Acaba
de fallecer Alejandro Solzyenitsin. La
iglesia ortodoxa y el pueblo ruso con su ejercito y gobierno se disponen a
tributarle exequias de Estado. Será
inhumado en el cementerio del monasterio de Novodievichi donde yacen los
escritores y hombres ilustres. Esta
página independiente que no es agit prop y reivindica para sí y para el mundo
la verdad y la justicia pero sobre todo la paz (mir) quiere sumarse al
duelo. Alexander Solzyenitsin era un
escritor ruso a la vieja usanza que escribía un ruso clásico resucitando
palabras olvidadas del Dal, el diccionario académico, y extrayendo de la
estética y la belleza de este idioma todas sus posibilidades. No era un novelista tierno a la manera de
Chejov, ni tan trágico y humano como Gorki, o prosista con la iluminación de
Ivan Bunin. Era un sabio, un pensador
profundo y sarcástico en la veta de Dostoievski que explora los bajos del
subconsciente y las paradojas del alma humana.
También era de pensamiento profundamente cristiano. Su lucha contra la tiranía y su victoria
contra el cáncer lo convierten en un faro que esparce sus rayos en medio de la
oscuridad de este tiempo y un canto a la palabra en su potencial de lucha. Y todo un ejemplo para los que en el mundo
escribimos en busca de la verdad a través de la noche profunda con el candil de
Diógenes. Descanse en paz. Adjunto un comentario a una de sus novelas
aparecidas hace trece años. Descansen. Pakoi u vo vieki vekov
Alexander Solzyenitsin.
(Nota: su nombre lo escribo con diferencia
y desatendiendo las prosodias alemana e inglesa, y escribiendo como corresponde
en castellano. En trece años han
cambiado algunas cosas sobre mis conocimientos filológicos del ruso aunque
permanezcan casi inmutables los filosóficos y las ideas que mantengo sobre el
Alma Rusa (ryskaia duxa)
5
de agosto de 2008
SOLZHENITSYN TITÁNICO COMBATE
Si alguna vez tienes la desgracia
de caer en las garras de los sabuesos del KGB, hijo, no te rindas. Jamás les beses el culo. Tú vas y les espetas a la cara que ahora te
llevan preso injustamente, pero algún día se cambiarán las tornas, y las cañas
se volverán lanzas. Grítales que a ellos
un día les llegará su hora y que van a perder.
Sí. Que van a perder. Entonces no
habrá compasión; nunca te sometas. No te doblegues. Sé fuerte. Tu fortaleza es la palabra y el
gran idioma ruso no se rinde contra los tiranos. El lenguaje de la fuerza es el único que
entienden, pues ellos también tienen miedo al palo.”
La frase pertenece a los Papeles secretos del KGB, libro recién publicado en Alemania. Su texto aflora importantes datos para
conocer los tejemanejes de la organización con sede en la calle Lubianka de
Moscú y cuáles sean sus tácticas de actuación con los refuseñiks[1].
La excerpta que insertamos es un
testimonio palpable de que Alexander Solzhenitsyn el cual empezó a escribir y a
publicar en los años 40 en plena era Stalin y debió de sufrir una decepción en
su accidentado viaje hacia Canosa luego se volvería anti sistema. Es un
escritor con suerte y algo estrambótico.
Su notoriedad en occidente se debe a que fue preconizado de la etapa del
deshielo junto con Elías Eherenburg, otro turiferario de Stalin que se volvió
detractor. Las conversiones en
literatura lo mismo que en política son irremisibles.
El portero de noche de la discoteca de los
Caprichos de la Fama-este podría ser un buen título- los elige; luego dios los
cría y ellos se juntan. Siete años bajo
las armas con una anodina carrera militar en la Guerra Patria y siete años en
Siberia constituyen la patente de la hoja de servicio del autor del Circulo Rojo. La suya, a decir de los entendidos, es una de
las mejores plumas que supo calar en la tragedia de la historia rusa a lo largo
del siglo XX. Un siglo que acaba en
medio de los grandes estertores y la confusión con que comenzara. Este escritor es el que descubre la falsía
del comunismo de la prosa rimbombante de la propaganda soviética.
La tecnología, y este es uno de los mensajes
de sus libros asordantes de la lejana y Santa Rusia, puede haber suavizado la
vida de los seres humanos, pero no los hizo mejores. Propugna la reeducación y la regeneración
moral del pueblo. ¿En qué valores? Él es
pesimista.
