REVESAR MENTIRAS. UN AVISO A LOS TIRANOS
No paran de revesar las gárgolas de los panales de las llamadas randas sociales que son antisociales but I like the rotundity of Mrs May vowels. son como disparos. Vomita amenazas la señora ministra en las ruedas de prensa, veo sus ojos inyectados de sangre. Yo prefiero los yámbicos de Ovidio a los que me entrego esta tarde dominguera. La actualidad es un saco de alacranes a lomos del Sacamantecas. Pero al freír de los ajos será el reír, veremos el torvo semblante de la Bestia. Tácticas del disimulo y del engaño. Pisan fuerte los hijos de la maldición vomitando van su mal vino y de paso llenan el orbe de un olor nauseabundo. Borracheras de odio. Va el mundo a carga cerrada, beben más de la cuenta y andan los vaivodas arrojando bilis por las esquinas pero estas vomitonas de los borrachos no son peligrosas luego se les pasa. Tienen mucho más peligro las del macarra Trump lanzando azagayas sobre Siria. Presume de mucha mujer la judia serbia esa mucha pompa y arreo y luego gatillazos en la cama. Enfurecido, manda luego bombardear, que los submarinos nucleares larguen los torpedos. El mundo perecerá por la creofagia carnívora de sus mandamases asesinos que matan en nombre de los derechos humanos. Sus dientes creosotan y supuran. Esto de la oclocracia es como una enfermedad. No han aprendido la lección. Mata y mataránte y matarán a quien te matare. Ruede la bola de los matariles. Es el síndrome de Azores. Aznar quiso salir en la foto y se suicidó con Bush y Tony Twit Blair. El del bigotito camina por las sendas de la desilusión con las crépidas manchadas de sangre. Los asesinos nunca tendrán paz. ¿Dónde está Solana el carnicero de Belgrado con el que se retrataba lisonjero el pelota de Raúl del Pozo? Ubi sunt? ¿Dónde están? Se los llevó a todos la trampa.
Título:
QUO
VADIS SPAIN?
MEMORIAS
DE UN PERIODISTA DE FRANCO
Autor:
Antonio
Parra Galindo
Dedicado:
A
todos los periodistas perseguidos o asesinados por contar la verdad
LA DESTRUCCIÓN DE ESPAÑA POR LAS 17 AUTONOMÍAS.
PROLOGO
Castropol
es una villa marinera del sector occidental de la marina asturiana,
casitas blancas sobre los recuestos, muchas de ellas cerradas,
algunos palacetes y, en lo alto al lado del casino a través de una
carretera bordeada de tamarindos y arces, se llega a una plazoleta.
Allí se eleva el único monumento a los héroes de la batalla naval
que tuvo lugar aguas adentro de la bahía de Santiago el 3 de julio
de 1898 cuando la flota española fue cañoneada y destruida por la
poderosa escuadra yanqui. La nave “Victoria” capitana echada a
pique, pudo sin embargo salvarse su capitán el almirante Cervera a
bordo de un esquife. Los jóvenes de ahora apenas oyeron hablar de la
gesta del puñado de españoles que tuvo el arrojo de enfrentarse a
la escuadra de los Estados Unidos. Se borró la memoria. Nuestros
chicos en las universidades de nueva planta sólo leen libros en
inglés. Nuestra gloriosa historia fue puesta en manos anglosajonas.
Hay un enemigo interior y otro exterior; caballos de Troya que
anuncian el “finis Hispaniae. This is the end. Yo escribo
desde la perplejidad, el duelo, la consternación y la sátira. ¿Cómo
hemos podido legar a este estado de cosas? A la fuerza estábamos
abocados a este segundo 98 como conclusión de una política
autodestructiva que ha desterrado de nuestras aulas el estudio del
castellano y de las lenguas románicas, que ha sido reemplazado por
jergas y dialectos variopintos de lenguas vernáculas desaparecidas o
en extinción que los enemigos de la patria han tratado por todos los
medios desde la constitución del 78 de resucitar. Ha sido un
programa de aniquilación sistemática de una cultura y de los
valores de un país y en este deletéreo juego la masonería, los
judíos y la marranería conversa, tan obstinada e inflexible, ha
tenido mucho que decir. Ha sido por interpuesto a través de enejes,
campañas de grandes consignas y un control sin precedente de los
medios de comunicación que se ha llevado a cabo la desespañolización
y el aniquilamiento de una vieja cultura. La bestia sin embargo nunca
da presencia. Y, si echas en cara a un miembro de la logia tales
gatuperios, seguro que se rasgará las vestiduras, te llamará nazi y
conspiranoico. Al igual que en el evangelio a los que defienden la
verdad española les ponen la túnica de locos, como hizo Herodes
cuando le fue enviado Jesús por Pilatos para que lo juzgara. Son
muchos los partidarios del bando de Nicodemus, el cual sólo seguía
los pasos de noche “propter metum judeorum” (por miedo a los
judíos). En los años setenta al final se hablaba de una “democracia
de papel”, en 2019 había que hablar de una democracia de las ondas
hertzianas. Son los tertulieros bien pagados a precio de oro y los
que aparecen en todas los medios de la radiodifusión los que marcan
pauta, dan doctrina, sientan cátedra y los que parten el bacalao
comentando lo que hacen y dicen los políticos hasta la saciedad. Es
una serpiente de verano que se repite más que el ajo: las mismas
situaciones, idénticos compromisos. Una saga de tautologías a gran
escala. No obstante, los tertulianos del comité, a todas las horas,
andan buscándole los pies al gato. Creo que lo más importante y
novedoso de mi libro son los capítulos que dedico a la mozarabía de
la que estriba nuestro pensamiento cristiano así como las
tradiciones de un pueblo que no es uniforme sino mestizo pero que
encontró en la Iglesia su fórmula de identidad dentro de la
diversidad.
En
esta entrega que dispongo van artículos subidos a la Red o
publicados en algún periódico de provincias a lo largo de varios
lustros. Los he reunido en antología. He querido verlos en papel.
Muy eclécticos en sus temas pero unidos por una idea que fluye como
eje de marcha a lo largo de estas páginas: la defensa de nuestra
cultura. Una entrevista que tuve en Londres con Ángel Alcázar de
Velasco, falangista represaliado, y colega, cuando me dijo: "oye,
Antonio, el futuro de España es la marranería. A eso es lo que
vamos" me brindó titulo para este texto.
Me
he mirado en el espejo de los clásicos. ¿Es esto un pecado? De esta
forma quiero rendir loores a mis héroes.
A
Fernando Villaamil que comandaba la fragata “El Furor” no le cupo
la misma suerte, pereció en el ataque con toda su tripulación.
Cervera los americanos le rindieron tributo de héroe y fue
repatriado a España.
El
capitán Villaamil era asturiano de Serantes, otro enclave marinero a
escasos kilómetros de Castropol. Sabía de antemano, dada la
superioridad del enemigo, que zarpaba hacia la muerte. Escribió
antes de morir a la Reina María Cristina un mensaje en el cual le
declaraba su amor, su fe en la patria y el alto concepto que tenía
de su misión. Para él la muerte era un acto de servicio. Decía:
“Majestad, despliego el pabellón de combate del Furor, ante
un enemigo más poderoso pero mi fragata no se rinde”. Toda una
vida en la mar. Estaba familiarizado con esa muerte que acecha al
marino, esa soledad, ese espíritu de sacrificio, y muchas veces
había escuchado el estampido sordo que produce al desplomarse sobre
los palos el cuerpo del serviola que trepa por la escala hasta la
cofa y un golpe de viento lo hace caer inerte sobre cubierta.
El
capitán Villaamil no era muy alto de estatura de tez trigueña ojos
azules y un sentido del humor muy asturiano que le hizo ser querido
por la tropa de los buques donde sirvió. Todo un contraste con el
gaditano Cervera más andaluz, más serio y distante. Ambos, aun
perdiendo aquella guerra, que estuvo jalonada por la explosión del
“Maine” (el primer auto golpe en forma de atentado terrorista,
pretexto para declarar la guerra a España a la que acusaban de la
trama) y las infamias y mentiras organizadas por los periódicos de
Randolph Hearst) salvaron el honor de la patria quedando limpio e
impoluto el pabellón de su honor. En Cuba y en Venezuela dos países
en los cuales se sigue queriendo y admirando a España se los venera
como héroes.
Subo
y bajo por las estrechas rúas de Castropol que me recuerdan a
Cartagena y tienen algo de la melancolía habanera entre brisas y
sonrisas cantabras. Pregunto a la funcionaria de correos si sabe
donde queda el monolito a los héroes del 98 y no me sabe dar
respuesta, puesto que no es de aquí. A lo largo de los últimos
cuarenta años se ha borrado la memoria, a nuestros héroes y
nuestros hechos históricos se les ha dado de baja. Me estremezco al
recordar las declaraciones de la alcaldesa de Barcelona Ada Colau que
tampoco sabía quien era Cervera. Mandó quitarle la calle que
llevaba su nombre en Barcelona cuyo puerto fue la base de operaciones
de la larga guerra de Cuba. Muchos de los marinos y de la tropa que
iba a pelear a la manigua llevaban en vez de gorra una barretina
catalana. Los mambises, pagados por los Estados Unidos, lucían por
bandera una “señera” franjas amarillas sobre franja azul y una
estrella que es hoy también la bandera de Cuba. Por eso la
ignorancia de la alcaldesa que tacha al gran marino español de
“fascista” cuando aun ni Hitler ni Mussolini habían asomado la
oreja me entristece y me repugna. Pero es algo muy de hoy. Hubo una
cesura, se completó la interrupción más dolorosa de nuestros
anales. La historia de España se ha interrumpido. Y yo acuso a las
logias en este libro “Quo vadis, Spain: Cataluña, los Judíos,
la Marranería y otras historias” de haber orquestado una
campaña siniestra, muy hábil por lo engañosa, fatídica y
prolongada en el tiempo para dar al traste con la nación más
antigua del continente europeo. Fuimos paladines de la cristiandad y
por lo visto eso no se nos perdona.
Estos
textos evidencian mi preocupación por el alzamiento de Cataluña ▬
rebelión en la Granja dijo Orwell ▬ que va a suponer un nuevo 98 y
la destrucción de España a través de lo que llaman las Fuerzas
Oscuras que no creen en la historia por serles adversa y adoptan los
postulados de la misma que les conviene, “shafirot” esto es
memoria o, si se quiere memoria antihistórica y contra la historia.
Se trata de una larga serie de artículos escritos durante las
ultimas dos décadas de un periodista perseguido a causa de sus ideas
por la Nueva Inquisición. Cajón de sastre "et de omni re
scibili". Esto es: tratan de todo, máxime, al albur del
impase se la crisis catalana que, al suponer la fractura y
liquidación de estos reinos, abocarían al colapso de esta vieja
nación.
España
atraviesa por la más grave crisis de su existencia como nación. De
ahí el título de Quo vadis, Spain. George Orwell ya profetizó esta
impase en sus novelas “1984” y La Granja de los
Cerdos. Los textos son recopilaciones de artículos firmados por
mí en la Red durante casi tres décadas. Gracias a Google y a
Facebook, puedo dar a la estampa estos textos pero no me fio
demasiado. Las redes más que información son un instrumento de
control. Huélgame de decir que Internet me ha hecho de mí un
escritor vigilado por el Gran Hermano que trabaja gratis et amore por
la causa de la verdad en el marco de un sistema totalitario con visos
de demócrata. En medio de esta feria de vanidades y de progroms de
la intelectualidad pretenden hacer una gran hoguera quemando las
bibliotecas donde se guardan testimonios hostiles al sistema. Vivimos
una verdadera noche de los cristales rotos y de persecución de todo
aquello que signifique excelencia y no comporte grandes cantidades de
mierda y vulgaridad. Gracias, con todo y eso a Guillermito Puertas, y
gloria a ti, Zuckerberger. (Montañita de Azúcar).
La
digitalización espolea a los escritores a ponerse sobre las
cuartillas, conforme al mandato horaciano de “ningún día sin un
par de líneas” y a ser partícipes de una inquietud que se ha
hecho universal. Vivo sin vivir en mí, pero lleno de curiosidad y
deseos de conocer.
Al
propio tiempo cabe el peligro de caer en la marabunta de la
información en torrente que nos desinforman paradójicamente e
incomunica con las noticias bulo (fake news). Es el síndrome de la
torre de Babel y del mito de Prometeo. Como todo el mundo escribe,
nos estamos quedando sin líricos y, cambiando el oro por oropel,
reemplazamos a los periodistas, por contertulios de la tele y a
politólogos por los poetas y las poetisas. Está en marcha una
campaña contra la estética. La Red es, a la par que el gran
guirigay, un arma de control y de espionaje. Aunque no sé si va a
ser posible ponerle puertas al campo. El mundo va tan acelerado que
corre el riesgo de un estallido.
Todo
pasa y se consume en medio de una avalancha de feroces actualidades
que se olvidan a la mañana siguiente. El lector creo que en este
baúl de crónicas, artículos, reportajes, cuentos y vivencias, en
este revoltijo, podrá encontrar alguna perla. No se aburrirá; estoy
seguro. Y, con el afán de ese hallazgo, publico y doy a la estampa
estos textos.
Capítulo 1.EL BABLE
Pues
nada que la llingua
ya es lengua. Liémonos a voces en bable babayu.
Cada gallo canta en su muladar y el muladar asturiano anda un poco
revuelto, atronando quiriquies
Ya
no ponen las gallinas y eso que por
San Antón la gallina pon. Las mías
no cacarean en mi corral, matólas el raposu.
Y falemos despacín no nos oya el mío
vecín. Que no está el horno para
bollos ni el alcacer para zampoñas. Bajan los jabalíes de la braña
y hozan el patatar con sus poderosos hocicos.
Araronme el prau,
dejando en la hierba la marca de sus feroces pezuñas.
Tienen
aquí la querencia de un revolcadero. Estamos perdidos. Los del
Ayuntamiento vinieron y acabaron con el bosque de robles y laureles
centenarios que daban sombra (en verano era un paraíso) a la sebe
(oigan, bablistas,
aprendan latín que sebe viene de saepes que equivale a cercado; en
Santander lo llaman zarzo) y la otra tarde derramé lágrimas sobre
el enorme tuero del viejo carballo
con más de cuatrocientas primaveras en su diámetro troncal que
talaron los dendricidas del Ayuntamiento cudillerense.
En
El Escorial, semanas atrás, multaron a un paisano cien mil euros por
talar una encina oneraria que le estorbaba su cerca, pero esto es
Asturias. Esto es España y lo demás tierra conquistada. Así nos va
¡Válganos la Santina!
Las
aldeas están vacías a la espera de veraneantes. El hastial de la
casona blasonada de los abuelos ostenta grietas ruinosas, aunque el
sol se refleja al ocaso todavía en los ventanos de la galería; el
hórreo ancilar, una maravilla de la carpintería de ribera lo
descangayó un vendaval. Un vecín
Dios le dé mal galardón las palmeras reales que trajeron mis
antepasados de Cuba ordenó derribarlas. Decía que desde sus ramas
se descolgaban los ratones y aterrizaban por sobre su bardal.
Asturias está triste sin cigüeñas; nunca pasan la altura de Arbás,
y los mozos se van, no hay trabajo. Es la generación del Alsa
de Villalpando. La vaca Marela
tampoco pare. El bable, paisanos, digotelo yo que soy filólogo, no
es lengua sino dialecto: una versión cantarina del idioma que
hablaban las mesnadas del Cid antes de subir la cuesta de Pajares a
las tierras de pan llevar. Allende tal, no es una lengua unificada
porque se hablaba de forma diferente en cada valle y mira que en este
Principado hay valles.
Todo
anda un poco en regresión, por culpa de los políticos, a los que
una mano negra está soltando pasta bajo cuerda. Dicen que es culpa
de los americanos que nos quitaron Cuba y ahora pretenden
arrebatarnos el principau.
Quieren,
por descontado, con sus sandeces hurtarle la razón a Nebrija. Aquel
divino sevillano que se emborrachaba por los chigres de Alcalá: "
La lengua es la compañera del imperio". El objetivo apunta no
solo a la destrucción de la convivialidad tan privativa del carácter
astur, tambien al aniquilamiento de la lengua de Cervantes. Cataluña,
pues, marca la hoja de ruta de los peligros que nos acechan. Acabar
con el castellano es acabar con la más vieja nación de Europa. El
odio por acá se administra en cápsulas de ignorancia y
resentimiento. Furia infernal. Con todo y eso, yo creo que Asturias
un día resucitará. De alguna manera hay que ser optimista y entonar
la monserga del "no pasarán".
Capítulo 2.
ANTE
EL ARA DE SAN BAUDILIO DE BERLANGA TUVE YO UNA VISIÓN
Subí,
tarde de nieve y celliscas, al monte santo de san Baudilio de
Berlanga, eremita mozárabe en tierras del Cid tierras de pan llevar
al sur de la provincia de Soria, entremedias de las diócesis de
Sigüenza y el Burgo de Osma, y tuve allí una visión, uno de esos
misteriosos trances con que regalan al visitante las tierras de
España. Un ángel me pareció que rasgaba el velo de los misterios
insondables de la historia de mi patria. Sentí el eco lejano de
tambores de guerra y de salmos de perdón. Creo que aun no se ha
completado mi hégira.
Allí
rezaron y se santificaron generaciones de monjes desde el siglo XI, y
es posible que mucho antes. Son los encuevados de la tradición
oriental del monte Athos y la Tebaida egipcia, Capadocia, y el yermo
antioqueno que recogió el Islam. Su penitencia era una demostración
del amor de Cristo a las gentes, sin distinción de razas y culturas,
porque son muchas aquí las reminiscencias arábigas. ¿Convivirían
en amistad los anacoretas cristianos con los morabitos muslímicos?
Es la pregunta que queda en el aire. Escuché los cantos celestiales
de la hermosa liturgia mozárabe que tenia ascendencias arrianas
(Arrio predicó el evangelio a los ostrogodos y estos adoptaron esa
versión de la religión evangélica que exalta la humanidad de Jesús
sobre su divinidad) con ceremonias muy largas y todo el oficio
cantado con himnodias repetitivas del misal de San Isidoro. Ese
carácter eucológico de su liturgia, donde la voz humana y la
disposición arquitectónica invitan a elevar el alma sobre las
cuestiones materiales, a través de las voces en concento y la
armonía celestial de las esferas. La vida del cristiano es una
ascesis polifónica.
La
palmera central, que sostiene el fuste de la bóveda de tracería y a
la que cantó Gerardo Diego con sus versos, desde la cúpula, convida
a este deseo de trascendencia. Todas las paredes ostentaban pinturas,
que, por desgracia, en el expolio que padeció España en los años
20, fueron arrancadas y vendidas por 65.000 pesetas a un marchante
judío de Nueva York el año 1927: un tal León Levi. Pero quedó
la impronta, y han podido ser restaurados algunos paneles como el de
San Nicolás. Aquí he tenido una visión y doy gracias a Dios. Los
coros recitaban salmos y, dentro del iconostasio, un diácono cantaba
el evangelio en tono mayor; luego un presbítero de barbas bizantinas
y rostro atezado entonaba la epiclesis de consagración:
—
Eto telo maia eto krobi maia
(este es mi cuerpo, esta es mi sangre) a la manera griega.
Sobre
los paramentos, el rostro venerable de san Nicolás y de san
Baudilio, santo tutelar del templo, un mártir francés cuyo culto
estuvo extendido a través de Castilla por los visigodos. Unos le
llamaban Baudilio, otros Baudelio, y en mi tierra San Maudillo el
Soriano. El bienaventurado mira para los fieles con ojos de piedad y
gesto hierático.
En
la planta baja se levanta, soportando la techumbre del coro, una
mezquitilla de arcos de herradura, que ha dejado perplejos a los
historiadores como Camón Aznar y Gaya Nuño. La pila de agua bendita
es un “mitzrah”
o piscina como las que existen en las mezquitas y sinagogas para las
abluciones. Al fondo se veía la cueva del monje o del morábito. ¿Se
alternó aquí el culto cristiano con el islámico? En cualquier
caso, es este lugar, situado sobre una eminencia del dintorno del
páramo, un centro de extrañas fuerzas telúricas. Aquí yo tuve un
pálpito, una visión y sólo pude cantar:
—
Kirie eleison. Señor ten piedad de nosotros pues conoces lo oculto
del corazón del hombre.
Al
instante, sentí una fuerza inmensa en mi alma, como inmerso en las
garras de un extraño fenómeno de purificación, a los pies de la
palmera que corona el cimborrio. Si la palmera supiera… Y me acordé
de unos versos de Gerardo Diego. Que
sí que sí que sí que tenía el rostro de maravedí.
El poeta se mofaba del judío que profanó el recinto con la
extraordinaria adquisición de los murales. El expolio de los
ladrones de lugares santos no ha podido arramblar con el aliento de
amor y de caridad ni la sublime aureola que irradia esta santa ermita
tan sublime como recóndita.
Capítulo 3
SAN
BAUDILIO EPICENTRO DE LA ESPAÑA MÁGICA
No
visitaba este hermoso y arrinconado lugar desde mis tiempos
universitarios cuando, atendiendo a las clases de los profesores de
Arte, en la Complutense otoño de 1963, se emocionaban al describir
la estructura arquitectónica y pictórica de San Baudilio de
Berlanga. G. Atienza, erudito escritor ocultista, descubridor de los
secretos de lugares de nuestra geografía, decía que San Baudilio,
edificado en el mismo epicentro de la península ibérica, irradiaba
una energía potentísima y brillaba con luz especial en la historia
del arte prerrománico. Ese pálpito lo volvía a sentir yo al cabo
de más de medio siglo. Berlanga tierra de vacceos numantinos que
luego se cristianizaron y vivieron en la larga lucha contra el Islam,
llena de anfractuosidades y recovecos victorias y derrotas (Almanzor
dicen que perdió el tambor en San Esteban de Gormaz a media legua de
acá)
Lo
habitaban gentes prevenidas en frontera con un ojo abierto a las
hogueras de las atalayas anunciando la llegada de la morisma y otro
en el pendón real. Esta es tierra del Cid por donde pasó el
Campeador a ganar el pan de las batallas. ¡Oh Cid Sidi que buen
vasallo si hubiera buen Señor! Aquí se plasma la grandeza y la
malandanza de un pueblo duro de pelar, arisco, y a la vez magnánimo,
que ejerció la tolerancia y la compasión con el enemigo. El
sarraceno en sus razzias de primavera talaba campos, robaba mujeres,
pertrechos y tierras. En toda esta zona del alto Duero proliferan
las atalayas. Allí el que montaba guardia, cuando veía llegar al
moro, encendía la típica chisquereta o almenara
y entonces las campanas tocaban a rebato. La coexistencia fue difícil
pero hubo periodos de tranquilidad, concluidas las "aliyahs"
(invasiones) o "yihads"
(guerra santa contra el infiel.) Esa serenidad se plasma en los
frisos, plementos y pinturas murales con escenas de la vida de Cristo
del obispo san Nicolás y san Baudilio que exornan los murales.
Aparecen dromedarios, elefantes y un caballero musulmán cabalgando
desalado sobre un corcel blanco. Al pairo de dibujos místicos está
la rosa de los vientos, estrellas de David, el sello de Salomón,
junto a composiciones del ave ibis la cual, según los egipcios,
comía el pescado dañino a los humanos. También la Dextera
Domini
()
o dedo de Dios, que se asoma en forma de triangulo al lado de la
paloma del Espíritu Santo, bajando de una nube. Esta ermita
enmarcada en los territorios entre Sigüenza y Burgo de Osma me
recuerda a Santa Cristina de Lena. Esa era la tesis propalada por el
profesor Camon Aznar de feliz memoria. La mesnada de Ruiz Díaz de
Vivar estaba integrada por soldados de las Asturias de Oviedo que lo
acompañaron al destierro y fundaron por estos cerros su acampada.
Existe la probabilidad de que entre ellos hubiese monjes y clérigos
repobladores para realizar esta misión. Al igual que santa Cristina,
san Baudilio se eleva sobre un peñasco desde cuyo alcor se divisa la
paramera soriana. Misión de vigilancia, pues. Y consta de
iconostasio o cámara santa, propio de la liturgia bizantina. El coro
se eleva sobre una disposición de arcos de herradura funcionales que
hacen pensar al historiador en las relaciones litúrgicas que tuvo el
rito muzárabe con la secta arriana y con el Islam. Hay
representaciones de san Miguel pero, sorprendentemente, en ninguna de
las dos se pinta a la Virgen María. Quizá el culto de hiperdulía
sea posterior a la devoción a san Miguel que fue privativa de los
godos arrianos. Los arrianos no creían en la Virgen. Su proclamación
como Madre de Dios, de origen griego, se produjo en el concilio de
Nicea, siglo V. El culto marial arraigaría, luego, entre los
Templarios que lo incorporarían a occidente.
El
Cantar del Mío Cid habla de ceremonias rituales "antes de los
gallos cantar" y de la imagen de Nuestra Señora que llevaban
los guerreros en el arzón sobre su cabalgadura. Se colige que las
misas eran largas y el pueblo asistía embelesado entre himnos
devotos, nubes de incienso y salmos, a las ceremonias eucarísticas
que celebraba el preste tras la cortina del iconostasio.
Tanto
santa Cristina de Lena como san Baudilio de Berlanga en lo alto de un
alcor irradian fuerza telúrica para quienes visitan estas iglesias
antiquísimas. “Tomaron las reliquias todas las que hubieron y
fueron por Castilla y así la defendieron”. Acaso sea la luz de Xto
que pervive entre nosotros hasta la consumación de los siglos.
Capítulo 4
DALÍ Y LAS ORENETAS (GOLONDRINAS) DEL AMPURDÁN. CANTO A GERONA
El
mundo se ha convertido en una busca barojiana, en una lucha por la
vida. Con tal de hacer dinero, matan a su padre y esto es lo que está
ocurriendo con el centenario de Salvador Dalí. Desde mi capacidad de
periodista sin periódico pero renuente a vender mi pluma y la
cuchara, yo protesto y yo acuso. España vive las conmociones de un
proceso Dreyfus pero al revés con estas ansias de los bibliopolas de
darle la vuelta a la tortilla. He de decir que el centenario de Dalí
se está convirtiendo en una chapuza. Y yo me acuerdo del día en que
el maestro me dijo, refiriéndose a los neoyorquinos, con cierta
envidia: “Esos
la tienen más larga que usted y que yo, Parra”.
Aquí están
las fotos para demostrar lo de aquella fiesta del gaysaber en Nueva
York que acabó como el rosario de la aurora. A mí las cuentas no me
casan. El Dalí que yo conocí tiene que ver muy poco con el que han
sacado de la manga los amigos de los separatistas, los muñidores del
contubernio y los que han accedido al poder pisando las cenizas aun
humeantes de una hecatombe como la del once de marzo. Urnas y
cadáveres pero Dalí era apolítico. No queráis hacer bandera y
oriflama de reivindicaciones. El Dalí que ha salido de estos
tórculos, con mucha moviola y trampa, parece uno de aquellos
fusilados en las zanjas de Montjuich, oiga. ¿Qué hacemos con toda
aquella caterva de muertos de segunda fila? ¿Quo vadis, Cataluña,
adónde vas, Europa? ¿Adónde te llevan tus felones, España? Don
Salvador alzaba aquella tarde neoyorquina, conminatorio, su bastón
con contera de plata, como señalando el advenimiento de un porvenir
incierto. Lo de la garrota del maestro de Port Lligat siempre lo he
dicho tenía su lado onírico y la inspiración milagrosa que rodaba
cuesta abajo por las laderas de Príapo. Sombra y figura. Dalí era
todo un adalid de las artes marciales de la publicidad.
He aquí que llegaron los coribantes de la
diosa repartiendo leña, ahora os vais a enterar, dijeron, os vamos
a moler a palos.
▬ ¿Con
la garrota de Dalí?
▬No;
con el as de bastos de los cuadros de Picasso.
Las cendolillas
de antaño hoy son pubillas de juego floral y mucho cuidado con esa
boca que os puede perder, os vamos a acusar de machistas. Muchos se
han subido a un guindo y andan por sus ramas, emboscados y sumidos
en la ataraxia doctrinal. No está el manto de Magdalena para
tafetanes, ni el alcacer para zampoñas. Las urnas últimas tuvieron
algo de actas funerales y trajeron cenizas de despojos de cadáveres,
un gran holocausto. Nos están vendiendo una burra mal capada, por
muy demócrata que sea esta pollina pero puede acabar, rebuzno va
rebuzno viene, sin saber por donde tirar, como la de Balaán. O, si
me aprietas un poco, igual que la mula Francis.
Dalí
amaba su patria chica pero sin menoscabo de la grande. Como debe
ser. Por eso durante toda su vida miraba con cierta prevención y
cierto distanciamiento a los catalanistas a palo seco. ¿Qué tendrá
que ver, yo me digo, el culo con las témporas? Pues por lo que se
ve y por lo que han hecho y dieron los que le calaron la barretina
de refez, a contrapelo y hasta las orejas antes de morir, todo. Él
tenía sólo dos amores que eran Gala y España. Pero ya digo: la
tradición pesa y el polvo de las alpargatas de los republicanos que
partieron para el exilio, prometiendo un turbulento regreso, derivó
en polvareda, a lo que se ve. Por doquier resucita el fantasma de
los que partieron por Port Bou. Inventan rollos y traen al diablo
entre las piernas. Al diablo que yo vi dibujado en la testa de una
ménsula. Era
una mañana de Miércoles Santo y el guía gerundense tercamente nos
hablaba, empecinado, de lo buenos que habían sido unos.
▬ Es
porque los otros habrán sido muy malos▬
repuse.
Nuestro
guía se llamaba Marcus y nos estaba haciendo la loa de los
republicanos. De paso hablaba del románico cuya cuna estuvo
radicada en este bello rincón catalán de Bensalou. Era el arte de
los godos, la continuación proyectada del espíritu de Carlomagno.
Se sentía don Salvador plenamente integrante de la escuela
española. Por oposición a Picasso, a quien la lucha de los
vencidos/vencedores fue a colocar en el pedestal, un trono acaso
supervalorado.
Creo
que Dalí era un genio y Picasso un gigante con los pies de barro.
¿Cuándo acabarán nuestras zozobras?
Regresan los espectros y estamos próximos a inaugurar un nuevo
aquelarre. Camuñas y sus aparecidos hacen antesala en los
ministerios y en las sillas de las mesas de juntas esperan sentados,
ojalá caiga una sinecura, y miran para el techo en espera de que
aparezcan de un momento a otro las brujas de Goya montadas en la
escoba, para el próximo aquelarre. Ese fantasma del exilio yo lo vi
dibujado hace pocos días en la testa de un demonio cuya carota
colgaba del remate de la imposta de una arcada románica cuando
nuestro guía gerundense nos dijo.
▬Mirad
hacia arriba.
Todos mirábamos para donde nos dijo el guía.
La carota histriónica de un enano nos enseñaba la lengua.
En aquel momento
por el cielo impoluto de Besalú cruzó una golondrina. Una
“oreneta”. El de las patas caprinas, alas de murciélago y rabo
de león, se conoce que tiene miedo a este pájaro sagrado. La
golondrina estuvo en el Gólgota una tarde de Viernes Santo y le
quitó con el pico las espinas de cambronera que horadaron en
tormento el cerco de su divina cabeza. La golondrina me valió y se
hizo el conjuro contra el diablejo que enseñaba los cuernos desde
la imposta. Verla el cabeza de mono y huir de debajo del Tetramorfo
fue todo uno, yendo de remate a zambullirse sobre las aguas tersas
del río Fluvial. Lo vieron ahogarse los turistas al muy cabrón en
uno de los tajamares del puente ojival. Así reviente entre la
chusma como el lagarto de Jaén.
El diablo
por Semana Santa nada tiene que hacer, ni siquiera en Cataluña, una
región demasiado importante de España para dejarla en manos de los
catalanes. El Fluviá lamía los muros del monasterio de san Pedro
y en sus aguas se reflejaba el campanil solemne de la iglesia de
Santa María. El raudal de corrientes bravas pasaba aquel día por
la localidad, haciendo remolinos e iluminando los contrafuertes del
puente levadizo con irisaciones color plata. Las oronetas seguían
en lo alto agitando sus alas sobre los cielos medievales de Besalú
y se quedaban indiferentes ante los turistas, igual que hace mil
años. No se paraban a contemplar a las muchachas judías que salían
del
mikwah ritual
saltando con los pechos péndulos como en el “Collar de la
Paloma”. La presencia de una aljama y de una sinagoga dice a las
claras que la ciudad debió de ser importante.
Por esta cornisa,
a muriente, penetró el cristianismo en la península ibérica. Aquí
sentaron su sede los primeros obispos los que siguieron a las
predicaciones supuestamente ciertas del Apóstol de los Gentiles,
quien desembarcó por Ampurias, la vieja Emporion de los griegos. No
hay que olvidar que Jesús habló al mundo en griego y que esta
lengua fue la primitiva de la Iglesia. En Rosas atracó la barca de
piedra y desde esta orilla zarpa, asimismo, todo el gran tema
jacobeo. Gerona es la provincia española con más castillos,
algunos de ellos sólo raigones y lienzos de muro, ya testimonio de
un pasado glorioso y fundacional, de la nación española, remiso a
desaparecer. Es una alegoría al Este de Castilla la Gentil a
orillas del Mediterráneo, laboriosa y heroica. Un aire de misterio
y de seny bañan a toda la ciudad. Sus castillos nos llevan al arte
románico, el más depurado y selecto, el que mejor conserva las
raíces bizantinas con su tosco abatimiento y su admirable
expresividad. Cataluña quiere decir castillo. Es el bajo vientre de
la marca hispánica. Su serenidad pensativa hace recordar a
Carlomagno. Gerona rindió vasallaje al emperador. Hasta lo
canonizó. Si
queremos tierra de obispos, hay que ir a buscarlos a La Bisbal.
Ripoll es un pórtico de la gloria sin maestro Mateo pero toda una
historia sagrada escrita en piedra desde su reconstrucción por
Morgades, aquel obispo que le hizo la vida imposible a mosén Cinto
Verdaguer y que se dedicó a levantar, como un descosido, todas las
piedras santas que echó por tierra la francesada y la
desamortización. En los bajorrelieves de este monasterio, cuna de
la catalanidad, se cifra y compendia toda esa teratología del arte
románico, ese hontanar de monstruos y de santos que alza el alma
humana sobre el pináculo de la perfección. El arte de Dalí, con
la depuración de sus pinceles, entallada en el símbolo didáctico,
como un tótem o un abraxas de la modernidad y toda esa parafernalia
de claves de la sinrazón, es un corolario de ese románico catalán,
íntimo y sólido. Lo
visigótico en todos sus primores lo plasman los sillares y los
arcos de medio punto de San Pedro de Rodas. El alfil y el albalá de
todas estas venerables ermitas se abocinan sobre los contornos
típicos del taqueado jaqués y del opus
spicatum
de la decoración de raspas de pescado que exornan el borde de sus
ventanarios. Es un cutio de continuidad mística que predica en
labores de piedra o enseña al que no sabe. A los rudos pecheros y
labrantines de la alta edad media todos ellos analfabetos. Las
toscas figuras beben la ambrosía en las ramas de aliara, de una
estética tan profusa como enigmática. El arte en vaso de belleza
sólo lo potan los elegidos. La cuna del arte románico nos habla
del cuerno de la abundancia del simbolismo.
Hay que ser un iniciado para entenderlo.
Todos estos
lugares (Tossa de Mar, Cadaqués, Lloret de Mar, Figueras) los
llevamos en el corazón. Fueron los puntos de destino de nuestras
primeras salidas turísticas donde conocimos el amor. Lloret me
recuerda los ojos dulces, las lágrimas en aquel hotel, toda la vida
por delante. Ella ya no está pero juntos en aquel viaje recorrimos
la Costa Brava sobre las ruedas de un 600D y juntos fuimos a buscar
a Roger entre las remesas de turistas que empezaban a llegar en
grandes oleadas desde todos los rincones de la geografía de las
Islas Británicas. No se olvide que fueron los ingleses los que
descubrieron la Costa Brava y los que iniciaron el turismo en
tiempos de Franco. ¡Ay aquella noche nupcial en Lérida,
destartalada y triunfal y oliendo al aroma del café con malta que
trajeron a mi casa los últimos refugiados de la guerra civil!
Íbamos camino de Bañolas a venerar a san Martirián, clemente y
bondadoso que bendijera nuestro connubio. Aquel verano llegó la
hora del amor, el sentimiento más fuerte que siempre estará en mí
omnipresente. Lloret
había cambiado poco desde aquel verano del 69 en que lo visité por
vez primera. Las mismas palmeras, el mismo ardor, la misma sed y el
arco de ballesta de su playa bajo la mirada militante de esas
atalayas que aparecen y desaparecen a lo largo del perfil de la
marina y que eran torres vigía para alertar de la llegada de
piratas berberiscos. Cataluña se fraguó en la lucha contra el
infiel. Las oriflamas de Roger de Lauria nos hablan de un tiempo en
el cual hasta los mismos peces del mare nostrum llevaban barras
catalanas en sus escamas. “Blanquerna” es precisamente una
novela bizantina que escribió Raimundo Lulio mirando a las cúpulas
doradas de Constantinopla.
Las sarracenas razzias desde Argelia y con
otro nombre más pacífico propiciadas por las organizaciones no
gubernamentales que son los nuevos funcionarios de un mundo sin
fronteras continúan llegando. La calma del Mediterráneo oculta una
violencia latente. Es la lucha por la vida y la reconquista del
espacio vital. Lo absurdo de esta época es que en plena
globalización radical nos estén vendiendo ideas románticas del
siglo XIX, duerno en el que se abrevan algunos ilusos trasnochados.
¿Qué fue de
tanto frenesí? En el 2004 he mirado a Cataluña con nostalgia
manriqueña, suspirando por cuanto perdimos en medio de tanto
devaneo. Nos han quitado la honra. Todo el país en poco menos de
una generación ha dejado a Laura y a Beatriz y se ha ido de putas.
El símbolo de esta democracia es la gran meretriz. Hace treinta
años fui testigo en el paseo marítimo frente a la playa de Lloret
de Mar de cómo un turista francés medio loco se liaba a golpes con
un enclenque guardia municipal que le había puesto una multa. Hoy
los mozos de escuadra están mucho mejor diseñados y su plexo solar
es más rotundo. Lo más probable es que aquel franchute no se
atrevería con estos espigados gendarmes que patrullan las calles
catalanas. Hemos ganado en algo pero lo hemos perdido casi todo y
seguimos siendo los mismos. Entonces España se estaba abriendo a la
libertad. A favor de las sombras y envueltos en el dosel de la noche
las parejas se siguen amando en el arenal dejando que las olas besen
sus pies hoy igual que entonces. El mundo no se acaba. Ya no hay
tanto turista nórdico. Los autóctonos están más envejecidos y
las oleadas de recién llegados transandinos y bereberes en un par
de décadas habrán cambiado el arco demográfico de este pueblo,
tan suyo y tan pagado de sus tradiciones, que muy pronto estará
repoblado por extranjeros.
Cataluña
para mí era aquella pensión de Tarragona donde pernocté, tan
vieja que tenía un no sé qué romano, en cuya cama estuve postrado
tres días curándome de una insolación. Cuando en el 72 volví a
visitar el Principado, ya sin acompañante, éste ya no era igual.
En el barrio antiguo soplaba la tramontana y la arena me atizó los
ojos y el viento terral se me subió a la cabeza. Yo amaba a esa
Cataluña tierna y a la vez impenetrable y al idioma catalán que es
el que más escuché en mi infancia en casa de la señora Antonia
aquella mujer de Lérida que vino refugiada a Castilla. Sí, yo
amaba esta tierra acérrima en sus usos y en sus costumbres, archivo
de la cortesía. Ha cambiado todo el planeamiento. Incluso, nos
presentan a un Dalí que nunca fue. Con todo, volveré algún día a
la Garrotxa, antes de que me muera, subiré al call y cruzaré la
sobrepuerta siguiendo la ruta de los pasos perdidos de un millón de
muertos. Ya estamos en las mismas. El mensaje de los “Soldados de
Salamina” es el mismo que el de los “Cipreses creen en Dios”.
A
Dalí lo han manipulado como a un enano. Han colocado su cadáver en
el testero, lo han subido a lomos de un caballo, picaron espuela y
dijeron arre sin curarse de nada más. Y que gane igual que el Cid
las batallas después de muerto. Están exhumando testimonios. Los
ladrones de epitafios se hicieron necrófilos y todos los días de
Dios están encontrando nuevas fosas comunes.
▬ Ándese
con mucho cuidado con esa tía. La mula es muy corrida de lomos y
hay que cabalgarla a rebalgas.
▬ ¿Qué
cree? ¿Que no me di cuenta?
Sin embargo, las
golondrinas han vuelto inexorables a su cita con los recuerdos y
tienen un bello nombre en catalán: orenetas. Aunque lo haya
conocido por primera vez de labios de aquel espolique de excursiones
guiadas. De la misma forma que aquel payés en lo alto de un puerto
que nos detuvimos a descansar en un restaurante desde el que se veía
Barcelona ▬ casi toda la Sexta Flota comía en aquel comedor ▬
me dijo lo que significaba “bosso”. Estaba dando de comer a unos
cachorros cuando me lo dijo. Y ambas palabras se juntan en la
imaginación formando vértice para hacerme un caño en el tiempo.
Bajo el arco del triunfo de los recuerdos.
Las calles de
Gerona hay que subirlas casi de rodillas, imbuidos del sentido de
reverencia y admiración hacia una ciudad heroica que resistió
valiente a los mil y uno sitios. Es todo el orgullo de los
entendidos en poliorcética. ¿Cómo se organiza la resistencia de
una ciudad? Hoy un mendigo pide limosna en pleno barrio de La Forsa
sentado a la entrada de la vieja sinagoga. Es la viva representación
de Jeremías. Deja que los turistas le hagan alguna placa pero cobra
medio euro por cada foto. La casa de la Pía Limosna, buen gótico
civil, trae a la memoria los muros y las paredes de la Casa de los
Picos de Segovia. Por aquí anduvo catalogando, exaltando y hablando
de la perfección estética del románico del Alto Aragón, otro
paisano mío, el marqués de Lozoya.
La condesa
Enarsinda nos sonríe desde lo alto de un torreón. Si cruzas a lo
alto del fortín por detrás de los adarves octogonales de la
catedral podrás columbrar el idílico paisaje del convento de san
Daniel con sus torres cilíndricas y sus galerías góticas de arcos
trilobulados que ensalzan la perfección de la forma. Otra vez el
octógono de la beatitud nos lanza un reto desde los adarves de la
iglesia de san Nicolás y de san Pedro de Galligans. Los poetas
definen a Gerona como el triunfo de la piedra y el agua en las
riberas del Río Oñar, que rinde homenaje al Ter en compañía del
Galligans. Tiene manera suave de arco abocinado en capitel románico.
Toda esa teratología del arte daliniano explica el origen de
alguien que nació a la sombra del gran Tetramorfo o bajo los
auspicios de la almendra mística del Pantocrátor de Ripoll. Él se
propuso a su manera desjarretar al monstruo, el de la cabeza de
mono, cuerpo de arpía, cuernos de cabra, cola de león. Estos
engendros deformes de una mente muy dada a la exaltación pueblan la
selecta y fantástica iconografía de este pintor.
Pasamos
por Breda y por Viladrau, el pueblo de la botella de agua que aplaca
nuestra sed de los veranos y por allí columbramos las cimas siempre
canas del Pirineo. Las crestas del Canigó ya asustaban un poco a
Gracián. Muy diferente el Ampurdán de la sierra al de la marina;
éste se atuvo a su concepción bucanera y exploradora de la
existencia. Era el que embarcaba en bergantines y palacres y se iba
a hacer las Américas. Hay también un contraste entre la selva de
pinos y de maleza que circunda el interior y los bellos valles
idílicos del Puigcerdá que compendian el afán de los que añoran
una existencia de paz bajo el lema de “et in Arcadia ego”.
Las impostas
decoradas de los arcos de medio punto románico hablan de una
riqueza material que viene de antiguo pero lo material y lo
espiritual se dan allí la mano. En Bañolas viven los grandes
millonarios de España, sin dar cuartos al pregonero. En Cataluña,
con mucha diferencia que en Castilla, no suele hacerse demasiada
ostentación de lo que uno tiene. Conforme a la tradición oriental.
Pero, en
definitiva, los bigotes de Dalí se conjugan en mi memoria con las
golondrinas del Ampurdán aleteando en torno al nido pedigüeño de
barro fundido con saliva o volando rasantes sobre el alcacer de los
prados recién cortados. Eran escarpias a mitad de camino entre el
rabo del cochinillo de san Antón y la cruz procesional. Un deseo
que se agita, escondedero, de frustraciones adolescentes.
De
ellos estuvo enamorado García Lorca pero Dalí, cuyo rumbo sexual
marca el norte de lo epiceno o abstemio, ni se sabe. Parecía el
gerundense estar por encima de las cuestiones sexuales que arrastran
a los mortales. Él era un genio. Era demasiado narcisista y se
hartó de leer a Proust cuando le daba la gana en Ses Brises. ¿Que
la tenía pequeña? Ciertas limitaciones de esta índole son las que
hacen correr la pluma de los grandes poetas y cargan de color las
paletas de los mejores pintores. Tenerla grande o pequeña no es más
que un accidente. Nada tiene que ver con la sustancia que es lo que
importa. Además, como dicen los británicos, you
cant´win them all,
y eso se lo dirá usted a todas. Dalí la tenía pequeña. Pues
vale. Su genio era muy grande. Váyase lo uno por lo otro. A
Porfirio Rovirosa tuvieron que hacerle los carpinteros mejicanos un
braguero de especial para que le cupieran y luego padeció mucho de
la próstata. Sin
tan traumáticas mermas no se explica por qué el morabito de Port
Lligat pintara tanto y tan bueno y es la razón tal vez que subyace
en el fondo de su manía de engatusarse los bigotes haciendo que las
guías apuntaran para arriba o se acaracolasen, según qué humor,
empalmados como un tablón, símbolo de una erección que no acababa
de rematar. Dime de lo que presumes y te diré algo de tus
carencias. El síndrome monorquídico hace estragos en una sociedad
donde todo se cuantifica, se mida y se pesa y existe un ábaco
especial para la infamia y la vulgaridad, y un embudo por donde la
verdad y la belleza no pasan. Arrobas de avilantez, tele basura, el
tetamen de la tonadillera por cualquier rincón de España.
Centímetros, y pulgadas, varas de medir las suyas. El fantasma del
bueno de Porfirio con la regla y el espejo. Parecen colegialas, oye.
Aquí
lo importante es tenerla grande y gorda y con lo otro, con la crija
▬ curiosamente se interpolan los términos, y lo que debería ser
masculino se dice en femenino y viceversa, para figura retórica
esa-▬ y entonces ¿qué hacemos? Burro grande ande o no ande.
Petulancia de herejes.
Vivimos en la
cultura de la queja y del cotilleo y por eso estos mishaps
o
precariedades de la natura son cuestión de tanto monto. Nunca unas
teclas y unas cámaras dieron para tanto.
Ya digo,
en el centenario que se conmemora, 12 de mayo, se han dicho y hecho
bastantes tonterías. La peor de todas: convertir a este recio
ampurdanés con su perenne cachava como la de Plá, siempre con su
paquete de caldo de gallina los ojos esparcidos de lejanías, en
bastión del independentismo de montera picona y de señera calada.
Todos sabemos que no es verdad. Dalí era un españolazo total. De
los del tambor del Bruch, sardana con butifarra y vino recio en su
paladar. En él había un falangista como el de aquella centuria
catalana que dejó su piel en Brunete y uno de los caídos creo que
era pariente suyo. Así que, doña Montse, no me venga usted con
chorradas.
Los ejercicios de
lacrado de memoria nos llevan a improcedencias. Por ese camino, con
extorsiones de la verdad, ligaduras de trompas y retortijones del
Logos se camina hacia una guerra civil o a la voladura de España.
Aquí se están contando muchas batallitas y cada cual narra la
feria según le fue en ella ocurriendo tergiversaciones a mansalva.
Mienten todos más que la gaceta y aquí están estas fotos y la
entrevista que me concedió Dalí a mí que era el corresponsal en
Nueva York de la Prensa del Movimiento. Y que no he vendido la pluma
ni entregué la cuchara ni me rindo, ni me vendo a nadie. Y menos a
los contrabandistas de un nacionalismo trasnochado.
Constituye
a ojos vista un atropello a la verdad histórica de lo cual
podríamos dejar constancia y ser fedatarios todos aquellos que
conocimos a Dalí en carne mortal. Y los que parlamos con él y nos
sentamos sobre un velador de hotel neoyorquino cerca de un cubata y
unas jarras de cerveza. Había una orquesta y un mexicano no paraba
de pegar voces. Era un tipo atrabiliario y estrepitoso que no podía
ver al gachupín, que se desanclaba en denuestos e insultos contra
España cuando un catalán muy español y de Figueras lo mandó
callar.
▬Haga
usted el favor de bajar el gallo y no nos grite que no estamos
sordos.
▬ Viva
Pancho Villa. Arriba ánimas y el Guernica de Picasso. Abajo Dalí
que es un fascista.
Ya salió la
palabreja. Cuando alguien no está de acuerdo con tus argumentos te
llama fascista.
El
tipo debía de tener un colocón. Por poco sacamos las pistolas. Me
hubiera gustado acallar con plomo a aquel voceras pero bastó que le
enseñase los puños para que hiciera mutis por el foro semejante
bocazas. Una pandilla de remamahuevos nos estaba jodiendo la
democracia. Ché ¡qué bueno que viniste!
▬Yo
no digo nada.
▬Viva
Dalí, maestro del alma.
Pero entonces,
los progres, no se me olvida, pintamonas le llamaban y sus cuadros
se vendían malamente. El artista estaba en la ruina y para colmo
Gala con su cara de culebra rusa subiendo y bajando como una esfinge
por las galerías circunvaladas del Guggenheim. Los efebos eran su
perdición. Tratabas de hacerla un retrato y te mandaba a tomar por
culo o te pedía que en vez de foto te hicieras una gallarda. Era
dicaz, procaz de gestos y muy mal hablada la genial esposa rusa del
genio de Port Lligat.
Lo que ocurre
ahora es que Gerona, la ciudad de los sitios, ha vuelto por donde
solía, enarbolando bandera del no pasarán. Es la Cataluña más
provinciana, la más heroica y encumbrada en su propia altivez. Los
chopos que describiera Gironella ▬ otro que murió arruinado-▬
han vuelto a florecer. Mucho hay que subir hasta la catedral por las
tortuosas escalerillas de la judería. “Soldados de Salamina”,
una novela en el que reverbera el aliento de Federico Sánchez
Mazas su obra de adolescencia: Las
inquietudes de Shanti Andía.
Sánchez Mazas era un falangista vasco. A los nacionales se los
postergó desde un primer momento. No hay que pasar por alto que la
cultura castellana pronto pasó a manos catalanas. Barcelona era la
clave de todo cuanto se publicaba y los judíos norteamericanos y
los que recalaron huyendo de Alemania abrieron editoriales en la
Ciudad Condal. Gracias a todos estos trueques y artimañas los
vencidos en la guerra vencieron en la paz y al revés. Franco fue
tal vez demasiado generoso con Cataluña. Ese hecho tampoco se nos
negará. Así que, los que, habiendo ganado la guerra luego perdimos
la propaganda, nos llevamos las manos a la cabeza. Era sólo el afán
de perdón y de reconciliación el que guió a Franco en su
altruismo, un altruismo que brilla por su ausencia entre los
instalados por el odio, en su magnanimidad para con la otra España.
Había que soldar helgaduras mentales y divisiones del corazón.
Este dato por lo visto no interesa a los muñidores de la Aviesa que
es como llamo yo a esta democracia. Vienen de tercería y se nos
presentan con programas y lemas que datan del mioceno o del
neolítico. Los mismos discursos gastados, las mismas proclamas, lo
deja
vu.
Venga a soplar dentro del cuerno. Ese azófar de Israel es una
corneta apocalíptica terminada en cuernos que acarician las barbas
del rabino. Citas constantes al Antiguo Testamento pero toda la
Biblia no vale lo que una vida humana. A este paso nos van a quedar
ya pocos Yom Kippur. He aquí que resucitan los espectros. Las ratas
oradoras se han subido a los cajones.
Lo hacen bien. Son de una obstinación
admirable y para colmo vienen de Aragón. No dan su brazo a torcer
ni aunque les aspen. Aunque ya digo. No hay que hacerles demasiado
caso.
¿Es esto ético? ¿Es estético? Yo me
pregunto y nunca hay respuesta, jolines. La obra daliniana con
resabios de profecía teratológica del mundo que nos tocó vivir y
que él anticipó desde su paleta que cada día más se parece a la
de Goya.
Esto
le acreditaría como el segundo grande de la pintura española. Lo
malo es que en el “Gran masturbador” no hay una intencionalidad
de coyuntura como le ocurrió al “Guernica”. Lo que le sobra al
malagueño de intencionalidad política le falta al ampurdanés.
Dalí no puede negar que empezó por lo naif. Se ha puesto en juego
el lacrado de la memoria. En esta hora occidua y equívoca, muy del
gusto de los proclives al gatuperio y a la maula y de los que
confluyen y confutan pro domo sua, y confunden la velocidad con el
tocino, han conseguido poner a Cataluña también patas arriba. Sin
embargo, Cadaqués el otro día cuando fuimos de visita (hay que
llegar a él por cuestas y vericuetos, lomas y pinares y sierra
áspera) nos acogió con su serenidad y su hospitalidad de siempre.
Vimos alzarse en uno de los montes que lo clavan el radar de alerta
aérea del ministerio de Defensa. Cualquier día se plasma allí un
sabotaje. Uno se empapa de Mediterráneo y descubre recónditas y
misteriosas calas. Es la tierra para reencontrarse con Ulises y con
el amor. Maldita política. Las barcas estaban dormidas y recién
carenadas en el varadero profundo y era muy hermoso fotografiar
estas embarcaciones rudimentarias que se descubren debajo del arco
de un voladizo. La tierra de Dalí que da vista a las montañas
pirenaicas es la que cantó Verdaguer en excelsa rima catalana y
castellana y describió con acucia e intensidad de perspectiva el
gran Pepe Plá. Es tierra bella, recatada en su modestia de pubilla.
Moza catalana, que destila belleza y calma, dulce abulia, amor de
brasas, apegada al terruño. En ella se perciben lejanos ecos de
cánticos con toda esa carga de melancolía que tiene la sardana.
La
Costa Brava a la cual descubrieron antes que yo los niños ingleses
a los que enseñaba castellano en Hull, las primeras vacaciones
allende los acantilados de Dover y Blackpool, paella y sangría,
sir, very good, nice, donde se fue mi amor que se hizo de la mujer
que amaba, me recordó un cuento de Clarín que lleva por título El
diablo en Semana Santa.
Yo me la recorrí de cabo a rabo con los excursionistas de la
Imserso.
Cadaqués
se acurrucaba en su cárcava. Allí todavía hay procesiones y
dormía en la bella concha de plata abrazada al mar amante y amigo.
La ebúrnea torre de la iglesia era una almena de vigilancia para
alertar de la llegada de los piratas turcos. Bajo su halda se
arrebujaban las casitas blancas de los pescadores. No se ven en
Cataluña apenas blasones ni portaladas. La mejor ejecutoria de
nobleza es el esfuerzo. Buen país, mesocrática región. El retablo
barroco, como su poliantea recargada y que los turistas pueden
admirar desde una luna de cristal instalada en el cancel es cosa muy
de destacar.
Tendré que
volver a Besalú mitra de abades, puentes y castillos, la que
observa al peregrino un poco con la mirada del Padre Claret y reza
en castellano dulces plegarias antiguas llenas de amor divino.
Tendré que bañarme alguna vez en el mikwah al lado del río
Fluvium ─ no puede haber rotundidad más latina de formas que en
este país ─ y salir purificado para acometer una nueva era y
bajaré hasta Olot, un pueblo de levítica alzada, que nos mira
desde las cuestas con ojos perfunctorios de notario, de una gran
carga literaria, donde se venera a un cristo con la cruz a cuestas y
manteo azul que es la viva serenidad digna del Greco.
Te
entienden lo mismo si hablas en castellano que en catalán, porque
los de Olot siempre fueron un poco poetas y el lenguaje de la poesía
no admite separatismos, es de envergadura universal.
Esta parte
del mundo recuerda un poco a Asturias. Las masías son algo entre
medias de la manor
house
inglesa y la quintana astur. No hay minifundismo. Cataluña se
gobierna por la tradición del “hereu” que también define en
sus novelas Bartolomé Soler. Marcos Villarí es un libro fuera de
serie. ¿Por qué lo han olvidado? Siendo como es un canto a la
Cataluña eterna.
Para
un apasionado de la literatura como soy yo la escuela de escritores
catalanes hoy casi olvidados ─ Pla, Tomás Salvador, el propio
Soler, Vidal Cadellans ─ decir Barcelona es como nombrar la Meca.
Todos los chicos de mi generación juntábamos palabras y
emborronábamos papel con la ilusión de ganar un día el premio
Nadal, porque no en vano somos el resultado de una grafomanía que
no cesa, y hacíamos pinitos soñando con que algún día en la
noche de Reyes nuestro nombre fuera anunciado en la cena que se
celebraba en el Hotel Ritz. Todos fuimos o quisimos ser aspirantes a
ganar el premio Nadal. No se consumó el sueño, pero en esta vida
no es lo importante llegar sino caminar y el reto y el hito siguen
ahí plantados. Por eso nos duele esta manipulación del santo
nombre de Cataluña, emporio de la publicación en castellano que
renuncia al legado de Cervantes. Eso será como un suicidio. Pero,
si creen que vamos a romper la pluma o quemar los libros, van
listos. Lo van a tener muy crudo esos insensatos si quieren terminar
con nuestros próceres: Lluis Santamarina, Ignacio Agustí, Carlos
Sentís, Bartolomé Soler, el gran Pla, Sebastián Mariné aquel
tarraconense que me enseñó todo el latín que sé, Corominas o el
P. Claret con cuyos hijos los misioneros claretianos aprendí a
leer. He cantado el “Virolay” y me emocioné en Montserrat en la
celda donde Iñaqui escribió sus ejercicios. ¡Viva la Murenetta!
Por
eso, siempre
nos quedará Gerona; y volveremos a Gerona la escarpada, de
numantina mirada deshojándose a sí misma perpetuamente en el
espejo de las aguas del Oñar como la vio Gironella. Los compañeros
de Campanys resurrecto se enfundan la barretina como una carmañola.
Esta mañana he rezado ante el Cristo de Dalí para que Él que todo
lo puede conjure el peligro del separatismo. ¿De donde ha salido
ese Puigdemony?
Gerona
es el emblema de toda resistencia. Gerona siempre resiste todo
asedio, incluso el de las fuerzas que pretenden liquidar a España.
Desafió al agareno, plantó cara al francés de cuya rapiña saben
harto los catalanes de buena fe. Galdós dice que sus Episodios
Nacionales
son el alma de Gerona. Al acercarse a los muros de su castillo se
siente como un latigazo de patriotismo porque a España se la puede
amar también parlando catalán.
Todo
arranca del scriptorium de Ripoll. Nuestra vocación de escritores
viene de que soñábamos con ser amanuenses o transcriptores
volcando palo seco y neumas en los cantorales y en los códigos
miniados. Si al mundo no lo caligrafías de antemano, no existe.
Esta Nuncupatio
o prurito nominativo [el nombre siempre antecede a la cosa y el
vocablo al concepto] nos hizo grandes a los soñadores. El futuro
pertenece a los poetas que portan en todo tiempo el fuego sagrado de
la llama del saber.
Se
nos aparecerá alguna noche ese abad Oliva, roturador de campos, la
lira en una mano, la esteva y el azadón en la otra, y nos dirá lo
que tengamos que hacer:
▬Canta
y guarda silencio
No olvidemos que
el sile
et psalle
era el lema de los benedictinos y el abad Oliva está también en el
alma de Cataluña. Y en Gerona se siente la presencia, soterrada, del
general Álvarez de Castro. A dios rogando y con el mazo dando. Somos
mitad y mitad: monjes y soldados. Toda esa grandeza se encierra en la
ciudad de Dalí y del descatalogado Gironella con su monumental
prosa. Lo exprimieron, lo sacó el jugo y lo arrojaron de sí.
Dijeron: tuvo su época; ¿éste para que lo queremos ya? y es así
como uno de los autores que más dinero ganó en España logrando
algo tan difícil por estos pagos como es vivir de la literatura
moriría en la pobreza. Pagó la culpa y hasta eso no le fue
perdonado: escribir en castellano... Gironella en el foso del olvido
y un Dalí resurrecto y manipulado y al que pintan como nunca fue.
Pero aquí todos a callar. Bono ese político manchego nefasto ha
hecho conserjes a los que Franco nombró capitanes o les dio las dos
estrellas de teniente. Tampoco es para echar en saco roto que fue
precisamente Franco el que restauró la gran biblioteca de
Montserrat, aunque para su desgracia, traidores y corifeos de la
felonía, desde sus estrados partió el grito de rebelión:
▬ Volem
bisbes catalans.
Para ustedes la perra gorda. Pero no llevan
razón. Aviso y el que avisa no es traidor. Y a ver cuando nos
devuelven los papeles De Salamanca que nos usurparon con la anuencia
de Carmen Calvo esa cordobesa medio tonta y necias pero que ha
llegado bajo el designo de los Mandiles nada menos que a vicepresidir
un gobierno.
Capítulo 5
ILIBERIS
ORÍGENES DEL CRISTIANISMO EN ESPAÑA
Por mucho que se
les lave la cara, nadie podrá arrebatarle a esa gente que siempre
llegaba de Berbería, con nocturnidad y alevosía, el título de
piratas. Se me vienen al pensamiento las palabras siguientes que
recuerdan antiguos horrores y suplicios a mis antepasados: redención
de cautivos, alfaqueque, baños de Argel. Y por supuesto los versos
de aquel fraile mirobrigense que ahorcó los hábitos para seguir a
una alemana e ir a defender la cruz del emperador asolada por los
sarracenos en Praga.
Ribaldo eres amor
En perfidias el turco
No se te alcanza.
El soldado de
España, autor de estos versos, y que quebró en Viena algunas
de sus lanzas, las de hierro y las de sus amores, se llamaba
Cristóbal de Castillejo y es un poeta al que a todos les recomiendo
para leer estas pascuas.
Razón de más para volver a Granada. Clarines
de anúteba. Clamor de campanas. El enemigo está poniendo sitio a
la plaza. Este gobierno de Ankara, tan diserto, tan aseado y
políticamente correcto, pro occidental nos dice, es uno de los que
con más tesón se ha movido junto con Marruecos para conseguir la
islamización de la Ciudad a orillas del Darro y del Genil. Nos
están vendiendo la burra mal capada. Nos ponen la historia del
revés.
Es evidente que
lo que nos tratan de demostrar era que doña Isabel de Trastamara
que quería entrar en Constantinopla y en Jerusalén con sus
milicias de la Fe era una iluminada. Eso de las cruzadas no era más
que una patraña. De lo que se trata es no ya meramente de
descatequizar a España sino de conseguir la islamización de
Europa. Así de crudo. Así de total. Razón de más para volver a
Granada aunque este regreso no pueda ser físico. Más bien
sentimental. Cuando nuestra vida, nuestra hacienda, está amenazada,
hay que tomar báculo de camino, echarse el morral y la cantimplora
a la espalda, hacerse en las cáligas o en las abarcas que heredé
de mi abuelo una buena lazada. Calarse las antiparras y repasar
nuevamente el libro que yacía en el polvo del armario, y que se
llama “Guía de Perplejos”. Bambi feroz deambula por el bosque,
y yo con estos pelos.
Como aquí nada
es lo que parece y todo anda dado la vuelta, no es un gamo. Tampoco
un alce ni un sarrio ni ninguna otra clase de venado. Nos metemos ya
en los ámbitos de la alegoría. El mundo se ha vuelto tan
paradójico que la actualidad semeja a uno de esos capiteles
historiados del románico. Desde el capialzado de las arquivoltas
nos hablan las harpías, se montan unos a otros los marimachos
cuerpo de león y pico de corneja, tocan la campanilla mientras se
zampan racimos de uvas dos campesinos borrachos con aire de
saltimbanquis con cogulla. Son los famosos hocuspocus
que ambientaban la entrada de las catedrales con juegos de manos.
Allí estaban la última vez que fui a venerar la tumba de los Reyes
Católicos. Seres fantásticos Ciertamente, que Cristo reina y
reinará siempre en la mandorla del Pantocrátor. Mas, rodeado de
monstruos, su trabajo le cuesta. Un teatino─ es imagen que tengo
yo grabada desde que la vi esculpida en una misericordia del coro de
la catedral de Zamora─ ha bajado a los infiernos y predica a los
diablos, que tienen todos cara de burro y se muestran de una euforia
que no hace pensar en un templo cristiano sino en las sinagogas de
Satán, donde la gente se mueve mucho y parlotea más, hace que reza
y no reza y se arrasca luego por detrás o habla de sus ganancias y
de la combleza que les salió en la ciudad.
Allí se trata un
poco a cachondeo a la deidad entre salmos sin gloria patri y mucho
meneo y rumbo de filacterias. A esos oradores no perderles de vista.
Escupieron para arriba y fueron a refugiarse a la corte del Gran
Turco y del Alauita. Jurarían que un día vendrán, pueblo duro de
cerviz, empuñando con la siniestra un tomo del Corán, y con la
dextera el pomo de la espada. El trapo verde insignia del Profeta
con el que quieren entrar bajo palio en Granada les servirá de
mortaja. El mundo ya no es mundo sino una aldea global y estos
trinos andan en boca de los enterados del aduar mediático. ¡Joder
con la tarjeta de felicitación de Navidad!
Sin embargo, yo pienso que eso de escupir para
arriba puede ser peligroso. Su propio gapo les aterrizará en la
cabeza. Estas alianzas con el mahometano casi siempre salen mal.
Luego les cortarán la cabeza y tendrán que apostatar como hicieron
con Maimonides. Creo que a vuela pluma he explicado ese concepto de
las sinagogas de Satán; tales conventículos nada tienen que ver
con las sinagogas del amor donde resuenan los cantos de David. En
ellas predicó Cristo Jesús el Mesías. Ya va siendo hora de
separar a los corderos de los cabritos, de trazar una divisoria
entre préditos y bienaventurados.
Vuelvo a Granada,
vuelvo a mi hogar. Gracias, Miguel Ríos por prestarme ese
estribillo. No me hagas pagar derechos de autor que estoy sin
blanca. No soy más que un pobretón escritor de Internet, amante de
los profetas y de sus enseñanzas y que canta las verdades al lucero
de alba. Puede que me vuelvan a crucificar, ya ves tú, pero no pasa
nada. Nunca pasa nada y si pasa (lo que decía José Antonio) ¿qué
importa?
Le crecieron zarpas al cervatillo y le han
salido en la maula unos colmillos de gato pardo o que para sí los
quisiera el león. El león se aparea con el cordero y se están
convirtiendo los arados en lanzas. Discursos de Isaías al revés. A
esta gentuza siempre le gustó darle la vuelta a la historia, sacar
los ríos de madre, profanar los altares, jugar con los símbolos y
retorcer los cojones del personal atacando lo más vivo de sus
creencias. Por una cosa así ya mandaron crucificar al cordero
inocente, y a otros muchos más, Un poco apocalíptico ¿No?
Vendrá a separar
los corderos de los cabritos pero se cachondean ahora de sus
amenazas, raza de víboras, pregonadora de que Ese Hombre no
existió. Bueno pues yo pienso con el Credo de Nicea que escribió
precisamente un andaluz que vendrá a juzgar a vivos y muertos. Es
su táctica estos últimos años amargarnos las pascuas o mandarnos
por el imeil Christmas envenenado.
Por Nochebuena
dieron mulé a Ceaucescu y Rumania se alzó en armas el año 89 y
otra navidad al Cara de Piña le echaron mano y bombardearon Panamá.
La gringa Collares,
esa prenda mal hablada que pronuncia la palabra cojones en inglés
con bastante garbo, ordenó con la aquiescencia del sobrino de don
Salvador de Madariaga (fíate de los liberales y demócratas de toda
la vida) bombardear Belgrado, una de las tres cunas de la ortodoxia,
un Viernes Santo.
No caían,
precisamente, margaritas sobre los templos con cúpulas de cebolla
sino obuses de gran calibre, llenos de radiactividad y carga de
muerte y enfermedad, desde las panzas sofisticadas de los F-15. Son
doctores de le hermenéutica que se atienen al abraxas de los
símbolos y actúan siempre con segundas. Para muestra un botón.
Aquel bombardeo nos puso en antecedentes de lo que iba a ocurrir
después. Se había firmado, en perjuicio de Europa y la
cristiandad, la alianza con el otomano. Eso no hay quien lo mueva.
Nos avisaron y el que avisa no es traidor pero aquí estamos todos
templando gaitas. Metiendo todos la cabeza bajo el ala y a cobrar,
sospechando del hermano, pleiteando con el vecino [cómo es posible
que las familias se lleven, Dios santo, tan mal] y cada uno a su
bodigo, cada mochuelo a su olivo y cada pobre a su pajar. Ahora las
pagaremos todas juntas. Fomentaron las rencillas entre hermanos.
Pusieron pueblo contra pueblo. Aldea contra aldea y ciudad contra
ciudad.
¿Es el Sacromonte la espina dorsal de mi
patria? ¿La quiroteca donde se guardan los huesos más santos de la
España sagrada, el tarro de las esencias por decirlo así? Ha sido
nuestra cuna profanada. Pavanas de la muerte danzan bayaderas
negras. Pisotean nuestras reliquias. Al fondo estallan carcajadas.
Nadie dice la más mínima no ser que sea políticamente incorrecto
y se enemisten con el Amo que desperdigó por la faz de la tierra
toda una hueste de cajeros automáticos y de contadores espías. Las
bacantes tienen por virgen a una tal Herodías por cuya causa
maligna se cometió un asesinato. Descabezaron al santo de Israel y
el santuario profanaron.
Leo casi con
desgana a Hurtado de Mendoza en sus anales perfectos que se llaman
“Historia de la rebelión y castigo de los moriscos”. España
aquella vez derrotó al terrorismo islámico del que algunos
escritores que reciben un sobre bajo cuerda de los jeques y se van a
vivir a los palacios de Medina Azahara hacen apología del
terrorismo en quintas columnas enigmáticas. ¡Cuanta furia traen
los papeles! ¡Cuánta infamia! Go digital, baby.
No era sin embargo una forma de bajarse al
moro. Todo lo contrario. Era volver a las raíces perennes.
Precisamente fue en Iliberis o en Iliberris y luego Elvira que
comenzó la larga andadura de la cristiandad en la nación española.
Allí fundó uno de los Siete Varones Apostólicos, San Cecilio, la
primera diócesis. ¿En Iliberi o en la vecina Acci a la que los
árabes renombraron por Wadix el Guadix actual y también obispado
venerable e importante seminario hoy sin seminaristas?
Allí aprendió
las primeras letras uno de los grandes impulsores del periodismo
español: Juan Aparicio y maestro de tantos y tan buenos
profesionales. ¿Don Juan era de Murtas? ¿De Castiñeiras? ¿De
Trevelez, el pueblo más alto de toda la Iberia, buen jamón para
pasárselo por el pico a los que abominan del jalufo, que será
impuro el animal pero están buenos hasta los andares? ¿O de
Lanjarón? Sobre las haldas de los escarpados montes que hacen
pensar en las laderas de un nacimiento de chocolate. Va a
nacer el Niño y yo no tengo que llevarle. Pero voy pa Granada en
busca de las nochebuenas del recuerdo que quedaron colgadas de las
crestas penibéticas, verdadero lomo del mundo. Alto faro de la
España Sagrada.
¿Cómo renunciar
a nuestras creencias seculares y columpiarnos de las lianas de la
apostasía? Granada es baluarte de mi fe. Por eso hoy Nochebuena de
2004 me pregunto si no vendrá de esa querida tierra que recuerda al
paraíso terrenal si no vendrá de Granada este dulce sentir.
Es la llamada del Portal. Vamos, pastores, vamos. No puedo
menos de evocar aquí a don Juan con su cara de luna con su
mayestática verticalidad. Sin embargo, está a punto de nacer el
niño y yo no tengo que llevarle. En mi ruta me cruzo con cuadrillas
de gallegos que vuelven de segar y cohortes de cortadores de
cabezas. El Amazonas está en Madrid. Todos los cortadores de
cabezas han aterrizado en esta ciudad la marea de pateras que no
cesa. El alcalde Gallardón les abrió la puerta. Ladrones y
carteristas rumanos por todas partes. Cuatreros de automóviles que
llegaron de allende el telón de acero. Vamos, pastores, llevemos
requesón y miel al Portal de Internet huyendo de la barbarie. Allí
el Amor yace reclinado entre pajas. Nos bendice desde el pesebre de
una página Web.
Mas, como soy
perro chico y hombre despreciable, ya no tengo quien me sueñe, ni
me cose ni me lave. Tampoco tengo nadie que me publique a no ser el
bueno de Navas. El furor uterino relincha en las esquinas entre los
ollares de las yeguas del recuerdo que hembras al fin y al cabo se
dedican a pisotear los cuadernos de las antiguas partituras en cuyos
neumas antiguos se guardaban los secretos de los antiguos cantos.
