2024-11-24

 

11M HOLOCAUSTO QUÍMICAMENTE PURO URDIDO POR UNA MENTE FRÍA Y DEMONÍACA

Ya van seis años. Fueron 190 muertos. ¿Arriba lo sabían? Abajo seguimos a blancas. Me llaman de una emisora extranjera para preguntarme si los españoles se sienten más seguros frente al terrorismo. Buena pregunta pero no sé qué responder. Esa es la pregunta del millón que dicen los cursis pero a tientas y a ciegas estamos. ¿Quién mató al lobo feroz?

¿Quién pondrá el cascabel al gato? La derecha culpa a la izquierda y ésta, desde el gobierno, tampoco sabe, no contesta y asegura no haber tenido arte ni parte en la muerte de su hermano, mientras por la Piel de Toro cunde la sombra de Caín. ¿Etarras? No tenían tecnología.

Tampoco esa mentalidad demoníaca que colocó en raíles y vagones de un tren descendente de Alcalá a Madrid. ¿Qué clase de fulminante emplearon los asesinos? Tampoco están de acuerdo los forenses. Desaparecieron las huellas dactilares y los investigadores sobre el gran bocazo que retumbó hasta el parque del Oeste se topan con un muro de silencio que ha sido durante un sexenio el de las patrias lamentaciones. Flota en el ambiente una nube de intoxicación informativa que se abate sobre los españoles.

Hay mucha madeja y mucho hilo pero cuando llegas al final del ovillo te encuentras con un laberinto. Es como entrar en el reino de las fuerzas oscuras. Contra el cetro de un dios saturnino que no duda en devorar a sus hijos nadie sabe con qué mira. El aire, cargado, mefítico, plagado de embustes y contradicciones de los propios testigos, hiede a conspiración. El undécimo día de aquel mes de marzo del fatídico 2004 España dejó de regir sus propios destinos porque los que rigen en el país se han hecho invisibles aunque aparentemente la autoridad viva se ejerza desde Zarzuela, Moncloa o la Carrera de San Jerónimo. Sólo de visu, prima facie. Y mucho blabla y dale que te pego a la sinhueso. Talk. Talk. Talk. Hablar y hablar pero las palabras pueden convertirse en golpes de martillo que da el sepulturero para cerrar la caja del muerto. Toc. Toc. Toc.

Se trata de una forma de hacer la guerra por poderes, de una forma psicológica en plena era nuclear, causando el menor número de bajas posibles- y digo bien, el menor número de víctimas, víctimas selectivas- pero a base de un impacto anímico gigantesco poniendo a contribución todo el maquiavelismo porque para los que orquestan estos golpes el fin justifica los medios, de las que son capaces los gobiernos en la sombra. Aquí ya no se mueve nadie.

Todos recordamos cuando mataron a Kennedy, cuando voló por los aires el Dodge Dart de Carrero Blanco, cuando Tejero entró en el Congreso pistola en mano y allí estaba José María García radiando el acontecimiento, cuando el hombre llegó a la luna, o se cayeron las torres gemelas, terrorífico espectáculo. De la misma forma, tenemos muy presente la imagen muy nítida y viva de aquellos idus de marzo. España dejó de ser igual: sin ejercito pero con mucha policía. Resignación general y aceptación de los hechos consumados. Se inauguró el tiempo de las supuestas libertades, las relaciones humanas se han vuelto más conflictivas, se abrieron las fronteras y han llegado a España cerca de diez millones de extranjeros, la nueva esclavitud, el “melting pot” hispano en plena ebullición. Barbota la olla social. ¿Explotará?

No obstante, existe la noción generalmente aceptada de que el terrorismo pues no hay mal que por bien no venga ha conjurado de momento el peligro de una conflagración nuclear. Meciéndonos a todos de paso el miedo en el cuerpo.

Recuerdo aquella mañana nítidamente. Dormitaba yo de madrugada de 2004 con la radio encendida y en la duermevela escuchaba la cantinela de la reportera. Leía las noticias una tal Parrilla que era la nieta de mi vecino el guardés, cuando vivíamos en Marqués de Vadillo, de una finca toledana y me preparaba para acudir al ministerio después de seis años de ausencia. Me había llamado la jefa de personal en un tono de ultimátum. Había sido suspendido de empleo pero no de sueldo cuando entraron los del PP y me habían mandado a mi casa. Mi situación laboral y personal era angustiosa y sin respaldos. Yo flotaba entre medias de un limbo.

-I was the dangling man.

Mi vida pingaba del vacío. Un poco más de cuerda y habría acabado en el osario de los suicidas. La Ministra de Cultura era la Hija del Ganadero. Yo me dije qué raro. La víspera había acudido a la Plaza del Rey y encontré aquello patas arriba como si se presintiese el relevo. Todas las encuestas daban por caballo ganador a Aznar pero la atmósfera en Cultura era la de demenagement.

