaña a la guerra contra franceses.

 Corría el año 1644 un año después de la derrota de Rocroy por el mariscal Condé y el gabacho invade Cataluña, pero los tercios zarpando desde Italia y dando fondo en Vinaroz subieron por la sierra de Pandols a cortarle la hoz y la zoqueta a ciertos segadores. 

No volvieron a entonar aquel himno de corpus en muchos años.

  Su majestad dio vistas a Zaragoza el 18 de marzo de 1645 y fue aclamado por el pueblo llano que mucho quería a aquel monarca.

 No se ha de olvidar que en el periodo de su largo reinado la cultura española alcanza su máximo relieve en literatura, en las artes liberales, en pintura, arquitectura y nuestros ejércitos, pese a la merma de Rocroy, eran temidos en todo el orbe. 

El autor debió de participar y se embarcó en la nave capitana en la que iba de capitán general el virrey de Nápoles don pedro de Arellano, caballero de la orden de santiago.

 Lo llevaba de bufón al que libra de la buena tunda de una cantinera pitusa -tocaron puerto en Mallorca- que la emprendió a palos contra el pícaro por haber vomitado todo el aguardiente que llevaba en las tripas en el mandil pues, siguiendo su costumbre en la marina española, a embarcar el primero y a desembarcar el postrero, en su matalotaje de popa, para no perder la costumbre, metió veinte frascos de vino, una caja de arenques y sardinas saladas, galleta y bizcochos y otras menudencias y dulces para quitar el amargor de boca después de las grandes polvaredas.

 Hay serios fundamentos para pensar que por el estilo y la forma de narrar hay grandes parecidos entre el Estebanillo y el Buscón

El libro impreso en Bruselas en 1633 pudo salir de la pluma del inmortal autor de los Sueños que lo escribió estando preso en San Marcos como divertimento a sus tristezas. 

No se trata de un texto autobiográfico, aunque lo parezca.

 El resquemor que muestra hacia los judíos y a los genoveses que eran polilla de nuestras arcas y la befa que hace de GONGORA, adalid de retajados y de conversos en esta segunda parte de la novela donde pone en circulación la palabra gongorizar o escribir versos en oscuros como en las Soledades, avalan tal suposición. El libro loa al Duque de AMALFI, mecenas de no pocos literatos de aquella pléyade, mentor de Cervantes y de Quevedo tras la caída del Conde Duque de OLIVARES. 

Sería el último canto del cisne del genio de las letras castellanas antes de bajar al sepulcro en la Torre de Juan Abad en 1648. 

Y no hay más Flandes como se solía decir. 

La misoginia, lo mismo que la afición al vino, puede ser otro punto en común. Del desencanto participan ambos textos. 

Si don Francisco inmortaliza a su desdeñosa Lisi en su composición sobre el polvo enamorado don Esteban vierte su bilis contra aquella ojizarca rubia de la que se enamora en Bruselas en esta poesía satírica cuajada de tmesis y de tropos literarios de alta calidad:

Madama doña embeleco

más lamida que alcuzcuz

más probada que piñata

más chupada que orozuz;

más manida que una estrada

más navegada que el mar del sur.

Más combatida que Rodas

más gananciosa que un flux

tan circe de los novatos

que con saberte pecadora

te hacen todos randivú

garitera perdurable

del juego del dingadux

tarasca de las meriendas

y de los dineros avestruz

ya no hay Blas ni pan perdido

que a tu gran ingratitud

le canté la el per omnia

después de hacerle la cruz

sólo estoy arrepentido

de que te hice el buz

y de haber zambullido

por lastre de tu laúd

con dios quedad

que yo parto a Calatayud

por no ser de tu galera

el forzado de Dragud

Es la jácara con que el poeta responde a un billete que previamente le había enviado la interfecta:

señor gallego romano

hombre de chanzas y burlas

que has probado todos bodrios 

y campado de garulla

más raído que bayeta

más descollado que grulla

con más flores que un verano

y más conchas que tortuga;

postillón de Alcalá a Huete

y alcahuete

gentilhombre de la bufa

residente de bodegos

y asistente de bayucas

¿cómo ingratonazo amante,

después de darme una zurra

y jugar de carambola

con cuatro mil garatusas

dejaste a tu carrasca

por buscar corruscas

y por chamuscarte en celos

¿o me guiñas o te afufas?

Tortolilla me contempla

que en lugar de llanto arrulla

por saber que esa la tu flor

es del berro o de la Osuna.

Vuelve a casa pan perdido

pues me tienes vagabunda

que tu persona apetezca 

y renuncio a tu pecunia.


Francisco de Quevedo, el mejor galán de nuestra lírica, no tuvo tampoco suerte con las mujeres. Campó por burdeles y figones, se divorció de su esposa, una tal Felipa y Góngora le hiere en lo más vivo motejándole de impotente.

 El doctor Marañón a lo largo de muchas de sus obras y ensayos biográficos, como Amiel, o la biografía de Enrique IV lanza la hipótesis de que muchos varones con la virilidad en entredicho, ora por algún defecto físico o por timidez amorosa, suelen solazarse con mujeres públicas desdeñando a las de su rango y condición. 

Quevedo era cojo y se daba al vino. El Estebanillo se quejaba de su gordura. 

Era un espadachín de primera tanto con el sable como con la lengua. 

Dedicaba los más bellos sonetos a sus adoradas, pero luego se iba de picos pardos.

 Esta inclinación por la bufa es común en ambos autores. ¿Dos en uno o eran el mismo? Supuestamente un discípulo del Señor de la Torre de Juan Abad. En cualquier caso, tanto el Buscón como el Estebanillo rezuman salero, optimismo, amor a su patria. Y  cierto desdén hacia los convencionalismos y a la gazmoñería de sus contemporáneos.

 En cualquier caso, se trata de dos libros gloriosos que nos reconcilian con España a la que aman porque no les gusta (bajo la apariencia del desenfado, desaprensivos de este vivir airado se esconde una intención moralizadora) y nos hacen olvidar las pesadumbres de la existencia.

 Es el genio de España y de Italia trabajando a tope. Gran parte de la crítica moderna no lo supo entender. 

Yo que leía entre carcajadas la vida del Estebanillo González aquel otoño lejano en Londres año 1974 cuando venía el cambio y todos estábamos un poco apabullados, lo he vuelto a releer casi cuarenta años después encontrando aspectos que se me pasaron entonces, pero que conservan una rabiosa actualidad y ese es el toque de veras, el sacramento, de los escritos geniales que nunca pasan de moda. Hagamos una higa a los mentecatos, a los mequetrefes, a los encaramados politólogos, a los profetas de la desesperación y a las sibilas Casandra que no cesan en su agorería apocalíptica. Estos bustos parlantes, tan bellos, tan distantes, mejor que hablar de política que le hagan el buz y la cruz a su chorbo. No son más que bayucas, putas mediáticas digamos, polvo de los caminos que se llevará la historia. 

Quieren destruir a España y a la gran cultura que nos legaron nuestros mayores, pero el genio de España permanecerá vivo. Más les valdría a estas daifas tan maquilladas todo adobo y virtualidad que leyeran al Buscón y al Estebanillo.

 Se volverían más humanas aún considerándose pregoneras de los derechos humanos que no vemos por ninguna parte. Bueno me afufo. Baste por hoy

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