Ahora no valgo un chavico. Ya valdré más. Y tú no ates moscas por
el rabo. Satanás, a ver si te callas. Pronto sonará el grito de
vayámosle a enforzar.
En una ocasión
le vimos llegar, la poderosa testa de patricio romano, la voz clara,
el pensamiento jonsista y fundador, el aire cansado de bregar por
los caminos de cabras de la política, y por arduas sendas de
la Alpujarra, con su cachava y su oronda humanidad a la redacción
de SP que estaba instalado en el suburbio de los traperos, un garaje
allá donde la barriada de Estrecho perdía su honesto nombre, en la
calle de Santiago Cordero; fue todo uno quitarse el sombrero de
felpa, enjugarse el rostro con un pañuelo de hierbas, y decir:
—Vengo de mi
Penibética.
Detrás de este
barrio trapero había unos descampados solemnes e intransitados del
amor, un poco como el pícaro Cerro la Plata, lado norte, donde
tusonas misericordiosas te echaban una firma y te hacían un favor a
duro el cuarto de hora. Las putas y los periodistas y los curas
preconciliares siempre vivíamos contiguo, según manda la
tradición. En residencias pared de por medio. Entonces las chicas
eran de pago y no había tanta violencia de género. Ahora ya no.
Ahora cada oveja con su pareja. El perfil de los tiempos es más
recio. No está el manto de Magdalena para tafetanes, ni el verde
para pitos, ni el alcacer para zampoñas. Solía decirse.
Vaya mi
homenaje al hombre que vestía siempre de luto. Escritor
fundamental, el murciano Martínez Mena amanuense de don Juan
Aparicio. Creo
que fue Martínez Mena, un señor que siempre vestía de negro, por
sus lutos constantes ─ se le había muerto la suegra y acababa de
enterrar a su padre y a su madre─ y que escribía unos cuentos y
unas novelas que ahora se dejan leer con delectación melancólica,
el que le trajo una gaseosa del bar del Tino y el escritor, el
periodista, que había venido a ver qué hacía Rodrigo Royo con
todos aquellos chicos con ganas de meter caña, una juventud venía
pidiendo paso y Juan Aparicio era un chaval de 75 años, bebió con
delectación toda una jícara. Sed de justicia social. Ansias de
España que siempre acaba matando a sus profetas y dando la espalda
a sus verdaderos hijos. España dulce patria de extranjeros. ¿Cómo
aventar el polvo de nuestras perfidias iconoclastas y sacudirnos las
alpargatas en el camino?
No es que don
Juan hubiese hecho todo el itinerario desde la Sierra Nevada nativa
per pedes Apostolorum, sino que le había rendido su caminata desde
el metro hasta aquel cuchitril entrañable y en aquellos tiempos con
los ardores del resistero agosteño (entonces hacía mucho más
calor en Madrid y los veranos eran veranos).
Estaba jadeante y
creo que Juan Santiso, el fotógrafo gallego de SP, le hizo una foto
y yo una de mis primeras interviús nada menos que a don Juan
Aparicio una institución en las letras hispanas y sin embargo
hombre sencillo el fundador del “Español” que no se cansó de
repartir juego y trabajo abriendo tantas sendas y perspectivas a los
que empezábamos. Era hombre que congregaba en vez de disgregar. Ya
quedan pocos periodistas así, con un sentido de corporativo. De
amor al cuerpo. ¿Vendría de Granada aquel lejano sentir? Yo jamás
la vi. Ha sido un poco mi condena, como dijo el poeta, de ser ciego
en Granada. Pero de García Lorca no nos vamos a poner a hablar
aquí. Me machacaron ese nombre desde niño sobre las orejas y tengo
los tímpanos destrozados de tanto oírlo. Más tarde he llegado a
descubrir que no es tan buen poeta como dijeron. Que nos lo
pudieron en los cuernos de la luna. Más que un escritor, dramaturgo
bastante bueno que sobresalía del montón, era la bandera de un
ajuste de cuentas. Cuando el Arte se confunde con la Política es
como esa razón que cría monstruos. Estos odios nos conducirán de
nuevo a los aguafuertes de Goya. Juan Aparicio fue en un mi vida
como en la de otros muchos que empezamos mucho más significativo.
El granadino perdonó mi bisoñez y mi
nerviosismo y me dio uno de esos sabios consejos que se olvidan
difícilmente:
— Mire,
joven, el periodista es mitad tesón, mitad olfato y una quinta
parte de mala leche. A la noticia hay que darles siempre la vuelta
como a las tortillas. Siempre escriba un poco al refez y al desgaire
y como quien no quiere la cosa.
Creo que siempre
tuve buen olfato pero me faltó la mala hostia. La candidez de
paloma ─ ese creer en que to
er mundo e güeno ─
creo que fue mi perdición. Pero no crean también poseo mis propios
recursos y estoy vacunado contra esas miasmas. No soy un iluso.
Don Juan era
accitano y se desmarcaba ya en aquellos tiempos por su buen decir y
su elegante prosa cuajada de archipámpanos y de citas al quiebro.
Nos enseñó a capear los cuernos del morlaco de la censura. Hoy ya
no se escribe de esa manera y los censores hogaño comparados con
los pastueños mansos de entonces son miuras astifinos que casi ni
se pueden torear. ¿Qué fue de aquella vieja libertad? ¿De aquel
compañerismo? Los profesionales de entonces se han convertido en
amanuenses a sueldo del Gran Hermano. Es un señor en el curul
potestativo sentado y no os dejará pasar ni una. Gobierna gracias a
un invento muy suyo que es el terror y esparce el humo de la
confusión para no dejar pistas. Si le cantas las verdades, dices
que eres un instigador del odio, y esparcidor de la cizaña
xenófoba. Hay temas que no se les puede ni tocar. Son sus
comodines. ¡Ay de ti si le pisas su parva! Con los tontos hace
gavilla y la ignorancia es su caldo de cultivo particular. El miedo
se esfuma como la esfuma pero es omnipresente.
No se le
ve al miedo. Pero haylo. No existe apenas sentido del humor y en las
redacciones había un perenne cachondeo. Frente al envaramiento
actual éramos como más fraternos. Pocos pájaros hogaño quedan en
los nidos de antaño.
Se trata de
explicar el mundo de una forma demasiada simple y escueta a lo
norteamericano cuando la vida tiene tantos recovecos y es tan
compleja. Siempre me ha aburrido ese estilo anglosajón. Por
ejemplo, el NYT sin el que no podía vivir mi admirado Manolo Blanco
Tobío (tenía que tener un ejemplar de ese diario junto a la taza
de su desayuno) es de un estilo ramplón y pedestre en el que se
detecta que la lengua materna de muchos de sus redactores, de origen
hebreo, no era el inglés sino el alemán. Estilo periodístico
convertido en prosa curial. Con las galeradas de la mentira se hacen
pajaritas de papel y galernas que se transforman en tempestades en
lejanos puntos. Hay que vender armas. Muñir revoluciones.
Lo objetivo nos
esclaviza. Lo subjetivo nos hará libres. Yo prefiero el candor de
las parábolas evangélicas a lo abstruso del pensamiento de
Kundera. Y candorosa y evangélica es aquella Penibética que traía
don Juan en su semblante paternalista. No se quitaba la camisa vieja
pero la de don Juan no era azul sino negra.
Cuando yo
le conocí ya iba camino de la edad provecta pero seguía
conservando aquella voz clara que parecía brotar de los manantiales
de Lanjarón y era tan cristalina como su pensamiento. ¿Vendrá de
Granada este dulce sentir? Cerca de la puerta de Elvira estuvo el
hontanar de nuestra civilización.
Otros aseveran
que la piedra fundacional, la roca del nuevo Israel sobre las raíces
de la cepa ibera fue colocada en Ávila cerca de Mingorría por
el obispo san Segundo que fuera discípulo de san Pablo. Nos cuadran
nombres vascos. ¿Toda España fue Vasconia en la remota antigüedad
o fue la cosa al revés? ¿Vendrá de Granada este lejano sentir? Yo
jamás la vi. Al
volver a Granada no nos bajamos, por tanto, al moro sino al
cristiano. Al conquistar esta plaza los Reyes Católicos al cabo de
de 777 años recuperaron el talante de nuestros ancestros. Una forma
de ser. Es el espíritu ibero que cabalga entre la niebla de los
años perdidos desde la Puerta de Elvira hasta la de Bibarrambla.
Y allí
habló un alfaquí de barba florida y cana. Me vienen pujos del
romancero al evocar aquellos versos que yo escribí recorriendo los
claustros de Oxford. Iliberri con su poder evocativo forma
parte de la España sagrada. Volver a Granada por tanto significaba
algo más que la letra de una canción de Miguel Ríos que nosotros
empezamos a canturrear desde el corazón. Todo es como un gran
popurrí, una bella jarcha a ese laberinto español, esa empanada
mental que llevamos dentro. Al que amamos y al que ay también
maldecimos pues lo desconocemos. En el pináculo del Mulhacén se
encuentra nuestra aula mater. Montañas nevadas, banderas al viento
sí, y una ilusión en el pecho. Soy cristiano y no me arrepiento de
proclamar esta fe vieja. Lo sé. I
am the odd man out, pero
siempre me gusto ir contra corriente.
Yo pertenezco al
mundo críptico y adopcionista de los Beatos y los códices
iluminados. La estirpe visigoda abrió ventanas al arrianismo que
postergaba la divinidad de Xto. a su humanidad
Conviene tener
presente que Granada es anterior al catolicismo romano y a los
cánones, puesto que la fe en Cristo llegó a España por el sur, no
por el norte de la mano de los bizantinos y los varones
apostólicos. De ahí esa tendencia que tuvo esta religión entre
nosotros a la herejía (Prisciliano, los donatistas, los arrianos,
el adopcionismo típicamente hispano) pero ya lo decía san Agustín:
“Opportet haeresses esse”. Sin herejías no vamos a ningún
lado. Del alma contestataria de España surgieron muchos
gigantes. Iliberri, nombre vascongado, quiere decir libre y de
accitanos y de libertarios aquí todos tenemos algo. Nos derrotó la
noche y somos hijos del sol. Córdoba áurea y senequista que
nada tiene que ver con esos licurgos y zoilos, perros de muchos
collares, que se amariconan y sodomizan entre sí, cálamo currente,
chorreando sangre y lefa, no me habléis de cuestiones tan
aljamiadas. Yo pienso en san Leandro y en san Eulogio y por supuesto
en la sangre virgen de Pelayito de Tuy, el hijo de aquel obispo que
no quiso renegar. Profanaron su cuerpo. Le hicieron cuartos y lo
arrojaron al Guadalquivir. Crudérrimos califas a los que
ahora les dan bombo y pasan de tolerantes. ¡Qué va! Son cosas del
nuevo talento y el talante. ¿Quién no teme al Bambi feroz?
Manguemos de nuevo los astiles y paguemos al ulema su soldada.
Tengamos apresto el mangual, por si acaso.
Hubo una
época de oro en la historia de la iglesia, la de los mártires. En
aquel tiempo los perfectos de media cristiandad miraban a esta
ciudad como puerta del cielo y hacia ella se acercaban peregrinando
a tierra de moros en busca del martirio seguro. Esa creencia, una
constante en la alta y baja edad media, llega hasta los años de
Teresa de Ahumada. Ella se escapó del hogar en compañía de su
hermano Rodrigo a tierra de moros. Iban buscando la rueda de
Santa Catalina con sus cangilones de oro que portan los ángeles y
en cuyos giros y evoluciones de convólvulo abren la puerta del
paraíso. ¡Qué envidia me dan! Hoy ya nadie quiere derramar la
sangre por el Salvador. El cielo de Andalucía está empedrado de
cornelinas. Todas las gemas del cielo brillan con luz propia. Son
los cuerpos de los mártires que rutilan transformados en luceros.
Han
colocado cipos en la Ruta de la Plata, la que nos conducirá a
Iliberis por las strata con sus puentes, sus piedras cinerarias, los
templos y edículos del camino con el óbolo a los dioses, los pozos
de mi sed, el polvo de las cunetas cubriendo las cáligas y crépidas
de los legionarios romanos. Curiosamente los “ferentarios” o
fuerzas de choque de estas divisiones no hicieron la guerra con
botas ferradas sino en alpargatas. Detrás de sus estandartes
caminamos. La cohorte avanza detrás de los équites de Germania. En
los macutos de estos mílites que provenían de Dacia y de
Constantinopla vino la cruz de Cristo.
Fueron
encontrados anillos signatarios de los centuriones en los que se
esculpía el “ixthios” o pez eucarístico. Pero también las
excavaciones atestiguan que el proceso de romanización y de
cristianización fue lento. La moneda en el interior de algunas
calaveras confirma la creencia de que Roma enterraba a sus difuntos
metiendo una moneda al muerto entre los dientes para pagar la
soldada al barquero que nos pasará a la otra orilla, esto es:
Queronte.
Y a los pies de
la sepultura queda siempre un ánfora sepulcral, alguna figurilla de
Baco con un odre de vino a mano, las efigies de Venus, algún
sátiro. Incierto más allá, pero Roma creía en la vida después
de la muerte a través del amor a sus difuntos. El Lacio sentía
henchírsele el corazón de vida eterna. Construía siempre no de
cara a la galería como algunos arquitectos pelanas sino pensando en
la eternidad. Ciertamente, es cosa de admirar esta “cupiditas
aedificandi” de los “structores” de Roma.
Eso hizo más
fácil las prédicas en España de San Pablo y de los Varones
Apostólicos. La taxonomía evangélica fue calando poco a poco.
Proceso de ósmosis ¿Vendrá de Granada este lejano sentir? Soy
cristiano pero esta fe no presupone a mi fe contra las deidades
antiguas de mi tierra ancestral. Antes bien, las complementa.
Creencias y supersticiones las arrastro, pues, como todo español,
en la masa de mi sangre. Hay
lugares mágicos, centros que salvan y ciudades como Granada donde
uno se encuentra bien. Además reconquistarla costó mucha sangre.
Pingan de las almenas y matacanes los estandartes del valor. Y yo
necesito mis tégulas, mis idolillos y mis rosarios para ir tirando.
Me parece una aberración la idiosincrasia de un Dios a palo seco en
las alturas que te habla desde una nube o desde una zarza
incandescente. Estos dioses míos, mis santos del día —los
españoles tendríamos que canonizar a ese santo y sabio abad que
fue fray Justo Pérez de Urbel que nos regaló con sus menologios,
sus leyendas áureas, y que cada día tenga su patrono—,
no dejen, cuando me vaya, de pagar el gallo que le debo a Esculapio,
ni de ponerle perejil a san Pancracio para que nos toque la lotería,
que me libran de capillas sin altares y días a palo seco. Aquí no
somos jansenistas. Llevamos mucho cascajo romano metido en las
sandalias, como chinas en el zapato. Somos masoquistas, hechos del
barro. Nada humano me es ajeno y de vez en cuando es necesario que
haya herejes. Los desvíos ayudan a encontrar de nuevo el camino. La
lectura de las epístolas de san Pablo no me hará apostatar como a
Lutero sino que me conducen a Granada. Opportet
haereses esse.
Conviene que haya herejías pero no me den telepredicadores
norteamericanos que es lo que más aborrezco en este mundo. Que
alguien alce el gallo y lleve la contraria. Un mundo monocorde es
muy aburrido. La historia de la Iglesia no es pensamiento único.
Esa es una de sus mayores grandezas: la diversidad ecuménica dentro
de la unidad o catolicidad. Los monolitos me asustan. Cosas de un
solo bloque como la piedra de la Kaaba son profanaciones dogmáticas
de la solemne libertad.
Nos gusta
construir casas y afirmar esquinas. Ese legado romano pervive
también en la raza o, si no, fíjense en que ahora aquí y ahora
todo está montado sobre este andamiaje de ladrillos y adobes.
Edificadores somos, piedra a piedra, de la casa del señor. Cristo
es el gran aparejador. Queremos se conserven las diócesis de la
Penibética, la Tarraconense y la Lusitana y que no vuelvan las
coras
(división territorial muzlamita). Nos llamarán rumíes, nos
llevarán a las hijas al harén, retajarán nuestros cuerpos pero
nunca nuestras almas. Esta es la historia de una vieja lucha con
improntas en la historia de recuerdos trágicos. ¿Por qué volver
de nuevo a empezar? Murallas de Paparanda, guaridas de libertad,
lejos estáis de mí. Lo primero que hicieron los conquistadores
tras Guadalete fue cambiar los nombres de las calles y cambiar las
toponimias. Iliberis se convirtió en Elvira y más tarde en Medina
Hadira: Granada. Poco a poco se fue degradando por estadios: urbs,
civitas, populus, mansio
a orillas del Darro y el Genil. En el Sacromonte se encuentran las
cenizas de nuestros santos. De los que dieron testimonio. Hay citas
de esto en el códice Ihata escurialense que incluyen los nombres de
los primeros obispos de Iliberis después de san Cecilio del que se
dice que era ciego y que curó su ceguera cuando Cristo le impuso
las manos. Pero ya les iré contando más cosas de este reino
apasionante. Basta por hoy. Acepten sinceramente esta carta de
Navidad de quien todo el empeño, el mejor talante, les desea
parabienes en la nochebuena y unas Felices Pascuas. Seguiremos con
el tema otro día.
Capítulo 6
CÓRDOBA LA SULTANA.
Los
episcopologios de Iliberri e Hispalis atestiguan que san Cecilio fue
la primera mitra de esta sede, fundada supuestamente por el propio
san Pablo. Una leyenda muy bonita cuenta que éste era un mudo que
siguió los pasos del Señor cuando predicaba por los caminos de
Galilea. Jesús le curó de su enfermedad en uno de sus muchos
milagros, lo mismo que su hermano Tesifón, otro de los varones
apostólicos, que era ciego. A ambos les ordenó sus discípulos en
la segunda leva de los 72 que hablan los Hechos y acompañaron a
Santiago en su primer viaje a Hispania donde estaba Iliberis, la
ciudad sagrada por excelencia de los iberos.
Allí
consiguieron la renuncia de sus moradores a los ídolos. El Códice
Emilianense del Escorial cita como sucesores en el obispado de
Cecilio a Gaponio, Batonio, Ascanio, Leubesindo, Eucario, Aganio,
Trectemundo, Arginamdonio. Todos
estos nombres cubren esa larga azeuxis o hiato cronológico de los
primeros siglos del cristianismo que median entre el siglo segundo y
el octavo.
Iliberis tuvo
fuertes relaciones con la silla de Gerona y la de Tarragona, así
como con Toledo e Hispalis. La historia tuvo sus días y sus fueros
y en este tiempo todo está confuso. Las sedes episcopales eran
independientes o iglesias autocefalas. La primacía no la ostentaba
Roma sino Bizancio y los patriarcados de Antioquía y Alejandría.
Los concilios para ajustar las normas de la fe y la conducta eran
frecuentes y a uno de ellos, el de Nicea, Hispalis envió al
presbítero Osio, un poeta. Una composición suya se adoptó como
Símbolo de nuestra religión y es el Credo que los cristianos
después de casi diecisiete siglos.
Nuestra
religión se abrió paso en medio de grandes debates. Aquí el
arrianismo caló hondo y picó alto pero Isidoro se convierte en
campeón de la ortodoxia con sus “Etimologías”. Eulogio de
Córdoba y san Leandro cierran filas entorno. Una reflexión sobre
las ponencias en los diferentes concilios de Toledo, Tarragona,
Sevilla y Zaragoza, Sevilla y Elvira, en uno de los cuales se adoptó
la norma del celibato para los clérigos nos da la clave de por qué
hubo aquí tantísimo debate. Es bueno que surjan herejías y aquí
a los españoles de la España Sagrada nos gustó siempre discutir
pero llegó el Bambi Feroz y se acabó la tertulia. Pasa siempre.
Los dulces trenos y las bellas palabras del coloquio concluyen bajo
la cimitarra de Almanzor o el mangual de don Pelayo. La letra con
sangre entra. No nos engañemos. No hay más cáscaras. No vine a
traer la paz sino la guerra.
Tengo que
luchar en este día a día de la vulgaridad contra muchas simplezas
y puerilidades. El personal se descuelga con salidas de pata de
banco. Para consolarme vuelvo a la Vida de los Santos. A san
Leucesquinto tomemos por caso. Fue un diácono que fue martirizado
en Anfitrio, la antigua Hita, en tiempos del emperador Domiciano. A
este testigo de la fe se le cita en los anales del concilio de
Elvira el año 305. Era costumbre en la ortodoxia. Y de ello habla
el griego Kazankakis. La hueste cristiana, cuando el turco llegó de
Anatolia, iba de un lado para otro con las reliquias de sus santos a
cuestas.
¡Viva Osio,
columna y sostén de la iglesia! Otro santo importante entre los
mozárabes que redactaron la profesión o “confessio” nicena
para llamar herejes a los arrianos que no creían en la Santa
Trinidad. Atanasio lo defiende pero ─ lo que son las cosas─
dicen que a última hora, llamado por el emperador Constancio a
Milán, bandeó y se hizo amigo de los que combatía, los obispos
Ursacio y Valente. Por ello la iglesia latina no llegó a
canonizarlo aunque de Osio habla primores san Atanasio. El menologio
griego nos dice: “et Osius obiit in exilio”. El cordobés nunca
regresaría a Córdoba desde su destierro de Simio. Le sucedió
en la sede iliberitana Gregorio el Bético patrono de la ciudad de
Granada y que debió de nacer hacia el año 300. Fue un tiempo de
grandes disputas teológicas, este de la azeuxis, del gran hiato en
los anales eclesiásticos y ahí tenemos al antipapa Ursicino
combatiendo al papa san Dámaso. Y hay quien nos dice, pues las
crónicas son muy oscuras, que este Gregorio se contaminó de
arrianismo y que una vez se le salió la lengua de su sitio, pero se
le apareció la Virgen y tocándole la garganta con su manto volvió
a recuperar las cuerdas locales y se hizo católico.
Se le cita en
unas cartas que escribió a Potamio ob. de Lisboa. La esposa del
emperador Teodosio le encarga que escriba un Tratado sobre la
Trinidad que le hace ser blanco de malquerencia y persecución por
parte de la arriana secta a la que combate con toda esa furia de los
conversos. Puede que fuera un hombre de temperamento agresivo y
extremoso, imbuido de un cierto catarismo o anhelo de perfección.
Mala cosa. Cuando en la iglesia se habla de una vuelta a los
principios, a la pureza de la fe, hay que echarse a temblar. Pronto
rodarán cabezas y correrán ríos de sangre. Hay en el anhelo
místico una cierta inhumanidad y esto va con las predicas de Cristo
que quiso encarnarse en la textura de nuestra piel, hecha del barro.
Conservamos un
rescripto de Teodosio en que se cita a este obispo que predicó el
regreso a los orígenes y, desengañado de las cosas del mundo,
predicó la huida al desierto, como tantos y tantos santos
mozárabes, patronos de nuestras villas: san Frutos, santa Casilda,
san Valero el Ventolera, san Eulogio y otros muchos bienaventurados
locales de procedencia oscura en cuyas hagiografías la realidad se
mezcla con el símbolo. Pero a mí que no me vengan con historias.
Estas dulces mentiras o medias verdades se nos convierten en
verdades enteras que nos ayudan a vivir y a ir tirando. La Virgen de
mi pueblo es más guapa que ninguna y tuvo el desparpajo de decirle
a la del Pilar que si tú eres aragonesa, yo soy segoviana y con
sal. ¡Anda!
Pusiste, Señor,
miel hiblea, miel de Sicilia, en los labios del salmista y con sus
palabras te cantamos. No interrumpan los coros el suave concento de
la belleza. Y, si la miel la buscaban los emperadores en la isla de
Hiblea, la sal la portaban de España a Roma aquellas naves
onerarias, en los que se pagó el pasaje a los apóstoles y
predicadores, hemos de estarles muy agradecidos de por vida. Nos
enseñaron el Evangelio. A leer y a escribir. Gracias a ellos
fuimos tirando hasta los tiempos de Juliano el apóstata. Va de
traidores. Porque todos los traidores se llaman así pues fue
un conde Julián que entrando en tramas con un obispo libelático y
judaizante, un tal Oppas, quienes llamaron a Tarik y su hueste en
una tenida que hubieron con los de la sinagoga de Gibraltar. Y desde
entonces para acá lo de Gibraltar trajo cola. Es todo un símbolo
para blandir contra nosotros que agitan las aguas negras del río
del odio a la cristiandad.
Acci fue la madre
de las siete sillas apostólicas. Ya decía yo que don Juan Aparicio
cuando vino de Guadix a vernos a la paridera en el que tenía su
redacción el primer periódico para el que trabajé tenía algo.
Fue la sede primada en el mundo visigótico. Uno de sus templos
levantado sobre un ara romana es uno de los más antiguos del país.
La mandó hacer la reina Gudiluva esposa de Witerico en honor
de san Esteban Protomártir. Corría el año 607. En los
sermones, homilías y comentarios que escribió en su España
Sagrada
en 1773 el Padre Flores, se manejan todos estos datos.
Más obispos
mozárabes: Aganio, Argibandonio, Alan, Ceterio, Trectemundo. Este
último es significado porque era amigo de Oppas y en su pontificado
en los tiempos de Witiza el reino godo va a convertirse en campo de
Agramante de una invasión africana en la que hay que darlo todo por
perdido. Parece ser que Trectemundo ofreció una resistencia
contumaz al invasor y tuvo en su obispo un verdadero defensor de la
fe y caudillo. Predicó contra la glotonería, el lujo desmedido y
la insolidaridad de los condes que vivían en la molicie y,
despreciando a los pobres, entablaban pactos y consensos con el
invasor sarraceno. Este obispo de Iliberris o Elvira es una voz
solitaria que se alza contra el invasor. La relajación de las
costumbres ocasionó que la gente no tuviera conciencia y que se
hicieran encubridores y cómplices de los moros. Éstos utilizaron
una táctica desde el principio que fue entrar en tratos con los
judíos que se infiltran como quinta columna en el seno de las
parroquias. Allí alcanzan grados eclesiásticos y a algunos les
ordenan obispos. Desde su sede e imbuidos de autoridad mandan acatar
las órdenes del sultán y de rendirle pleitesía.
A cambio, los
muslimes, en un primer estadio, y merced a estos “infiltrados” y
sus corruptelas, alegan respetar la libertad de cultos, mientras los
cristianos les paguen pechas. Más tarde, poco a poco vendrá la
persecución, se cerrarán los templos, y se los declarará fuera de
ley y de la jurisdicción de la cora. Se les denominará perros, sus
posesiones requisadas y sus mujeres tomadas por esclavas. Esa fue la
pauta. Primero caballos de Troya, que salen del buche del simulacro
de cartón piedra y se deshacen en elogios y falsas promesas de
libertades hasta que venga la tiranía. Por lo demás, la simbiosis
del hebreo con el sarraceno no deja de ser axiomática y misteriosa.
Entre ambas comunidades las cañas se volverán lanzas y contra los
pobres judíos arreciará el hostigamiento.
Una época dorada
de armonía a la que sigue otra de recelo y de franco rechazo.
Parece su sino. Siempre se acogieron bajo el amparo del califa
marroquí o del sultán otomano pero el judío sin el cristianismo,
al que se enrosca como madreselva para vivir en simbiosis,
alimentándose de la savia del Nuevo Testamento, para destruirlo,
nunca podrá vivir. Es un poco su razón de ser y de esa manera los
pactos se vuelven contra sí. De modo que la cosa tiene todas las
trazas de una verdadera maldición bíblica. Ahora esos enjuagues
que todos teníamos olvidados han sido gurguciados o escupidos de la
boca del buitre maligno que ha vuelto novedosas las guerras de
religión. Es un odio de siglos el que está sobre la mesa en ese
afán de su soberbia que les obliga a demostrar que siempre llevan
razón. ¿Por qué esa manía de probarse a sí mismos? ¿No nacerá
de un sentimiento de culpa o de un estrato subyacente de
inseguridad? Pegarán fuego a este planeta para explicar a las
generaciones venideras que ellos llevaban razón, que portan en la
frente el signo de los elegidos. Este orgullo-▬ atención-▬ tan
insensato como temerario puede conducirnos al Apocalipsis. El
infierno está empedrado de buenas intenciones.
La
ocupación de España fue cosa de pocos meses. Los beréberes
africanos entraron a viña vendimiada con la catolicidad desavenida
y confundida. Es posible que al principio hubiera cierto
eclecticismo del agareno sojuzgador, pero a la larga impusieran
su fe al filo de la espada. No tardaría en producirse esa reacción.
Los mozárabes huyeron a las montañas de Asturias con las cenizas
de sus santos en las urnas cinerarias y los libros sagrados. A
Ceterio y a Sinderedo de Mérida, queda constancia en la Emilianense
y de ellos también habla el moro Abetaric [por todas las trazas un
aljamiado godo que se convirtió al Islam] que, reacios a
sancionar los pactos de su obispo, Octogerio, con los muslimes del
cadí Tarik, emprendieron la ruta del norte. Abetaric escribió una
Crónica
de la Destrucción de España. En
todas las coras o territorio ocupado las pechas contributivas habían
de ser pagadas. Las cargas fiduciarias fueron aumentando a medida
que el califato se consolidaba; entonces aumentó la presión fiscal
hasta convertirse en algo denigrante como pudo ser el tributo de las
Cien Doncellas, así como la chiza
o tasa de capitación.
Un tal Fandino
traicionó a Witiza y el conde Teodomiro selló con el Moro Muza un
acuerdo de amistad abrazando la religión mahometana. El nombre de
este caudillo tornadizo anduvo después metido en las revueltas de
Ali Hakem, que encabezó una asonada contra el califato. Se dice que
estos mozárabes de oculto seguían practicando la fe. A medida que
aumentó la presión hacia el norte, el Islam, más seguro de sí
mismo, empezó a estrechar el cerco y a ceñir el dominio sobre los
cristianos. Cataluña se rindió y la morisma llegó hasta
Carcasona. Y al escribir esto, percibo los ecos de los versos
Carlos Martel y de la Chançon de Roland, una epopeya olvidada.
Hermosas canciones épicas que nadie canta ya. El pueblo no quiere
saber. En un gesto suicida o en un mecanismo de defensa reflejo
acepta lo que le digan.
Únicamente
Asturias y Galicia no sucumbieron a esta actitud de derrotismo
generalizado que se apoderó de los habitantes de la península
ibérica ante el empuje de las algaradas. Milagrosamente, tras los
montes de León se conservaron algunos monasterios herederos de la
tradición de la Tebaida del Bierzo y uno de ellos fue el de
Liébana. Los monjes siguieron entregados a las discusiones de
teología, abrazando por ejemplo algunos errores como el
adopcionismo arriano, creencia según la cual Cristo era hijo
adoptado del Padre. Contra esta secta escribió el monje anónimo de
Liébana, que estaba en contacto con otros monasterios carolingios y
la importantísima escuela de York, sus beatos. Son comentarios al
Libro del Apocalipsis con pinturas miniadas que revelan la creencia
de que el terror muslímico anticipaba el fin del mundo. Se
conservan algunas cartas del presbítero Milenio contra los errores
arabizantes y judaizantes que debieron ser legión en las iglesias
cristianas sometidas a la férula del Islam. Pero hay todavía
jurisperitos, astrónomos y calendaristas que se entretienen
escribiendo sobre la fecha de la celebración de la Pascua. La
iglesia se ahogaba en cismas y lentamente las bellas iglesias
mozárabes fueron siendo cerradas. De Toledo para abajo no quedó ni
una de estas construcciones sacras.
El sarraceno
acabó con todas las aras. Serían derruidas por el furor
iconoclasta de los almohades que no eran precisamente un modelo de
tolerancia, en contra de lo que están escribiendo por estas fechas
don algunos cronistas cuyos apógrafos son piedra incendiaria de
escándalo.
Otro de los
grandes traumas religiosos, amén del adopcionismo y del arrianismo
de los monarcas visigodos, fueron el nestorianismo introducido por
un presbítero egipcio en el que se inspiró Mahoma y el
pelagianismo galaico que negaba el pecado de Adán. Las cartas del
papa Adriano condenan a todos estos heresiarcas. Elipando el
adopcionista era obispo de Toledo. Pero la oveja negra del grupo
será un tal Samuel, lacra del catolicismo mozárabe, el cual
publica un rescripto ordenando la sumisión del clero cristiano y la
designación prelaticia al califato. Este servilismo y el escándalo
de que con Sansón y otros de su calaña estuvieran vendidos a los
musulmanes obligaron a muchos fieles a desear la palma del martirio.
O bien, emprender la ruta del norte. Las crónicas refieren que este
tal Sansón fue ungido prelado en la iglesia de San Acisclo de
Córdoba pero a la liturgia no acudió nadie.
Eran los tiempos oscuros del Apocrisiario.
Con él
empieza una lista de obispos mercenarios y simoníacos, aspecto de
corderos disfrazados de lobos rapaces y malos pastores que
influyeron en la desbandada de la grey. Ejemplo claro de esta saga
era el mitrado Sansón del que se dijo que a pesar de ser hombre
dominado por todos los vicios alcanzó la mitra de Elvira. Tenía un
harén, negaba la resurrección de la carne y en uno de los pocos
casos de nepotismo ordenó de clérigo a su hijo Hostigo. Este
personaje se rapó la cabeza como los mahometanos y un Viernes Santo
en San Acisclo abjuró públicamente de la religión de Jesús
abrazando la del Profeta. Murió en 864 después de haber perseguido
con furia a sus correligionarios. Sansón
pessimus fuit qui sub praetextu episcopi eliberritani Ecclesiam suam
diuturno tempore inmundissime pressit.
Fue sucedido por Reculfo de Cabra, Beato de Écija y Nefridio que
asistió a un concilio en Córdoba cuyas actas se conservan en
la Catedral de León. Todas sus mitras fueron libeláticas, esto es:
para conservar la vida se avinieron en obediencia a los dictámenes
del poder temporal (esto parece estar pasando ahora con el tal
Bergoglio.) En capítulo aparte, más adelante estudiaremos este
fenómeno que es singular veta atávica de la mozarabía, tan
contumaz como independiente del criterio romano, y más en sintonía
con la iglesia griega.
El más
interesante de esta lista creo que es Recemundo con cuya mención
termina la Emilianense, haciendo una recopilación de las tres
sedes episcopales más importantes en aquel entonces. La hispalense,
toledana e iliberritana. Este obispo cordobés, vasallo del califa
Abderramán III, figura en la Crónica carolingia de la vida de san
Juan de Goertz c. 966. Fue un apocrisiario (legado) bizantino.
Presidió la legación diplomática del califato a la corte del
emperador Otón el Grande. De él se ha escrito bastante y creo que
es el protagonista de una excelente novela histórica
que firma José Tomás y que mantiene un gran interés en la
actualidad. Debía
de ser un hebreo [lo que casa con la idea antes expresada de
utilizar los musulmanes al judío en su labor de zapa de la
cristiandad] convertido a la carrera a la religión del Crucificado
e investido de la dignidad episcopal. Su nombre, entre los
historiadores árabes, salta como Rabí ibn Said. Se le confirió el
encargo de ir a parlamentar con Otón porque el emperador estaba
enfurecido por la sencilla razón de que los moros habían tomado
Frejus (Fraxinetum) en el corazón de Las Galias. Don Recemundo o
Rabí ben Said fue elegido para la misión junto con otro clérigo
cordobés que sabía latín.
Los legados
embarcan con sus deudos bagajes ofrendas y acémilas y se dirigen a
Aquisgrán. En dos semanas de buen andar estaban allí pero la
audiencia tardó en serles conseguida dos años, tiempo que
aprovechó el obispo mozárabe en consultar los manuscritos
guardados en los conventos adyacentes y circundantes de la ciudad
alemana: el “anillo de oro”. Los emperadores germánicos
tuvieron por costumbre establecer un glacis o mota defensiva
alrededor de sus palacios. Tales monasterios carolingios eran
estratégicos, cuarteles y a la vez conventos, donde los monjes se
aplicaran al estudio y al rezo por los vivos y los difuntos y, en
caso de ataque, sirvieran de baluarte. Así era la Córdoba
precalifal copiando a Bizancio. Los zares rusos adoptan asimismo
esta tradición. Moscú estaba protegida por una “anillo de oro”
de populosos monasterios y recintos conventuales.
Poco
se sabe del resultado de esta misión diplomática en la que se
intercambiaron regalos. Sin embargo, Abderramán III, que era un
político muy astuto, en represalia ante esta demora de dos años va
a tener a los enviados carolingios, que le devolvieron visita, nueve
años esperando a las puertas de Medina Azahara. Se encargó de la
misma al abad Adalberto de rito latino que vino acompañado por dos
monjes, Anselmo y Guido, a la ciudad de los califas.
De Recemundo no
se volvió a saber más. Parece ser que fue trasladado a Iliberris
después de haber conocido el boato de la pompa de la corte de Otón
y de ser agasajado por el obispo de Metz quien le consiguió una
entrevista con el emperador en Fráncfort. Sabemos de su presencia
allí gracias a los renglones del Anónimo
Arnulfense
que trata de narrar los episodios de este comisionado entre las dos
ciudades más importantes de Europa en el siglo X: Córdoba y
Aquisgrán. El relato está truncado debido a la muerte del autor.
Dice que Recemundo era un hombre bien situado pues llevaba todos los
negocios de la cancillería de Abderramán III, del que dice que era
hombre veleidoso y vengativo. Y, lo más importante, de este judío
políglota investido de la dignidad episcopal es que inicia
prácticamente la Escuela de Traductores de Toledo.
En Córdoba
empezó a funcionar una escuela de traductores de griego y de hebreo
hacia el año 950, tres décadas antes del fallecimiento de
Abderramán III, que vierte al árabe las obras más importantes de
la antigüedad. En ella trabajaron el monje Nicolás y un judío por
nombre Hasadeus o Hasday. Estaba emplazada en el palacio real de
Medina Azahara. A pesar del odio hacia los rumíes, esta época
parece ser que fue un oasis de tolerancia dentro de lo que cabe.
Tampoco hay que exagerar pero se permitió el viaje de Rabí ben
Zaid o Recemundo hasta Jerusalén de donde se trajo una pila
bautismal de “oro obrizo”.
Simonet lo
cita con harta frecuencia en su Historia
de los mozárabes en España.
Es un caso aislado en la inmensa lista de perseguidos y mártires a
manos de los muslimes. Su nombre irá siempre adhibido a las
excepciones de los contemporizadores y de los que se libraron del
tormento y de la espada. Supo nadar y guardar la ropa. Era judío,
claro está, y los de su estirpe son los últimos en ir a la guerra
y los primeros en regresar. En
general, para entender cómo fue posible que se conservara el
cristianismo en medio de unas condiciones tan adversas, hay que
recurrir a anagógicas explicaciones milagrosas, más que cifrarla
en la tolerancia de alfaquíes y cadíes. La condescendencia
proverbial sarracena de la cual se habla en estos tiempos de
integración cultural, mestizaje, globalización y puente entre las
culturas es un tópico, amen de un atentado a la verdad histórica.
O fue una condescendencia interesada, ya que los cristianos
superaban en número a los invasores, todo lo contrario de lo que
ocurre ahora, cuando son más y Marruecos está metiendo gente en la
península a través de la operación “Tucking
in”
─ a barrisco y no cogen─ que cuenta con el beneplácito del
Departamento de Estado, de doña Gondoleza Rice y de don Colín
Powell, el heraldo de la cultura del melting pot y del poder de los
negros. En su juventud no en vano fue discípulo de Malcon X.
Teniendo por
asumido que el Islam allí donde llega se impone por la espada, la
comunidad hispanorromana acató sus decisiones siguiendo el precepto
evangélico de someterse a la voluntad del Cesar, si no contraviene
los mandamientos de la ley de Dios.
Los
hispanorromanos dentro de la espetera del clavijero hicieron lo
imposible por resistir los malos vientos.
La
mozarabía siguió escribiendo y rezando en latín. El siglo X
cordobés con el recrudecimiento de las persecuciones fue un
reverdecer de los grandes capítulos del martirologio cristiano.
Citemos sólo algunos nombres que vienen inscritos con letras de oro
en el Menologio de Usuardo: Adulfo, Iván, Clavígero, Perfecto,
Pelagio de Córdoba niño de corta edad, Emeterio, Celedonio y otros
muchos, y el culto siguió en algunas iglesias como la de san
Acisclo o el monasterio de Peñamelaria. En medio de tan grandes
tribulaciones como las de Haliken II algunos eclesiásticos tuvieron
tiempo para dedicarse a la astronomía de autor anónimo cuyo
apógrafo o copia del texto La
división de los tiempos y la higiene de los cuerpos
se conservan. Y en las iglesias que no fueron cerradas se seguía
celebrando una liturgia al modo cordobés con canon especial en que
se hace mención de los santos locales y misas voluntarias. Los
breviarios iliberitanos, de acuerdo con los cronicones que recoge el
P. Flórez en su España Sagrada, también tuvieron motu propio.
Es importante, en
esta primera etapa del cristianismo, el culto a las reliquias que
los hispanorromanos andaluces copian de los griegos, lo mismo que la
costumbre de Bizancio de enviar apocrisiarios o legaciones a todas
las cortes del mundo. En ese sentido el cristianismo inventaría la
diplomacia. En Granada se rezaba a san Melitón y san Septentrión,
a Restituto, Dextro y Castorio cuyas cenizas se guardaban en el
Sacromonte. San Rogelio y san Leovigildo derramaron su sangre en
tiempos de Abderramán II. El caso de Prefecto, diácono de la
parroquia de san Acisclo, es singular. Fue acusado de blasfemo
por el cadí. Negó por respetos humanos y blandeó ante el juez. A
pesar de todo fue colocado en el tormento y condenado a muerte. En
sus últimos instantes recuperó la fuerza y confesó su fe y
esperanza en el Dios verdadero. Por un misterioso don de profecía
que le asaltó en el mismo patíbulo, al tiempo que predijo la
muerte de uno de los ministros de Al Nassar, un eunuco hijo de una
cristiana. Efectivamente, cumplido el plazo anunciado por el mártir,
el día de Ramadán del año 850 murió de forma violenta. El
cristianismo se sustenta en el milagro y milagroso fue ver aquella
floración de mártires que dio Córdoba a la Iglesia Universal.
Acudían de todas partes de España y del extranjero a la ciudad en
busca de un pasaporte a la gloria. Confesar a Cristo con su propia
sangre les abría las puertas del cielo. Como san Jorge que cruzó
África del norte en busca de la palma del martirio. O Félix y
Liliosa, Aurelio y Sabigotona, un matrimonio que procedía de la
Tarraconense. O san Leovigildo de Iliberri. Aquellos sí que fueron
los verdaderos atletas de nuestra fe. Esta forma de muerte bajo el
hacha del virolero suponía una auténtica cancelación de la culpa.
A los
cristianos se les ahogaba a tributos (la presión fiscal es una de
las características de los jeques árabes amantes del lujo que no
sienten escrúpulos de mantener al pueblo en la miseria mientras
ellos viven en grandes palacios) y se les perseguía en lo
religioso.
Además,
fomentaban la delación y el espionaje entre los autóctonos por
medio de los exceptores
(delatores.) Estos sujetos eran temibles. Se trataba de cristianos
que, vendidos al sultán, compraban su vida de malsines mediante la
denuncia. Esta táctica fue muy predilecta de los otomanos en los
Balcanes. No pasemos por alto que la palabra “espía” o spahe
proviene del idioma turco. Los insultos y los ataques eran
continuos. Por ejemplo, el sonido de las campanas les molestaba
tanto a los hijos de Agar que, cuando oían redoblar, se volvían
furiosos y atacaban las iglesias con palos y piedras, o las pegaban
fuego. Es el testimonio de san Eulogio.
Abundando en
ello, la historia de san Rogelio y de san Servideo, dos monjes
eunucos del monasterio de Parapanda, vico a orillas del Albaicín,
que firmaron un pacto de amor para verse en la Gloria, es una de las
historias o capítulos más hermosos de la Leyenda Áurea. También
los maricas pueden subir al cielo.
Un buen día
estos dos jóvenes que se aceptaron su castración por amor al
Salvador optaron por dejar su retiro y llegarse a Córdoba, en cuyo
aduar en plena oración de la tarde empezaron a predicar y a decir
pestes contra Mahoma. Los alguaciles les echaron mano y después de
burlarse de ellos llamándolos maricones los degollaron y
arrojaron sus cuerpos descuartizados al Guadalquivir.
Como es sabido,
la homosexualidad entre los mahometanos no está penalizada y el
Corán, que es un Código religioso de placeres sensuales, la
acepta. En los harenes el amor de los efebos era un capítulo muy
importante. Eunucos y huríes estaban para lo que estaban
porque los amos del recinto hacían a pelo y a pluma.
En sus aceifas
contra los reinos cristianos, los moros tenían por costumbre
llevarse como botín las vírgenes de doce o trece años y los
mocitos imbeles. Para el sultán de Estambul la reserva sexual con la
que se renovaba y adornaba su gineceo todas las primaveras se cifraba
en Armenia y en Georgia. Los griegos han sufrido mucho por ese cabo
lo mismo que los antiguos condados castellanos y los reinos de
Galicia, León y Cataluña. No deja de ser significativo, volviendo a
lo mismo, que el día del Orgullo Gay sea el 26 de junio. En esa
fecha la Iglesia venera a san Pelayito de Tuy, hijo del obispo, niño
de coro que fue conducido como eunuco al harén de Abderramán III y
que fue martirizado por no querer renegar de su fe. Antes había sido
violado por todos los soldados de la guardia del califa… y por los
que pasaban por allí y que quisieran “solazarse con un
incircunciso”, para escarmiento y espanto de la población
mozárabe. Las actas de estos mártires las recoge san Eulogio en sus
Anales. Ocurrieron tales barbaridades el XVI de las calendas de
octubre, esto es; el 18 de septiembre del año 852. Su nombre está
en los añalejos y códices antiguos. Como el calendario de
Recemundo. El sofisma es a veces compañero de viaje de la verdadera
fe y esto es lo que caracteriza al cristianismo griego que es
religión de debate, siguiendo las pautas paulina de opportet
esse haeresses.
Y en Guadix, la sede más antigua, y en Iliberis y en Híspalis, sus
camaradas, hicieron verdadero furor. Hasta el punto de que ni el
propio Osio autor del credo niceno se libra de tales inconvenientes
Notas al pie:
Nombre despectivo con que denominaba a los
cristianos que vivían bajo la dominación islámica en España
Fue pésimo clérigo, el cual bajo el
pretexto de ser obispo, persiguió a la iglesia elvirense durante
mucho tiempo y de forma atroz
En Fraxinetum o
Frejus moriría siglos adelante el poeta Garcilaso.
Capítulo 7
TIEMPO DE SATURNALES
Comamos
y bebamos que mañana moriremos. Vuelven al mundo las viejas
costumbres incineradas de la gula. Yo era el farolero de la puerta el
Sol; cojo, mi guitarra y enciendo el farol. Y ahora soy masterchef.
Un vulgar guisandero o jefe de cocina literaria. Las distribuidoras
grandes radicadas en una Jerusalén que no existe nos marcan páginas
acerca de lo que tenemos que comer, lo que hemos de leer, cuántas
leguas tenemos que correr y a qué horas ir al mingitorio. De grandes
cenas están las sepulturas llenas. La buena cocina es una obsesión
de esta tripera sociedad sibarita, a todas horas mirándose el
ombligo. Cagar alegres y jiñar contentos. De acuerdo, tío, pero
hazlo dentro. Es obsesión de los nuevos césares la mala literatura.
Fui el otro día paso la sección de librería del Corte Inglés y
allí me encuentro con los autores de siempre. Cualquier pedorra
que sale por la tele cinco minutos tiene derecho de pernada en las
grandes editoriales controladas por cavernícolas. A la venta libros
se suman las maripavas. Y ahí llega de Torremolinos doña Ursina
Cutio con un best seller bajo el brazo. El buen arte de la
literatura, el gran discurso, ha sido enterrado a hachazos por estos
nuevos tribunos y tribunas de la plebe que nos han impuesto desde
arriba los dictadores de la chusma y hasta estas autoras noveles son
entrevistadas por el Dragón de la 2, un tal Sánchez. Así que,
aburrido y cautivo y desarmado el ejercito rojo, me refugio en los
clásicos. He vuelto a leer en su lengua original a Petronio. El
Satiricón su obra mayor me reconcilia con Roma. Decía Ernesto
Giménez que cuando llegaba a Roma le entraban ganas de imitar madre.
Madre, ay madre, no quiero vivir en esta España empedrada de pedos
mediáticos. Chicas de la tele muy, monas en apariencia y
requetemaquilladas pero soltando la bilis de los pijoflautas, todas
homologadas e iguales. Forman parte de la clonación nefasta que
habita entre nosotros. Detrás del “Coletas” el nuevo arrastra
peplos vienen las descamisadas de los movimientos feministoides.
Así
que en alas de Morfeo huyo al capitolio. El Satiricón me hace
comensal de uno de sus banquetes que duraban dos días y dos noches.
Esclavos de Numidia traían el aper
(jabalí) atalajado y adornado de pámpanos y cepas toscanas. El
vino de Salerno que se derramaba sobre las togas pretextas corría en
grandes jarros por las mesas. Honremos a Baco y después vendrá
Venus. Menús de treinta platos; un esclavo frigio servía junto a
las servilletas y los cubiertos, dos ganchos de plata, para
introducirlos en la garganta camino del vomitorio. Los romanos
echaban la pota tras sus grandes trapalladas para seguir tragando y
trinchando a continuación. Que dure la fiesta.
Rechacé
como descendiente de judíos de Asturica el jabalí, el lechón y los
chicharrones servidos en una gran lebrillo por una matrona en paños
menores. Pero me hinché a garbanzos aderezados con malvasía. Un
hondero mallorquín recién llegado de las Galias, y que era
centurión de la Legio Séptima Gémina, se entusiasmó con el efebo
Vinicio, lo besaba y manoseaba y yo apartaba la mirada mirabile
dictu cuando aquel demonio súcubo
lo sodomizaba en medio de la reunión coram
populo. Plauto, el de los pies
planos, prorrumpió en grandes carcajadas, cuando ambos amantes
salieron de estampida camino del tablinium
a seguir haciendo cosas feas. ¡Qué horror! El amor nefando debe de
amargar como el pepino. La bujarronería
me pareció siempre digna de lástima, pero, no por no ser carne de
hoguera y por tener que correr un tupido velo al respecto, ha de ser
elogiada sino execrada como toda cualquier merma de la naturaleza
donde hay tantas cosas mal hechas. Tampoco hay que poner medallas en
el pecho a los bardajes. Nunca fue para mí beneplácito pero nadie
puede explicar estas debilidades inexorables, inversiones de la
natura que, trocándose del revés, buscan placer en el caño de la
mierda en lugar del conducto de la generación que es lo suyo.
Plauto,
ya muy borracho, no dejaba de darle vueltas a su copa de oro y de
decir Numquam satis, numquam satis.
Estaban todos como cubas. Con lo que daba a entender que la pasión
esa es insaciable y que el que va no vuelve. Que nunca se sienten
satisfechos los que dan y reciben por el culo y es que debe de ser el
fornicio para ellos algo inagotable. Costumbres paganas, amor de
efebos, fiestas y banquetes, baños y triclinios. Al cerdo salvaje,
bocado exquisito, lo decían aper.
Que a mi no me va. De siempre le hice ascos al jalufo.
A
las dos horas de estar tendidos sobre el lecho, nuestro anfitrión
Naviecus
hizo llamar a las hetairas que entraron desnudas en el impluvio,
tocando el sistro. Muchos de los comensales que eran libertos y que
trataban de ocultar con sus largas cabelleras los orificios que
taladraron sus orejas, antes de ser manumitidos, se relamían de
gusto y alababan la generosidad del huésped, garante de tales
dádivas sexuales. De allí a la orgía sólo había un paso. Para no
ser la oveja negra del concurso, yo me arrimé a un pino verde, esto
es, a una pelirroja de Hibernia, hija de un rey remoto del clan de
los picti
que había sido arrastrada a Roma por los soldados de Adriano como
rehén. La rubia del pelo cobrizo hablaba la lengua de los pájaros y
mostraba dos senos poderosos de los cuales los amantes querrían
nutrirse eternamente. Sus besos y sus caricias me supieron a miel.
¡Ay Mama Roma!
Se
fueron las pilunguis
y llegaron los balnearii
(bañeros) que nos restregaban bien las espaldas y los muslos en el
tepidarium.
Muchos de estos selectos esclavos eran expertos en actividades
masturbadoras. Las paredes aparecían, como en los lupanares,
tiznadas de gargajos y rastros jaculatorios del amor con prisas.
Después de estos masajes en el caldarium
nos llenamos de vapores que limpiaron nuestros poros purificando el
cuerpo pecador. Algunos culos romanos eran enormes. De esta tarea se
encargaba los depilatores
algunos de ellos eunucos. Se les encomendaba la misión afeitar el
bello púbico de las dominas y era muy placentero sentir por abajo
desde los glúteos ajamonados el calor de la caldera debajo del piso
del hipocausto. La tarea concluía en el frigidarium.
Sentíamos el cuerpo fresco como una lechuga. Así que volvíamos al
banquete a seguir trasegando el dulce vino de Sicilia para basquearlo
después en los vomitorios. Descargado el vientre, regresaban los
deseos de más jarana pero Naviecus
que era muy creyente en los dioses de su pueblo y que guardaba
siempre lámparas encendidas en el lararium
doméstico hizo venir a las Moiras
de rostro tétrico y cantar lúgubre que se encargaban de advertir a
los comensales su cuidado: cuán presto se va el placer y cuán
callando se viene la muerte. Esta procesión duraba unos minutos, las
bacantes ocultaban su rostro, los borrachos se dormían arropados por
la melopea lúgubre de las nenias funerales. Hay que morir; luego
comamos y bebamos hasta reventar. Era la máxima de la Roma a la que
hoy las nuevas bacantes de la insulsa Telemierda dan pábulo.
Las
cautivas vestiplices
que cuidaban de los pliegues de la veste y la toga sus señores y los
cuerpos arrugados tras el paso, los cuerpos badurnados de grasa
tópica, por el unctorium
y los sudores del laconicum
mientras escuchábamos las charlas sin sustancia de los nugatores
troleros y falaces que hacían apuestas sobre quien de todos y todas
las presentes tenía mejor cuerpo y cuál de los efebos era el más
bello y cuál de las mozas la más hermosa. Ganaban la palma
aquellas púberes canéforas ostentando esa vagina en mayúsculas a
la que aspira el amor total. Priapo también era muy venerado en lo
suyo. A los sodomitas se les conoce por tener miembros viriles muy
alargados; algunos casi espantosos que les llegaban a las rodillas.
¡Cómo se empinaban aquellos penes, madre mía! Eran sus cipotes
como las varas de una tartana cara al sol. El juego preferido en
estas comilonas era sacarla a ver quien era el que la tenía más
larga para gloria de Priapo y los penates patrios que le concedieron
la gracia del dios putativo. En Roma todo tenía un sitio y una
finalidad práctica. Las vírgenes y las púberes canéforas, hijas
de familia, eran guardadas como flores de estufa al calor del
paterfamilias dentro del valladar de la honra. Intacta, tenías que
guardar la alcurnia porque esta es un lirio frágil; cuando se
marchita jamás vuelve a crecer... La palabra clave para entender
estas razones de la honra entre los latinos era la palabra “virtus”
de la cual tanto gustaban los antiguos romanos antes del imperio.
La
capital de la catolicidad que yo empecé a amar desde que me empapé
de los sonoros párrafos de Ab Urbe
Condita, cuando traducía de
adolescente a Tito Livio y a Salustio, estaba llena de hosterías, de
tabernas y de nostébulos
quiero decir puticlubs más que a día de hoy. Visité unos cuantos
de estos antros con gran peligro de mi pellejo. Porque en el Vicus
Scelertatus y en el Boarius se arremolinaba toda la gente del hampa.
Los gladiadores y andábatas residían en aquellos barrios
trastiberinos. Allí la vida de un hombre valía poco. Iban a parar a
la Via Asinaria todos los asesinos y mangantes del Ecumene conocido.
Procuraba juntarme yo a los griegos que eran gente culta y amante de
la belleza, aun cuando se alborotaban y gesticulaban con demasiada
energía al hablar con ellos.
Lupanares
ya digo no faltaban y algunos eran centros envidiables, templos
verdaderos de la diosa Venus. Allí Cupido me clavó a mí una flecha
irlandesa. En aquella pelirroja soñé toda la vida. Era yo
adolescente cuando la conocí. Llamabas Herminia. Su cuello aparecía
adornado con un anillo de oro macizo: la bulla,
que yo besé unas cuantas veces. En la mirada de Herminia Jovis
Structor me otorgó el galardón de
conocer el amor. Bebí de las aguas del manantial puro. No había
alcanzado Herminia aun la núbil edad cuando fue aprehendida por las
legiones de Adriano, que no profanaron su cuerpo y la trajeron a Roma
al templo de las vestales. En los barrios bajos como el Boarium
se escuchaba el trompeteo de los sistros y sacabuches de las
plañideras que ensayaban antes de los entierros. La música se
estampaba contra los triglifos de bronce que adornaban la escalinata
del palacio de Nerón. Los adivinos que embaían al público con sus
embustes y no paraban de hacer pronósticos y anunciar catástrofes,
agitaban los barrios próximos al Capitolio. Un idumeo, entre tanto,
llevaba una partida de pavos al mercado. Los pavos se convertirían
en gansos al llegar al Capitolio y empezarían a graznar. Se
escuchaba gritar a la sibila de Cumas anunciando calamidades y cosas
lúgubres. Se hablaba por las calles tanto en griego como en latín.
Los charlatanes políticos hablaban, nugaces de democracia y el
pueblo estaba rendido y cansado de tanta patraña, propalada por los
tribunos de la plebe desde las tribunas o “rostra”.
Aquello parecía Hyde Park una tarde de verano londinense. El gesto
tribunicio de Rajoy sólo lo admiraban los judíos de pecho enjuto.
Los esclavos se llevaban la mano a la nariz o se acariciaban el
lóbulo de sus orejas agujereadas, rastro de su antigua esclavitud,
bostezando de aburrimiento. Los torsos desnudos mostraban las
pinturas de inconcebibles tatuajes para anunciar la vuelta de Roma a
la esclavitud. Tatuajes a la vista. Era la moda de entonces
redescubierta hoy. Volvemos a la esclavitud de la isla
Pandataria que está en el vicus
de Suburra.
Cesar volverá a ser asesinado en los comicios. Tu
quoque fili mihi…
Allí
los pueblerinos tenían por costumbre de barrio el juego de la morra,
cerca de los peristilos del templo de Júpiter
Stator con su balanza protectora de
la república. Dedos de marfil que se introducían en la garganta
para poder vomitar en los banquetes. Una urraca encerrada en la jaula
me dio la bienvenida
▬ Salve,
Antonine.
▬Salve honor et gloria Populo Romano ▬,
repliqué.
El
nomenclátor o heraldo anuncia a los recién llegados al impluvio
que llovía a cantaros. Era la hora
de los parabienes y el momento para recoger el agua fluvial en los
aljibes. Velarius
un ujier del tablinium,
al que faltaban dos dientes me condujo a través del atrio. Dijo
mientras enseñaba una mella en sus piños delanteros:
▬
Me los rompió un bretón de una pedrada. Con todo y eso, allá en
Bretaña, los días más felices de mi vida son los que pasé en
aquella provincia entre los galos.
Luego
me pasé por Domus Aurea y el palacio de Nerón también los visité.
Uno
de mis guías que se llamaba Iacetanius
por ser oscense decía que la vida está hecha de aburrimiento y de
economía, donde el orden es siempre desorden. Método y risa se
superponen. La vida es risa. Nos vamos haciendo viejos y a nosotros
cada día nos gusta más la paz del hogar. La felicidad consiste en
querer lo que quieren los dioses. Tito, el hijo de Vespasiano
que se enamoró perdidamente de Verenice
aquella hebrea que dicen que acompañó al cristo camino del Gólgota,
por causa de tan fatídicos amores se tiró al Tiber. Dicen que fue a
resultas de la maldición de un rabí. Así pues,
el amor aquel le costó la vida al conquistador de Jerusalén. Su
novia trabajaba para el sanedrín y los judíos escupían al pasar
por la columna Trajana donde se esculpía la ignominia de su
esclavitud: un candelabro de siete brazos traído a rastras por
israelitas hechos prisioneros. Mandó traer Vespasiano a Roma el
Candelabro de los Siete Brazos, el que lucía en el templo de Salomón
a lomos de sus esclavos. El amor nos hace iguales a los dioses
ligios, pero es peligroso cuando rondan mi tienda las bellas mujeres
de Israel: Ester, Judit, Rebeca y otras matariles.
Los
sicilianos cantan al sol declinante su casa oculta entre verdes
árboles y rodeada de colinas. El tema del dios único. Amor, pasión,
cristianismo, Nerón, vida orgiástica dioses en el oratorio
(lararium),
de o casa de los iconos que guardan los rusos. Ligia estaba en
rehenes.
Vinicio
muere de amor por ella pero había una dificultad insalvable: era
virgen. Y las vestales no podían ser condenadas a muerte. El verdugo
las violaba antes de la ejecución. Desperté de mi sueño romano
entre suspiros de grandeza y baticores. Volvía a mi realidad
española condenado a vivir entre la marginación y la escoria
recordando los esplendores de aquellos alegres días de juventud que
no volverán.
Capítulo 8
EN
LOS CEMENTERIOS NO HAY RELOJES
Tarde
de San Silvestre, último papa el de las profecías y último día
del año. Nos anochece mirando para los relojes. Tempus fugit.
Cronos dios implacable, la otra cara de las barbas saturninas, el
cancerbero de la laguna Estigia, devora a sus hijos. Y aguarda
Aqueronte para abrir la puerta en un remanso del terrible río. Es
una emboscada. Los clementes dioses entonan cada noche cantos
epinicios. Acelera sus mecanismos de arena la clepsidra del tiempo y
llega la noche eternal. Hoy noche de san Silvestre de 2018 igual que
San Silvestre 1992. La vida, que pende de un hilo el de Ariadna,
transcurre rápida como el maratón de la carrera pedestre Vallecana,
es algo más que una galopada de obstáculos.
El
día primero de junio enterramos a mi padre. Su recuerdo se agolpa en
mi memoria entre la congoja y la veneración. Ya está viendo
desfilar al serafín que marcha de gastador tras el Cabo Pieza de la
Batería a arriar bandera al toque de oración. La muerte no es el
final, sólo un paso al frente, cara la eternidad. ¡Compañía! ¡A
cuadrarse! ¡Ar! La plebe se deleita con las saturnales de los días
fastos que luego serán nefastos. En el desaforado despelote de la
Nochevieja. Bajaron, mientras tanto, hace un cuarto de siglo, los
ángeles a la cabecera del moribundo al Gómez Ulla a reclinar su
cabeza sobre la almohada de Silvino. Pasar la hoja del 31 de
diciembre es como decir adiós a algo imperceptible, inasible,
impredecible, intocable como todo ente de razón pero que deja
arrugas en la frente y alopecia en el corazón. Hace 425 años murió
Colón. Va para un cuarto de siglo que dimos tierra en el camposanto
de Fuentesoto a mi progenitor. Yo guardo su memoria. Conservo su
sable de soldado.
Impregnados
de nostalgia, despedimos al año que termina. El año nuevo ¿qué
nos traerá? El concepto del tiempo no existe en los libros santos
que escudriñan los actos de la divinidad. El tiempo es categoría
inventada por los hombres para compensar algo tan finito como el
espacio y el tiempo, y en Dios infinito no existen esas cualidades.
Todos llevamos, sin embargo, un reloj que marca las horas y que
miramos con curiosidad especial tal día como hoy. Sus manecillas
inexorables apuntan el tránsito del dolor y del placer. Tempus
fugit. "Vamos el enamorado la hora ya está cumplida" canta
un romance castellano del siglo XV. Estar enamorado es participar un
poco de la herencia de la muerte. Con la rueda del reloj que es la
rueda de la fortuna empezó todo. Abriéronse los horizontes y las
fuentes del conocimiento. Un péndulo se agita en nuestro interior
mueve palancas y establece la conjugación de movimientos binarios.
Nuestra vida pende de un hilo. Somos contingentes. Somos un guarismo.
Tiempo, espacio, dinero. Tres tronos para una trinidad laica. "Time
is money" argumentan los británicos. Conviene no perderlo
en habladurías y tonterías. Es implacable el rostro del carillón
de la Puerta del Sol donde se agolpan las multitudes madrileñas al
igual que bajo el Big Ben, Times Square, la Torre Spassy de Moscú, o
el parisino Arco de Triunfo. Sólo un privilegiado como Josué pudo
parar el sol. A nosotros se nos escapa. Perderemos la batalla. Esos
minuteros del reloj de pulsera ahogan la vanidad humana. Los monjes
cantarán vísperas, cuando toque la campana. Que está encima del
monástico reloj de sol. Luces y sombras ¿Somos hijos del azar?…
memento mori: Acuérdate de que morirás. Las horas se nos
clavan como espadas "omnes caedunt ultima necat" todas
hieren, la última nos asesina. En el campanil está escrito nuestro
devenir y nuestro porvenir. El reloj todo lo sabe y todo lo ignora.
Es indiferente a nuestras alegrías y tristezas, a nuestros estados
de ánimo. Europa siempre admiró y amó a los relojes que delimitan
los husos horarios (Clocks. Uhren, campanarios) llevada del sentido
de la trascendencia cristiana y los colocó en lo alto de las torres,
espadañas y linternas. La clepsidra del coro y el reloj fueron
instrumentos de santificación de los que aspiraban seguir a Cristo
en la vida perfecta. El reloj acompasa la salmodia del facistol
coral. Somos un Libro de horas forrados de piel de becerro con las
letras muy gordas para que no nos perdamos al entonar los nocturnos.
La literatura en occidente emprendió vuelo cuando los frailes
pendolistas comenzaron a colocar melismas y neumas al pie de los
cantorales de pergamino, poniendo música a los salmos del Rey David.
La música se aferra al tiempo; por eso dicen que es arte divino. Y
de ella nacen el compás y el concento. Tempus fugit, sí, pero
dentro de nuestro corazón anida la melodía y esa melodía es un
afán de belleza una añoranza del paraíso perdido. La rueda de
santa Catalina, al hilo de esto, conjuga las variantes del querer,
del saber y del quehacer. El gran cofrade orwelliano desde arriba nos
mira con cara de póquer. En una ficha consiste nuestra vida laboral
que se acaba cuando cumplimos los 65. Cronos significa el puesto de
trabajo y el cheque a fin de mes. Si fichas, estás salvado. Estás
en nómina. Es la doxología del tiempo que es tambien economía:
turno, trabajo, dinero y amor. Los cuatro elementos como el agua el
aire la tierra el fuego. Cronos es hijo de Argonio y a Argonio lo
parió Minerva. Esto forma parte de nuestra gran normativa de culto
al tiempo. Únicamente en los cementerios no se ven relojes. Porque
medir es vivir, cronometrar, tasar, cubicar, evaluar. Morir es todo
lo contrario: cesar. San Silvestre me brinda hoy estas reflexiones
cuando pasamos las hojas del Libro Mayor de nuestra existencia.
Entonces ¿a qué tanto estrago, tanto afán? Al reloj no le hagáis
demasiadas peguntas, es un buey mudo. “Crassus, mutus, rufus”,
como decía santo Tomás. Corre el camino sin detenerse
Capítulo 9
UN
“PREGONAO” EN TOLEDO.
Se
nos hizo de noche y vimos al Hombre del Saco al cruzar el Tajo y allá
por el puente de Alcántara se nos cruzó el Ojo Saltones un judío
que no sabe pronunciar las erres y habla de garganta. Tercera
autoridad en estas mansardas. Se me vino a las mentes la mera efigie
de don Opas que iba pregonando calles arriba hasta entrar en la misma
plaza de Zocodover paso a la Inquisición. Me subieron en un asnillo
y cabalgando cara atrás cubierto el rostro con una coroza cual reo
del Santo Oficio y como los penitentes capuchones que van detrás del
paso en Viernes Santo. Dos alguaciles infames y mal encarados cutían
mis espaldas con golpes de rebenque. Yo maldecía mi suerte y me
acordaba de la madre que me parió. Desdichada hora en la hora que
nací. ¿Qué mal fice? Preguntaba yo a mis esbirros y ellos en vez
de contestar descargaban más fustazos sobre mi cuerpo dolorido.
Quieto ahí tú, mostagán, que yo te vamos a enseñar a comportarte,
tente derecho y no retruques. Pues vaya-dije yo- pero que mal hice y
al fin uno de los corchetes leyó sentencia y dijo que iba al palo
por pensar por mi cuenta. ¿Es que escribir es un delito? Sí lo es.
Un diacono muy alto y con cara de sátiro al que yo había visto
merodear por los puticlubs de la región e iba a rumanas los sábados
noche farfulló un responso en inglés. Ya no cantaban en latín sino
inglés, la nueva mingua franca los nuevos inquisidores. No se
dirigían a la Virgen tiernas plegarias. En lugar de eso invocaban a
la Democracia y el nombre de Jesucristo había desaparecido de los
anales para dar paso al dios del Consenso. Los obispos y hasta el
Papa proclamaron que de allí en adelante sólo había que creer en
el Holocausto, como única verdad, aserto e incontrovertible. Todo lo
demás eran leyendas, mitos, consejas evangélicas de las que cuentan
las viejas al amor del fuego.
La
cosa me parecía increíble pues se me hacía duro pensar que con
tanta fuerza hubiera calado en el corazón de las gentes la más
recia y horrible de la apostasía pero reparé en el hecho de que
estaba en la provincia del Bolo, la tierra de los grandes tornadizos
y de los conversos. Habían vuelto los rabinos y estos llamaron a los
ulemas y en los burdeles los malandrines y los macarras ponían a sus
coimas mirando para Toledo, la Jerusalén del Oeste, la nueva Meca de
los pactos y los consensos.
En
la resurrección no creía ninguno y como no había vida eterna los
directores espirituales aconsejaban a sus confesadas y a sus pupilos
que lo único que importa es lo de acá abajo. Que se olvidaran de
que eran polvo y de las palabras del cura los miércoles de ceniza.
Había que hacer más caso al jueves de Comadres y vivir como si
fuese todo el tiempo martes lardero. El lunes Corvillo para después.
Toda nuestra vida es carnaval, chaval. Y danos y danos. A ti sí que
te voy yo a dar. Lo importante es lo de acá abajo.
De
lo que haya allí nada sabemos. Lo cual que lo mejor cuadra es la
regla de los babilonios comamos y bebamos que mañana moriremos. Muy
democráticamente por supuesto. La muerte es el gran rodillo
democrático les recordaba yo a mis verdugos aquel jueves de comadres
durante mi pesadilla. La víspera había sido miércoles de ceniza,
la antevíspera martes lardero que sigue al lunes corvillo. Popping
Eyes no dejaba de mirarme. Una pena que tuviera las manos atadas y no
pudiera agarrar un morrillo y esputárselo en la calva a aquel infame
el que consumó la gran felonía el que cerró las puertas de las
catedrales y devolvió la llave a los nuevos invasores para que
instaurasen allí sus lugares de rezo mayormente mezquitas y
sinagogas cuando no logias donde organizar sus tenidas y
conventículos. Traté de beberme mis furias mientras cabalgaba en
aquel burro prieto que trotaba por la cuesta entre las miradas
airadas de la chusma que decían cosas muy feas.
Acerté
a ver entre las turbas a una señora que dicen la presidenta y se
ella se dice a sí mismo Omnipresencia porque está en todos los
saraos y conmemoraciones chupando cámara que tú no veas. Muy
finolis y repeinada pero con una lengua como un carretero. Muevan
ustedes el culo hijos de la gran puta. Tenía mucho cabreo porque
quiso ser reina y no lo es hasta la fecha. Era una mujer muy
deslenguada pero bien calzada de coturnos y vestida a la última
porque encarga sus atuendos a Paris y es toda ella una marca pero
Dios mío qué lengua tenía la señora. Ella me puso de hijoputa
para arriba.
No
salía de mi asombro pero un cirineo que se ofreció para aliviar mis
suplicios y me tenía al burro del ramal un alma de dios un buen
samaritano me dijo no se asuste su señoría ahora todas las hijas de
familia hablan así hoy por hoy máxime las que otrora fueron chicas
de derecha. Y mira que fueron educadas con monjas y toda su vida
fueron muy de derechas pero sacaron los pies de las alforjas y juran
beben y fornican peor que zapateros. Para mi desesperanza la
presidenta era la que con más vigor decía crucificadle,
crucifícale. Lo que exaltó a la multitud y llovieron sobre mi
rostro toda suerte de injurias, un par de cantazos y algún que otro
gargajo. Échale pan que mañana pía. Y no se lo tenga en cuenta
vuestra merced dijo mi cirineo que también subía el hombre
compungido por las pinas y estrechas callejas de la ciudad de Carlos
Quinto pero en la fachada del alcázar ya no había águila bicéfala.
En san Juan de los Reyes arrancaron las cadenas de las Navas de
Tolosa y se las devolvieron al rey de Marruecos echando por tierra el
lábaro y enseña de la unidad de los reyes católicos, el tanto
monta, monta, tanto Isabel como Fernando, nuestro emblema de la
unidad nacional.
