2024-06-04

 

PALACIO VALDÉS CREADOR DE MUNDOS Y PERSONAJES y (V)

 

La segunda parte del Idilio de un Enfermo adscribe el nudo de la trama apasionante con un desenlace decepcionantemente triste para el lector que ha vivido  apasionadamente la estancia de aquel periodista enfermo en una braña. Le curan los aires, lo cura el amor de Rosa al pobre Andrés el cortesano, el madrileño, el señorito. Gran psicólogo Palacio, se adentró en los vericuetos de la tortuosa psicología de aquellos buenos aldeanos. Los cuales no veían bien los amores del sobrino del cura don Fermín con la molinera porque la cosa no era de recibo. Aquellos tunantes de la capital seducían a las mozas del pueblo y después si te he visto no me acuerdo. La cosa resultaba bastante frecuente por aquellas calendas decimonónicas y también después. Sin embargo, el amor lo puede todo. La molinera fuerte como una amazona termina cayendo en los brazos del valetudinario Andrés. La trama del relato se interna en complicaciones tremendas, puesto que un tío indiano de Rosa, ya sesentón y tío suyo, Habla con Tomás y conciertan ambos el casamiento. La interfecta se resiste. Resultado: palizas. Y una frase que dice la muchacha cuando su padre le pega “tiene todo el derecho, es mi padre”, algo que irritará al lector de nuestros días, pero en España ha sido durante siglos la violencia de género un hecho irremediable. Cunden las habladurías y el cura don Fermín aconseja a su sobrino que deje de cortejar a la molinera. El amor es más fuerte que la muerte, ya me entiende Vd. Total que se escapa con su amante y una noche de luna se acercan  al pueblo de al lado. Eran las fiestas de los Dolores a mediados de septiembre. Creyéndose perseguidos por el padre y al oír las voces y jaranas de unos rondadores se esconden en un almiar. Pero se trataba del seminarista Celesto que se acercaba con otros rondadores al baile y pasan de largo. Entre la paja y el heno y al calor de la mula y el buey de aquel establo, Rosa y Andrés nacen al amor. A la mañana siguiente  (un pasaje maravilloso narrado con la solercia de un genio de la pluma) desayunan de la ubre de una de las vacas. Andrés no sabe catar, la moza sí y beben del blanco líquido de la ubre nutricia manchándose los morros. Pero en la fiesta del pueblo adyacente llegan los charoles en busca del seductor. Es llevado a Lada (Oviedo) donde pasa la noche y es rescatado por su tío, el cura que paga la fianza. Andrés marcha a Madrid y reanuda su vida de periodista moviéndose en los círculos crápula de la alta sociedad. Este trajín le hace olvidar a la novia de su aldea. Conque vuelve a caer enfermo a causa de sus excesos y devaneos y muere de tuberculosis. Rosa entró a servir en la casa de un señor principal. El niño que nació de este albedrío fue entregado a la inclusa. Decepcionante y triste final, pero una novela digna de leer. Desde la primera página hasta el último capítulo prende en el lector. Es eso que ahora llaman empatía

 

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