Sigue gritando con Rousseau que el hombre es
un lobo para sus congéneres. Le
decepciona el hombre nuevo el homo
soviéticus. El autor que tuvo que editar muchas de sus obras a ciclostil para
que sus textos circularan clandestinamente por las escuelas, las universidades
y la fabrica se convirtió en una autentica pesadilla para el politburó.
Un día Breznev preguntó a Kosigyn ministro de
exteriores: ¿qué hacemos con él? A lo que el canciller contesta:
-Podríamos
liquidarlo.
-Eso nunca. Iría contra nuestros propios principios.
- Entonces le podríamos embaular con todos sus
escritos a alguna de nuestras repúblicas hermanas.
Y Breznev dijo:
- Nadie consentirá que
le caiga un piojo ajeno en su propia piel.
Esta conversación tuvo lugar en un alto
despacho del Kremlin en la primavera de 1971.
Se decidió parachutarlo a occidente. La operación estuvo maniobrada
desde adentro por el KGB. Se estaba empezando
a desmontar el gran engranaje del aparachik
que culminaría con la caída del muro 18 años más tarde, pero fue una operación
controlada y con todas las garantías.
La CIA se debió de tragar la píldora y le montó al disidente un palacio
de seguridad en el estado de Vermont. Su pase a los norteamericanos circuló
como el primer puñado de paja con el que se derrumbó la pella.
Pero la operación fue realizada por el KGB
siguiendo las viejas tácticas de propaganda.
Solzhenitsyn, que utiliza un ruso elegante y clásico, pero a veces se
entrega a desmadres y circunloquios de la jerga carcelaria, tenía arrestos.
A veces da la impresión de ser un bluff porque atacó con la misma
acrimonia a los norteamericanos con que había zurrado a los estalinianos. Su obra es una lucha titánica contra el
cáncer del que se cura escribiendo y contra las fuerzas oscuras. La búsqueda de la verdad y la lucha en favor
de la justicia ha de ser la altruista tarea de todo escritor. Bueno al menos eso pensaba yo el 3 de julio
de 1995 cuando escribía este artículo, un artículo con segundas.
Trece años más tarde, cuando regreso a la
esteva y a mis cuadernos de escritor vapuleado por las circunstancias-soy una
isla que grita en medio del océano mudo- adivino la intención y mi intención
era buscar en Solzhenitsyn un pretexto para airear mis propias quejas. En el oeste nos tragamos la bola: este
escritor era un perita en dulce que nos adobó el KGB con sorpresa y todo dentro
del rosco. Dije entonces que él fue el
primer puñado de paja con el que se derrumbó la pella (me sigue gustando la
frase) pero era una voladura controlada.
El rostro de Alexander Solzhenitsyn era enigmático. Toda Rusia es enigmática.
Este barbudo, con pinta de mantillón, era una
cara, una de tantas, que tiene la matiushkas, esas muñecas rusas superpuestas
unas dentro de otras. Saldría rumbo a
Estados Unidos vía Bonn y Ginebra en 1974.
Ninguna de las enjundiosas acotaciones de estas actas tienen
desperdicio. Es un paradigma semi
profético de la lucha que aguarda a todo aquel que se sienta escritor en
compromiso con la lucha a muerte con las fuerzas oscuras. Luego adiviné que éstas poseen muchos rostros
como las muñequitas rusas y con facilidad mudan el campo. Arte tuvo y del bueno para poner en berlina a
los sabuesos de la organización secreta los cuales, pretextando el bien común,
cometen toda clase de atropellos, trapacerías e iniquidades. Él era el modelo
paradigmático de la lucha de Jorge contra el Dragón.
Traía a Europa heridas de la refriega del
combate de David contra Goliat. La idea
que ilumina sus escritos y le sirve de guía y asidero es la misma que fortificó
a Jesús frente a sus esbirros. Sin un
señor al que servir bien definido, se convertiría Solzhenitsyn en heraldo de la
nueva Rusia cristiana, la de Yeltsin y Putin.
Los del KGB, más listos, nos estaban vendiendo la burra mal capada. Se le jaleaba por anticomunista pero él
seguía siendo un ruso de la Rusia profunda y creo que hasta Cela en unas
declaraciones a la sazón también caería en el anzuelo y dándoselas de
izquierdista creo que dijo pero ¿adonde va éste? Y ahora resulta que Anás y
Caifás no han muerto.