La
saña deletérea y la clastomanía irreductible de los tornadizos y
pedisécuos del Ojo Saltones encontraron su paroxismo en el furor con
que echaron debajo de los frontispicios de tan histórico lugar el
yugo y las flechas. Se dijo de ahora en adelante ni yugos ni flechas
ni leches porque no sé para qué queremos los españoles el yugo de
la labor si aquí nadie pega golpe ni flechas del poderío pues
andamos nostálgicos e indefensos. Café para todos.
Se
desuncieron las Españas en una amalgama de taifas, autonomías
golfas y trinconas donde toda corrupción y prevaricación tuvo
asiento, y de cantones y la patria es ya indefensa y sin ejército
hasta tal punto que ésta se convirtió en una casa del tócame Roque
con sucesos tan lamentables como el de los paracaidistas ingleses de
maniobras que entraban borrachos en una taberna de Cádiz o en
Lanzarote y se liaban a golpes con los pobres españolitos. Los
soldados de Su Graciosa Majestad apaleaban a los jueces y sodomizaban
impunemente a los números de la Benemérita que iban a detenerlos
sin que el gobierno de Madrid osara protestar porque los del FO eran
los amos y aquí ya todos hablamos inglés, tomamos el té de las
cinco y entonamos el dios salve a la reina, al menos es lo que
señalan los poderes fácticos y toda esa tomiza de anglocabrones
americanoides desnaturalizados que han renunciado a su historia y a
su lengua como el Big Popping Eyes (Ojos Saltones). Átame esa mosca
por el rabo. ¿Quién pone el cascabel al gato? Moratinos estaba
demasiado ocupado con meter al turco en Europa. Hacía lo que le
dijeran siempre los judíos y sus amos de Washington en este país:
el contubernio con el sarraceno. Escupían contra la cruz y eso les
hacía sentirse fuertes. Ojos Saltones, defensor del aborto, era de
comunión diaria pero dicen que se guardaba las hostias en la
bocamanga y luego las echaba a un caldero de agua hirviendo y las
profanaba. La actualidad se asemejaba a una gran tenida de masones.
Cundía la blasfemia y el desencanto. También don Opas era de la
raza maldita y tenía el mismo mirar de los ojos salones.
Sin
flechas del poderío nos convertimos en la risa de las naciones,
campo de Agramante de la emigración. Llegaban en manada a nuestras
costas y los españoles de bien tenían que agachar la cabeza, besar
el látigo, adorar al dios del Consenso. Paciencia y resignación.
Somos extranjeros en nuestro propio país. Tendremos que emigrar de
nuestra patria otra vez los buenos españoles. La avilantez de los
gobernantes como el execrable embono de los Ojos Saltones que por lo
visto era un socialista de padre falangista, un cacique para más
señas, de apellido infame. San Homobono era el patrón de los
sastres y él era un alfayate, un malabarista de la política que no
daba puntada sin hilo. Nada por aquí, nada por allá. Su padre fue
gobernador civil y juró los Principios del Movimiento, y tuvo un tío
alcalde pero donde dije digo, digo Diego, chiquitos, y esa sí que es
gorda. ¿Adonde vamos? Al desastre, según parece pero dicen que
sarna con gusto no pica. En la plaza de Zocodover estaba preparado el
tabladillo o picota donde harían con mis pobres huesos lo que
corresponde. Había un poste rodeado de retama, el balago de arder,
estaba la yesca preparada. Iban a quemar a un cristiano recalcitrante
de herejía democrática pero aunque me maten o daré nunca mi brazo
a torcer y había que decirle al Ojos Saltones a sus jodíos morros
que no era más que un jodío bolo. Las gentes que se habían vuelto
morbosas e insensibles a los males de su vecino, de tanta tele basura
como se había comido sus ojos y roído su alma por culpa de las
quintanillas y anarosas quintanas, marilós, las reinas de las
mañanas y las princesas del pueblo y de ver a todas las horas al
presentador de la cabeza grande y los pies planos en soporíferos
programas que duraban doce horas, mientras los torticeros manigeros
zurcían mentiras a todas horas y no paraban de hablar de la crisis,
predicando al pueblo como si fueran ovejas modorras, metiéndoles el
miedo en el cuerpo, contemplaban con deleite el espectáculo y se
decían unos a otros éste va a arder bien.
El
rabino de la Sinagoga del Tránsito Un sacristán del mismo templo
trajo eslabón y pedernal e hizo fuego y aplicando tea y prendió la
lumbre. A redoble de tambor, un pregonero proclamaba:
─Cristianos
a enforzar.
─Hijoputa…Hijoputa.
Eres un pregonao─ dijo.
Doña
Spes para mi desespero se encontraba en el cupo de los que contra mi
hicieron causa y allí estaba entre el populacho desgañitándose
contra mi persona. Tampoco faltaba la Bibliotecaria de Logroño, una
tal doña Planchas Planchitas y con el nombre de Carmina bautizada
mas luego hizo renuncio y recobró el de Sara, su primigenio. Ella
también se metió con mi alcurnia. Aunque cambió de credo, esa
señora como escritora será siempre mala. Entró en contubernios con
don Arbolí, otra moneda falsa.
No
me quedaba más remedio que admitir la culpa por la que se me
condenaba y aceptar mi condición de caganidos. Yo no era más que un
“pregonao”. La justicia iba tras de mí.
En
un relámpago ardió todo mi cuerpo. Gracias a Dios pues grande era
mi fe no flaquee en el tormento porque siendo de la raza ibérica y
mi padre aragonés sentí pena de la multitud dirigida por aquel Anás
de los ojos protuberantes sudoroso y vaporoso, tercera autoridad del
Estado, que no pronuncia las erres con las sietes señas del hijoputa
metido a politiquero siendo su distintivo principal la barba en
parroquias y los muchos sudorosos que canta todo su cuerpo que no hay
quien se le acerque cuando se sienta en su estrado presidencial en el
congreso. Arrimaron fuego pero en lugar de llorar me dieron ganas de
reír y contumaz igual que don Rodrigo me puse para mi último trance
en el pináculo del cachondeo. Pude desligarme de las esposas que me
maniataban y, libre de manos, llevándomelas a los genitales exclamé:
─Me
la chupáis todos vosotros a cuatro manos. Vosotros me la chupáis en
cuadrilla y al de por junto, aunque muera mártir. El que se sienta
en el tribunal no es más que un judío bolo y se lo digo a sus
jodidos morros.
En
haciendo las señas del macho cabrío expiré, mártir de la causa.
Estoy seguro de que mi nombre enseguida ingresó en la nómina de los
santos y mi alma voló derechita al cielo después de haber dado
testimonio de Cristo y amado a mi patria desde aquella hoguera de la
plaza de Zocodover gobernada por aquel sanedrín toledano encabezado
por un felón de los Ojos Saltones como gran sacerdote. Subí a la
gloria chutándomela con todos mis enemigos sobre la planta de mis
pies. Había ollado la cabeza del dragón en Zocodover. Fue de esta
manera gloriosa y terne en mis convicciones como hice la jera
precisamente el día que comenzaba la Cuaresma y las ciudades
celebraban el entierro de la sardina.
Capítulo 10
MURIÓ
LA HIJA DE FRANCO.
Ha
fallecido hoy en Madrid Carmen Franco la única hija de nuestro
Caudillo. Era todo una señora de Oviedo que aguantó con dignidad y
elegancia (esa elegancia ovetense) los enconos, procacidades,
calumnias y vituperios de la prensa cañonera manejada por aquellos
que no perdonan el que su padre dejase una España en paz,
económicamente fuerte, moderna y en progreso. Hablé con doña
Carmen en una cafetería de Reina Victoria hace quince años para
hacerle entrega de mi libro "España y Sefarad un amor secreto".
Me dio las gracias pero me hizo a entender que ella era tan solo un
ama de casa corriente y me citó una frase de su padre "yo
no me meto en política". Había
estudiado yo mucho de su vida y le recordé aquel gran reportaje en
la revista "Life"
cuando aparecía en el regazo del Caudillo vestida con un traje
blanco de encaje. Era el ojo derecho que papá quien la llamaba la
"Morucha".
Hizo la guerra en una ruló en la cual Franco había establecido su
cuartel general; poca comodidad pero mucha dignidad y austeridad que
le caracterizó. Le gustó mucho la noticia que yo había extraído
de los periódicos de la época contándole las incidencias del
noviazgo de su padre. Los Polo consideraban a don Francisco "el
comandatín" poco partido y éste para impresionar al personal
marchaba por la calle Uría a lomos de un caballo blanco, luciendo su
flamante estrella de ocho puntas y las espuelas de plata, para
impresionar a su prometida. "Yo
sólo vivo para mi Paco"
declaró ésta alguna vez en recortes de prensa que acribé en mis
tiempos de hemeroteca y cuando le convocaron al Tercio poco después
de su matrimonio en la iglesia de San Juan: "Otra vez empieza la
música". Le aguardaban sus soldaditos del Rif. "Las
balas son como las cartas llevan tu nombre y dirección cuando llegan
abrirlas es tu obligación" Y
le pegaron un tiro los del Abdel Krim
en el vientre. Le daban por muerto pero él tiró de pistola y
apuntando al capitán médico con el arma requirió ser trasladado al
botiquín de campaña. Un tiro en el vientre era muerte segura, pero
el comandantín tenía "baraka" y un valor más allá de lo
que se supone. Visto lo cual, los moros de su harca le consideraban
como un dios. Y esa baraka
salvó a España. Carmen Franco por aquello de honra merece el que a
los suyos se parece había heredado de su padre la valentía. "No
tengo miedo a la muerte, la vi el rostro muchas veces",
confesó en unas declaraciones al cabo de ser desahuciada este verano
de los médicos por su cáncer terminal.
Se
negó a ser intervenida quirúrgicamente. He ahí otro gran detalle
de su arrojo. Un detalle éste que se les pasará a los informadores
carroñeros. Carmen Franco Polo y Bahamonde descanse en paz.
Capítulo 11
MENÉNDEZ
DE AVILÉS ERA CUDILLERENSE
Una
de las mayores sorpresas de mi estancia en EE.UU fue comprobar la
admiración que el pueblo norteamericano (otra cosa es el gobierno)
sentía hacia la gesta de los conquistadores hispanos desde Oregón
hasta la Patagonia. Tanta fue esa admiración hacia el imperio
de Carlos V que los norteamericanos imitaron el emblema de
los Reyes Católicos como divisa del escudo nacional. Pintaron en vez
del águila de San Juan el águila calva de las Rocosas y el epígrafe
de una grande y libre
la transformaron en el lema “ex
pluribus unum”─ somos uno de
muchas partes─ Y el yugo de la
labor y las flechas del poderío hispánico lo
convirtieron en una aljaba con tres dardos apuntando al vacío.
Siempre agradeceré al pueblo norteamericano las atenciones y
cuidados que tuvieron para conmigo y mi familia. Soy admirador de su
gran idioma, como Licenciado en Filología Inglesa, de su literatura,
del pragmatismo de sus costumbres, del amor a su bandera que cuelga a
la puerta de todas las casas y sobre todo de su gran periodismo
y, aunque algunos me hayan tachado de anti-yanqui, ellos saben muy
bien que eso no es cierto, porque mi lema el que se ha apropiado
Trump: American first, que
yo digo Spain first,
radica en la libertad de opinión, regla sagrada del First
Amendement de la American Constitution.
Allí la mente es libre, y diferentes los pareceres, pero, si violas
la ley, vas para chirona.
Y digo esto sin perjuicio de parte, a
rebufo de la llegada de los nuevos hispanicidas de dentro y de fuera,
que los servicios secretos de la CIA describen despectivamente como
“adoquines”
y “bricklayers”.
Algunos de esos gastan coleta y van de rufianes por la vida,
ignominioso apellido y denigrante profesión. Pero los consideran los
tontos útiles de cualquier movida y acción exterior. Un americano
de buena ley siempre se cuadrará ante un patriota español que
defiende a su país con razón y sin ella tratando de desenmascarar
las perversidades de la Leyenda Negra. Eso lo entienden muy bien los
norteamericanos. La proeza de Menéndez
de Avilés que a mí me parece que
era pixueto porque su casa solariega todavía guarda el escudo de los
Menéndez Merás─ Palacio Valdés tiene un cuento precioso sobre la
acción del último heredero de la dinastía que un día sube a una
barca con la piedra esculpida de su blasón familiar y lo tira a la
mar─, justo en la misma ribera y el embarcadero, en la ensenada del
puerto, queda ahí para los siglos futuros, aunque, por desgracia, se
haya negado a las nuevas generaciones el conocimiento de aquella
aventura que llevó la cultura hispana al nuevo mundo bajo el pendón
de Castilla con soldados y marinos vascos, leoneses y andaluces,
murcianos y catalanes.
Ellos,
los gringos,
tuvieron otra conquista la del Oeste pero fue de otra manera y con
más medios técnicos, una vez inventado el revólver y los cañones
del quince y medio. Y su expansión hacia el Oeste se llevó a efecto
sin mistificaciones de raza o religión. Desconocían las leyes de
Indias. El mejor indio es el indio muerto, a decir de las huestes
Colt en ristre de Búfalo Bill.
El temperamento inglés o
francés es muy diferente al español. Claro que los Sioux eran
tribus dispersas y no representaban imperios como el de los incas,
aztecas y araucanos.
Fueron
miles de kilómetros recorridos en climas muy extremos y la
hazaña sólo se explica mediante dos conjeturas: la aparición del
caballo y la artillería ligera (arcabuz, culebrina, lombarda frente
a los arqueros indios.) Paritariamente se explica como un milagro del
Altísimo porque a aquellos aventureros les movía la fe en el
Salvador.
Pero
hubo otra razón la más poderosa: el mestizaje y la buena
disposición para confraternizar con aquellos hombres y mujeres que
andaban desnudos por el bosque, los cuerpos y las caras pintadas,
practicaban a la antropofagia, el sacrificio de seres humanos, no
trabajaban y se exterminaban unos a otros en contiendas tribales,
pero eran hijos de Dios y redimidos por la sangre de Cristo para
los españoles.
Don Pedro
Menéndez fundó en la Florida dos ciudades San Agustín y San Mateo
en honor del patrón ovetense y, según cuenta Gonzalo de Solís,
esta plaza se rindió a los ataques de los apaches. Los hombres
fueron degollados pero se respetó la vida de las mujeres y de los
niños. Transcurrido más de un lustro, regresaron los
españoles al lugar y el cacique les recibió de manera amistosa. Los
convidó a cenar y danzar en torno al fuego después de fumar la pipa
de la paz.
Acto
seguido, ofreció al recio soldado praviano una de las esposas de su
harén para holgar con ella en virtud del privilegio salvaje que aun
mantienen algunos pueblos esquimales del “jus
primae noctis”, el mayor cumplido
que se podía realizar en obsequio de un huésped recién
llegado. La respuesta del conquistador fue tajante y casi admirable
por lo insólita:
─
Soy un hombre casado y nosotros los
cristianos usamos de ese privilegio sólo la noche de bodas después
de haber sido nuestro matrimonio bendecido por un sacerdote.
Cuesta
un poco creer tal respuesta en boca de un capitán de los
Tercios del rey de España, pero conviene recordar que el invitado
era un caballero adherido a las reglas del honor y del respeto a la
mujer y que había velado las armas y recibido el toque de varas de
la caballería andante. Casualmente los cronistas de Indias destacan
con respecto a tal punto las siguientes consideraciones: otra
actitud menos trágica y más casual en relación con el sexo; la
belleza y la alegría de aquellas vírgenes no sé si necias o
prudentes pero tan “hospitalarias” y dispuestas a hacer un favor
a aquellos hombres de a caballo que venían buscando las fuentes de
la eterna juventud en el siglo del amor que fue el del XVI. Las
indias decían; si Manitú nos lo dio
es para que lo utilicemos. Aquellas
tribus a la cópula conyugal la desligaban de cualquier aspecto
morboso y lo consideraba un hecho fisiológico sin connotaciones
peyorativas y bien se conoce que no tenían miedo al infierno del que
tampoco habían oído hablar. Algo de poca importancia. Los encantos
de la india Malinche
a los que sucumbe el bellotero Hernán
Cortés determinaron el éxito de la
conquista azteca.
Ahí
estuvo la clave del criollismo, de la mezcla de razas, llevada a cabo
por aquellos caballeros andantes de Carlos V, los cuales saltaron
hasta la otra orilla del charco desde las páginas del Amadís de
Gaula. Muchos historiadores negacionistas o de aluvión quisieran
ningunearles tal éxito, en el deseo de que su hazaña no se hubiese
producido, pero el gesto quedó ahí para gloria de un rey y una fe
que defendieron con su sangre. Pedro
Menéndez de Avilés cudillerense de
pro pertenece al cupo de los aguerridos hidalgos.
Cañaveral
donde siglos adelante habría de dar comienzo la carrera del espacio
fue la primera tierra enjuta que toparon los galeones del descubridor
de la Florida. El problema era la carestía porque pronto se acababan
los bastimentos que traían de la Península. Los indios navajos les
enseñaron a cazar puercos con flechas enherboladas. Cuando no había
carne la dieta consistía en palmitos e hicacos (cocos) pero siempre
la amenaza era el hambre, y el paludismo, aparte de los franceses de
Juan Girao que les atacaron en su fuerte de San Agustín.
Otro
renglón nada desdeñable con que hubieron de enfrentarse eran los
elementos del nuevo mundo: los ciclones y temporales de esta zona de
la Bermuda donde misteriosamente desparecían los barcos y siguen
perdiéndose los aviones. Sin embargo, era gente de una profunda fe
religiosa aunque en lo moral su conducta no fuese del todo cabal. Se
hacían la guerra mutuamente (el morbo visigótico o mal de los godos
la envidia lo exportamos al nuevo mundo) pero lograron entablar
buenas relaciones con los indígenas. A don Pedro los caciques lo
veneraban como a un Dios cuando lo veían montar a caballo. Al cabo
de una navegación en zozobra, si desembarcaban por fin en la playa,
allí mismo mandaban los conquistadores españoles decir misa a los
frailes y cantaban el Tedeum. Los
cronistas de Indias hacen gala en sus libros de una prosa concisa
y circunspecta donde se narra de forma impávida los feroces
acontecimientos y penalidades que hubieron de atravesar quinientos
soldados y naos que siguieron al Adelantado para colonizar la región.
Su enfrentamiento con las tropas─ eran herejes hugonotes─ del rey
de Francia Francisco I fue a muerte. El desalojo de los luteranos
estuvo impregnado del espiritu sangriento de la Noche de San
Bartolomé pero el drama terrible de las guerras religiosas que
habían incendiado el Viejo Continente y que los españoles
pretendían evitar en el Nuevo, amenazaba con reproducirse.
La mayor parte de
la guarnición ▬ unos 550 asturianos y vizcaínos con unos cuantos
castellanos de Tordesillas componían su alarde ▬ que acompañaba
al prócer asturiano, eran veteranos de los tercios de Flandes.
Tenían que vérselas con los corsarios ingleses y
franceses,navegando el mar de las Antillas,la costa de Sto. Domingo
Cuba y el canal de la Bahama. Tuvo que atender a un motín a bordo y
sofocarlo en su capacidad almirante de la armada. El sedicioso se
llamaba Juan de la Parra, segoviano, al que un sobrino del
Adelantado, Pero Menéndez Marqués, mandó colgar de una gavia del
palo mayor. Entretanto, dejándolo de lugarteniente embarcó en una
carabela rumbo a Puerto Rico para hacer la aguada y cargar cazabe
(torta hecha con harina de maíz y mandioca)
galleta y carne.
Esto
acabado, despachó a su sobrino Pedro Menéndez Marques a España
para que informase al rey Felipe II de los acontecimientos. En marzo
de 1566 por unos exploradores llega a sus oídos la noticia de que en
una reserva había un grupo de cristianos como un centenar de hombres
y mujeres a los que los indios habían esclavizado y vivían como
animales salvajes. Eran españoles y su capitán Diego Maza bogó
hasta el sitio al bergantín del Adelantado. El cronista Solis de
Meras describe así el encuentro:
▬
Españoles
hermanos nuestros sean bien venidos en nombre de Dios y de Santa
María: esta carta para vos traigo que me mandó mi capitán… “Y
el mensajero que venia agrega el relator de estos hechos ▬ estaba
en cueros vivos, el cuerpo pintado pero con sus vergüenzas
cubiertas”
Se alimentaban de tasajo, gallinas y curadillo,
enseñaron a los indios a adobar el pescado. Los aborígenes Saturnia
que andaban en pelotas por el berral las caras y los culos teñidos
de almagre, las mujeres se escondían cuando llegaban los misioneros
al poblado, les enseñaron el arte de navegar en canoa y fue así
como comenzó el piragüismo, ese deporte tan asturiano, aunque ya
los ingleses lo practicaban cruzando el Támesis en traineras.
La
vida del Adelantado de la Florida don Pedro Menéndez de Avilés es
una crónica maravillosa de viajes, caminatas, hambres, desolaciones,
traiciones y concordias. Entre los indígenas había etnias como los
Saturiwa
que se declaraban amigos pero otras ▬ los Timicua ▬
les acogían disparando flechas envenenadas incendiando fuertes y
recintos. Fue una larga y cruel aventura maravillosa. El adelantado
de la Florida, todo un lobo de mar y uno de los marinos más
prestigiosa de la flota castellana, cuando España era la primera
potencia marítima del mundo, gozaba del mayor prestigio en la corte
de Felipe II. Lo certifica el hecho de que empuñó el timón de la
nave capitana de la escuadra que condujo al rey en su viaje nupcial a
Inglaterra a casarse con la hija de Enrique
VIII
en Westminster.
En
1574 es nombrado por el monarca capitán general de la escuadra,
cargo que no pudo ejercer pues al poco muere de tabardillo en
Santander. Felipe II traslada el mando de la fuerza naval a don
Álvaro de Bazán. Este se encarga de prevenir la armada para ir
contra los ingleses. No se logró porque también fallece don Álvaro
de Bazán y ha de ser sustituido a
toda prisa en el mando por su maestre de campo el duque de Medina
Sidonia.
La
conquista de la Florida y la expulsión de los hugonotes del
territorio fueron realizadas a partir de Cabo Cañaveral y de
Miami entre 1565 y 1567.
Los
españoles tenían por base de avituallamiento el morro de la Habana,
Puerto Rico y la isla de Santa Elena así como Santo Domingo. Hubo
muchas fatigas y no pocos sobresaltos. Algunas naos se perdieron al
surcar las aguas malditas del triangulo de la Bermuda. El adelantado
tuvo que sofocar a sangre y fuego la rebelión de algunos de sus
capitanes como Martín de Recalde o la incursión de hordas de indios
enemigos salvajes los cuales asolaban las pallozas cubiertas de
palmitos y raptaban a las mujeres cristianas. Esto permitió el
mestizaje. De esta manera nació el criollismo al que hoy recuerdan y
agradecen los pueblos de las Antillas.
En
1574 zarpa de la Habana “y con
prospero viento navegó 72 leguas y en el Cabo San Vicente topó con
fustas de moros pero pudo llegar sin contratiempo a la Coruña el día
de san Pedro. Dos naves de pabellón francés y una fragata inglesa
les daban caza pero trató de burlarla y tuvo el viento tan próspero
que en aquel mesmo día entró en la bahía que llaman de Artedo
donde estaban surtos diez navíos los cuales cuando
vieron aquella fragata de nueva invención que parecía de turcos
desampararon sus navíos y huyeron al monte… a las diez de la
noche, al acercase un batel de reconocimiento, los hombres de mar y
la gente de guerra gritaban que allí venía el Adelantado de la
Florida, don Pedro Menéndez de Avilés. El capitán mandó izar el
guión de Castilla de damasco carmesí y una bandera de campo y tocar
clarines. Los de los bateles temiendo fuesen corsarios no
se acercaron. Eran marineros portugueses y una nave oneraria cargada
de hierro y madera. En esto, el Adelantado y los suyos se hicieron a
la vela desde Artedo, entrando en el puerto de Avilés al cabo de dos
horas donde fueron recibidos por el alcaide de Sabugo con gran
regocijo, se tocaron las campanas y la población acudió a un
solemne Tedeum en la iglesia de San Francisco. Hacía 18 años que no
veía a su mujer doña Ana María de Solís”.
De
esta forma circunspecta y con prosa notarial levanta acta del regreso
del navegante a su tierra. La familia, como arriba se dijo, proveería
del solar de Santa Paya al lado de Pravia pero tenía abiertas otras
casas en Grado, Oviedo y Avilés concretamente en el barrio de
Sabugo. Todas ellas han desaparecido. No así la de Cudillero, que
permanece, ubicada mismamente donde hoy se expende el pescado más
fresco del concejo.
Cabe
destacar las relaciones del Adelantado con la Concha de Artedo, un
excelente puerto natural de mucho abrigo y buen calado de donde zarpó
el año 64 y donde quiso, de regreso, ponerse al pairo para despistar
a los piratas ingleses que iban tras de sus pasos. El
cariño hacia este lugar donde aprendió a navegar en su niñez don
Pedro lo destacan sus biógrafos don Gonzalo Solís y Merás y el
historiador y catedrático Gómez-Tabanera en su obra Pedro
Menéndez de Avilés y la conquista de la Florida en 1565
de cuyo memorial extraemos algunos de los datos al respecto; con
aportaciones de nuestra cosecha que hemos puesto negro sobre blanco
en este articulito para que sirva de testimonio a las próximas
generaciones. Los restos mortales del Adelantado se veneran en una
lauda mortuoria sita al lado del Evangelio en la iglesia avilesina de
San Nicolás
Capítulo 12
PERIODISTAS
DEL ARRIBA
Soy
periodista me rindo. Como tal me hice en Londres y en Nueva York
leyendo el Times el Daily News y el Mail pero mis grandes maestros a
los que debo mi ser y mi forma de ver la vida fueron falangistas,
gente muy patriótica, y más de izquierdas que muchos que se decían
defensores de la clase trabajadoras: Agustín de Foxá, Eugenio
García Serrano, Donato León Tierno, Antonio Gibello, Ismael Medina.
Rodrigo Royo, Emilio Romero (Capmany; Capmany era un murciano de mal
vivir algo fulero) Cristóbal Páez Julio Merino el gran cordobés,
Eugenio D´ Ors, Eugenio Montes, Pérez Embid pero sobre todo García
Serrano la mejor pluma y uno de los periodistas mas bondadosos que he
conocido.
Dios
los tenga a todos en el cielo y espero que allá exista un redacción
como aquella de Castellana 142 con el chocolate del loro...
Aquella
representación de la calle Larra no la conocí pero todos hablaban
del loro que vigilaba los pasos de aquellos "plumillas" y
ya aleteaba entre las mecanográficas sonoridades de las maquinas de
escribir echando humo y los teletipos bufando era el chocolate del
loro. Café para todos que dijo Adolfo Suárez.
Grandes
corresponsales como Tomas Salvador o Pombo Angulo que narró la caída
de Berlín e Ismael Herraiz testigo de cargo del magnicidio del Duce
y la entrada de los americanos en Roma dejando una estela de
corrupción, violaciones, muerte y hambre que dominaron la
novelística de Curzio Malaparte.
Víctor
de la Serna el hijo de Concha Espina un santanderino de rostro
agradable lo conocí en Nueva York. Fue uno de los mejores
editorialistas de este país. Ellos eran periodistas y escritores de
primera línea que venían a rescatar la gran literatura de la España
Imperial aunque honrasen a Larra profeta de nuestros males y al que
glosaba José Antonio "Amo a España porque no me gusta".
Mis
profesores, sin embargo, de la Facultad de Periodismo eran todos de
la Santa Casa la primera antes de Mateo Inurria estaba situada en
Alfonso XI. Tenían capilla particular y de ahí su nombre de Santa
Casa. Todos los redactores, algunos de comunión diaria, estaban
obligados a asistir a la misa dominical a las 12 de la mañana.
ABC
por su parte era comida aparte. Logré colocar allí un artículo
sobre Arturo Koestler. Era el periódico más antiperiodístico del
mundo y el más periodístico de España. Famoso por haber traído a
Europa el huecograbado tipo revista en cuadernillos. Me he cuadrado
en el gran reportaje y en la crónica del extranjero a lo Julio
Camba. Ahora, pasados los años releyéndome, mis crónicas veo que
eran glosas o croniquillas de aquella Inglaterra y de aquellos EEUU
que me tocaron en suerte. Hoy ya no existe ninguno de aquellos
países. Es el todo o nada de la filosofía de la globalidad.
Entonces había líneas intermedias de matices grises. El mundo era
un poco menos contundente y más reflexivo menos violento quizás y
menos revanchista. A los periodistas falangistas se nos permitía la
ironía, el anticlericalismo y el lirismo. Los de la Santa Casa eran
más sesudos. Les faltaba sentido del humor. Actualmente eso es poco
menos que imposible, las libertades democráticas son a cara de perro
y no saben reírse de sí mismos. De ahí que no haya cosa más
aburrida que un editorial del Daily Telegraph o del País o del Mundo
Mundial. Tales considerándos aparte, el cardenal Herrera Oria fue un
gran hombre y un breakthrough.
Un personaje de iglesia que hoy estaría desaparecido pero que honró
a toda una época de magistratura eclesial. Fue el gran creador de la
Biblioteca de Autores Cristianos. Fue una vocación tardía que se
ordenó de cura en Friburgo a los 54 años. Quiso adaptar el
catolicismo al mundo moderno con una nueva mística social. Creo que
fracasó. El buen cardenal Herrera con toda su buena voluntad no hizo
caso de la advertencia de Jesús: "mi reino no es de este mundo"
y es el lado poco firme que descubre el talón de Aquiles de los
curas modernos. Creo que hay dos clases de periodismo el polémico y
el apologético. Yo no explico nada y siempre suelo ceñirme a la
imagen y a los hechos. La realidad se explica por sí misma si la
enfoca con la lente idónea y no se deforma el campo de visión Uno
en su modestia comulga de ambas vertientes y mi lema fue un proloquio
latino "suaviter in modo
fortiter in re" he podido
naufragar entre el tropel de alárabes incultos, la tropa y la tribu
y el periodismo navajero de la Cuatro o Telecinco lleno de
estraperlistas de la información convertida en una crónica negra y
una eterna pagina de sucesos y de saltos de cama. La cretinización y
la barbarie jugando a la taba por las ondas y por la red. Llegó la
horda. Aquí viene la plaga. Pese a ello no reniego de mi profesión.
Internet me ha convertido en un verdadero maestro en el oficio. Hay
que tirar para adelante y no rendirse jamás. Moriré con mis dedos
entre las teclas de mi ordenador y a los borregos y borregueros que
les den...
Capítulo 13
150
ANIVERSARIO DE CHEJOV. RUSIA ES EUROPA. TURQUÍA NO LO ES
Debe
de haber una consigna o plancha de las logias masónicas en el más
puro estilo del secretismo de las sectas para que toda información
que parta de Rusia o a ella se refiera haya de ser tratada
negativamente (catástrofes, mafias del Este, derechos humanos,
gulags, Stalin, etc).
Es el agitprop que no cesa en el cual son adalides y muy expertos los
enemigos de aquel gran pueblo. En esta hora de tinieblas empollan sus
huevos en el nido oscuro de los fondos de reptiles los hijos de la
serpiente. Con arreglo a esa pauta se ha silenciado por todo alto el
150 aniversario del nacimiento en enero de de 1860 de Antón
Pavlovich Chejov, uno de los escritores rusos que más influyó en el
pensamiento europeo fin de siècle. Le llaman el Shakespeare de
nuestros días. En sus dramas, en sus novelas, en sus cuentos
magistrales ─porque a mi juicio hay sólo otro escritor europeo que
pueda rivalizar con Antón Pavlovich en la novela corta y es el
asturiano Leopoldo Alas Clarín─ ofrece una misión esperanzada,
satírica y bondadosa de los rusos, poco antes que sonaran los golpes
lúgubres de los leñadores del jardín de los cerezos a punto de ser
vendido, predice la especulación inmobiliaria y la conversión de
los huertos amenos en solares para edificar viviendas o suburbios y
particularmente advierte que estallara la revolución que sumiría a
su patria en mares de sangre.
Rusia
entre sonrisas, buenos modales, pamelas con gasas de organdí y
eufónicos coloquios entre bellas actrices y sus amantes o sus
acreedores se preparaba para el martirio. Aguardaban los días
lúgubres de Tsarkoe Sélo y la horrible matanza en los sótanos de
la tahona de Ipatiev de Nicolas II, La zarina Alexandra, el zarevitch
y las princesas a manos de un comisario judío Sverdlok de origen
lituano junto con el húngaro, Imre Nagi.
Al
tiempo que suenan los hachazos del leñador en el jardín de los
cerezos es como si intuyésemos las detonaciones de los primeros
disparos de aquel magnicidio.
Sin
embargo, Chejov avistaba un hombre nuevo, más comprensivo, menos
fanático, pudoroso, amante del progreso que saliera de las fauces
del oscurantismo y del misoneísmo. A diferencia, por ejemplo de
Kafka, de Ibsen y de los pesimistas alemanes basados en Hegel o en
Nietzsche, Chejov cree en el amor. He aquí a un europeo, un ruso
cosmopolita, vestido elegantemente, que veraneaba en Yalta y ejercía
la medicina en Moscú trabajando a destajo tratando de compaginar los
deberes para con su esposa legal, la medicina, con sus devaneos con
la literatura, a la cual reputaba como su amante. Se pasó la vida
escribiendo para sacar adelante a su familia cuando la literatura aun
daba para vivir. En esto coincide con Clarín que fue su
contemporáneo “la escritura no da para comer pero a veces sirve
para merendar”. Ambos, el español y el ruso, escribieron hasta la
extenuación. El primero para comprar caprichos a su mujer, Onofre, y
el segundo para mantener a una extensa familia de primos, tíos,
parientes que haraganeaban por su domicilio, huéspedes sempiternos.
Uno y otro perecieron de consunción y en su estilo de garbo elegante
y musical se parecen. ¡Ah esa musicalidad del asturiano que se
encuentra también en la prosa del ruso! Muchas de sus novelas como
“Historia de una anguila”, el impresionante “Monje Negro” o
los dramas “La Gaviota”, “Tres Hermanas”, o “Tío Vania”
fluyen con la sonoridad y el concento con que cualquier diacono en
una aldea perdida entona los troparios a Jesús o las Letanías de
las vísperas del rito ortodoxo. El padre de Antón Pavlovich, un
hombre religioso, fungía como sacristán en el templo de su
parroquia moscovita y el futuro escritor debió de quedar
impresionado por la riqueza de aquella liturgia cuajada de
simbolismo, de casullas y dalmáticas recamadas de oro, el ojo
luminar de los iconos, pero también por el hastío del largo
ceremonial de misas que duraban dos horas.
Más
tarde perdería la fe o al menos ésta se enfría sin llegar al
extremo de Tolstoi que quiso refundar un nuevo el cristianismo. En
conjunto, puede decirse que la ortodoxia le marca al autor del
“Jardín de los Cerezos” y la libertad, la esperanza y el perdón
de Cristo conforman su pensamiento que no cae nunca en las
extravagancias y el fanatismo.
Pocos
escritores modernos frisaron tan alto ni han sido tan preponderantes
e influyentes en el pensamiento occidental, al igual que Gogol,
Dostoievski, Bulgakov o Krassnof, el Homero de la revolución rusa.
Ahora los nuevos europeos les niegan el pan y la sal.
¿De
donde ha manado tanto odio? ¿Quién es el artífice de semejantes
campañas rusófobas que huelen a puchero enfermo? Pues han salido de
donde siempre, de la aljama y el ghetto. Don Pedro Jota aljamiado de
Logroño lo alienta en las inmundas páginas de su periódico El
Mundo y otros órganos de la cuerda. El judío sabido es que profesa
un odio africano contra Rusia a la que “casi” ha llegado a
dominar a lo largo de diferentes vicisitudes históricas pero falta
ese “casi” y la patria de la resurrección al fin sale
triunfante, como ocurrió en la guerra patria, una guerra que no
ganaron los comisarios políticos, sino los rusos cristianos que
expulsaron de su territorio al usurpador nazi. Admirador del arte de
Chejov y lector de sus obras desde mi adolescencia ─con la huelga
de los domingos que me daban en casa fui adquiriendo textos de los
autores rusos en la Austral y en la colección Prometeo─ se echa en
él de ver una cosa: que el contenido no pierde al verterlo a otros
idiomas. En inglés, en español, en francés, en alemán y en ruso
conserva todo el acervo de melancólica ternura, de humorística
resignación eslava. Este moscovita tiene duende y un extraño estro
profético; recuerdo que una vez iba leyendo en el metro “Historia
de Mi Vida” y se me caían las lagrimas y una piadosa mujer
sentada en el banco frontero me dijo por qué lloras joven si la vida
es tan bonita y estuve por decirle “por nada, señora, es que en
este libro veo lo que va a ser mi porvenir, fracaso total, pero tanto
el éxito o el fracaso son baremos relativos, todo depende del prisma
que se mire”. Sin embargo, callé y cerré el tomo.
Antón
Chejov no ha sido solamente para mí un escritor cuya lectura me
anima a ser mejor sino que también auguró cual sería la senda de
mi destino. La profecía se adhibe al arte como la uña a la carne.
Este libro lo perdí la noche más trágica de mi vida y las obras
completas en piel traducidas por Cansinos Assens las leía yo en la
sala de espera de un paritorio londinense donde vino al mundo mi
segunda hija. Chejov siempre estuvo conmigo en los momentos alegres y
en los más difíciles. Cuando me bloqueo en alguna novela, o mi
estilo presiento que descarrila o se va a la empinada, como un
caballo desbocado, abro al azar cualquiera de sus textos, desaparece
el tarazón creativo, y se disuelve mi furia como un azucarcillo. Él
es como un talismán. Habita en mi alma y yo moro en su obra. En el
Aldwich londinense años 70 y en otros teatros del West End se
reponían sus obras continuamente sobre todo la Gaviota
(Ptitsa) y Uncle Vania. Sir Alec Guinness en una
entrevista me confesaría a bocajarro:
─Los
ingleses tenemos a Shakespeare pero carecemos de un Chejov y esa
maravillosa lengua rusa tan eufónica y tan plena de recursos
teatrales─ Y Sir Alec, uno de los grandes actores que en el mundo
han sido después de Sarah Bernard, sabía lo que se decía.
El
inglés, según el celebérrimo actor, no llega a los límites de
naturalidad y capacidad de improvisación que es una de las armas
secretas de la lengua de Pushkin. Dicho esto, y con todos mis
respetos para con los turcos, el imperio otomano ha sido el
antagonista de estos valores que preconizaban Dostoyevsky, Leibniz,
Cervantes, Quevedo, Dumas, Swift, Chaucer, etc. No conozco de ellos
más que algún tratado de navegación y de astronomía. Quizás
tengan matemáticos y científicos, muy ardidos porque descienden de
fenicios para el comercio, pero como artistas son poco reconocidos
Los turcos han tenido buenos geómetras, algún poeta, pero en
literatura qué quieren que les diga; constituye un pueblo practico y
guerrero. ¿Son europeos? Que se lo digan a los búlgaros, a los
rumanos, a los servios, a los croatas, a los vieneses, a los
alemanes, hostigados por sus mamelucos y jenízaros a lo largo de su
historia, o al poeta zamorano que perdió la vida en el cerco de
Viena o al propio Cervantes. Estas son lentejas. La historia no la
inventado una cucaracha alemana con frenillo, ni se la puede sacar ZP
de los bolsillos, por muy voluntarioso que sea y aplicado, cada loco
con su chifla, en lo de la alianza de las civilizaciones, ni tampoco
el cristianismo puede ser una renegada eneje ni una casa de acogida
como pretenden los curas vaticanistas, sino que es algo que está ahí
y que lleva funcionando muchos años. Hechos inamovibles a los que
muchos quieren dar la vuelta o miran para otro lado. El judaísmo es
una cosa, el Islam, otra y el cristianismo, otra, ¿pero esto cómo
se lo explico yo al cura de mi barrio que el hombre es muy corto de
luces? Anda azacaneado con los cepillos de Haití que quisió si
llegaran a los pobres damnificados del terremoto si no se los guarda
antes algún desaprensivo, pues las catástrofes son una excusa para
hacer negocio, o enseñar garra como está haciendo Obama que ha
enviado a la sexta flota pretextando ayuda a los negritos haitianos
los pobres tan lejos de Dios y tan debajo de la bota del Tío Sam.
También es una excusa para el “poseo”.
A
costa de tragedias y de los minutos de silencio algunos políticos
hacen campaña electoral consiguiendo protagonismo en la tele
Capítulo 14
Nostradamus
predice cosas terribles para el 2020
Están en Roma y dicen que el anticristito vive en Madrid, en un
palacio y que ciñe corona en la frente, se sienta en un trono sobre
el cual pronto caerá la guillotina, y el papa habrá de huir del
Vaticano. Nostradamus, hecha la oportuna reserva de que los
quiromantes se equivoquen, es bastante fuerte con respecto a este año
del 2020.
Pronostica
la expulsión o la muerte de Benito XVI (se ha cumplido au muerte
civil con la abdicación de la tiara) y que van a cortarle la cabeza
al usurpador que viste la púrpura de la realeza. Pues, si el
usurpador es el que yo pienso, el anticristo es la vera efigie de un
rey bobo. También dicen que malo y muy malo es. Por ese cabo no
marra Nostradamus. Obras de autores de aquel país que me hayan
impresionado no conozco ninguna si no es por la celebérrima “Pasión
Turca”, falsa moneda del turismo licencioso de ciertas españolas
que se dicen liberadas pero que son algo paletas y un poco putas, y
se largan a Constantinopla a echar una canita al aire. Está escrita
por el ex falangista, y aljamiado tornadizo cordobés don Urnición
Capialzado. Como abogado de la inclusión de Estambul en la CE,
dejando fuera a Rusia, Moratinos vuelve a cometer otro desatino.
Pero ese hombre al que sólo le falta la tralla y el blusón para ser
alguno de aquellos trilleros cantalejanos con visera negra y rostro
de hogaza de, que recorrían mi provincia ─ de aquellos gorrineros
de la tralla no había que fiarse un pelo─ no ha hecho otra cosa
que meter la gamba y destruir. Le han dicho los judíos que se admita
al turco en Europa y Moratinos que parece más bien un monosabio de
la Trilateral que un ministro de España le ha abierto el portillo al
sucesor de Alí Pachá. Rusia la Rusia cristiana, la fuente
espiritual y material del Oeste, donde están todas las materias
primas como el gas, las reservas de trigo, los bosques siberianos,
los minerales, los saltos de agua, que transformarían a la Comunidad
Europea en una fuerza política y económica y no una cuadrilla de
mercachifles a merced de lo que diga EE.UU, según las trazas, no
tiene derecho a entrar en el club. Algo huele a podrido en Dinamarca.
Capítulo 15
LA
LAURA DE KIEV
Kiev
es ciudad santa, uno de los santos lugares de cristianismo junto a
Jerusalén, Compostela, el Monte Athos, Capadocia. Me acuerdo de la
visita que giramos un grupo de turistas ingleses en el año 73. En
Pecherskoi está la montaña mágica donde pueden contemplarse momias
algunas incorruptas de antiguos monjes, los encuevados. Los cuerpos
aparecen acurrucados en vanos de la roca. Algunos pasaron la vida de
rodillas y no podían erguirse a causa de la estrechez de la cueva.
Otros no se sentaban, pasaron la vida de pie. Oración de quietud y
de silencio como Simón Estilita, san Antón, san Sabas, Andrés el
Cretense, Juan Damasceno, Hilarión. Por eso el conflicto ruso
ucraniano que subvenciona Soros en la laura de Kiev a mi modo de ver
es una visión de Apocalipsis.
Pecherskoi
forma parte de las tebaidas sagradas que se irradiaron desde Siria y
Asia Menor hasta Grecia y los Balcanes. La idea cenobita es la
búsqueda de la perfección siguiendo la máxima de la cristología
de ser perfectos como perfecto es el Padre que está en los cielos y
se encuentra en la soledad y el silencio de las montañas como el
monte Sinaí y el monte Cedrón, en Salónica o Capadocia. Orate
et vigilate. Oración constante. Día
y noche. Hesicasmo. El nombre de Dios siempre en los labios. No nos
dejes caer en tentación Repetición continuada de una jaculatoria:
el kirieleison, señor ten piedad. Kiev la santa en el corazón mismo
de la santa Rusia me impresionó. El accésit o ascensión de la
cumbre de los perfectos requiere el asesoramiento de un guía o
monitor en oración. Un staretz:
el monje que nos enseñó las cuevas de Pecherskoi.
Era
un hombre alto con unas barbas patriarcales nieladas de plata,
relativamente joven y con esa voz melodiosa que sólo se encuentra en
Rusia, hablas que parecen flautas, el pelo largo y recogido en un
moño y un icono de la Virgen María colgándole del pecho: panagia.
Maestro de novicios. Le llamaban sus educandos staretz
y batiosca: padrecito. El coro ¡cómo
cantaba himnos apasionados mientras los ángeles parecían pasearse
por la bóveda, madre mía! Aquellas voces parecían lenguas de fuego
que fueran a incendiar el mundo. El staretz nos contó la parábola
de mostaza e hizo una profecía. La gran catedral de Santa Sofía de
Kiev aparecía casi vacía pero el padre Zosimo dijo que algún día
se volverá a llenar
—Nuestra
fe es indestructible.
Quedé
pasmado ante la seguridad de aquellas palabras y la profundidad de la
mirada del staretz. Eran ojos humanos los del padre Zosimo pero había
en ellos un halo divino, algo que no pertenecía a la tierra
Capítulo 16
BULGAKOV:
GUARDIA BLANCA.
Por
las páginas de la "Belaia
Kvard" galopan los caballos del
Apocalipsis abierto el séptimo sello, confluyendo dos planos el
ideal y el real, el pretérito y lo porvenir, en una gavilla de
grandes frases fulminantes palabras. He aquí otro ucranio profético.
1918 año terrible grandes hambres en Ucrania guerra civil el
fantasma de la hambruna en las aldeas, los mujiks
se comían las cortezas de sus abarcas de abedul y de antropofagia se
dieron casos. Miguel Bulgakov era un ruso blanco hijo de un pope. Su
escritura fue admirada por Stalin. Los judíos conspiradores querían
mandarle a Siberia y había muchos de ellos en el politburó. Fue un
meteco, un exilado interior en el país de los soviets, habida cuenta
de sus orígenes cristianos. Su falta de sumisión al soviet
deseencadenó la persecución de que fue objeto después de haber
escrito "El
Maestro y Margarita" y después de ser el autor que más obras
tenía en cartel en Petersburgo años 30.
Botas
altas a la moda, gorros aplastados pasan los cadetes de ingenieros...
las sandías no pueden asarse con jabón ▬ el absurdo forma parte
de nuestra realidad ▬ que vencieron los norteamericanos y no es
posible sentarse sobre un erizo. Bulgakov el nuevo Gogol el cual,
siendo ucranio, escribía en ruso hace en esta novela enigmática un
canto al mundo que se fue con la caída de los Romanov: los museos,
los bailes palatinos, los húsares elegantes, dolman
cruzado al pecho de terciopelo y una pluma en el ros para romper los
corazones de las damiselas. La guardia blanca estaba integrada por la
crema de la crema de la aristocracia militar, el regimiento
Preobrazhenski. El hetman
se monta al caballo, desenfunda el sable y grita a su sentnia:
“hurra muchachos”. Mijail Bulgakov revive las experiencias de su
infancia dorada en Kiev la santa. Su familia vivía en la bajada de
la calle Aleseyeski. Desde el jardín se ven las cúpulas doradas de
la catedral de santa Sofía.
¿Soros
con la revolución naranja metió allá la zarpa en el granero de
Europa las tierras negras? Ucrania siempre tuvo un problema con el
judaísmo; el tercer ángel derramó la copa sobre los ríos y sobre
las fuentes y se convirtieron en sangre. Los alemanes eran cobardes y
apoyaban al forajido Petliura. La Gran Guerra trajo a Ucrania los
piojos el hambre y la blenorragia. Miguel Bulgakov pasaba consulta a
los enfermos de sífilis de Moscú, enfermedad que él contrajo dios
sabe donde y de la que él murió ya cocainómano. Los grandes genios
de la literatura rusa y puede que la universal fueron desdichados.
Le tocó ver la caída del zarismo anegado en un mar de supercherías
y de corrupción... llegaban los periodistas de Moscú, gente venal,
ávida y gallina. Cocotas. Honorables damas de aristocrático
apellido y jóvenes pederastas activos y pasivos bardajes y buharros
pero esto es la modernidad según el autor de “La Guardia Blanca”.
Llegaban príncipes del tres al cuarto, poetas y prestamistas,
gendarmes y actrices del teatros imperial que se movían alarmadas
por el futuro eléctrico de la humanidad. Es rotundo y profético
Bulgakov. Su táctica es la repetición y el salto de página como
los troparios del canto diaconal bizantino. Saca la mano a pasear
para arremeter contra la insensatez y cursilería de sus
contemporáneos y abre los fuelles bajos de su voz de chantre para
cantar las verdades del barquero. Un judío predicaba junto a la
iglesia de san Vladimiro la revolución y entonces entraron los
bandidos en tropel, gritando consignas “la calle es nuestra”, y
yo me fui. Esta es la visión cínica y lírica de un testigo
presencial de la revolución de octubre que volvió a revivirse casi
un siglo después en la revolución naranja en Kiev. Como buen
ucraniano, es Bulgakov muy hábil con las palabras que esgrime en su
doble interpretación semántica de las dos grandes lenguas eslavas.
Fue para mí un maestro desde que leí la Guardia
Blanca, traducida por un hermano de
Pedro Laín Entralgo. Se adelantó a Kafka. Novela moderna a gran
escala.
Capítulo 17
EL GRAN AYUNO DE LAS FIESTA DE LA DORMICIÓN
A mediados de agosto la campiña rusa huele a manzanas (iabloki)
y los rusos se preparan para celebrar las fiestas de la recolección
que coinciden con el gran día de la Virgen el 15 de Agosto (Uspeñie
o dormición que es como ellos denominan a la Santa Asunta) al que
antecede el gran ayuno del verano. Leo a Antón Chejov en una de sus
novelas cortas “Campesinos" efectúa un retrato de la
Rusia rural poco antes de la revolución: es tiempo de pescar mújoles
y de recoger manzanas. Se escucha, alegre, el canto de los mujiks. Al
lado del ideal religioso magnifico de la iglesia de cinco cúpulas se
proyecta un caleidoscopio menos amable sobre las condiciones de vida
en que viven los kyliaks. Hay dos planos el de la naturaleza virginal
y el de la vida humana con sus sobresaltos:
"Nikolai y Olga contemplaban la puesta del sol, cuyos
fulgores de oro y púrpura se reflejaban en el agua, en las
ventanas de la iglesia, en el cielo, en el aire sereno y puro... ya
puesto el sol, el rebaño pasó mugiendo, pasaron las bandadas de
ocas... la suave luz crepuscular se extinguía en el aire; descendía
lenta la noche". El realismo bucólico del genio que
describe majestuosamente la naturaleza contrasta con las cabriolas de
un estro imaginativo que se asoma a las páginas de esta novela donde
todo es triste y a la vez alegre, divino y diabólico, sórdido y
esplendente como un coro de querubines cantando entre las nubes (esto
es Rusia) cristiana y pagana... En la iglesia mora el Señor. La
gente alumbra con velas y lámparas, rojas, azules, verdes como los
ojos de una princesa. El Señor se pasea por la noche por la iglesia
y la Virgen y san Nicolás van detrás de él... tup... tup... tup y
el sacristán tiene miedo, mucho miedo... sí, paloma... y cuando
venga el fin del mundo todas las iglesias volarán al cielo... ¿con
las campanas? con las campanas, sí, paloma. Realismo mágico
diríase es lo que evocan estos párrafos de un cuento en que
plantean un problema teológico de categoría como es el hecho de que
las fiestas sagradas arrastren como una lacra infernales borracheras,
comilonas, estupros. Ya el gran poeta francés Francisco Villon lo
denota en sus cuartetas al narrar un crimen cuando se celebraba la
fiesta del Corpus en Paris. Los templos del Espíritu Santo
regenerados por los sacramentos se convierten en seres miserables
bajo las garras de la sordidez, la pobreza, el alcohol. Chejov hace
autocrítica pero no convendría cargar las tintas contra la religión
de Jesús. Todo esto es achacable a las carencias de la condición
humana: los judíos a lo mejor no se emborrachan pero fomentan el
odio y la usura, el engaño hasta tal punto que su soberbia aterra.
Los musulmanes son fanáticos, derramadores de sangre, y creen que la
fe del profeta se impondrá mediante la espada. Ante eso el panorama
que describe el maestro ruso de Jukov una aldea perdida en la
estepa rezuma ternura y misericordia hacia estas pobres gentes
creyentes y a la vez pecadores que invocan a la Vivificante, y
no cesan de suspirar ante el icono y de invocar protección ante la
madrecita contra la esclavitud, la miseria, el vodka. Todos tienen
miedo al más allá y viven acurrucados junto al samovar. El autor,
dibujante de la condición humana, ofrece muchas preguntas pero no
tiene respuestas y eso es lo que le vuelve tan humano. Sólo el
cristianismo ha demostrado a lo largo de la historia su capacidad de
introspección. Se recuerda que nuestra ley nos exige devolver bien
por mal y volver la otra mejilla cuando te dan una bofetada. Ha
pasado Santa
Clara y los ardores de san Lorenzo, tiempo de verano, agosto hermoso
y peligroso, sandalias franciscanas, andares lentos bajo el sol de
las dos mochas publicar o no publicar that is the question mejor no;
los libros me los como. El amo de la vara hace estallar su látigo
enfrascándose en contiendas tremendas, historias de cadáveres
negros, que vienen y nos apalean Cataluña un nuevo estado musulmán
los mamones amenazan por Gibraltar y llega la escuadra. Londres ha
vuelto a utilizar la retórica de siempre, la de las cañoneras
cierra, el convento de los franciscanos de Avilés, se murió el
ultimo fraile, termina una historia que comenzó con Enrique el
Emplazado uno de los trastámara; estos veranos nada tienen que ver
con aquellos de mi adolescencia cuando me pusieron de pantalón
largo. Yo huyo hacia mis interioridades porque nada es lo que parece
y nada es lo que es; lo mejor refugiarse en Chejov para encontrarme
con la majestad de la liturgia griega, el tedio de las vidas pocos
complacientes, aquí una institutriz que es expulsada de la casa
donde servía por robar un broche que había sido sustraído por el
paterfamilias, un hombrecillo acogotado que tenía el vicio de la
bebida, la pobre muchacha que convive con un estudiante de medicina y
la abandona; se escuchan las toses del cuarto número seis; alguien
quiere, volviendo sobre sus pasos perdidos, regresar al hogar pero
encuentra la casa solariega cubierta de muerdago las cerraduras
enrobinadas por el orín. El jardín delantero aparece cubierto de
lampazos la galería del portal muestra su perfil desalmenado, como
la dentadura de una vieja. Le faltan tres o cuatro estípites el
hórreo se vino abajo y hay que rescatar las lanchas de los
piragüistas que se encuentran sepultados bajo los artos. Mientras te
afanas por abrir una casa cerrada desde hace siglo la Roxia te
observa y el delincuente que se ha hecho rico con el contrabando de
la droga se encuentra oculto tras la persiana del mirabel
observándote mientras tu siegas la hierba y te afanas por recoger
algunos limones del viejo limonero que se encuentra semiseco; aquí
están encerradas viejas vivencias la infancia de mis hijos, aquellas
vacaciones, aquellos veranos con sabor a mar perfume del ocle y de la
hoja del tabaco, la artesa medieval que se disolvió en polvo, el
espejo con la foto de una muchacha en flor y de un segador de
guadaña, un san Antonio y una Virgen del Henar y María Elena que se
nos acaba de morir de enfisema y gordura letal cuando era una guajina
de tres años. Bien. Este es Chejov: la pluma que se rebela contra
la monotonía, contra esa taifa de bribones que aparece sobre el
horizonte, esa cuadrilla de salteadores que son las pasiones, y se
hizo con el poder el niño que llora, la mujer que se echa un amante,
el marido despechado que se suicida, los golpes secos que pega el
leñador. Nos van a vender el jardín de los cerezos; alguien comete
un asesinato, la bella Elena se enamora de su acreedor. Una mujer es
sí cuando dice no; vas y vienes a Madrid, los mismos rostros,
idénticos gestos de cansancio, a la puerta de un bar te roban la
bici, eres un difunto de taberna pero yo me cisco en ellos. No los
soporto cuando sus pulpitos son altavoces de la destrucción que
viene y parlamentan los muy sañudos sobre el día de la ira el dies
irae querrás decir eso es tener muy poca imaginación. Madrid bien
puede ser el Petersburgo prerrevolucionario donde Antón Chejov
plasma la falta de sensibilidad e impotencia de una sociedad a punto
de recibir el finiquito ante lo inexorable. Su prosa infunde
resignación, dejando la cólera y la rabia colgadas en el paragüero.
El aire de un crimen para los novelistas de la gran manzana o los
espías de Supraba que andan a todas horas barriendo la red, ya
trillaron la parva, ahora es cuestión de largar el bieldo y aventar
el cereal ¿me quieres, Irina Petrovna? Mucho. No te imaginas cuanto
te amo, Genadio Silvinovich, ya ha muerto Gertrudis la mendiga de
Kursk, hicieronle un gran funeral, licuó la sangre de san
Pantaleimón y han llegado al mundo promesas venerandas, armaba
escándalos, la vapuleaba. Tú te fastidias junto a tu marido, Fekla,
pero la sagrada escritura dice que, si te sacuden pon la otra
mejilla, no estarás de burla, verdad. Es terrible: por el río
nadaban los mújales, los negocios se han echado a perder ¡y ahora
estoy tan cansado! Había veranos en que me sacaba mil duros en
comprar y vender y ahora estoy sin blanca fíjate. Se me ha rasgado
el borsalino y no tengo para comprar abrigo nuevo, tú tiras las
piedras a machote y yo a sobaquillo; tarde de agosto se te fueron los
furores con la resaca, echaste al diablo, arrojaste los malos
pensamientos a las tinieblas exteriores, mientras lees al más
aristócrata de los escritores rusos, limpio de cuerpo y alma,
irónico y tierno a la vez, aunque no sé que actitud tomaría frente
a esta oclocracia y como serían sus cuentos bajo la plebeyez del
nuevo orden que poco tiene que ver con esa sala numero seis,
cristiana, donde tosen sus enfermos del pecho. Estarán tuberculosos
pero es una tuberculosis que tiene que ver poco con la sañuda
protervia de la bestia y de la masonería que oficia su ritual
solemne en maguitos. Antón Chejov era un aristócrata de la prosa.
Nos consuela releer al maestro cuando nos ahoga la falta de libertad,
la acedía, la sumisión al yugo tecnócrata. Puede que seamos
víctimas de falsas expectativas porque al final de todo lo humano
aguarda la muerte y la decepción. Un 90 por ciento de nuestra vida
son instantes de aburrimiento. El letargo de lo anodino vence a la
euforia, mas no por eso habrá que quemar las naves ni romper los
moldes; simplemente seguir la tradición. Sus cuentos, así me parece
a mí, poseen como un cierto encanto litúrgico como si Antón se
revistiera la estola cruzada y oficiase unas rogativas a la manera
tradicional del canto diaconal de letanías en el oficio litúrgico
de san Juan Crisóstomo. Señor, apiádate de nos, muestra tu
misericordia y no tu ira sobre la bola del mundo. Regreso a “Historia
de una anguila” y me veo retratado en aquello foto del niño rubito
vestido de marinero cuando nos dieron las casas de Valdevilla.
Aparezco junto a mi padre mi madre y el general Tomé apretando yo la
barandilla de ladrillos, la foto del sardinel que guardé en el
libro. En aquel jardín papá plantaría un rosal y dos piescales. Yo
era un niño inocente que no comprendía nada deslumbrado por el sol
de Segovia y la gorra de plato del coronel. Luego la historia
de una anguila publicada en
la colección Austral sería el libro con que entretuve mi espera
ante el juez donde fui llevado por escándalo publico, la llamé
puta, me desahogué. Se perdería en la comisaría. Había venido yo
a casarme y la moza me dijo que no, fui detenido a punta de pistola
por un policía que estudio conmigo Filosofía y Letras. Pero no
quiero hablar más de aquella noche fatídica. Otro libro de Chejov
sus obras completas encuadernadas en piel se perderían de la misma
manera en el paritorio del hospital de la princesa Beatriz de South
Kensignton mientras esperaba nacer a mi segunda hija. De modo que
puedo decir que el autor ruso se encuentra plenamente integrado a mi
vida en lo que guarda de casualidad, de absurdo o de veleidades
imponderables del destino. Vete tú a cantarle los blues
a aquellas mujeres que un día te quisieron y te dejaron de querer o
no te quisieron nunca porque todo fue un fallo de la fatalidad. Aquel
primer amor bien pudiera haber acabado en tragedia, a no ser por la
intervención del ángel fuerte que me gobierna. Los besos que
soñabas, los momentos radiantes de felicidad, los veo ahora
convertidos en humo. Ah, san Antonio de Padua valedor de este
pecador. Estaban las sandalias del mujik cubiertos de barro. Eran las
trapisondas de los siervos de la gleba. Las falsas promesas de las
mujeres. Las esperanzas y lo sueños que se colaron por la atarjea
del vodka. Yo estaba tan tranquila en mi casa. Tú me pegaste al
volver de la taberna. ¿Me quieres Afasia Argimirovna? Más te
querría si no me mirases con esos ojos diferentes a los de entonces
y ese rostro que despliega una gran nariz. Tengo una jaqueca terrible
a causa de la borrachera de la víspera. Mañana es la fiesta de la
Dormición. Las campanas repican a gloria pero hay mucho duelo en mi
corazón. Me sube la tensión, me vocea, es como una yegua que
descarga coces en mi trasero, me crispa y me sube la tensión a
17-10. He de controlarme para no golpearla. Ay de ti si sacas la mano
a pasear. Son dos años en la trena. Dominarme me cuesta Dios y ayuda
y mis dineros, pero no te preocupes; cuando venga el fin del mundo
todas las iglesias─ ermitas, humilladeros, catedrales, capillas,
colegiatas, oratorios, ermitas y capillas y hasta el templo de
Salomón ─volarán al cielo. En 1937 por estas fechas los buitres
circunvolaban los cultivos de Brunete. Fue el año del horror. Las
aranzadas mostraban las panzas abiertas de los cadáveres de los
mulos. Los campos estaban sembrados de esqueletos. La aviación había
arrasado con sus bombas los trigales. Pegaron fuego a las encinas y
el chasquido de las ascuas tuvo aquel verano un cierto parecido con
el golpear de la lluvia mansa sobre el canalón. En conmemoración de
aquellos muertos a los que todos olvidan yo me fui de vareta, difunto
de taberna. Me cagué sobre las retamas del olvido. Antón Chejov, ay
dios mío, no sé para qué vale la literatura. ¿Sólo remesas de
papel para limpiarse el culo? Puedo decir que en el día de la
Dormición me cagué en los adoradores de Belial, en los masones del
mandil que ofician sus abracadabras con capa pluvial y manguito y
hacen por la tele y por la radio los conjuros del anticristo.
Capítulo 18
CANTA
EL RAITÁN
De
todas las lenguas romanas y románicas, de entre todas las diversas
jergas y tonalidades en que se hablan las lenguas de España, creo
que los vocablos más hermosos los conservan vascuence y bable. Dos
idiomas que fueron hablados por gentes aldeanas que tuvieron un
comercio natural y sin mistificaciones de ningún tipo con la
naturaleza. Por eso se hablan como susurros en las frondosidades de
los bosques del país cuando la brisa besa los árboles o los
santigua el viento entre las ramas o el son del agua en las piedras.
Y se refieren a conceptos directos y concretos. No se trata de hablas
especulativas o analíticas. Obviemos las ampulosidades anfibológicas
de la política. Aparte de eso guardan en ambos casos las
esencias entrañables del pasado prerromano (el celta y el ibero) por
lo que se refiere al guipuzcoano. En cuanto al bable es lo más
parecido al lenguaje de los juglares y de los héroes de los cantares
de gesta o al de las legiones romanas que acamparon en el Bierzo, la
Asturica invicta, cuartel general de la Legio
VII Gemina también llamada Victrix
(la victoriosa).
Es
nuestro romance más puro y a él hay que volver para estudiar la
evolución léxica o sintáctica del castellano. ¿Quién no se ha
extasiado ante la ternura de una balada en vascuence como el amets
egin goitzian? ¿A quién no se le
alegran las pajarillas o se le vuelve el alma de almíbar al escuchar
los sones del pericote o de la danza prima? La llingua
asturiana guarda asimismo de términos propios de ascendencia
celtíbera. Bellos vocablos como cadeixo,
enciso, xana, hatores.
Los
sufijos diminutivos en in
parece que endulzan la entonación de la marina y de las brañas
cuando risca la luz las entrañas del monte. Hay vocablos como vixu
y orballu
y en la prosodia juega a la dulcificación general una yod
intervocálica. En asturiano no existen las jotas que dcen las
trajeron los moros pero que yo creo que son préstamos del habla
fuerte de Vascongadas. ¿Anduvo por aquellos montes la Tribu Perdida,
la XIII? ¿Estuvo de verdad el paraíso en Cantabria? Por Pravia
dicen salió la lluna
y calentémonos cabe llar pero un poco más arriba por los concejos
de Tineo esta elle palatodental se hace explosiva dando lugar a tsuna
y a tsar por llar. Los gallegos dicen “lareira”. El cronista
piensa en estos asuntos oyendo esta mañana cantar al raitán pájaro
bello y mínimo que se solaza tras los "finxos"
de la era mientras la tarde se derrumba en sombras prometeicas sobre
los cerros astures. De todas las aves de la creación quizás sea el
raitán el de menos envergadura pero su canto es recio y potente como
el de una gaita que suena de alborada. Anida en ramas de castaño
este pequeño prodigio de la fauna animal y busca a la compañera
atrayéndola con sus filados bajo los ladizos del hórreo de castaño.
El de mi casa es del siglo XVIII. Un epígrafe en el dintel escrito a
gubia en letra inglesa: Fizolo Lucas
Fernández en 1789. Podíamos hablar
mucho de esa fecha. Cuando las horcas tomaban la Bastilla aquí
estaban tallando troncos para construir cabazos
y paneras los carpinteros de ribera. Al raitán no le ve. Es tímido
como el ruiseñor y huraño como el urogallo. Sus tonadas, sin
embargo, alegran los prados. Atardeceres mágicos. Un ángel de luz
nos lleva en volandas por los montes del paraíso allá donde queda
la Sierra del Viento. Esta región nos prende a los que somos de
secano. A los animales domésticos aquí los bautizan cuando los
fierran. Pero si nos aguardamos un poco a que cierre la noche a lo
mejor vemos cabalgar sobre los tejados el espectro de doña Berta. La
propietaria de la casona que escribía cartas de amor al carlista
habita en mi aldea. Y la verdad es que estas cosas nos hacen ser un
pueblo rico y esperanzado como diría Borges. Debe de haber trasgo en
el vallado. Las xanas bajarán a peinarse a la fuente del reguerín,
después habrá esfoyaza junto a los calderos.
Ye tiempo de castañas. Es por
San Martín patrón de Europa. Habrá luna llena. Entró el otoño,
esperamos la nieve, pies quietos mientras escuchamos el sonido de las
manzanas al caer del árbol besando la tierra. Música celestial que
desnuda primaveras antiguas
Capítulo 19
ROMA
FRENTE A TOLEDO. DIFERENCIAS ENTRE EL RITO CLUNIACENSE Y EL MOZÁRABE
Martes
de cuaresma de 1071. Monasterio de San Juan de la Peña: doscientos
monjes cantan prima y tercia con arreglo al antifonal compuesto por
san Isidoro. A la tarde fueron oficiadas las vísperas siguiendo el
misal cluniacense. Si prima, tercia, nonas y laudes fueron toledanas
al atardecer los salmos y lecciones fueron romanos. Fue sin duda el
ocaso de una civilización. El cristianismo en España llegó por el
sur en la ruta mediterránea de Bizancio. El episcopado, las
parroquias, las devociones conservan la impronta griega. El ritual
mayormente es cantado y no hay consagración sino epiclesis con
incesantes invocaciones a la Trinidad y al Espíritu Santo. Retumban
bajo las bóvedas de los recoletos templos los trisagios atanasianos…
agios… agios. Dios fuerte, Dios santo, Dios inmortal, ten piedad.
Y los misterios se celebran ocultos en el reservado tras la puerta de
los dones del iconostasio que vela la visión de los fieles. Como en
esa pequeña catedral del rito visigótico que es la iglesia de santa
Cristina de Lena que, por su recogimiento y acústica, lo que se
denominaba en arquitectura ortofonía, me recuerda a las sobori
o catedrales rusas, una reminiscencia de los ritos órficos. Fe es
creer lo que no vimos dice el Ripalda. Se abre la puerta y aparecen
los tres diáconos. El chantre canta la epístola y el preste bendice
al pueblo revestido de ricos ornamentos no con la mano extendida sino
juntando los tres dedos de su diestra. Las misas del Cid antes del
primer canto del gallo duraban tres horas y en las dos pascuas toda
la noche. En el poema del Cid con ese verismo de la cuaderna vía se
nos advierte que el prócer besará la mano sólo a su obispo y al
Padre Santo romano le hará reverencia pero no le besará la mano.
Devos
dios malas gracias, ay papa romano,
Enviasteme
a pedir tributo cada año
Traéroslo
ha el buen rey don Fernando
Cras
vos lo entregará en buena lid en el campo
Este
verso resume el malestar que produjo entre el clero castellano la
orden del papa Alejandro II de suprimir el ceremonial antiguo. Hasta
hubo una ordalía. Se encendió una hoguera a las que fueron
arrojados dos misales. El que se quemara sería el falso. Fue pasto
de las llamas el de los cluniacenses pero en Roma no hicieron caso.
Castilla había de aceptar por las bravas el mandato papal. Gregorio
VII, también llamado el monje Hildebrando, muerto Alejandro, amenaza
con enviar a la marca hispánica una cruzada bajo el mando del conde
Ebles de Roucy, hermano de la reina Felicia de Aquitania. Sancho
Ramírez de Aragón claudicó ante las reivindicaciones de la sede
apostólica que invocaban su derecho sobre la cristiandad española
en una concesión del emperador Constantino al papa Silvestre al que
dona sus posesiones en España.
El
papado era una institución merovingia donde lo temporal se confunde
con lo espiritual y el papado por eso actuó como un señor de horca
y cuchillo, conforme a la mentalidad medieval. El obispo de Roma
juntaba sus propias mesnadas, tenía un ejército y salía a campaña
contra los otros reinos cristianos. Mal ejemplo pero encarnaba las
dos ideas claves del poder medieval: trono y altar. Dicha creencia
(la iglesia como institucional temporal comete fallos, no así en su
calidad de mandato divino) va a dar desembocar en los papas poco
ejemplares de la edad de hierro del pontificado, o en la lucha de las
Investiduras y el escándalo de las cruzadas, que llevarían al
enfrentamiento de Roma y Bizancio. Toledo quedó entre medias. A tal
respecto los españoles pedían dispensa alegando que ellos tenían
su propia cruzada. Les bastaba con la pelea contra el sarraceno, una
empresa en la cual no participaron los otros reinos cristianos
allende el Pirineo. Lucharon ellos solos con las barras de Aragón y
el pendón castellano. Con la proscripción del viejo misal perdimos
centenares de himnos, colectas y fórmulas de veneración de las que
se conserva alguna como el Attende,
Domine et miserere que sonaba en
Cuaresma o el Rorate coeli desuper
en Adviento, pero ganamos la maravillosa polifonía del Canto
Gregoriano de una tremenda solemnidad y más austera que el ritual
gótico. La iglesia fundada por Jesucristo es eterna. Y depositaria
de la fe en la resurrección y la vida perdurable. Sin embargo, a
todos los que hemos estudiado su historia nos encontramos con
contradicciones e interrogantes que son obra de los hombres ─lo
esotérico interior y lo exotérico o externo─ que se une a lo
misterioso. Una, católica, apostólica. La barca del Pescador cruza
los mares aborrascados de los tiempos y padece del espíritu de
contradicción y las objeciones. Esa iglesia española que acató las
normas gregorianas, imbuido del espíritu profético, ha sido una de
las más grandes en extender y propagar el evangelio, sobre todo en
Hispanoamérica. La monarquía española se hizo cargo de ese
espíritu mesiánico de la defensa de la catolicidad y sigue en la
brega aun hoy en día cuando arrecia la más lóbrega persecución de
los grupos protervos enemigos de la cruz. Cabe recordar que fue
bastión contra el Islam. El ritual incoado por el Vaticano II al que
hemos criticado sin entender y sin haber conocido mucho de los
tesoros que guarda el nuevo breviario no ha sido respetado en toda su
grandeza. Nada tiene que ver con sus dos precedentes, el gótico y el
gregoriano, pero es faro de luz que ilumina los nuevos tiempos,
apocalípticos (los cristianos están siendo expulsados de Jerusalén
y en lugares como Pakistán se martiriza a creyentes por recibir el
bautismo y un imán Saudita ha dicho que hay que asolar todas las
iglesias cristianas de Europa y sustituirlas por mezquitas) en parte,
pero la vida de la SRI ha sido una perpetua Apocalipsis un cambio
incesante porque las sociedades y las mentalidades evolucionan y se
mueven. Credo in unum Deum. La sangre de los mártires es semilla de
nuevos cristianos. Hoy cuando nos sentimos muchos de nosotros en
orfandad es necesario proclamar la veneración trinitaria frente a la
molicie y la comodidad de una sociedad descreída y dominada por
medios de comunicación cristofobos. Advierte don Ramón Menéndez y
Pidal que las relaciones entre Oviedo y san Juan de Letrán fueron
muy escasas antes del siglo XI. Tras la conquista de Toledo van
mejorar algo. Sin embargo, los obispos españoles guardaron
celosamente su autonomía.
