2022-12-14

SOLZYENITSYN

 

 

Acaba de fallecer Alejandro Solzyenitsin.  La iglesia ortodoxa y el pueblo ruso con su ejercito y gobierno se disponen a tributarle exequias de Estado.  Será inhumado en el cementerio del monasterio de Novodievichi donde yacen los escritores y hombres ilustres.  Esta página independiente que no es agit prop y reivindica para sí y para el mundo la verdad y la justicia pero sobre todo la paz (mir) quiere sumarse al duelo.  Alexander Solzyenitsin era un escritor ruso a la vieja usanza que escribía un ruso clásico resucitando palabras olvidadas del Dal, el diccionario académico, y extrayendo de la estética y la belleza de este idioma todas sus posibilidades.  No era un novelista tierno a la manera de Chejov, ni tan trágico y humano como Gorki, o prosista con la iluminación de Ivan Bunin.  Era un sabio, un pensador profundo y sarcástico en la veta de Dostoievski que explora los bajos del subconsciente y las paradojas del alma humana.  También era de pensamiento profundamente cristiano.  Su lucha contra la tiranía y su victoria contra el cáncer lo convierten en un faro que esparce sus rayos en medio de la oscuridad de este tiempo y un canto a la palabra en su potencial de lucha.  Y todo un ejemplo para los que en el mundo escribimos en busca de la verdad a través de la noche profunda con el candil de Diógenes.  Descanse en paz.  Adjunto un comentario a una de sus novelas aparecidas hace trece años.  Descansen.  Pakoi u vo vieki vekov Alexander Solzyenitsin.

(Nota: su nombre lo escribo con diferencia y desatendiendo las prosodias alemana e inglesa, y escribiendo como corresponde en castellano.  En trece años han cambiado algunas cosas sobre mis conocimientos filológicos del ruso aunque permanezcan casi inmutables los filosóficos y las ideas que mantengo sobre el Alma Rusa (ryskaia duxa)

5 de agosto de 2008

 

SOLZHENITSYN TITÁNICO COMBATE


Si alguna vez tienes la desgracia de caer en las garras de los sabuesos del KGB, hijo, no te rindas.  Jamás les beses el culo.  Tú vas y les espetas a la cara que ahora te llevan preso injustamente, pero algún día se cambiarán las tornas, y las cañas se volverán lanzas.  Grítales que a ellos un día les llegará su hora y que van a perder.  Sí.  Que van a perder. Entonces no habrá compasión; nunca te sometas. No te doblegues.  Sé fuerte. Tu fortaleza es la palabra y el gran idioma ruso no se rinde contra los tiranos.  El lenguaje de la fuerza es el único que entienden, pues ellos también tienen miedo al palo.”

 La frase pertenece a los Papeles secretos del KGB, libro recién publicado en Alemania.  Su texto aflora importantes datos para conocer los tejemanejes de la organización con sede en la calle Lubianka de Moscú y cuáles sean sus tácticas de actuación con los refuseñiks[1]. 

La excerpta que insertamos es un testimonio palpable de que Alexander Solzhenitsyn el cual empezó a escribir y a publicar en los años 40 en plena era Stalin y debió de sufrir una decepción en su accidentado viaje hacia Canosa luego se volvería anti sistema. Es un escritor con suerte y algo estrambótico.

  Su notoriedad en occidente se debe a que fue preconizado de la etapa del deshielo junto con Elías Eherenburg, otro turiferario de Stalin que se volvió detractor.  Las conversiones en literatura lo mismo que en política son irremisibles.

 El portero de noche de la discoteca de los Caprichos de la Fama-este podría ser un buen título- los elige; luego dios los cría y ellos se juntan.  Siete años bajo las armas con una anodina carrera militar en la Guerra Patria y siete años en Siberia constituyen la patente de la hoja de servicio del autor del Circulo Rojo.  La suya, a decir de los entendidos, es una de las mejores plumas que supo calar en la tragedia de la historia rusa a lo largo del siglo XX.  Un siglo que acaba en medio de los grandes estertores y la confusión con que comenzara.  Este escritor es el que descubre la falsía del comunismo de la prosa rimbombante de la propaganda soviética.

