A
María Auxiliatriz de los cristianos
Un
día morirán también las viejas palabras
Entregadas
al humo de la pira, incienso de la nada
Pero
Tú, madre, los 24 de mayo
Sobre los hijos de don Bosco
Derramas la mirada
Cayeron
en desuso los usos y las costumbres
Fueron
fuego en algunos labios
Las palabras
Las palabras
Hielo
luego dentro del corazón petrificado
Ardientes
cariños que se esfumaron
Lirios
se trocaron amenazas
Corrieron
por el cañón del sonido
De
estampida
Mis
sueños y anhelos se desparran
Brotaron
raudas
O
prolongadas
Las
estrofas de la Salve
Que
te llaman nuestra abogada
En
ademan de salmo
Eran incitación a la esperanza
Oh tu Madre
auxiliadora
Olvida mis pecados
perdona mis faltas
Olvida mis pecados
perdona mis faltas