Excomulgaban
y canonizaban por sí mismos. A Roma sólo se acude cuando surge un
litigio con las otras diócesis que en sus orígenes se llamaban
heptarquías a la manera griega. El recelo y las suspicacias van a
ser constantes durante toda la edad media con figuras tan
impresionantes como el arzobispo Carrillo que decía que él se
pasaba por los mismísimos los rescriptos, breves y bulas de los
padres santos. A Cisneros lo metió en la cárcel eclesiástica de
San Torcaz porque el bueno de fray Francisco antes de ser fraile se
llamaba Fernando y era un cura de pueblo que había peregrinado a la
Ciudad Eterna a la procura de un beneficio que le correspondía en
cierta parroquia al lado de Alcalá. Gil de Albornoz hizo lo mismo
con el arcipreste de Hita por su renuencia a aceptar el celibato. El
cisma de occidente y la coronación del papa Luna surgen como telón
de fondo a tales litigios por cuestiones de jurisdicción y
preeminencia. Se reconocía al soberano pontífice una autoridad de
primus inter pares. La reforma cluniacense va a representar, empero,
un triunfo omnímodo y total de la sede apostólica aunque el
episcopado español siga siendo autónomo en sus propias diócesis e
impulsor de la lucha contra los sarracenos (Cisneros, Jiménez de
Rada, el arzobispo Carrillo de Alcalá, Gil de Albornoz y otros.) El
redescubrimiento del rito mozárabe que se conserva hoy sólo en una
capilla de la catedral toledana es una gran riqueza para la iglesia
en medio del desbarajuste litúrgico imperante y el primer peldaño
para el acercamiento de Roma y Bizancio, separados ambos tronos desde
las excomuniones de Miguel Cerulario en 1055.
Oremos
para que acabe el cisma. La iglesia romana y la ortodoxa necesitan
estar juntas para hacer frente a la protervia ambiente.
Capítulo 20
ARZOBISPO CARRILLO PRIMADO DE TOLEDO
“Don Alfonso
Carrillo —nos informa Hernando del Pulgar en su “Claros Varones
de Castilla—arzobispo de Toledo “fijo
de Lope Vásquez de Acuña fue ome alto de cuerpo e de buena
presencia. Era de los fidalgos e de limpia sangre de Portugal. Su
abuelo era caballero portugués que vino a Castilla al servicio del
Rey don Juan el que fue vencido en la batalla de Aljubarrota. Fue
primero obispo de Sigüenza y después proveído de la sede toledana.
Rezaba bien sus horas e guardaba cumplidamente las ceremonias que la
iglesia manda guardar. Fundó el monasterio de san Francisco en
Alcalá. Era de gran corazón e su principal deseo era fazer grandes
cosas y tener gran estado por haber fama e renombre”.
En este retrato psicológico del controvertido prelado, una de las
figuras clave para entender la España de Enrique IV, nos lo describe
certero. Su ascendencia lusitana va a determinar su alineación en el
bando de la Beltraneja y de las luchas banderizas de aquel reinado
que derivaron en la batalla de Olmedo acabando con el escarnio de la
“mofa de Arévalo”.
Se trata, pues, de
un obispo a la vieja usanza. Eclesiástico ciertamente pero prevenido
en frontera. “Los
moros,
dice el cronista Pulgar que también era converso y del bando de
Isabel en contra de la facción de su hermanastro don Enrique, son
omes belicosos y astutos e muy engañosos en el arte de contiendas e
varones robustos e crueles al acecho por las montañas”.
Acérrimo
personaje que se curtió en las luchas contra el Islam. Magnificente
y generoso. El cronista no nos cuenta que su corte episcopal en
Alcalá rivalizaba con el palacio de los Papas en san Juan de Letrán
o en Aviñón con más lujo que el propio alcázar segoviano donde
vivió el último de los Trastámara. Se daban fiestas y banquetes y
saraos. Acogía a músicos y poetas, siendo muy amado por sus
feligreses, quienes, según el refrán, eran de origen converso en su
mayor parte o morisco: “alcalaino fino no bebe vino ni prueba el
tocino”... aunque le dé al cristal de vez en cuando… porque la
ciudad complutense siempre gozó en España de tolerante, muy al
contrario que Salamanca más rigurosa y levítica. También puede
ser que el propio don Alonso, al igual que don Juan de Torquemada
luego cardenal de san Sixto y Alonso de Cartagena arzobispo de Burgos
y el mismo cardenal Mendoza el cardenal de España, proviniera de
hebreos lusitanos. Se refiere Pulgar a su pasión por la quiromancia
y las artes mágicas de gran boga en la época, a su desdén por los
rescriptos y anatemas que llegaban de Roma. Cisneros al que tuvo
encerrado trece años en la cárcel arzobispal de San Torcaz por
causa de un beneficio por el que pleiteara fray Francisco que por
entonces no era fraile sino cura secular y se llamaba Fernando,
habiendo acudido a san Juan de Letrán para traer una dispensa papal,
fue una de sus víctimas. Echó al fuego la bula papal Carrillo y
mandó encerrar al que había de convertirse en Regente de la corona.
Tenía el señor
primado Carrillo un hijo natural por nombre Troilo al que regalaba
con solicitud paternal pero que falleció a los quince años. Y un
gozque o perrillo de aguas con cuyas gracias entretenía a sus
huéspedes, a decir del cronista Palencia en la “Cuarta
Década”.
En todo resulta muy humano el perfil que de su persona esbozan los
analistas de la corte de Enrique IV.
No solía oficiar
misa más que en las solemnidades pero la oía a diario de labios de
alguno de sus capellanes según costumbre. Siempre que pasaba yo
camino del archivo en la plaza de las monjas, la estatua del primado
mitra báculo y capa pluvial parecía saludarme desde su pedestal
oscuro en la amanecida. Con su mano tendida sobre el horizonte o de
lo alto de su mitra, donde posaba casi siempre algún pájaro,
señalaba el horizonte embelesado por ese misterio que se llama
España. Por su aspecto respondía a la imagen de lo que debiera de
ser un jerarca de la iglesia medieval que definió la Reina Católica:
“pláceme
ver los caballeros en campo, los obispos de pontifical y los ladrones
en la horca”.
Generoso y hospitalario. Sin embargo, el cronista oficial puntualiza:
“Sus
pensamientos eran más altos que sus fuerzas y su gran coraçón no
le dexaba discernir ni consentía medir con las grandes empresas que
tomaba, e desto se seguían trabajos y fatigas continuas”.
Luces y sombras en la vida de este gran arzobispo que ocupó la silla
primada treinta y seis años. De una liberalidad acérrima porque en
su casa no había pobres se derivó la bancarrota de su primacía al
final de sus días. A todos cuantos le venían a visitar les
regalaba, acogía, les vestía y alimentaba, pero muy belicoso y
amante de la guerra también era. Después del obispo Gelmírez, el
de las Navas, la figura de Alonso Carrillo se convierte, para bien o
para mal o en detrimento de las murmuraciones de sus enemigos, en uno
de los gigantes de la historia de la iglesia española a través de
su pretensión de mantener una cierta equidistancia o autonomía
respecto a Roma. “Del
Papa a veces fazía mofa pero nunca malfetría”.
No era la codicia
la inspiradora de una de sus aficiones: la crisopeya sino la caridad.
Quería convertir el hierro en oro para dárselo a los pobres y
remediar así las necesidades de los pobres de Alcalá. A causa de su
manirrota largueza y generosidad murió pobre y arruinado a los
sesenta años. Su sepulcro se encuentra en el trascoro de la iglesia
mayor de la ciudad complutense. Y su monumento me saludaba a través
las nieblas del Henares en el entrelubricán de la aurora nada más
cruzar la fachada de la Universidad cuando yo iba a trabajar. En
parte entendía yo al verlo tan tieso y tan rehecho la vera efigie de
un arzobispo de Toledo orgulloso y triunfal sobre el bloque de mármol
las razones que se les escapan a los enemigos de nuestra fe católica,
dando de lado un hecho sustantivo: que la iglesia está integrada por
hombres falibles y pecadores. Es una institución temporal y asimismo
espiritual. Lo esotérico y lo exotérico van de la mano. La médula
y cáscara se juntan hasta fusionarse. Por eso, continúan
apedreándola los escribas y fariseos de todas las épocas. Por eso,
somos pasto y comidilla de los hipócritas y los que disparan contra
la casa ajena cañonazos cuando la suya tiene el techo de cristal. Lo
malo de los españoles es que desconocen su historia dejándose
engañar por los farautes del miedo y los mensajeros de la
autodestrucción. La verdad es que somos un poco deletéreos. Un poco
de flema y no ser tan aguerridos en nuestras descalificaciones no nos
sentaría mal.
Capítulo 21
DÍA DE
SAN BERNARDO EN FUENTESOTO
Un
año más y siguiendo una tradición secular perdida pocos años
antes de la guerra civil y resucitada en tiempos de la democracia,
Fuentesoto honró al glorioso san Bernardo con la procesión a la
ermita de san Vicente de las Povedas,
camino de Pecharromán. Dedicada a Vicente, aquel diacono aragonés
mártir de la fe, cuyo culto estuvo extendido en la Hispania
visigótica, es uno de las joyas románicas mejor conservadas —sólo
un ábside semicircular cubierta de bóveda de cañón tres lucernas
o saeteras y guardapolvos con adornos de taqueado
jaqués, figuras geométricas y adornos florares en los capiteles, en
la parte interior se representan animales y obispos, que corroboran
la suposición de una mano mudéjar, respetemos al Islam— edificado
c.1135 en piedra caliza. Seguramente, formó parte de una “anillo
de oro” o círculo de monasterios
de monjes blancos que sustituyeron el anacoretismo (aquella zona del
Duratón es comarca de cuevas como la de los Siete Altares de
Sepúlveda) por el monaquismo. Los solitarios de esta Tebaida
segoviana en zona apartada y abrupta optaron por la vida en común.
Los monasterios del Cister eran lo más parecido en los siglos medios
a los “kibutz”
israelíes de hoy. Eran centros de producción y feudos de defensa.
Allí se abrazaba un género de vida austera de trabajo y plegaria,
también de estudio porque el “armorium” o cuarto de los libros
era tan importante como el refectorio y el dormitorio corrido, vida
en común. Pero no sólo rezaron. También trabajaron, plantaron
viñas, cavaron huertos y araron tierras. En los majuelos de
Sacramenia, Pecharromán, el Vivar y Valtiendas se pisaba una uva
que, transformada en mosto, daba el mejor clarete del mundo. El Vega
Sicilia y los excelentes caldos de
la ribera del Duero zona Peñafiel fueron el descubrimiento de estos
frailes blancos que todas las tardes cantaban himnos en honor de la
Virgen María y tomaban un jarrillo a las comidas. Ellos trajeron el
vino y el canto gregoriano. Eran monjes soldados. Tengo entendido que
Ben Gurion copió algunos capítulos de las Constituciones para el
Estado Hebreo de Bernardo de Claraval, aunque sustituyendo la palabra
Dios por la Roca de Israel. El monje ideal, apartándose del mundo,
goza de las buenas cosas de la existencia: el trabajo, el reposo, la
quietud, la amistad sin los líos del amor y la familia, la caridad
con el prójimo, abraza la virtud en menoscabo del vicio, aun sin
perder de vista la fragilidad de la condición humana que con
frecuencia sucumbe a la tentación. Ora y labora. Huye,
calla, llora y reza es la receta del
Talmud
en la lucha contra las fuerzas diabólicas y el espíritu maligno que
nos rodea Hay rasgos misteriosos, que no se comprenden en la
personalidad de este bienaventurado abad borgoñón,
el cual a lo largo de sesenta años de vida pobló Europa de casi dos
centenares de monasterios desde el Humber inglés en la frontera con
Escocia hasta el Duero y desde el Loira hasta el Danubio y el
Vístula. Eran vergeles, jardines de María, remedando el “hortus
conclussus” de la Biblia, ¡qué
descansada vida la del que se aparta del mundanal ruido! situados en
valles apartados a orilla de los ríos y en Castilla los muros
sagrados de estos monasterios como los de Sacramenia se convierten en
alcázares fortificados. Visión del locus amenus pero sin bajar la
guardia, que el enemigo acecha. Por
fuero de Brañaseca otorgado por el rey Alfonso
VII el Emperador surgieron los
aportillados o caballeros prevenidos en frontera. Los esclavos podían
manumitirse al socaire de esta norma y los musulmanes gozar de
libertad dentro del territorio castellano. Así como los judíos.
Parece que hubo dos aljamas importantes una en Sacramenia y otra en
Sepúlveda de dependiente de la de Fuentidueña donde estaba la
sinagoga mayor.
Claro
que esto no se cumplía siempre, porque los monjes soldados, venida
la primavera, tenían que pelear contra los invasores del sur. A
juzgar por las adarajas o ladrillos sin terminar de ser colocados se
aprecia que las iglesias de san Vicente y las de san Gregorio no
pudieron ser terminadas porque se acabó el peculio, o por la de la
llegada de tropas sarracenas. Son misterios que suscitan la
meditación del que contempla estas sagradas piedras.
Otras
plumas más cualificadas como las de Quadrado o las de mi paisano el
doctor José María Costa Arribas— en las páginas del Adelantado—
disertaron, con más autoridad que la mía, sobre las peculiaridades
de esta comarca en la franja ulterior de la provincia en todos sus
aspectos (lexicográficos, aperos, refranes, trajes, modos de labrar
y construir, usos y costumbres incluso el sentido del humor que es
muy peculiar según nos ha descubierto el gran escritor, musicólogo
y etnógrafo Joaquín Díaz.)
Sin embargo al que suscribe le cumple el orgullo de que mis paisanos
no hayan hecho caso omiso hacia mis prevenciones sobre el valor
histórico de estas joyas ocultas en sus predios. Ya en 1968 publiqué
un reportaje en Diario
SP “Ermitas
abandonadas en el camino de Sepúlveda a Peñafiel,
era el título, con unas excelentes fotos de Santiso. Hoy san Vicente
que por aquellas fechas era un muladar está abierta al culto y los
“corines”
mote con que se designaba en la comarca de Villa y Tierra a los de
Fuentesoto con
gran esfuerzo adecentaron la iglesia de san Gregorio. Que san
Bernardo confesor y san Vicente mártir los bendigan. Loores y vida
larga.
Capítulo 22
CATEDRAL
DE TOLEDO.
La
catedral de Toledo sede primada es misteriosa. Encaramado bosque de
piedra que se alza sobre un cerro. El sueño del Greco. Visité
Toledo pro primera vez a los catorce años y desde entonces es un
enigma que me persigue. Luego en los 60 se puso de moda entre los
estudiantes los viajes a Toledo y al cigarral donde escribía y
trabajaba sin parar Gregorio Marañón. Es un pecado mortal para un
endocrinólogo la perdida del tiempo. A mí Toledo se me clavó en la
mirada. Canté su garbo en algunos de mis poemas. Posee toda la
grandeza y ese furor de los obispos guerreros que se calaban la
celada, prevenidos en frontera como Gil de Albornoz o el arzobispo
Gelmirez el de las Navas. A Gil de Albornoz le echaba en cara un papa
de Aviñón cuando regresaba de Bolonia donde acababa de fundar el
colegio de los españoles sus pasiones bélicas. Ni corto ni perezoso
Su Eminencia mandó traer un carro lleno de cadenas y de cerrojos:
— Mirad, Santidad. Ese carro de guerra
cargado de cadenas y de candados. Son las puertas de las ciudades que
gané para vuestra tiara.
Don
Alonso Carrillo cuando recibe un breve de Aljandro VI amonestándole
por su mal comportamiento con Cisneros rasgó el papel en cien
pedazos y metió en la cárcel al que había de ser uno de sus
sucesores en la silla primada.
Vuelvo
a visitar la catedral para abstraerme de este ambiente deprimente que
nos invade a los españoles por las mentiras y desacatos e insultos
contra España. La sombra de don Opas vuelve a pasearse sobre la Piel
de Toro. Aspirar el perfume de los siglos le viene bien a mis
pulmones saturados de humo y de los aires mefíticos de la actualidad
española. Busco el anonadamiento místico.
Los
boceles del tímpano de la Puerta del Perdón elevan mi mente a la
serenidad del pantocrátor. Busco la abstracción solemne del airoso
botarel, la gárgola de boca monstruosa y los arbotantes que hacen
equilibrismo sobre los muros encaramados. Quisiera escalar a lo más
alto del pináculo para tocar la trompeta del juicio final como ese
ángel estampado en una de las cresterías. Voy huyendo de los azotes
con que nos disciplinan las noticias. Mi alma está sedienta de
armonía. Es lo que hoy no acontece. Busco en los diccionarios la
palabra “eutrapelia”
que es el resultado del hablar bien y sentirse bien como resultado
del goce contemplativo. Y la eutrapelia está en el aire de Toledo.
Quise
reencontrarme con esa historia de cuyas enseñanzas se abstrae la
educación canalla de esas constituciones que negaron a España. Por
el Miradero bajaban los estafermos gigantones y cabezudos y en
Zocodover ya instalaron sus reales las carrozas de la tarasca de
Corpus. Toledo tres culturas cosmopolita, ciudad. Tres misterios
trinitarios, tres maneras de adorar a Dios a veces no de manera
constructiva pero yo pienso que el Menorah y la Media Luna siempre
habrán de situarse a la sombra de la cruz en contra de lo que
afirman los irenistas. Las antiguas herejías (pelagianos,
donatistas, maniqueos, materialistas, saduceos que no creen en la
otra vida, adopcionistas de un obispo de esta sede que pensaba que
Jesucristo no era más que un profeta adoptado por el Padre Eterno)
forman parte de la mentalidad moderna. La paz nunca será posible sin
admitir que Jesucristo fue el hijo de Dios verdadero.
Sale
a pasear por las calles empinadas mi alma en busca de la melancólica
belleza de algo que se fue. Escucho los acordes de la novena sinfonía
conjugados con el rabel y las tiorbas de los juglares. Toledo es un
gran romance arquitectónico. En cualquier esquina uno puede toparse
con los ojos rasgados y misteriosos, ojos de fuego, de las tapadas.
Por estas cuestas subía la mora Zaida el amor de uno de los grandes
reyes de Castilla Alfonso VI. Hago mis escorzos novelísticos;
recuerdo mi pasado y el ambiente levítico de mi niñez. Yo también
fui niño de coro en otra catedral. Me rindo de hinojos ante la
Virgen del Sagrario. Junto al tímpano de la Puerta del Mollete
sentados en cuclillas piden limosna tres mendigos. Rejas doradas de
Villalpando cierran el paso a las capillas.
La
catedral de Toledo atrae como un imán a los hombres de iglesia, se
agita ese morbo o ese duende de la utopía que llevamos dentro y hay
que menear el incensario de los recuerdos pensando en lo que pudimos
ser y no fuimos. Los canónigos cantan vísperas en el coro igual que
hace diez siglos delante de un facistol enorme donde se reclinan los
becerros forrados de piel de toro con letras capitulares y las pautas
del contrapunto. Nuestra vida debiera de ser un salmo de alabanza al
Criador. Pero últimamente rezamos poco. Sille
et psalle era la norma de aquellos
prestes: (guarda silencio y piensa que la mejor oración es la
cantada.) Cantar y rezar eso es la vida, o debiera ser. Hoy nos
embargan las noticias dirimentes y la angustia de los nuevos tiempos.
Teníamos madera de santos pero el mundo nos hipnotizó con su mirada
de lobo. Quedó, con todo y eso, como un estigma indeleble, esa
ternura ese amor a la ciencia, esa belicosidad del guerrero
implacable poco sensible ante las miserias humanas. En las aulas de
los seminarios adquirimos esa dureza eclesiástica que tiene en
menoscabo los afectos humanos. Vaya lo uno por lo otro. Toledo
siempre me dio algo de vértigo; el vértigo de sentirse español. Me
hubiera gustado decir misa en la capilla muzárabe que conserva el
rito visigótico bajo la mirada del cardenal Cisneros. El
transparente barroco de santo Tomé en la girola es una apertura
invisible que causa pasmo. Los rizos de la casulla de san Ildefonso
bordados por la propia Virgen que se la entregó, la puerta del
Reloj, la de la Feria y la de los Leones, un torrente de armonía
sube a la bóveda desde la panza del gran órgano catedralicio
accionado desde la tramoya por un manchador
o palanquero que carga los fuelles rompiendo la quietud las augustas
soledades templo. Colgados de alguna capilla, y listados por el polvo
de centurias, pingan los petasos
o sombreros episcopales de los titulares de la silla toledana. Aquí
van algunos nombres: Wistremiro, Montano, Eulogio, luz de España,
Ildefonso que era tan devoto de María que una mañana la Virgen bajó
del cielo a colocarle la casulla con que se disponía a cantar misa
—entrañable cuadro que puede admirarse en la sacristía del
monasterio de Guadalupe— donde los pinceles del artista juegan al
corro con la inspiración y la ternura. Patruno, Pelagio, y Melancio
se llamaron los primeros obispos de Toledo. Después de Roma,
Compostela, Canterbury y Constantinopla, la iglesia toledana fue la
más importante de la cristiandad. Pesa la historia. Actualmente es
uno de los monumentos más visitados por el viajero. La ciudad vive
del turismo Ello no es óbice para que siga celebrando el culto
divino con el esplendor de los tiempos antiguos. Terminado el canto
de vísperas, una fila de canónigos marcha detrás del deán con la
cruz procesional. La luz de la tarde que se cuela por el ventanal de
las vidrieras del transepto trazando encajes maravillosos sobre la
vía sacra de acceso al altar mayor. Se dibujan en el suelo alfombras
de colores. Y cada uno de los clérigos tras la cruz procesional
caminan pisando como flores de luz; unas son rojas, otras verdes,
otras de azul. Calma augusta. El canónigo silenciario, a una
indicación del pertiguero, da una palmada al concluir el oficio y
todos entran en la sacristía por el portón de Claverías. Me
embarga un aroma de misticismo. Esta tarde no sé si la he vivido o
es el reflejo de una imagen que tengo en la cabeza porque la catedral
de Toledo padece también el síndrome de “seminario vacío”.
Actualmente, aparece no como un lugar de devoción sino como un
museo. Los turistas atendiendo a las explicaciones del cicerone miran
para arriba.
Capítulo 23
AMOR
A CATALUÑA
El
mejor pintor para mí Salvador Dalí
al que tuve la suerte, el honor de conocer y entrevistar en una larga
y accidentada charla en Nueva York. Uno de los mayores arquitectos,
Gaudí,
de todos los tiempos. Para periodista Eugenio D´Ors (Xenius) y José
Pla, cuando no soplaba la tramontana de su imaginación que anulaba
al buen payés que llevaba dentro de su inteligencia viva y sus ojos
pugnaces y diminutos. Novelista a lo Flaubert fue Ramón
Agustí y en su canto épico a
Barcelona “La ceniza fue
árbol”
se acerca a la grandeza de Flaubert. Otro de los grandes
incontestables fue el balear Villalonga
con su obra maestra “Bearn”.
Él es Mallorca y describe la isla de la calma que entusiasmó a
Chopin,
a Jovellanos
y a Robert Graves
La novela de posguerra pasa por Cataluña y eximio representante fue
Joseph Vidal Cadellans
que escribía también en catalán-─lamentablemente esos
textos no han llegado a nosotros─- representa el existencialismo
ante la preocupación y agita su pluma ante un mundo que viene con el
desarrollismo, el turismo de masas, la secularización de la
sociedad, la gran burguesía catalana que se derrumba después del
movimiento Renaixança
pero vuelve a resurgir después de la guerra civil. Franco,
eso habrá que reconocerlo y aunque algunos lo tratan de negar de la
misma forma que su apoyo a los judíos, se volcó con Cataluña y
Vascongadas en detrimento de otras regiones. Y en esta lista uno no
tiene más remedio que agregar a mosén Cinto
Verdaguer “Montañas
de Canigó, y La
Atlántida.
Vivió
esta Cataluña de la cual hablo, tan diferente a la actual, el tiempo
apoteósico de los juegos florales y su poesía es una de las más
grandes que haya producido ninguna otra lengua románica. Y sucedió
que en su poema épico a la Atlántida orquesta el mejor y el mayor
canto a España que escribió poeta ninguno. No en vano fue capellán
castrense y estuvo embarcado en la fragata “Numancia”
que sería hundida por los norteamericanos el 3 de julio de 1898 en
la Bahía de Santiago. El capitán Villaamil
pereció pero el almirante Cervera y él mismo fueron rescatados
náufragos por un torpedero del almirante MacKinley. Llevaba a España
en el corazón y supo cantarla en catalán. A su regreso a Vic este
gran admirador de Balmes fue perseguido por el clero nacionalista, y
el obispo Morgades, según cuenta Castellán, le haría mil
perrerías y creo que acabó sus días en la pobreza porque el
prelado barcinonense le suspendió a
divinis que para un cura es como
quitarle el pan.
Cataluña
siempre ha contado con el fervor y la admiración del resto de los
pueblos de España y yo creo que es un sacrilegio el mezclar el
idioma con la política como postula el híspido, presuntuoso,
engreído y odioso don Jorge Pujol.
Uno seguirá leyendo a los grandes prosistas y poetas catalanes pese
a todos estos antipáticos secesionistas que no quieren a su patria,
sólo a sí mismos, como Ausias
March y Ramón Llull.
Por
aquellos días esta nación nuestra vivía alegre y esperanzada bajo
la consigna laborada en el escudo de los Reyes Católicos ex
pluribus unus.
Ese
mundo feliz se ha ido al traste a causa de la bajeza y el egoísmo de
los políticos, la inconsciencia de una intelectualidad aturdida y
temeraria y esos ejércitos de maniobra oculta que alzan zanjas
diabólicas entre los pueblos rindiendo culto así a Satanás, el
Gran Separador. Por aquellos días cantábamos el “Noi
de la Mare” por navidad y
“Rosa de abril murena de la serra de Monserrat estel iluminá la
catalana terra y guia nos cap al cel” por primavera, el
"vinticinque de decembre fun
fun” que institucionalizó la
alegre y triste Nochebuena hispana y otros villancicos menos
recomendables como “Al entrar en
Barcelona dieron muerte a mi consuelo no eran cazadores eran
artilleros” una canción carlista
que tenía su vertiente verde jocosa en “Al
pasar el Fondergat una noya i un soldat, etc”. La
amputación de Cataluña del tronco común que no creo en
realidad que interese ni a la burguesía ni a la inmensa mayoría de
catalanes de buena voluntad supondría seguramente la desaparición
de España como nación para convertirse en amalgama de taifas.
Sin
embargo, a lo mejor es lo que interesa al gran capitalismo de la mano
negra global que impone su férula mediante el terror, el miedo, la
desconfianza planetaria de unos pueblos contra otros y el control
mental vía prensa, radio y TV, la pornografía y el periodismo
destructivo. La comunidad literaria española orientaba en mis
años mozos el dardo de su saeta hacia Barcelona, sede de las
grandes editoriales. Hoy ya no es así. Las imprentas barcelonesas
fueron compradas por Hachette y otras casas anglosajonas establecen
su marca y dictado de gustos antiespañoles y el pensamiento en
inglés. Las letras castellanas para esta deletérea ola que nos ha
venido son basura fascista. Ellos se dicen comunistas pero son
capitalistas acérrimos bajo el respaldo del sionismo, mira al
“Coletas” ese descamisado pijofaluta que en un par de años se ha
hecho millonario y se ha comprado un palacio en Galapagar. He ahí la
manipulación de los anales y la tergiversación pavorosa de cuéntame
lo que pasó, píntalo de verde, al revés te lo digo para que me
entiendas. Esa es la fija. Al releer “No
era de los nuestros” de Vidal
Cadellans, premio Nadal 1958, y para mi gusto el mejor Nadal (y dando
por sentado el hecho de que este galardón quizás sea para los que
escribimos en este país mucho más importante que el Nóbel porque
en su concesión no predominaban los intereses políticos o los
sectarismos de bloques, sólo la calidad literaria de los textos
guardaba prelación) se me ha representado aquella atmósfera que yo
entreveía desde mi camarilla de un seminario del norte leyendo este
libro bajo las sabanas y a la luz de una linterna después del
toque de oración. El tema o perioca principal podría
ser centrado en lo que se llamaba a la sazón cine de autor o de
valores humanos, cuando se levantó la tapadera de una sociedad
hipócrita, a sabiendas de que un mundo nuevo se alzaba a través de
los nuevos inventos como el utilitario que mandó al burro del abuelo
a la cuadra, la lavadora que sustituyó a la toza, el frigorífico
vino al relevo de la fresquera, la olla Express mandó al puchero al
baúl de los recuerdos. Se produjo el trasvase de las masas agrícolas
a las ciudades. La liberación de la mujer comenzaba al inventarse la
píldora abortiva. Han pasado menos de cincuenta años y la faz de la
tierra se ha transformado. Después de los aviones a chorro de
aquellos tiempos se dio paso a la primera huella del hombre en la
luna, el mando a distancia, el ordenador, el móvil y la píldora del
día después que ha traído aparejada la gran revolución feminista
que el novelista catalán aunque borrosamente acierta a entrever. Lo
dice en una prosa clara, neta, sin atauriques y con la sequedad de un
catalán de Terra Firma en cuya estructura resuenan ecos del
existencialismo de aquel entonces: Sartre, Gide, Bernanos.
“No
era de los Nuestros” fue ingresada
en el cupo de novela católica por la problemática que plantea pero
hoy yo diría que es pura didáctica sociológica, estableciendo un
estadillo de situaciones psicológicas con la reacción al desfalco y
apertura de la caja fuerte de la empresa de su padre, y la huida de
Jaime Arias a Francia con seiscientas mil pesetas. Las miserias y
grandezas de cada uno de los personajes salen a la luz, así como sus
sueños, su amor al trabajo, sus virtudes y pecados, grandezas y sus
miedos.
Podría
calificarse de Bildungroman
o novela de iniciación. Sin embargo, en su única novela Vidal
plasma una obra maestra haciendo un alarde de imaginación,
introspección, definición de caracteres, ambientación y esa garra
que suelen tener gran parte de los premios
Nadal y de los escritores del grupo
de Barcelona (Bartolomé Soler,
Tomás Salvador
que aunque palentino fue de la escuela catalana, con libros
insuperables y hoy por desgracia descatalogados.)
Sagarra,
Espriu,
Xenius
y otros muchos escribieron en La
Vanguardia o en el Diario
de Barcelona, el rotativo más
antiguo peninsular. Vaya para todos mi homenaje. Con la posguerra y
durante el franquismo la Ciudad Condal fue el emporio de la
inteligencia en castellano y en catalán. La ciudad vivió un
autentico siglo de oro que hoy muchos no quieren reconocer y que
contrasta con el catetismo “pallus”
de la actualidad. Era entonces una ciudad abierta y se ha vuelto una
sociedad cerrada. ¿Qué mano vil enterró nuestros sueños? Las
barras de Aragón eran las señeras de la llibertat.
Para libre Aragón, decía Gracián. El molt
honorable Pichol ha convertido el
viejo bastión de los gigantes en una tierra donde renquean los
enanos. He is a dworf anyway
y un ceporro, lejos de la sabiduría y el buen trato de los catalanes
a los que definía Cervantes como “archivo de la cortesía”.
Confiemos en que su delfín don Arturo
Mas no siga su ejemplo. Porque
perdería Cataluña. Perdería España. Perderíamos todos. Su
Cataluña agria, antipática, nadie tiene que ver con por contraste
con esta Barcelona sudorosa que conoce la irrupción de los primeros
turistas pero atrayente y amable que describe Vidal Cadellans en su
denso libro. Apenas más de doscientas páginas. Era una ciudad en
libertad a la que peregrinábamos con deleite y algún donaire los de
la generación del 68.
Capítulo 24
SOROS
SPONSOR DE UN FRENTE POPULAR EN CATALUÑA
Georges
Soros Budapest 1930 tuvo una frase para mí cuando lo entrevisté en
su apartamento piso 35 de Wall Street "I´ll
buy you out" (os compraré a
todos) y esa sentencia categorética se clavó en mi memoria con
tanta fuerza que escribí una novela. Lo que me dijo aquel hombre de
negocios neoyorquino quien para almorzar se comía tan sólo una
manzana ─me invitó por cierto y yo le dije no gracias─ me
martillea ahora en la memoria. Era la América de Carter, la guerra
fría pero aquel rey Midas ya preparaba the
big move, la gran movida, desde el
alto edificios con vistas al East River.
Vendría
la guerra de las galaxias, la globalidad y la caída del muro de
Berlín. Mao era nada más que un tigre de papel y la Unión
soviética un gigante con los pies de barro. El refugiado húngaro
judío de raza fracasó como filosofo pero como economista con sus
teorías iconoclastas y antiacadémicas que lo hicieron malquisto en
Downtown, era un brujo. Un verdadero adivino del porvenir. Lanzó su
formula desde la ciudadela del capitalismo. Sacaba conejos de su
chistera, inventaba cosas basándose en el axioma talmúdico de que
el dinero es sólo papel. I buy you
out. Fue el patrocinador de UCD, y
se inventó una formula mágica para acabar con los estados
históricos con las enejes vías de penetración mediante la
filantropía, el adamismo y el buenismo. Publicaba entonces libros
que no leía nadie con títulos como "El peso de la conciencia"
y "Hacia la aurora global". Un asquenazí de aspecto
insignificante, americano desde 1948, nadie podría creer que
albergaba grandes proyectos para su fundación a la sombra de
Rockefeller. Subvencionó el levantamiento de Maidan y dicen que
urdió planes para asesinar a Putin pero Putin es ahora amigo y ha
firmado un pacto al estilo del que llevó a Europa a la guerra el
acuerdo Malenkoff /Ribbentropp con Netanyahu para triturar Europa.
Ahora
se habla de Cataluña como eminencia estratégica de dominio del
Mediterráneo, algo que le interesa en especial al estado hebreo al
alimón con su aliado ruso. Creo que aquella manzana que se zampó
durante la entrevista que le hice para la cadena de la Prensa del
Movimiento con su parco yantar debió de estar envenenada. Uno tiene
la impresión de que algunos políticos catalanes y los elches
felones que gastan coleta son unos bocazas, no saben nada de
geoestrategia y están jugando con fuego. Son los tontos útiles,
criminalmente irresponsables. La bestia sin rostro tiene muchas
caras, las más terribles son las que oculta. Ases y triunfos bajo la
manda. Un frente popular en España está cociéndose en un horno que
no está para bollos, sufragado por este archimillonario de origen
húngaro, sin patria, al que seguramente no le queden muchos
afeitados.
Capítulo 25
ARTURO
MAS Y SUS COFRADES EN USA SERÍAN PASADOS POR LAS ARMAS POR DELITO DE
ALTA TRAICIÓN EN ALEMANIA
Odio
la violencia, me repugna la guerra pero amo a mi patria y estos días
ese catalán con cara de dolerle el estomago─ tipo antipático y
engreído ─ se encarga de insultarnos y decir las mayores burradas
a los que amamos a nuestra patria y hemos jurado bandera. Corren
malos días para la gente decente, los españoles de bien, y si
Cataluña se independiza, porque aquí Rajoy no ha dicho ni mu, esta
democracia se va a convertir en una opera bufa en la que todos han
ido a robar. Dineros catalanes en Suiza, mutismo gallego y escucho
por ABC radio al bueno de Felipe Sahagún el meritorio de Cirilo
Rodríguez el que me acusaba a mi y a toda la gente de la prensa del
movimiento de ser corruptos ¿Por qué? porque él era becario de
Fullbright de mil dólares y yo como corresponsal de Pyresa ganaba el
doble que él. La lucha política en España oculta envidias y
ambiciones económicas de carácter cainita y por ahí llega nuestra
atávico guerracivilismo. De lo que se trataba era de subir cortando
cabezas. Felipe se hizo del PSOE y entraba a degüello. Ahora el
ínclito milita en las huestes de la derecha informativa porque el
ABC no es lo que se dice un periódico rojo, casi me dan ganas de
llevarme la mano a la pistola. ¡Qué país, vaya tropa! Tropa
indigna de corruptos, villana y traidora. Esta democracia puede
acabar como el rosario de la aurora pero con su pan se lo coman, yo
ni quito ni pongo rey, allá ellos que lo arreglen y se repartan el
bacalao. Mas tiene la suerte de pertenecer a una nación como la
española a la que zahiere y detesta. En los Estados Unidos ya le
habrían dado mulé los servicios secretos o los jueces lo habrían
sentado en la silla eléctrica. Aquí somos más tolerantes pero a mí
me parece que el lemosino don Arturo sería un buen candidato a la
corbata de hierro. Sus vilezas le harían merecedor del garrote vil
Capítulo 26
JUAN
NEGRIN: "COMPANYS Y LOS CATALANISTAS, CULPABLES DE QUE LA
REPÚBLICA PERDIERA LA GUERRA CIVIL"
Año
1977 acto de afirmación de la amistad hispano/norteamericana. Como
corresponsal del Diario falangista Arriba
me situaron en una mesa que compartía con el hijo de Juan Negrín,
ex presidente de la República. Se llamaba Juan y era clavadito a su
padre, vástago del segundo matrimonio del ex presidente de la
Republica con una rusa, sangre canaria ojos dulces muy azules y
buenas maneras. No era el ogro con que le había caricaturizado la
propaganda del Régimen. Negrín hijo era a la sazón uno de los
neurocirujanos más afamados del Bellevue, el hospital neoyorquino de
Mid Town Manhattan. A Negrín y a mí nos unía el fuerte (éramos
los dos hijos de la guerra civil) amor a España y una actitud
tolerante frente a la vida... Por su aspecto era la vera efigie de su
progenitor. El hijo del político más difamado e incomprendido del
último gobierno republicano, le acusaban de pro soviético, trató
de meter en vereda a los anarquistas del POUM, contó con la
colaboración de pésimos edecanes que engangrenaron sus relaciones
con los catalanes y los otros jerifaltes del gobierno de Azaña,
también en USA sufrió lo suyo después de la caza de brujas de
McCarthy. Su padre hubo de volverse a Paris donde murió casi en la
indigencia en 1956, pero logró abrirse paso en la Ciudad de los
Rascacielos y dar carrera a sus hijos. ¿Con los tesoros del "Vita"?
De temperamento voltaico, un español apasionado, y con lo que tiene
que temer un hombre bien puestos lo contrario de Azaña que era algo
cobardón como Rajoy o Indalecio Prieto el de los Tesoros del Vita
al que se le iba la fuerza por la boca o Largo Caballero, un asesino.
Por aquellas fechas don Juan Negrin ya había muerto e ignoro si Juan
Negrin júnior seguía perteneciendo a la partido comunista. Sentí
una cierta entropía que me conectaba hacia aquel personaje, un
hombre contra cuyas ideas había peleado mi padre en el Ebro. En
aquel instante el neurocirujano me hizo una confesión a bocajarro:
"Luis Companys tuvo la culpa con
su fuerte exaltación nacionalista de que perdiésemos la guerra
civil, publíquelo usted, si quiere, en ese diario fascista para el
cual trabaja, pero es lo que decía con frecuencia papá al que no le
gustaba hablar nunca de aquello... por qué perdimos la guerra.
Se
me quedaron grabadas aquellas palabras que traigo aquí a colación
porque en víspera de la Díada Catalana vuelve a repetirse la
historia. Puigdemont con su pinta de demonio peludo sigue demonizando
a España, por la senda marcada por Companys.
El
ex presidente de la Generalidad fue fusilado el día de Santa Teresa
15 de octubre de 1940. Una hermana suya, carmelita, le asistió a
sus últimos momentos. Ya en capilla, rechazó los auxilios
espirituales y pidió cigarrillos ▬ fumó un paquete entero hasta
el amanecer▬ y se bebió dos botellas de champán. Como última
voluntad, rogó que lo fusilaran descalzo al borde del foso del
castillo de Montjuich. Quería pisar tierra catalana antes de morir.
Según confesión del hijo mayor, Companys era muy terco y no se
avenía a razones. Habiendo huido en abril del 39 por Figueras en
automóvil en compañía de Aguirre, el presidente de Euskadi, Irujo,
Tarradellas con una escolta de varios mozos de escuadra. El coche
tuvo que abrirse paso entre una larga hilera de desplazados que
buscaban refugio en Francia. Companys dejó en Carcasona a
Tarradellas y Aguirre, continuando viaje hacia Paris en compañía de
Largo Caballero.
El
líder socialista se dirigió a Berlín donde tenía parientes pero
acabó de muerte natural en Buchenwald donde falleció poco antes de
la entrada de los rusos, y Companys que quería saber el paradero de
un hijo subnormal que tenía en un sanatorio de Bélgica fue detenido
por la policía del Régimen de Vichy quien le entregó a las
autoridades españolas. Tarradellas y Aguirre tuvieron más suerte se
salvaron huyendo al sur de Francia y Estados Unidos.
Trasladado
a Madrid, fue encausado en una largo proceso (fue defendido por un
capitán artillero que estuvo con él en la guerra de África) pero
el tribunal castrense, inculpándole de rebelión militar y de
crímenes contra la humanidad (miles de muertos y desparecidos en
Cataluña) lo condenó a muerte. Sus cincuenta años de vida
recuerdan una de las peores páginas de la historia de España.
Juan
Colubrí, coronel jurídico, no pudo evitar la condena a muerte de
su defendido. Casualmente y por una de esas peligrosas coincidencias
de la vida, fue pasado por las armas en el mismo lugar en que
Companys había mandado fusilar el 23 de agosto al general Goded que
había secundado el Alzamiento Nacional. Donde las dan las toman.
La
figura de este exaltado nacionalista miembro de la masonería,
trágica figura (sus cartas lo revelan como un pobre payés de Lérida
con poca visión universal, parece haber encontrado un seguidor en el
gerundense y gerundivo Puigdemont. Actualmente, la Generalidad honra
la memoria de Luis Companys, un asesino. Mandó fusilar a miles de
catalanes en los fosos del castillo de Montseny o lanzándolos por la
borda del barco prisión surto en el puerto de Barcelona. Entre ellos
un pariente mío asturiano que se llamaba Cornelio Álvarez y cuyas
cartas obran en mí poder y publicaré algún día. Era un hombre
sencillo que fue detenido por llevar corbata.
Companys
no era sólo un asesino sino un cobarde, culpable a decir de Negrin y
de Durruti al que mandó fusilar, de la derrota de la batalla del
Ebro. El obcecamiento y el engreimiento de esta cúpula de
catalanes millonarios respaldados por el Sionismo y la
masonería: Puigdemont, Mas, Pujol
y compañía, ha puesto el reloj de la historia marcha atrás más de
tres cuarto de siglos. La masonería fue derrotada en Cataluña y
ahora vuelven a las andadas sin saber que el pueblo español se
alzará contra esta dictadura de unos cuantos políticos y un sistema
corrupto como el del gobierno que preside el masón Mariano
Rajoy Brey
alias el cagón,
con sus enjuagues, embustes y diarreas mentales propias de la
filosofía del contubernio contra España que preside. Manuel Azaña
era un patriota y tuvo más redaños que este gallego. La masonería
controla el agit prop
y la maquinaria de la propaganda.
Capítulo 27
LOS
POEMAS DE UN ASTURIANO ASESINADO EN CATALUÑA
Constantino
Álvarez Castrillón era un humilde emigrante a Cataluña asturiano
de la aldea de Puente Vega y residente del Manto de Las Dueñas
concejo Cudillero y primo de nuestro abuelo Pepe Castrillón, que
consiguió establecerse, a su regreso de Cuba, en Barcelona poniendo
un pequeño negocio. Un día de julio de 1936 fue detenido en la
Ramblas por milicianos del POUM por llevar corbata. Estuvo en la
cárcel de Mataró, Lérida y Barcelona en un barco prisión. Donde
lo tiraron por la borda, atado de pies y manos, unido a un lastre
(para ahorrar munición). Debió de ser su muerte horrible. Su cuerpo
no apareció. Fue pasto de los peces. Entretenía sus ocios
carcelarios escribiendo poesías de carácter filosófico. Sus
cuartetas, algunas con faltas de ortografía y algo ripiosas,
no le lograría a Constantino Álvarez ningún lugar preeminente en
del Parnaso de nuestras letras, pero transparentan el alma sencilla
de un probo ciudadano preocupado por la situación que vive el país.
No hay rencor ni acusaciones a sus carceleros o a los que no
compartían ideas políticas de liberalismo de derechas, no era
falangista. Hasta el final de su encarcelamiento se mantuvo en la
esperanza de ser liberado ya que confiesa no haber cometido otro
crimen que el de llevar corbata. Sus poesías — más de tres
centenares en letra apretada y elegante—han llegado a nosotros
gracias a un mozo de escuadra compasivo que las retuvo y luego
entregó a los franquistas tras la liberación de Cataluña cuando
entró la fuerza de Yague en la capital catalana.
He
aquí uno de sus trabajos— el poemario principia en 1932 y termina
cuatro años más tarde con la muerte violenta de su autor— que
firma en la cárcel de Mataró en noviembre de 1936.
EL
SOL EN LA CÁRCEL
Cuando
falta la experiencia se confunde la prudencia
Con
alguna tontería que suele servir de guía
A
la pobre inteligencia
Le
endurece el corazón
Esclavo
de la pasión
Por
desmedido egoísmo
Sin
Dios amor y razón
Buscando
comodidades
Nacen
complicidades y los pueblos no se entiendes
Y
se persiguen y venden
Disfrazando
las verdades
En
el propio proceder
Encuentra
el hombre placer
Cuando
nunca causó daños
Hasta
soñando dormidos se concentran los sentidos
En
las noches silenciosas y nos recuerdan muchas cosas
Y
los daños cometidos
Todos
los callan y ocultan y no pocos los disculpan
Con
aguda precaución suplican
Todo
el perdón
De
las faltas que les culpan.
A
partir del 18 de agosto cuando sube la última entrada a su diario
poético, cesa la comunicación. Constantino Álvarez, el probo
inmigrante asturiano, que no se metía en política, un hombre
pacifico, que fue asesinado por llevar corbata e ir a misa, abre los
brazos a la muerte en las tibias aguas mediterráneas del puerto de
Barcelona.
Su
sentencia de muerte había sido firmada por Luis Companys presidente
de la Generalidad. Ojala que en España no vuelva a derramarse
inútilmente sangre inocente como la suya ni sucumbamos a la debacle
de los odios. Los descendientes de este pobre mártir por sus ideas
no pedimos revancha ni vindicta. Más bien reflexión que es la mejor
forma de que el dialogo no se convierta en monólogo
Capítulo 28
El
CURA DE LOS PALACIOS
Andrés
Bernaldez 1488-1513 es el único historiador y lo cuenta de oídas
que había oído decir a su abuelo lo que aconteció en el verano de
1492 cuando los Reyes Católicos promulgan el edicto de Destierro
para todos aquellos que, practicantes de la ley mosaica, no quisiesen
bautizarse. Nos informa que eran gente logrera de muchas artes y
engaños. La mayoría simuló su conversión… e
quedaron en Castilla muchos dellos e sinagogas e los guarecieron los
reyes y señores a causa del grande provecho y riquezas que tenían.
A los que se bautizaron cristianos llamabanlos conversos por haberse
convertido a la Santa Fe que ellos guardaban muy mal practicando de
oculto la ley vieja e muchos fueron frailes, abades y obispos.
Sólo
una pequeña minoría zarpó desde el Puerto de Santa María para
Berbería y Argel. De estos, una parte regresó a Castilla por no
haber sido recibidos con bien por los alcaides. Otros siguieron ruta
a Istambol. Los que no quedaron en Fez.
Si
hay que creer el testimonio de este clérigo que ministraba una de
las parroquias más importantes de la archidiócesis de Sevilla, las
cifras que sustentan uno de los capítulos vesicantes por lo
contrarios a España de la leyenda negra, están infladas. Ahora
bien, a Bernaldez algunos casos le movieron a compasión. Refiere que
malvendieron lo que tenían. Cambiaban la casa por un asno y daban a
cambio de una manta una viña de tres obradas. Otro dato: eran gente
adinerada. Se ayudaban unos a otros de modo que no había judíos
pobres. Practicaban profesiones liberales: la medicina como físicos,
la escribanía, la farmacia, o eran mercaderes. Apostilla el Cura de
los Palacios: “dominaban por arte de engaño”. Comían pan
cenceño y carnes tajales de animales sin pezuña hendida y llevaban
vida holgada, no labraban la tierra como los moros ni marchaban a la
guerra como los cristianos. Agrega un dato muy importante. No fue la
diferencia e religión lo que suscitó la animadversión de otros
coterráneos de credo distinto sino la envidia, la usura y en
ocasiones el conocimiento de las plantas medicinales, disciplina en
la cual eran expertos. Los rabíes eran también médicos y con
frecuencia envenenaban a sus pacientes con pócimas. El de los
Palacios nos informa de sus aficiones culinarias con preferencia de
la olla podrida y la adafina los viernes, las berenjenas y las
cebollas. “Les huele el resuello”, asegura este testigo que debió
de confesar a algunos conversos y de bautizar a media aljama “aunque
cuando llegaban a casa se restregaban el agua bendita o escupían las
hostias de la eucaristía sobre un muladar”. Es un pueblo acérrimo
en sus principios que dominan por arte de engaño. Abrahán Señor
era el amo de media Castilla. Su abuelo los vio partir “unos
cayendo otros levantando, unos naciendo y otro muriendo, unos riendo
y otros llorando, camino del exilio; iban a embarcarse a la nao de
Pedro Cabrón”.
Durante
la travesía fueron desvalijados por los piratas. Una pregunta que
ahora me ahoga mientras ruge la marabunta del volcán catalán es si
los descendientes de aquellos que emigraron hará medio milenio no
han vuelto para desbaratar la unidad creada por aquella reina
castellana que los expulsó y a la cual llaman en hebreo “messhuge”
(maldita).
Cabe
tener en cuenta que Abrahán Señor era catalán. Un dato muy
importante
Capítulo 29
EL COMPLOT SECESIONISTA Y LA MANO NEGRA
Dos
aviones de las modernísima fuerzas aérea españolas que caen en
despegue o en aterrizaje ¿abatidos?, media Galicia y media Asturias
que arden de repente, fuegos deliberados, terror ecológico, vuelve a
España la mano negra. Ocurrió también en la Rusia zarista de 1917
(el diablo es viejo en sus planteamientos, no cambia de estrategia y
se repite) inflamada por los discursos de Lenin y las teas de una
mano negra que incendió los bosques. La prensa internacional afila
el dalle y amenaza con cortarnos la cabeza, coreada por TV3, la
Cuatro y la Seis, cadenas españolas que secundan la ruptura y la
revolución, controlada por la masonería que se nos echa encima y,
cuando la policía española trata de controlar a los revoltosos de
una forma sosegada y de bajo perfil, son tildados los agentes de
asesinos. Las cancillerías pagan el “lip service” esto es dicen
con la boca pequeña lo que no quieren decir con la grande. Querían
un "bloody Sunday" como en el Ulster en 1970 que yo lo vi:
los paracaidistas ingleses disparando contra la multitud norirlandesa
con fuego real. Querían un Maidan en Cataluña. Lo que sí tuvimos
fue una sarta de mentiras y “fake news” imágenes trucadas de
posibles enfrentamientos con los guardias de falsas lesiones de ojos
morados y de heridas pintadas microbina o tomatina. Las fotos dieron
la vuelta al mundo. Ante estas falsas informaciones y acusaciones
torticeras del New York Times del Guardián y de la prensa alemana o
la francesa yo pensaba en una frase de Erasmo: "non placet mihi
Hispania" La acusación erasmista daría pábulo a la leyenda
negra. Muchos españoles piensan que Israel es un país amigo pero
sus agentes están detrás de la revuelta de Cataluña de la
subversión de los escraches y se ocultan debajo de la coleta del
pijoflauta de Podemos. También se esconde entre las bragas sucias de
la alcaldesa de Madrid la de "bienvenidos refugiados" mano
oculta de Podemos en la corporación municipal. Todos ellos asisten
barra libre a los cócteles de la embajada israelí. Cuya tecnología
última generación creo que estuvo detrás del derribo de nuestros
dos aviones el día del desfile del 12 de octubre. Dios tenga en su
gloria a estos dos jóvenes pilotos el capitán Aybar y al teniente
Moreno. Hoy llevo luto por ambos valientes. Se hacen pasar por amigos
pero ocultan su alfanje a la espalda con el que quieren apuñalarnos.
El estado gánster respalda la secesión catalana y lo más
grave es que está poniendo a las cristiandades europeas contra las
cuerdas organizando la emigración masiva hacia nuestras fronteras.
Israel es el gran patrono de las enejes. Sus intereses de quebrantar
la unidad hispana deben de obedecer a una venganza histórica que
desconoce el gobierno y que el hombre de la calle ignora, El CNI
debiera de tener la respuesta de por qué caen nuestros aviones y
andar prevenido contra otros eventuales ataques.
Capítulo 30
QUEVEDO
VERSUS TERESA. CRISTIANOS VIEJOS Y NUEVOS
Hoy
fiesta de Sta. Teresa convendría recordar a Francisco de Quevedo y
la gran polémica que dividió a las dos Españas entre santiaguistas
y teresianos. Y la pugna sigue. Santiago representaba la alcurnia de
los hidalgos de sangre limpia. La andariega carmelita por su parte
abandera el estandarte de los conversos. Cristianos viejos contra
cristianos nuevos.
Absurda
controversia porque tanto Santiago como Teresa eran judíos. Las
palabras como truenos de los Caballeros del Hábito de la Cruz
Colorada retumban contra el sayal descalzo de los que venían de la
judería.
Recomiendo
a mis compatriotas la lectura de los libros del autor de los Sueños.
Porque allí podemos encontrar una explicación a nuestra dicotomía
a nuestra personalidad escindida. En parte llevaba razón cuando
Francisco de Quevedo descubre en la psicología de la monja abulense
inquieta arrobadiza y andariega (fue siempre muy exagerada y mujer
muy lista) aspectos menos plausibles de lo que ven en ella sus
devotos incondicionales. Los que añoran al franquismo siguen soñando
en el brazo incorrupto de la fundadora carmelita del cual el
dictador, tambien judío de raza aunque no de nación, nunca se
separaba.
El
tema se remonta bastante
atrás, al siglo de Oro, y de ahí pudiera emanar la desazón de
nuestro inquieto e inquietante pasado. Parece que los españoles
caminan por la historia como si pisaran arenas movedizas. Ello forma
parte del juego de la exaltación conversa que cuenta con
historiadores incondicionales como Américo Castro, refractario a
tener en cuenta lo que Quevedo desvela en sus escritos.
“Vivimos
con la barba al hombro” escribía don Francisco de Quevedo el
caballero de las espuelas de oro
(así le llamaba Casona) desde su mazmorra en el convento de San
Marcos de León. El delito cometido debió de ser de lesa majestad
dicen que por una coplilla contra su Majestad. Otros autores señalan
las veleidades políticas del escritor y las posibilidades de
trabajar para el espionaje francés. La causa de su prendimiento una
noche de diciembre de 1639 no ha podido ser esclarecida. Hay otras
muchas lagunas en la personalidad enigmática y contradictoria del
mejor y más diestro en el manejo de la lengua castellana de los
escritores españoles. Gran parte de su ingente obra se perdió. Otra
sigue inédita.
¿Era verdaderamente un echadizo de Richelieu
al que por otra parte fustiga sin conmiseración? El espionaje fue
una de sus muchas facetas. Urdió la conjura de Venecia y la policía
del Dux quiso aprehenderlo. Se salvó por parlar italiano sin acento.
El señor de la Torre de Juan Abad era un gigante en un país de
enanos. Aquí la envidia y la mentira me tuvieron preso conviene
recordar la quintilla de fray Luis de León, al salir del presidio de
la Inquisición en Cuenca.
Quevedo conoció la amargura del calabozo en
tres ocasiones. Las dos primeras por no hacer traición al duque de
Osuna, y la tercera, por defender, como patrón de España al apóstol
Santiago, ▬ fue larga y virulenta en el siglo XVII la controversia
sobre el compatronato porque ahí las dos Españas entraron en juego
y la polémica sigue aún ▬ en lugar del de Santa Teresa de Jesús,
como pretendían los conversos. Santiaguistas contra teresianos.
Parece
ser que él entendió el enigma de la santa andariega, sus mentiras y
camelos, sus arrimos al dinero de los cristianos nuevos y los
devaneos de esta santa tan arrobadiza que sublima el sexo, haciendo
creer a los inquisidores que había sido penetrada vaginalmente por
el propio Jesucristo. Locura de amor. España es país de locos.
Aquellos que descubren satíricamente estas obsesiones son condenados
al silencio, al escarnio a o a la horca.
Olivares
muere el 22 de julio 1645 en Toro en plena crisis separatista con
Portugal y Cataluña. Se había puesto al frente de un ejército que
iba contra Lisboa al poco de salir de su heredad de Loeches. El conde
duque, que admiraba a Quevedo y lo protegió, acabó odiándole y es
posible que una de las causas de ese odio fuera que creía que el
autor de Los Sueños se entendía con los franceses que habían
invadido Cataluña con un ejército bajo cuerda. Durante sus días de
presidio, que minaron su agotada salud, no pierde el humor:
“A modo de cachidiablos
Me
cercan tres cachirríos
Órbigo, Castro y Bernesga
Que
son del Duero meninos”
Y
eso que estaba ciego del ojo izquierdo, tullido y cancerado, con una
herida abierta en la pierna. De este tiempo son sus obras piadosas
con místicos resabios donde demuestra sus conocimientos bíblicos,
su longanimidad y paciencia de nuevo Job.
El
frío leonés inhóspito y salvaje que lo convierten en una de las
ciudades más antipáticas de España, gente arisca con mal vino y
que come mucho conejo “que vivo en este sepulcro ensayándome de
muerto”. Sin embargo, su consuelo son los libros y la amistad con
los jesuitas. El padre Juan de Tarsis iba a ser su gran biógrafo y
llega a suponer una virtud heroica en aquel hombre que le haría
digno de los altares. Dicen que Quevedo, resignado y paciente, murió
como un santo. La literatura es para el preso además de consuelo una
terapia, no un placebo. Quevedo era alto, bien proporcionado de
cuerpo de cintura para arriba, frente despejada, narices gruesas y
corto de vista. Los pies los metía hacia dentro y cojeaba de ambos
remos. En el retrato que hace dél Pacheco se nos muestra esa nariz
sensual judaica y los mostachos de mosquetero. Que no falte la cruz
colorada al pecho como ostentación de su limpio linaje. ¿Era
también de origen marrano? Muchas páginas de su obra, así como su
perfecto conocimiento del hebreo, nos hacen sospechar que sí.
¿Entonces cómo es que se coloca del bando de los santiaguistas y
brama contra los teresianitas, cristianos nuevos? Se encuentran
muchas contradicciones y lagunas en la vida del escritor que aun no
se han resuelto. El caso puede obedecer a sus múltiples complejos y
trastornos de personalidad.
Velázquez
lo pinta en 1628 cuando tenía 48 años, le hizo un retrato
favorable; debió de existir amistad entre él y don Diego
“Retirado
en la paz de estos desiertos
Con pocos pero doctos libros juntos
Vivo en conversación con los difuntos
Y escucho con mis ojos a los muertos
Si no siempre entendidos siempre abiertos
O enmiendan o fecundan mis asuntos
Y en músicos callados contrapuntos
Al sueño de la vida hablan despiertos
Las grandes almas que la muerte ausenta
De injuria de los años vengadora
Libra
oh gran don José docta la imprenta
En fuga irrevocable huye la hora
Pero
aquella el mejor cálculo cuenta
Que
en la lección y estudios nos mejora”
De
tan inmortal soneto los que vivimos una vida libresca donde el alma
vence su trifulca eterna contra la carne nos miramos como en espejo.
El duque de
Medinaceli se lo llevó a Cogolludo cuando fue excarcelado. Tenía 63
años, el cuerpo le fallaba, pero la cabeza le regía. Aquel otoño
de 1643 publica “Vida
de Marco Bruto”
que plantea el interrogante eterno de si es lícito asesinar al
tirano.
¿Tu quoque filii mihi?
(¿Tú tambien hijo mío eres de los que están en la conjura?).
Bruto
asesinó a su padre Julio Cesar. Esboza la cuestión del tiranicidio.
Quevedo recoge el guante del reto lanzado por El Padre Mariana dando
lugar a una gran polémica entre los juristas de la escuela de
Salamanca y determina que el que mata al opresor del pueblo no es
culpable y lo exime de pecado en su libro “De regis institutione”,
de 1599. En
la Torre de Juan Abad adonde llega en el otoño de 1644 se queja de
la soledad que es la tortura del viejo no tener amigos. Se cartea con
Francisco de Oviedo y con Sancho de Sandoval. “Sin apartarme de la
chimenea me quemo y no me caliento”. El frío de la cárcel leonesa
le penetró los huesos. Es trasladado al convento de los dominicos de
Villanueva de los Infantes. Un criado gallego Diego de Lugo le roba
cuanto tenía y se da a la fuga. Vienen los sobrinos a la cabecera
del moribundo al husmo de la herencia. La noche del 30 de mayo el
galeno le manda fumar una pipa y el pobre enfermo con el humo se
intoxica. Pésimo remedio. El 25 de julio anota en una de sus cartas
(Quevedo murió con la pluma en la mano como los grandes escritores
periodistas) “Hoy
fiesta de Santiago mi patrón y único de España se me abrió la
postema del lado del corazón. Espero buen suceso”.
El día de
la Magdalena llega la noticia de la muerte del valido Olivares, su
verdugo. Tercia este comentario despectivo: “Yo
que estuve muerto en prisiones viví para ver el fin del hombre que
me aherrojó… unos dicen que le hallaron sapos y culebras en el
buche, otros encontraron cal y arena; yo creo que había de todo”.
El
8 de septiembre de 1645 moriría el genio, de un paroxismo, ▬
congestión cerebral lo que hoy dicen ictus y antes se denominaba
alferecía▬,
poco después de escribir una carta a su fautor, Bernardo de Oviedo.
Fue enterrado en la iglesia de san Andrés. Vuelve el polvo al polvo
pero es polvo enamorado. Amor constante más allá de la muerte. Sus
huesos se perdieron en una exhumación de la francesada “pues
que de nieve están las cumbres llenas, la boca de los años
saqueada, la vista enferma… salid a recibir la sepultura, acariciad
la tumba y monumento que morir viviendo es la última cordura”,
escribió los poemas cinerarios más sublimes de la lengua
castellana. La vida tiene mucho de cruel y bastante de escatológico.
Es un viaje a través de la mierda. Abrumador por lo pesimista el
pensamiento quevedesco. Alguien detrás del biombo, se carcajea de
nuestros pasos; el ambiente de la comedia del mundo es delirante.
“Médulas que han ardido gloriosamente”. Et
ossa mea non conteretur, clamaba
Ezequiel. No
disperses, Señor, mis huesos. The windmills of my mind. El
Molino de su cerebro no paró el trajín durante sus 65 años de
vida. “Mi corazón es reino el espanto”. Un clásico universal
que retrató no sólo a la sociedad de su tiempo a golpe de sátira
sino también la vida misma.
Capítulo 31
QUEVEDO LA CALLE DEL NIÑO
Largos
paseos por Madrid al husmo de mis fantasmas intelectuales guiado por
la estrella de la literatura desde mi juventud y descubrí (yo debí
de haber pasado en la Villa y Corte muchas de mis otras vidas porque
estos sitios tenían duende y reclamo para mí) ciertos secretos de
un enigma que no es revelado a gran parte de los mortales.
Aquí
las calles no son un hombre solo. Evocan una historia, un amor, un
suceso, un encuentro o un desencuentro, tal vez el aire de un crimen
como Jacometrezzo, la calle del Turco donde mataron a Prim, Antonio
Grilo, el crimen del sastre, la de la Magdalena y los túneles de la
casa del marqués de Perales, antiguo monasterio donde se decía que
las monjas recién paridas enterraban a sus infantes, o la calle de
Atocha donde estaba la fuente de la Alcachofa pero en tiempo de mi
juventud fueron los aledaños entre Quevedo Iglesia, Cuatro Caminos
por donde yo circulaba preferentemente. Aquellas estradas y calellas
tenían alma o al menos así me lo parecía a mí. Me daba la
sensación de haber estado allí antes; deambulado por allí en otras
vidas que tuve porque yo siempre he creído en la reencarnación.
Los
mesones de Bilbao donde estaban las eras del Mico y las cervecerías
de Argüelles, muchas cañas metí entre pecho y espalda, alguna cita
con aquellas novias primerizas del Madrid de los sesenta y en ultimo
termino siempre quedaba como ultima ratio de alguna que otra tarde
desaforada después de alguna copa de coñac o algún cubata ir a
bailar a las Palmeras donde siempre surgía un roto para un descosido
y no era consciente de que aquella casa en la calle, hoy la glorieta
era la calle del Niño habitaron en su día Góngora y Quevedo.
También la llamaban la Casa del Tócame Roque. Burdeles, casas de
perdición y timbas que siempre abundaron en la Villa y Corte.
Don
Francisco de Quevedo que a la sazón volvía rico de Italia compró
el inmueble con un préstamo que le hiciera su valedor el duque de
Osuna en lo álgido de su poder. Pronto habría de decaer, eclipsado
por su propio hijo, el duque de Uceda y luego el Conde Duque, los
otros validos de Felipe IV. En todo caso, allí vivió don Luis de
Góngora y Agorte y, don Francisco de Quevedo y Villegas, fue su
casero malquisto. Pero la casa tenía bicho y los alguaciles hubieron
de desahuciar a otro gran poeta de la corte de Felipe IV, don Luis de
Góngora y Agorte. El autor de Soledades
era un inquilino moroso y el de los Sueños
un casero implacable. Este pleito es el origen de la sátira y de los
varapalos en versos y letrillas que se cruzaron ambos genios.
A raíz de
aquello nace un odio africano entre los dos máximos vates. Una
mutua antipatía que llegaría hasta la tumba. Góngora dejó de
existir en 1627. Quevedo en 1645.
Se
cruzaron coplillas alusivas a la constitución sexual de cada uno
saliendo a relucir cojeras, sabañones y otros vicios como el
aborrecimiento del tocino que los conversos no cataban nunca. ¡Qué
delicia, con todo y eso, cuando ambas plumas se meten un zurrío! El
insulto viene a ser entre nuestros poetas y poetisas un subgénero
literario. Si se administra convenientemente, puede resultar una obra
de arte. El
cordobés no se cansaría de insultar al madrileño llamándole
borracho, zambo “eres tartamudo de zancas y achacoso de portante”
siete ojos alcahuete y buharro y el madrileño en el mismo tono
coloca a Góngora en los cuernos de la luna, tildándolo de judío,
maricón y mal capellán aparte de narigudo… don Francisco no
callaba ni debajo del agua ▬ “yo
que nunca se callar/ y solo tengo por mengua / vaciarme de la lengua
y morirme por callar/▬
El contraparte se mofa de la cruz colorada que lucía en el pecho
recién investido por Su Majestad como Caballero de Santiago:
La
malicia y el enredo
La insolencia y el desgarro
Lo alcahuete y lo buharro
Le negociaron la cruz
Que es mirado a buena luz
Hábito
pintado en jarro
A
las pullas vesicantes del paisano de Lucano contesta el complutense
con ilustres rifirrafes empapados de ingenio con los que fustiga los
vicios y los antojos de su tiempo. No hay peor cuña que la de la
misma madera y tanto uno como otro no eran preclaros de linaje aunque
siempre Quevedo se las dé de cristiano viejo pero era el único de
los clásicos que conocía el hebreo y andaba por la Biblia y el
Talmud como Pedro por su casa. Hidalgos de la montaña del valle de
Toranzo pero una familia que realiza los oficios en la corte de
camareros y maestresalas. Quevedo
dice que el habitáculo de don Luis en la calle del Niño era un
antro de suciedad por donde andaban los putos de la corte y los
jugadores del naipe casa llana tal vez que compró don Francisco al
regreso de Sicilia
En que vivías
Modelo de hacer arpías
Estos
dicterios demuestran la dicacidad de los dos hombres que mejor
esgrimían, cual florete primoroso, las galanuras de la lengua
española. Gongorilla con su acreditada mala leche fue el que dijo
del Manzanares: “ayer
meome un burro hoy me ahogo”,
tan poca agua llevaba el aprendiz de río, contesta refiriendo las
inclinaciones de su oponente al traguillo:
Hoy hacen amistad nueva
Don Francisco de Que-bebo
Y
don Félix Lope de Que-beba.
Parece
ser que Góngora era abstemio; por el contrario tanto Quevedo como
Lope de Vega empinaban el codo más de lo conveniente. Mientras que
el Fénix de los Ingenios era muy querido por las mujeres, a don
Francisco las señoras lo detestaban, y es que no debía de funcionar
como es debido. “A batallas de amor campos de pluma”. Injusta y
desadorado insulto gongorino contra Quevedo que podía ser un
disminuido sexual pero que nunca tuvo pluma. La tara de Góngora
(dice el Talmud que quien no conoce a los hombres no conoce a los
vicios) eran los niños de coro y el naipe.
La
polémica alcanza el paroxismo cuando dice que Quevedo y Villegas no
sólo era zambo de pies sino también inhabilitado para los amores a
causa de una enfermedad degenerativa. Corrieron hablillas al respecto
en la casa del Tocame Roque de que una letrilla de Góngora que se
titulaba “Marfisa
en la estacada”()
era un venablo dirigido contra el Caballero de las Espuelas de Oro,
el Divino Cojo: “Entrose la daga tan desganada que su escudo aunque
hendido no pudo rajar la espada”. Airoso y jovial, responde Quevedo
aquello de no todo el monte de Venus es orégano... ya está gastado
el acero de mi espada.
Ramón
de Garciasol uno de los grandes biógrafos del autor del “Buscón”
aseguro que don Francisco era genial e inestable y en esta impotencia
solapada puede que estuviera la clave de su misoginia y de su fracaso
sentimental con Inés de Zúñiga. Se declaró de por vida enemigo
acérrimo del matrimonio al que llama infierno portátil e himeneo
tirano. Paradójicamente, él mismo es el autor del soneto en que se
canta al amor convertido en polvo enamorado una de los más sublimes
poemas cantando al amor en español
Capítulo 32
CERVANTES
Y ASTURIAS
Depresiones
primaverales. La pantalla se va a negro y la acidia se instala en la
cámara oculta del cerebro, duélete todo y no aciertas a rebullir.
Le ocurría a Graham Greene que se curaba mediante una dieta de dos
mil palabras al día. Pushkin se quedaba tieso en su diván, delante
de su ventana miraba caer la nieve de Petrogrado. Nabokov jugaba a la
ruleta rusa. Ah la neige d´autrefois
de la cual hablaba el gran Villon. ¿Dónde se derritieron aquellos
copos perdidos de la nieve del ayer? El arroyo del destino se llevó
los viejos amores. Sólo nos queda la palabra pero soy incapaz de
enfrentarme a la tortura de la página en blanco y además en este
mundo de frases hechas (con la que está cayendo… dicho esto…
para nada… hecho puntual… la crisis, las tertulias radiofónicas,
etc.) se aborrece la novedad, nadie puede ir por lo libre y la
escritura se ha convertido en ejercicio fútil. Entonces acecha el
peligro de Erifos que es una deidad nefasta. El diablo en la botella
para conjurar el vacío es falso y tornadizo. Degenera y animaliza.
Convierte al hombre en cerdo. No te pique el alacrán, amigo mío.
Echa a la espalda todo ese daño pospositicio. Lo que pasó se fue y
lo que fue ya no es. Encuentro consuelo y cura en la relectura de
Cervantes. Releyendo la ilustre fregona se me viene a la memoria una
frase de mi infancia: asturiano daca
la cola, daca la cola asturiana. Es
tanto como decir átame esa mosca por el rabo. En el catón que
aprendí a leer y en la clase de gramática venía este cuento que el
padre Sanabria, aquel claretiano bondadoso que vigilaba nuestros
juegos, cuando organizábamos partidos de fútbol con dos equipos el
de los Gurriatos
y Galápagos
y nos sacaba a la pizarra a declamar para que perdiésemos el miedo
escénico, leíamos el Quijote.
Aquel
fraile nos enseñaba a hablar en público y a leer en voz alta. En el
libro de lectura venía este enternecedor cuento.
La
palabra Asturias se me quedó grabada. Se trata de una historia de
tahúres donde nada es lo que parece como en la vida misma. La trama
se desarrolla en Toledo y narra los amores de la bella Constanza que
servía en una casa de postín como criada pero no era tal criada
sino la hija fornecina de un conde burgalés. Entonces va y se
enamora la muchacha de un aguador, Lope, asturiano que no era el tal
mozo de dar cebada que acarreaba el agua por las pinas cuestas de la
Ciudad Imperial cargadas las artolas de su jumento de cántaros y de
botijos, pues unos crían la fama y otros aportan el agua, sino nada
menos que don Tomás de Avendaño, hijo de un hidalgo montañés de
las Asturias de Santillana.