Siguen proyectando su gran nariz y su ojo
implacable de lechuza y el morro abrasado (que hoza entrando a degüello en el
surco y la parva ajena) sobre nosotros.
Continuarán cámaras ocultas en el dormitorio y escuchas secretas en el
confesionario, y la dacha en el campo será vigilada y se seguirán buscando
rojos- o azules- debajo de la alfombra.
A la búsqueda de... pruebas. Y de testificaciones contumeliosas.
Por eso mismo, con entereza y envidiable
presencia de ánimo se presentaban los primeros cristianos en el circo ante las
fauces de las fieras. La era de los
mártires sigue funcionando y las aguas del Tíber continúan bajando rojas. Time
never stands still, dicen los
ingleses. El tiempo no para y nadie se baña dos veces al mismo
río. Corren otras aguas.
La nómina de los mártires que hunden la estola
del testimonio y la declaración en las aguas del Tíber que bajan rojas sigue
siendo larga pero anónima. Su sacrificio
en los días y las noches de la Gran Prevaricación aflora, pero pasa
desapercibido porque el verdugo parece haber elegido otras tácticas y ha
relegado el hacha y el potro y la rueda por la pistola con silenciador que no
mata de una vez sino poco a poco.
De los que santifican Su Nombre, claro está,
no se acuerda Wojtyla en uno de sus constantes happenings o viajes
multitudinarios que son un buen ejercicio de relaciones publicas[2]. El de la blanca sotana resultó ser un buen
manager pero no un guía espiritual como debe ser. Histriónico actor embotado en las sandalias
del pescador. Decía yo entonces y no me
apeo de la frase que el concento del cristianismo trasciende el estilo de un
papado concreto o una coyuntura histórica determinada, al ir mucho más
allá. Trascenderá al comunismo y al
capitalismo a las aberraciones fanáticas, a la dictadura o a la democracia, a
la abundancia o a la escasez, al dolor y a la enfermedad.
El mensaje católico es universal y valido para
todos los tiempos y para todos los hombres.
El polaco quiso capitalizarlo. El
resentimiento contra Rusia fue un perpétuum
mobile de su gestión. Era el
resentimiento de todo polaco contra el hermano ortodoxo.
Curiosamente, Solzhenitsyn abogando
por la gran tradición mesiánica de la literatura rusa sabe ahondar en el
dolor. Él sobrevivió a un cáncer de
garganta. Su escritura refleja la lucha
del bien contra el mal. Por eso le
aconseja a su hijo de once años: no te rindas.
Y el mensaje de sus obras algunas de
ellas oceánicas parece calcado directamente del discurso del Padre Zosima en los Hermanos Karamazov. Es un
canto de fe a la esperanza en la redención.
En el cadalso del verdugo se ríe de él ante sus mismas barbas y,
parafraseando a Calderón: La vida me podrás quitar, pero el alma, no.
La vida pertenece al cuerpo; el alma es patrimonio de Dios. Ante los esbirros no conviene rebajarse, Ivan
Ivanovich. Este es uno de los consejos
que imparte el autor ruso. Por eso
guardan sus textos un interés perentorio en el hic et nunc de la Europa de 1995.
El hilo conductor que guía a sus personajes es este desafío frente a la
tiranía, la protervia, la presunción y el despotismo de esta época que se dice
democrática y abogada de forma etérea de los derechos humanos. Son ideas generales.
En la concreción práctica, los despechos a la dignidad de la condición
humana son incontables. Este hombre les
ganó la partida a todos. Primero a los
estalinistas y después a los americanos que se dieron cuenta de que huésped
prisionero en la jaula de oro de una gran estancia solariega en Vermont no era
tan moldeable. Supo guardar las
apariencias y en cuanto pudo se volvió a Rusia un tanto decepcionado por el
entramado cultural del Oeste murmurando entre diente: no es esto, no es esto.
Prefería ser cabeza de ratón a cola de
león. Ahora parece ser que ha sido
silenciado por el régimen de Yeltsin tras su apoteósico retorno a la patria
[miles de verstas en ferrocarril dando conferencias y haciendo lecturas de
algunas de sus obras] en 1994. Él vive
en escritor. No se siente corifeo ni es
una de esas María gobiernos o bustos parlantes que se asoman a los telediarios
de las diez de la noche, nutridos de truculencias y de acontecimientos
apocalípticos sabiamente editados para el control de las mentes de la
masa. Motivo central de este nuevo tipo
de propaganda es esparcir el miedo.