 La tecnología, y este es uno de los mensajes de sus libros asordantes de la lejana y Santa Rusia, puede haber suavizado la vida de los seres humanos, pero no los hizo mejores.  Propugna la reeducación y la regeneración moral del pueblo. ¿En qué valores?  Él es pesimista.


 Sigue gritando con Rousseau que el hombre es un lobo para sus congéneres.  Le decepciona el hombre nuevo el homo soviéticus. El autor que tuvo que editar muchas de sus obras a ciclostil para que sus textos circularan clandestinamente por las escuelas, las universidades y la fabrica se convirtió en una autentica pesadilla para el politburó.

 Un día Breznev preguntó a Kosigyn ministro de exteriores: ¿qué hacemos con él? A lo que el canciller contesta:

-Podríamos liquidarlo. 

-Eso nunca.  Iría contra nuestros propios principios.

-  Entonces le podríamos embaular con todos sus escritos a alguna de nuestras repúblicas hermanas.

 Y Breznev dijo:

- Nadie consentirá que le caiga un piojo ajeno en su propia piel.

 Esta conversación tuvo lugar en un alto despacho del Kremlin en la primavera de 1971.  Se decidió parachutarlo a occidente. La operación estuvo maniobrada desde adentro por el KGB.  Se estaba empezando a desmontar el gran engranaje del aparachik que culminaría con la caída del muro 18 años más tarde, pero fue una operación controlada y con todas las garantías.

  La CIA se debió de tragar la píldora y le montó al disidente un palacio de seguridad en el estado de Vermont. Su pase a los norteamericanos circuló como el primer puñado de paja con el que se derrumbó la pella.

 Pero la operación fue realizada por el KGB siguiendo las viejas tácticas de propaganda.  Solzhenitsyn, que utiliza un ruso elegante y clásico, pero a veces se entrega a desmadres y circunloquios de la jerga carcelaria, tenía arrestos.


  A veces da la impresión de ser un bluff porque atacó con la misma acrimonia a los norteamericanos con que había zurrado a los estalinianos.  Su obra es una lucha titánica contra el cáncer del que se cura escribiendo y contra las fuerzas oscuras.  La búsqueda de la verdad y la lucha en favor de la justicia ha de ser la altruista tarea de todo escritor.  Bueno al menos eso pensaba yo el 3 de julio de 1995 cuando escribía este artículo, un artículo con segundas.

 Trece años más tarde, cuando regreso a la esteva y a mis cuadernos de escritor vapuleado por las circunstancias-soy una isla que grita en medio del océano mudo- adivino la intención y mi intención era buscar en Solzhenitsyn un pretexto para airear mis propias quejas.  En el oeste nos tragamos la bola: este escritor era un perita en dulce que nos adobó el KGB con sorpresa y todo dentro del rosco.  Dije entonces que él fue el primer puñado de paja con el que se derrumbó la pella (me sigue gustando la frase) pero era una voladura controlada.  El rostro de Alexander Solzhenitsyn era enigmático.  Toda Rusia es enigmática. 

 Este barbudo, con pinta de mantillón, era una cara, una de tantas, que tiene la matiushkas, esas muñecas rusas superpuestas unas dentro de otras.  Saldría rumbo a Estados Unidos vía Bonn y Ginebra en 1974.  Ninguna de las enjundiosas acotaciones de estas actas tienen desperdicio.  Es un paradigma semi profético de la lucha que aguarda a todo aquel que se sienta escritor en compromiso con la lucha a muerte con las fuerzas oscuras.  Luego adiviné que éstas poseen muchos rostros como las muñequitas rusas y con facilidad mudan el campo.  Arte tuvo y del bueno para poner en berlina a los sabuesos de la organización secreta los cuales, pretextando el bien común, cometen toda clase de atropellos, trapacerías e iniquidades. Él era el modelo paradigmático de la lucha de Jorge contra el Dragón.

 Traía a Europa heridas de la refriega del combate de David contra Goliat.  La idea que ilumina sus escritos y le sirve de guía y asidero es la misma que fortificó a Jesús frente a sus esbirros.  Sin un señor al que servir bien definido, se convertiría Solzhenitsyn en heraldo de la nueva Rusia cristiana, la de Yeltsin y Putin.  Los del KGB, más listos, nos estaban vendiendo la burra mal capada.  Se le jaleaba por anticomunista pero él seguía siendo un ruso de la Rusia profunda y creo que hasta Cela en unas declaraciones a la sazón también caería en el anzuelo y dándoselas de izquierdista creo que dijo pero ¿adonde va éste? Y ahora resulta que Anás y Caifás no han muerto.


