2024-06-09

GOLDA MEIR

 

Gente que conocí. Vivencias de un corresponsal. Golda Meir

Habéis sufrido trabajos y persecución de los judíos vuestros conciudadanos, los cuales dieron muerte al señor jesús y a los profetas y me han perseguido a mí, y desagradan a dios y son enemigos de todos los hombres… la ira de dios cayó sobre ellos hasta el fin [epístola de san pablo a los tesalonicenses, 2,13-16]

 

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En una conferencia de prensa en el Dorchester, multitudinaria, en la primavera de 1973 y ante más de dos mil periodistas de todos los países, tuve la osadía o la majeza de preguntarle: cuando piensa la señora Meir del restablecimiento de las relaciones diplomáticas con la España de Franco. Ella hizo un mutis, bebió un poco de agua mineral que había en la mesa del rostrum, encendió un cigarrillo y contestó:
España para nosotros los hebreos no es un país como los demás sino todo lo contrario. Un día regresaremos a España.

-¿con el generalísimo en el poder?-insistí

-No

Sus palabras fueron titular al día siguiente del NYT y causaron revuelo en Madrid. Eran muy medidas y guardaban una semántica oculta. La apertura de relaciones se llevó a cabo el año 89, un tanto a la agachadiza y en medio de gran sigilo en un hotel de Ámsterdam. Obedeció al planteamiento del gran diseño que albergan las autoridades sionistas para el dominio del mundo. Se auspiciaba el implante autonómico, licenciar al ejército de tierra que contaba con un numeral de más de medio millón de hombres, algo de lo cual hablaba constantemente la prensa inglesa y a mí me costó más de una polémica con el corresponsal del Times a la sazón Harry Debelius y con el del Telegraph, Harold Sieve que nos trataba a los españoles a batacazos y eso a mi me enervaba. Otro postulado eran el desguace de los medios de comunicación franquistas. El Financial Times ya había entrado en tratos con Juan Luis Cebrian y a mí me hacían ir todas las tardes desde mi casa en South Kensington hasta Fleet Street- tres cuartos horas de metro- a por un servicio que teníamos que dar desde nuestra oficina en Londres a través de la cadena de periódicos y emisoras de la Prensa del Movimiento. Ruperto Murdoch que irrumpió en Fleet Street como un elefante en una cacharrería también nos había echado el ojo. El proceso de enculturación y de asimilación no había hecho más que comenzar. Fue muy lento y obedecía a los planteamientos del Gran Diseño. A la muerte del dictador España era un guirigay. Surgieron tantos partidos políticos que el panorama semejaba a una sopa de letras. Londres se convirtió en el epicentro de aquella movida. Iban y venían desde don Juan que siempre se alojaba en el Claridge hasta Carrillo, Pepín Fernández, Jordi Pujol y los catalanes de la Vanguardia que contaban con el incensario de Luis Foix. Fraga templaba gaitas desde la embajada de Belgravia Square. Incluso llegué a encontrarme en un pub de Fulham Road con el etarra Wilson que fue uno de los que pusieron la bomba en Claudio Coello haciendo volar por los aires al Dodge Dart de Carrero Blanco. El tal Wilson gozaba de la protección de los servicios secretos británicos y yo siempre dejaba caer en mis crónicas que en el terrorismo de las provincias del Norte estaba metidos el Mossad israelí y el M05. No me lo creyeron aunque mis intuiciones y premoniciones suelen ser certeras. El paso del tiempo creo que me dio la razón. Esos pistoleros del norte a los que la BBC no paraba de dar coba, esgrimiendo ikurriñas y entrevistando a sus sicarios, precisamente cuando ellos tenían en su propia casa un terrorismo acaso más sanguinario y más valiente porque los del IRA actuaban a cara descubierta y tenían que habérsela nada menos que con el ejercito británico que ocupaba el Ulster, ahora enfundaron sus parabellum y cobran de la nómina del estado español. Obedeciendo una señal impartida desde las fuerzas ocultas. En mi vida periodística he tenido que pelear contra el argayo de la conspiración. La que se nos venía encima. No dejé de clamar contra esto y aquello pero mis gritos no eran más que voces en el desierto.

