HUBO MÁS DE UNA
AUSCHWITZ LOS OTROS CAMPOS DE EXTERMINIO BAJO BANDERA YANKI: DACHU HIELBRONN,
DARMSTADT, TREBLINKA OHRDRUF, ZIEGELHEIM
Estoy hecho polvo; la
lectura de Virgil Georgiu, sinónimo de Vintila Horia “Hora 25” dejome sin
aliento. Se me apareció esta noche en sueños aquel pope rumano el P.
Constantino Coruga al que cortaron las piernas los soviets, y curado por un
batallón de la Werhmacht en retirada, a posteriori acusado de colaboración con los nazis. Así que
fue internado por los americanos en el campo de Ohrdruf donde murió entre
inmensos dolores entre liendre, suciedad y malos tratos del penal el pobre
sacerdote.
El Padre Konstantin
Coruga se me representó como si fuera una ícono imagen del Redentor y me
insuflaba palabras al oído de este mal cristiano: “Nuestra sangre derramada
derrotará al mal y al diablo”.
Escribo esto un Sábado
de Pasión vísperas de Viernes Santo cuando la guadaña del virus enigmático
sigue segando cabezas en todo el mundo.
La historia está mal
escrita.
Todas las miradas se
concentran en ese Auschwitz de los nazis y ocultan el nombre de otros campos bajo
bandera yanqui. Los guardianes allí eran polacos y disparaban a todo aquel recluso que osara
acercarse a las alambradas como le ocurrió a Trajano Koruga hijo del pope “fusilado”
por los soviéticos y su madre violada por esa infame soldadesca; cuando
entraron en Berlin no habían visto en su vida un grifo se lo guardaban en los
bolsillos junto a los relojes en la muñeca de los soldados alemanes caídos y de
las mujeres ultrajadas.
En la posguerra fruto
de estas relaciones como coronación del desquite y el derecho al despojo nacerían
no pocos niños. Gunter Grass el escritor germano lo parió una alemana de Gdansk
forzada por un comisario judío ruso. Su padre alemán soldado de infantería
había muerto en el frente del Este. La prosa de este gran escritor rumano se
situa a la altura de la tragedia griega. Crea personajes homéricos como Moritz,
Nora Steiner, Aristitza la pueblerina que gritando como una eumenide sabe defender
a los suyos, o el maligno gendarme que intenta sin conseguirlo seducir a
Suzanna la esposa del protagonista, o Hilda que se inmola ante un retrato del
Fuhrer antes de caer en manos de los rusos.
Traian Koruga es el deuteragonista
en paralelo con Yan Moritz el protagonista. A Rumania la clavaron los comunistas en una cruz. Luego los dacios
volverían a ser crucificados por los judíos y por los americanos. El mensaje de
esta narración: también puede crucificarse la historia mediante la manipulación
de los hechos. Vintila Horia contempla
el ocaso de una cultura occidental que se irá al pudridero precisamente
por los valores que la conformaron a lo largo de una larga lucha por la
libertad durante siglos, la renuncia al cristianismo y la adoración de la
tecnología. Es la rebelión de las masas. La persona humana se convierte en
ciudadanía y el pueblo soberano en masa votante al pairo de los dictámenes de
consignas de los partidos políticos. Carne de horca, carne de prostíbulo, carne
de urna. Inconscientes de lo que está pasando (pican en el anzuelo de los
medios procuradores de la ignorancia, la estupidez y el tontismo) sólo les preocupa el divorcio de Antonio David y de
Rocíito. Se acerca un tiempo de sombras, la hora occidua, Abendland, cae la tarde sobre el Oeste, pero alzad la mirada a los
cielos desde donde os sonríe beatífico el P. Konstantin. Dios es amor. Confiad en
Xto. Él venció al odio con el perdón nunca la revancha. Los globales desdeñan
al ser humano. Para ellos hemos dejado de ser personas. No somos sino
ciudadanos una especie de cruce de simio y machorra que compra, consume, defeca,
copula, se sienta las horas muertas ante la televisión o por el contrario
cporre el maratón hasta morir de un infarto, acude al estadio los sábados para
seguir a su equipo, y eso si vota en comicios. Le ocurre lo que a la mula de
Wamba que no come ni bebe ni caga ni mea ni folla pero siempre anda. Pues vamos
listos…