 Siguen proyectando su gran nariz y su ojo implacable de lechuza y el morro abrasado (que hoza entrando a degüello en el surco y la parva ajena) sobre nosotros.  Continuarán cámaras ocultas en el dormitorio y escuchas secretas en el confesionario, y la dacha en el campo será vigilada y se seguirán buscando rojos- o azules- debajo de la alfombra.  A la búsqueda de...  pruebas.  Y de testificaciones contumeliosas.

 Por eso mismo, con entereza y envidiable presencia de ánimo se presentaban los primeros cristianos en el circo ante las fauces de las fieras.  La era de los mártires sigue funcionando y las aguas del Tíber continúan bajando rojas.  Time never stands still, dicen los ingleses.  El tiempo no para y nadie se baña dos veces al mismo río.  Corren otras aguas.

 La nómina de los mártires que hunden la estola del testimonio y la declaración en las aguas del Tíber que bajan rojas sigue siendo larga pero anónima.  Su sacrificio en los días y las noches de la Gran Prevaricación aflora, pero pasa desapercibido porque el verdugo parece haber elegido otras tácticas y ha relegado el hacha y el potro y la rueda por la pistola con silenciador que no mata de una vez sino poco a poco.

 De los que santifican Su Nombre, claro está, no se acuerda Wojtyla en uno de sus constantes happenings o viajes multitudinarios que son un buen ejercicio de relaciones publicas[2].  El de la blanca sotana resultó ser un buen manager pero no un guía espiritual como debe ser.  Histriónico actor embotado en las sandalias del pescador.  Decía yo entonces y no me apeo de la frase que el concento del cristianismo trasciende el estilo de un papado concreto o una coyuntura histórica determinada, al ir mucho más allá.  Trascenderá al comunismo y al capitalismo a las aberraciones fanáticas, a la dictadura o a la democracia, a la abundancia o a la escasez, al dolor y a la enfermedad.


 El mensaje católico es universal y valido para todos los tiempos y para todos los hombres.  El polaco quiso capitalizarlo.  El resentimiento contra Rusia fue un perpétuum mobile de su gestión.  Era el resentimiento de todo polaco contra el hermano ortodoxo. 

Curiosamente, Solzhenitsyn abogando por la gran tradición mesiánica de la literatura rusa sabe ahondar en el dolor.  Él sobrevivió a un cáncer de garganta.  Su escritura refleja la lucha del bien contra el mal.  Por eso le aconseja a su hijo de once años: no te rindas. 

Y el mensaje de sus obras algunas de ellas oceánicas parece calcado directamente del discurso del Padre  Zosima en los Hermanos Karamazov.  Es un canto de fe a la esperanza en la redención.  En el cadalso del verdugo se ríe de él ante sus mismas barbas y, parafraseando a Calderón: La vida me podrás quitar, pero el alma, no.

  La vida pertenece al cuerpo; el alma es patrimonio de Dios.  Ante los esbirros no conviene rebajarse, Ivan Ivanovich.  Este es uno de los consejos que imparte el autor ruso.  Por eso guardan sus textos un interés perentorio en el hic et nunc de la Europa de 1995.  El hilo conductor que guía a sus personajes es este desafío frente a la tiranía, la protervia, la presunción y el despotismo de esta época que se dice democrática y abogada de forma etérea de los derechos humanos.  Son ideas generales.

  En la concreción práctica, los despechos a la dignidad de la condición humana son incontables.  Este hombre les ganó la partida a todos.  Primero a los estalinistas y después a los americanos que se dieron cuenta de que huésped prisionero en la jaula de oro de una gran estancia solariega en Vermont no era tan moldeable.  Supo guardar las apariencias y en cuanto pudo se volvió a Rusia un tanto decepcionado por el entramado cultural del Oeste murmurando entre diente: no es esto, no es esto.

 Prefería ser cabeza de ratón a cola de león.  Ahora parece ser que ha sido silenciado por el régimen de Yeltsin tras su apoteósico retorno a la patria [miles de verstas en ferrocarril dando conferencias y haciendo lecturas de algunas de sus obras] en 1994.  Él vive en escritor.  No se siente corifeo ni es una de esas María gobiernos o bustos parlantes que se asoman a los telediarios de las diez de la noche, nutridos de truculencias y de acontecimientos apocalípticos sabiamente editados para el control de las mentes de la masa.  Motivo central de este nuevo tipo de propaganda es esparcir el miedo.