El germen de este cambio total se hallaba en las palabras de aquella señora gorda de costumbres austeras, un bolso de escay en el que guardaba los cigarrillos, el pelo rizo ya encanecido que otrora fue pelirrojo, la nariz voluminosa y los ojos bellos, gesto maternal y que en su rostro no celaba las arrugas de tantos y tantos sufrimientos. A Golda Meir uno no podía menos de quererla o, si no quererla, al menos admirarla. Impresionte mujer, esta abuela judía, una de las estadistas más importantes que produjo el siglo XX, pionera, que no se casaba con nadie, ni con Ben Gurion. Bueno se casó una vez pero se divorció. Transcurridos muchos años de aquel encuentro, cunde en mí la idea de que los judíos avanzan por la historia guardando la llave que abre los secretos de la caja de Pandora. A lo mejor ellos son los que llevan la razón y el apóstol de los gentiles con los que abro estas membranzas mentía. Por lo menos ahora tras el vaticano segundo no creo que en las misas se lea esta carta a las tesalonicenses por ser un texto impolítico. En ella San Pablo se nos muestra antisemita. El porvenir del cristianismo que se plantea de cara a la eternidad y a la vida futura está en juego a causa de este sistema de valores democráticos que sólo cree en el hic et nunc. Un nuevo materialismo que trajo aparejado la lucha de clases (todo el poder para los soviets sustituido por todo el poder para los bancos y la oligarquía política) y la lucha de géneros desintegrando a la familia como núcleo social, el poder de la imagen y la propaganda, las consignas. Han callado los púlpitos y sólo se escuchan lemas comerciales instándonos a consumir y a asumir lo políticamente correcto. El que piense diferente habrá de enfrentarse a cadena perpetua o vivir en el limbo del ostracismo del silencio e incomprensión. Pero ¿Dónde está Dios? ¿El dios de Israel? Los padres fundadores que cantaron la hativka con Bengurion aquel mes de mayo de 1948 eran ateos procedentes de la diáspora. Golda Meir no era creyente sin embargo la nueva Palestina funciona siguiendo las pautas de las antiguas teocracias. Es una teocracia laica que no contó con el beneplácito de insignes escritores de origen hebreo como el anglo-húngaro Arturo Koestler[1]. Muchos dirán que son contradicciones del pueblo elegido que contiene en síntesis todo lo humano habido y por haber: lo grande en lo pequeño, el bien y el mal, lo demoníaco y lo angélico, la tecnología más avanzada y esos hassidim con tirabuzones que visten dulleta y guardan la ley, se pasan la vida estudiando el Talmud y viven como en la edad media. Tal vez sea algo prelaticio al pueblo de la Vieja Alianza entender el lenguaje divino, algo que nos está vedado al resto de los mortales.

En cualquier caso siempre me sentí muy atraído por la señora Meir cuya biografía estudié cuando era mozo. Era ucraniana de Kiev. De su infancia recordaba en sus memorias aquellos sábados que se pasaba su padre cantando salmos en la sinagoga. Era un bendito de dios, un inocente que creía en el mundo y el ser humano. Trabajaba como carpintero como San José. Aprendió el ucraniano y hablaba el ruso perfectamente lo que fue aliciente de su nombramiento como primera embajadora de Israel en la Urss. Antes la familia había emigrado a América. No basta creer es preciso solucionar y enfrentarse a los problemas fue la idea motriz de su alejamiento de la ortodoxia hebrea. Asume el inconformismo porque venía de un pais donde los nihilistas rusos se pasaban horas charlando de política ante tazas de té con limón. Estaban tuberculosos y yo tenía que desinfectar los vasos y el samovar cuando se iba. Quería ser maestra. El idioma inglés era un idioma hermoso pero en el ghetto de Chicago se hablaba el yiddish y algunos decían sandeces (shandeh, una palabra hebrea que pasó al castellano como sandio que era un judío ignorante y pobre. Sólo su propio trabajo podría liberar a los judios del ghetto. Tradicional casamiento o shadacha en 1922. Golda se colocó sobre el rostro la chuppah o velo de desposada. Habían fundado Tel Aviv en 1909 poco más de medio centenar de familias judías. Luego llegan las aligah u olas de emigrantes. No vale con rezas. A dios rogando pero mediante el esfuerzo el judío puede hacerse dueño de su destino. Hemos sido hasta ahora victimas de la fatalidad pero tenemos que luchas contra esa fatalidad teniendo en cuenta que el judaísmo como religión siempre se refiere a cosas pragmáticas. Aquí salta el pragmatismo de este gran personaje. Su matrimonio dura sólo seis años. Se separa de su marido Morris en 1928. Cuando  llegó a Jerusalén a pesar de haber perdido la fe colocó una kritlach o recado escrito en un papel como una carta a Jehová en una socarrena del muro de lamentos. Nunca fue una feminista como esas exaltadas que queman sostenes, odian a los hombres y hacen campaña contra la maternidad y piden el aborto. Se nos muestra gallarda como un turdión en estas aseveraciones. Los judios aunque enfadados con Adonai siguen buscando al Mesías y buscan las fuentes que manan leche y miel en la tierra prometida. Aprendió oratoria subida a los cajones donde largaba impresionantes discursos. Decían que era el único hombre en el gabinete de Ben Gurion. Este por el contrario era la única mujer. Pero Gurion es la personificación misma del estado recién fundado. Estaba escoltado por judios la mayoría de origen ruso. Otro misterio. Cuando Gorbachev viajó a Tel Aviv no necesitaba hablar el inglés y el yiddish. Todos le encendían en el idioma de Pushkin. Sólo había un sefardí David Remez que era de Constantinopla. Este ministro impulsa el establecimiento del kashrot o kosher que en judeo español es alimentación trufa sin sangre o animal de pezuña. A Golda Meir no le gustaban los ingleses. Nunca quedé prendada por ellos a diferencia de otros colegas que sentían admiración por sus instituciones y por el sentido de la convivencia pero Inglaterra fue el pueblo que más dolor causó a Israel. En sus memorias elogia a Franco por el amor mesiánico con que amaba a España, algo que para nosotros resulta comprensible porque él se rebeló contra la desgarrada historia de España y crear un país nuevo. Sin embargo, su camino no fue fácil. Hubo escisiones internas. El Hadas acusaba a Mrs. Meir de ser una apoderada de la burguesía capitalista cuando entre los pioneros lo que abundaban era gente de la izquierda anarquista, comunista o socialista. Se produjeron asesinatos como el de Jaim Aerlossof un emigrante de origen alemán muerto a tiros por el polaco Stravsky. El violento revisionismo chauvinista- escribe en sus memorias- va causar estragos entre el ala izquierda y la derecha del sionismo. Aparecen como movimientos como el Irgum que se propone echar a tiros a los ingleses de Palestina. Méname Beguin el que había de ser en los 70 primer ministro organiza el atentado contra el hotel David de Jerusalén con más de cuarenta fallecidos. El bien y el mal está en manos de Israel. El nuevo estado judío se edifica sobre planteamientos de la acción directa. Ellos crearon los movimientos de liberación y la fórmula del terrorismo como sustituto de las confrontaciones globales y de las guerras.

