ANDRÉS LAGUNA AUTOR DEL LAZARILLO DE TORMES
Me enorgullezco de haber resuelto uno de los grandes enigmas de la literatura castellana: la autoría del "Lazarillo de Tormes". Esta genial novela con que arranca el género picaresco, una de las grandes aportaciones de nuestras letras a la literatura universal tiene ya padre y madre. Aduzco cinco razones ineluctables para demostrarlo.
Laguna era un clérigo converso ordenado in sacris en Alcalá que dejó la labor pastoral para dedicarse a la Medicina.
Cantó misa en su pueblo de Mozoncillo en la provincia de Segovia donde su padre tenía heredad.
Fue cirujano del emperador Carlos V y del Papa. Vivió en Roma en la casa de Diego Hurtado de Mendoza al cual también se le atribuyó en un tiempo la paternidad del texto anónimo pero yo demuestro que el estilo, el donaire y la befa con que se nos muestra Laguna oculto bajo el nombre de "Cristóbal de Villalón" en su Viaje a Turquía, una obra que pudiera ser la continuación y segunda parte del Lazarillo después de ser condenado a galeras para remar con la chusma hasta llegar a Constantinopla bajo el látigo vigilante del cómitre (hermosos lances del naufragio en que el protagonista fue apresado por los turcos) nada tiene que ver con Hurtado y el grave y adusto estilo que exhibe en la Crónica de las Guerras de Granada.
Tampoco Vives ni Alonso de Valdés tienen nada que ver, por más que a ambos autores erasmistas se le diera la autoría del Lazarillo y a pesar de utilizar la forma novelística dialogada muy frecuente en el siglo XVI.
Se editó en Amberes anónimo en 1527. Tendría Laguna alrededor de 27 años.
No estaba el verde para pitos ni el manto de Magdalena para zampoñas para dar a la estampa una cosa así con tu nombre.
Es un libro de recreo y esparcimiento pero uno de los mayores y mejores que salieron de los tórculos. al adusto galeno segoviano le sirvieron de esparcimiento como contrapunto a obras científicas de mayor calado.
Escribió paralelamente el "Dioscorides", un texto clave en la farmacopea.
España ha sido un país de grandes boticarios. Laguna era un experto en hierbas.
Que firmaba con su propio nombre y también con el de Cristóbal de Villalón (seudónimo)
Aduzco a lo largo de los veintiséis capítulos de "Laguna escribió el Lazarillo" estudios comparativos de otros títulos de la novela picaresca; "La Lozana andaluza" de Delicado Baeza", que es una de las mejores del género "La niña de los embustes", Lazarillo de Manzanares, Mateo Alemán, Vicente Espinel con su "Marcos de Obregón" o Diablo Cojuelo" de Vélez de Guevara pero sobre todo me fijo en la influencia que tuvo Laguna en Quevedo.
Don Francisco de Quevedo quiso adrede que el Buscón don Pablos fuese de Segovia al escribirlo casi veinte lustros más tardes que Villalón (Laguna).
Quizás intencionadamente porque de todas, todas, la literatura picaresca nació al pie del Acueducto en el habla y el trajín de los perailes, arrieros, clérigos giróvagos y hampones, mozas de partido y curtidores de la gallofa. Ellos cardaban la lana del simpar genio hispano a la sazón.
Por desgracia nuestra juventud no lee a nuestros clásicos porque desde que murió Azorín ya no existe acá crítica literaria.
Anda enfrascada en la novelística de Jane Austen, un pestiño infumable, digan lo que digan los domines de Alcalá que han regresado enarbolado la palmeta y escupiendo réspices para el personal y flatulencias desde su coramvobis mental, asomados al balcón de los contubernios.
Debajo de la hoja de parra, que esconde su ignorancia, con todos sus grados y sus masteres y brillantes "curricula", no hay nada Son cabezas huecas y nidos vacíos porque "Quod natura non dat Complutum non praestat utique"
No saben lo que se pierden.
Nuestro mayor "asset" es nuestra literatura pero aquí les da a estos "magistri" por la política y venga parlar de la literatura anglosajona.
De modo que así estamos como la mula de Wamba que no come ni bebe ni jode ni caga aunque siempre anda... a trancas y barrancas.