2024-11-08

 l PADRE GRANADA Y EL MISTICISMO ALUMBRADO

 

Fray Luis de Granada murió el último día de 1588, cinco meses después de que los barcos de la armada invencible dieran de través en los acantilados de Antrim, de Cork,  de Cornualles, mandé mis naves contra los ingleses no contra los elementos etc., se lamentaba Felipe II el cual era un ferviente admirador de la oratoria de aquel fraile dominico aunque oía entre la admiración, el estupor y la suspicacia. Se cuenta que en una ocasión fue a visitar al dominico, al que llamaban el “Cicerón hispano” en su convento de Bemfica, le pidió que pronunciase un sermón y no habiendo silla en la celda del monje el monarca se sentó sobre el santo suelo en una esterilla. Otras veces iba a escuchar su famosa retórica a una iglesia de Braga donde predicaba y relata la experiencia a su hija Isabel Clara, escribe el rey que no le desplacía su retórica pero que encontró al dominico ya viejo y sin dientes.

 

 Al parecer murió en olor de santidad y los devotos lisboetas asaltaron su túmulo llevándose como reliquia el cordón de su profesión, jirones de su hábito y hasta el único diente que le quedaba en las mandíbulas. Fue incoado el proceso de canonización pero al desenterrar sus mortales despojos se comprobó que el cuerpo estaba incorrupto pero notaron sus manos agarrotadas en un gesto de desesperación en un intento por destapar su ataúd. Lo habían enterrado vivo y la lucha de los últimos instantes disuadió a los postulantes de la causa de su beatificación de seguir adelante.

 

 La iglesia de aquellos tiempos era muy escrupulosa y en la canonización se prestaba gran atención al fiscal y al que hacía las veces de abogado del diablo. En la actualidad como se ha comprobado en la subida a los altares por la vía rápida al papa Wojtyla la santidad parece que tiene que ver más con la política que con la práctica de las virtudes cristianas en grado heroico. Fray Luis de Granada, uno de los grandes escritores ascéticos de la literatura castellana aunque a veces farragoso, repetitivo y que comete algunas ucronías e inexactitudes como cuando se refiere a los leones que dice que se defienden unos a otros y se revezan en sus vigilancias nocturnas para la caza, hecho incierto porque los machos devoran a los cachorros del mismo sexo aunque sean de su misma sangre- eso no lo sabía el dominico- para evitar que fuesen dominantes, era un alumbrado y durante su estancia en monasterio de Badajoz parece ser que trabó contacto con los deixados o dejados de Llerena.

 

 Era amigo del primado Carranza y el inquisidor el arzobispo Valdés aquel imponente asturiano de Salas un pueblo que en linea recta no distará ni treinta kilómetros de donde redacto estas líneas lo tuvo bajo su mira de sospecha y no sin razón. La espiritualidad del padre Granada tiene un sesgo veterotestamentario, lo que perdió a Miguel de Molinos, a los conventículos de Valladolid y a muchos erasmistas castellanos que buscaban la intimidad con Dios en su afán de menoscabo de las cosas del mundo. Es una mística cuando menos sospechosa cuando leemos por ejemplo a san Juan de la Cruz y a gran parte de la obra de santa Teresa. En muchas de cuyas páginas el trigo se entrevera con la cizaña y se trasluce la vena alta y altanera de la visión del mundo talmúdica que asegura que Dios ayuda a los que saben ayudarse, que el cielo ha de ganarse como se ganan las riquezas y se busca la salvación particular y unas relaciones con la divinal no corales sino individualizadas

 

. Ello precluye el libre examen luterano y desdeña la gracia divina que es operativa más allá de los postulados y esquemas creados por el entendimiento humano o la voluntad y ese determinismo ajeno al credo de Nicea que nos enseña que profesamos la fe en dios uno y trino y que es padre omnipotente, lo puede todo Él, nosotros nada. Estos tratados ascético místicos a día de hoy guardan un carácter áspero, abstruso, porque proyectan la imagen de unos santos oscurantistas hechos a la medida de misticismo falso y mal encorado, esa beatería con el cuello de medio lado muy poco atrayente en general. Sin embargo, la Guía de Pecadores es uno de los libros que más se tradujo a lenguas extranjeras, conoce versiones en chino y en japonés y supera al Quijote. Fue escrita y publicada en Lisboa en 1556. Es el tiempo cuando Portugal era español, la década de Camoens.

 

Algunos de los tratados ascéticos del dominico granadino fueron compuestos en la lengua lusitana. Algunos de estos libros fueron prohibidos y puestos en el índice lo que no exime la grandeza y rareza de su autor. El  padre granada debió de ser hombre contrastes. Predica la mansedumbre y la quietud pero por su vida y carácter debió de ser hombre violento e inquieto. A lo largo de toda su obra fustiga a los siete pecados capitales. La ira, la gula, la lujuria, la pereza, el odio, la impiedad. Sin embargo, por su amistad y platicas con ciertas  damas de alcurnia como doña Elvira de Mendoza a la que llega a aconsejar que no ame tanto a su marido es sospechoso de ciertas aberraciones carnales de los alumbrados que utilizaban el sacerdocio y sus atribuciones de cura de almas en el confesionario para ciertos descarríos de orden sexual. Esa noción se hace presente en el Audi Filia del beato Juan de Ávila hoy santo y que fue amigo y tutor del padre Granada. La unidad religiosa de 1492 es la causa determinante en primer lugar del triunfo del catolicismo en la península ibérica pero la conversión de judíos y de moriscos va a dejar una impronta místico ascética en el catolicismo tradicional de la España visigótica. En ese sentido el inquisidor Valdés que, como Cisneros, viene del episcopalismo de la edad media de lucha contra el Islam se va a enfrentar a esa gran leva de cristiandades nuevas que por sus orígenes tienen otra forma de entender las relaciones con la divinidad.

 

 Esta fragmentación de las dos Españas en lucha va a perdurar como un enigma histórico hasta nuestros días. No sabemos qué diría el padre Granada si viviera en la España de hoy, un país que rinde culto a la gula, el comamos y bebamos de Arguiñano, la lujuria y los placeres del cuerpo, la cólera de las guerras de Afganistán y del  terrorismo, la mentira de la política, la codicia de los banqueros, la violencia doméstica por doquier, los juicios temerarios que sustentan todos nuestro tinglado informativo- periodístico, la vanagloria de los magnates de la comunicación, el puterío de nuestros efebos y de nuestras Venus mediáticas. El padre Granada el pobre se volvería a la tumba tarumba, desolado. Porque ese mundo que tenemos entre manos es la antítesis de lo que él soñaba y contra el cual predicó. Quizás es que los españoles no hayamos sabido entender del todo bien ese cristianismo del que precisamente fuimos adalides en el mundo moderno.

 

 

12/07/2011

ESPAÑA MI NATURA