 

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Ante una estadista de categoría universal como la Señora Meir no es fácil emitir un juicio de valor porque en el mundo judío hay muchas cosas que se nos escapan a los que carecemos de la visión de futuro y la eficiencia de muchos de ellos: grandes matemáticos, físicos, filólogos, inventores que desde pequeños en las yasivas aprenden a polemizar y se entrenan en la dialéctica del Talmud. Por lo pronto ahora mismo dominan el mundo de la comunicación. Internet es su parcela y como diría el clásico “multa me efugiunt”. Sin embargo no puede por menos ante la nueva Teología del Shoá uno de reflexionar si esa forma de ver el mundo no acabará con la soteriología cristiana basada en el más allá y en la resurrección de la carne en la cual no creen los sionistas. Golda acusaba a los británicos de haber chantajeado a los pioneros que llegaron a Palestina favoreciendo a los a los árabes. El rostro de la premier reflejaba el sufrimiento y el cansancio de una raza acostumbrada a la persecución y a la diáspora. En Auschwitz hicieron pantallas para lámparas y peines con la piel de los nuestros. En Ucrania y en Bielorrusia conocimos la afrenta de los progroms. Los cosacos entraban en los shtle cabalgando con el látigo y el sable desenvainado. Nosotros sólo queríamos cambiar el mundo. Convertirlo en un lugar más amable y habitable. Pero no vinieron a traer la paz sino la guerra como evidencian los conflictos continuos mesorientales. El nuevo estado nació el 14 de mayo de 1948, mes de Iyor año 5708 de la creación del mundo. En una sencilla ceremonia y en un lacónico discurso Ben Gurion no aludió a Dios. Sólo a la Roca de Israel para testimoniar el sesgo laico y aconfesional que se emprendía. Un rabino, no embargante lo cual, entonó la Shemá. Usa y la URSS fueron las primeras naciones en reconocer al nuevo país. Elías Ehrenburg un personaje importante en la guerra de España y que entonces estaba en amistad con Stalin figuró en la legación rusa. Era un día importante para la humanidad y se cumplía el sueño de Teodoro Herztl de vuelta a la Tierra Prometida. El ejecutor fue Benjamín Gurion que hablaba doce lenguas, entre ellos el castellano que aprendió únicamente para leer el Quijote. Ese mismo año empezaría la primera guerra contra los árabes. Después vendrían la del 56, la del 67 de los Seis Días y la de YOM Kippur en el 73. Israel las ganó todas.