Por lo visto la Aguirre a sabiendas de que cesaba tal vez remordiéndola la conciencia quisiera ponerse a bien con Dios y tal vez conmigo. Pero en España un país donde todo es posible y donde todos los gatos son pardos se montan los tinglados de la injusticia, como estos sobre todo en situaciones críticas. Este país es un laberinto. Había movida. Aquel revuelo olía a cuerno quemado. Nunca le perdonará a esa señora que ayer se disfrazó de torera por lo que me hizo. Ella representó el ápice de la persecución de la cual fui objeto.

En las alturas flotaba un hongo tóxico y se respiraba un aire letal a pesar de las encuestas. Había sequía y las radios propalaban la angustia de los pantanos vacíos. Se vivían momentos tensos no sólo a causa del clima áspero sino a causa de una campaña de las elecciones generales algo atípica. Pues si no llueve, preparad una rogativa a san Marcos. Hemos sido muy malos y Dios castiga sin piedra ni palo.

Por aquella convocatoria a rendir cuentas tan de súbito y a la agachadiza asumí que en todo aquello había gato encerrado. La voz entrecortada de la becaria Parrilla anunciando el choque de trenes confirmó las sospechas de la conspiración. Todo un Madrid era revuelo. Habían llegado corresponsales de todo el mundo y hasta puede que se hubieran fletado aviones ex profeso. ¿Quién había dado el queo?

Todo estaba demasiado en caliente y vivo como para despertar una confusión organizada. Fui entrevistado por una cadena sueca y dije lo que me parecía a mí: no habían sido los moros.

En todo aquello intuí el montaje de una mano negra de un holocausto perfecto. ¿Por quién? Los mismos que lloraban en el duelo fueron los que levantaron la mano contra aquellos pobres conmuters inocentes. La idea no se me ha ido de la cabeza. Durante meses y meses Jiménez los Santos y otros compadres mediáticos no dejaron de atizar la hoguera de la confusión. Se puede desinformar informando por el procedimiento acumulativo. Que si las mochilas, que si las furgonetas, que si los moritos de Lavapies, que si los guardias de la comisaría de Avilés y un tal Trashorras que proporcionó el fulminante sacado de una mina abandonada de Tineo.

Largo nos lo fiáis y ahí estaban los del Mundo, Bernstein y Woodward a la española, que querían atar cabos de los hilos invisibles de aquel Watergate castizo, opera bufa, sainete, si no hubieran perecido en el incidente 192 personas quedando maltrechas más de mil, en que también había fontaneros pero, ay, también doscientos muertos sobre la mesa.

Don Pedro Jota padece el síndrome megalómano del “Washington Post”. Quiere un “scoop”pero a los muertos les sienta bien el luto, no la exclusiva. Profesionalmente me parece un periodista ridículo porque España no es América pero va por la vida con complejo de numen divino de la información. Total un lío. Los españoles tuvimos nuestro 11S en aquel 11M y las cosas siguen sin aclararse. Un crimen perfecto. Demasiados alibis y demasiadas coartadas inextricables.

Yo tengo mi propia teoría y la expliqué ante los corresponsales suecos. Entoné un réquiem en los altares y velatorios que se alzaron en la calle. Uno de Euskaltelevista que no escucha aquel kyrie desde hace mucho tiempo quedó sorprendido de la solercia y concento con que entoné aquel gorigori en latín y por toda respuesta le dije que yo había sido cura. Me vieron en la tele mucha gente. Hoy el crimen sigue sin resolverse. Ni creo que se resolverá jamás. Estamos en manos de quienes estamos. Y el que manda, manda. También en la información.

OSCULANDA

Las féminas siguen destilando veneno. Hay que ver en lo bajo que cayeron aquellas muchachas que amamos en otro tiempo y ahora son abuelas. Andan cojas, y en medio del desencanto habitando sus pisos de muchos metros cuadrados, en la comparsa de sus gatos castrados, alguna foto de familia, los matrimonios fracasados, viudas de su propio desconsuelo, añorantes del amor negro que les puso a pique de la ruina, lo que evidencia el poder del sexo.

-Arrepiéntete, cabrón.

-Yo no me arrepiento de nada. Me arrepiento tan solo de aquella chinita en Hong Kong que hacía frufrú cuando me hacía el amor.

Encima, beatas con humos y poniéndote de penitente. La culpa de todo por lo visto la tienes tú, Ulises, que sigues sin llegar a Itaca.

Le dije que no creo en la confesión auricular porque teológicamente tengo en entredicho la teoría de la exmologesis. Oh católica y cruel majestad, seguimos en las mismas. Osculanda amor tú ya no besas como solías. Te han salido bolsas en los ojos y no ves lo que te rodea pero tal vez sea mejor así. La soledad créceme por fuera y por dentro de nosotros.