Cervantes
juega al equívoco en esta fábula que tiene todas las trazas de las
comedias de enredo del teatro del Siglo de Oro. Todas con happy
end. Se deshacen los malentendidos y
la fábula acaba bien. El autor del Quijote era un hombre optimista y
consiguió guardar la mente ten con ten en medio de tantos
infortunios: cárceles, exilios y amarga convivencia entre
trajinantes, mesones, posadas, mancebías y ambiente del hampa,
puesto que en medio de sus muchos oficios parece ser que ocupó el
cargo de trainel o palanganero al servicio del escudero de un cohen.
Cohen es una de las pocas palabras hebreas que quedan en el léxico
castellano y quiere decir capataz, y en este caso proxeneta. Todos
los macarras de la ciudad le tenían que rendir cuentas al más
famoso cohén de los prostíbulos de Valladolid. Es un cuento de
tramposos. Unos aguadores cerca de la plaza de Zocodover en un lugar
llamado Huerta del Rey se están jugando un burro a la taba. Las
puestas eran tan importantes de hasta cien reales que no parecía que
eran perailes sino arcedianos. El aguador en pocos envites desplumó
a sus contrincantes. El perdidizo se resignó con su suerte y acabó
contrayendo matrimonio con Constanza. Estos enredos puede que aburran
al lector moderno pero constituían la base argumental de los libros
de caballerías.
Capítulo 33
FRAY
ANTONIO DE GUEVARA Y SANTILLANA DEL MAR
En
la catedral de Mondoñedo se mostraba a los turistas hasta hace unos
años el sillón frailuno donde el obispo de Mondoñedo fray Antonio
de Guevara 1480-1545 escribía sus largas y deliciosas cartas a los
hombres de su tiempo que eran los de Carlos V. Tantas horas sobre la
mesa de trabajo acabarían en hernia discal, luego la mala
alimentación cinegética y el sedentarismo depararían la gota de la
que murió. Y en eso como en la grandeza de miras, en su simpatía y
en su fervor de católico arrepentido, tras mucho pecar, imitó a su
señor el Cesar Carlos V; se trata de un didascálico que escribía
como hablaba. Cartas que parecen sermones y sermones que parecen
cartas. Con glosas a la Biblia y también ▬ por qué no ▬ citas
de la literatura clásica, empedradas de preciosos latinismos y
reparos morales. A decir de la crítica, se adelantó a los
memorialistas ingleses. Su estilo amaba las preciosidades
conceptistas en párrafos que van camino del retruécano y anuncian
el advenimiento de los crisoles estilísticos de Gracián y de
Quevedo, y todo aquello que hizo excelso al humanismo español tan
minusvalorado ahora por el sistema. Este franciscano que en su
juventud rondó balcones, tuvo amores, duelos y reyertas, para
ingresar, una vez arrepentido, en la orden seráfica, fue guardián
del convento de Arévalo antes de ser obispo de Guadix y más tarde
de Mondoñedo, sedes episcopales en las que no permaneció casi nunca
de asiento, según las costumbres de la época. El absentismo laboral
y las regalías eran el mínimo común múltiplo de las sedes
episcopales entonces. Fray Antonio seguía en todo momento a la corte
itinerante del emperador, dejando al mando de la mitra de Mondoñedo
a un sustituto. “Los buenos guerreros ─ dice en una carta─ se
precian más de amolar las lanzas que de tajar las péñolas; lo que
a uno le hace ser buen caballero es ser medido en el hablar, largo en
el dar, sobrio en el comer, honesto en el vivir, tierno en el
perdonar, animoso en el pelear”.
Dichas
epístolas son un compendio de recomendaciones y advertencias teñidas
de la nobleza y pasadas por el balde de agua bendita de los blasones
de un castellano viejo nacido en Santillana del Mar. En la Asturias
de Liébana para diferenciarlas de la Asturias de Oviedo — casta de
hidalgos de todas formas— de donde emana el rancio abolengo y la
señoría española.
Acabo
de visitar la noble villa y encontré cerradas muchas casas
solariegas, las corredorias solaneras medio cayéndose y las
techumbres de los tejados derrumbadas, dejando pasar el sol del
verano y los muros de los corrales a merced de la lluvia y las
nieblas del Cantábrico. Santillana ― este es el sueño que
acaricio― resucitará algún día cual Ave Fénix. Volverá a ser
la cuna de aquel ideal cristiano de caballeros, mitad monjes mitad
soldados, cabalgando por Castilla a lomos de Rocinante. Ahora la
patria yace sin pulso, desmedrada y medio muerta entre manos de Judas
y de Caín.
Capítulo 34
HERNANDO DE TALAVERA EL ALFAQUÍ CELESTIAL O EL
FRACASO DEL BUENISMO
Metido
como estoy en harina de conversos voy y vengo de Alcalá, me pierdo
por las empinadas callejuelas de Toledo, en demanda del espíritu que
fraguara el sueño mesiánico del imperio. Al cabo de muchos años
entiendo lo que dijo Golda Meir sobre el establecimiento de nuestras
relaciones con Israel, corría el año 1973, en una conferencia de
prensa en un hotel cerca de Hyde Park:
—España para nosotros los judíos no es un
país como los demás.
Fue un canto a
Sefarad enhebrado por aquella señora que llevaba un bolso como el de
mi abuela, siempre de luto, de donde extraía una cajetilla de tabaco
negro. Sentí reverencia y pasión por aquella mujer de los cabellos
grises que fueron pelirrojos de joven. Le daba importancia escasa a
cosas tan trascendentes como el look
y que, habiendo ganado dos guerras, se convirtió en la mayor
estadista del siglo XX, liderazgo controvertido y discutido por los
de su propio partido laborista y por el Likud. España no es un país
como los demás. Idea mesiánica. El sionismo anda metido en los
fregaos de ganar la tierra prometida que a España le costó nueve
siglos. Es una historia de sangre, sudor y lágrimas, expulsiones,
enajenaciones, llantos y martirios porque es duro para cualquier ser
humano tener que abandonar su casa, dejar sus enseres, ver por última
vez los muros de Jerusalén o de Granada. Es lo que está ocurriendo
a día de hoy en Palestina. Todo Oriente Medio es una hoguera. No
conviene olvidar la historia maestra de vida. Veamos un caso:
A fray
Hernando de Talavera (Talavera de la Reina 1428-Granada 1507) le
llamaban los moros de la Alpujarra el “alfaquí celeste” por sus
titánicos esfuerzos de adaptar y convertir la religión del
Crucificado al credo mahometano. Su intento fracasó pero queda ahí
para la historia, como conato de buena voluntad y como testimonio de
que el Bien no gana siempre y sucumbe a los intereses y egoísmos
seculares, quiere decirse, el Mal. Conviene, pues, no dar de lado a
la Historia. Fray
Hernando era un monje jerónimo conocido por sus virtudes: bondad,
recogimiento y vida austera. La Reina Católica lo eligió como padre
espiritual. Sobrino
de don Fernando Álvarez de Toledo, el Duque de Alba, aprendió a
leer y escribir en la escuela catedralicia de Oropesa, se graduó en
Salamanca. Tomó el hábito de la orden (hábito blanco y escapulario
y cogulla parda) y llegó a ser prior del monasterio más prestigioso
que había en España en aquel tiempo: el convento vallisoletano del
Prado. En
una visita a aquel recinto la Reina se confesó con él, quedó
impresionada y oliendo a santidad. Elevado a la mitra de Ávila,
sería más tarde preconizado arzobispo de Granada.
Es
designado confesor regio, cargo en el que fue sustituido por Cisneros
que se convirtió en su alter ego. La otra cara de la moneda. La
dulzura y la bondad del jerónimo chocarían con la aspereza y
austeridad franciscana del Regente, aun siendo así que ambos
eclesiásticos venían de familias oscuras, recién convertidas del
judaísmo. Si el uno era partidario de la bondad, la tolerancia, la
mansedumbre para con el moro hasta el extremo de ser el primero que
introdujese la lengua vernácula en la SRI, cinco siglos antes de las
constituciones del Vaticano II, y para atraerse a los musulmanes
ordenó en su diócesis de Granada que se permitiera decir la misa en
árabe, ordenando a sus sacerdotes que aprendiesen esta lengua,
mientras su contrincante, fray Francisco Ximenez de Cisneros, mandó
que se quemase un alcorán en la puerta de Bibarrambla. Bien es
cierto que todos los manuscritos en letra cúfica sobre astronomía,
medicina y ciencias naturales, un tesoro bibliográfico, Cisneros se
los trajo para Alcalá. Un gesto que es de agradecer por los
historiadores porque, gracias al cardenal, se pudo conservar gran
parte del acervo de nuestro pasado mahometano: la sabiduría,
literatura y los relatos de los cronistas musulmanes sobre las
contiendas de la Reconquista, y su versión distinta de los hechos.
Que hoy se pueden leer en la Biblioteca Nacional. Talavera y Cisneros
forman un dúo de contrastes. El cardenal partidario del puño de
hierro y de que la letra con sangre entra. El arzobispo, guante de
seda. Una gota de miel puede más que veinte jarros de vinagre, según
Francisco de Sales. La fuerza de la razón contra la razón de la
fuerza. La paz y la guerra. Ganó la guerra. La política de
apaciguamiento del arzobispo Talavera consiguió el bautismo en masa
de los pobres moros con gran escándalo de los imanes que se echaron
al monte y ello daría lugar a la guerra de las Alpujarras, aquellas
montañas, últimos reductos del Islam; una pavesa que tardaría en
extinguirse más de dos siglos hasta 1609. Cisneros, más drástico e
inmisericorde, fue más efectivo. En guerras de religión las medias
tintas no valen. Es el todo o nada. A Fray Hernando, el “alfaquí
de Jesucristo” algunos moriscos se le reían en sus propias barbas.
Herencia de Caín pero venimos de la Historia Sagrada. También
España es sagrada aunque traspasada de un furor cainita. Fray
Francisco, por el contrario, aquella galga en pieles, como le
llamaban sus contemporáneos, enteco, solemne, una nariz prominente,
siempre friolento, (combatía su hipotermia con tabardos y ropones y
debajo de sus vestiduras elegantes de cardenal llevaba el áspero
sayal franciscano) el mentón saliente, con un prognatismo que
denotaba su demoledor poder de voluntad, odiado y temido por sus
súbditos. Los
escándalos y motines a causa de la desacertada política del
arzobispo de Granada con sus neófitos llamaron la atención del
Santo Oficio. El inquisidor de Córdoba un tal Lucero lo mandó
“empapelar”. Se le abrió proceso por judaizante pues por línea
materna venía de conversos, no obstante que su padre fuese de sangre
“limpia”, emparentado con la Casa de Alba. La inquisición no
andaba con miramientos. El fiscal Rodrigo Deza ordenó encarcelar a
su madre y a su hermana bajo la acusación de herejía. Cisneros
quien, pese a su rivalidad, era amigo del arzobispo, consiguió que
las liberaran y elevó una súplica al papa Julio II, y, gracias a
tan poderosas influencias, el abogado defensor de las encausadas, que
era Pedro Mártir de Anghiera, logró rebatir las incriminaciones de
Rodríguez Lucero. El tribunal dictaminó la completa inocencia de
Hernando de Talavera y sus hermanas. El arzobispo de Granada,
quebrada su salud por los disgustos del proceso, falleció a los
pocos días de la sentencia absolutoria el 14 de mayo de 1507. Cogió
una pulmonía a causa de haber participado, descalzo y encapuchado,
como un penitente más en la procesión de las Angustias.
Tuvo sus
intervenciones, como confesor y consejero regio en política, con
suerte alterna. Dicen las crónicas que contribuyó a las paces con
Portugal después de los disturbios sucesorios de la Beltraneja. A
los Reyes Católicos aconsejó mano dura—por una vez— y firmeza
con los nobles levantiscos. Isabel acabó con el feudalismo de los
señores de Galicia y Asturias, mandó desmochar las almenas de sus
torres y derruir sus propiedades. Sin embargo, a Colón le hizo la
higa Talavera. Le parecía descabellada la idea de un viaje a las
Indias orientales, y que pedía cantidades exorbitantes, montes y
morenas, para la empresa, cuando las arcas de Castilla estaban
exhaustas después de la conquista de Granada. En la vida de todo ser
humano, una de cal y otra de arena. Pese a lo cual, llevó una vida
ejemplar de inmaculado sacerdocio. Escribió algunos tratados de
moral donde resplandece su ortodoxia y su acendrado espíritu
cristiano, basado en la caridad y el amor al prójimo. Creo que su
proceso de canonización no está incoado pero lo merecería. El
calvario y persecución que tuvo que sufrir este buen obispo manso,
por causa de sus orígenes, le colocan en las gradas de la tortuosa
escalera que lleva al cielo a través de los peldaños del
sufrimiento y del martirio a la santidad. Y eso me afirma en mi
resolución de que el catolicismo hispano se acuñó como moneda de
oro en un troquel mesiánico
Capítulo 35
REITRES
DEL TEMPLE
Arcanos
del temple cábala a la inversa síntesis de ambos testamentos clave
de bóveda del pasado y el futuro. Conocimiento al albur de la
gnosis. Los arcanos consultados dicen que sólo quedan dos papas: uno
antipapa y un tercero asesinado o dimisionario. Al término del plazo
la Barca de Pedro será rescatada por los caballeros de la luz solar.
Su divisa es la tau hebrea o cruz de los elegidos. Los templarios
suben a sus arzones, brillan sus lorigas, retozan los caballos que
van a abrevar al pozo de la sabiduría, quien sabe. En su yelmo
ocultan los enigmas de la geometría con que construyeron las
catedrales. Ken Follet es una especie de asesino de la literatura
convencional, un espía inglés lanzado por los enemigos de nuestra
Fe, que merodea a pasos malos por los alrededores de la catedral de
Sevilla. Christus structor. También fue Nuestro Señor trigonometra
contra el abismo. Sus palabras evangélicas fueron los sillares para
construir la ciudad de Dios. Pero Follet desconoce las claves del
enigma que propala; no hacerle caso. Ellos hallaron la distancia de
πί, idea que se plasma en el octógono de la beatitud catedralicia.
A través de los conocimientos matemáticos de la gnosis, supieron
los templarios adelantados a su tiempo de la llegada de la Red
Fraterna Universal bits and bytes
del ordenador en conjunciones binarias. Estas enseñanzas las sacaron
de los libros jónicos y subieron al empíreo, volando bajo el ala
del Águila de Patmos. Calatrava, Malta, Santiago, Avis. Los
impostores romanos quemaron a Jackes de Molay sin poder acabar con
su maestrazgo. Su sabiduría era un atentado contra el poder
pontificio y sus regalías. Cisneros lo supo intuir a principios del
siglo de Oro. El mundo está partido en dos, entre la luz y la
sombra. Las aspas del molino de la vida después del paraíso
terrenal tornan a la derecha dextrógira o levógira, al contrario de
las manecillas del reloj. Entonces todo sale mal. El legado templario
nos deporta a la realidad mística. A las aspas de esa cruz que
fluctúa entre rayos de luz y conos de sombra. Las aspas del molino
de la vida se entrecruzan. Porque la contradicción perenne habita
entre nosotros. Y en medio de este caos se alza la cruz de Cristo que
venció a la muerte y desterró al dolor. Al menos esa es la
esperanza de los creyentes. Tiempo atrás, en las navidades de 1095
se dio por concluido el concilio de Clermont Ferrand, convocado por
Urbano II. Allí surgió un cura de la diócesis de Amiens: Pedro el
Eremita o Pierre le Petit (apenas media medio metro), un iluminado
que parlaba de cosas raras. Nada menos que conquistar la tierra que
pisó el Señor para alcanzar la bienaventuranza. Las multitudes
acudieron en tropel y sin logística a los Santos Lugares. Bernardo
de Claraval recorrió los pueblos de Francia predicando la cruzada.
En mala hora.
Aquello
fue un fracaso total. Al grito de Dios lo quiere, las multitudes
desarrapadas perecieron de hambre y de frío. Al llegar a Turquía
treinta mil peregrinas fueron violadas por los sarracenos. Godofredo
de Bullon, a despecho de tanta contrariedad, va a conquistar la
Ciudad Santa en la primavera de 1099 pero por poco tiempo. Las
cruzadas fueron el consecuente corolario al terror del milenario. Y
de aquel fracaso nació para el mundo un nuevo orden. Eran los
renglones torcidos de Dios.
Capítulo 36
CIEN AÑOS LLEVA RASPUTIN ENTERRADO
Me
hago esta pregunta en mis lecturas del Adviento que encuentra en
Isaías en el gran heraldo del AT anunciante de la llegada del
Redentor. Lecturas que alterno con el Libro de Memorias de A.
Vasiliev, el último director de la Ojrana zarista. Existe un
misterio cuajado de contradicciones, visiones, rebeliones, grandezas
y miserias en la historia de Israel. Isaías lanza sus trenos para
comunicar la llegada del Mesías pero esta venida primera se
contextúa en un marco de grandeza política y de preeminencia nada
espiritual sino económica sobre los demás pueblos. Acertó en su
visión de que los suyos le darían la espalda. San Pablo en sus
cartas se refiere a la segunda venida o parusía como algo inminente
aunque el Reino sería de naturaleza subjetiva y escatológica. En
contra de las advertencias paulinas, los cristianos siguen esperando
esa llegada. Tales manifestaciones fallidas de la Ley Vieja como la
del Mandamiento Nuevo escandalizaron a los hombres de su época. A
Isaías lo aserraron y san Pablo murió por la espada.
Debe
de ser el destino de los profetas que reman contra corriente y son
acreedores de la infamia por sus semejantes, dado su comportamiento
políticamente incorrecto.
Vasiliev
en su capacidad de jefe de la Ojrana sostiene que Gregorio Efimovich,
el monje siberiano que murió asesinado por el general Yusupov y el
húsar Purikovich quienes lanzaron su cuerpo al río Neva días antes
de la navidad, fue muy difamado por las fuerzas oscuras que minaban
Tsarkoe Sélo — Lenin tenía por mentor económico a un tal
Hardman un judío austriaco que corrió con los gastos
revolucionarios y consiguió devolver a la patria desde su exilio en
Suiza a Vladimir Ulianov “Lenin” en un tren de mercancías—
intentó conjurar la conspiración y salvar a los Romanov. Es más:
este clérigo siberiano, a juicio de Vasiliev, fue el látigo del
castigo de la divinidad para punir los pecados de la corte zarista,
la corrupción, la injusticia social. Idea insólita que merece ser
meditada en una España como la actual que se parece a Sodoma y
Gomorra victima de la lascivia, de la crueldad manifiesta, la
insolariedad, las catástrofes naturales, el cinismo, la contumacia,
la soberbia y la protervia. Los bustos parlantes esas chicas e la
tele bellos palmitos que en cada informativo recitan la letanía de
cosas y ambientes horrorosos son sus profetisas. Paralelamente,
Rasputin por su fuerza descomunal y su enorme virilidad, o la
potencia hipnótica de su mirada que volvía locas a las duquesas, se
lo rifarían en Telecinco. El monje siberiano, si volviera hoy a este
mundo, haría las delicias y sería un invitado de Jorge Javier
Vázquez en “Sálvame de luxe”.
El
padre Gregorio Efimovich hizo de su vida una perenne orgía. El
propio zar Alejandro II le echaba en cara su libertinaje. Luego se
arrepentía para volver a las andadas, a sus borracheras continuas.
El jefe de la Ojrana niega que se acostase con la zarina. Pese a las
habladurías para la emperatriz sólo existía un afán en su vida:
curar al zarevitch enfermo hemofílico. En palacio se celebraban
sesiones de espiritismo y una tal Byroba admiradora del “staretz”
fue la que lo introdujo en palacio. Pese a la veneración gozaba
entre las señoras y el pueblo devoto y llano, este fraile, un
exclaustrado que recorría verstas y verstas visitando monasterios, ─
estuvo en Santa Sofía de Kiev y en Kazán como “palomnik”
(peregrino) no era más que un cura sacrílego, un borracho.
Representó por ello el castigo para una iglesia ortodoxa que se
había desviado de su camino. A causa de los pecados del pasado, más
de veinte mil popes perdieron la vida durante la revolución
bolchevique, miles de conventos fueron profanados, las monjas
violadas, las iglesias destruidas, las catedrales bizantinas
convertidas en garajes o en museos del ateismo.
Así
y todo, la llama de la fe no se extinguió en el pueblo ruso que es
profundamente cristiano. Que sigue creyendo en la resurrección. Este
mujik inculto y supersticioso, y dicen que con poderes infernales,
esa mirada fría de las fotos que quedan de él, profunda y
penetrante aun aterroriza a quien las mire, abrió las puertas del
infierno, y con la ola de anticlericalismo irreverente por él
suscitada, la Santa Rusia expió la culpa, resultó un instrumento de
la vía purgativa: veinte millones de rusos muertos de hambre tras la
revolución y otros tantos o más durante la guerra patria. Es la
idea que se desprende de la lectura del libro del general Vasiliev
que a mí me ha servido para relacionarlo con los textos de Isaías
al anunciar calamidades para el pueblo elegido por haber dado la
espalda a Yahvé. Pero no temas Israel. El Señor tu Dios te enviará
a su Hijo y abrirá la cancela de la tierra prometida. Trocará tus
lanzas y flechas en rejas de arado y convertirá las altas montañas
en caminos del llano. Es la expectativa dulce y maravillosa que hace
el profeta en tiempo de Adviento. Se abrirán las nubes de lo alto y
la nieve lloverá al justo. Isaías resplandece aquí como un gran
profeta, al vez que inspirado poeta, aunque parezca un humorista, al
igual que el ardiente Apóstol de los Gentiles. Su lenguaje místico
no puede ser entendido por el hombre de hoy. La epístola ad Efesios
en que manda callar a las mujeres (“esté la esposa sujeta al
marido y guarde silencio en la sinagoga”) escandalizaría a las
féminas de la misma forma que la exaltación que realiza el Profeta
degollado enteramente nacionalista, al proyectar la idea de la
supremacía política y técnica de Israel (“haré que los enemigos
de Israel vengan encorvados y se prosternen a tus pies”) pondría
en pie de guerra a los honderos palestinos de la franja de Gaza.
Eso
sí; mientras la mentalidad veterotestamentaria promete un mundo
feliz por más que subyugado reino de abundancia y de poderío
militar y económico tejas abajo, Cristo sólo promete cruz dolores
abrojos escupitajos y un continuo sufrir y padecer en este valle de
lagrimas a cambio de la salvación en la otra. Mi reino no es de este
mundo. Aquí el optimismo y la euforia de la ley vieja se estrellan
contra la abnegación y el sacrificio cristiano del Nuevo Testamento,
una religión de perdedores. Uno guarda la ley del Talión. Otro
manda volver la otra mejilla. Uno mira a su alrededor y observa al
socaire del mundo presente que los arados han desaparecido para dejar
paso a los ICBM y a las más letales instrumentos bélicos de nueva
generación. El aire viene cargado de amenazas. El pueblo de Israel
vive en estado de sitio y repele al enemigo que ataca a sus soldados
a cantazo limpio con fusiles de asalto de mirada telescópica. La
navidad entre nosotros es un tiempo de despilfarros consumistas,
bacanales, despiporres, y cenas nostálgicas pantagruélicas donde
las familias desunidas se reúnen a veces para demostrar lo poco que
se quieren y lo mal que se llevan. La sombra de Rasputin planea otra
vez desde Rusia y no entendemos nada. Lo que insinúa Vasiliev no
deja de tener su miga tal sugerencia del amo de los espías del zar.
El Altísimo eligió al pueblo elegido para implementar sus designios
del Convenant.
Estableció con ellos el arca de la alianza. ¿De amor o de guerra?
Hasta el nombre de Jerusalén (ciudad de la paz su sentido semántico
hebreo) parece una ironía. En el estado hebreo la santidad y la
perversidad parecen ir de la mano. Aun cuando,
yo no entiendo mucho de política. Jesucristo ya dijo en un pasaje
del Evangelio que no vino a traer la paz sino la guerra. Yo creo
profundamente en el Último Justo de Israel y la presencia de Cristo
al que degollaron por llevar la contraria a los que mandan en el
tiempo presente y en el tiempo futuro. No entiendo nada, sin embargo.
Quizás por eso afirman los teólogos que el lenguaje divino dista
mucho del de los hombres. Dios nos habla en otra onda y nuestra mente
humana es incapaz de captar la voz del que está detrás de la
ardiente zarza. Por lo que caigo de rodillas y musito aquel canto de
adviento de la liturgia mozárabe de mis años de seminarista:
“Attende, Domine, et miserere, quia
peccavimus Tibi… Occulos nostros sublevamus flentes… exaudi,
Christe, suplicantes preces”. Dios
perdonará y perdonará eternamente. Perdonó a Judas perdonó a
Rasputin pero no perdonó a Sodoma y dice que a los tibios los
arrojará de su boca. Aunque siempre habrá ocurrencias fuera de
nuestro alcance. El lenguaje de Dios es un misterio. Está visto que
tampoco sus caminos no son nuestros caminos. En nuestras
inteligencias finitas no cabe el mensaje de la Palabra infinita.
Habrá
que tener fe.
Capítulo 37
SENDER CONTRA LA GAFANCIA DE LOS BORBONES
El trece mal número fatídico que cuadraba a
un rey de ojos inexpresivos y mirada vacía un rey "esparrancao"
aficionado al porno duro (queda por ahí alguna película años
veinte cine mudo en la cual participó como protagonista) al
decimotercero de los Alfonsos se deben los veinte mil muertos de
Anual y los doce mil de Monte Arruit, según declara Sender en sus
confesiones. Sangre española. El 13, mal numero. Enfrentado al
peligro, no arrostró su obligación como hizo el último de los
Romanov o su tatarabuelo Luis XVI. Los Borbones traen mala suerte.
Error imperdonable del dictador al reinsertarlos. Es una monarquía
con bicho. Ramón J. Sender culpa a Franco de haber desaprovechado la
ocasión para desterrar a estos dinastas con mal fario y establecer
el reino de la justicia social. El tercer tranco de su libro
autobiográfico "Crónica del
Alba" es un canto de amor a
España al heroísmo de sus pistolos
que luchan bajo el mando de una oficialidad en muchos casos corrupta.
"Algunos de nuestros jefes y oficiales eran más perniciosas
para la patria que el propio Abdelkrim".
Marruecos siempre
Marruecos. El Rif misterioso. Pelear contra el moro tuvimos por
costumbre, pero el moro es hermano nuestro. Luego serían los
soldaditos de la Yehala los que sacarían a Franco las castañas del
fuego ayudándole a vencer en la guerra del 36. Fueron los tiradores
de Ifni con los legionarios de Yagüe los héroes de la batalla de
Brunete.
Una larga historia de amor y desamor, de
encuentros y desencuentros. Salam malikum. Y malikum salam.
Cuando
aparece en escena el "djin"
(Satanás), las buenas relaciones se
alborotan. Sender fue como Pedro Antonio de Alarcón
como Arturo Barea
o Ernesto Gimenez Caballero, Mola,
Sanjurjo y otros tantos escritores soldado en la guerra de Melilla.
Sus páginas están impregnadas de ese sol místico de la Elvira
desierta y es lo que significa la palabra elvira en árabe: desierto;
su pluma tallada en las arenas del Sahara.
Sopla sobre ellas el
"levante" que es un aire que enloquece. Estuvo Ramón J.
Sender -cuatro años de mili- destacado en un regimiento de
infantería de línea el Ceriñola 42 y, enamorado de una
hispano-marroquí, la bella Antonia, vendería panes de munición y
cartuchos a los de Abdelkrim. Libró de ser fusilado y condenado a
trabajos forzados en el penal del Hacho, salió libre tras la
amnistía decretada por el general Berenguer. Excarcelado, se dedica
a buscar a su bella jarifa por todo el Rif. Vestido de moro con
babuchas y chilaba encuentra a su ex en un aduar de la frontera con
Argelia. Es una historia apasionante en la cual el escritor aragonés
revela sus facultades narrativas y la capacidad para la intriga y el
suspense. Vierte el relato en una prosa nada alcorzada ni melindrosa.
Es escritura verdad sin impostar la voz ni hacer gorgoritos
efectistas al estilo de Baroja
o Azorín
o de Unamuno,
del que dice que era un pobre hombre con muy mal oído para el
párrafo musical (sus páginas carecen del concento o esa disposición
armónica, ese atisbo, que tanto abunda en la obra de Cela o de Valle
Inclán.) Por cierto, Unamuno no tenía ideas originales, toda su
obra la copia de filósofos extranjeros: Hobbes,
Nietzsche, Holderling. Pérez de
Ayala le
parece al autor aragonés un asturiano insoportable que trufa sus
obras de vocablos culteranos para demostrar su ascendiente jesuita
curtido en lecturas clásicas. Solo se libran de sus varapalos
Cansinos Assens que era un sefardita gordo y procesional que hablaba
todos los idiomas del mundo y traducía a los maestros rusos. Gómez
de La Serna le parece un madrileño simpático y castizo pero algo
afrancesado.
Ramón J. Sender se expresa de una forma llama
y libre a la manera de como hablaban las gentes de su Calamera natal.
Pero también incorpora a sus libros el lenguaje del cuartel y la
trinchera. La guerra huele a mierda, a listerina, y a desinfectante.
Así hieden los cuartos de banderas.
El
Bajo Aragón es tierra fronteriza de romis, muladíes y aljamiados
que revelan una larga convivencia y entendimiento con el Islam.
Tierra de hombres cabales con nervios de acero y sangre en las venas.
Pero las cosas son como son hasta que dejan de serlo. Y el español
ha incorporado a la masa de su sangre virtudes y defectos de su
herencia morisca.
Por ejemplo, la arrogancia, el valor, la falta
de solidariedad peninsular que nos viene de los benimerines. España
sigue siendo un reino de taifas con mucho orgullo local a falta de
espíritu nacional.
Crónica
del Alba es un tour
de force narrativo que, en
ocasiones, recuerda escenas increíbles de aduares y vuelos en
alcatifa como en las Mil y una
Noches; otras, presenta escenas
del Romancero contando jarchas y suspiros de amor de cristianas
cautivas que regresan a la grupa del caballo de don
Bueso de tierra de moros. Buen
pueblo pero mala gente. Regido por políticos indotados y monarcas
cenizos. ! Dios qué buen vasallo si hubiese buen señor! Los siete
trancos de esta extensa novela autobiográfica son siete arracadas o
perlas colgantes que se exhiben como el Tesoro visigótico de la cruz
de Guarrazar, muestran a un escritor-verdad, que trata de interpretar
la vida española en el tiempo de la República años previos a la
guerra civil. Sopló un levante de locura cainita y vinieron las
gumías. El gemido de las parcas llenó el país de cantos lúgubres.
La catástrofe se pudo evitar si no hubieran tenido tanta fuerza los
masones y los poderes en la sombra no le hubieran apretado las
clavijas a los militares sublevados y el Faenas
viscoso y verrugo (así
llama a don Manuel Azaña)
no hubiera sido tan malvado, o se hubiera dado a la fuga el monarca.
El conde Romanones bajó a despedirle a la estación de Torrelodones.
Alfonso XIII abdicó. España, ahí te quedas. No se fue el caimán
por la barandilla, que se fue por Cartagena. El pueblo asistió
ignorante a aquella hecatombe y tomó las armas del bando en que se
encontraba cuando estalló el Movimiento. Algunos como el propio
autor se pasaron del bando nacional al republicano porque sus ideas
se inclinaban hacia el progreso, la democracia y la libertad. El
régimen del 14 de abril del 31, lo dice con todo su dolor Sender,
fue un sistema político que malparió. Pronto vinieron los
desengaños. Esto no furrula.
La republica a juicio del ex
soldado aragonés que al llegar a Madrid se hizo periodista cometió
el error de trocar la enseña roja y gualda [cierto que una bandera
no es más que un trapo pero por defenderla y honrarla ¡habían
muerto tantos!] por el carmesí.
El color morado es el de los Borbones y da mala
suerte. El error lo han vuelto a cometer los de Podemos. Impolítica
medida del Faenas Verrugado
fue también la orden de quemar conventos. El moradillo es tintura
del hematoma y de la sangre coagulada. Anticipaba la degollina. El
Viscoso era un "bassani"
(hijo de mala madre) para los moros que cruzaron el Estrecho. Además
era un cobarde, aunque buen orador. El amarillo sin embargo es color
limpio de los campos de España donde el trigo de los espacios de la
tierra de pan llevar, contrae matrimonio con el rojo de la amapola.
Se fundían así la pasión y la contemplación. Dos cromatismos
fervientes que no había por qué cambiarles por el cárdeno de
Villalar, que es color de la derrota.
Luego, aquello sería un
desbarajuste. España abrió la puerta a todo el lumpen de Europa y
de Estados Unidos. Los de las brigadas Internacionales tenían la
idea de que se alistaban con el bando de la Republica en favor de
unas vacaciones pagadas. Cuando se dieron cuenta de que la cosa iba
en serio, regresaron a sus casas.
Españoles ahí os quedáis.
Todas estas
ideas anarquistas del escritor nacido en las riberas del Cinca y para
libre Aragón ya lo dijo Baltasar Gracián volvieron a Sender
sospechoso tanto a ojos de los azules como de los rojos. Barruntaban
que fuera un doble agente. En Burgos y en Calamera estuvo a punto de
ir al paredón. Salvaría la piel mediante ardides y subterfugios,
sin que ello le librase más tarde de las penalidades del campo de
concentración francés y de la hégira primero a México y después,
de polizón, a los Estados Unidos. Su obra está plagada de aforismos
y de reflexiones filosóficas fruto de su conocimiento de las lenguas
clásicas y de la mitología indoeuropea. Así escribe, verbigracia,
que el Nuevo Testamento se encuentra trufado de contradicciones. Sin
embargo, en abono de su divinidad declara que la narración de la
Pasión del Señor, según los Evangelios Sinópticos, es el texto
más maravilloso que haya podido salir de de la pluma de un hombre a
lo largo de todos los tiempos.
Con toda seguridad fue inspirado por Dios. Le
gusta san Agustín porque le parece el autor más humano de toda la
patrística y admira a Teresa de Jesús en su casticismo del espíritu
castellano más realista, cuando conversando en tiempos de soledad y
de sequedad, con Jesús se queja al Amado de sus dolencias
espirituales y carnales: "No me extraña, Señor, que tengas tan
pocos amigos a juzgar por lo mal que los tratas".
Sostiene
que el cristianismo y el budismo con sus postulados de dulzura
quietud y amor para con los enemigos son dos formularios de carácter
femenino: (el Yin de los chinos). Sin embargo, el Islam es el yen,
una religión viril al igual que la Mosaica. Ambas religiones
presentan a un dios tronitonante que no se humana, oculto en la
montaña del Sinaí o la piedra de la Cava. Stalin y Hitler, por ese
mismo renglón, son deidades másculas que pertenecen al linaje de
Maquiavelo. Nietzsche y Siva. Así habló Zaratrusta.
Platón y
Sócrates honran como principio religioso a la filosofía de la
razón. Espinoza el converso al que expulsaron de la sinagoga de de
Amsterdam pulía el diamante mientras presenta para la historia un
sistema envenenado de divinidad. Es el panteísmo como venero del que
todas las fuentes del pensamiento brotan. Fe es creer lo que no vimos
dice el P. Astete. Ahí me las den todas.
A Dios nunca lo vimos
pero ejerce el oficio de guardabarreras del mundo. Un oficio en el
cual en verano te escaldas en invierno te arrices y siempre te jodes.
Hay que seguir buscando.
Los libros de este autor aragonés
constituyen un monumento a la hispanidad desde el espíritu
libertario y anarquista total. Deberían ser preceptivos en las
escuelas de la nación para que lo jóvenes supieran verdaderamente
qué es lo que pasó, por qué pasó, y cómo pasó. La historia de
España no es un cursi serial de "Cuéntame"
ni de "Aguila Roja".
Es mucho más. Mientras no salgamos de ese circulo vicioso y
expurguemos nuestras conciencias, España, acervo de las tres
religiones, seguirá siendo un país maldito malmetido por políticos
trincones y periodistas buscones y reyes solemnes de la baraja el
basto al hombro, o la espada, o la copa, o el oro con que nos cantan
las cuarenta.
Capítulo 38
CÁMARA
SANTA DE OVIEDO
Reliquias
sagradas que conservan el misterio de la historia de España. El año
79 fui a venerarla un día de lluvia. Después me prosterné ante el
altar sagrado múltiples veces. Siento un pálpito especial. Ante el
altar se arrodillaban peregrinos franceses una familia. Los apóstoles
de la imposta seguían imperturbables su conversación de piedra que
dura siglos. Una cháchara en éxtasis pero con esa sonrisa inefable
de la juventud, parecen misacantanos. San Pedro con las llaves del
reino. Y san Juan imbele. La imagen de san Andrés ostenta una
poderosa cabeza coronada de rizos y del aspa de su martirio. No son
testas semitas o dolicocéfalas sino braquicéfalas, europeas: san
Mateo y san Marcos parecían hermanos mielgos desenrollando el
pergamino de la escritura. Y un apóstol a otro le habla con dulzura
casi como si le contase un chiste o le hiciera una carantoña. Santo
Matías se aparece con el número 24, simbólico guarismo de los
veinticuatro ancianos del Apocalipsis. Es el calvo de la cuadrilla.
Había tres cabezas decapitadas sobre el arco solio del pórtico y la
cruz de los Ángeles era un ostensorio de esmeraldas, togas largas,
técnica de paños mojados con sus plegaduras, un descubrimiento del
arte gótico; gestos hieráticos a fe que no eran unos rudos
pescadores pero en el cuadro pervive la serenidad y la risa de
Israel, pido a dios que no sea mofa. Las estatuas de la Cámara Santa
de Oviedo guardan, a juicio de los expertos, cierta preeminencia e
incluso prelación a las del Pórtico de la Gloria son menos
estáticas que las compostelanas, dicho sean sin detrimento del gran
escultor de quien solo el nombre conocemos: maestro Mateo. Eutrapelia
eucaristía es el sentimiento que suscita en el espectador esta
visión; es el bien sentir y bien hacer entre la humedad de los
siglos este pequeño recinto donde se dijeron misas por primera vez
para honrar a la virgen Eulalia emeritense. La labor de orfebrería
representa un excelente trabajo. La mandorla mística, de la cual
surge la figura sedente de cristo salvador en medio de un cerco de
cabujones del díptico del obispo Gonzaga, asombra. Este es el haz
pero en la contrahaz o envés repujado destaca un calvario.
El
oro y el marfil enmarcan tales joyas que servían de adorno a la urna
de san Julián y san Serrano, hoy perdidas, como la de san Vicente
mártir o la de san Eulogio y san Julián santos todos ellos
románicos a los cuales los muzárabes profesaban una devoción
ancestral. "Tomaron las
reliquias todas las que hubieron y fueron por Castilla y así la
defendieron" (romance del Cid.)
Ante los huesos del tabernáculo y la lauda sepulcral de Leocadia, me
extasío. Allí comparece la arqueta de las ágatas en torno a la
cruz la rosa de los vientos una cabeza de hombre que surge de las
alas de un águila enfrentándose a un grifo fabuloso, el cual,
mirándolo, bien resulta un toro con alas. De cómo llegaron a
Asturias esa cruz y estos exvotos es una historia que forma parte de
una peripecia tan fantástica e increíble como el viaje del cuerpo
del apóstol Jacobo a Compostela en una barca de piedra que navegó
todo el Mediterráneo hasta Padrón. Al cabo, en la huida de los
cristianos extremeños al norte quedaron depositados en Monsacro para
su transporte y reposo definitivo en san Salvador de Oviedo. Don
Maximiliano Arboleya Martínez deán que fue de esta catedral (sería
fusilado en agosto de 1936) refiere en un opúsculo que a raíz de la
persecución de Cosroas, rey persa contra los cristianos y que
destruyó Jerusalén por segunda vez, algunos huyeron hacia
Alejandría llevando consigo la cruz redentora. Allí un obispo
piadoso Juan el Limosnero los acogió. Egipto acto seguido fue
arrasado por los árabes y de nuevo los cristianos hubieron de
embarcarse hasta Cartagena y de allá fueron traídas nadie sabe cómo
hasta el Monsacro. Alfonso II el Casto las expone por primera vez en
Oviedo y manda construir la Cruz de los Ángeles 808. Fruela II 950
agrega la Cruz de las Calcedonias y Alfonso VI rey de de castilla y
de León manda abrir el Arca Santa el 13 de marzo de 1075. Y desde
entonces hasta la fecha el arca santa ha sido baluarte de nuestra fe,
superviviendo a guerras fuegos inundaciones, robos, expolios,
asonadas y cuarteladas, estas reliquias guardan entre sus joyas el
destino de España y demuestran que San Salvador fue el gran foco de
peregrinaciones de las cristiandades europeas. Forma parte de nuestro
testamento. Quizás tales huesos o el polvo que queda en medio de
piedras preciosas sean nuestro salvoconducto y baluarte en la
peregrinación de Asturias, cuna de España, por la historia
Capítulo 39
LA
ERMITA ROMANICA DE SAN VICENTE Y LA TORRE VISIGODA DE SAN GREGORIO EN
FUENTESOTO (Segovia)
Es
una de las joyas del románico rural margen oriental del Duero aguas
abajo de San Saturio Berlanga y san Esteban de Gormaz para entender
el espíritu que late dentro de estos capiteles, fustes, basas,
columnas y gloriosa sillería hay que haberse empapado de las páginas
del Poema del Mío Cid. Yo lo he hecho a lo largo de más de
cincuenta años. Ya ha llovido desde aquel verano del año 66 cuando
publiqué mi primer reportaje en SP que se titulaba “Ermitas
abandonadas en el camino de Sepúlveda a Peñafiel”. Una mañana
bajé en compañía del cura Laurentino y del alcalde Constantino a
Peña Colgada (así llamamos al paraje de huertos y acequias)
bajando por las pobedas, siguiendo el curso del Rio Sacramenia que a
la entrada de Fuentesoto tiene su hontanar. El bello ábside se había
convertido en muladar. Unos iconoclastas habían destruido a hachazos
una talla renacentista de Santo Tomás y habían hecho chisquereta
junto a la credencia para guardar las vinajeras. Las paredes
guardaban las señas del humo. El sagrario románico (en el rito
mozárabe ancestral no se exponía el santísimo; el sacerdote
consumía el sanguis y los fieles la oblea del pan bendito)
conservaba las plumas y el ramujo de un nido de urraca pero el ara
con reliquias del mártir del glorioso san Vicente estaba intacta.
Dos arquillos ciegos a sendos lados de la epístola un lugar para
sentarse (sedilia) y el evangelio daban solemnidad al recinto. Los
oficios se celebraban de pie, desafiando al viento de Aquilón y los
ojos puestos en el Este ─ex oriente lux ─y el pueblo fiel
permanecía en pie la hora y media que duraban las misas “antes de
los gallos cantar”. El templo orienta a levante y el preste
oficiaba a de espaldas al pueblo mirando a Jerusalén. Los capiteles
son un primor de frescura y candorosa espontaneidad tosca. Dan la
apariencia de haber sido cincelados ayer mismo. Un obispo con báculo
y sin mitra bendice con los dos dedos de la mano diestra enguantada
la mano en una ─ quiroteca Dextera Patris ─.
Representa
al titular de la iglesia el mártir Vicente origen en España del
culto vicentino muy importante entre los visigodos aunque también
pudiera ser san Gregorio el personaje. A la derecha nos miran dos
harpías que se abrazan el cuello retorcido. Representan al ave
Isis, que se hacía sangre a sí misma para alimentar a sus
polluelos. Los egipcios la veneraban como ánade sagrada. Debía de
ser este pájaro mitológico hoy extinto de la familia del pelicano y
que siguen venerando los coptos y los egipcios en sus ritos. Desde
otro capitel se asoma el ojo de Ra que todo lo mira y todo lo ve en
una ruda representación facial combinándose con los caulículos de
las ramas de una palmera en representación forestal. La palmera
ocupa el centro decorativo y troncal de san Baudelio de Berlanga y el
ave del Paraíso se estira en los frescos y capiteles de san Esteban
de Gormaz. Un misterioso parentesco enlaza el arte románico de este
solemne tiemplo circular que no pudo ser acabado a causa de una de
las frecuentes razzias del sarraceno y los conjuntos sorianos.
Durante muchos años me ha perseguido la mirada de ese obispo que
surge exaltando y bendiciendo entre palmeras y ese cordero pascual o
esa oveja descarriada que vulgarmente evidencia el ademán del buen
pastor dando la vida por sus ovejas. El románico es una didáctica
cincelada para gentes humildes que no sabían leer pero que
escuchaban en las misas campesinas la Palabra. He de felicitar, para
concluir, a los buenos cristianos de Fuentesoto y a los que no lo son
pero que aprecian el arte e intuyen el valor ancestral de estas
piedras sagradas. `Por la generosidad y celo con que han reconstruido
este hermoso templo. Hace medio siglo lo utilizaban de pajar y hoy es
una hermosa y recoleta iglesia románica donde me acerco a orar para
dar gracias a Dios por el tiempo fenecido y a rogar por mis difuntos
en la memoria de san Vicente bendito patrono del Pueblo de
Peñacolgada anejo de Fuentesoto junto con Tejares.
Capitulo
40
OSCULANDA
Las
féminas siguen destilando veneno. Hay que ver en lo bajo que cayeron
aquellas muchachas que amamos en otro tiempo y ahora son abuelas.
Andan cojas, y en medio del desencanto habitando sus pisos de muchos
metros cuadrados, en la comparsa de sus gatos castrados, alguna foto
de familia, los matrimonios fracasados, viudas de su propio
desconsuelo, añorantes del amor negro que les puso a pique de la
ruina, lo que evidencia el poder del sexo.
Arrepiéntete,
cabrón. Yo
no me arrepiento de nada. Me arrepiento tan solo de aquella chinita
en Hong Kong que pedorreaba frufrú cuando me hacía el amor.
Encima,
beatas con humos y poniéndote de penitente. La culpa de todo por lo
visto la tienes tú, Ulises, que sigues sin llegar a Itaca.
Le dije que
no creo en la confesión auricular porque teológicamente tengo en
entredicho la teoría de la exmologesis. ¡Oh católica y cruel
majestad! Seguimos en las mismas. Osculanda amor tú ya no besas como
solías. Te han salido bolsas en los ojos y no ves lo que te rodea
pero tal vez sea mejor así. La soledad créceme por fuera y por
dentro de nosotros. Pobre Osculanda, viuda solitaria en su piso de
doscientos metros cuadrados, una sonrisa amarga y los ojos cargados
en un ictus que me dice que todos aquellos besos que me diste se los
llevó la trampa. Fueron el proemio de antelación de una vida que
pudo ser y no fue. Acaso estaba escrito. Fue la voluntad de Dios. No
nos hicimos daño el uno al otro y las dulces horas
de junio y de mayo
idas y venidas por el valle de Talamanca hoy al recordarlas no
producen ningún escozor, solamente melancolía. Paremo sigue
vendiendo libros en su alguarín infame y yo vendí aquella vieja
maquina de escribir con el tablero que inventara Wetereng. Ahora soy
propietario de un ordenador portátil. Pulso cada una de las fichas
del teclado en la esperanza de que tarde o temprano la verdad se hará
hueco, Osculanda amor, aquella moza de rumbo que hoy es abuela. La
que tuvo retuvo.
Parejo
Paramio alza su gario terrible y al pasar por el resayo a la sombra
del gran edificio con los paramentos de mayólica yo le hago un corte
de manga. Está muy gordo y se toca con una churrupitosa visera y
casi no le tapa el culo su inmenso mandilón. Ha parido una gata y su
mujer, que es una vieja fea con cara de vagabunda alcohólica les
pone un platito con sopas de leche sobre la acera para que los
michines de la camada coman. No cierran todavía la tienda aunque ya
les queda poco. Parejo Paramio es rátigo todo él un rátigo con
látigo. Alguna mañana utiliza su fusta para espantar a los buitres.
Negocio al por mayor. Parejo Paramio es el sepulturero de muchas
ilusiones literarias. Es el tendero de ideas de segunda mano. En su
garabito fenecen los sueños de los poetas. Este pariente de Juan
Simón que trata al personal a batacazos. De estas zozobras mías
cuan poco tú sabes, Osculanda, amor.
Capítulo 40 Bis
FRANCO
Y LOS JUDÍOS
Franco
y los judíos. Salvó a muchos hebreos pero decir esto hoy por hoy y
tal y conforme están las cosas suena a herejía pero me remito a los
documentos y a los tumbos. La letra muerta es un testimonio y delata
a unos cuantos. No quieren oír. Están sordos. El juancarlismo
reniega de sus orígenes. Creo que el Señor me ayuda a pechar con
esta galerna de dificultades. Mi frágil barquilla siempre a punto de
naufragar hiende proa y sale a flote. Sálvanos Señor que perecemos.
Seguiré escribiendo. Algún día se esclarecerá la luz. Creo en la
pasión y muerte N.S. Jesucristo. En el Amor. En el perdón en el
progreso pero esta nueva teoría cohonestada por los últimos papas
niega la mayor. Acaso el Vaticano para complacer a sus enemigos esté
inmolándose en un trágico harakiri. Tal vez Wojtyla Kratz fuese el
anticristo. Otros curen del gobierno del mundo y sus monarquías Yo
mientras tanto saco el azadón y cavo en el jardín. Hay que limpiar
las malas hierbas, quemar hiedra, tronzar algunos palos, podar. Ya
está próxima la primavera y aquí estoy yo fumándome un “Don
Tomás” después del cafecito mañanero. Se fue el cansancio al
levantarse de días atrás. Este
invierno no ha cesado de llover y de nevar. Ha sido una estación
invernal como las de antiguamente. Y Delibes se muere. Nunca fue
Delibes santo de mi devoción. Pienso que es un escritor menor. Un
tipo muy de derecha, manierista en lo del estilo. La sombra del
Ciprés es alargada es una novela floja. Lo mejor y más acertado el
título. Pero con ella ganó el Nadal y la escribiría como el que
prepara unas oposiciones a notarías. La cosa resultó. Cría fama y
échate a dormir. Pero ha sido un autor desigual. Con algunos
aciertos como el Disputado
voto del señor Cayo
y fracasos como Siestas
con viento del Sur escritos
cuando su animo estaba atenazado por la depresión. En el 98 le
operaron de un tumor y al pobre escritor le salió la hoja roja. No
me identifico como castellano con los palurdos que él pinta y
describe pero esto a muchos les sonará a herejía. Subo por detrás
de la gran casa con los frisos de Mayólica y allí está toro
sentado cuidando su parva. España negra y cañí. ¿Y pensar que
estos eran los míos? Otra gran decepción como la de Osculanda que
cuando tenía 20 abriles me largaba besos al por mayor. Aquellos
besos aquellos libros la trampa se los llevó.
Capítulo 41
ELOGIO
DEL SILENCIO. EL DESIERTO VIVIFICA
Retirado
a la paz de los desiertos conjuro la desazón y convaleciente ordena
mi mujer me den sustanciosos pistos. Ínterin, me asaltan los
recuerdos de cuando era paje del obispo y alforzaba la capa magna
para que no la arrastrase al entrar en la catedral a toque de
clarines y timbales. Vivo recogido y convaleciente pensando que este
retiro es una gracia del Altísimo porque hoy lo más fácil del
mundo es ir al talego. España vive un perpetuo escrache.
Irritación y odio por todas partes. Por las tardes juego con unos
amigos que me honran con su visita; jugamos a las siete y media, o al
treinta con rey. Nos gobierna una partida de truhanes y borrachos
lujuriosos y lascivos impotentes bustos parlantes de machorras.
Pronto estas daifas reposarán en el Pleión
Cementerio que es el reclinatorio de
los muchos y digo con el romance:
Mal
casada sin ventura
¿Qué
te vale tu lindeza?
Ocasión
es de tristeza
Tu
beldad y tu hermosura.
Estos
versos los aprendí de un curullero que fue a galeras por matar a la
parienta cuando la encontró encamada con otro. Muy bien hablaba
aquel galeoto arrepentido. Armas y letras son hermosas pero no puede
irse a la guerra sin coselete. Voto a bríos y a san Antonio de
Padua. Me indigna la vanilocuencia de estas nuevas reinas
cultilatiniparlas del inglés que no paren más que hijos de la
imprenta porque marchan con la matriz adobada o se ligaron las
trompas para así engañar con más seguridad a sus maridos. Tempus
Edax rerum fugit. Todo lo devora el paso del tiempo, abrázate a tu
cruz, Villeguillo ya te lo dijo Ferteros
el que aventaja
bien clarito: Mía es mi hambre. En mi hambre mando yo. Soy
indiferente a toda clase de males y suplicios que me lleguen. Detesto
a estos lomienhiestos y vanílocuos que pecorean frases y
explicaciones por la caja tonta.
Capítulo 42
EL SASTRE DEL CAMPILLO Y LO QUE ANUNCIÓ
GEORGE ORWELL. ASALTAN EL APRISCO LOS LOBOS Y VIOLAN A LAS OVEJAS EN
MANADA
Coser de balde y poner el hilo: ese ha sido
un poco mi destino ser periodista se parece al oficio de sacristán
cuyos dineros vienen cantando y cantando se van. A ver esa página.
Gemían las rotoplanas resoplando en sus suspiros. San Cristóbal
cargaba sobre los hombros el peso de los pecados del mundo,
chorreando noticias. Cuanto más trágicas mejor. Yo conocí al
sastre del Campillo personaje de novela en mi segunda vida y
reencarnación. Vivía en la calle la Magdalena esquina con el
Avapies. Cosía de balde y encima ponía el hilo. Y esto es lo que
nos pasa a los pobres escritores en la sociedad global, lo que al
sastre del Campillo. Trabajar para el turco para Google, Facebook,
Instagram. Todo para la banca. Ganancias. Como yo hago las encuestas
soy Juan Palomo quito y pongo al que me da la gana. Tiene que ganar
Perico Sánchez lo ha dicho la CIA y estas son mis encuestas como las
lentejas si quieres las comes si quieres las dejas.
En
1984 se cumplió la profecía y estamos a las puertas de una sociedad
global. El sastre del
campillo, ya digo y lo que dijo Orwell: coser de balde y poner el
hilo. Donde las grandes mentiras tienen su asiento y visos de verdad
pues a la fuerza ahorcan. Todo ha comenzado con la perversión del
lenguaje.
La
falsa paz que significa guerra y lucha interior, cuando nos lavan el
cerebro, responsable de la esquizofrenia del mundo actual. Ando por
estos días obsesionado con el irenismo de ZP y toda esa filantropía
de gaita y pandero que nos dice que “tó
er mundo e güeno”. A eso
lo llaman unos buenismo
y otros panfilia, seguramente porque nos ha llenado la tierra de
pánfilos que asoman la gaita por las encuestas con una media
sonrisa. Nuestro presidente es un buen chico y entiendo aunque no
comparta su proyecto maravilloso de alianza de civilizaciones, a ver
en qué para todo esto, que judíos moros y cristianos nos demos el
pico y convirtamos las lanzas guerreras en rejas de arado, como ya lo
vio y profetizó Isaías. No sé… no sé. Veremos a ver.
—
¿Entonemos un responso por el mundo
feliz?
—Todo
se andará.
Es
este ZP un cuentanubes cicatero zipizape algo cejijunto y para colmo
leonés (parece estar siempre en Babia), un mero fontanero, y un
amanuense al dictado de otros. Estamos tocando un mundo feliz con la
punta de los dedos. Pero de este mundo súper eficiente y al dictamen
de las normas del Hermano Grande y Gordo (el big
fat cat, el gato cebón) los
libertarios como yo lo vamos a pasar muy mal. Pido la venia e invoco
la misericordia del Altísimo porque este proyecto del gran diseño
pone patas arriba mis convicciones de cristiano. Estoy releyendo a mi
maestro Orwell con el que trabé contacto en Hull cuando pasaba
hambre y me olvidaba de la gazuza comprando libros de la Penguin. Por
un par de chelines sacrifiqué una comida y me hice con dos de sus
libros imperecederos: 1984
y Animal Farm.
El homenaje a Cataluña
siempre me pareció inferior
pues cuenta sus desdichas en el Frente del Ebro. Pero su pluma sutil
e inconsútil de una sola pieza vuelve a frisar alto en sus historias
del vagabundaje In and out
London and Paris donde
refiere algo de su biografía como tramp
().
Los
mendigos son figuras preocupantes que sin embargo rondan el cerebro
de todo escritor sobre todo si lo es de genio. El escritor de raza
intuye que su vida puede acabar en la misma rue, de
pordiosero. Dios nos libre.
Muchas
veces indeliberadamente se coloca detrás de un personaje de su
invención y lo que está detrás no es ficción. Le va a pasar a él.
Por arte de birlibirloque por esa magia que tiene la palabra para
crear, para intuir. El buen escritor adivina el futuro. Aunque el
oficio de novelista tenga poco que ver con el de profeta, arúspice o
quiromante, pero como el profeta habla en nombre de la deidad, y,
como arúspice introspecciona las entrañas negras de las aves cuando
los ánsares se ponen a graznar en el Capitolio. Pasa ahora y ha
pasado siempre, y en cuanto quiromante tiene algo de brujo y de
prestidigitador que va a la caza mediante la palabra del aura
espiritual que dimanan todos los seres. En ellos el poeta encuentra
el aura y surgen chispas. En esas estamos. La soledad del literato,
el abandono, la miseria y el hambre que padecieron los genios.
A veces escribir es un acto profético y
en Orwell el derrelicto del Embarcadero a orillas del Támesis y el
guerrero de nuestra contienda civil que se preocupaba más que de las
balas franquistas de su petaca porque si le faltaban cigarrillos era
incapaz de coordinar las ideas ni de escribir un par de frases.
En
“1984” proyecta el mundo de hoy con sus ministerios de la verdad,
el double talk
(doble lenguaje) y el new
language (nuevo idioma), los
ministerios de la Verdad y la presencia de un poderoso gobierno
omnisciente como los novelistas malos y omnipresente como el propio
Dios. Estamos ante un mundo
feliz, vigilado por el gran hermano.
El Gran Hermano de la tiranía tecnológica y totalitaria. Los
“demócratas” (entre paréntesis oiga que yo no tengo nada contra
la democracia bien entendida que como la caridad empieza siempre por
uno mismo) se cabrean mucho cuando se les dice que Orwell no estaba
pensando en la sociedad al otro lado del telón de acero, puesto que
ya cayó el muro de Berlín y al Big Brother lo encontramos por
doquier. Sólo le falto a Eric Blair ()
un adjetivo; el de americano y ya tendríamos la reseña más cabal.
Es el imperio el que tira del carro. El sueño global, sueño
mesiánico por otra parte, como lo fue el sueño católico de los
españoles en el siglo XVI plasmado en el soneto de Juan de Herrera:
una sola grey bajo el cayado de un mismo pastor. Lo que pasa el que
el American Dream
es laico aunque América sea toda ella una nueva religión, una forma
cultual amén de un credo político. Quizás debajo de la chistera
del Tío Sam o del pariente que escudriña lo que escribimos por
Internet, el vecino que nos espía (he
is watching behind the fence ().
La
amante que no es nuestra amante sino una agente del gobierno, el jefe
que nos persigue, los compañeros de trabajo que auscultan nuestra
ficha y dan el parte si llegamos tarde, son los de la pasma
global. Jó que lío, pero vivimos en el silencio y el terror
sonámbulos por los pasillos del gran edificio que describió Kafka,
otro que tal baila en la Metamorfosis y en The Trial ().No
habrá de pensarse en el prójimo. La caridad bien entendida empieza
por uno mismo.
A
este paso nos vamos a convertir en cucarachas en un mundo feliz donde
hay que pensar por poderes y adoptar los modos y creencia que se nos
impone desde arriba vía imagen y propaganda. Todos somos Wilson el
personaje de esta novela que sube a su buhardilla londinense con paso
cansino y en cada descansillo se encuentra con un cartel que le
advierte:
—El
Hermano mayor te vigila.
Una
sociedad plana y sin conflictos eso es el irenismo, una herejía de
los siglos V y VI que se ha vuelto a poner de moda. Pero ojo que en
1984 se habla del control del lenguaje. De la doma de las palabras
para que obtengan otro sentido y semántica diferente a aquel para lo
que fueron inventadas y eso es lo temible y peligroso. La reducción
de todo un idioma a una jerga de no más de mil palabras como es el
lenguaje coprológico neoyorquino, los analfabetismos mentales,
peores que el analfabetismo real, los cerebros bañados en estupidez
y en soap opera (),
el tialismo cultural [la tele nos quiere convertir a todos en tontos
de baba a base de sitcoms
y de películas made in Hollywood], la policía del pensamiento. Y
todo lo demás. Cuando escribió este tratado de sociología política
novelada nos estaba adelantando Orwell lo que pasaría en 1984 sino
lo que está ocurriendo en 2008 y lo que ocurrirá en 2010 o 2020. A
medida que se haga más fuerte la presencia de la tecnología será
más aleatoria la libertad de conciencia porque a lo que en realidad
vamos es a un totalitarismo a carta cabal, a un trágala sin
contemplaciones.
Pero
eso no tiene la culpa ZP que es un gran intuitivo y un gran amante de
la libertad. Él se limita a poner música a lo que escribe el
libreto. El gran demiurgo esconde la cara y utiliza caras y cimbeles
y testaferros. Lo mismo daría Zapatero que Rajoy o Gallardón o
Merkel o Bush o Zarcosy, le petit
juif. Que luego pusieron a
Holland que es hijo de un rabino. Y ahora Francia juega a la grandeur
con otro presidente de la misma casta. El irenismo
totalitario la falsa paz y el gran engaño.
El alto mando se ha hecho invisible y es el que controla. Big
Brother is watching you. En el país
que describe 1984 hay ministerios muy raros. Uno se llama ministerio
de la Verdad y otro el ministerio del Amor pero todos los años se
celebra una fiesta: la del odio en la que aparece el enemigo del
pueblo un tal Stein, un judío al que hay que golpear. No sé si
Orwell estaba pensando en Big Laden cuando se puso a escribir en el
Londres de la posguerra derruido por las bombas de la Luftwaffe.
También se trata de un enemigo invisible. Quizás irreal pero al que
hay que machacar y sacudir como reafirmación de nuestro yo. Orwell
escribió su obra maestra durante un terrible invierno de posguerra
el del 45 en una isla escocesa, apartado del mundanal ruido de
Londres. Al año siguiente entraría en un sanatorio de enfermos de
pecho en Gales. Estaba tuberculoso perdido.
Dentro
de unos días será san Pelayo de Córdoba, el monaguillo del obispo
de Tuy al que quiso dar pol culo un califa resistiéndose el pobre
niño, y al grito de maricas y lesbianas de todo el mundo unios
invertidos bolleras y pederastas tendrán su fiesta laica y sacarán
a su santo disfrazado de arco iris por las calles de Chueca. Así la
Virgen de la Paloma se nos convierte en transexual. ZP ha creado un
ministerio que nadie sabe para lo que es. El de la Igualdad. Pujos
feministas que ya adelanta Orwell en esa mujer pálida y cara de
arpía pelambrera color de arena que le hace la vida imposible al
protagonista Wilson. Y se arremolina la Manada de los Sanfermines, la
violación en cuadrilla como asunto de un mundo global. Las radios y
las teles no se hartan de parlar de condones agresiones sexuales y
fornicación ¡Qué asco!
Es
la abanderada o alférez del feminismo de batalla. Pervirtiendo el
lenguaje se consigue un trasunto semántica de la inversión de roles
y de valores. La homosexualidad acaba con la fecundación. Un mundo
nuevo. Un nuevo concepto de familia uniparental. Clonación de la
humanidad a gran escala.
Capítulo 43
BECAUSE I AM A LONDONER
O
Roma alma mater excelsa celebramos tus fiestas diasales alabado sea
el dios Dionisio amigo de Neptuno que manda en el Tamesis. London
was he wind blowing over the branches of the melancholic oaks of Hyde
Park. London was los goces y las
sombras inefables donde se agazapaba el beso escondido de una mujer.
El samovar silbaba su alarma de advertencia cuando estábamos en lo
mejor on the gas stove watch out. Pasaba el lechero y el boy de los
periódicos dejando en el umbral los voluminosos dominicales, afrecho
de lectura para mañanas lluviosas de aburrimiento que san Frutos
pasaba la hoja pero seguía sin acabarse el mundo. Lazy sundays
afternoons se te pegaban las sabanas y era hermoso sentirse libre en
la cama que habías adquirido por unos peniques en Marks Spencer.
Sentíamos al limpiacristales ventanas trajinar subido a la escalera
mientras Liz y yo hacíamos el amor. Las casas londinenses carecen de
persianas son un escaparate global ciando aun no habían llegado los
pornógrafos de la Red. Well done,
mr Villeguillo. Los jardines de
Rolando mostraban en sus arbustos la cencellada del otoño. Se
enteraba de todo el tío. I loved many a girl but among them there
was no my Suzi la que amaba. Volvían
las púberes cabezas de South Kensigton con sus cantaros a la cabeza
y sus andares de cadencia hacían recordar al garbo de las Danaides,
afán de vida. Carrusel del circo que no para. Las monjas de san Chad
se bañaban bajo la vigilancia de su capellán en cueros vivos en las
playas de Surrey ¡oh que esplendor el de aquel verano! Londres era
la sala de espera en la estación de san Pancracio y los cigarrillos
fumados en buena compañía sobre las gradas de la estatua de Eros en
Picadilly Circus. Aquellos fueron las fiestas diasales de mi
juventud, stags parties, noches de vino y rosas, conciertos,
campeonatos de bridge y carreras de sacos. Por la senda sublime del
recuerdo yo me marcho, caminos sin retorno, nada de aquello volverá.
Mrs Dolittle venía inexorable a cobrar la renta todos los sábados.
Los ojos turquíes de Linda Barnes me embelesaron cuando ella
apretaba sus muslos y sus labios contra mí. Me perdía en sus brazos
sin saber que los amores pasan, cambian las formas de gobierno y las
ideas de los hombres. El péndulo de las modas es el diapasón que
rige los hábitos. Sé que nadie escuchará esas líricas
confesiones, me consideran un pelafustán de la literatura, pero soy
algo más que la voz que clama en el desierto y sé que mis palabras
no pasarán. Ecce homo, he aquí mi legado de las Londini Diasales
fiestas eternas. Yo en mi sotabanco de South Kensigton fui un hombre
feliz. Que leía a Samuel Beckett. A Kafka y a Koestler y esperaba a
Godot.
Vuelvo por donde solía a leer a Samuel Beckett
ídolo literario de mis tiempos mozos y regreso a través de su prosa
endemoniadamente bella (tanto en inglés como en francés suma y
compendio de perfecciones) a la amada ciudad de Dublín orillas del
Liffey una hermosa capital hecha a la medida de los sueños
escritores. Escucho el eco de la tonada de Molly Malone, la alegre
pescadera que vendía ostras y chipirones por las calles. Beckett es
un compendio de aquel mundo en que todos esperábamos a Godot. Teatro
del Absurdo, novelas sin argumento. Era menester romper con las tres
unidades de Boileau para describir un tiempo nuevo. Se había muerto
Dios, pero la palabra seguía brotando pura y cristalina de la roca
viva que abrió Moisés con su varita de virtudes. En su obra este
irlandés trasterrado que se hizo escritor de fama en Paris nos habla
de la incomunicación de los seres humanos, de la soledad a la que se
circumscriben sus personajes marginales: vagabundos, pobres
vergonzantes, ex convictos, putas. ¿Qué sentido tiene nuestra
existencia? ¿Para qué hemos nacido? Buena pregunta. Beckett es un
adicto a la droga del silencio en estado puro. La flor de la castidad
surge en la mayor parte de sus novelas
(Molloy,
un homenaje a la continencia y a la soltería) y en sus dramas:
Esperando a Godot
todo un "tour de force" metafísico. Murphy
y More
Pricks than Kicks etc.
Nació en Dublín en 1906 en el seno de una
familia protestante al igual que Bernard Shaw, Oscar Wilde y Yeats
pero su obra va a ser un complemento de la que nos legó su amigo y
protector James Joyce, el autor del "Ulyses", un católico
que explica ese duende que tiene Irlanda que se esconde en las
burbujas de una pinta de "Guiness", bien tirada y que brota
en la maestría de un lenguaje, donde se demuestra que la buena
literatura de las Islas Británicas, fue escrita por irlandeses.
Humor dublinés. Recuerdo al respecto una anécdota que me contó un
jesuita que hizo el noviciado en Dublín. Una mañana llegó a
confesarse un paisano que había andando por las tabernas de la
ciudad y se sentía arrepentido de sus excesos con el alcohol. Se
arrodilló ante un confesionario. El hombre lo vio abierto pero no se
dio cuenta de que dentro no estaba el sacerdote sino un obrero que
ajustaba la rejilla y las bisagras:
— Toc.
Toc. Ave Maria Purísima
—Father
Murphy, hear me in confession?
—What do you want?
— Declare
my sins to God Almighty
Desde dentro de la cajonera surge una voz
estentórea que deja cuadrado al penitente:
— Fuck
off. I am only the carpenter (vete a tomar vientos, que yo sólo soy
el carpintero)
Esta escena surrealista parece entresacada de
cualquier drama de Samuel Beckett. Martín Esslin en su libro sobre
los existencialistas dice que en Paris después de pasarlas muy
estrechas sin trabajo sin techo y durmiendo en los bancos de la
margen izquierda del Sena aquel joven irlandés, que quería ser
escritor, fue acogido por Peggy Guggenheim la famosa mecenas
neoyorquina que brindó refugio a Orwell, Hemingway, Miller, Dos
Passos y el propio Joyce. Llegó incluso a enamorarse de él pero
Beckett era un brillante mozo evasivo profesional de la apatía que
necesitaba varias copas para arrancarle una palabra. Era un indeciso
y esa indeterminación la refleja en su primera novela "Molloy"
editada en 1938 bajo el mecenazgo de Peggy Gugghenheim aquella hebrea
generosa y riquísima. Los entendidos señalan que Celia la
protagonista del libro es la propia Mecenas altruista que le tiraba
los tejos pero en quien el pobre Molloy no se determina a asumir sus
responsabilidades amorosas. El personaje no quiere ataduras. Desea
vivir su vida sin responsabilidades. Pero vivir es dudar. Molloy es
un antihéroe sumido en el marasmo de la duda.
Profesa ante la vida una actitud
estática compás de espera aguardado la llegada del Altísimo, un
dios que no viene nunca. Sólo se encuentra en nuestra cabeza. Dos
vagabundos Vladimir y Estragón se entregan a sus soliloquios. No hay
acción en el drama. Ambos practican la filosofía del Estilita y con
su elocuente silencio promulgan un nirvana. Es el ser y la nada
convertido en teatro. Autismo en estado puro.
Este teatro del absurdo muy popular en
los medios intelectuales de mediados del pasado siglo hoy ya no se
presenta pero el mensaje sigue vigente: la incomunicación de los
hombres nacidos para la muerte, la falta de sentido de todo esto, la
degradación del lenguaje, cuando desaparecen los mitos sagrados, el
peso de la masa y la enajenación del individualismo, la soledad en
medio de la multitud, los clichés de nuestros prejuicios mentales,
ausencia de entendimiento del animal racional. Ha muerto Dios pero ha
nacido el Superhombre. El existencialismo y todo el teatro del
absurdo pivotan en Nietzsche. Sin embargo, la profecía, examinada al
trasluz de los acontecimientos de 2019 es un augurio fallido. Han
regresado al planeta las guerras de religión. El dios del Islam
aparece vivo y coleando y con ganas de guerra, mientras una Europa
decadente y arrasada en sus principios deshoja la margarita,
pareciendo abocada a someterse a la cimitarra fundamentalista que
acabará nuevamente con Sodoma y Gomorra. Es el Dios verdadero el que
está en la encrucijada el de los cristianos, nunca los otros dioses
ni los demás mitos mientras por acá seguimos esperando a Godot con
la libertad y pureza de pensamiento que nos enseñó este escritor
irlandés tan austero y tan evasivo. Guiados de su mano sigamos
esperando a Godot en medio de esta situación surrealista en que
vivimos.
Capítulo 44
NOCHEBUENA
ORTODOXA. GOGOL
Fiestas
del solsticio invernal, el diablo anda suelto por el mundo, misterio
irrefutable de las Doce Noches para contrarrestar las actividades del
Maligno (horrible atentado en Istambol, pero el Negro zumbón ya se
lo había advertido a Putin, cayó ¿derribado? Un avión ruso,
asesinan por la espalda al embajador de Putin en Constantinopla… se
va el Negro Zumbón con las manos cuajadas de sangre, en USA cunden
las sectas satánicas y adoran a Baco a Venus y a Moloch en una
navidades convertidas en consumismo y bacanales). La alcaldesa de
Segovia destrona la imagen de la Virgen Blanca en lo alto del
Acueducto y coloca al Pateta en el edículo de Cesar Augusto. “Todo
te lo daré si prosternandote ante mí me adoras” Suenan la
palabras de la tentación al Redentor. Vade retro. Sólo a tu Dios
adorarás. Pero el diablo tiene muchos adoradores, reparte jugo en
twiter y las masas acuden en peregrinación a fotografiarse ante la
estatua del ángel caído en Segovia. Lo toman como un juego de niños
pero la cosa es más seria de lo que parece. Entretanto, yo me lamo
mis heridas con la pomada de la literatura, releo la “Nochebuena”,
un maravilloso cuento de Nicolás Gogol
que es un acicate a la esperanza con un mensaje implícito: el mal
será vencido y después de todo huirá al infierno con el rabo entre
las patas. Eterno mensaje. Eso sí “no
somos monjes, nos atrae lo prohibido”
alega uno de los cosacos.