Estos speakers clónicos con algo de papagayos sientan cátedra, dirigen
la mente de las masas e hicieron de la opinión, sin investigación, ganancia.
Quieren imitar a los sesudos pundits británicos, se repiten más que la cebolla
o el formato de los telediarios, porque van de una cadena a la otra, pane lucrando, y hablan con voz perentoria de acusica y mostrando una
sonrisa de oreja a oreja, cuando abordan un tema que le parece bien al gran
cofrade por ejemplo la noticia de que un moro haya puesto un chiringuito para
espetar sardinas a la base en una playa de Málaga. Encontró trabajo el marroquí. España tierra de acogida. Se respetan los derechos humanos, etc. ese es
el subliminal mensaje.
Todo se mueve en el tiovivo de lo deja vu.
Esto es una feria de vanidades en que se repiten las mismas
truculencias. Es un apaga y
vayámonos. Vayamos tirando. Vayamos todos juntos y yo el primero por la
senda de la constitución. Así se las
ponían a Fernando VII. Los bustos parlantes lucen palmito y hacen un viaje de
fuerza de dicciones incomparablemente perfectas. Pero el discurso es huero. Todo es cáscara y lo que se dice allí va a
misa y tiene una segunda intención. No son más que hoaxes y fierecillas domadas que van al pesebre.
Pasen los periodistas y coman que ya dijo el
conde de Romanones. Un periodista no
debe ser un mamporrero. Tampoco el
cantamañanas. Solzhenitsyn, ese señor
con la barba tan rara y cuatro pelos hirsutos en la calva quizá tipifique la
figura del periodista afectado a novelista.
Es todo una muestra del poder de la palabra. Beria quiso domarlo colocándole la camisa de
fuerza. Es una de las muchas veleidades
en las que incurre el déspota: mandar para el manicomio a los que no hacen
causa común.
A los políticamente incorrectos se les
persigue o se les elimina. Ya Herodes
tildó de loco a Jesús y lo reexpidió a Pilatos poniendo sobre sus hombros la
túnica morada de los locos. Solzhenitsyn
sobrevive al gulag, a la camisa de fuerza y al cáncer de garganta. Regresa victorioso e indemnes del mar de
hielo y administrándose por el curandero del penal dosis de en jingseng que se
da mucho en la taiga y de hormonoterapia se libró de la fatídica
enfermedad. Escribir sus relatos también
fue una fuerza que le devolvió la salud física y mantener.
Otra manifestación del poder de la
palabra. Juntando frases mucho se
alcanza la salud más que haciendo pedestrismo.
Es mejor jugar al mus que martirizarse los músculos en el potro de un
gimnasio con pesas y barras.
Este hombre representa el caso típico del
perdedor con voluntad de ganar. Todo eso
está en Jeremías. En Job y en los
improperios proféticos del Viejo Testamento.
De los verdugos que le enviaron a Sajalín ya nadie se acuerda pero el
mundo hablará bastante tiempo de ese prisionero que escribió Pabellón del Cáncer. No te rindas, hijo mío; diles a sus jodios
morros que son unos jodios bolos. Que no
van a ganar esta partida porque la historia es larga. El consejo que imparte está calcado de
Dostoievski y es una recomendación a los humillados y ofendidos de este mundo.
Nunca hay que tirar la toalla. No se puede poner puertas al campo ni
derribar toda esperanza[3]. Hay muchas cárceles del alma. La más corriente es la que el escritor acaba
de prisionero de sí mismo. De los que
siguen el rumbo marcado por Dante y a las puertas del infierno se encuentran
con un cartel que pone: lasciate ogni
speranza o Arbeit macht frei.
El hecho de escribir por su parte con toda la
carga de responsabilidad que lleva en la denuncia de los males propios y ajenos
es un acto de fe. También es un acto
heroico o puede serlo de caridad altruista.
La literatura rusa toda la literatura o al menos en su mayor parte
refleja el espíritu evangélico de la misma manera que la anglosajona o la
alemana son una glosa de las realidades bíblicas.