Gurion había nacido en Plansk Ucrania en 1886 el mismo año que Alfonso XIII y que mi abuelo Benjamín. Tras su estancia en America emigró a Tel Aviv en 1906 cuando funda los primeros kibbutz o comunidades agrícolas que viven en régimen socialista. No existe propiedad privada. Lo único que no era común eran el marido y la mujer. La idea era convertir al desierto del Negev en un vergel. No fue una iniciativa del líder porque en 1870 se establecieron los primeros campesinos israelitas en granjas que compraron a los beduinos para la explotación agrícola. Paradójicamente desde el siglo primero el pueblo elegido había dado de lado esta actividad, dedicándose a los negocios, al comercio y a las profesiones liberales. La medicina y las ciencias matemáticas les resultaban familiares dado su entrenamiento talmúdico. Surgen pues los cabalistas y los físicos medievales. Destacaron en todo suscitando tal vez recelo en los villorrios europeos por considerar que sus habilidades eran patrimonio de magia diabólica. Fueron calumniados y perseguidos pero no hay que negar que gozaron de la protección de los monarcas cristianos y del papado. Si en Roma quedaron a cargo de las finanzas del palacio de San Juan de Letrán en Castilla el patrocinador de las guerras de Granada fue el prestamista catalán Isaac Abraham y el que sufragó la construcción de las tres carabelas de Colón fue otro potentado catalán Diego de Santangel el banquero de los Reyes Católicos merced a la intercesión del arzobispo Hernando de Talavera, uno de tantos conversos (su hermana Esther estuvo procesada por la inquisición de Córdoba). Este prelado al que los moros granadinos llamaban el alfaquí divino quiso atraerlos al redil del cristianismo mediante un catecismo en algarabía escrito por él. Fray Hernando fue el primer introductor de la liturgia vernácula. Era muy evangélico pero como los musulmanes después de bautizados seguían ternes en su religión que practicaban de oculto fue sustituido por Cisneros que utiliza tácticas menos caritativas pero más contundentes para conseguir su asimilación. También Cisneros era de origen sefardita. Fue una especie de gran sionista a lo católico. Creía en la monarquía absoluta y en la convergencia del poder temporal y el espiritual en un solo cetro y un solo altar. Carlos V le daría de lado. Su carácter flamenco se resistía a entender el fundamentalismo religioso al principio. Una vez que maduró cambió de idea. Al fin de sus días decepcionado por las guerras de religión que empezaban a asolar a Europa se retiró a morir al monasterio de Yuste. La idea de un poder universal que alcanzase la armonía y la buena conllevancia entre las gentes que pueblan este planeta es un concepto aportado por los conversos españoles quienes se mostraron más papistas que el papa y esta idea de cambiar el mundo para mejorar es la que explaya la gran primera ministra israelí a lo largo de su intensa actividad como estadista. Era una gran luchadora pero aquella tarde de primavera en el Dorchester yo la vi cansada. Le quedaban pocos meses de vida. Moriría el dos de diciembre de 1973 de un ataque al corazón. Fue discutida y discutible incluso entre los suyos. La mujer fuerte, la que llevaba los pantalones en el primer gabinete de David Ben Gurion. Había pasado dos semanas en una celda zarista. La Ojrana o servicio secreto ruso definía a esta ucraniana como uno de los mayores peligros para el estado. Sobrevivió a los progroms, a la tos ferina, a los ingleses que también la tenían fichada y en su vida particular era una verdadera mamá, una abuela tierna que preparaba la adafina del sabatt para sus nietos. Fue una mujer grande que conocía de antemano por qué derroteros se iba a encauzar la vida de los mortales condenados a vivir en democracia. Ella misma declaraba que no es un sistema perfecto, el menos malo en un mundo mejor de los mundos posibles y en el que el poder conserva una cara oculta. Era el mundialismo, la globalidad de la que mucho escribieron los consiliarios asesores del Emperador Carlos V cuyos herederos detentan ahora el ministerio de la verdad oficial y programada. Israel iba a comenzar su propia reconquista. Yo sabía que aquella señora guardaba muchas sorpresas en aquel modesto bolso negro con las tapas de hule y un cierre de calamina (parecía una criada en su salida de los domingos) y que mucha gente iba a padecer las consecuencias del nuevo invento. Nacía el milenio igualitario pero no para los pobres sino para los ricos y que muchos de nosotros ibamos a acabar en el agujero, pero quien tenía razón: ¿San Pablo o los patrocinadores del artefacto? A los creyentes en Jesucristo sólo nos queda volver la otra mejilla y confiar en la gracia divina.

 



[1] Franco y Sefarad un amor secreto, por Antonio Parra Galindo, manuscritos.com. Madrid 2010, Pag 178

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