Hay
un cierto número de los nuestros que tienen mujeres pero no viven
con ellas. Unos las tienen en Ucrania, otros en Polonia y algunos
hasta en Turquía”. En el parlamento del cosaco a su “zaparogo”
(jefe de la centuria o sentnia)
se advierte que en medio de las tinieblas luce el resplandor de
Cristo que nació para salvar a los hombres”.
El
autor de “Almas muertas”
utiliza el sarcasmo como un látigo y estallan a través de este
cuento mágico los chasquidos de la tralla (knyt).
Así es como hay que escribir, perfilándonos sobre el filo de la
navaja. Gogol en este tour
de force
literario quiere hacer un homenaje a Dikanka en la región de
Poltava, la aldea donde nació a orillas del Dnieper en la zona
oriental del país. Era ucraniano pero escribía en ruso. Nikolai
Vasilievich Gogol 1809-1852 pasó la mayor parte de su vida en
Petrogrado. Era funcionario, recaudador del fisco o alcabalero, igual
que Cervantes. Tenía por misión visitar las propiedades de la
nobleza antes de la manumisión de los esclavos para postular para el
fisco. Dicho empleo le sirvió de comodín para escribir una de las
obras cumbres de la literatura universal (Miorti
Dushi) traducida mal al castellano
porque los señores debían pagar contribución por los siervos ya
fallecidos como Almas Muertas. Debía de haberse titulado “Bienes
mostrencos”. Resulta que aquellas vísperas de la Navidad el diablo
robó la luna y el mundo quedó a oscuras. En un pueblo de la Ucrania
profunda había un herrero y pintor de íconos que se enamoró de una
muchacha que era hija de una bruja. Ronda su puerta, canta
villancicos bajo su ventana pero Oksana, que así se llama la moza,
lo desdeña, pues su adorador le parecía muy bruto. Vakula, el
hombre, no se da por vencido y, puesto que Oksana no tenía zapatos
para acudir a una fiesta, ella le promete su amor a cambio de un
imposible:
—Me
casaré contigo si me traes los zapatitos de la zarina
Como
el amor es ciego, el mozo acude entonces al diablo y realiza un pacto
con el Maligno
—Si
tú me entregas el alma, yo conseguiré lo que me pides— contesta
el Pateta.
Firmaron
un acuerdo y en la aldea, mientras los cosacos tomaban el tradicional
plato de Nochebuena “borsh”
(sopa de coles) y bailaban “kolioadki”
(cantos de villano) a compás de la balalaica y arrastraban por la
nieve sus pesados capotes, bebían vodka y fumaban sus pipas,
Satanás, tomando al herrero por los cabellos, lo transportó por los
aires hasta la corte imperial donde el canciller Potemkin consiguió
para él una audiencia con la reina. Ésta escuchó conmovida la
historia del pobre mujik
que se moría de amor y accedió a sus deseos regalándole los
ansiados zapatos de oro y cristal. A su vez, en el humilde lugar de
Dikanka ocurren cosas: el diacono, sin que lo sepa su mujer, acude a
visitar a Saloja otra belleza local “amiga de hacer favores como la
Dolores en Calatayud”…
—Por
favor, virtuosa
Saloja, dame una copita de aguardiente—, dice el clérigo. Estando
en estas razones llaman a la puerta.
—Ay,
madre quien será… a lo mejor es mi marido, escóndete dentro de
ese saco.
Pero
no era el marido, que también andaba de parranda, sino el mismismo
alcalde de la localidad… Más aldabonazos se oyen…
Esta
vez quien pica a la puerta es el cosaco Chub, el cual, habiendo
perdido el rumbo, pedía hospitalidad pues hacía una noche de perros
y zumbaba la borrasca. Decide la incomparable
dama introducirlo en la leñera dentro de un saco de carbón. La
situación y los malentendidos y disparates se repiten con otros
personajes. Gogol desenvaina su fusta de la sátira al objeto de
criticar a golpes de humor las costumbres de la Rusia zarista. Por el
pueblo resuenan mientras tanto los cantos de la Navidad, doblan a
gloria las campanas y el diablo regresa de la ciudad imperial con el
herrero en volandas, que venía eufórico con los zapatos de la
zarina en el zurrón. La trama se complica con lances increíbles
porque la “Nochebuena” de Gogol es un cuento de hadas que
recuerda ciertas leyendas de la tradición oral indoeuropea, cuando
el diablo, después de andar libre por el mundo haciendo de las
suyas, es derrotado: la Bella
Durmiente, la Zapatera
prodigiosa (comedia de Lope) la Moza
del Cántaro, el Ama
del Cura que consigue que Satanás
construyera el acueducto de Segovia en una noche, tras convenir con
él que, a cambio de llevarle el agua a la puerta de casa, ella le
entregaría su alma, sin poderlo acabar del todo porque al amanecer
le faltaba por concluir un arco. Y otras muchas leyendas que,
lucubrado, entre ellos Shakespeare, con el misterio de las Doce
Noches, bajo el gobierno de Saturno el dios oscuro en cuyo honor
celebraban los romanos las saturnales, abordan este enigma. Tiempos
de tinieblas que concluyen con la llegada del Redentor al mundo. La
ortodoxia rusa celebra la navidad cuando los latinos la Epifanía.
Epifanía quiere decir fulgor, manifestación de Cristo a los
hombres. Esta es la idea motriz que late bajo la capa de la
maravillosa historia del cuento de Nikolai Andreivich. El autor
describe estas situaciones paradójicas con la proverbial agilidad y
maestría del alma rusa para contar historias y para combinar lo real
con lo mágico.
— Xristós
rashdaet obazhaem yevó (El Señor
nos ha nacido, vengamos adorarle) — canta triunfal el diácono en
la larga misa del Gallo por el rito de san Juan Crisóstomo.
Un
grito para conjurar a los espectros. Que baña de alegría a la
humanidad. Por supuesto, el herrero y la hermosa Oksana, después de
aceptar el regalo, se casaron, fueron felices, y el enemigo del
género humano huyó al infierno despavorido. No le valieron sus
mañas.
Capítulo 45
MEDIO
SIGLO DE SACERDOCIO DE LOS DEL 55
Una
misa concelebrada por algunos de los seminaristas que fueron
ordenados presbíteros en las Temporas de Pentecostés de 1967 marcó
la efemérides jubilar de medio siglo de sacerdocio. A la cual
asistimos un grupo de compañeros de aula ingresados en el seminario
conciliar de Segovia el primero de octubre de 1955. Con ello tanto
los ordenandos como los que no fuimos llamados hemos querido en la
Fuencisla mostrar el agradecimiento por estos años de vida que
fueron una dádiva del Altísimo y así lo expresamos a los pies de
la querida Virgen de la Fuencisla. Pronunció una homilía don José
María López colaborador del Adelantado de Segovia que habló de la
humanidad de Cristo que es caridad y perdón. Concelebraron con don
José María López esta liturgia solemne nuestros condiscípulos
Julio Alonso, Hipólito Prieto, Ángel San Vicente, Anastasio Montes.
Que fueron arropados en torno al altar del presbiterio por sus
compañeros de terna: Antonio Valdivieso, Gaspar Herguedas, Jesús de
Pablos, Ángel Serrano, Jaime Olmos, José Luis Tovar, Felipe Sanz,
Gonzalo de Mercado "Nieva", y Antonio Parra entre otros.
Recordamos a nuestros difuntos, y, como fue la última promoción
ordenada conforme al ritual romano antiguo por el obispo don Daniel
Llorente de Federico que Dios haya ▬ y la más nutrida puesto que
de ochenta aspirantes que entraron en el seminario alcanzaron el
sacerdocio 25, a partir de ahí empezó la desbandada y la gran
crisis vocacional ▬ durante la ceremonia se cantaron los kyries de
la misa de Ángeles, el sanctus y el agnus Dei en latín. Fue para
todos un día muy feliz a los pies de nuestra amada Virgen de la
Fuencisla
Capítulo 46
ENOCH
POWELL A PROPHET OF OUR DAYS IN LOB OF HIS MEMORY (artículo en
ingles)
"I
have set an always will set my face like a flint against making any
difference between one citizen of this country and another in grounds
of origin said to me Mr. Enoch Powell in a interview in his house of
Wolverhampton". That was his denial of the incumbent accusation
made towards him. Nowdays Powell shall be called a Nazi, a fascist, a
son of Hitler when he acted as a perfect gentleman, a solid and great
man, he was a teacher of Greek master of Classics in a public school.
Elegantly dressed in wellcut suits with waist coat Savile road style
and magnificent locution. He was one of the best speakers in the
House of Common. On those days I was young and naive and a bit of an
idiot and as many people of my generation thought that this guy was a
bit bananas or exaggerated at least. His prophecies, though, became
true. He saw England invaded by people from overseas. Albion shall
about to cease as an emporium of the white race, England my England,
and England made me. He prevented his countrymen against mass
immigration, warning the Wilson government of the dangers of incomers
in a great big flood. A debate he held with Paul Foot speaking for
Labour was one of the greatest script in the Annals of English
Parliament. Great speeches. Enoch Powell was of Indian descend and he
served in the Colonial Army of Himalaya as a counter intelligence
officer. At those days of 1944 the British feared an invasion of
India by Russia. Powell spoke Urdu and was a defender of the British
Empire when Ghandi set his movement of no violence and no alignement
requesting the independence of that continent. He read Kipling but
the sting of nationalism was in the offing. “I had been always an
imperialist and a Tory” said in his return to England joining the
ranks of Conservative party in Wolverhampton
Capítulo 47
PEREDA
EL BABLE DE CANTABRIA
El
bable que se hablaba en la cordillera cántabra desde la Ría del Eo
posee esa riqueza de las lenguas viejas que hablaban las gentes del
campo, avezadas a observar los fenómenos de la naturaleza, el ritmo
de las estaciones y eso que los retóricos llamaban la propiedad del
lenguaje, esto es: cada cosa, cada apero, cada situación, cada
fisonomía posee su propia definición. Llamar a las cosas por su
nombre definía a nuestros antepasados. Hoy se parla un lenguaje
equivoco y viciado por el inglés norteamericano que es una lengua
pobre. Don José María de Pereda dominaba el bable santanderino más
castellanizado que el astur mientras que Clarín y Palacio Valdés
representarían la forma de hablar desde las gentes de Villaviciosa
para acá hasta Navia y en el siglo XIX. Si el primero habla de
zoquetas, garios, dalles, breñas, cajigal, corrada, los segundos
dicen zapico, pala de pinchos, brañas, carvallada, corralada etc.
Para uno de la Montaña una fuina
o garduño astur es una rámila
y así sucesivamente. Corredoria es en Santander solana y antojana o
estragal en la Asturias citerior. En las Hoces de Barcena junto a
Reinosa el bable recobra esa tonalidad cantarina que los filólogos
denominan arandina porque las gentes de Aranda de Duero parecen
pájaros cantarines, cuando conversan y ello debe de ser herencia
romana. A veces las lenguas no van por el camino real, se bifurcan,
se separan, coinciden y divergen para volverse a juntar. Cantabria
prefiere el definitivo desinencial en “uco”
(Felixuco) y Asturias se queda en in
y en ina.
Dame la tarjetina ¡oh!...
Pereda
que poseía buen oído para los idiomas cuando percibe algún
solecismo o un idiotismo poco comarcal llama jándalos a los
señoritos que regresan a pueblo expresándose en madrileño “rajao”
con una entonación gutural. Pienso que uno de los grandes recursos a
los que nuestros hablistas de alubión dan de lado es el palabrero y
eso no se aprende por la ciencia infusa sino leyendo a los clásicos.
Por desgracia nuestros educandos que se pasan los años de escuela
tratando de entender a la pesadísima Jane Austen acabarán falando
un inglés macarrónico y su bable será una caricatura del que
hablaban sus abuelos. La recomendación sería meterse en Galdós, en
Clarín en Pereda en Pérez de Ayala o gozar con el Lazarillo o
engolfarse en las páginas del Buscón. De lo contrario regresaremos
a la confusión de Babel y la perversión del lenguaje es un signo
del final de los tiempos. En el principio era la palabra y la palabra
ahora la estamos destruyendo en un guirigay atronador.
Capítulo 48
TOMÁS SALVADOR
Tomás
Salvador murió a 23 de junio de 1984 casi en la miseria, nadie lo
recuerda yo sí. España paga mal a genios. Castilla desprecia lo que
ignora y teme al talento y a los que dicen la verdad pero su obra
está ahí: “Cuerda
de Presos”, “División 250” (una
de las mejores novelas escritas en Europa sobre la segunda guerra
mundial; narra la caída de Novgorod frente a Petrogrado el Día de
la Resurrección. Rusia volverá a alzarse y así ha sido; porque a
lo último de la novela en medio del fragor del cerco de unos cuantos
soldados españoles de infantería copados en el Lago Ilmen se
formula la profecía de la resurrección de la ortodoxia).
“El
atentado”,
donde se avisa a los españoles de la peste terrorista en Vascongadas
y en Cataluña “Les
presento a Manolo”,
“Las
compañías blancas”, “el arzobispo pirata”,
los
atracadores”, la “nave”.
“Los Garimpeiros”. Era muy versátil y en cada una de sus novelas
aparece un Tomás Salvador diferente.
Seguramente
hay en este palentino sin madera de héroe el mejor novelista de la
generación de posguerra, el más cualificado narrador muy por encima
de Cela pero tuvo un defecto: ser un falangista de izquierdas. Manuel
de Agustí, Zunzunegui y Foxá el gran Foxá del Madrid
de Corte a Checa
se le acercan aunque no le igualan. Agustín de Foxá se cansó
pronto de la novela, se dio a la bebida. Agustí la
ceniza fue árbol
pondera la Cataluña industrial a la que admiraba Franco, y
Zunzunegui componía unas novelas demasiado largas con Bilbao como
escenario y eso cansa. En efecto, Salvador era el más completo luego
vinieron Delibes, la Matute, la Quiroga y todo un tropel de féminas
cuya abanderada sería la ovetense Dolores Medio a la que habría que
calificar como la Jane Austen española. Era don Salvador ▬ le
conocí en carne mortal cuando fuimos Lalo
Azcona
y yo a entrevistarlo a Barcelona para el suplemento de Arriba
y en honor a nosotros se puso una camisa azul vieja que le estaba
prieta pues había engordado, regentaba un quiosco en la Diagonal ▬
muy sordo a causa del estampido de un cañonazo en la batalla de
Krasnii
Bor
cuando un disparo del 105 le trepanó los tímpanos. Los organillos
de Stalin
zurraban a discreción y la artillería alemana disparaba contra el
palacio de Catalina
la Grande.
Era
gordo. Era falangista sindicalista y bonachón y, además de
Palencia, de Villada cerca de Fromista cuna del románico. Tales
vicisitudes acaso le marcaron; también fue policía de Franco. Leía
novelas de Agalla Christie, y eso por lo visto no se perdona.
Quadecausa, sus obras yacen en el olvido y sólo unos pocos escogidos
tenemos la fortuna de releer a Tomás Salvador, que resucitarán
algún día como resucitaron las cúpulas doradas de la catedral de
Novgorod. Tampoco se le perdona que vistiera camisa azul, que tuviera
un genio endiablado, mandase a los machacas a tomar polculo
con un gran sentido del humor y que en su gran novela “Cuerda
de Presos”
hiciera un canto a la Guardia Civil. Se trata de un escritor
versátil, todo terreno; escribía con tal facilidad una novela de
espionaje como otra de contexto histórico y al cabo acabó
escribiendo cuentos para niños. Fue un pionero y un dechado de la
Literatura Infantil en España. Redactaba muy bien quizá demasiado
bien y con harta humildad. Tan pronto abordaba una narración de
ciencia-ficción como retrataba el tiempo de la edad media estudiando
a un personaje tan inabordable como fue Pedro I el Cruel en sus
Compañías
Blancas.
En “Historias
de Valcanillo”
novela en la cual revive los tiempos palentinos de su infancia y
estudia la psicología del tonto del pueblo realiza un verdadero tour
de force psicológico. A través de Jacintón, disminuido psíquico,
el lector se va a adentrar en el complejo mundo de una villa
castellana con sus esplendores y miserias a mediados del pasado
siglo. La agnición o pasapalabra que se repite a lo largo del libro
es la siguiente:
▬ ¿Por qué lloras, Jacintón?
▬ Porque me da la gana.
Es
menester ser un poeta de recursos para desenvolverse en un asunto tan
difícil como es el del retraso mental pero este novelista lo aborda
con solercia y ternura sin caer en los tópicos al uso. El temblor de
un cierto lirismo lleno de piedad cervantina envuelve toda la
narración. Hay siempre un ángel de la guarda que protege a los
inocentes de los peligros; el tonto de Valcanillo va por ahí
repitiendo su estribillo de no quiero, no me da la gana, y si le
dicen algo se planta a llorar. Ahí está la real gana de los
españoles una idea que no se encuentra en ninguna otra lengua
indoeuropea. Da rienda a lo fantástico y hay pasajes como cuando el
protagonista conversa con los ángeles que recuerdan por su fuerza
impetuosa a Gogol.
A
Jacintón le echan también del infierno y en el cielo no lo quieren;
tal vez tenga una plaza en el limbo pero el limbo ya no lo existe lo
dijo uno de los últimos papas. Así que menudo panorama.
¿Por qué
lloras, Jacintón? Porque me da la gana.
Capítulo 49
MÁRTIRES
DOMINICOS ASTURIANOS DE LAS CALDAS DE BESAYA (I)
Hacía
muchos años que no volvía a este idílico lugar entre montañas que
recuerda a Covadonga por lo escarpado, nemoroso, un sitio especial
donde se siente ese fluir soterraño de la gracia. A decir de
Tertuliano la sangre de los mártires es semilla de cristianos. Lo
que pasa es que esta reviviscencia, ese brotar del fruto pastoral no
se ve por ninguna parte. Sin embargo, ahí creo que está oculto. El
bien va por debajo sin meter bulla en tanto que la maldad tan
escandalosa tira por la parte de arriba. Los padres del Desierto nos
hablan de una iglesia exotérica (exterior) y otra esotérica
(interior) cuando tratan de explicar el misterio del Cuerpo Místico.
Yo conocí este lugar que fue el gran noviciado de la orden de Sto.
Domingo con más de doscientos aspirantes y hoy no queda ninguno. El
centro situado en un sitio espectacular ha sido convertido en
residencia de disminuidos psíquicos. La Iglesia se ensimisma y el
fasto y la gloria de otras épocas han sido desplazados por la
caridad según la regla de oro de una religión que se centra en la
caridad. “Ama et fac quod vis”
(ama y ve a tu aire)
decía sin Agustín, glosando a san Pablo que advertía que sin
caridad nuestra fe no nos sirve de nada. Sin embargo, en este hermoso
enclave se detecta el carisma de los que dieron con su sangre
testimonio de Cristo durante la pasada guerra civil. La mayor parte
eran asturianos. Perecieron después de ser lanzados al agua con un
lastre en la Bahía de Santander o asesinados a bordo del barco
prisión Cabo Quilates. Dos de ellos eran muy jóvenes y los demás
religiosos veteranos. Fueron beatificados en 2007 por Benedicto XVI
al cabo de un largo proceso en el que el postulador de la causa
demostró que fueron martirizados “in
odium fidei” por el mero hecho de
ser frailes.
El
P. Felipe Castro expuso en un brillante obra la trayectoria de estos
diez dominicos oriundos de Navelgas, Sama, San Martin del Rey
Aurelio, Corias, la Felguera, Oviedo. Con su ejemplo estos valientes
demostraron que el amor derrota al odio por encima de los prejuicios
políticos o las actitudes revanchistas. Fray Enrique Izquierdo
Palacios (Oviedo 1890) bautizado en la iglesia de San Isidoro, hacía
el undécimo lugar de un matrimonio de trece hijos. El padre era
menestral de carpintería, aprendió a leer en las escuelas del
Fontán. Se hizo monaguillo de la parroquia de san Isidoro y a los
doce años ingresó en el seminario diocesano ovetense. La muerte de
un hermano también seminarista le hizo replantearse su vocación y
vistió el hábito blanco y negro dominico en la localidad gallega de
Padrón. Profesó en 1905, es destinado al convento de Corias cerca
de Cangas de Narcea fundado por los benedictinos pero traspasado a la
orden dominicana que lo restaura. Es ordenado presbítero en 1914. Se
convierte conventual tras sus estudios teológicos en Salamanca en
Corias y Navelgas. La guerra civil le sorprende en Caldas de Besaya
donde era instructor en el aspirantado. El 22 de diciembre llega a
las Caldas una camioneta integrada por mineros palentinos que
detienen a los religiosos y los llevan a declarar. Se trata de
“formalidades de mero trámite” ▬ dijo el mandamás, una mujer
de Barruelo les había alertado de que había carcas en la casa ▬.
Esa misma madrugada fue con otros compañeros arrojado al mar.
El
P. Enrique Cañal Gómez natural de Cangas de Narcea 20 de marzo de
1869 su padre era zapatero y su madre una piadosa mujer en cuya casa
se rezaba cada noche el rosario, muere y su padre vuelve a contraer
matrimonio. Enrique Cañal y su hermano Segundo salen de casa y se
van dominicos. Enrique va a pasar la mayor parte de su vida
profesional en el convento santanderino de Besaya. Daba misiones en
Torrelavega, Comillas y Santillana del Mar para entrar luego como
maestro de novicios en el convento de Segovia. Fray Ángel del Cura
su biógrafo dijo que Cañal dejó un huella profunda en la
espiritualidad segoviana. San Pablo de Valladolid y el Cristo del
Olivar en Madrid fueron otros de sus destinos. Se encontraba en Las
Caldas impartiendo unos ejercicios espirituales aquella fatídica
noche del 22 de diciembre cuando las turbas asaltaron el convento.
Les tocó con sus compañeros la lotería del cielo. Otro de los
asturianos cuyo nombre fue registrado en la lista de los
bienaventurados por el papa alemán fue Miguel Rodríguez González
(Pola Lena 1892); los amigos le llamaban Miguelín y ya desde muy
joven sintió inclinación a la vida del claustro. Fue ordenado
sacerdote el 6 de agosto Día de San Salvador patrón de Oviedo en
los Dominicos de esta ciudad. Ejercería su apostolado en Vergara,
Ciaño, Langreo, Navelgas. Desde 1931 hasta su muerte permaneció
como ecónomo de la comunidad de Las Caldas. Impartía clases de
historia religión y urbanidad. De trato muy afable. De acuerdo con
unas declaraciones a posteriori del comisario Neila en Méjico que a
la sazón mandaba la checa de Puerto Chico la presencia de ánimo y
mansedumbre con que acogió los malos tratos y blasfemias de sus
esbirros sorprendía a los propios carceleros que lo llevaban al
suplicio las manos atadas a la espalda. De su muerte no hablan los
cronistas. Se ha borrado su memoria. El oficio de fidedigno o fiel de
fechos es ocupación a extinguir al igual que el cargo de almotacén.
Desparecieron todos los fielatos de la península ibérica. Ya nadie
computa, todos olvidan. Almotacén es el que compulsa y cuadra las
fanegas del celemín, viejas palabras que engulle el leviatán de la
política. Fiel de fechos, portazgos, almotacenazgos en el reino de
León donde la sangre es más espesa que en ningún otro reino de
España era el cronista municipal, el que levantaba acta. Han borrado
las veredas y no hay carriles, explicaciones a todo pasto. Los de la
tertulia se desgañitan y hacen caja en sus lamentos del julianismo
entreguista y el romance de la España perdida. Pero que no se
preocupen les correrán a gorrazos. Se percibe el ruido de sables ya
rechinan por la Diagonal las cadenas de los tanques. Cenarán esta
noche de mi cayada. La están liando parda y se los está merendando
la loba parda. Haremos de sus orejas pendientes para que luzcan las
damas y los dientes para vihuelas que tañan nuestros juglares al
alba.
Capítulo 50
PEDRO
SÁNCHEZ
Vengo
del monte de Peñacastillo vengo y estoy ya que no me tengo (aire
pasiego suave como las brisas de aquella tierra) y después de la
hidroterapia en los baños ilustres los mejores de España en las
Caldas de Besaya vaya para ellos mi agradecimiento ▬ para Soraya la
diligente camarera y su marido Carlos el enfermero, para Rosa y el
joven moreno que me ayudó con el equipaje en el ascensor, ▬ me
siento como un barco recién carenado. Este balneario de aguas
sulfurosas fue famoso entre la nobleza del siglo XIX y era
frecuentado por J.M Pereda, Sagasta, Clarín y otros autores. Evoco
su memoria. Señores, sepan cuantos adolecen de omecillo y
malquerencia contra este pobre pecador, que no estoy para el desguace
y para dar mucha guerra. En esta visita a Cantabria al cabo de más
de un siglo he oreado mis penas al aire libre en largos paseos por la
ribera de hoces del río Besaya y del río Dobra ▬ estos
santanderinos no se privan de nada bautizan a uno de sus ríos que
van a parar a la mar de Suances con un nombre ruso que significa
bondad ▬ y he releído a José María Pereda autor de mi
adolescencia (leíamos "Peñas
Arriba" a dúo y en voz alta
otro seminarista de Burgos y yo en un banco del Stella Maris
comillense). Los dioses han querido por aquello de "tolle
et lege" ▬ hoy es san Agustín
de Hipona patrono de los retóricos y todos los que profesan el
sacerdocio de la palabra que en este mundo han sido ▬ que me topara
con esa maravillosa obra del solitario de Polanco "Pedro
Sánchez" novela escrita en
1883 y que parece que nos está advirtiendo a los españoles de los
estacazos del parlamentarismo. Seguimos en las mismas, en el juego
del quítate tú que me pongo yo. Entran los de Arrese y llegan los
de Solís. Gritos de libertad y derechos humanos y pan para todos,
pero cuando estos mendas que se dedican al politiqueo pisan la
alfombra si te he visto no me acuerdo. El caso es vivir al sol que
más calienta del erario público. El autor de Sotileza
nos habla de la precariedad de las cesantías, de las infames
redacciones del Madrid isabelino. Fue periodista de covachuela en el
Clarín de la Patria,
de la hipocresía, del desamor y los adulterios nos habla. Desfilan
ante los ojos del lector las corralas, el hambre de la olla podrida y
el puchero enfermo. Lo más sórdido de la Villa y Corte descrito al
detalle por pluma experta con ese garbo y agilidad que caracterizó a
Pereda. Así fueron los tiempos de O´Donell y Espartero que parecen
repetirse. Hasta el título nos evoca personajes de hoy: Pedro
Sánchez. Don José María parece ser que estampa en las páginas de
esta novela vivencias personales y por adelantado: la vicalvarada,
la revolución del 54 y las algaradas de 1868 cuando la chusma
arrastraba por la Puerta del Sol la estatua de la reina Isabel II. Él
arrancó adoquines y tiró piedras contra los "polacos"
(partido retrogrado). Al correr de los años, debió de arrepentirse
de aquellas puerilidades y deliquios juveniles meneando su
impresionante testa con tristeza (tenía un perfil numismático con
sus antiparras, el tupé y la perilla en punta) al paso que decía,
desengañado: no es esto, no es esto: "Viví
las revoluciones del año 54 y la de 1868.
Ésta sería la más radical. "La
primera transformó el aspecto de los pueblos mientras la segunda
cambió la manera de pensar de los españoles. Se impulsó a la
sociedad a salir de los viejos cauces y a emprender otros caminos. Se
transformaron las costumbres".
Pereda
escritor y periodista, formó escuela, resucitando la elegancia de la
descripción cervantina en los pasajes de su libro, que aparecen
impregnados de satírico humor y de melancolía corográfica. Al
correr de sus páginas el que lee ha la sensación de que orvalla.
Llueve ese chirimiri del desencanto que aparece en los escritores
astur cántabros y vascos: Clarín, Amós Escalante, Antón el de los
Cantares, Palacio Valdés, Pérez de Ayala, J.L de la Reguera, Pío
Baroja, Unamuno, y otros muchos más. En el caso suyo estas tristezas
se agravaron al perder a su primogénito, que se ahogó en una playa
de Suances, a finales del siglo, cuando, aquejado de una fuerte
depresión ahorcó la pluma y se encerró en si mismo, para
despedirse del mundo. Murió a los 73 años en 1906. Su padre era de
Comillas y su madre de Polanco; vivía la familia en casa blasonada
con portada y estragal. Era todo lo que se dice un hidalgo y esa
nobleza de carácter flota a través de toda su obra que fue tan
popular durante las décadas del siglo pasado: "El
caudal de la vida humana ▬ nos cuenta al final de su narración ▬
se compone de muy breves goces y muy largas y tediosas pesadumbres y
que el ejemplo de mis desengaños le sirvan a alguno de escarmiento".
Esta
novela río es como un viaje en diligencia en aquellos carromatos que
hacían el trayecto Santander Madrid entres días incómodos
traqueteos el rechinar de la galga los trallazos del automedonte en
el pescante, las cantiñas a lo zamarro de los mozos de cuerda
campurrianos, una parada en Ataquines y luego la sierra, pero antes
estaban los corrales de Buelna, las cuestas de Reinosa y los
encuartes de Palencia, Fromista, Herrera de Pisuerga.
Guiado
por la mano hidalga de Pereda he sorrapeado los caminos que me
llevarían al norte y "escudriñando los pliegues de la memoria
y los escondrijos del corazón ¡madre mía cuantos recuerdos! ".
El tema es la corrupción de Madrid, los encartes pesadumbres y
liviandades de la política nacional. Llega a ser Pedro Sánchez un
periodista famoso del partido liberal, el rey de la crítica
literaria. El estilo es rico en recursos retóricos: hipálages,
anagnórisis, metonimias, similicadencias… También domina el
perfil de la novela psicológica. Pedro Sánchez se enamora de una
mujer fatal Clara, la hija de Valenzuela, su protector, dominantona,
egoísta y coqueta que le traiciona con su mejor amigo un tal
Barrientos. A partir de hay la trama (parece que el argumento pierde
cierta fuerza por las digresiones o por uno de esos descarrilamientos
mentales que el autor sufría a causa de su accedía) se enreda en un
cuadro de desventuras y en un mar de desdichas en las cuales flota el
protagonista en el paroxismo de sus desconsuelos. Cuenta un derrumbe
amoroso y una traición que remata en adulterio y luego en desafío
para lavar en sangre la afrenta. El mar de fondo es la crisis
matrimonial tal y conforme se conocía en el Madrid del siglo XIX:
mujer ambiciosa, casquivana, que maltrata al marido. La ostentación
y las vanidades de los salones. Añora el aire puro y la vida
patriarcal de sus montañas. Encuentra a su mujer acostada con otro y
hay un duelo. Quiso Dios que al pobre marido injuriado se le
perdonase la vida por el agente de su afrenta. Es la vera imagen
novelesca del pobre marido cornudo y apaleado. Pereda es sin duda uno
de los escritores más castos en la literatura española. Sus libros
nos inspiran una especie de cervantina resignación. Acaso solamente
para eso sirva de algo la literatura que nos ayuda a llevar sobre los
hombres la pesada cruz del dolor y del despecho con resignación.
Leopoldo Alas Clarín, la Pardo Bazán y Benito Pérez Galdós y toda
la crítica saludaron la publicación de Pedro Sánchez como un hito
que marcó fronteras en la novelística hispana del XIX
Capítulo 51
JABALÍES
Bajan
de la braña al trote cochinero, hozan y escarban los prados,
arruinan las cosechas de patatas, destrozan el maíz. Al cerdo
salvaje que sembraba el terror entre los árabes de Tingitania por
ser animal impuro — la denominación de origen castellana es un
arabismo como tantas otras palabras españolas, pues los moros
dejaron una fuerte impronta en la lengua castellana, porque llevamos
un moro dentro — los romanos llamabanlo “aper”.
Su carne y su tasajo constituían la base de su alimentación y de
las cenas de Lúculo. Era el sustento de las colonias y algunas
legiones al sus
scofra
lo colocaban en su insignia sobre el lábaro; era animal de la
suerte, su ferocidad le hacía envidiable porque no ceja hasta la
muerte y cuando está herido muere matando. El más ruin jabalí se
zampa la mejor bellota. De ahí que haya algunos chicos de la
política y de la prensa que no saben hacer otra cosa que joder la
marrana, mira por donde.
Mas,
no os preocupéis que a todo cerdo le llegará su sanmartín. Es un
animal fecundo y muy sociable que se revuelca para despiojarse en el
barro y la paja del escarbadero dejando la marca de sus revolcones
en esos hoyos que, en medio del prado, causan graves daños en las
caserías, cabreando a los labriegos. Es noctívago o nictálope muy
listo y rebañiego. Sabe cómo moverse y adonde tiene la querencia
hasta el punto de que visitan de madrugada los contenedores de basura
de las ciudades, a sabiendas de que hay veda y que allí no pueden
ser molestados por los cazadores ni por los podencos. Con movimientos
impetuosos avanza monte arriba tenazmente, sirviéndose de su afilado
hocico y de sus poderosos colmillos los cuales le sirven de antena,
como sistema de navegación, abriendo brecha. Aunque ve muy mal, está
superdotado de un gran olfato con el que ventea a sus presas. Se le
creyó en la antigüedad que esos dos cuernos que le nacían en el
morro curaban la impotencia sexual masculina, como los del
rinoceronte. El celo les dura de noviembre a marzo; las hembras paren
dos incluso tres veces por año lechigadas de hasta doce jabatos.
Pueden concebir de antemano las gorrinas a los quince meses. El macho
alfa consigue patente de apareamiento peleando con sus rivales y
monta y deja preñadas a las numerosas hembras de su tropel. Es
rebañiego ya digo y nunca va solo sino en cuadrilla. El colmillo
retorcido característico del verraco salvaje, sus dentelladas y
golpes son certeros —cerdo alunado
o puerco padre al que los dientes se le forman como una media luna—
es lo que le distingue del cerdo doméstico. Con esos caninos rasga
las carnes de sus presas. Muy voraz y omnívoro se alimenta de
carroñas inclusive. En una apartada aldea del concejo asturiano en
que habito se le ha visto saltar las tapias de un cementerio y
escarbando en una sepultura devorar el cadáver de un paisano que
acababa de ser sepultado. A la Metida la finca donde paso temporadas
acude una cerda con sus rayones de anochecido. El otro día me topé
con la piara cuando bajaba a tirar la basura, ¡menudo susto¡
Enchufé
al verraco con mi farol y salieron de estampida detrás todos los
miembros de la familia. En algunas partes de España están
adquiriendo una mala fama que no le corresponde: el jabalí animal
prehistórico y su cabeza apepinada ilustra los motivos heráldicos y
blasones de algunas casas solariegas de Asturias, Galicia y
Cantabria. Por todo el norte salían—por costumbre del tiempo
invernal— las partidas de los señores con sus lebreles para dar la
batida a la caza del “gochu”.
Constituyó
la presa más codiciada de los monteros medievales y su carne algo
agraz y montisca la sirven en restaurantes asturianos como plato del
día. Sin ir más lejos días antes de Nochebuena, por poco apaño
una cólico por la ingestión de estofado de “mortecino”, del
súrido, que estaba un poco indigesto, dentro del menú a base de
fabada, guiso de jabalí, arroz con leche, pan de borona, y una
botella de peleón, ocho euros, en el mesón del Alto el Praviano.
También se dice del puerco salvaje, al igual que del gocho, que del
mismo están buenos hasta los andares pero no he visto nunca adobarse
sus jamones o no se tiene dello costumbre por estos pagos, ya que sus
grasas son menos suculentas que las del cerdo doméstico y saben a
montuno.
Anteanoche
sentí aullar a un perro. Salí a la puerta y vino cojeando hasta la
antojana una podenca. Tenía la pata destrozada. Se la había comido
el jabalí de una dentellada en su lucha cinegética. Al chancho lo
tienen miedo los galgos y los perros de presa. Era una herida de
guerra, signo cruel de la eterna batalla de la supervivencia.
¡Animalito!
Capítulo 52
VUELVO A COMILLAS DESPUÉS DE 57 AÑOS
Regreso a la que fue mi casa durante el curso
59-60 alumno de 5ª de Retórica. Me emociono al recordar cuando subí
primera vez la cuesta la Cardosa y Aramburu el hermano de ese vasco
que ha publicado un libro sobre ETA me presentó al padre Mayor, una
sabiduría en letras grecolatinas. Nadie se baña dos veces en el
mismo río. Ha corrido el agua y hay que contar muchas mareas y
bastantes resacas alguna galerna desde aquella tarde de otoño hasta
este ocaso de primavera donde me presenté con mi esposa. Las
inmobiliarias han convertido el viejo pueblo pesquero de Comillas en
lugar irreconocible. Nos perdemos por recovecos callejones hasta dar
con la subida a la Cardosa. Pago dos euros a un ostiario asturiano y
parece que se me aparece el P. Heras aquel maestrillo que tanto me
ayudó en mis dificultades. Para mí un verdadero hijo de san
Ignacio. Era de Aranda y me horroriza el recuerdo de otras cosas como
por ejemplo el padre Eguillor mortificándome con sus alegatos de que
era un inepto (cuantas noche las pasé llorando oculto el rostro
entre las mantas), la visita de mi pobre padre unas navidades, el
paquete que me mandaron de casa que se perdió en la rectoral. Ahora
parece que veo a un muchacho que era de Potes lavándose los dientes
postizos en la fontana de las camarillas. Era Bedoya el que escribe
en El País sobre los curas. Él me enseñó fotos del guerrillero
Juanín muerto por la guardia civil y decía que su padre estaba en
la cárcel por rojo se ha convertido. Hoy aquel retórico que se
lavaba los dientes postizos se ha convertido e oráculo de la sección
religiosa del periódico global. Le temen los de la conferencia
episcopal porque casca verdades de apuño. Tanta belleza de aquellas
montañas y las lecturas de Pereda, Cela y Palacio Valdés me
inclinaron por los caminos de la palabra y la literatura. Aquellos
años imprimieron carácter y yo sigo acérrimo en la partida de los
Sin Camino
de Castillo Puche embebidos por el viento de profecía. Los presagios
se han cumplido. Comillas es un caserón vacío que quieren habilitar
para no sé que el seminario mayor porque el menor está en ruinas.
Las ramas de un humero (aliso de tupida barba) se asomaban por la
ventana del refectorio donde nos daban sopas con honda en aquellos
desayunos conventuales calderadas de leche en polvo. Todas esas ideas
que revelo en mi novela "Seminario
Vacío: Los pecados mortales
de la Iglesia". Amamos mucho a
esta iglesia peregrina en la tierra y ella nos hizo la cobra, pero a
una madre se la quiere por más que nos maltrate y se haya comportado
con nosotros, los ex, de una manera cruel. Viva el Betis manque
pierda. Ya digo.
Capítulo 53
TIEMPO
DE DE CEREZAS
Pido
perdón al lector. Por un lío de epactas y debido a que tanto la
fiesta de la Ascensión como la del Corpus Christi de los jueves que
relucían más que el sol han pasado al domingo me hice también un
embrollo entre el calendario juliano y gregoriano que en el año 2007
ofrecen fiestas coincidentes y la Bozneschenie (Ascensión)
cuadraba con nuestra fiesta pero los ortodoxos rusos, cuyo santoral
trato de seguir a través de Radio Blago, una emisora ortodoxa
situada en un monasterio (oraciones y salmos, pláticas, hermosa
liturgia, las 24 horas del día, lo festejan un miércoles. No creo
que tenga por otro lado mayor importancia. In ascensione Domini,
pues. ¿Varones galileos qué miráis ahí como pasmadotes? Cristo
se fue al Padre. Aquel al que visteis subir al cielo del mismo modo
volverá al fin de los tiempos. Se consuma de esta forma la promesa
mesiánica. Desde entonces los creyentes nos hemos pasado la vida
mirando al Cielo, resignados. Porque creemos en lo perfecto y vivimos
en un mundo imperfecto. Es la fiesta que seguía a la de las
letanías. Esto es las Rogativas. Cristo se va y deja un campo
florido. Sus pies y sus manos llagados de cuerpo glorioso bendicen la
tierra. En España ya es primavera. El pasado domingo fui a misa a la
catedral de Oviedo y acabo de regresar a Madrid. Allí sigue siendo
una gran fiesta, tambor y gaita y danza prima a la salida de misa.
Danzantes a toda mecha y humor y jovialidad. Esa jovialidad ovetense
no la ofrece ninguna otra ciudad española, o al menos así lo creo
yo ¿No era el corpus? Le dije a mi santa cuando predicaba el cura su
sermón muy de circunstancias. ¿Dónde tienes la cabeza de melón?
Hoy celebramos la Ascensión. Pues ciertos son los toros... Que a
veces uno tiene que estar al santo y a la limosna y se nos va el
santo al cielo con esto de las nuevas rúbricas del misal, bueno ya
no hay misal en realidad. Los que ya hemos sumado algunos años
acusamos más que nadie estas inconsistencias en las fiestas móviles.
En Oviedo cayó toda la jornada chuzos de punta. La meteorología,
adusta, hasta parece que protestaba por el cambio de horario. Domingo
de orvallo y borrina pero el campo astur estaba hermoso en sus nueves
matices de verde. Las mocinas de Oviedo ¡qué guapas son! ¿De dónde
esas que cantan traerán el son? Por la Ascensión, rosas en Oviedo y
cerezas en León. Todos recordamos este día nuestra primera
comunión, el alborozo de las campanas. En España se solía comulgar
en esa fecha En este día gozoso y triunfal no se puede por menos de
recordar la elegía de Fray Luis de León en su oda Y dejas,
Pastor Santo. Cristo triunfa sobre la muerte y se va al cielo a
prepararnos la morada del Tabor. Es el premio al dolor de la cruz. Y
nos deja la potestad de curar, de hablar y escribir lenguas – a
muchos no les afecta porque siguen siendo tontos en tres idiomas- y
de arrojar demonios y de domar serpientes. Se consolida la Parusía y
el Espíritu pentecostal que sopla cuando quiere y como quiere. Hoy
cantando esta misa me he sentido con más fuerzas, más creyente. El
bautismo nos vuelve inmunes contra la picadura del escorpión y del
basilisco. ¿Y las serpientes? Que repten. Que arrastren sus inmundas
panzas sobre la tierra. Varones galileos ¿qué andáis mirando ahí
al cielo? Estamos curados de espanto. El Salvador nos legó la triaca
que contra la picadura de la víbora y a las lenguas venenosas nos
vuelve indemnes. El evangelio de esta fiesta era uno de los más
hermosos del año: "Estos signos serán de los que me sigan: en
mi nombre lanzarán demonios, domarán serpientes, hablarán
múltiples lenguas y si algún veneno bebieren no les hará daño.
Sobre los enfermos e impedidos impondrán las manos y sanarán".
En
mi pueblo se denominaba el jueves de la Ascensión el Día del Bien.
Seguramente por aquel "et bene habebunt" que nos
promete el Maestro de Justicia y de Misericordia en el evangelio de
Marcos. Las abuelas castellanas hacían el tradicional hornazo de
rosquillas de palo que se repartían por las casas. Se condimentaban
con unas hierbas recién nacidas, hinojosas y gencianas de las
parameras que aliviaban el vientre y curaban la opilación. Así que
el Señor se va al cielo pero nos deja a buen recaudo. Todo atado y
bien atado. No tengáis miedo. Él es más fuerte que la muerte y la
enfermedad. La ascensión es su apoteosis. El colofón a la
resurrección... Las fuerzas oscuras no dejan de colocar chinas en el
zapato y una de ellas es esta confusión de fiestas y de epactas, ese
miedo que ha demostrado la jerarquía a salir en defensa de su fe,
esa contemporización con el mundo y con los ámbitos de acoso y
derribo a la gran catedral. Tres grandes jueves hay en el año Jueves
Santo Corpus Christi y el Día de la Ascensión. Las cerezas de
Oviedo y las rosas de León estaban ya en sus cestillos como todos
los años. Colige, virgo rosas. Qué solos nos dejas, Señor,
aunque confortados en la esperanza de la resurrección.
VALDESIMONTE
Capítulo 54
Bajábamos
al refectorio hambrientos después de las preces la misa conventual y
los puntos de la noche anterior en que nos obligaban a meditar en la
muerte. Silencio sepulcral. Sólo se escuchaba el entrechocar de los
cubiertos y el borbotar de las cafeteras humeantes y maternales que
servían en calderos por las mesas alineadas los semaneros. El
presidente se sentaba en la consola circular preferente que
llamábamos “rostrum” y el prefecto se paseaba por las aleas del
comedor mirada en ristre y un breviario de piel Rusia y cantos de oro
bajo el brazo.
Era
don Marciano Monroy un clérigo elegante que vestía sotanas
entalladas de cachemir y olía a agua de colonia. Usaba loción
“Varón Dandy”. Tenía la boca pequeña y la mano lista para
repartir cachetes a los rezagados los desaliñados los “díscolos e
incorregibles” según el reglamento. Con él de vigilante no había
que salirse de la fila. Podías comulgar
sin ir a misa. Por menos de nada te caía una “hostia” de la mano
regordeta del prefecto. De vez en cuando se metía por medio de
las ternas y corría la baqueta. Zas. Fuego a discreción. Había
sido don Marciano capellán castrense de un barco de la marina de
guerra que se llamaba el “Furor” y de los sargentos había
aprendido aquella odiosa técnica de sacudir el polvo a los
educandos. La letra con sangre entra. Creía nuestro prefecto que
todo en esta vida se arregla con un buen sopapo. Nos tenía a los
trescientos y pico tíos que integrábamos el seminario menor
derechos como velas. Zas.
—Pero
si no hice nada, don Mariano.
—Pórtate
bien, te dije.
Y
al que protestaba volvía a solmenarlo de refez.
Tenía
una mano gruesa de cavador, de Valladolid, y, cuando te daba con lo
gordo, hacía daño. Pero olía a buen tabaco y a agua de colonia.
Sus
cigarrillos americanos Winston, Chester, Camel, sahumaban de perfume
los pasillos de los tránsitos. Porque hedía un poco a montuno en
todo el seminario. Así, purificamos el ambiente, alegaba don
Marciano. Entonces, el lector de semana se subía al púlpito y
declamaba la página del martirologio romano que correspondía a los
santos del día, con el brío y el entusiasmo del pregón pascual. El
mejor de todos los que leían en aquel seminario de postguerra era un
alumno pequeñito de quinto al que apenas se le veía sólo la cabeza
porque era muy corto de estatura. Le llamaban rompetechos
pero andando el tiempo llegaría a ser un predicador de campanillas.
Tenía una voz poderosa y una dicción perfecta. Era de un pueblo que
llaman Valdesimonte. No se me olvidaría aquel lector, que consiguió
cantar misa, uno de los pocos, y aprobaría las oposiciones a
canonjías. El cabildo le nombró magistral de la catedral de
Segovia.
Sus
lecturas matinales al igual que las novelas de Emilio Salgari que
leería con una exactitud pasmosa, lo vivía, y a través de su voz
que escuchábamos, embaídos, vivíamos las aventuras de los mares
del sur y la muerte gloriosa y violenta de los casi un millón de
mártires que tuvo la iglesia en las nueve persecuciones acometidas
por los nueves cesares contra los cristianos. Nos aprendíamos no
solo el santoral nombres y hazañas increíbles sino también lugares
de una toponimia que despertó nuestra imaginación: Bitinia,
Treveris, Cilicia, Capadocia, Numidia, Siria donde se derramó antes
que en ninguna otra nación la sangre por Cristo, etc.
Valdesimonte
solía terminar su alocución con esta coletilla que traían todos
los menologios con un lacónico “Y
en otras partes otros muchos santos mártires confesores y santas
vírgenes”. Entonces don Marciano
daba una palmada y empezábamos a desayunar: tostadas con mantequilla
y café con leche en polvo, un regalo de los americanos. A unos los
despellejaron vivos a otras las cortaron los senos, a otros las
orejas o les arrojaron a piscinas de agua hirviendo, los tiraron al
Tiber, o estiraron sus miembros hasta descoyuntarlos en el ecúleo. A
todos se les pedía lo mismo que tributasen honores al emperador pero
ellos se negaban en redondo a quemar incienso en honor del cesar. Con
habilidad textual los autores de las actas de los mártires casi
increíbles por su valor solían ahorrar al lector los momentos
escabrosos de la tortura por ejemplo a santa Justa y Rufina dos
vestales sevillanas la palma del martirio la obtuvieron después de
que el verdugo “se las pasase por la piedra”. El derecho romano
prohibía asesinar a las vestales. Biografías increíbles lugares
lejanos y yo me seguía preguntando, Señor, por qué. Nos quedábamos
a dos velas. El más sanguinario fue Nerón que mandó iluminar Roma
con los cuerpos de los seguidores del Cordero, recamados de pez y
convertidos en antorchas. Aquel emperador algo cegato y mal poeta,
que mató a su esposa Popea de un patadón del que abortó, y luego
se enamoró del efebo Spiro cuyo rostro adolescente le recordaba al
de Popea, hizo castrarlo y le escribía versos de amor. Los
seguidores del Nazareno eran considerados como una secta del
judaísmo. La arena del circo máximo y del anfiteatro se purificó
con la sangre de Barbaras, Octavias, Macrinas, Sinforosas
Emerencianas, Tarsilas muchas de ellas madres de familia, otras que
desempeñaban el oficio más antiguo del mundo en los barrios bajos
de Roma, Nápoles o Pompeya, pero entraron en el cielo empuñando la
palma del martirio y sus nombres fueron registrados con letras de oro
en el Libro de la Vida. Sus estatuas llenaron las hornacinas de los
templos y se convirtieron en los nuevos dioses familiares de la
cristiandad que aquí cada santo siempre tuvo su octava y cada fiesta
su triduo. El judaísmo nunca estuvo más cerca del cristianismo que
entonces y como bien dijo Tertuliano la sangre de los mártires fue
semilla de cristianos. Al destruir las legiones de Vespasiano la
ciudad santa de Jerusalén, que fue renombrada llamarse Aelia
Capitolina, empezó la gran
diáspora. El largo exilio por tierras ajenas que será nuestro
destino junto con la protesta y la rebelión ante los dioses
convencionales echó a andar por los impredecibles caminos de la
historia. No se olvide que somos elegidos para el dolor y para dar
testimonio de Su Nombre. El judío nunca adorará por tanto a falsas
deidades incluso aunque se disfracen de falsos eslóganes como de
vuelta a la Tierra Prometida. Por eso, la voz estentórea del de
Valdesimonte desde el pulpito del refectorio sigue resonando en mis
oídos como un aviso y como un exhorto a la esperanza, al pasmo y a
la crítica. Sigo teniéndomelas tiesas contra el tirano — los
nerones y caligulas de hoy son más sofisticados que los de los
primeros siglos pero mucho más contundentes, muchos de ellos visten
sotana y cuelgan al cuello la cruz inversa— combato una pelea sin
fin. Contra los impostores lanzo mi grito con san Lorenzo a las
propias barbas del verdugo. Dame media vuelta que ya está tostada
esa paletilla; ahora por el otro lado. En boca de los mártires el
sarcasmo era un arma poderosa. Por ejemplo, me viene ahora a la
memoria el desparpajo con que respondían aquellos falangistas en la
checa de san Anton de Madrid cuando eran convocados a subir al camión
donde serían “paseados”:
—Fulano
de tal y cual
—Chupándomela—
contestaba un flecha
pequeñito al que apenas le apuntaba el bozo y su clamor recorría
imperioso las galerías de aquella cárcel donde se fusilaba siempre
al amanecer.
Ese
menoscabo de la propia vida y la valentía ante la muerte al tirano
le saca de sus casillas. Gloria, pues, a la santa memoria de aquellos
víctimas de lo políticamente correcto. Que no chaquetearon ni
combayaron. Por seguir a Xto fueron apaleados, fusilados y
crucificados. Me río a las propias barbas del verdugo. A mí estos
esbirros me la chupan. Así que digo con el de Valdesimonte, en loa,
a los santos desconocidos y de los que nunca sabremos el nombre:
—Y
en otras muchas partes otros muchos santos mártires, confesores, y
santas vírgenes…
“Animula,
vagula blandula hospes comesque corporis”.
La
vida pasa pronto como reza el verso el verso del gran emperador
Adriano que luego traducimos en las clases de latinidad.
Capítulo 55
TRES
JUEVES HAY EN EL AÑO
Tres
jueves hay en el año que relucen más que el sol: Jueves Santo,
Corpus Christi y el Día de la Ascensión. Traen auras los recuerdos
de olor a romero y a tomillo calles tapizadas con plantas aromáticas
y alborozado tañer de campas cantos eucarísticos al amor de los
amores gentes apiñadas en las aceras para ver pasar al señor. La
carroza pasaba portando el blanco viril testimonio de amor y de
perdón estaré con vosotros hasta el fin de los tiempos hecho pan y
convertido en vino. Cuerpo de Cristo. No tengáis miedo. Ñie
baiotsa. La frase la escucho por Internet por Radio Blago una
estación ortodoxa que emite desde un lejano monasterio ruso perdido
más allá de los Urales. ¡Caminos misteriosos! ¡Oh milagro del
amor! Porque en España este jueves del año que relucía más que el
sol es un día de diario salvo en Toledo nuestra nueva Jerusalén. La
Jerusalén española que guarda las esencias del rito visigótico.
Que siempre será católica o al menos en eso confiamos. La custodia
de Arfe asciende gloriosa por las vargas empinadas de la ciudad
Imperial, baja las cuestas, en Zocodover los cadetes de infantería
le rendirán honores y se interna por correderas misteriosas y
empavesadas toldos del amor y del perdón y un alfomar de rosas, por
la Puerta del Perdón. Hosanna al hijo de David. El corpus a los que
los franceses llamaban La Fête Dieu (la fiesta de dios) es un
perpetuo domingo de ramos que conmemora la entrada en Jerusalén. La
Cruz triunfa en la historia. Extended, pueblos, la alcatifa; que pise
la tierra el ángel de bendición. Desenrollad vuestros mantos,
tended humildes vuestras zofras para que sirvan de blando tapiz al
rey de la gloria. ¿Quis est iste rex Gloriae? Dominus potens Israel,
contesta el salmista con inspiración mesiánica.
Humillad
vuestras cabezas. Todo está bien. Canta la golondrina en la enramada
y por las veredas nace la flor. No tengáis miedo. No os suma la
zozobra. ¿Quién eres? Soy yo. Quo vadis, domine? ¿Adónde vas,
Señor? Voy con Vos. No conmigo, no, pero te daré tal don.
Eucaristía. Eulogía. Palabras de perdón. Pasada la Canaleja donde
Segovia es todo un balcón que abre a sus puertas a la luz y las
auras guadarrameñas, estaban los soldados del regimiento cubriendo
carrera. Firmes. Un teniente abanderado presentaba honores. Este
teniente artillero era mi padre. Los acordes del himno nacional
sonaban en la Plaza Mayor Escoltaban el cortejo el obispo con capa
magna. Un paje portaba los vuelos y aquel paje con sotana colorada de
monago era yo. ¡Oh aquel obispo rozagante! Un santo, un verdadero
santo (Daniel se llamaba, Daniel Llorente de Federico) que vivía muy
pobremente y era austero y la cara demacrada por los largos ayunos,
delgado y tieso como un huso, le recuerdo, no escatimaba el boato y
el esplendor de la liturgia en las fiestas señaladas. Su entrada en
la catedral se efectuaba al son de clarines y timbales. Un añafilero
atacaba la caja y el maestro de ceremonias, un cura gordo que se
fumaba sus buenos puros en las fiestas de guardar e invitaba a los
amigos beneficiados a tostón en el Bernardino pues venía de una
casa de labranza rica de Hontanares y además le había tocado la
lotería, daba el aviso:
—Celso,
toca, que ya está aquí el obispo.
Había
un trajín de sotanas en movimiento, prisas y el volar de los faldeos
de capisayos en el enlosado de las naves del transepto, allí toda la
magia y el arte del gótico tardío de Gil de Hontañón y allá en
lo alto de la nave del triforio sonreía maternal el cuadro de la
Virgen del Perpetuo Socorro. Al arrodillarse en su cátedra monseñor
Llorente ─seguía el ceremonial de Toledo, según las rubricas del
libro gótico, el cantoral gordo que abría sus paginas de pergamino
apoyadas sobre el facistol del coro─ la primera mirada era para la
imagen de la Virgen Blanca entronizada sobre el altar mayor. El
maestro de ceremonias le iba señalando con un puntero de plata la
oración del misal que tenía que leer o la antífona que cantar.
Sonaban triunfales bajo la totalidad de las cúpulas las melodías
del órgano. Yo era aquel monaguillo que en la fiesta del corpus y
otras solemnidades portaba la capa magna detrás del cortejo
episcopal siguiendo al arcediano con la cruz alzada, los acólitos y
turiferarios. Me halagaba que me vieran y si fijasen en mí las
vecinas cuando bajábamos hasta el coro en procesión por la vía
sacra. Mira el curilla qué majo.
▬
El cante misa ¿para cuando?
▬
Pronto, señora Macrina.
Esta
señora era amiga íntima de doña Patro. Eran dos solteronas que
salían juntas del bracero. No se perdían ninguna procesión, triduo
ni novenario. Yo les sonreía con la capa magna del obispo recogida
en mi regazo y que abultaba más que un servidor. La Macrina y la
Patro siempre juntitas y del bracero simpáticas beatorras, pero muy
tacañas pues no se estiraban jamás cuando yo iba a llevarles la
"caja" –un san Antonio o un corazón de Jesús o la
Dolorosa- que según piadosa costumbre se iba repartiendo por las
barriadas de mi parroquia de Santa Eulalia. Todo lo más una perra
chica o un bollo cuando había casas donde me regalaban un duro o una
entrada para ver una película en el cine Cervantes. Yo no comprendía
a aquellas solteronas siempre tan juntitas, tan simpáticas, tan
redichas, siempre de hábito y ceñidas con algún cordón, a misa de
doce salían con un devocionario. ¿Serían monjas? No; no eran
monjas. ¿Entonces como es que siempre están juntas y en permanente
comunidad? Son dos bolleras, me informó una de mis primas que se
enteraba de todos los bulos que corrían por la ciudad. No sabía lo
que significaba bolleras. Lo miré en el diccionario. Tampoco venía.
Tortilleras, hombre. Ah. Acabáramos. Pero doña Patro y doña
Macrina siempre tan elegantes tan juntitas resplandecientes como dos
soles, no se metían con nadie, no dieron ningún escándalo, todo se
quedaba en casa, que parecían profesarse tierno amor. Habían nacido
la una para lo otra. Y hasta se murieron con más de noventa años
casi el mismo día.
Don
Daniel pasaba con gesto fatigoso y una sonrisa bendiciendo a la
congregación. Le quedaban dos meses de vida. Había sido un gran
catequista y pedagogo. Toda la cuaresma ayunaba y según cuentan
debajo de su sotana de cachemir, de las más elegantes que
confeccionaba Zurita un sastre de Valladolid dice que los viernes
ceñía sus carnes un cilicio y cuando murió encontraron debajo de
la cama al lado del orinal pues murió de la próstata unas
disciplinas emplomadas con bolas de acero (el gato). Este príncipe
de la Iglesia murió en la pobreza casi. Todo lo había dado a los
pobres. Era un santo y un verdadero padre san Daniel su vida y su
personalidad digna de ser talladas por la pluma de un Gabriel Miró.
Pero no escatimaba ningún lujo ni esplendor en el servicio de la
Iglesia. Por eso aquellos jueves santos en mi memoria brillaban más
que el sol. Nunca he ido por la vida en plan de recoge-pelotas y bien
sabe Dios que nunca le tuve envidia a nadie pero me fijo mucho. Y
cuando iba en la procesión detrás del señor obispo examinaba todos
sus gestos, escuchaba todas sus frases. Y aquel Corpus de hace medio
siglo justo al posar sus cáligas (zapatos de obispo) sobre el
enlosado de la catedral donde yacían enterrados todos los
predecesores suyos en la diócesis le dijo a un fámulo:
▬
Pronto estaré yo aquí con ellos.
El
familiar, don Fernando Resines, que así se llamaba el fámulo: un
canónigo vigoro y muy sanguíneo, que despertaba la admiración de
las beatas por su brioso buen talle y hasta puede que alguna
estuviera enamorada de él secretamente, se revolvió como una
ardilla:
▬
Señor obispo, ¿Quién piensa en eso? Está aun para dar mucha
guerra Su Ilustrísima.
Don
Daniel que era un santo tuvo aquel jueves que relucía más que el
sol una premonición un aviso de su glorioso transito. Moriría en
olor de santidad tres meses más tarde aquel mismo verano del 57. Fue
la muerte del Justo. Se parecía un poco al papa reinante en aquel
tiempo Pío XII con sus lentes de concha redondos, su serena altivez
de aristócrata de la Iglesia, su calva tallada a cincel. Se sentía
muy enfermo pero a pesar de la fatiga ofició con minuciosidad el
largo pontifical de casi dos horas. Ornamentos blancos casullas
recamadas de oro del siglo XV que pesaban un arroba. La misa del
Corpus la escribió la escribió santo Tomas de Aquino en 1264.
Sonaron los himnos del Pange Lengua Gloriosi y del Tantum Ergo y la
secuencia del Lauda Sión. No fue una misa de difuntos sino de
resurrección y eso que nuestro prelado sabía que le había salido
la hoja roja. Tenía el don de profecía y el de la introspección.
El bueno cuando llega la hora se alegra. Sin embargo el malo se
entristece. Mors impii— del rijoso, del envidioso del que
odia, del que se presenta con las manos vacías a la mesa de la
eternidad— pésima, dice el Eclesiastés. Y en verdad la
muerte del piadoso obispo fue como una eucaristía. Su recuerdo me
alienta a preservar la virtud, a perseverar en el bien aun a
sabiendas de que existe el mal. El odio y las navajas por detrás y
la sombra del mal que acecha. Nunca las tinieblas podrán soportar la
claridad. Y esas tinieblas son mis enemigas. Nada personal. Luchamos
no contra la carne y la sangre sino contra esos malos espíritus
diaños del aire y de las ondas. Corpus Christi
custodiat animam meam in vital aeternam. Es la fiesta. La
apoteosis del amor. Un amor que existe por más que no lo parezca. No
tengáis miedo. Hoy, el Corpus. Engalánese España. Es la fiesta del
amor.
Capítulo 56
ENTRONIZACIÓN
DE BENEDICTO XVI
El
Campanón repicó gordo y el mundo en la misa de entronización del
nuevo papa, Benedicto XVI, creo que ha vivido momentos de gloria y de
esperanza. La apelación a la unidad del Romano Pontífice así como
la presencia de legados del patriarcado de Moscú, Alejandría.
Antioquía, del obispo de Cantorbery y de muchas comunidades
protestantes amén del mufti de Jerusalén y de imanes de varias
mezquitas, ha abierto un pontificado que viene determinado por el
signo ecuménico y una carga de espiritualidad y de fundamento
teológico que faltó a algunos predecesores. A la Iglesia de Cristo,
después de un gran tiempo de dispersión y de imágenes arrolladoras
le importaba concentrarse más sobre sí misma, reagrupar filas,
acercar al hombre del siglo XXI al depósito de la fe y al mensaje
del evangelio que es un comunicado de alegría, hermandad, renuncia.
Y eso sólo lo podría conseguir un habitual del coro de Montecasino.
Nápoles donde está situada la abadía sobre el valle de Nursia que
emplaza sus muros sagrados estaba de fiesta al igual que toda
Germania que ve sublimar a la cátedra de san Pedro a un bávaro ─
ojo que no un prusiano como Lutero─ ocupando el puesto número 265
de la lista y con un nombre tan hermosamente limpio y de una gran
tradición entre los sucesores de san Pedro, el de Benedicto XVI.
Atención que puede ser el papa de todos poniendo a contribución
toda la carne en el asador de su peso intelectual para implementar
las disposiciones del Vaticano II, sin menoscabo de que proclame un
regreso a la liturgia ortodoxa, pero siempre desde el espíritu del
amor y de la caridad, nunca desde los apriorismos y las
descalificaciones gratuitas, según la regla que siguen algunos de
sus detractores que ya los empieza a tener este hombre bendito, y se
han despachado a su gusto con insultos y bajezas hirientes. Alguna
prensa sobre todo la inglesa y la española me hacía pensar en las
páginas más burdas de "Fray Candil" y de la inmensa
pléyade de libelos anticlericales del siglo XIX. Pero que nadie
espere la canonización de la sodomía, para confusión de Mr.
Cobblers. El pecado nefando es una aberración contra natura.
¡Pobrecillos! Merecen nuestra pena y nuestras oraciones, nunca un
sitial de privilegio en la Iglesia, que ha sido siempre cosa de
hombres y de mujeres entregadas a la causa evangélica, nunca a la
condonación del vicio a una impropiedad de natura. En cualquier
caso, todo esto es adjetivo. Nada tiene que ver con la sustancia. A
lo largo de estas tres o cuatro semanas que han conmovido al mundo
hemos podido constatar aquellos que vivimos con la antena bien
desplegada la mano del Espíritu Santo. La elección de Ratzinger
puede ser una de sus dádivas. El primer papa alemán que yo recuerde
fue Gregorio V antecesor de Silvestre II, el inventor del reloj y por
el cual sienten al otro lado de los Alpes significada reverencia, ya
que celebran con más fervor que ningún otro pueblo la "Sylvester
Abend", último día del año. También hubo otro papa tudesco,
aunque en realidad era flamenco, Adriano VI pero que en la cronología
cuenta como de tal nacionalidad. Los Estados Pontificios deben su
origen y personalidad a Carlomagno y sobre todo a su hijo Pipino el
Breve que otorgó a los obispos de Roma el poder temporal sobre
territorios, hasta que éstos le fueron arrebatados por Napoleón.
Por lo demás, la historia del pontificado está íntimamente
entreverada con el Sacro Imperio Romano Germánico. La defensa de la
religión fue el móvil que puso en pie de guerra a Carlos V en el
cenit de la gloria. Hubo también momentos de desdoro como la lucha
por las investiduras, la huida a Canosa y la abducción a penitencia
del propio Enrique IV que se posternó a los pies del papa Gregorio
VII, otro monje benedictino que acabó sus días en el destierro y
despojado de su silla apostólica por el emperador. Cosas de los
hombres pero con tales mimbres teje la pleita de su cesto misterioso
el Divino Paráclito.
Hemos
consultado la relación de nombres papales y el que se ha impuesto
Ratzinger, el de Benedicto, se distingue por haberlo tomado
sacerdotes de una gran espiritualidad, de un fuerte sentido canónico.
Son grandes pacificadores aunque no han dado ningún santo, sólo un
beato Benedicto XI y sí un antipapa y que era español: Benedicto
XIII quien por no querer renunciar a su sede en Aviñón se retiró a
vivir a Peñíscola permaneciendo en sus "trece" hasta su
muerte en Peñíscola. Este alemán está dotado de un fuerte carisma
y tiene una sonrisa humilde y unos ojos claros, descripción muy
distante del sambenito inquisidor o del remoquete de "rothweiler"
que le han endosado los ingleses. Ellos la verdad no se distinguen
por la elegancia de maneras a la hora de referirse al obispo de Roma
al que designan por lo menos el "bloody pope".
—No
bloodys and no fucks, Mr. Parra – me decía a mí el director
de un colegio en una escuela del Norte de Inglaterra en la que enseñé
castellano.
Y
luego de ahí para arriba haciendo caso omiso de las proverbiales
reglas de cortesía. Los ingleses siempre tan relamidos y pulidos
pueden resultar bastos y lenguaraces. Lo he observado siguiendo los
programas de la BBC y del Sky News acerca de la preconización del
nuevo pontífice que apenas han tenido cobertura de forma muy
desemejante a la que dieron a la muerte de Juan Pablo II, caso
insólito y tenido por un santo en las Islas. Pero en ello juegan los
réditos e intereses de la política. Para los ingleses no hay amigos
ni enemigos sólo intereses. Polonia ha sido siempre su aliado
natural en la balanza de poderes contra Alemania y contra Rusia y
Alemania su natural enemigo. Miserias y grandezas de la condición
humana. El peso de la púrpura. Papas ingleses sin embargo, sólo ha
habido uno y los alemanes se cuentan con los dedos de la mano. Por lo
general, el colegio cardenalicio siempre se ha inclinado por los
franceses y por los italianos. A pesar de todo, creo que Benedicto
XVI parece que lo han vaciado en molde y da justo la medida del papa
que todos necesitábamos, el "slandering" y el
cachondeo de los británicos y de los españoles miméticos y con
complejo de inferioridad frente a los hugonotes de los grandes
"trusts", para los tiempos difíciles de la primera década
del siglo XXI. Puede dar la campanada en cuestiones de régimen
interior (ordenación de hombres casados y admisión de la mujer al
altar en órdenes anciliarias, pero nunca el presbiterado) y sobre
todo la reanudación del dialogo con los ortodoxos. Este puede ser el
pontífice que haga que Roma y Constantinopla vuelvan a ser una. El
hecho de que el metropolita Cirilo, segundo del patriarca Alejo II,
asistiera como plenipotenciario a la pontifical de preconización, es
un avance con respecto a lo que aconteció con el papa Wojtyla. Que
tuvo unas relaciones desastrosas con los rusos a pesar de ser un papa
del Este.
Llamó
a los judíos con frase de san Agustín en sus "Confesiones"
los "hermanos mayores de nuestra fe". Y esta cita la hizo
nada más comenzar su apelación ecuménica en la misa de
entronización, lo que desbarata ciertos argumentos de antisemitismo
que empiezan a sonar por ahí. Sin embargo, se registró en la
ceremonia una gran ausencia: la del Rabino Mayor de Roma. Que no pudo
asistir pues precisamente hoy celebran los hebreos su Pascua. ¿Una
excusa o razón válida? El nuevo papa ha recibido palio de cordero
pascual inmaculado y el anillo sigilar. En sus manos, uno de los
oficios más duros y con mayor responsabilidad que pueda haber en
esta tierra. La gracia del Espíritu suplirá las mermas y
limitaciones de la condición humana.
Esta
tibia mañana de domingo de abril ha sido hermosa. Fui feliz
contemplando la pontifical por televisión. Es algo cicatera la vida
con nosotros pero en ocasiones se quiebra tal regla y se nos depara
momentos de felicidad como éste.
Capítulo 57
EL
GENERAL FRANCO Y EL PERIODISMO DEL SILENCIO.
Me
afianzo en lo superlativo huyendo de lo diminutivo de nuestra vida
venial y gremial y comienzo deseándolo a Julito, al que todos
queremos y conocemos de antiguo, y perdonamos sus pecados y sus
pedos, sus pecadillos y pecadazos, ¿quién no los tiene? y el que
esté limpio de culpa que tire su primera piedra, pero los que
sabemos qué es persecución y somos trigo limpio en medio de estos
almiares putrefactos, y seguimos, impasible el ademán, muchos éxitos
le auguramos en la aventura editorial que acaba de emprender. Julio
Merino es arisco y a la vez encantador como todos los cristianos
viejos. No es un tornadizo ni golpista, ni nada de eso. El rigor a
sus principios merece todos los respetos. Salta, como todos nosotros,
a las páginas de la actualidad desde el Periodismo del Silencio. Ha
demostrado que tiene redaños puesto que a un periodista hecho y
derecho como él lo metes en galeras, en el limbo del no ser, y eso
supone una medio condena a muerte. Él lo ha aguantado con
estoicismo. No en vano es paisano de Séneca. "El otro
Franco" es un buen texto aunque después de leerlo echo en
falta el período ovetense del militar cuando fue destinado de
comandante al Regimiento Milán. Fue en Asturias donde empezó a
estudiar y a entusiasmarse con la idea de España y donde tuvo sus
más y sus menos con las fuerzas vivas de la región, quienes le
apodaban con desprecio del "Comandantín". Su noviazgo con
una Polo también ofreció sus lados problemáticos. En dos ocasiones
estuvo a punto de suspenderse el himeneo; una por la oposición de la
familia y la otra a causa de la guerra de África. Fue convocado en
vísperas de la boda. El lacónico Franquito dicen que dijo:
▬
Carmencita puede esperar. España, no.
Y
así, otra vez a torear. Las balas como las cartas siempre llevan tu
nombre y dirección. Cuando vienen no queda más remedio que
"abrirlas" en la esperanza de que no sean letales, sólo
tiros de suerte. Las relaciones con Mola también siguen un tanto
difusas e inéditas y uno de los grandes misterios de la biografía.
Claro que a lo mejor a Merino en vez de un libro de trescientas
páginas le hubieran hecho falta mil quinientas. En Asturias tuvo
para sí el descanso del guerrero. Largos paseos por la finca de
Llanera y ya de viejo lo que más le prestaba del mundo era marchar a
pescar al río Narcea y meter al "Campano", el primer
salmón de la temporada, en su retel.