  Estos speakers clónicos con algo de papagayos sientan cátedra, dirigen la mente de las masas e hicieron de la opinión, sin investigación, ganancia. Quieren imitar a los sesudos pundits británicos, se repiten más que la cebolla o el formato de los telediarios, porque van de una cadena a la otra, pane lucrando, y hablan con voz perentoria de acusica y mostrando una sonrisa de oreja a oreja, cuando abordan un tema que le parece bien al gran cofrade por ejemplo la noticia de que un moro haya puesto un chiringuito para espetar sardinas a la base en una playa de Málaga.  Encontró trabajo el marroquí.  España tierra de acogida.  Se respetan los derechos humanos, etc. ese es el subliminal mensaje.

 Todo se mueve en el tiovivo de lo deja vu.  Esto es una feria de vanidades en que se repiten las mismas truculencias.  Es un apaga y vayámonos.  Vayamos tirando.  Vayamos todos juntos y yo el primero por la senda de la constitución.  Así se las ponían a Fernando VII. Los bustos parlantes lucen palmito y hacen un viaje de fuerza de dicciones incomparablemente perfectas.  Pero el discurso es huero.  Todo es cáscara y lo que se dice allí va a misa y tiene una segunda intención. No son más que hoaxes y fierecillas domadas que van al pesebre.

 Pasen los periodistas y coman que ya dijo el conde de Romanones.  Un periodista no debe ser un mamporrero.  Tampoco el cantamañanas.  Solzhenitsyn, ese señor con la barba tan rara y cuatro pelos hirsutos en la calva quizá tipifique la figura del periodista afectado a novelista.  Es todo una muestra del poder de la palabra.  Beria quiso domarlo colocándole la camisa de fuerza.  Es una de las muchas veleidades en las que incurre el déspota: mandar para el manicomio a los que no hacen causa común.

 A los políticamente incorrectos se les persigue o se les elimina.  Ya Herodes tildó de loco a Jesús y lo reexpidió a Pilatos poniendo sobre sus hombros la túnica morada de los locos.  Solzhenitsyn sobrevive al gulag, a la camisa de fuerza y al cáncer de garganta.  Regresa victorioso e indemnes del mar de hielo y administrándose por el curandero del penal dosis de en jingseng que se da mucho en la taiga y de hormonoterapia se libró de la fatídica enfermedad.  Escribir sus relatos también fue una fuerza que le devolvió la salud física y mantener.

 Otra manifestación del poder de la palabra.  Juntando frases mucho se alcanza la salud más que haciendo pedestrismo.  Es mejor jugar al mus que martirizarse los músculos en el potro de un gimnasio con pesas y barras.


 Este hombre representa el caso típico del perdedor con voluntad de ganar.  Todo eso está en Jeremías.  En Job y en los improperios proféticos del Viejo Testamento.  De los verdugos que le enviaron a Sajalín ya nadie se acuerda pero el mundo hablará bastante tiempo de ese prisionero que escribió Pabellón del Cáncer.  No te rindas, hijo mío; diles a sus jodios morros que son unos jodios bolos.  Que no van a ganar esta partida porque la historia es larga.  El consejo que imparte está calcado de Dostoievski y es una recomendación a los humillados y ofendidos de este mundo.

 Nunca hay que tirar la toalla.  No se puede poner puertas al campo ni derribar toda esperanza[3].  Hay muchas cárceles del alma.  La más corriente es la que el escritor acaba de prisionero de sí mismo.  De los que siguen el rumbo marcado por Dante y a las puertas del infierno se encuentran con un cartel que pone: lasciate ogni speranza o Arbeit macht frei.

 El hecho de escribir por su parte con toda la carga de responsabilidad que lleva en la denuncia de los males propios y ajenos es un acto de fe.  También es un acto heroico o puede serlo de caridad altruista.  La literatura rusa toda la literatura o al menos en su mayor parte refleja el espíritu evangélico de la misma manera que la anglosajona o la alemana son una glosa de las realidades bíblicas.