Aquí tenemos enfrentados al mundo protestante
y católico con el ortodoxo. De ahí que
el cupo de los escritores rusos abunde en el tipo de escritor perseguido y
atormentado que arroja fuera a sus demonios.
Mientras en el catolicismo y en el protestantismo, menos libres, son más
acomodaticios. Por eso me parece que
Quevedo o Cervantes pudieran haber escrito en ruso perfectamente. Estos dos
escritores castellanos también estuvieron en la cárcel y fueron enviados al pabellón
de reposo.
El super cofrade de ahora es mucho más sibilino señor de horca y
cuchillo que los tiranos de entonces y los corchetes que envía son más
subliminales. No caza con bala. Se deshace de sus incómodos con otros métodos
menos sangrientos, pero más eficaces.
Compra silencios y caza con tela de
araña. Cree en el axioma de que no hay
que mancharse las manos de sangre porque la sangre va impregnada de mierda y de
mocos. Pero sus envíos a las horcas
caudinas amen de insolentes son más terminantes. You are out, baby. Tiene la facultad de convertir el oro en basura y de ahí esa larga
nómina de chantajeados, desposeídos, conminados, preteridos, hijos del
exilio. Sabe que en su propio hogar al
perdedor su mujer, por aquello de que las mujeres no tienen bandera, le echará
tierra a los ojos. Es un burlador de
honras y de famas el super cofrade.
Controla todos los niveles, todos los rincones.
No se le escapa y mucho más ahora que la Red
se encuentra en sus manos. Todos los
periodismos, todas las editoriales son suyos.
Ha colocado una ficha en todos los ordenadores. En todas las maquinas de escribir. El KGB no
es más que un enjuague. No existe. Y era
mucho menos efectivos que los sabuesos del pensamiento único, global y mente
plana. Solzhenitsyn tal vez hable en paragoges.
No se refiere a los sabuesos del KGB sino a otros mucho peores,
instalados en las conciencias.
Dejen de hacerle el juego. Si escribes en Internet - yo no tenía
ordenador en el año 95, me lo compré en el 97- y en verdad que era un
iluso. Sin embargo, escribir sigue
siendo mi revancha. También a ellos les
llegará su hora. En sus Actas refiere el
autor ex soviético que el mal y la tiranía no pueden durar eternamente por más
que su vida sea larga. Pero Solzhenitsyn
les sigue escupiendo a sus propias barbas:
-Vais a perder, hijos de
puta.
19 de julio de 2008 trascrito
[1]Disidentes
[2] Mi obsesión por aquellas
calendas del 95 era este papa polaco del que había unas grandes expectativas y,
sin embargo, se unió a la facción porque su Iglesia en lugar de presentar cara
y haciendo bueno el consejo de Voltaire si no les puedes vencer únete a ellos
haría dejación de sus facultades. No se
puede servir a dos señores y Roma, otra vez, volvió a adorar el Becerro de Oro
del Poder. Juan Pablo II fue uno de los
enigmas que a muchos católicos nos dejaron perplejos y confundidos. Puede también que fuera de su iglesia,
decepcionados y apartados del redil al que seguimos perteneciendo.
[3] Yo escribía esta frase con todo
el furor y el ansia de revancha de un humillado y ofendido al que una miembra
de la administración, Carmen Fernández del Toro, que encima era una de esas
muchas bolleras que calientan con su inmundo culo que encima no sirve para
nada, vientres estériles, de esos ministerios donde se agazapan las ratas de
biblioteca que se desayunan apuntes de
oposiciones y sueñan con una colocación de apaniguadas parasitarias del
Estado envió injustamente para mi casa.
Por lo visto yo no valía para escribir ni para tender libros. Ellas saben la forma de cómo humillarte y tienen
un método para que aprendas a ser gusano.
Era un laboral, un hijoputa como me llamaba la Víbora de la Limpieza
secundada por doña Nemesia otra fregona a la que FG hizo funcionaria para
controlar la ficha y ver el perfil de quien salía y quien entraba. Lleva razón Raúl del Pozo, la Administración
sin estas fulanas del feminismo radical y autoritario, podría ser un lugar al
sol, pero con ellas se convierte en un gulag.
Donde se persigue al que vale. Al
que destaca. No toleran al que las
supera. Están llenas de rencores y
frustraciones hacia el macho pero su crimen les delata y en él va su castigo.
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