Nos
alegramos del triunfo de su libro sobre el General y se lo pasaríamos
por el morro a más de uno, a ver si te enteras Contreras, aunque me
temo que estos libros que postulan la verdad, son ponderados, ni
hagiográficos, ni puras acrimonias como la de aquel mal estudiante
del colegio de san Antón, flecha de todos los campamentos y becas
facilitadas por la OJE, de padre rojo luego enchufado en Sindicatos,
al que en el SP llamábamos el Narices y que cuando entró en la
redacción con tantos granos y diviesos en la cara pensábamos que su
acné era debido a su manía masturbadora, y otros que escupen contra
su pasado y las leyes de la gravedad, que no perdonan, hacen posar el
gapo sobre sus hombros, susciten las iras y bilis del personal. En
aquel tiempo en este país de carnés y de fichas catalogadas a nadie
se le hacía escrutinio de sus orígenes. Una pena que vuelva a haber
bandos y se excaven de nuevo trincheras con dos zanjas: ellos y
nosotros. Corderos bienaventurados a la derecha y condenados y
précitos, cabrones, y cabritos a la izquierda. Unos al cielo y otros
al fuego eterno. Ya verás, Julito, que como volvamos a ganar, estos,
que ahora se desapuntan con tanto desparpajo, volverán a hacer
oposiciones para ingresar en el cuerpo de profesores supernumerarios
con un aval del jefe de Centuria de Falange de su lejana provincia.
Por cierto, el flecha del campamento, pajillero y meón, por otro
nombre el Narizotas, cualquier día de estos le echan de Segovia que
es mi pueblo o los cadetes le pegan una paliza, que es lo que traen
estas historias de remover el fango de la guerra civil que creíamos
enterrada.
El
otro día, desde una columna de la Prensa del Meneo, él que formó
parte de la prensa del movimiento, con pretensiones de furibundo
Sansón, quería derribar la cruz alzada de Cuelgamuros con los
cuatro evangelistas de Avalos dentro, sus cuatro flancos y todo.
Iskra de su furor. Fuego al muñeco ¡Vaya un pión! Que le sirvan
dinamita. ¿Volarán la montaña donde está la cripta catedral,
sarcófago de tantos muertos? ¿Tendrán cojones? El libro suscitará
reacciones de todos los colores. Los enemigos de la verdad están que
trinan pues es un nombre que aún levanta ampollas y a la culebra le
gusta cambiarse de camisa, a sabiendas de que en los disfraces
estriba su poder de humo y confusión, y procurarán por todos los
medios impedir la difusión del escrito. En otra cosa son expertos
estos manipuladores de nuestra memoria: en colocar mordazas y en
tachar nombres. No pueden vivir sin pisar cadáveres y son
responsables de la muerte civil de muchos escritores. Cada mañana
veo toda una peña de fusilados que hacen cola para tomar el autobús.
Son los muertos vivientes de don Dámaso. Pertenecen a una España de
medio pelo, la que ficha y está en nómina. Madrid, poblado por
siete millones de cadáveres. Una gran mega necrópolis nos espera al
bajar la Cuesta de las Perdices. Pastueños, sometidos al régimen, a
éste, y al que venga, con tal de conservar la sinecura. Si les
tocasen la cartera, si les echasen del ministerio, a lo mejor se
tiraban al monte, pero sólo entonces.
De
momento, estos franquistas, espectros de lo que se fue, sólo piensan
en sobrevivir en la paz de sus adosados. Que no les molesten. Que no
les vengan con milongas. Lo único importante es su vida es la
hipoteca y poder hacerla frente a fin de mes o, divorciados de tres
matrimonios, pasarle a la ex los gastos de alimonia. Católicos, al
único santo que ponen velas es a Santa Nómina. Y los amigos y
franquistas de toda la vida instalados en su comunidad y en sus
raquíticas mentes de chorlitos y en su inteligencia minúscula de
torzal, a los que la noción de un Franquito juerguista, algo
librepensador y con instintos libreros, ellos que se asustan de la
letra muerta y que no han leído en su vida, ni falta que les hace,
se rasgarán las vestiduras. Dirán lo de te has pasado tres pueblos,
majete, pues tienen del Caudillo una imagen hierática, descarnada,
casi inhumana de aquel gran español que se llamaba Francisco Franco
Bahamonde.
La
utilizan como elemento de acreditación, como hicieron con José
Antonio, para tener una ficha e ingresar en una plantilla. España
tiene complejo de funcionario cesante. Que vendió su alma al diablo,
que se afilió al Psoe en catarata. El problema de Franco es que es
un coloso, un héroe epónimo demasiado grande para un pueblo tan
capidisminuido como el español, que vive huérfano de su antigua
grandeza y al que le están engañando como a un chino desde las
instancias del poder mediático e incluso desde algunos púlpitos.
Como un Cid que cabalgará milenios por la historia de España,
Franco ahora inspira miedo. Y a sus enemigos es que les vuelve locos,
vaya. Se ponen histéricos, con la sola mención de su apellido,
echan espumadas por la boca, se hacen cámaras, o se mean por la pata
abajo. Tiemblan a la mención mera de su nombre más que al pedrisco.
Por eso despearon su estatua de noche; a descabalgarlo de día no se
atrevían, no fuera que el jinete de hierro picara espuela y el
general de la estatua desenvainara su espada, y el caballo, saliendo
de la horma de metal en la que le vació su escultor, se liase a
pegar brincos delante de la guardia mora, como solía. La simple
memoria les encabrita a estos sepultureros de la historia ─ hoy se
me viene a la memoria el nombre de mi gran maestro Rodrigo Royo, un
falangista que colocaba a “rojos” en su periódico, y al que
tanto debemos los de nuestra generación, escribió una novela con
este rótulo “Todavía”─ porque a estos vociferantes
prácticos del exterminio de la "recordatio nostra" se les
pone la carne de gallina al pensar que pueden volver a ser
derrotados. Claro se forran porque nunca tuvo en esta nación tanto
poder el dinero.
Parece
que hasta que salieron a la palestra los Pío Moa, los Cesar Vidal no
hubiera habido historiadores. Son coto cerrado, prestidigitadores del
numerus clausus, familia endogámica que no permitirán el acceso a
una tertulia, donde mandan las sociologías de don Híspido
Estadístico. Con tal de subir y mantenerse en el machito estos
fulanos que juegan a la derecha mandarían a galeras al mismo Larra.
Ellos son el gobierno y la oposición. El fuego amigo ¡qué
peligroso es!
Son
el santo y la limosna. La tesis y la antítesis. Si tú te llegas a
ellos diciendo que eres un poco la síntesis, te tomarán por un
fantasma que les bajó del cielo de sopetón, y que no esperaban
porque aquí hay que planificar todo. Hasta las ideas. Por eso, si
les hablas, se quedarán de piedra abriendo la boca tres palmos:
▬
¡Ah!
Nuestros
anales estuvieron en manos de los que perdieron la guerra civil o en
manos de los ingleses. A toda una generación de españoles, la que
tiene menos de treinta años, se les ha vedado el acceso a nuestro
pasado. Franco, habiendo ganado la guerra real en el campo de
batalla, resultó vencido en el campo de la propaganda por la gran
parafernalia que le fue adversa dentro del mundo de la información.
Candaron
con siete llaves el sepulcro del Cid y he aquí que llegan
promociones que no saben nada o que les preguntas quién era Isabel
la Católica y te contestan que una guarra, que estuvo siete meses
sin cambiarse la camisa. Otra cosa que les falla es su falta absoluta
de sentido del humor. Como he estudiado durante estos años los usos,
costumbres, atavismos y manías de la serpiente podría volverles
locos, si tiro de archivo, sé mucho de sus manías y renuncios. Pero
no me da la gana hacerles el caldo. Que se jodan. Un ángel habrá
borrado sus nombres del libro de la vida con el mismo afán maligno
con que ellos han intentado descabalgarme y suprimirme de la lista de
Schindler. Para mí no existen. Son entes de razón. Entelequias
literarias y políticas.
▬
Rubicundus erat Judas.
▬
Y yo creo que también mallorquín, una mosca cojonera con pecas y
con gafas.
▬Habló
el oráculo para decir inconveniencias.
▬Y
¿qué dijo?
▬Chorradas.
No sé si salió el chueta que lleva dentro o el subnormal profundo
que le habita en el desván de su desvencijada casa.
Sólo
nos salvará la poesía y a mí es lo único que me interesa: el
culto a la belleza a través de la palabra. Eso y la Venus de Milo
que no era blanca ni indoeuropea sino etiope como la reina de Saba.
La diosa la vi surgir entre la espuma, entre la marea humana del
Intercambiador. Hermosos muslos de ébano, talle de avispa. Egregia
entre todo el oleaje humano de Madrid, el malecón donde se estrellan
las olas de las muchedumbres del mundo, los ilotas apátridas. La
bomba de Mao nos acaba de estallar entre los dedos, pero no importa,
les haremos sitio. Hablan acentos extraños, el color de su piel no
es la misma, pero bufan, compiten y corren ya en nuestra manada. La
carrera de ratas está servida. “Birds
of the same feather —dicen los
ingleses — flock together”.
Pero aquí vuelan plumas muy diferentes en bandas
globalizadas. Esta ciudad fue siempre hospitalaria, dura y castiza,
muy milagrera, amante de verbenas y botijos y más papista que el
papa, aunque ya están celebrando los funerales por España. Han
labrado sobre la lápida la inscripción de "hic jacet". No
sirve darle vueltas. Adiós muy buenas y ahí te quedas.
Ha
sido una maniobra perfecta y bien orquestada, de espaldas a la
galería. Ya no controlamos las riendas. Los políticos siguen
mamando de la teta y a Juan español le engañan contándole cuatro
monsergas. ¿Y para qué queríamos tanta información que
desinforma? Yo quisiera ser analfabeto, no saber nada de estos tejes
manejes de trastienda. El conocimiento allega dolor. Por eso sufrimos
tanto los que sabemos un poco de qué va la cosa. La revolución
silenciosa toca ya a su fin aunque parece que la gente está
despertando, tarde y torpemente, y se da cuenta de que le han vendido
la burra mal capada. Momento amargo
Míster
Cobblers, el Cuentanubes cejijunto, que ha recibido órdenes de
arriba, y es más acomodaticio de lo que algunos lo suponen al
mandato de Supraba, yo creo que pertenece al mundo onírico de las
pesadillas. Pero no me voy a poner a escribir más sobre ese
individuo que me da repelús. Va a convertirse en el Pedro Go de
nuestros informativos porque la gente nada más verle aparecer
agitando la zocata, mirando con ojos de basilisco y haciendo sonar su
voz engolada hace zapping o apaga la televisión y lo dejan con la
palabra en la boca. Este sí que tiene verdadera madera de dictador.
No.
De nimis non curat praetor. Que lo hagan otros. Y que le den
un jamón con chorreras. Yo no me mancho las teclas de mocos. Mañana
más.
Capítulo 58
PERVERSIÓN
LINGÜÍSTICA
Tenía
que evacuar consultas no diplomáticas claro está sino editoriales.
Llamo a Barcelona y me ponen un contestador en catalán. Me siento un
gilipollas porque no hablo el catalán, lo leo, y el lemosín, a
medias, tal vez por aquello del espíritu de cuerpo filológico que
uno lleva dentro y que mis maestros fueron catalanes. Mariner
Bigorra, el que me suspendió en Latín, fue el mejor latinista que
tuvo la complutense y siempre que he de solventar una duda sobre
étimos hay que acudir al Corominas complementario al de María
Moliner a titulo de referencia porque el que acaba siempre llevándose
el gato al agua en cuanto al origen de donde arranca el uso de las
palabras es el Casares. Recapitulando: el catalán, a causa de los
políticos, se me atraganta como a tantos otros españoles. Y ahora
el gallego al que siempre sentía una simpatía racial por cuestión
de vecindario ya que tengo algo escrito por ahí sobre el bable y
gallegos y asturianos primos hermanos, tres pares de lo mismo. Porque
no es el gallego eufónico y meloso de Puente Denme sino el de los
caldereros de Villalba, el que habla Fraga, que es un gallego
castellanizado y algo macarrónico. Telefoneé a Santiago e ídem de
lienzo la misma cantinela. El contestador de marras al aparato. Dije:
▬
Eu. (Yo…)
Y
colgué. Pero recuerdo con nostalgia la jerga melodiosa de los
afiladores y de los segadores que nos mandaba Rosalía todos los
veranos. Venían los coitadiños rosados como ángeles y se
los devolvíamos como leños. Ay Santa compaña. Dulce Monforte de
Lemos. Prosas de Cunqueiro. Melodías de campanarios que es la música
de Mondoñedo. Este no es mi Juan que me lo han cambiado. Nuestra
política lingüística desde el 75 para acá ha sido un desastre.
Pocos españoles sabrán y menos con los nuevos planes de estudios,
que borrarán del mapa a Isabel y Fernando, ya nuestros escolares no
tendrán derecho a saber quién era el Duque de Alba y qué ocurrió
en Lepanto. O que el mejor canto a España está escrito en catalán
por mosén Cinto Verdaguer en La Atlántida. Al alumno de las 17
taifas se le hará gracia de saber que Cosme Churruca el héroe de
Trafalgar era de Ondarroa y que hubo un tiempo en que se decía que
"España tenía las espaldas cubiertas por los pechos de los
marinos vascos". Antiguamente una de las mayores riquezas eran
sus idiomas y dialectos. La unidad dentro de la variedad, pero se ha
malbaratado el peculio del "ex pluribus unum", lema frontal
del escudo de los Reyes Católicos del que se han apropiado los
norteamericanos y ahora son el imperio. Me acuerdo que una vez en
Lieja estuve a punto de perder un tren. Había hablado al aduanero en
francés y él era flamenco. Lo tomó como una injuria y me mandó al
convoy que salía para Paris cuando yo quería ir a Bruselas. Las
lenguas son un bien pero cuando se convierten en boomerang o en
dardo, malo. Ha ocurrido en Bélgica y está ocurriendo en Rusia y en
los Balcanes o en el Canadá. Los franceses que son muy listos han
arrinconado el patois y las 27 variantes dialectales del francés que
se parlaba en el medioevo. Los servicios secretos británicos
ingleses pusieron sordina a las reclamaciones de los escoceses e
irlandeses por una lengua propia y la lengua del País de Gales que
en los sesenta tenía cierta preponderancia no tiene mayor
importancia en la Gran Bretaña actual que el castúo la tiene para
nosotros. En la democracia más antigua del mundo no se ha dado
licencia a los galeses para que tengan una televisión en su jerga
materna las veinticuatro horas del día. Sólo media hora antes del
telediario. Ocurre también en Escocia. Y el cornish y otras lenguas
célticas que se hablaban en el Reino Unido han desaparecido. USA ha
restringido a pesar de lo que diga don Luis Maria Ansón y otros
optimistas de la cuerda (poco conocen a los americanos) la enseñanza
del castellano. Los hispanos, si quieren medrar, tienen que renunciar
a su idioma y adoptar el inglés, y hasta se cambian los apellidos
como ese candidato a la Casa Blanca que siendo chicano ha adoptado un
nombre anglosajón. No seamos ilusos. En Washington siguen creyendo a
pie juntillas que la "lengua es la compañera del imperio"
importan unidad y exportan división. Es lo que les conviene y aquí
desgraciadamente el que ha ganado es don Chorri Puchol en su política
de odio al castellano. Para mí ese hombre que tiene muy poco de
demócrata ha sido el celador o el sacristán de esta democracia
vigilada. Todavía tengo grabada la imagen de don Jorge con los
pirreles colgando celebrando una entrevista con el Rey a bordo de un
telesilla en Vaqueira Beret. Todos con equipo montañeros y botas de
esquiar y el bueno de don Jordi en ropa de calle. Hasta los gatos
llevan zapatos. La política lingüística de estos últimos lustros
no pudo ser peor. Él tuvo la culpa, él. Encastillado de soberbia y
de odio a España, prietas las filas, henchidos los pechos furibundos
de venganza catalana. Y la vamos a pagar.
Capítulo 59
RECUERDOS DEL CAMPUS COMILLENSE
Rouco
se enfrentó a la puta bestia, denunció los males que aquejan a esta
sociedad (familias destruidas, aborto libre, los niños de las
escuelas sin cristianar y atragantados de laicismo, casamientos
sodomitas, la ira que mata, la avaricia que roba, la lujuria que
esclaviza y la vida que vale poco en esos barrios donde hay tanta
violencia y donde te pueden pegar un tiro o un navajazo a la buena de
Dios, la juventud angustiada y sin salidas), cantó las verdades del
barquero con esa voz joven y esa cara de misacantano. La Iglesia
sigue siendo moza, alegre, optimista y esperanzada pues esto entra en
el dictamen de la antigua perícopa que cantábamos: "subiré al
altar de Dios/al Señor que alegra mi juventud". Joven y alegre
pese a los años y a los achaques. Puso el cardenal las cartas sobre
la mesa:
▬En
Madrid se peca terriblemente. España, la hija predilecta de la
Iglesia, y si no la predilecta, puesto que Roma siempre nos ha mirado
con reservas, una de las naciones que más hizo en pro de la
implantación en el mundo de la norma evangélica, vive de espaldas a
la Cruz y por la ley de los instintos inferiores. Aquí se infringen
con tesón, a barrisco, pública y concejeramente los diez
mandamientos. Quizá, dando cumplimiento al discurso en el Parque de
Comillas el año 34 de Manuel Azaña, España ha dejado de ser
católica. La bestia no perdona y Anás y Caifás, los sacerdotes
del Gran Sanedrín, los que vigilan la parva, los comisarios de lo
políticamente correcto, se rasgaron las vestiduras y otra vez han
vuelto a sonar las palabras que sonaron en el gazofilacio o patio de
las condenas aquella tarde de Viernes Santo, dando vida a secuencias
de la Pasión del Salvador de actualidad sorprendente. Todo lo que se
dijo y se hizo en aquella ocasión magna es aplicable a la
problemática hogaño:
▬Ha
blasfemado. ¿Qué necesidad tenemos de testigos?
La
entereza de este gallego que tiene una consistencia berroqueña
propia del granito que tallan los canteros de su tierra lucense le
costó la presidencia de la conferencia episcopal. Su franqueza le
colocó sobre los hombros la coroza de impolítico. Y eligieron al
tal Blaquez. Me amparo como puedo de los gargajos. La última vez por
lo que salió de las plumas y de las boquitas de algunos era para
pedir agua bendita y exorcismo. Padre, perdónalos.
▬No
te metas en política, Parrita.
▬Si
yo no me meto, señor. Lo que pasa es que las verdades escuecen como
le ha pasado al Cardenal.
▬
¿Les perdonas?
▬Claro
que sí. Hay que cerrar heridas. Pero reconozco que el momento es
delicado. La bestia cambia de camisa y no se mueve en línea recta al
revés que el común de los animales de la creación sino que repta
en zigzag.
▬Por
eso la serpiente tiene entre nosotros tantos seguidores. Se ha
instaurado a lo largo y a lo ancho el culto de ofiolatría. Es el
nuevo lenguaje ambivalente.
▬Ya
lo creo. Ahí tenemos al ofidio enroscado al hacha símbolo del
terror etarra.
▬
¿No te gustan los vascos?
-▬Ni
mucho menos. Mis mejores amigos de Comillas eran vascos: Aburto,
Arriaza, Arriola, Aramburu, que era hijo de un gudari, lo mismo que
Amilibia, un buen colega. Entonces yo creía que era posible el
perdón y la amnistía. Ahora lo veo más difícil.
-▬Eta
nació en un seminario.
-▬Es
posible pero yo barruntando el humo de Satanás y la que se venía
con el concilio colgué la sotana. Después Chusmari Amilibia que
también estuvo en colegio de frailes cuando llegó a un campamento
del Frente de Juventudes definió el estado de la cuestión en sus
Héroes de barro.
A
Rouco lo conocí yo cuando venía a ver los curiñas de la diócesis
de Santiago desde Friburgo donde cursaba teología. Todos aquellos
padres jesuitas y había de todo buenos y malos eran muy inclinados
al PNV y aliadófilos (Rábago, Cabezas, Eguillor) como bien demostró
en su novela José Luis Castillo Puche “Sin camino”, una
verdadera continuación del AMDG de Pérez de Ayala donde se plasman
las aberraciones, injusticias, mariconería y discriminación entre
alumnos pobres y ricos y muy pobre me era yo-— mi padre un simple
sargento del mal pagado ejército de Franco—-, de los colegios
jesuíticos. Era aquel seminario una iglesia de ricos, si bien el
buen Marqués de Comillas la fundó con otro espíritu. El Padre
Regatillo enseñaba Cánones y Moral. En el claustro únicamente
había un germanófilo el P. Martino recién llegado de Munich y éste
tampoco nos miraba con buenos ojos. La obra del murciano Castillo
Puche fue comprada en su totalidad por la Compañía y hoy es raro
encontrar ejemplares de la misma. Había puesto el dedo en la llaga
tirando de la manta y dejando al descubierto algunos males de la
Iglesia y del falso misticismo, todos esos desafueros que hacen
difícil la convivencia claustral, abogando por las reformas desde la
crítica y la caridad. Cierto, las reformas son necesarias pero lo
veo difícil. Es difícil pedir peras al olmo, que los curas se casen
(el Papa Bergoglio acaba de cerrar la puerta a los que clamaban por
el celibato opcional pese a los escándalos de abusos sexuales, eso
es sostenella y no enmendalla), que haya diaconisas, que alguien pida
perdón por los vejámenes a los que fuimos sometidos novicios y
seminaristas en aquellos años triunfales, los mejores que ha vivido
la Iglesia española, para bien y para mal, desde el siglos XVI. Pero
se cometieron atropellos. Estos lodos son consecuencia de aquel
barro. Me conformaría con que los templos hubiese servicios donde
acudir cuando aprieta la necesidad. Es un derecho humano que se nos
niega a los fieles cristianos. La implantación de mingitorios en los
recintos sagrados sería un triunfo, una conquista social, y no haya
que ir a buscar una pared, como siguen haciendo desde la edad media,
los costaleros de las procesiones semanasanteras de Sevilla. El valor
divino de lo humano. ¿O es al revés? ¿Qué hago yo en mitad de la
misa cuando me dan unos retortijones y he de salir a toda prisa en
busca de un bar? A veces un WC puede ser una obra de misericordia.
Ahora
volvamos a Rouco al que González Bedoya tilda de rocoso y al que los
socialistas acusan de haber sido compañero de viaje de José María
Aznar. Eso no es verdad o sólo una verdad a medias. Conozco muy bien
al cardenal. He seguido sus pasos y visto plasmado su espíritu a lo
largo de su dilatada y brillante carrera eclesial. Es un adalid en
Dogma y un luchador por la justicia social. Estamos ante un cura de
cuerpo entero, de los que no se casan con nadie. Me parece que fue
una afrenta emparejarlo con los "newcom" (perdón por la
palabreja) de la escuela de los economistas de Chicago o de los
fabricantes de armas que mandan en el Pentágono como Cheaney. Rouco
es un hombre de Dios, un hombre de paz. Ha demostrado que tiene
muchas agallas y en Roma se quedaron ante su franqueza pasmados.
Hacía mucho tiempo que nadie llamaba a las cosas por su nombre. Y
tanto es así que lo hicieron palpable.
▬Un
papable es poca cosa pues ya sabes el viejo dicho romano: "Quien
entra papa en el conclave, sale cardenal".
Suele
ser el Espíritu Santo bastante correoso y muy mirado para esto de
las fumatas. Sin embargo, monseñor Rouco llega con buenos avales
como el haber puesto en pie una archidiócesis tan difícil y llena
de problemas como es la complutense. A Madrid la llaman la "nueva
Babilonia" donde quieren implantar el diálogo de las
civilizaciones. Aquí Mahoma es muy poderoso y la Media Luna quiere
volver a hacer sombra a la Cruz. A la vuelta de unos años, España
puede sumarse a la lista de países islámicos, de seguir las cosas
por ese camino.
▬
Pongámonos todos bajo el manto de la Virgen. Rouco es marianista.
▬La
mujer vestida de sol y calzada de luna que aplastará la cabeza del
dragón.
▬Totus
tuus, sí
▬Eso
es de san Bernardo pero todos los caballeros de María es un emblema
que llevamos marcado a fuego en nuestro corazón.
▬Eso
es de san Bernardo el cantor de María pero algunos se lo han
arrogado como propio. El abad de Claraval llenó Europa de
monasterios. Mandaba a sus frailes a fundar conventos de doce en
doce. Estos centros de oración, estudio y trabajo fueron el
antemural que protegió a Europa de la barbarie del fundamentalismo
coránico.
▬Así
es. San Bernardo fue un enviado del cielo. Tampoco se casaba con
nadie. Al propio papa Eugenio III, por sus inclinaciones simoníacas,
y que rodeó su corte pontificia de usurarios y renoveros le escribió
más de una paulina. Y de ellos queda constancia en sus exhortaciones
de caridad y en sus cartas.
-▬Sus
enemigos, que son los enemigos de la mariología decían de él que
era poco hombre y un homosexual.
▬Cierto
era muy guapo, un adonis y sus biógrafos cuentan siempre la anécdota
de aquella posadera que se encaprichó de su persona y ella vino en
mitad de la noche a meterle mano. Pero él la arrojó de la alcoba
con un tizón encendido.
▬Eso
mismo se cuenta de san Tomás. El Doctor Angélico y el Doctor
Melifluo vieron a un buey volar y fueron los acérrimos restauradores
de la castidad en Occidente y hoy son víctimas de los argumentos ad
hominem. Han salido del armario. Sin embargo, las Glorias de María
ahí están: Ella es la medianera de las gracias, el pilar de la
Iglesia, la Cristífera y corredentora, el consuelo de los afligidos,
la garante de los carismas y de los milagros. La gran obra
mariológica de Rouco bebe en esas fuentes mismas. No se puede
entender el Catolicismo sin la Virgen, algo que escandaliza a los
protestantes, a los judíos y a los mahometanos. Pero a no a los
ortodoxos de donde viene el culto. Los griegos llaman a Nuestra
Señora la Odigytria (la que muestra el camino).
▬
¿Cómo es posible? María de Nazaret vivió una vida oculta, y,
después de la salutación arcangélica que la designa bendita entre
todas las mujeres, no abre la boca en los Sinópticos más que un par
de veces para decir que no tenían vino, o "te buscábamos tu
padre y yo; ¿dónde te has metido, hijo?". Con tales elementos
se fragua el gran edificio del culto de hiperdulía. Las madonas
renacentistas, las vírgenes negras de la antigüedad, trasuntos del
culto a la Magna Mater, Cibeles, la madre tierra, la señora de las
espigas de la fecundidad, las inmaculadas de Murillo o las tallas
góticas siempre sonrientes vírgenes del pajarito y coronadas; en su
regazo, el Niño. Resulta una desproporción semejante tinglado sobre
una base documental tan escasa. Sin embargo, en los libros del
Cardenal de Madrid se explican algunos puntos candentes del misterio
mariologico. Lourdes y Fátima son otra historia sobre los cuales
pasa un poco de largo, como buen teólogo, al igual que las profecías
de san Malaquías que está claro que son apócrifas y se deben a los
bolandistas. De la misma manera, la cuestión tan complicada de las
apariciones no constituye para la Iglesia artículo de fe aunque sean
piadosas realidades del culto local...
▬Precisamente
por eso. Porque es demasiado. En este caso sí. De María nunquam
satis. Hablando de la Virgen nunca tendremos lo bastante. Eso
también lo dijo san Bernardo. Porque ella simboliza ese deseo de
belleza y de amor que colma las aspiraciones del ser humano. Una de
las grandes epifanías de Juan Pablo II, este papa misterioso, ha
sido decir que la divinidad tiene una fuerte carga de componente
femenino, esto es: Dios es mujer. Toda una audacia que introduce un
nuevo elemento al intrincado aspecto de la mariología. Hay cosas que
ama el corazón y que la razón no entiende. Esas demasías pueden
salvarnos. Siempre fue así en la historia de la Iglesia. Too
much, desde luego pero en María no todo es bastante, porque Ella
rompe los esquemas. Espiritualmente, va contra el lema de los
epicúreos que predicaban que el “ne quid nimis”. Pero en el amor
a la Llena de Gracia hay que colmar medida. Eya, velar. Velad aljama
de los judíos. Velad, refugio de los cristianos. Pienso en estas
cosas ahora que recuerdo las visitas de Rouco al campus comillense
hará la friolera de unos cuarenta y cinco años. Siempre nos hablaba
de la Santísima Virgen.
Ciertamente
en su proyección marianista los autores sagrados se sueltan la
melena a contrapelo de la escasez de elementos de juicio con que se
cuenta a la hora de alzar un monumento de tanta belleza y de tanta
sabiduría como es el culto marial que aprendimos de niños en aquel
somo sobre el mar, un verdadero edén iniciativo sobre los mismos
veriles del océano entre los escarpados farallones de Peña Castillo
y las dunas de Oyambre. Verdadero promontorio de sabiduría y de
piedad era el campus comillense. Ya no se nos olvidará. La
divergencia de acentos, de tipos y de clanes, así como de diversas
persuasiones políticas, pues los vascos, como ya he dicho, iban a su
aire, y me sorprendió ya desde entonces el antifranquismo que nacía
en el seno de la Iglesia. Ellos serían los liquidadores del sistema
pero hay quienes cuentan aquellas historias que yo viví y
tergiversan las cosas. La sombra del Stella Maris viaja con nosotros
hasta la tumba. Rouco que iba y venía y que nos visitó varias veces
encargado por el arzobispo Arriba y Castro a la sazón de Mondoñedo
de ir a ver a los chicos de vez en cuando siempre aparecía rodeado
por una turba de gramáticos, de retóricos, filósofos y de teólogos
todos ellos provenientes de la nutrida cantera celta que siempre dio
muchos curas y militares. Algunos como mi amigo Lois que tenía un
hermano afilador o el orensano Seoane hablando en gallego cerrado Los
seminarios estaban entonces abarrotados y gracias a ellos pudimos
estudiar los pobres. De ahí venimos y no nos es lícito escupir
sobre nuestro pasado ¿Nacionalcatolicismo? Tal vez. Pero nunca he
asistido a mejores debates, a mayores peleas dialécticas que las que
se colocaban a la sombra de la Aceitera en aquel viejo salón de
grados entre tomistas y suarecianos. La mente y el estilo de la
iglesia es elucidaria, discursiva y abominó del pensamiento único
tolerando la crítica. Incluso los inquisidores absolvían a los que
abjuraba de sus errores permitiendo el paso a la hoguera sólo de los
relapsos en herejía, los recalcitrantes. Los debates entre Pedro
Abelardo y el melifluo Bernardo de Claraval hicieron época en el
pensamiento medieval al igual que los altercados dialécticos entre
platónicos y aristotélicos, entre escotistas y lulianos.
Me
acusan de pedante y de meter en mis artículos, nada circunspectos ni
compendiosos ni cencerrados por cierto que mis razones tengo porque
hoy el mundo ha dejado de ser monocromático y bipolar, ardientes
latinajos. ¡Pero si yo he aprendido a pensar gracias al Trivium y al
Quadrivium! Yo ese mundo lo he mamado. No quiero dármelas de
sabiondo pero ninguna base más sólida ni pensamiento moral más
consistentes que el de la Iglesia, madre de la ciencia y paraninfo de
libertad. Añoro aquellas quietes caminando de cuatro en fondo unos
de frente y otros a reculas arriba y abajo del campus, aquellos
paseos de los jueves por las aldeas de la costa. Aquellos baños de
mar. En la playa de Oyambre tan abierta y tan peligrosa todas las
temporadas se ahogaban algún estudiante o algún maestrillo:
▬Rubicundus
erat Judas (Judas tenía la pelambrera color de azafrán) ─ le dijo
un jesuita a un dominico, de color encendido como una mazorca durante
una de aquella tesis y antitesis a capela con las que los padres nos
regalaban algunas veces entre año o por Carnaval. Las corridas de
toros y el futbol estaban prohibidas en el seminario y no había
carrusel deportivo pues ya que se restringía el uso de los
transistores aparatos de radio aunque algún listo se las agenciaba
para montarse una radio galena en la camarilla, pero aquellos
encontronazos verbales entre escuelas teológicas dando voces en
latín, sumaban lances muy interesantes, casi de comedia de capa y
espada. Con estos campeonatos de sabiduría teológica, se pasaba
bien la tarde.
▬Sed
de Societati Jesu (de la Compañía de Jesús) – le contestaba éste
un poco cabreado haciendo frente al varapalo, al argumento ad
hominem.
Pronto
se metían con los pueblos y el debate terminaría con menciones a la
madre, claro está:
▬Caifás
tenía bigote y era calvo. Había nacido en Medina del Campo.
▬Tanto
por tanto y letra de cambio.
Entre
bromas y veras y a veces algún sopapo pues la gente se calentaba de
lo lindo y por menos de nada estas grescas derivaban en luchas
campales y Dios me libre de la cólera del clérigo y del furor del
casto, tocaba la campana a silencio y en fila india bajábamos al
refectorio a cenar.
Rouco
viene de aquel mundo y de aquel seminario que yo conocí, lo mismo
que la mayor parte de los obispos que integran la conferencia
episcopal. Al campus comillensis le llamaban la fábrica de los
obispos. No es un integrista sino un gallego cauto que sabe el
terreno que pisa y con un gran bagaje intelectual a sus espaldas. Hoy
su nombre ha entrado en el bombo de la quiniela de los papales.
La
firmeza de sus quejas contra la España moralmente desmedulada han
sorprendido en Roma donde ha imperado hasta ahora una política de
asenso y de convivencia con los poderes fácticos. Es el dilema entro
los dos Píos, ambos imperantes bajo el directorio Napoleónico, el
VI "por ganar la silla pierde la fe" según un antiguo
dicho romano y el VII es todo lo contrario. Per ganare la Fede
perdere la sede". Algo de esto puede ocurrir en el próximo
pontificado aunque el próximo sucesor de san Pedro no sea un éxito
tan señalado mediático como el actual. Volveremos a la mandorla
mística dejando la cáscara que la envuelve a un lado. Roma ha
condenado el "Código de Vinci" por blasfemo y sobre la
película "El Cuerpo" un ataque frontal a lo que significa
el cristianismo, una cinta en la cual trabajaba el hispano Antonio
Banderas. Es un alegato judío contra la resurrección. El sepulcro
estaba vacío. Monseñor Rouco ha metido la mano en un avispero.
Puede haber perdido la presidencia episcopal pero puede haber ganado
la tiara de san Pedro y se sitúa en un lugar muy cualificado para
ser el heredero de Juan Pablo II. (Me equivoqué al hacer este
pronóstico, el cardenal gallego perdió la batalla que han ganado
los judíos del argentino Bergoglio)
¡Qué
orgullo y satisfacción para los que le hemos conocido, amamos a la
Iglesia y queremos morir, aunque hijos indignos, bajo su disciplina!
Está soplando seguramente el Espíritu. Y el manto de la Virgen nos
resguarda del frío, de estos huracanes helados, del viento de la
historia. Antonio María puede ser el Papa de todos.
Capítulo 60
….FÁTIMA
YO DUDO
Trece
de mayo 1917. Cova de Iría. Hubo muchas canciones y palomas en torno
a este nombre de mujer árabe. La cigüeña sigue machacando el ajo
de las membranzas y de los sentires piadosos y similicadencias en los
campanarios vacíos de las lontananzas. Bueno; no están vacíos sino
en proceso de cambio y de mudanza. Nos hemos cambiado de casa pero
seguimos siendo los mismos. Se cumplen por tanto XC años de aquel
evento. Supuestamente, la Virgen María posó sus plantas sobre una
encina del Algarbe. Tres pastorcillos Jacinto, Lucía y Francisco,
tres pastorcillos como en la edad media fueron los agraciados con
esta visita. La Virgen no se aparece a los grandes y los poderosos
como a los cardenales y a los señores obispos, va y les dice a esos
niños que no saben leer: Yo soy la Inmaculada Concepción. Fátima
dio muchas vueltas a mi vida. Crecí bajo los misterios de las
supuestas profecías: la conversión de Rusia, el fin de la primera
guerra mundial pero otra mayor acontecería si la humanidad no hacía
penitencia, las grandes persecuciones a la Iglesia bajo el comunismo,
etc. Rusia se convertirá. Viví mi infancia y adolescencia
atemorizado por el miedo a la bomba atómica y por los secretos de
Fátima que para más INRI contaban con un séptimo sello que no
habían sido desvelado sino a la propia vidente, Lucía, que luego se
metió a monja en un convento de Galicia y al mismo Papa. La sinopsis
ocultaba un cuadro catastrofista. En las pláticas los sacerdotes que
nos venían a darnos ejercicios hablaban de los Arcanos con cierto
retintín. En fin que se iba a acabar al mundo, que se acercaba el
Apocalipsis, que esto era un barril de pólvora, una simple cerilla y
cualquier día... Terror milenarista puro y duro. ¡Cuantas veces me
prosterné ante la imagen de aquella virgen de escayola de ojos fríos
y misteriosos las manos uncidas a un rosario en plegaria todo de
blanco (el manto, la túnica, las palomas que revoleteaban a sus
plantas) excepto la corona que era de oro para cantar la Salve en
aquellas sabatinas doradas de mi niñez lejana! Dios te salve Reina y
Madre de Misericordia. Y aquella virgen fue la que regaló mi pobre
abuelo Benjamín a la parroquia de Fuentesoto cuando salió con bien
del hospital creyéndose curado de un cáncer de próstata, al poco
tiempo murió en medios de terribles dolores. Aquel blanco
terrorífico y casi funeral todavía me asusta. El rostro de Nuestra
Señora de Fátima me parecía más pavoroso en su inexpresividad que
el de las Dolorosas patéticas y conmocionadas. Tenía tres años
cuando vivieron mis padres a la gran concentración que se organizó
en Madrid en 1947 octubre para recibir a la de Fátima a la que se
dispensaron honores de Jefe de estado. Se movilizó toda España. La
devoción a la Virgen como todo español integral viene inscrita en
mi alma a sangre y fuego. Un icono de la virgen María cabalgaba en
el arzón de Babieca, el caballo del Cid, y lo llevaban consigo los
conquistadores a las Américas. El escudo del marqués de Santillana
ponía "Dios e vos" y hay en mi lugar de trabajo dos
bagoroditsa que llaman los rusos y del Perpetuo Socorro nosotros. Es
la virgen bizantina que se venera en Santa maría la Mayor de Roma y
que me enviaron mis amigos de radio Moscú. Los tengo por milagrosos.
Me ayudaron y confortaron a salir del paso en tiempos de oprobios y
de la gran tribulación. Siempre que puedo los ilumino con candela y
rezo el Eya velar. Virgen María eya velar, como dijo en la jarcha
antigua del quirógrafo inmemorial.
Y
hay sosiego en el espíritu y paz en el trabajo. Convertíos.
Metanoite. Asumid vuestra realidad y poner vuestros dolores y traumas
a los pies de la cruz de Cristo. Ese fue para mí el principal
contexto del legado de Fátima. Y no seré yo el que ponga tachas a
este acontecimiento ocurrido hace noventa años en Aljustrel un
pueblo del Algarbe. Peregriné a él en el 95 con mi familia y me
pareció un lugar terrorífico. Todo de blanco y fúnebre que es el
color de luto para los musulmanes. La basílica, la escalinata, los
Ángeles mastodónticos que guardan la entrada y esos barracones
cubiertos de cera y llama donde los devotos colocan cirios en los
hacheros. Sus chisporroteos me recordaron las llamas del infierno. Lo
encontré un lugar turístico─ Portugal y sus tres efes: Fátima,
fútbol y Fado─ y en cierto modo abominable pues se especula con el
fervor de las pobres gentes machacadas por la enfermedad, los
desahuciados, que acuden allí como un último remedio. Lourdes
igualmente me ofreció esta misma semblanza de fealdad católica y de
mal gusto, retahílas obscenas de una religión que sólo piensa en
la muerte y que hizo negocio con la muerte, cuando en realidad es el
mensaje para la vida y la resurrección. No creo que vuelva. Acepto
mi dolor y mi condición de mortal, asumo el barro del que me
fraguaron pero si vuelvo a caer malo no tentaré a Dios con nuevas
súplicas. Las apariciones de Fátima como las de Lourdes no forman
parte del depósito de la fe. Son admitidas y recomendadas por la
Iglesia como lugar de fervor y de peregrinaciones para ejercitar la
caridad al prójimo, el consuelo a los enfermos. Pero ambos sitios me
escandalizaron lo mismo que me escandalizaría el Escorial tiempo
adelante. Se comercia con los sentimientos y creencias vendiendo
medallas, estampitas, mementos, tallas, ceniceros, saleros y repisas
de noche de muy mal gusto y poco arte. Fátima y Lourdes poco tienen
que ver con Chartres, Notredame, Santiago o Toledo. Antes bien tratan
de emular en copia sucedánea el espíritu de aquellas catedrales que
congregaban a creyentes por millones en la edad Media. Una
recuperación del espacio perdido mediante el milagro y la
comercialización de las indulgencias que tanto escandalizaron a
Lutero y a los padres de la Reforma. En cuanto al mensaje de la
Señora también tengo mis reservas. Dijo que Rusia se convertirá
pero Rusia en verdad nunca dejó de ser cristiana pese a los desmanes
de la checa marxista, en las iglesias convertidas en museo del
ateismo y en aquellos Trostki, Lenin, Zinoviev, Beria y los grandes
agentes de la revolución rusa, la mayor parte de ellos judíos como
aquel Abraham Brukosvski que fue el verdugo del zar en la casa de
Ipatiev. En Ekateringrad. Precisamente en aquella ciudad distrito de
Sverdlovsk nació Boris Yeltsin el estadista que acaba de morir y
recibió en su despedida unas exequias solemnes. No se oficiaba en
aquel país una iglesia funeral como aquella desde hacía un siglo.
¿Un milagro? Tal vez.
No.
Rusia nunca dejó de ser cristiana. Stalin venció a los hitlerianos
gracias al apoyo de los popes. El patriarca Sergio llamó a la
cruzada contra el espíritu del mal. Y es la llegada del espíritu
del mal lo que se anuncia en Fátima. La bestia parda. Los ídolos
totalitarios. Pero hay también otros caminos por los que la libertad
y la dignidad del hombre están a día de hoy amenazadas. Hay el
totalitarismo de la globalización que impone el pensamiento único y
ataca a la iglesia de Cristo con más saña y procedimientos más
filistinos que lo hiciera el Comunismo. O el feminismo troncal y
mostrenco que nada tiene que ver con la mujer ni la condición
femenina. La lucha de clases ha sido reemplazada por la lucha de
géneros. Se trata una aberración indigna para el gran papel que
tiene la mujer en nuestras vidas y María es la mujer por excelencia,
la Madre de Vida. Hay alusiones a guerras, catástrofes, desgarros
pero ninguna a la crisis de fe pavorosa que vive Occidente en su
pérdida de valores y a ese laicismo que arrasa España. Aludamos a
la incomprensión a las injusticias en el reparto de las riquezas. Al
capitalismo que ha entronizado el Divino Negocio, la Santa Moneda,
Business is Business. No se menciona tampoco a los cayucos y a los
descorrimientos de población en masa o a la efervescencia de las
sectas que han tenido su apoyo en los Estados Unidos. Al eje del mal
y a todas esas fuerzas oscuras que han metido la mano en el avispero
del Islam para proyectarlo en una lucha sin cuartel hacia Europa
sobre la cual pesa una consigna: descristianizarla. Hundid al
Bismark. Cristo molesta. Y la Virgen de Fátima debe de ser una
virgen como muy de derechas siguiendo los convencionalismos del
tiempo del pontificado de Eugenio Pacelli. Cuando en época del
presidente de Aznar fui desposeído de mi empleo y me tomaron por
loco después de padecer intensa persecución, purgas y cazas de
brujas me cogí mis libros y mis grimorios y me planté en Prado
Nuevo, esa cerca del Escorial donde dicen que se aparecía la Virgen.
Lugar extraño pues allí pude observar ciertos fenómenos
parasicológicos: Danza del sol, personas en trance, signos en el
cielo y después de una tormenta se dibujó el rostro en colores del
Perpetuo Socorro con el Niño en brazos sobre el firmamento. Tomé
fotografías y en la corteza de los fresnos salían estampados
rostros extraños. Allí acudían las buenas gentes de España, la
clase más analfabeta del catolicismo sólido y carbonero con sus
achaques, sus problemas familiares y psicológicos, los parados, los
desamparados, las mujeres maltratadas y los maridos expulsados del
hogar en busca de una luz en medio de las tinieblas. Los ochenta y
los noventa fueron tiempos en España muy duros. Venían con sus
calderillos para llenarlos de agua de la fuente que consideraban
milagrosa con ellos rociaban los miembros dolientes de sus enfermos.
Allí una buena señora hacía visajes ante el micrófono, hablaba
con voz ronca y entre suspiros. Impartía mensajes de nuestra Madre
del Cielo por cinta magnetofónica. Todo un poco diabólico y
desagradable pero curioso. Muy curioso y, como decía san Pablo, nada
del hombre me será ajeno, me enfrasqué en el estudio de las
apariciones que es algo tan viejo como la historia de la humanidad y
que acontecían ya en tiempo paganos. Los dioses romanos no eran sino
trasuntos de ciertas apariciones, de los dioses familiares, ciertos
diablillos que llamaban manes, lemures y penates, que enredan,
desbaratan o protegen según y como. Allí la gente iba en busca de
Amparo.
▬Tú
estás protegido▬ me dijo la saludadora.
▬
¿Cómo lo sabes?
▬
¿No ves esa cruz sobre la frente?
Y
efectivamente la vieja tenía estampada una cruz luminosa sobre la
frente. Joder. Pero no estaba asistiendo a una aparición marial sino
a un tenida espiritista. Los espasmos, las luces, los ensalmos, eran
del todo diabólicos y la tal Amparo Cuevas no era más que una
exhibicionista. Por allí aparecía de vez en cuando el Padre Fortea
el exorcista cuya presencia a mí me aterraba porque yo vi cómo los
diablos en vez de salir expulsados entraban dentro del endiablado
cuando este cura alcarreño imponía las manos. Nos estaba engañando
a todos, tomando el pelo, con el cuento de que cada primero de mes,
hilo directo con las Alturas, recibía un mensaje de la Virgen
siempre en tono aterrorizante y apocalíptico. Al lugar venían
también muchos portugueses pero estos peregrinos no hacían partija
con los españoles. Iban a su aire. Eran los heraldos de Fátima.
Gente de buena fe, sencilla, y algo timorata capaz de meterse en un
autobús y hacerse más de mil kilómetros para ir a un sitio a rezar
el rosario y pedir por sus enfermos a la espera de que llegase ayuda
del cielo. Seriedad y compostura lusitana que nada tiene que ver con
la milagrería castellana. Aquí una buena procesión de
disciplinantes presta tanto como la mejor corrida de toros.
Sin
embargo, aconteció que me curó de una enfermedad diagnosticada como
un mal incurable, desaparecieron los dolores de la barriga y la
vidente me anunciaba que un día volvería a ser rehabilitado en mi
trabajo y a ver a mi hija Helen Parra-Hugh. Así ha sido. ¡Bendito
sea Dios!
Por
lo que toca al reencuentro con mi hija perdida, fue un milagro de
Internet, de esta página donde escribo o cosas de la vida. Eso de
milagros para mí es una palabra muy fuerte. Con respecto a la
enfermedad que yo padecía a lo mejor es que hizo crisis o que me fue
mal justificada por un galeno dormido o perezoso. Hubo instantes en
que creí a pie juntillas en que lo que acontecía en la cerca de
Prado Nuevo era cierto. Que la finca estaba bendita y que los fresnos
eran árboles celestiales y que las caras que aparecían estampadas
en mis negativos eran alas de Ángeles y figuras de las escenas de la
vida de Cristo. Too much for my body. Pero a estas conclusiones no
les avalaba ninguna prueba científica. Un día leyendo a Cajal me
encontré con la respuesta. Decía nuestro sabio histólogo que los
santos y los milagros del ayer son nuestros microbios de hoy en día.
Y en efecto esas caras extrañas que se plasmaban en mis tomas de los
fresnos del Escorial se debían a unos bichitos que son hongos y que
en bibliotecnoeconomía se llaman agentes microgenicos que producen
figuras extrañas dentro de una imagen por corrosión. Las caras de
Belmez por ejemplo. Por otra parte en el terreno de la parapsicología
se ha avanzado poco y ahora que lo pienso Lourdes, Fátima, el
Escorial, Mendjigore en la ex Yugoslavia etc. pertenecen más que al
mundo de la fe al terreno resbaladizo de la sugestión
parapsicológica. Se trata de lugares extraños emplazados en sitios
con un fuerte tirón telúrico a los que hay que acudir con cierta
prevención circunspecta y con algún conocimiento de astrología.
Prado Nuevo que en tiempos fue una dehesa por donde paseaba Felipe
II, gran aficionado a las ciencias ocultas adivinatorias y
nuncupatorios (por eso alzó el Escorial en aquel sitio) a mí no me
quitó la fe. Me la devolvió y desde que asistí a tales tenidas en
ciertas maneras repugnantes de la Cuevas con sus jipíos y gorgoritos
mi esperanza ha salido fortalecida. Es más esotérica. Soy más
mariologico. Más cristocénntrico. Pero no se trata más que de una
vivencia. De una postura personal.
Capítulo 61
EL
ESPIRITU SANTO SOPLA DESDE MINESOTTA.
Celebro
Pentecostés en compañía de una radio amiga que accede hasta mi
celda vía Internet se llama Ancient Old Faith Radio: cantos sublimes
y hasta las letanías intraducibles en el viejo eslavónico suenen
maravillosas. El Espíritu Santo sopla cuando quiere y donde quiera.
Ahora le toca el turno al pueblo norteamericano. Lo hace desde
Minnessotta. Es una estación en la red en antena las 24 horas del
día. Son las maravillas de un cántico nuevo gracias a la Red. El
cerebro electrónico como útil de gestión y de transmisión. El
mensaje es relajante, no estridente, como hacen otras radios del
terruño y las comparaciones son odiosas, las veinticuatro horas del
día. En las oficinas, en las salas de espera, en las consolas del
escritor o del bombero o del policía merced a la magia electrónica
es posible escuchar a los coros que escuchaba Musorgsky, el canto del
Querubín, las letanías, el Agios ,Agios, Agios tres veces santo, o
el Akazistos de la Virgen. América, pese a las diferencias que
puedan tener Bush y Putin, ha encontrado el tesoro escondido de la
Ortodoxia una forma de entender el cristianismo donde lo personal a
diferencia de lo que ocurre en el catolicismo y sobre todo en el
protestantismo en el que prima lo particular en las relaciones con
Dios se relega a lo colectivo, donde la liturgia y el canto diaconal
nacida del culto a la belleza o filocalía, un concepto sin el cual
no se puede entender a los griegos, lleva todo el peso de las
invocaciones constantes a la Trinidad. Kyries y santiguadas. La
oración vocal le gana aquí la partida a la oración mental. Yo
rezo. La adoración ha de ser colectiva. En la ortodoxia se concibe
como un gran templo. Los oficios religiosos en el rito de Basilio y
Crisóstomo suelen ser muy largos debido a esa noción del hesicasmos
o repetición continua de las suplicas que vinieron del desierto, de
los mantras hindúes o del tasbib muslímico en el que se invoca el
Alá es Grande múltiples veces en las congregaciones de la mezquita.
Mutatis mutandis, el Ala akber islámico es un Kirie eleison
cristiano, una invocación trinitaria. Algo muy viejo y a la vez
nuevo porque lo importante en el hombre en su caminar por las sendas
de la historia no cambia. En definitiva, América se ha reencontrado
con la ortodoxia. Es un culto que está de moda en Nueva York desde
que el Príncipe de Gales, Carlos, dijo que a él le gusta mucho más
el canon basílico que el anglicano. Por otra parte se han cansado de
los tele predicadores que durante las pasadas décadas arrasaron pero
esos señores que hablan sin parar y dicen que curan y hacen
exorcismos ─me acuerdo en una misa en una capilla bautista de
Georgia donde yo era el único blanco y a las señoras negras no se
les caía de la boca la palabra Aleluya y el Gloria a Dios─ que
entraban en trance les daban vahídos y prorrumpían en gritos
histéricos cuando les ponía un dedo el ministro en la cabeza pero
este ministro era un pájaro de cuenta se hizo millonario; luego
resultó que amaban las riquezas, y ya lo dice el Evangelio es más
difícil que entre un rico en el reino de los cielos que pase por el
ojo de la aguja un camello.
Anécdotas
aparte, el pueblo americano está todo el imbuido de un sentido
mesiánico del vivir. Para ellos Dios es algo muy importante. Ya la
revista Time lo anunciaba en una de sus portadas al comenzar la
presente centuria que el siglo XXI será el siglo de Dios o no será.
"In God we trust" se lee en el exergo de los billetes de a
un dólar. Recuerdo mi impresión primera de la Quinta Avenida y
aquellos hombres anuncio que discurrían por la acera de la arteria
más animada del mundo con un cartel por detrás The End is at Hand
(se acerca el final) y por delante “Jesús I love. In Him we trust”
(Amo a Jesús en el que todos confiamos) entre la indiferencia de los
"conmuters" que tenían prisa. También era frecuente
encontrarse con aquellos oradores de guardacantón en cualquier
esquina de Manhattan que biblia al brazo comentaban los versículos
de la Escritura y que un amigo mío los llamaba orates a lo divino.
Un pueblo del Libro hasta la extenuación. No, América no es como la
pintan las películas banales, materialistas y descreídas por más
que sea el estado más laico del planeta y desde la Primera Enmienda
a la Constitución se profesa un respeto eximio rayano en veneración
con la libertad de conciencia. Allí se reverencia tanto al ateo como
al creyente pero nadie se escandaliza porque un sujeto haga profesión
de fe desde una publicación; que cada uno piense como le dé la gana
allá cada cual pero no te rasgues las vestiduras si el otro se
exaspera y te contesta como te corresponde. Una de las cosas que
echo de menos de aquel Nueva York que amé y padecí fue la primera
página del New York Times. Tengo mono de aquello como le pasaba a
Manolo Blanco Tobío. Era el catalejo para asomarse al mundo mejor.
¿Dónde quedaba España? Un país pequeñito. Las noticias de Madrid
venían en un recuadro mínimo. A veces los españoles nos creemos el
ombligo de todas las cosas. Hay algo de paranoia en la vida española.
Pero, en fin, yo recuerdo con fruición aquella ciudad de los
rascacielos sede del progreso con complejo de torre babélica. Donde
todo era posible encontrarse con un rabino hasídico que caminaba por
Brooklyn seguido de su mujer que gastaba peluca y estaba cargada de
hijos y no debía caminar a la par que el marido como manda el Talmud
y un poco más allá un hara krishna. En las escalerillas del metro
me topé una vez con un gigantesco monje ruso. Vestía parda sotana
barba recortada y el pelo largo recogido en una coleta al estilo del
monte Athos y en medio de la barahúnda de New York City adonde había
saltado a la plataforma del andén metropolitano seguramente desde
las páginas de una novela de Antón Chejov parecía un espectro.
Aquel monje que se paseaba por el apeadero del metropolitano
neoyorquino al anochecer venía de cantar vísperas de una iglesia
del Bowry en la que Dios se apiadaba tal vez de los desamparados y
del deshecho de la Gran Manzana y volvía a su convento en Nueva
Jersey. Ya en el siglo XV llegaron a Alaska los primeros misioneros
rusos y Alaska que los zares vendieron a los Estados Unidos haciendo
un mal negocio dependía del metropolita de Novosibirsk.
A
América del Norte el cristianismo no lo llevamos los españoles
aunque parezca chocante decirlo sino los rusos. La popularidad que
encuentra la ortodoxia en los USA, una nueva moda que arrasa en un
país imbuido de religiosidad se explica en el contexto de la
historia de la Unión fundado por no conformistas protestantes: Los
padres peregrinos del Mayflower más radicales en la interpretación
de la escritura que la iglesia oficial anglicana y por los
virginianos de profundas creencias medievales en el culto a la Virgen
María.
Ellos
tuvieron que abandonar su país la Old Merry England donde la mayor
parte de los campanarios normandos fueron desmochados. Asimismo las
capillas a la Virgen o las lady Chapel fueron cerradas. Pero todavía
un estado de la Unión el más importante donde se encuentra
Washington se sigue denominando en honor de la Virgen y son los
ortodoxos los que más se distinguieron en honrar a la Madre de Dios.
Tienen un himno precioso que se canta de pies todos los sábados y en
los días de Cuaresma el Akazistós. Todas las estrofas del
quirógrafo bizantino que data del siglo VI empiezan con la
salutación de Alégrate.
La
escuché el otro día por Radio Blago otra emisora de espiritualidad
ortodoxa instalado en un monasterio del Cáucaso y me emocioné un
poco. Si bien se mira, estamos viviendo tiempos de cambio. Por el
ciberespacio cunden las maravillas que transformarán al mundo. Las
diferencias entre Roma y Constantinopla son mínimas en el credo pero
abismales en el talante. La bizantina sigue la ruta filosófica de
Platón y la romana la de Aristóteles. La utopía frente al
racionalismo. El alma frente al pensamiento. Santo Tomás de Aquino
el gran peripato que sigue la senda marcada por Agustín trata de
explicar la existencia de Dios mediante el intelecto. Es un argumento
hacia las criaturas. En los padres orientales es al revés. Un
místico español Raimundo Lulio a contrapelo del pensamiento tomista
de Bernardo y Abelardo imbuido de este sentir oriental de la
presencia de Dios en el mundo creía en la posible reconciliación de
las tres religiones. El franciscano mallorquín había leído el De
tribus impostoribus y estaba convencido de que la conversión del
pueblo hebreo y de los islamitas era posible no por la espada sino
mediante la persuasión. Fracasó en su peregrinación a Berbería
donde encontró la muerte a manos de los sarracenos. Es lo de menos.
Su proyecto ─ Lull es el padre de la literatura catalana─ queda
ahí: Dios es amor.
Cuando
se habla de una decadencia de Occidente, del nacimiento de una
Tercera Roma y del síndrome de la iglesia católica vacía o los
escándalos del Vaticano (el ultimo el turbio asunto del arzobispo
Markinckus y el de los abusos a niños) los templos ortodoxos están
llenos y hay que registrar esta nueva pujanza de la Ortodoxia
norteamericana que llega precisamente cuando allí el catolicismo
está en crisis, los testigos de Jehová o los mormones y los
predicadores de ágora ya no son lo que eran. Desde allí el
Paráclito nos visita a través de las ondas de Internet a los que
creemos en el Salvador y en su Parusía.
Capítulo 62
BORGES
Apoyado
en su cayado de profeta del antiguo testamento ─ la cachava la
compró o se la regalaron en Segovia, era de esas de serpentina
ahumada que yo vi tantas veces en mi ciudad natal los jueves cuando
venían los paisanos al mercado─ parece un profeta mayor de la
literatura, de pastor que apacienta los rebaños de ficciones
infinitas. Borges nos recibe en la suite del hotel Palace y habla con
la cordialidad de los sabios, su discurso exento de dogma, tartamudea
un poco.
El
argentino tiene algo de carismático y una sonrisa dolorosa con la
que estira los labios un poco para evitar se le descuadre el plato de
sus postizos. El autor de Ficciones con el paso de los años y
cuando ya otea el horizonte de la eternidad ha cobrado un aspecto
digno de taumaturgo. Hay que ver la suavidad de su tacto al acostar
la mano sobre la contera de su bastón celtibero. No le pega este
garrote. Me estrecha la mano. Al tacto su mano es suave algo húmeda
y hasta sus ojos ciegos pueden decir que te ven aunque te miran de
otro modo. Es como si esas manos quisieran curar. “Mi oficio es
soñar”. El tono de su voz es aquietante y cordial. He aquí un
buen compadre rioplatense de porte británico. Borges ha venido con
nosotros. Seguramente se quede a vivir con nosotros. De momento
pasará una temporada en palma de Mallorca donde será huésped de su
amigo el poeta inglés Robert graves que se afincó en la isla desde
el término de la guerra civil. "Pero me costará trabajo
desarraigarme de Buenos Aires. No quiere hablar de política.
Prefiere como tema de conversación lo que siempre fue suyo: la
literatura. Sin embargo no deja de repetir "ha sido algo
terrible" refiriéndose al conflicto de Malvinas que acababa de
ocurrir. Terrible. A causa del conflicto angloargentino el autor del
Aleph debió de padecer muchos puesto que sus lealtades estaban algo
divididas. De un lado su abuela era de origen inglés. Y del otro su
ascendiente judeo español a través de los Acevedo. En el torrente
de su sangre se dan la mano y vivieron en armonía Cervantes y
Shakespeare. Nos confiesa que a él le enseñaron a pensar y a sentir
en inglés para contar y escribir en castellano. De esta combinación
de fuentes ha surgido un genial hombre de letras. Borges maestro
mayestático, erecto muy urbanita como oteando siempre lejanías.
Mira hacia adentro un paisaje interior desde que sus ojos se cerraron
a la luz desde 1955 lo que supone la mayor condena para un
bibliotecario. Dejar de leer qué suplicio. Pero pudo así mejor
asomarse a los paisajes del alma que son los del laberinto. Pertenece
quizás a esta estirpe de hombres señeros siempre en atalayas de
vanguardia que vigilan el rumbo del barco del mundo. Son alturas.
Sigue el escritor confesándose anglófilo pero su anglofilia nada
tiene que ver con las agarradas jupiterinas de madame Thatcher y sus
fulminantes actos enérgicos. Argentina crucificada por estos días
en la cruz del sur. Allí también trataron de crucificar a Borges y
a toda su nación. Borges seguirá siendo el Chesterton porteño el
hombre de la paradoja que nunca abdica de su argentinidad y que la
ejercerá entre nosotros mientras habla de Acevedo y del Talmud y de
Cansinos Assens al que él siempre colocó en un altar ─ aquel
sefardí que habitaba el barrio de Chamberí─ hablaba treinta
idiomas y tradujo a los clásicos rusos al castellano bajo el
pseudónimo de Nicolás Tasin. Yo recuerdo bien aquellas novelas
suyas de la colección Universal que con tanta fruición leía siendo
mozo. Borges se apoya en su bastón de sauce y en el hombro de su
secretaria de origen japonés Maria Kodama. ¿Las guerras? ah las
guerras. Serán siempre necesarias para que luego vengan los poetas a
cantarlas pero las guerras son todas sucias, estúpidas, tan poco
heroicas, huelen a inmundicia y a sangre. Es lo que le pasó a
Homero. Tuvo que arder Troya para que él se pusiera a escribir la
Ilíada. ¿Ocurrirá lo mismo con la guerra de las Malvinas?
En
un reciente viaje a Londres la pascua pasada con vistas a la
publicación de mi "Franco&Sefarad a secret love"
con una editorial inglesa cuyo nombre no viene al caso, me di un
paseo por Portobello que es una especie de Cuesta de Moyano de los
libreros de lance. Y en este recreo o paraíso del bobliópola pude
solazarme, entre añoranzas, con títulos olvidados o perdidos en los
diferentes acarreos y mudanzas por los cuales atravesó mi
biblioteca, sobre todo los de la vieja Penguin. Cuando era mozo los
adquirí a centenares. El lema con que aparecieron estas ediciones en
1935 era "un libro por lo que cuesta una caña de cerveza".
O (For a pint a Penguin) Y yo los dos chelines de mi almuerzo los
ahorraba muy a gusto para dar satisfacción a uno de mis vicios y
pasiones mayores: la lectura y la literatura. Los años 30 a raíz de
la depresión económica se popularizaron los libros de bolsillo en
Europa. Y lo mismo hice cuando pasé todo el verano en Paris el año
64 trabajando en un andamio. Llegaba la hora de comer y bajaba a un
kiosco. Compraba un cartón de leche ─ aquellos cartones
triangulares que parecían trípodes, aun no era invento el
tetrabrik─ y por un franco me compraba un Mauriac, un Maurois, un
Zola, o La Nausea de Sartre de la colección j´ai lu, que era
homónima de la Penguin en Francia. La posguerra europea significó
en Europa el triunfo de la literatura. No se leyó tanto en el mundo
como en esta época. Fue la apoteosis de la novela refrendada por los
triunfos literarios. Barcelona otorgaba el Nadal y el Planeta. Paris
el Goncourt y el Interallié. Londres el Book Prize. Nueva York los
Pulliterzs que consagraban. Y en ese marco de sueños de la gloria
literaria nos movíamos los jóvenes de entonces. Por tanto nutríamos
nuestra vocación cargada de utopía y de expectativas falsas de
escritor a base de colecciones baratas. Cierto que no sabíamos,
incautos de nosotros, que los premios literarios estaban dados de
antemano y que la literatura del bestseller afila sus armas por lo
general en la muela de la propaganda y los intereses crematísticos.
Y no suele poner en altar a la calidad. Éramos teorizantes
románticos o soñadores camino del final de la quimera pero tampoco
pasa nada. Eso hay que tomárselo con deportividad y lo importante de
esta partida que se juega uno en la vida no es ganar sino participar
y competir.
Estas
colecciones, recapitulando ahora al cabo de muchos años de
hispanofiliación literaria, introdujeron a las grandes masas en la
gran literatura. En España tenemos el lujo exquisito de la Austral y
en Madrid me ocurría lo mismo. La huelga de los domingos que me daba
mi madre para ir al cine o al baile lo invertía en un "capricornio"
que capricornio era el logotipo de la famosa Colección de Espasa
Calpe. El edificio en José Antonio 32, ahora Gran Vía, que tenía
esta editorial era para mí una especie de paraíso: Casona, Valle
Inclán, Menéndez y Pidal, Cela, Santa Teresa de Jesús, Baroja,
Unamuno, Marañón, Zunzunegui, Gógol, Dostoyevski, Chejov empezaron
para mí a ser compañeros de mis viajes al Parnaso pero sobre todo
de gira por la Arcadia de un mundo feliz (dicho en frase de título
del gran Aldous Huxley) del que vive hacia adentro, una especie de
staretz místicos o guía por el camino del Espíritu. Gracias a esta
inclinación, poseo una bien abastada y completa biblioteca que yo
quisiera legar a mi hija inglesa Helen Parra-Hugh que es la única
que ha salido con una alguna vocación literaria. La querida Penguin
ha sido para mí una casa nutricia de todos los sueños. Creo que
los títulos que publicaron en ésa mis dos autores preferidos, bueno
tres: Somerset Maughan, T. S Lawrence y Aldous Huxley los tengo
todos. Y algunos hasta "repetido" como en las colecciones
de cromos de nuestra infancia, aunque no soy fetichista ni acaparador
de libros claro. Una vez leídos, los paso, no me interesan gran
cosa. Tratando de imitarles, he de decir que en mi modestia tengo
alguna novelita inglesa inédita en mi gaveta y ando en tratos para
su publicación; estoy en ello al menos. Somerset Maughan es para mí
el mayor novelista europeo de posguerra y un autentico tour de force
para todos los que se dedican a la anglística. Posee una facilidad y
un estilo, una carpintería de trama, que son casi inimitables. Cabe
recordar "Of Human bondage" (la condición humana)
un título que ha pasado al habla y a la retórica de las gentes
puesto que se habla de la condición de la misma manera que se habla
de cien años de soledad título de otro gran novelista en castellano
o The Moon and Six Pence. También conocí gracias a aquellos
títulos de ediciones baratas tan accesibles para un estudiante
pobretón que casi no tenía para la gabardina ni para la abolla
académica ni para pagar la patrona en aquellos infames y lóbregos
digs con derecho a cocina, al impresionante Woodhouse (eso sí que es
humorismo) un autor que era el preferido de mi maestro Rafael García
Serrano, maestro de novelistas y de periodistas. Rafa, yo sigo metido
en tu macuto, hoy olvidado pero aquí al que vale, vale, y al que no
le dan un premio. Al igual que él no le hurtaba Woodhouse el cuerpo
a emitir algún que otro taco. Claro está sonaban mucho más
rotundos los del navarrico Rafael que los del londinense G.P. Y en
rústica, llegaron las masas ávidas de leer y de saber al arte de la
literatura, y ahora encuentro aquellos títulos tan queridos para mí
otrora esparcidos por los tenderetes y el rátigo de Portobello. La
última Pascua fue para mí una fiesta. Con respecto a Lawrence diré
que su "Lady´s Chatterley Lover", firmado en 1928, no fue
reeditado hasta el año 62 al cabo de una gran polémica debido a las
escenas fuertes de adulterio y a las palabras de grueso calibre de
esta gran novela, un incipit para la literatura erótica que pocos
han superado. Su autor era un maestro del dialogo. Allí, en fila
india, esparcidos por los puestos estaban Graham Green y Chaucer y el
Beowulf y Prichett y Bernard Shaw con todos los del grupo Bloomsbury.
Entre
ellos Virgina Woolf cuyos textos no me agradaron tanto porque dicen
que la autora era un bicho o bitchy (algo perra) aunque fumase en
boquilla y que algunas feministas me perdonen.
Virgina
asumió su desesperación y su fracaso porque su literatura era
demasiado engolada e intelectualoide ahogándose en las aguas del río
Ouse. Encuentro, por mi parte, la literatura de mujeres difícil de
entender. Para leer a Jane Austen o a las Brontë no hay solo que ser
mujer. Hay que ser también inglés. Las tiradas de la Penguin (la
más cortita superaba los cincuenta mil ejemplares) popularizó a las
grandes escritoras que siempre dio Inglaterra, no obstante. Pero el
Animal Farm de Eric Blair (George Orwell) o Granja Animal, una utopía
contra el comunismo en realidad refleja una parodia de la sociedad
actual donde todo el mundo es algo masoquista y tiene lavado el
cerebro; este masoquismo de lo políticamente correcto les viene
bien, superó todos los registros. Pasó los tres millones de copias.
Pese a lo cual, los libros millonarios, los más vendidos de la
colección Penguin, no son de literatura, sino manuales de cocina,
cómo arreglar un enchufe o cuidar rododendros en el jardín. Qué
hierbas son benéficas a la salud, etc.
Palmarés
de los éxitos que puso en circulación la Penguin fue un libro de la
actriz americana Jane Fonda sobre cómo adelgazar haciendo ejercicio
y comiendo lo que a uno le pete. Así como, otros libros "know
how" que los alemanes denomina “Sachbucher” o manuales de
instrucciones de cómo se hace algo cómo se baila o se presenta uno
en sociedad. Omniscientes y sapientes libritos que luego no sirven
para nada. Porque ni te ayudan a dejar de fumar ni a controlar tu
mente y luego acabas ganando kilos. Únicamente marcan pauta.
Recuerdo que estos famosos ejemplares con franja naranja y blanca
aparecían por todas las partes cuando iba en el “tubo”
londinense, el autobús o en el parque en aquellas doradas e
indolentes "lazy sunny afternoons" de la balada de los
Kinks, no hay placer más grande que baños de sol en Hyde Park con
una novela de espionaje entre las manos. En las cómodas y en los
muebles que nos alquilaban nuestras caseras con voz carrasposa de
tabaco y aguardentosa de gin estaban por ahí tirados, nos
aconsejaban tal o cual titulo:
—Did
you read the latest of Agatha Christie, Mr. Normand?
—Oh
yes, Mrs. Avisson, a very good read, indeed.
Ha
corrido desde entonces mucha agua bajo los puentes del Támesis y
mucha tinta por nuestras venas y más letra pequeña sobre nuestros
ojos lectores implacables, pero seguimos ilusionados con aquel ardor
contumaz de misacantanos. Continuamos en nuestras trece amando la
literatura. Y dándole muchas gracias a Dios por haber podido leer
tanto y tan bueno gracias a Penguin Books pues así conocemos mejor
el mundo. La Casa cumple este otoño el LXXII aniversario de su
fundación. Toda una efeméride. ¡Y que a nosotros que nos quiten lo
bailao!
Capítulo 63
ALCÁZAR
DE VELASCO EL ESPÍA DE FRANCO
Cuando
vino a verme al sótano en que teníamos la oficina de Pyresa en
Roland Gardens Ángel Alcázar de Velasco me recordó que en aquella
casa en la que habitaba un servidor había vivido Jules Rolland y
tenía su historia porque en ella vivió poco antes que el escritor
francés un espía alemán al que pillaron y luego ahorcaron en la
Torre de Londres.
— Pero no te
preocupes, Parra, que a ti esa instancia no te pasará.
—
Se me ponen de corbata, colega.
Luego se arrellanó en el sofá
rehusó el güisqui y entre muchas tazas de té me contó la
apasionante historia este hombre que en calidad de jefe de prensa de
la embajada de prensa franquista ante la corte de San Jaime estuvo en
el ojo de mira de los M01 y logró escapar. Esta vez había entrado
en Inglaterra con pasaporte falso.
“Si se enteran de mi verdadera
identidad estos hijos de puta, me follan, Parrita”. Era un buen
compañero de Pyresa y buen amigo mío.
Sólo había venido de
compras a los grandes almacenes de Regent Street como un turista
español más.
Por sus manos y por su cabeza habían desfilado
muchos de los secretos de la historia de España y del mundo a mitad
del siglo pasado. Fue uno de los fundadores de Falange y por su
amistad con Hedilla participó en el compló de Salamanca, condenado
a treinta años y posteriormente indultado. Se pasó la guerra en
chirona. En 1940 a este periodista de raza- los buenos periodistas y
escritores se dejan querer por los servicios secretos- lo enviaron a
Londres. Era germanófilo.
En pleno “blitzkrieg” con
bombardeos cada noche dijo vivir lances memorables, historias de amor
en una ciudad donde todo extranjero era sospechoso. Había sido mozo
de taberna y novillero. Sabía lo que representaba ponerse delante de
los cuernos de un astado. La vida le había dado bastantes cornadas.