 Aquí tenemos enfrentados al mundo protestante y católico con el ortodoxo.  De ahí que el cupo de los escritores rusos abunde en el tipo de escritor perseguido y atormentado que arroja fuera a sus demonios.  Mientras en el catolicismo y en el protestantismo, menos libres, son más acomodaticios.  Por eso me parece que Quevedo o Cervantes pudieran haber escrito en ruso perfectamente. Estos dos escritores castellanos también estuvieron en la cárcel y fueron enviados al pabellón de reposo.


  El super cofrade de ahora es mucho más sibilino señor de horca y cuchillo que los tiranos de entonces y los corchetes que envía son más subliminales.  No caza con bala.  Se deshace de sus incómodos con otros métodos menos sangrientos, pero más eficaces.

 Compra silencios y caza con tela de araña.  Cree en el axioma de que no hay que mancharse las manos de sangre porque la sangre va impregnada de mierda y de mocos.  Pero sus envíos a las horcas caudinas amen de insolentes son más terminantes. You are out, baby.  Tiene la facultad de convertir el oro en basura y de ahí esa larga nómina de chantajeados, desposeídos, conminados, preteridos, hijos del exilio.  Sabe que en su propio hogar al perdedor su mujer, por aquello de que las mujeres no tienen bandera, le echará tierra a los ojos.  Es un burlador de honras y de famas el super cofrade.  Controla todos los niveles, todos los rincones.

 No se le escapa y mucho más ahora que la Red se encuentra en sus manos.  Todos los periodismos, todas las editoriales son suyos.  Ha colocado una ficha en todos los ordenadores.  En todas las maquinas de escribir. El KGB no es más que un enjuague.  No existe. Y era mucho menos efectivos que los sabuesos del pensamiento único, global y mente plana. Solzhenitsyn tal vez hable en paragoges.  No se refiere a los sabuesos del KGB sino a otros mucho peores, instalados en las conciencias.

 Dejen de hacerle el juego.  Si escribes en Internet - yo no tenía ordenador en el año 95, me lo compré en el 97- y en verdad que era un iluso.  Sin embargo, escribir sigue siendo mi revancha.  También a ellos les llegará su hora.  En sus Actas refiere el autor ex soviético que el mal y la tiranía no pueden durar eternamente por más que su vida sea larga.  Pero Solzhenitsyn les sigue escupiendo a sus propias barbas:

-Vais a perder, hijos de puta.

Abril 1995

19 de julio de 2008 trascrito



[1]Disidentes

[2] Mi obsesión por aquellas calendas del 95 era este papa polaco del que había unas grandes expectativas y, sin embargo, se unió a la facción porque su Iglesia en lugar de presentar cara y haciendo bueno el consejo de Voltaire si no les puedes vencer únete a ellos haría dejación de sus facultades.  No se puede servir a dos señores y Roma, otra vez, volvió a adorar el Becerro de Oro del Poder.  Juan Pablo II fue uno de los enigmas que a muchos católicos nos dejaron perplejos y confundidos.  Puede también que fuera de su iglesia, decepcionados y apartados del redil al que seguimos perteneciendo.

[3] Yo escribía esta frase con todo el furor y el ansia de revancha de un humillado y ofendido al que una miembra de la administración, Carmen Fernández del Toro, que encima era una de esas muchas bolleras que calientan con su inmundo culo que encima no sirve para nada, vientres estériles, de esos ministerios donde se agazapan las ratas de biblioteca que se desayunan apuntes de  oposiciones y sueñan con una colocación de apaniguadas parasitarias del Estado envió injustamente para mi casa.  Por lo visto yo no valía para escribir ni para tender libros.  Ellas saben la forma de cómo humillarte y tienen un método para que aprendas a ser gusano.  Era un laboral, un hijoputa como me llamaba la Víbora de la Limpieza secundada por doña Nemesia otra fregona a la que FG hizo funcionaria para controlar la ficha y ver el perfil de quien salía y quien entraba.  Lleva razón Raúl del Pozo, la Administración sin estas fulanas del feminismo radical y autoritario, podría ser un lugar al sol, pero con ellas se convierte en un gulag.  Donde se persigue al que vale.  Al que destaca.  No toleran al que las supera.  Están llenas de rencores y frustraciones hacia el macho pero su crimen les delata y en él va su castigo.

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