Pobre Osculanda, viuda solitaria en su piso de doscientos metros cuadrados, una sonrisa amarga y los ojos cargados en un ictus que me dice que todos aquellos besos que me diste se los llevó la trampa. Fueron el proemio de antelación de una vida que pudo ser y no fue. Acaso estaba escrito. Fue la voluntad de Dios. No nos hicimos daño el uno al otro y las dulces horas de junio y de mayo idas y venidas por el valle de Talamanca hoy al recordarlas no producen ningún escozor, solamente melancolía.

Paremo sigue vendiendo libros en su alguarín infame y yo vendí aquella vieja maquina de escribir con el tablero que inventara Wetereng. Ahora soy propietario de un ordenador portátil. Pulso cada una de las fichas del teclado en la esperanza de que tarde o temprano la verdad se hará hueco, Osculanda amor, aquella moza de rumbo que hoy es abuela. La que tuvo retuvo.

Parejo Paremo alza su gario terrible y al pasar por el resayo a la sombra del gran edificio con los paramentos de mayólica yo le hago un corte de manga. Está muy gordo y se toca la cabeza con una churrupitosa visera y casi no le tapa el culo su inmenso mandilón. Ha parido una gata y su mujer, que es una vieja fea con cara de vagabunda alcohólica les pone un platito con sopas de leche sobre la acera para que los michines de la camada coman. No cierran todavía la tienda aunque ya les queda poco. Paremo es rátigo todo él un rátigo con látigo.

Alguna mañana utiliza su fusta para espantar a los buitres. Negocio al por mayor. Parejo Paremo es el sepulturero de muchas ilusiones literarias. Es el tendero de ideas de segunda mano. En su garabito fenecen los sueños de los poetas. Maldigo a este pariente de Juan Simón que trata al personal a batacazos. Su padre creo que era un sargento de caballería.

-Nada de sargento. Cabo primera de la Remonta.

-Mejor me lo pones y a Paremo Parejo que le quiten los galones y lo hagan soldado raso.

De estas zozobras mías cuan poco tú sabes, Osculanda, amor.

LIBRO SOBRE EL FRANQUISMO

Franco y los Judíos. Salvó a muchos hebreos pero decir esto hoy por hoy y tal y conforme están las cosas suena a herejía pero me remito a los documentos y a los tumbos. La letra muerta es un testimonio y delata a unos cuantos. No quieren oír. Están sordos. El juancarlismo reniega de sus orígenes. Creo que el Señor me ayuda a pechar con esta galerna de dificultades. Mi frágil barquilla siempre a punto de naufragar hiende proa y sale a flote. Sálvanos Señor que perecemos. Seguiré escribiendo. Algún día se esclarecerá la luz. Creo en la pasión y muerte N.S. Jesucristo. En el Amor. En el perdón en el progreso pero esta nueva teoría cohonestada por los últimos papas niega la mayor. Acaso el Vaticano para complacer a sus enemigos esté inmolándose en un trágico harakiri. Tal vez Wojtyla Kratz fuese el anticristo. Otros curen del gobierno del mundo y sus monarquías Yo mientras tanto saco el azadón y cavo en el jardín. Hay que limpiar las malas hierbas, quemar hiedra, tronzar algunos palos, podar. Ya está próxima la primavera y aquí estoy yo fumándome un “Don Tomás” después del cafecito mañanero. Se fue el cansancio al levantarse de días atrás.

Este invierno no ha cesado de llover y de nevar. Ha sido una estación invernal como las de antiguamente. Y Delibes se muere. Nunca fue Delibes santo de mi devoción. Pienso que es un escritor menor. Un tipo muy de derecha, manierista en lo del estilo. La sombra del Ciprés es alargada es una novela floja. Lo mejor y más acertado el título. Pero con ella ganó el Nadal y la escribiría como el que prepara unas oposiciones a notarías. La cosa resultó. Cría fama y échate a dormir. Pero ha sido un autor desigual. Con algunos aciertos como el Disputado voto del señor Cayo y otros fracasos como Siestas con viento del Sur escritos cuando su animo estaba atenazado por la depresión. En el 98 le operaron de un tumor y al pobre escritor le salió la hoja roja.

No me identifico como castellano con los palurdos que él pinta y describe pero esto a muchos les sonará a herejía. Subo por detrás de la gran casa con los frisos de Mayólica y allí está toro sentado cuidando su parva. Rátigo. Me insulta. Guardo silencio. Soplón. Espía. Marido de una mujer fea y lenguaraz. No hay que hacer caso. Sin embargo le compro dos libros por 3€. Menudo pájaro. Pienso en que Toro Sentado. Al que tambien llaman Peremo el del mandilón no es más que una sombra, un espectro que aun vaga apostado en la verja del jardín reliquia del pasado y de los tiempos de la inquisición. España negra y cañí. ¿Y pensar que estos eran los míos?

Otra gran decepción como la de Osculanda que cuando tenía 20 abriles me largaba besos al por mayor. Aquellos besos aquellos libros la trampa se los llevó.

martes, 16 de marzo de 2010

No hay comentarios:

Publicar un comentario