2023-12-15

 FERNANDO ARAMBURU

 

Acaba de estirar la pata el inicuo Heinrich Kissinger y yo pongo negro sobre blanco aquellas palabras del copista anónimo de la crónica Emilianense sobre Almanzor y el terror del año mil “murió Almanzor y yace en los infiernos”.

Kissinger empero para lo que la cultura cristiana representa ha sido mucho más deletéreo que el antiguo secretario de Estado de Nixon. Era el terror del segundo milenario.

Así las cosas, disfruto con la lectura de Fernando Aramburu para mí uno de los novelistas mejores de la generación del biberón, posterior a la mía, que brilla como perla en el estercolero en medio de tanto escritor/a del montón. Discreto, trabajador, casto, que pule sus escritos con el mismo tesón con que su padre trabajaba de tornero en una fábrica de la Bella Easo. “Fernando Aramburu. Las letras entornadas” se lee de un tirón.

Una de sus novelas sobre el terrorismo en Vasconia fue best seller hace unos cuantos años. Es la discreción, la honestidad y simpatía y cachaza de Pio Baroja en carne viva. Ha sido docente en Alemania. Como yo lo fui en Inglaterra y eso te abre los ojos y te hace mirar las cosas de la patria con perspectiva, más de cinco lustros

 Desde su casa de Hannover escribe sus novelas y artículos de critica literaria sobre este arduo oficio en el cual muchos resistimos contra viento y marea. 

Aramburu tiene que rendir pleitesía a las víctimas del holocausto que es un artículo de fe en el país germano. 

Si lo niegas acabas entre barrotes de la nueva inquisición judaica.

 Sin embargo, en una de sus entregas se les escapa algo que disgustará a los comisarios que vigilan la parva mundialista. Es el que dedica a Walter Reich Ranicli el amo de la literatura alemana. 

Yo también seguí algunas de las emisiones por el satélite.

Libro que no le gustaba lo arrojaba a la piscina. 

Y uno de los autores que prefería este judío polaco para enviarlo a los gulags de sus preferencias literarias era Gunther Grass.

 A Gunther Grass siempre lo tiraba a la papelera. Pretendía que su tambor de hojalata no sonase más pero los tambores de hojalata de Grass continúan sonando para humillación y disgusto de Herr Reich el crítico más banderizo y anti literario que ha conocido la historia.

Los muertos del KZ lager no tienen nombre pero los casi veinte mil niños palestinos devorados por el ogro Benjamín, el orejudo, sí lo tienen y todos los días aparece con su maquinaria de guerra implacable aplastando palestinos bajo las cadenas de las ruedas de los Merkava. 

Aun Netanyahu tiene la desfachatez este sanguinario fascista de decir a Putin que envíe ayuda para enterrar a los muertos.

Óbolos, leche, aspirinas y tiendas de campaña después de haber tirado de las orejas al líder ruso por no haber estado fino al no condonar su acción ex terminativa en Gaza. Ni hacer lo que él quería. 

Los judíos mandan. Hacen lo que les da la gana, se limpian el culo con las resoluciones de la ONU que es papel higiénico para ellos.

 El símil que traza Aramburu en su libro sobre el amo judío de la literatura española hay que aplicarlo en Europa a otros ámbitos: los gobiernos. La economía, la medicina, los servicios sociales, la educación, la religión se acabó el cristianismo pues Culo Magno pertenece al sanedrín. 

Lo controlan todo, controlan sobre todo la información y la historia con la cual a cada hora nos lavan el cerebro. Sus informativos traen a las mentes la pihuela y los grilletes. Somos sus esclavos.

Trummer Literatur. Literatura de derribo. También están en ruinas nuestros pensamientos y sentimientos. Vendimos el alma a la sinagoga

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