“Gracias
a mí se libró a Luis Calvo el corresponsal de ABC de ser fusilado
en la Torre de Londres por los ingleses”. Parecía uno de esos
majos galantes del siglo XIX o tal vez a un cantante de ópera en
retiro. Hombre valiente y generoso pero ardido. Un verdadero mozo de
Monleón aquellos que fueron a arar temprano para ir luego a la
capea. Había nacido en Mondejar en 1909 y fue autor de libros tan
importantes como testimonio de su militancia al lado de las potencias
del Eje: “Serrano Suñer y la Falange”, “Martín Bormann no
murió en Berlín, yo le llevé A Sudamérica”, “Los siete días
de Salamanca”, “La Gran Fuga del fuerte de Pamplona” y toda una
serie de textos en los que desplegó sus conocimientos de
tauromaquia.
Después de la entrada de los rusos en Berlín su
estrella se eclipsa y es perseguido por los elementos afectos a la
Iglesia y al clan de Carrero Blanco. Participó en una conjura para
asesinar al Caudillo. Es condenado a muerte y tras varios años en
presidio sale suelto merced a los buenos oficios de algunos
falangistas de la vieja guardia. Odiaba a Franco, decía que era un
ser pernicioso, un sefardita típico: bajito, narigudo y barrigudo,
de aspecto feminoide y que hablaba con una voz atiplada. Paca la
culona, como le llamaba Queipo de Llano. No resolvió el problema
vasco ni el catalán, antes bien les dio alas a los descuartizadores
de la unidad patria. Los curas con los que se llevaba bien luego lo
dejaron al final en la estacada porque en el Vaticano vive gente muy
peligrosa para la paz del mundo.
“La guerra española fue una
olla podrida que se coció en los fogones diplomáticos londinenses”
me confesó.
—Samuel O´Hara…
¿No has oído hablar de Samuel O´Hara?
—Fue
el embajador inglés en Madrid.
—
Era un tapado de los Rotschild. Él le dijo a Franco lo que tenía
que hacer. Éste siempre estuvo a las órdenes de los banqueros. Hizo
bien las tareas porque era aplicado, obediente, cachazudo y nada
impulsivo, se pensaba bien las cosas como buen gallego. Por eso murió
en la cama, una muerte que no suele ser frecuente entre la mayor
parte de los grandes dictadores. Por aquellos días de 1973 confieso
que el punto de vista de Ángel Alcázar de Velasco me causó cierta
sorpresa si no hilaridad pero al cabo de los muchos años se han
confirmado tales supuestos como la más inexorable de las profecías.
Franco era un anglófilo. “Gibraltar no vale una guerra”. Su
estratagema antiestalinista le valió el favor de los norteamericanos
que nos mandaban leche en polvo y aquel queso de Iowa que sabía a
rayos, les cedió las bases. Do you speak English? Pero nunca logró
hablar en inglés y ese es un nefasto complejo que heredaron muchos
gilipollas en nuestro país.
Como político supo jugar siempre
con las cartas que le ponían sobre la mesa.
─Salvó a los
judíos perseguidos a miles, si hay que creer a los pregoneros del
Holocausto y los seis millones, ya sabes
— ¡Como no los iba a
echar una mano. Eran los de su raza! Franco era un sefardita de
nación y de raza
Cierto: por apellido, por genes, por forma de
ser y de actuar Franco era el semita típico que se granjeó la
amistad y el favor de los grupos hebreos del Marruecos español en
sus primeros tiempos de soldado. Ellos consiguieron promocionarlo al
generalato y acabaría siendo el más joven de todos los mandos. El
vuelo del Dragón Rapide lo pagó el judío mallorquín don Juan
March. Otro rasgo de su carácter era la dureza y falta de
generosidad. No había en su persona una sombra de agradecimiento.
Era un hombre impávido carente de esa vehemencia tan típicamente
hispana. Sangre de horchata le decían los mandos cuando peleaba
contra Abdelkrim en los blocaos, pero aquella sangre de horchata
había sido trasfundida con muchos redaños. Al médico que le salvó
la vida cuando le pegaron el tiro en la barriga en el Rif lo
fusilaron los nacionales sin que su antiguo paciente al que le debía
la vida moviera un dedo por salvar a este cirujano de ideas
republicanas. El libro que escribí sobre las relaciones del Caudillo
con Sefarad se centra sobre este aspecto de ayuda a los hebreos en
peligro que habían sido abandonados por sus propios mentores
británicos y norteamericanos, los de las juderías del Este. Pero
siguiendo la pauta y el rasgo de carácter ya apuntado: que el pueblo
de Israel no suele ser generoso, tal vez debido a una altanería
atávica, ni Ben Gurion ni sus sucesores reconocieron a su antiguo
benefactor en tiempos difíciles. Le acusaron de ser amigo de
Hitler.
Franco jugó el papel que le asignaron de “semita
antisemita”. Es una fórmula más, conforme a las estipulaciones
talmúdicas, de portar la llama del fuego sagrado que les conducirá
no sólo a la Tierra Prometida sino al Dominio Universal. Antes de
que ZP lanzara su tesis sobre su alianza de las civilizaciones,
Franco se mostró como un globalita consumado. Según Alcázar de
Velasco, la monarquía es un corolario al régimen franquista de la
misma forma que el cristianismo es un judaísmo de segunda mano.
Leía
yo no sin cierto escepticismo por aquellos días y en parte alarmado
“Los Protocolos de los Sabios de Sión”
—España volverá
a la marranería. Es lo que quiso Franco— Mi interlocutor dio una
chupada indolente a su cigarro negro.
—¿Y?
—Pues que
nosotros, querido, tendremos que hacer mutis por el foro.
Desaparecer. Para el Kahal no existimos. Borrarán nuestros nombres
del libro de la vida. Ellos traerán a sus propios oradores, a sus
escritores, a sus cronistas a sus historiadores que contarán la
historia a su modo y nosotros no tendremos chance. Sólo se fiarán
de sus propios amanuenses. Todo su afán es borrar la memoria.
Cumpliendo el precepto bíblico, arrasan las casas y siembran los
campos de sal de sus antiguos enemigos. Menudo panorama.
─¿Y
¿la verdad?
─La verdad ellos se la pasan por los cojones.
─Al
menos nos quedará el derecho al pataleo.
─También ese
derecho se lo pasarán por el forro los cojones- insistió Ángel.
─Así
es
─Vámonos a comer.
Le invité a comer en un
restaurante de South Kensigton. Nos bebimos dos botellas de “chanti”.
Aquel vino pasaba bien pero no era el vino valenciano que se
acostumbra a beber en Guadalajara. Vino de las capeas que recordaba
Ángel el cual en las tabernas y en los figones de Londres
recuperando una de las prevenciones en seguridad de sus tiempos en el
espionaje cuando fue perseguido por los sabuesos del M15 que eran más
correosos y fieros que la Gestapo, según me intimó: nunca se
colocaba de espaldas a la puerta sino siempre con miras a una salida
por donde escapar en cualquier caso.
Creo que Ángel Alcázar de
Velasco también era judío y jugó la carta de la luz, no la de las
tinieblas talmúdicas, un poco como Franco al que no podía ver ni en
pintura y al que culpaba de todos los males presentes y futuros de
nuestro país al que tanto amamos porque el verdadero Israel estuvo
ubicado en Sefarad. Y guarda los secretos, misterios y maldiciones de
toda tierra prometida.
Aunque “de gustibus non disputandum
est”, decía el clásico.
Ángel Alcázar de Velasco
¡Presente! No te olvides de mí dondequiera que estés.
Capítulo 64
CORRESPONSAL
DE LA NUEVA ESPAÑA EN NUEVA YORK. UN MORDISCO A LA GRAN CAMUESA.
Con
una estampa de la Santina en bolso y bastante miedo en el cuerpo me
acuerdo de mi arribada a NY tal que una noche de san Andrés de 1976.
Estaba nevando o a punto de hacerlo en honor de aquel refrán que
dice: Por los Santos nieve en los altos y por San Andrés nieve en
los pies. Cuando en América se acatarran aquí cogemos unas
pulmonías de espanto. Era una tempestad de granizo casi tropical lo
que caía, terciada, con hampos de una nevasca rusa que descendían
perezosos sobre la cima de los rascacielos y el viento huracanado
jugando a capricho con la aeronave. Por un instante creímos que nos
íbamos a estrellar contra las Torres Gemelas. Allí vi un signo de
los días porvenir. El horrísono espectáculo para los
hiperestésicos como yo no es nuevo. A Nostradamus lo he vivido en
mis propios huesos. La fatalidad muslímica frente al destino.
Makfut. Está escrito. Desde entonces, y aunque salí de aquélla y
de otro accidente que tuvimos en Lisboa, se incendiaron dos motores
en pleno vuelo, a raíz de mi accidentado aterrizaje en la Gran
Manzana, he tenido pesadillas columbrando aviones caían sobre el
World Trade Centre. También la torre Eiffel y el embudo donde se
encastilla el Big Ben, torre del parlamento de Westminster, pero
sobre todo las torres Gemelas eran el tema recurrente de mis cefaleas
oníricas. ¿Occidente en la encrucijada?
Hasta
escribí una crónica y creo haber entregado algún despacho
anticipando esa experiencia apocalíptica de las Torres Mellizas
derrumbándose que ha puesto al mundo los pelos de punta. Y la
obsesión me ha martillado muchos años porque Nueva York es algo que
imprime carácter que cambia la mentalidad y el modo de ser de las
gentes. Allí mi vida experimentó un giro de varios acimutes. Y
silbé sus "blues" bajo la autoridad de Frank Pinatra, un
neoyorquino típico: "I love Nueva York. Nueva York". En
América todo es grande y es extremo. Las montañas. Los huracanes.
Los hombres y las mujeres; allí se encuentran los más altos y los
más bajos, los más guapos y los más feos, los flacos como leznas y
los más gordos pues dicen que Nueva York, donde abundan los "fatis",
cambia hasta el metabolismo y a mí me ocurrió Las ciudades. Los
árboles mayores como el alerce de las Rocosas o las secuoyas de
California. Se lo pasan allí en grande los estadísticos, los amigos
de los contrastes y todos aquellos que sienten pasión por evaluar
las contradicciones, sinrazones y a veces maravillas de la raza
humana. América casi carece de raseros y de varas de medir. Hasta
climatológicamente las subidas y bajadas del mercurio de tan bruscas
carecen de parangón. Se pasa sin solución de continuidad de una
mañana calma de primavera a una tarde de calígine para luego tener
una noche de escarchas. "If you dont like our weather, just
wait" (Si no te gusta nuestro clima aguarda un segundo),
advierten los castizos de Brooklyn. Esta volubilidad a mí me parece
que influye en la forma de ser de los habitantes con bruscos cambios
emocionales que hace que no se asuste el neoyorquino de nada. Y se
asusten también de todo. Allí suele tomarse la vida muy a pecho
puesto que para sobrevivir hay que ser un adicto del curro. Como
aquel Hernie, el transcriptor de mis crónicas en la IT de la Onu, un
judío entrañable. El pobre se fue a morir a Miami a un cementerio
de elefantes. Que así se llama en el lenguaje coloquial a los que se
jubilan y lo peor que le puede pasar a un neoyorquino es jubilarse. Y
es que allá cuando llueve, es el diluvio y si truena o cellisca lo
hace a conciencia y de verdad. Iban a ser cuatro años de experiencia
sin precedentes. De calores húmedos en los cuales se podía cortar
el aire con una navaja y de hielos espantosos. Recuerdo la morriña
que me invadía todos los veranos al regreso de las vacaciones en
Artedo con sus mareas cantábricas, un verdadero servicio de limpieza
costero que no existe en la Bahía del Hudson fuertemente
contaminadas a causa del carboneo y el intenso tráfico náutico que
ha degradado a las playas como las de Long Island consideradas como
las mejores del mundo; una vez fui a bañarme a los arroyos de Staten
Island, un marasmo de galipote, y por poco perezco, añorando las
olas de mi Cudillero, no a causa del agua sino en el cieno de las
cloacas y de los vertidos de los basureros oceánicos. De la parte de
Nueva Jersey las tardes que cambiaba el aire llegaba una hedentina
que quemaba los ojos y las narices. Allí todo era grande y distinto.
Hasta el tufo. La naturaleza, más joven que en la vieja Europa,
observa un comportamiento más vigoroso e imprevisible. Allí todo es
grande hasta los atentados como el que acabamos de presenciar
horrorizados a través de la CNN. En los famosos kills se entierran
ahora los cascotes del desastre y Staten Island era y lo sigue siendo
la isla de los muertos. Gestaten, en alemán y en holandés vale
tanto como inhumación. Habíamos tenido un vuelo con turbulencias.
La aproximación a Kennedy la hizo el piloto con mucha cautela.
Estuvimos dando rodeos a la vertical del cielo de la Mejana Inmensa
que es la isla de Manhattan, a la que llaman cariñosamente Big Apple
(la gran camuesa) los neoyorquinos, gentes de todas las etnias y
razas que han aprendido a convivir en armonía y sin problemas,
dentro de lo que cabe, formando ese caldero o melting pot que
demuestra que los caminos del mundo no son los de la xenofobia sino
los de la xenofilia y benevolencia hacia el forastero, el meteco o el
espaldas mojadas que llega en busca de acomodo y de un futuro mejor.
Allí uno nunca se siente de fuera.
Esto
no quiere decir que sea una megapolis cómoda o fácil ni el Edén,
porque se lleva una vida que no es para llegar a viejo. Es una ciudad
bronca donde todo es difícil y donde nunca hay que bajar la guardia
pero allí se percibe un halo de humanitarismo tierno bajo la hosca
corteza del neoyorquino quien, cuando habla por cierto lo hace con
palabras precisas y como con barbas. Su "slang" o
jeringonza es uno de los más interesantes por sus alardes de
precisión y de fantasía. Puede decirse que el cheli y el pasota
madrileño lo copian. Hasta el punto de que allí la sabiduría se
aprende en la calle. La ciencia del albañal o sabiduría de la acera
son dos palabras que allí conviene aprender para saber nadar y
guardar la ropa. Sin una orientación y una buena aguja de marear te
caes pues refiere un viejo dicho local "nice guys here dont
last" (los buenos chicos aquí duran poco). Están acostumbrados
a las emergencias. Lo que más me sorprendió al principio es que la
radio ensayaba simulacros de un posible ataque nuclear y llevaba a
cabo pruebas de evacuación a los refugios que terminaban todos ellos
con la muletilla: "Esto no fue sino una prueba, de haber sido
una emergencia real les hubiésemos facilitado las precisas
instrucciones". Es el mejor inglés jamás escuchado y eso mismo
me decía el querido periodista y novelista gijonés Faustino G.
Ayer, un enamorado de América y de todo lo americano (los dos íbamos
a comprar el pan juntos a una tahona italiana de la ciudad baja,
dentón) que conocía bien Nueva York, claro dentro de un límite
porque en este foro mundial todo se mueve. Todo parece en perpetua
catarsis y siempre confunde, siempre sorprende. Con este colega
asturiano también tomé copas en el bar cerca de Plaza de la
Trinidad donde acostumbraba a beber hasta quedar tendido Dallén
Thomas. A veces nos acompañaba el ovetense Delfín García,
corresponsal de RNE, bravo carbayón aunque muy cabezota, que tenía
un aire inconfundible de Humphrey Bogart siempre con su Pall Mall sin
boquilla a flor de labios. Pero en Nueva York la bohemia es mucho más
escurridiza y peligrosa que en Europa. He aquí a uno de los máximos
poetas en lengua inglesa convertido en difunto de taberna en uno de
esos pubs de mala muerte denominados "dives" (inmersiones)
o cavernas o "speakeasy" (hablemos paso) que recordaban los
tiempos de la Ley Seca. A Dallén que añoraba sus excelsos valles
del Principado de Gales Nueva York fue su tumba; lo derrotó. Así
que el Sky line se presentó ante mis ojos como una visión. Pensé
en Moisés y Aarón bajando del Sinaí con las tablas bajo el brazo.
Una nueva era de mi vida empezaba traumáticamente. Parto acongojado.
Yo venía a Nueva York por una de esas carambolas a contar ese
periodo de transición que fue la era Carter para los lectores de
"Arriba" y una cadena de otros cincuenta periódicos y
también a entregar la cuchara porque la cadena del Movimiento para
la que trabajaba iba a ser pignorada o desmantelada a nostramo,
porque dígase lo que se quiera reconozcámoslo o no en España desde
el año 45 los que mandan son los americanos y algunos amigos yanquis
me han confesado sottovoce de que con Franco les iba mejor. No
quedaba más remedio. En aquel puesto había habido predecesores
brillantes: Manolo Blanco Tobío, Celso Collazo, uno de los creadores
de EFE, Guy Bueno, Félix Ortega, que fue el mejor de todos ellos a
mi criterio de todo el cupo iniciado en el 48 por Pepe Cifuentes y
Rodrigo Royo, quienes tuvieron que vérselas con una ley tan
pistonuda como la MacCarrack, el diplomático de Truman que luchó en
Brunete con las Brigadas Internacionales y que vedaba la entrada en
territorio estadounidense a los españoles. El bloqueo estuvo en
teoría hasta comedios de los cincuenta sólo sobre el papel porque
en la realidad nunca se llevó a efecto. Todas esas firmas habían
dejado muy alto el pabellón y aunque entusiasta y audaz periodista
como se decía en la jerga el momento no me sentía con capacidad
suficiente como para hacer sombra a aquellos gigantes. En los
primeros días me fumé dos cartones de tabaco pero no fui el único.
José María Carrascal que llegó en barco casi como un polizón se
había fumado treinta paquetes hasta perder la voz. Y a nadie le
extrañe porque Nueva York acojona e impresiona y más si el recién
llegado la descubre en medio de una aparatosa tormenta como me pasó
a mí. La clemente Santina me echó un capote. Aquella vez y todas.
Durante la espera para aterrizar estuvimos de circunvuelo. A nuestros
pies la postal inconfundible del paisaje urbano: Manhattan con sus
dársenas, espigones, grandes buques amarrados. Bocanadas de humo
blanco manaban de las fauces de las chimeneas de la central térmica
edificio lindero con el de la ONU y se iban a colgar estos penachos
sobre los tiesos adarves del Woolworth, el rascacielos más antiguo,
y del Empire State. Es el emporio de la civilización y la impresión
que ofrece al viajero es la de algo que arde y echa chispas. Viviría
dos años con mi mujer y mis dos niños casi a la sombra de este
mastodonte de hormigón con su chapitel calado donde la inmensa lanza
de una antena de radio hace las veces de campanario. Todas las
mañanas me despertaba la visión y el espectáculo de la city. Es un
paisaje abstracto que no inspira sosiego, que parece que siempre está
llamándote a la calle e instándote a la acción y al movimiento
pero los atardeceres son verdaderamente apoteósicos. El Empire es el
palo mayor de esta ciudad con forma y fisonomía de buque de guerra
con jarcias de cristal. Las Torres Gemelas eran las vergas de popa.
Cualquier bamboleo, descartado pues el firme de Manhattan no es más
que un peñasco yermo vendido por los indios moahawk a los holandeses
por veinticinco dólares en 1622; que se derrumbase todo el montaje,
simplemente imposible, porque los cimientos son de sílice.
La
Nueva Roma se funda sobre un plinto granítico y siguiendo las
instrucciones talmúdicas trata de imitar a la Roca de Israel a la
cual alude Ben Garrón cuando fue proclamado el estado judío en
1948; no mencionó la palabra Dios, sólo la Roca de Zion. Además,
los muros de los rascacielos, orgullo de la ingeniería del siglo,
estaban diseñados como soportar la oscilación del mayor terremoto.
Por lo que el portaaviones sería inexpugnable. ¿Cómo iba yo a
pensar que la Nueva Jerusalén de la Diáspora iba a ser atacada y
sus dos símbolos señeros abatidos? Los pilotos kamikazes hicieron
blanco no ya sobre las moles simbólicas de la Torres Mellizas sino
sobre el corazón que mueve todo el ajetreo de las finanzas. El daño
mayor no han sido los muertos, desaparecidas o el destrozo causado,
aunque los norteamericanos tengan redaños suficientes como para
resucitar de los escombros, sino la afrenta moral a lo que estas dos
trípodes de cristal abanderaban. Conque no puede ser más símbolo
aquello de torres más altas han caído. Para mí que conozco Nueva
York, amo Nueva York y fui residente allí cuatro años, los más
importantes de mi vida, lo ocurrido el 11 martes fatídico de
septiembre del nuevo milenio ha sido una señal. Un toque de atención
que exhorta al rearme moral más que al físico, una vuelta al
pensamiento de la nueva frontera de la época Kennedy. Que América
vuelva a ser amada más que temida y odiada. No se aconseja un
castigo porque Dios no puede castigar sino que el ataque representa
un aviso enviado desde lo alto. Algo no va del todo bien pese a la
euforia de los últimos años. Se exige no la guerra de represalias
contra la diabólica mente que urdió la infernal hecatombe sino la
reflexión meditada y el reposo sobre cómo somos, qué queremos,
hacia dónde marcha el mundo. Y esta idea se me ocurre cuando a mi
memoria viene el recuerdo de aquella tarde noche de san Andrés en
medio de la tormenta durante la angustiosa aproximación a un
aeropuerto congestionado de un tráfico terebrante. Allí oscurece
mucho más rápidamente que aquí. Me impresionó la visión de
aquellos dos conos mágicos como una soberbia representación de una
ecuación matemática sobre el paisaje. Dos falos erectos encarnación
de la potencia genésica de una nación joven ¡qué contraste frente
a los aires caducos de Londres! Dos mástiles de un trasatlántico en
el que actuaría de timonel, de serviola y de mascarón de proa la
estatua de la Libertad apuntando su hachero con la flama perenne
hacia Europa. Nunca imaginero tan mediocre como era Bertholdi, aquel
escultor que fue contratado por la municipalidad neoyorquina para
llevar a cabo el proyecto, tuvo tanto éxito con un molde. Es lo que
significa el coloso. Los pobres de la tierra recién llegados a la
isla de Elis estuvieron viniendo a refugiarse bajo sus zócalos y
ahora el pebetero de la verde dama en cuya cabeza hueca cabe todo un
restaurante puede que esté también amenazado. Ha soplado un viento
recio en el rebufo de la carlinga y la cola de los dos aviones
estrellados contra la fachada de las dos torres. Vesania
fundamentalista. Muchos corearán aquella frase del Corán "Alá
es grande". Pero la grandeza divina nunca podrá cimentarse
sobre un montón de escombros y una pira de cadáveres. Sin embargo,
yo entonces con treinta y dos años y medio pensaba que estaba
llegando al epicentro del futuro. Caía en la forja de una horno
donde todo se cuece donde está el crisol del mundo nuevo. La primera
impresión fue la de acogotamiento. Nueva York amedrenta un poco
cuando se la ve desde el aire y más en las circunstancias de aquel
vuelo en medio de una tempestad que hizo que el avión se zarandease
como una vaina. En uno de los fucilazos del relámpago quedó
diseñado sobre las nubes el cordonazo de san Francisco o la palma de
santa Bárbara que decían los pastores de mi pueblo. Me pareció
entonces que una mano invisible estaba diseñando el croquis de los
tiempos por venir con una anticipación de veintiséis años sobre
los acontecimientos. Mi olfato periodístico me dijo que no hay que
dar de lado a las corazonadas y yo en aquellos momentos la tuve y ya
desde entonces nadie me pisó el scoop y por eso mi corresponsalía
fue un poco a la contra de la de los demás. Parece ser que a muchos
les supo a cuerno quemado que uno quisiera contar la verdad. Yo a los
cables de la AP, de Reuter y del "Times" les daba siempre
la vuelta y al revés te lo digo y acertarás, piensa diferente y
acertarás. Hice periodismo de calle. No me limité a pegar telegrama
o a refritar el Times como otros becarios de la Fullbright y con
master en Columbia que se convertían en amanuenses de los lobbies
por los pasillos del Edificio Azul o del Departamento de Estado.
Desde el principio tuve muy claro que venía a servir los intereses
de mi país. Me dieron por díscolo pero hice bastantes dianas y
conseguí moverme con soltura en el laberinto de la política
exterior de Cyrus Vance, para mí un auténtico caballero. Los
americanos tienen un alto código de valores tanto éticos como
morales y eso se nota también en el apasionante mundo político y
estratégico de la Casa Blanca y del Pentágono. La verdad tiene
muchos carriles y a un periodista se le perdona todo menos el de ser
aburrido ni pastueño. La mansedumbre de feligrés da buen resultado
en el rebaño y en la manada, nunca en esta bataneada profesión a la
vez canalla y sublime. Mi lema era un poco el de la libertad al
estilo del fundador del "Manchester Guardian": Facts,
sacred. Opinions, free" (los hechos son sagrados; las opiniones
libres). De acuerdo pero existen diversas formas de presentar
objetivamente unos mismo datos. A la que descendíamos el avión
perdía presión. Vi como el pararrayos de una de las Towers absorbía
la descarga de una centella. La gran azotea se iluminó con una luz
de espectro. La gran fábrica del rascacielos aguantó impávida.
Aquello me pareció el techo del mundo pero yo ya colegí que
aquellos prodigios de la ingeniería eran vulnerables. La exhalación
había pegado justo sobre la punta de la antena de una de las torres
y el firmamento fulguró. Entonces el World Trade Centre estaba casi
vacío y en alquiler la mayor parte de sus ciento diez pisos y
dependencias. Bajo la borrasca ofrecían estos dos titanes de
acrílico un aspecto de desafío a los elementos. Habían sido
erigidos a prueba de terremoto. Eran el orgullo de la técnica. Sin
embargo, dos aviones de pasajeros una fatídica mañana del final de
un verano para olvidar, el del 2001, acabaron con esa suposición
presuntuosa. Al verlas por primera vez recuerdo que pensé en
Babilonia y en Babel.
—¿Scary,
eh? - dijo entonces un puertorriqueño compañero de vuelo
empujándome con el codo.
—
A little— repuse en inglés y él se puso a jurar entonces en
español como suelen hacer los simpáticos de la isla de Borinquen
que habían emigrado en oleadas a Manhattan en la década anterior y
constituían casi un cuarenta por ciento de la población.
Gran
parte del pasaje estaba vomitando en aquel instante de turbulencias y
de zarandeos. No pude por menos de reprimir la carcajada que
distendió el estado de nuestros nervios. De allí a poco sentimos
gañir los neumáticos del Jumbo contra el tarmac de la pista de
Kennedy. Todo el mundo empezó a aplaudir. Y yo a rezar. Recuerdo que
en ese instante apreté contra mi pecho la medalla de la Virgen de
Covadonga parte indispensable de mi ajuar. A lo largo de cuatro años
no se me pasó el acojone y creo que todavía me dura pero acabé
amando a Nueva York identificándome con su latido. Es el pulso del
mundo del mundo. No me extraña que Manolo Blanco Tobío dijese que
lo que más extrañaba ─para este gran periodista gallego muy
habituado a los modos de vida norteamericanos Europa era una especie
de exilio─ es una ojeada rápida todas las mañanas al Nueva York
Times. El bien y el mal conviven allí puerta por puerta. Ángeles y
demonios sentados a la misma mesa. Los rabinos con sus kaftanes y los
popes con sus manteos comparten un sitio en el metro. El superfluo y
la elegancia de la Madison Avenida entremedias de la cochambre del
Bowry. De todo aquel caos que fue mi experiencia neoyorquina saqué
la conclusión de que tiene que haber un dios, un demiurgo que ponga
orden, que se apiade. Eso. Alguien que se apiade porque Nueva York
hace pensar en la famosa frase de san Pablo "nada de lo humano
me es ajeno". No se puede ser ateo en Nueva York. Todo menos
ateo. Sientes como una fuerza que te lleva, una especie de
protección. De lo contraría te hundirías. La gran manzana, la
inmensa colmena, el hormiguero de gentes que se afanan un día y otro
y también el avispero y las injusticias. Y como no la mafia. La
metrópoli suscita ideas enfrentadas, pensamientos contradictorios de
amor y de odio. No es una ciudad para volver porque de ella no se
consigue salir nunca. Te atrapa desde el primer minuto y ya no te
suelta aunque te alejes físicamente. Nueva York es una condición
mental, estado anímico. Yo diría que es una ciudad mística. He
aquí una lectura judía en versión talmúdica de la "Civitas
Dei" agustiniana. Que sólo cree en la gracia del esfuerzo y que
a Dios lo coloca en otro plano. A él rogando y con el mazo dando. Es
una concepción utilitarista de los elegidos llamados a poseer la
tierra sucediendo esto acá abajo sin tener que aguardar al más
allá. No se conforma con la resignación cristiana ni lo injusticia
a la que lucha por atajar en este mundo. Por eso es un frenesí
continuo. Arriba y abajo. La ciudad que nunca duerme. La riada
humana. El poder automático.
Está
tan cargado de voltios el lugar que los picaportes y los pestillos
sueltan chispazos. La estática pervade el entorno. Yo viví en el
Este hacia la calle 14. Allí todos están juntos, nunca revueltos.
Mi barrio era una mezcolanza de judíos y de sicilianos que veneraban
la camorra y nietos de Al Capone todavía practicaban ese vudú
italiano que es la "jettatura" pero católicos al por mayor
ya que en la fiesta de san Jenaro sacaban su imagen por Manhattan en
procesión. En la otra manzana había polacos con su manera tan
peculiar de concebir el cristianismo y antipáticos. Los pacíficos
ucranianos todos con su peculiar y angulosa cabeza, los húngaros con
sus botas de fuelle me gustaban más y me hice amigo de los judíos
como mi quiosquero, un bendito de Dios por nombre Samuel, que me
regalaba unos puros verdes trapicheados de Cuba y hablaba algo de
ladino o judeoespañol. "Aguarde su merced agora un momentico
pues vengo al punto" Entre todas las etnias son los más de
fiar. Los más caritativos, los que más ayudan, aunque en cuestión
de dinero no se casen con nadie. Luego, hispanos los había por todas
partes y ahora creo que son más. No se puede contemplar esta inmensa
urbe con prejuicios, nueva York los desborda. Es un mundo que rebasa
todas las barreras y trasciende las ofuscaciones y atavismos de la
vieja Europa donde se mira con recelo al nacido en el pueblo de al
lado. Allí este tipo de resentimientos se desconoce. No hay envidia
y si existe por lo menos no se nota. Ni miradas por encima del
hombro. Sí tiene que haber un Dios flotante por encima de nuestras
cabezas, un Cordero que quite los pecados del mundo. Alguien que se
apiade. De la torre herida por el rayo. De la humanidad que palpita y
gime desconcertada. De la inconsciencia, la banalidad, la vulgaridad
a espuertas, la frivolidad sin limites. Se vive mucho mejor en el
Rellayo pero uno no sé por qué termina añorando a la Ciudad
Automática. Un mundo sin paletos, sin intereses de campanario y con
periodistas e informadores, literatos amantes de su patria y de su
país con razón y sin ella, que tienen muy en cuenta la ley del
libelo a la hora de sentarse delante del ordenador y que saben como
nadie maquillar la información y autocensurarse mientras que la
prensa a este lado del charco da fe de una picaresca en auge y la
rosa en su chabacanería procaz parece una corrala. Aquí todo se ha
vuelto un poco peripróctico, ya que la información, anal y asnal,
parece girar en torno al mismo cabo. Lo acabamos de ver en la manera
que han abordado el choque de los aviones contra el hastial imponente
de las torres. Nos han demostrado que entienden el periodismo como
una vocación de servicio público, un menester que ha de hacerse con
categoría, responsabilidad y serenidad ¿Para eso queremos una
Facultad de Ciencias de la Información?
Capítulo 65
LA
VIOLENCIA DE GÉNERO SUSTITUYE A LUCHA DE CLASES
Le
llaman "pajarero", seguramente, porque su fiesta, iniciado
el otoño, coincide con la oleada de aves que cursan viaje hacia el
sur y lo convierten en cangreja de místico velero, donde reposan el
vuelo utilizando como descansadero a la impresionante cofa de este
peñasco yermo que adquiere la caprichosa forma de portaviones
inmóvil surcando la pedriza segoviana. Antes de reemprender el vuelo
por el freo paran aquí o utilizan las escotaduras y socarrenas de
las paredes cortadas a pico para anidar y quedarse. Abajo se prolonga
una sima amenazante, pero por lo alto del risco encuentran posada y
cantadero las aves tránsfugas, y sus píos causan embeleso a los
ornitólogos. Son como partes de una letanía misteriosa repetida
cada 25 de octubre sobre la cumbre que acomete el diácono de las
con solemnidad y empaque. Señor, misericordia, es el grito que
entonan el jilguero, la avutarda, la aguzanieves y el monacillo por
estos peñascos donde el alma se eleva y Dios parece estar cerca,
casi al alcance de la mano, allí por donde las águilas y las
vultúridas vuelan haciendo círculo, más que en ningún otro sitio.
San Frutos es un santo que sabe mucho de pájaros y de "pájaras"
puesto que conoce algo de las costumbres humanas a redropelo de todo
pronóstico, se apartó del mundo no por menosprecio sino por amor a
la condición humana cuyas debilidades no le fueron ajenas. Las bodas
que se celebran en su altar no terminan en divorcio. Este eremita
mozárabe, que nació en Segovia el año 642 y murió setenta y tres
años después de vida penitente en el desierto tierras al norte de
Sepúlveda - fue contemporáneo del último rey godo, del traidor
obispo Opas y del moro Muza que inicia sus algaradas por el Estrecho
a bordo de pateras-, brinda amparo, según cuentan, a los que andan
en precario por causa de amores que se acedaron, es baluarte de
acogida para las mujeres zurradas por la vida, víctimas de la
incomprensión, la sospecha, para todos aquellos que andan en
trámites de separación o están a punto de cometer un disparate. En
fin, larga sería la lista de méritos y los prodigios a cargo de su
varita de virtudes poderosa. Su venerable aura sigue ahí, encaramada
en lo alto de la roca viva para el que se moleste en venir a rezarle
salvando las fragosidades de un áspero camino. Por estas cumbres
parece que se respira un aire distinto. Villa y Tierra lo quieren y
se le venera en todos los sexmos de esta especie de confederación de
judíos, moros y cristianos que era la zona de la provincia de
Segovia, el arcifinio de todas las lindes, campos de pan llevar
pendones y merindades, palenque de todas las espadas en los agobiados
siglos de Reconquista, zona de frontera entre dos culturas diferentes
y dos maneras de ver el mundo absolutamente opuestas. ¿Nos habrá
nacido desde entonces este complejo de prevenidos en fronteras, de
centinelas observantes del cotarro, siempre al acecho que hizo que el
alma del pueblo español, acostumbrado a los palos, saetas y
sufrimientos del contrario, tenga algo de aspillera? Es el
sentimiento que al viajero le embarga cuando rinde visita a estos
riscos.
La
ermita de san Frutos se yergue como un testimonio contra la
intolerancia fanática, el desencanto de las cosas del siglo, y una
exhortación a los buenos propósitos de la enmienda: lo que acaeció
entonces puede volver a repetirse. Fue uno de los grandes santos
intercesores hispanos, muy popular a lo largo de la Edad Media. Así
lo destaca el Misal Mozárabe donde la fiesta de su tránsito era un
día importante. La liturgia de san Isidoro, que es mucho más
expresiva y poética, menos concisa y circunspecta que el ritual
romano, como se sabe, le dedica nada menos que tres himnos de
insólita belleza literaria, lo que indica que no es un santo de
tantos en la lista de bienaventurados. Las rúbricas del Oficio
Divino que acostumbran a despachar en dos líneas a san Acisclo,
pongamos por caso, al anacoreta sepulvedano le apropian tres páginas
de panegírico en elegante hipérbaton y salmos. La imaginería
barroca nos le pinta con barbas apostólicas, una calva a cincel, el
cerquillo penitente, en una mano un libro y en la otra, un cayado, la
cachava de la cuchillada con que tajó la roca hurtando así su
cuerpo de las gumías sarracenas que le pretendían degollar. Todavía
queda la señal. Se abrió una sima entre la hueste agarena y el
varón de Dios. Al abismo de san Frutos todavía se podrá asomar el
visitante: una enorme garganta, y abajo, las aguas pandas y trucheras
del Duratón, no demasiado profundas sobre el álveo calcáreo.
Idóneo emplazamiento para ver nidificar al buitre o para suicidarse.
Su estatua corona la entrada norte que algunos llaman también como
en Burgos la del Sarmental de la catedral de Segovia, toda en granito
y obra de Aniceto Mariñas. El ermitaño embebecido en sus
meditaciones pero sin porte adusto y casi diríamos que risueño está
mirando para un cantoral. La hoja de su libro está a medio pasar.
Cuando esta página que pinga del vacío vuelva con las demás, es
que se va acabar el mundo, según es crédito de radicación vulgar.
La diócesis le tuvo gran devoción por éstas y otras muchas cosas.
San Frutos vivió tiempos difíciles de cambios dramáticos y de
desasosiego general como son todas las épocas de transición, cuando
la historia pasa página. La batalla de Guadalete dio paso a la
desbanda del 711. Empezaron las invasiones africanas, los
arrasamientos y guerras prolongadas. Aceifas en masa. Venían y
venían, cruzaban el Estrecho que desde entonces tan bien conoce el
moro en oleadas. Seguramente la peste agarena fue un castigo que nos
dio Dios a los godos "por no amarnos unos a otros como Él nos
amó", porque las rencillas, discordias y lo que dieron en
llamar los historiadores "morbo visigótico" eran la regla.
Ya san Isidoro nos lo advertía, pero no hicieron caso. Crisis de
valores en todos los sentidos. Época de conmociones sociales, mudas
de camisa y cambios de chaqueta. Se pasó del aquí no pasa nada al a
ver qué va a pasar aquí. Las fuerzas del moro Muza y de Tarik pilló
a los visigodos desprevenidos discutiendo sobre el sexo de los
ángeles en medio de la gran refriega religiosa entre trinitarios y
anti trinitarios, arrianos y católicos. La Media Luna, que no se
anduvo con arrequives ni remilgos, irrumpió por el Estrecho
aprovechándose de nuestras banderías, sacando partido de la
endémica desunión de la grey cristiana. El lábaro verde del Islam
flameó triunfal en los campanarios de las basílicas paleocristianas
que fueron asoladas o transformadas en mezquitas. De Despeñaperros
para abajo no quedó ni una sola cruz alzada - eso para que ahora
digan- y en la Córdoba de san Eulogio y de san Pelayo, éste, el
único santo sodomizado de todo el menologio cristiano, por un califa
de perversas inclinaciones sexuales, que lo mismo le daba a
Abderramán bardaje que bujarrón, pues hacía a pelo y a pluma, ante
su negativa a abjurar la fe y luego tirado a un muladar, las aguas
del Guadalquivir fluyeron teñidas de sangre de cristianos, según
revela el testimonio del santoral mozárabe y las propias Partidas.
Los recién llegados no fueron un espejo de tolerancia. Se
comportaron como horda invasora y el que crea lo contrario que
refresque su memoria leyendo a don Claudio Sánchez Albornoz, que fue
otro san Frutos, pero de Ávila, mártir laico de la verdad y por
unos y otros perseguido. Debemos nuestro atávico sentido de la vida
política a los taifas. Hay los que olvidan que este pueblo estuvo
peleando contra el moro nueve siglos. Desde aquella ocasión hemos
sido, como individuos y al de por junto, de inclinaciones tornadizas
con el forro siempre dispuesto a cambiar de chaqueta. Si se quería
conservar la piel, había que practicar una moral de conveniencia.
Algunos por eso se fueron por aljamía. Fue el caso de los muladíes
cristianos que abrazaban el Islam. O el de los marfuces o renegados
muslímicos que se bautizaban. Muchos transigieron aun teniendo que
pasar por carros y carretas como aquellos reyes de León compelidos a
pagar a los califas la alcabala del viento o tributo de las Cien
Doncellas, el primer caso de trato de blancas que se registra en los
anales. Pero los más hubieron de liar sus petates y enfilar las
rutas norteñas. La España de los mozárabes poco se diferencia de
la Grecia ortodoxa que describe Kazanthakis cuando irrumpe el turco
en sus lares. Cargaron con los huesos de sus muertos y buscaron la
desenfilada de las cuevas inaccesibles y de los caminos no
frecuentados. El Poema de Fernán González en dos hemistiquios
cuenta cómo fue aquella huida:
"Tomaron
las reliquias - todas las que hubieron. Huyeron por Castilla-así la
defendieron". Este pudo ser el caso de Frutos, de Casilda, de
santa Cristina de Lena, y otros muchos otros. Asqueado de la corte y
desilusionado del mundo se apartó de él para mejor servir a sus
semejantes y es así que el Señor le otorgó el don de interceder,
de curar, de mirar las conciencias por dentro y de profetizar. Es una
figura clemente y compasiva, una especie de Sansón mozárabe que
derribó el templo de los filisteos sin perder la compostura una sola
hebra de su blanca barba. Hombre de fe, al fin y al cabo, que es lo
que ahora nos hace falta. Por eso su fiesta, tras una eclipse, y
todas estas convulsiones sociológicas que han puesto una
interrogante recia sobre la institución matrimonial, después de la
crisis, del Concilio y todo lo demás, se ha vuelto a colocar en
candelero. El pueblo nunca suele equivocarse en sus corazonadas por
todo el racionalismo que le echen y los denuestos percheleros de
nuestras celestinas hertzianas, y es así que san Frutos el
misericordioso está de moda. No es tan sólo el interés ecologista
lo que ha metido a este padre de la patria en los riñones de
actualidad sino que también son las vicisitudes que parecen
agobiarnos a los españoles de ahora como a los de entonces. Lo que
preocupaba a aquellos godos también a nosotros nos preocupa. Su
ermita está situada en un lugar escarpado, la espadaña en forma de
cruz tiende sus brazos desde castillo roquero de clemencia en la
cúspide de un farallón y habitáculo de la última reserva de
rapaces que quedan en España, por el predio de Caballar, atravesado
por la calzada que conectaba Septem Pública o Sepúlveda con Cesar
Augusta.
San
Frutos funge como abogado de las mujeres vejadas, de los maridos
acongojados y pone paz allí donde la celotipia o la infidelidad han
instaurado su marca de suplicios. Con su báculo y milagrero,
convertido en varita de virtudes, tocará la tierra pedregosa y árida
y se abrirá una vía de salida para que lo que humanamente carece de
solución -Dios hace otras cuentas- se enmiende o, cuando menos, no
empeore, y así seremos salvos. Por una vez vencerá la inocencia y
se irán abajo los demonios. Ya era hora de que el mal fracase. Este
Moisés de la Tebaida nacional de los castros apartados, tierra
cenicienta donde se yerguen el serpol y el hinojo y hunden sus raíces
perfumadas la encina y el junípero protege a los que sufren el
desamor, nadie sabe por qué razón, pero también es abogado de las
que padecen hernia a los que por allí llaman "quebraos".
Se le invoca contra toda dolencia o malestar, pero, sobre todo, es
como una deidad doméstica, un socorrista de primeros auxilios. En su
persona se reúnen todos los manes, lémures y penates de la corte
celestial. San Frutos siempre está de guardia tras el mostrador de
urgencias. Fijo y perseverante como un tótem de bondad.
—
¿Qué te pasa, hija?
—Pues
que él me pegó, que no hacemos más que regañar.
—Vaya
por Dios. ¿Y eso será irreversible? Un poco de aguante.
—Es
que ─dice la vapuleada titubeante─ ya no nos queremos. Hay otro
hombre. Se ha roto la relación.
Cantinelas
como ésta las debe de escuchar el bueno del santo casi a diario
desde su tronera del Paraíso, un confesonario que le ha asignado san
Pedro para que atienda los casos desesperados del servicio de
urgencias. En la actualidad con tanta falta de conllevancia, nadie
aguanta un pelo y todo son mohatras y requisiciones, inquisiciones de
la vida pasada, este departamento tiene tela marinera. Si no fuera
así ¿de qué iban a vivir si no los retratistas surales y
gacetillas rosa? La fidelidad, la castidad, la modestia y el contigo
pan y cebolla ya no se llevan. Puede que la cosa siempre fuera así
porque la condición humana es invariable en sus miserias y cerrera
la cabra siempre tira al monte, pero hoy se jalea mucho más. No se
barre tanto debajo de la alcatifa como antes ni a las mozas en un
desliz les aprieta el guardainfante, pero la mierda sigue
escondiéndose debajo del felpudo. ¡Menudas están ahora las
prójimas! Hay quienes ven en esta rebelión feminista un signo de
inquietud apocalíptica. No se trata ya meramente del sexo, que al
fin y al cabo no es más que un instrumento y la función crea el
órgano sino de poner la biología patas arribas. La vida va al
revés. Por eso san Frutos, que debió de ser un buen hombre, y ahora
es un santo muy majo y servicial, tiene tanto trabajo en el
cuartelillo de las desavenencias conyugales donde reside de guardia
permanente. Lo que el uno hace el otro deshace. Si su colega san
Antonio era el encargado de buscarle novio incluso a los casos más
desesperados, el pobre san Frutos acomete la desagradable labor de
venir con los municipales para recoger los restos de la vajilla que
se hizo añicos o hay una mujer tendida en la cocina con diez
navajazos en el abdomen asestados por su marido en un ataque de
desesperación o de celotipia. Ved cómo terminan las promesas de
amor eterno. A veces hasta hace un milagro, resucitando a la víctima
o, en particular, evitando que aquellos altercados acontezcan o pasen
a mayores. Es un santo moderno, en pleno vigor, encarnado en una
época de empalme de caminos y de paso a la fronteras, cuando se
acaba una senda y otra abre surco. El siglo XX cierra sus páginas en
medio de muchos estertores de crónica negra. En esta tesitura
global, porque la violencia doméstica no se circunscribe a la
península Ibérica sino que es flagelo que azota a todo occidente,
es cuando más hace falta una figura que ejerza su autoridad moral y
disipe los vapores de la duda y el desconcierto en que parece que nos
hallamos. La precaria situación de fuerza bruta y de vejámenes
contra la mujer reza para el tercer mundo y es casi endémica entre
los mahometanos. Allí no está abolido el harén y es de precepto
velarse el rostro o la cabeza con el almaizar, al igual que lo hacían
nuestras moritas en los romances fronterizos de la edad medieval.
Recato y decoro sigue reclamando el Profeta a las esposas de los
creyentes. Las quiere sumisas a sus dueños y hasta se atenta contra
uno de los cinco sentidos, el tacto, practicando la crudérrima
ablación clitórica para que así no sientan placer en el encuentro
carnal.
No
en vano Shakespeare dio vida a este problema que afligirá a los
hombres de todas las épocas en su drama Otelo, el monstruo de los
celos. Quiso poner a Desdemona, mujer virtuosa e inocente, víctima
de las sospechas del marido, en manos de un moro, una tragedia que se
sigue representando en vivo y no en el teatro en nuestros hogares con
una cotidianidad que empavorece. Sin embargo, a veces debajo de las
tocas castas de Desdemona se agazapa el hacha parricida de
Clitemnestra, pues aquí todo está muy entreverado y el bien y el
mal conviven puerta por puerta. En eso que nos llevan de ventaja a
los cristianos, en ponerles almaizar para que no las miren a la cara
a sus parientas. Si la ley mosaica prescribe la dilapidación para la
adúltera y los imanes punen severamente por la misma razón, los
cristianos parece que nos movemos en inferioridad de condiciones.
Estamos obligados a poner la otra mejilla y hacer la vista gorda a
los cuernos, a no vengar las afrentas. Pero no es así. La ley del
amor triunfará. Casi por este extremo de devolver bien por mal, un
rasgo de entidad divina más que humana, se puede demostrar que el
cristianismo es la religión verdadera. Y ahí tenemos a san Frutos
salvando a la derrocada y a Jesús dejándose ungir los pies con el
alabastro de la dulce y tan pecadora mujer de Magdala. En este mundo
de contrastes entre la opulencia y la privación de lo más elemental
la regla sigue en vigor hasta en el atuendo femenino. Lo que les
falta a las elegantemente desnudas de nuestras pasarelas les sobra a
las señoritas de Bombay que por carencia de medios no pueden ir a la
moda. O no llegas o te pasas, o no bebes o te emborrachas, esa es la
fija. El efecto multiplicador del cuarto poder con su arrasadora
eficacia haciendo bocina desde los nuevos púlpitos que son las
ventanas de los aparatos de televisión sirve de caja de resonancia.
Los ojos del basilisco que matan con la mirada tienen hoy pupilas de
neón. Salimos a víctima de la violencia doméstica casi diaria.
Estos males, que siempre tuvieron mala compostura, ahora parecen
carecer de remedio. Ni contigo, ni sin ti. La maté porque me
pertenecía. Mía o de la tumba fría. Machista. Yo ahora hago con mi
cuerpo lo que me apetece, mira éste. ¿Y tú qué me has dado, a ver
qué me has dado? Hay algo de luciferino en esta guerra de los
géneros que revoluciona los hogares, está poniendo patas arriba las
camas de matrimonio y los gineceos en pie de guerra. Fracasada la
lucha de clases, ahora a lo que se enfrenta el mundo de los ricos es
a la de géneros al grito de "mujeres del mundo uníos". En
lugar de crear un clima de armonía entre el hombre y la mujer lo que
está determinando es mayor crueldad, más ira, más esposas victimas
de vejámenes o camino del hospital, más maridos y padres de familia
que acaban en la calle pidiendo limosna. ¿No nos estaremos pasando?
En desquite de lo morboso, el crimen pasional no pertenece al ámbito
perentorio que hoy se le quiere dar. Es más viejo que la ruda porque
ya chupaba cámara de actualidad en los tiempos bíblicos y mira que
por aquellos días no había micrófonos acusicas ni la gran lente de
aumento de los medios de comunicación donde todo se magnifica o
minimiza a propia conveniencia para deformar la magnifica presencia
de Dios en la historia. Lo quieren desterrar los demagogos y sigue
aquí: habitando entre nosotros. La flaqueza del barro en que hemos
sido fraguados no ha perdido su habitual consistencia; seguimos en
las mismas con nuestra querencia a ser carne de cañón, carne de
horca y carne de prostíbulo. Puede que san Frutos eche un remiendo,
pero esto no lo podrán arreglar nunca ni los moralistas furibundos
ni las feministas del moño retorcido. Más valdría morigerar un
poco el país, colocar a la mujer en su sitio justo y digno, ni en
una hornacina ni en la corrala, y no tratarla como un producto de
bisutería o de casquería. El alza de mira de la lente del espejo
público no debe estar en la explotación morbosa de los bajos
instintos (corruptio optimi pésima), pero hay intereses en juego
para que no sea así y esta sociedad recoge lo que siembra:
pornografía más violencia. Es un círculo vicioso. El efecto
mimético de esta corriente llega a los hogares y los convierte en
infiernos. Más que moradas vinieron a dar en campos de batalla, en
abrevaderos de imágenes, porque la bicha no deja de escupir basura.
Hay poca ética y menos estética, dormitorios en los que tampoco se
va a descansar sino a la guerra, refectorios de comida rápida. ¿Qué
tenemos a nuestra alcance? Televisión basura y sin gusto, comida
basura, una clase política que es una mierda y un periodismo que
unos días se hace el Tancredo y otras veces rememora las furias de
las venganzas catalanas y de la Campana de Huesca. ¿Te acuerda de lo
de entonces? Pues ahora sufre. A este paso no va a quedar títere con
cabeza. La autoridad del cabeza de familia por los suelos y
postergados sus derechos, la manumisión de las señoras ha traído
un ambiente de agresión y de revancha contra el varón que del gallo
de quintana encaramado en su bardal sagrado e intocable ha pasado a
criar complejo de zángano de colmena al que las obreras humillan y
desalojan de su celda por parásito e inservible. Cuando ya no eres
apto para la creación, la patada, y esa calamitosa y precaria
situación de marido y de paterfamilias que tuvo descendencia pero
que ya conserva poco ascendencia entre los miembros de su corral,
donde más se percibe es en casa. Como la mujer trabaja fuera y los
hijos no se emancipan el hogar ha dejado de ser ese rincón donde el
guerrero de todos los tiempos se imponía y se lamía las heridas.
Actualmente es un epicentro de borrascas agitado por maremotos y
donde suenan las voces, son constantes las fricciones, y las amenazas
derivan en reyerta. ¿Qué hacer? Con tantos problemas y con tan
escasas soluciones no es de extrañar que se produzcan uxoricidios y
parricidios. El hogar altar sagrado de la vida de un individuo,
conforme lo entendían los romanos y lo asimiló el cristianismo, se
transforma precisamente en lugar de acampada sin raíces estables, en
mansión de las sombras y un pedazo de ese infierno portátil
anticipo de las tinieblas exteriores. Como el mal no presenta visos
de desaparecer, la crónica negra irá en aumento. Forma parte de los
apeos del tenderete con un sistema de valores mercantilista y venal.
Los españoles ahora mismo no somos un pueblo feliz y los vejámenes
en el hogar no son más que un síntoma de infelicidad y de males que
enraízan profundos en nuestra psique histórica. Tal vez tengan que
ver con el morbo visigótico, ese vil entristecimiento de la dicha
ajena que nos predispone a la rivalidad y la discordia. Por fuera se
trata mediante la hipocresía guardar las apariencias pero lo cierto
es que no hay buen ambiente. Se dibuja entonces sobre el horizonte el
espectro felón y fratricida del obispo Opas, símbolo de lo bajos
que podemos llegar a caer llevados de esa pasión cainita que hace
aquí a la traición coger patente, y que padecieron los santos
mozárabes que buscaron en el desierto y la huida refugio a la
incomprensión de sus iguales y la intolerancia mortífera de
rivales. Por eso convivimos amargamente y la falta de conllevancia
nos convirtió en un pueblo duro y cruel para con nosotros mismos y
blandos y papanatas hacia lo extranjero. Nos damos besos y abrazos al
saludarnos pero en el fondo qué poco nos queremos. La familia
refleja ese trasfondo de desavenencia no solidario y banderizo que
nos llevó a cuatro guerras civiles en los últimos dos siglos, y
casi una docena de cambios de gobierno y de golpes de estado. Sólo
nos queda recurrir a la lotería y al milagro. Los santos, por lo
demás, están ahí, forman parte de nuestra idiosincrasia, casi son
lo mejor que tenemos. Ellos sabrán marcar una ruta de esperanza. Su
ejemplo y su protección nunca nos faltarán. San Frutos era un
cortesano huido de la corte del último rey Rodrigo que nace cuatro
años después de que se produzca la desbandada. La corrupción y la
desmoralización debió de ser total. Harto de aquel ambiente de
intrigas y de revueltas, repartió sus riquezas entre los pobres y se
tiró al monte, no para atacar el arma al brazo al invasor sarraceno
sino en ansias de buscar la perfección que Cristo predicó a los que
buscan la vida eterna. Probó refugio en los inhóspitos páramos más
allá de Sepúlveda, la selva de las anfractuosidades y hoces del
Duratón, un paraje aun hoy lejos de la civilización y habitáculo
de alimañas. Le tildaron de loco y de tarado pero Dios se hacía
otras cuentas. Mediante el ayuno y la mortificación alcanzó tal
grado de perfección venciéndose a sí mismo que obtuvo gracias
especiales del Señor como la clarividencia profética, la bilocación
y el don de hacer milagros. Cuando vinieron en su búsqueda unos
pelotones de soldados beréberes que arrasaron la zona del Duero él
se deshizo de ellos mediante la famosa cuchillada sobre la roca que
le puso a cobro de sus fanáticos perseguidores que fueron a dar con
sus cuerpos y sus caballos al foso que se hunde a los pies del alcor.
Arriba, la ermita y, abajo, las hoces y cañones que dibuja el
afluente del Duero al internarse hacia el terreno llano, en demanda
de los arribes del Duero, a través de una vega ubérrima, almendros
y buen vino, mamblas peladas y raigones de un castillo, lienzos de
muralla o sillares de alguna iglesia desportillada sobre el otero,
trazando una curva de ballesta. Los reinos del último godo se
vinieron abajo en medio de discordias intestinas que allanaron el
terreno al invasor. España se desintegraba en medio de conmociones
personales; la corrupción de costumbres, cuando las damas de la
nobleza visigótica habían caído en toda suerte de aberraciones,
copulaban con animales, el gusto por la riqueza y la molicie se
habían hecho endémicas. Mientras, Don Rodrigo y su Cava Florinda
van a ser desde entonces el fantasma misterioso de la traición, la
conjura y el asesinato que se cierna amenazante por la historia de
España. ¿Y esto por qué? Desconocemos la causa pero fue así. Hubo
miseria moral a causa del lujo y las riquezas y miseria física,
plagas y enfermedades y esa congoja apocalíptica que se conoce bajo
el nombre de "presura" y que pone a los pueblos en
movimiento y a ir de aquí para allá. Por si esto fuera poco luego
estaban los trastornos cósmicos y la aparición de signos y símbolos
extraños en el cielo esto es apariciones con los que el brazo de
Dios intentaba meter en vereda a los recalcitrantes cristianos dados
a la molicie y que practicaban el contubernio junto a la conspiración
y el asesinato. Una pena que no estuviese allá Chus Torbado para
contarlo porque hasta creo que se hubiese mofado de aquellas señales
cósmicas que a todos cogieron desprevenidos al cabo de la batalla de
Guadalete y sin saber a qué carta quedar. Por haberse encendido la
iniquidad se enfrió la caridad entre las multitudes que prefirieron
los torneos y las intrigas y el fútbol en vez de acudir a los
templos a suplicar el perdón de la divinidad ofendida. España en la
encrucijada aguantando el escalpelo de sus propios enigmas y los
americanos deshojando la margarita de las idus de noviembre y sin
saber a qué carta quedarse. Bush otra vez batiendo atabales y
haciendo sonar la trompa de caza nuclear, el lituo del acojone. Helo
por do viene. Si es el Bush - déjenmelo que lo diga en inglés con
la venia del querido patrón de mi pueblo- "we will be beating
around the bush" (a pegar palos de ciego y que los golpes
lluevan sobre tu cabeza y no te enteres pues esto ocurre cuando el
poder lo tienen los agentes de la conspiración); caso de que las
urnas dictaminen su opción de una maldita vez, pues no me cohíbo en
anunciarlo, las riendas del planeta estarán en manos de un
subnormal... And a bull shall gore us. Lo que expuesto en
cristiano viene a decir que nos pillará el toro a todos. El dragón
afianza sus mandibulares sobre las carnes divididas de este planeta.
La sámara del abedul está desparramando sus semillas. Llega la hora
de la siega. Convendría en estos tiempos de alteración purificarse
bañándose en las aguas pandas del Duratón y de postre cenar
"jaroseth" a base de verduras cocidas en vinagre a
imitación de nuestros antiguos padres. El divino Frutos nos ampare
de las maquinaciones de la infernal culebra que repta por los viales
de la España emputecida y sea la triaca contra el veneno que sus
babosos colmillos esparcen. Ya creo que se me entiende: preciso es
regresar ante los eremitorios tutelares en los que se fraguó el
espíritu de este gran pueblo invadido de falsos profetas disfrazados
de periodistas que no son sino haraganes en guisa de filósofos y de
políticos oportunistas con un ojo pipa que adoran al becerro y se
pasean enseñando la foto de los reyes domésticos. Mucho daño nos
hizo porque fue maldición bíblica esa fealdad fofa y bobalicona de
los retratos goyescos a Carlos IV. Para librarse un poco del fantasma
del Fernando VII conviene vestir la marlota del yermo. Alimentaos,
hijitos míos, de miel silvestre, bebed leche de camella. Buscad la
sombra de la espadaña que al proyectarse sobre vuestras cabezas del
todo os librará de la desazón urdida por vuestro pecados. ¡Viva mi
sexmo! Peregrinemos a la pedriza. Los godos no pueden resistir las
acometidas de las hordas islámicas, austeras, disciplinadas y con
una concepción del mundo muy clara y definida. Un sol nacía por
oriente, el Islam, y, ya de vencida, el occidente cristiano parecía
abocado a hundirse por el ocaso. Los soldados de Tarik quisieron
prender al morabito que hacía penitencia en el yermo de la pedriza.
Nada hubiera sido más sencillo porque el eremita no contaba con
ningún respaldo de gente de guerra. Sólo otros dos penitentes, que
decían ser sus hermanos, Valentín y Engracia, le acompañaban en su
vida anacorética. Sin embargo, cuando intentaron agarrarlo he aquí
que el justo varón se encomendó a los Cielos y tocó tres veces el
firme de la roca con su callado invocando a la Trinidad y en el
momento en que se abalanzan sobre él los de a caballo se produce un
corrimiento de tierra. Los soldados de Alá se precipitaron al vacío
al abrirse una sima profunda que se puede ver en nuestros días,
justo antes de subir la pendiente donde se alza la cruz de la ermita
que fue un monasterio benedictino durante nueve siglos. La brecha
tectónica (se abrieron las fauces de la corteza terrestre) queda ahí
como un testimonio de que el Señor no se anda con chiquitas a la
hora de brindar protección a los que elige. No fue molestado más en
adelante el eremita por visitantes incómodos que no venían
precisamente en son de turistas; se dice que el caíd que lo
perseguía, maravillado de aquel estrago, pidió las aguas
bautismales y con toda su hueste en peso decidió hacerse cristiano.
Frutos pasó en el abrupto lugar el resto de sus días, alcanzó edad
provecta hasta que durmió en el Señor a los 73 de su edad. Allí se
guardaron sus reliquias, fue canonizado y proclamado padre de la
iglesia de Segovia por Calixto II el año 1111 justo el mismo año en
el que Pelayo de Oviedo, obispo primado decreta la supresión del
rito mozárabe o hispano visigótico. No obstante el culto a las
reliquias de Frutos o Fructus (el alegre, el que disfruta, en latín)
arranca desde mucho antes. Es uno de los hitos de la leyenda áurea
hispana. Junto a la espelunca donde pasó la mayor parte de sus días
los monjes de Cluny se establecieron y fundaron un monasterio,
directamente dependiente de Silos y que compitió en grandeza e
importancia con el de Montecasino. En este convento llegó a vivir
una beguina que huyó de casa a causa de los malos tratos y pidió
asilo a los frailes para que la empleasen como cocinera. El marido un
día vino a buscarla, la arrancó prácticamente de las manos del
abad llamándola puta y toda clase de improperios. La arrastró por
los cabellos y la lanzó al vacío justo en el mismo punto donde
había dado san Frutos la famosa cuchillada que le puso a cobro de
las iras del Islam. La pobre despeñada se encomendó al santo y
sucedió que éste vino en su socorro. El cuerpo fue a rebotar contra
la rama de un sauce que suavemente se fue desgajando amortiguando el
golpe de la caída al vacío por el desfiladero. Otro caso similar
vuelve a repetirse en la ciudad de Segovia con una judía por nombre
Esther a la que el sanedrín local había condenado por adulterio al
castigo de despeñamiento, cosa que se hizo con todo la minuciosidad
de las reglas talmúdicas. La muchacha cayó al suelo ilesa. Se
encomendó a la Virgen y a san Frutos y saltó desde las peñas
grajeras a una profundidad de unos cuarenta metros sin padecer el
menor rasguño a su integridad física. En acción de gracias dejó
la fe mosaica, abandonó a su marido, y entró en religión
profesando en la Tebaida de la Pedriza, uno de los paisajes más
sublimes de toda Castilla la Vieja. Es conocida con el nombre de
María del Salto. La fisga popular que no es poca, porque aquí se
saca punta a todo y se hace comidilla hasta de lo más sagrado,
quiere echar a la provincia segoviana no sin su mucha miga de
refitolero en cara su abundancia en hijas pródigas. Parece ser que
ni María del Salto liberada por la Virgen de la Fuencisla ni la
beguina del convento donde san Frutos oraba y a la que éste largó
su cayado para que aterrizara con bien cuando la tiraron por el
terraplén en volandas fueron las primeras. Tampoco serán las
últimas. Sin embargo, el refranero popular sigue adjudicando a las
mujeres de por aquí una paremiología nefasta. Los mal pensados
dicen que por algo será:
"Y
de Segovia ni burra ni novia, y a ser posible tampoco la mujer".
En Caballar estuvo el desierto por excelencia, la retaguardia del
espíritu, se supo que también las oraciones ganaban batallas a los
moros, y el peor moro es un enemigo interior que llevamos todos en
los adentros, ése es más temible que el propio Almanzor cuya
memoria se pudra en los infiernos, como cuenta el Silense. Los
pendolistas benedictinos nos advierten del peligro que corremos si no
volvemos a nuestras fuentes si abrimos la puerta al enemigo y el peor
enemigo de España y de lo español podremos ser los españoles
mismos en ese prurito inquietante por tergiversar nuestra propia
historia. El eremitorio conocido por el nombre de Las Cuevas de los
Siete Altares, una especie de catacumbas del primitivo monaquismo
mozárabe es un reclinatorio para encontrar la paz del espíritu en
estos tiempos que tanto se parecen a aquéllos. El aire huele a
fragancias humildes del campo que acarician el olfato, la vista se
esparce hacia los horizontes abiertos y a los aires altos de la
sierra donde los buitres de la reserva trazan círculos de concordia.
Vemos alzarse una nube de traza espectacularmente polimorfa, casi se
puede tocarla con la mano, tiene algo de premonición bíblica. Sobre
el envés de este cúmulo gaseoso puede esconderse la presencia del
Padre Eterno. La voz de Dios se percibe aquí con mayor intensidad
que en otro lado. Es una voz que habla de misericordia y de perdón.
La escuchan siempre aquellos que van huyendo de los ojos furentes del
basilisco y escapan al yermo como san Frutos mismo. Estas lomas
acercan al éxtasis. Qué pena que la mística hable un lenguaje
acrónimo que el mundo desconoce; no podrán desgraciadamente captar
su mensaje muchos hombres y mujeres de hoy, enfrascados en sus
negocios, colgados del móvil discrecional, que han transformado la
religiosidad en superstición y todo lo relacionado con las cosas del
cuerpo en su fetiche. Leviatán asoma su perfil de chistera y
pantalón a cuadros por la otra ribera del Atlántico, reclama que se
le dé culto. Urnas y hornos crematorios, bambalinas, hombres de
paja, de esos que tiran la piedra y esconden la mano, y luego acusan
mientras esperan que les riamos la gracia. ¡Pobrecillos, son tan
poderosos que reventarán de éxito cualquier día de estos! La
algarada que viene es peor que la de Tarik y sus chicos. Va a correr
mucha sangre - virtual, claro está- a orillas del Guadalete, pero
habrá otro Covadonga y otro Clavijo. En espera de que el anunciado
renacimiento se produzca al cabo de esos lustros de negrura, sólo
nos aguarda el recurso de la huida al desierto tras las huellas de
los santos de la mozarabía, los que no quisieron comulgar con ruedas
de molino, se resistieron a las añagazas de la Tierra Prometida y
del Paraíso de Alá. O del candelabro judío. Las ramas del crecal
todas están secas porque pesa sobre todas ellas la maldición de la
higuera. El Salvador no puede faltar a sus promesas.
Capítulo 66
CRISTO
ES UN ESTORBO
"Y
era moro, el Cristo de la iglesia que tiene don Acisclo, habrá que
cámbialo, porque yé blanco, y ya non val". La sentencia
que profirió Pachu de Mio Pa en el chigre de Alonso tenía toda la
categoría de la conclusión de una tesis doctoral. Todos estábamos
un poco alarmados porque la andanada era global, de esas que hacen
época, pero, como ahora todo lo que traen los papeles se ha vuelto
dogma de fe, el pueblo ignaro acepta por ciertas todos estos torpedos
a la línea de flotación del barco de la fe. Otro de los
contertulios, Toñín de Ternerona, envidó con una frase que fue lo
mejor de toda aquella noche de hierba joven, luna blanca y lejanos
ecos del lúgubre canto de la "curuxia" en los humeros del
monte, pues el sol ya se había escondido y de las breñas descendían
nubes muy negras amenazando una vigilia metida en agua:
—
A carru volcau to son carriles, nin.
—
Caguen mi manta quien quitarnos la fe.
Se
había entablado una polémica y hubo quién acaloróse.
—Es
creer en lo que nos vino, que bien me recuerdo de lo que decía sobre
este parecer el catecismo que yo aprendí na escuela.
—Y no vimos - precisó Volo Fesorias acordándose de lo que ponía
el P. Astete.
—¿Qué
tendrá que ver el color de la piel? ¿No dicen ahora que no hay que
ser xenófobos?
El
color, la raza, la flaqueza o la crasitud, la fealdad o la hermosura
no constituyen sino accidente, que no interfieren en la sustancia
anímica, la parte más noble de la persona. Lo otro pertenece a la
naturaleza inferior. Pero se viven tiempos aparenciales de imagen y
de las liviandades de lo light. Nuestro periodismo, el de la "Nueva
España" incluso es una caja de resonancia de este espíritu de
inversión de la cruz, carrus volcaus, y de esa involución que ya
está llegando. La Summa tomista hablaba del color de la piel como
atributo de accidente. Ser blanco o ser negro era como ir descalzo o
con botas, estar sentado o de pie, ser miope o tener vista lince, con
la espalda tiesa y bien trabada, o cargado de hombros, tener la
cabeza en forma de paralelepípedo, cráneo torreado, o de forma
alargada y hundida, batiscafocefalia, se decía cuando estudiábamos
Prosopografía, ser braquicéfalo o dolicocéfalo.
Una
de las grandezas mayores de la Iglesia es que nunca ha sido racista.
Cierto, la más primitiva, la del rito maronita, irrumpió desde
Abisinia y hasta san Agustín estuvo enamorado de una nubia a la que
tuvo que dar carta de repudio por injerencias de su madre santa
Mónica la cual le tenía echada el ojo a una mitra y en aquella
época los casados no podían ser obispos. Las mujeres nubias, por
otra parte, desde la Reina de Saba a esta parte, pasan por ser las
más hermosas de toda la raza humana. "Nigra sum sed phormosa,
filiae Jerusalem", se canta en el Oficio Parvo. Pero aquí la
gente sigue tomando el rábano por las hojas, porque los amos de la
rueca informativa profazan que es un gusto enarbolando la cruz del
revés y a lo que se aspira es al carru volcau que decía Tonin de
Ternerona ante un culín de sidra áspera en el galpón de Alonso al
atardecer de un día de manzanos en flor. Cristo bendito el que
confundió a los doctores deja los estrados en los que enseñaba en
el Templo y regresa, cerradas ya la mayor parte de la jornada las
iglesias, a los chigres, porque es la taberna el único lugar donde
se puede hablar libre sin miedo a los barandas y a los espías del
pontífice. Siempre mostró predilección hacia los pecadores,
convivía con pecadores, dejaba que las putas se le arrimasen y le
ungiesen los pies. Toda su doctrina es una soflama contra la
hipocresía del tartufo. El ariete de la mansedumbre no se dejó
encalabrinar por las seducciones del poder. De ahí que todavía le
sigan considerando persona non grata las gallinas lluecas que se
aselan en el nial de los contubernios y la impostura. Borran su
memoria y siguen aduciendo contra su sagrada persona a los abogadetes
y rábulas de la impostura. El sinedrio sólo consiguió condenarlo
sin pruebas aduciendo testigos falsos. Ora echan mano del libelo, ora
de la soflama, ora del sesudo tratado pseudo científico avieso de
malas intenciones, ora envían a sus tribus urbanas para que
embadurnen los muros de las catedrales con el dele del diaño. El
caso es volcar la cruz para marchar todos juntos por la senda del
revés. Les exaspera la figura doliente del crucificado. Se encocoran
y escupen ante la imagen clara del Santo Síndone y una parte de ese
lienzo se conserva en la catedral metropolitana de la Transfiguración
de Oviedo, dedicada al Salvador. Este paño fue el punto de órbita
del tan traído y tan llevado culto a las reliquias, y fue polo de
atracción de romeros medievales, antes incluso de que se organizasen
de forma estructurada las peregrinaciones a Compostela. Ya Alfonso VI
en 1085 acudió al ara mayor ovetense para dar gracias por la toma de
Toledo. La reconquista del adarve toledano representaba un regreso al
punto de partida, un triunfo de la causa cristiana, que tantas
persecuciones costó y tantas lágrimas. Toledo y Oviedo suenan
consonantes incluso por lo parecido de su toponimia. Fueron sendos
baluartes de los godos. Hay razones fuertes que inducen a suponer que
Oviedo, el antiguo templo de Júpiter, que cambió la advocación de
su ara a Zeus por el de Cristo, aglutinó el sentir soteriológico
del que está imbuido todo el bizantinismo visigodo. En la
recuperación de las ciudades y del territorio de los que fueron
erradicados a causa del empuje islamita los herederos de don Rodrigo
el carbayón troncal de la estirpe jugó un importante papel. No hay
más que leer a Nikos Kathantakis para reparar en lo que significa
esta presión alóctona, que hoy se está repitiendo en proporciones
casi apocalípticas que nos recuerdan la "pressura gentium"
del que nos hablan los sinópticos, con las mismas características
que tuvo diez siglos atrás (los problemas se han agrandado tras la
caída de Kosovo). Porque Europa fue un laboreo incesante, un ir y
venir cargados con los huesos de los santos a cuestas y de los que
efundiendo su sangre dieron testimonio del Cordero. Sin culto a las
reliquias ni peregrinaciones no hay fe que valga, pero "Cristu
yera moru", nos dicen los expertos anglosajones. En el Beowulf,
en la Chançon de Roland y en las antiguas etopeyas europeas hay
referencias a esta pressura gentium. En el Poema de Fernán González,
anterior al "Mío Cid" podremos leer:
"Tomaron
las reliquias/ todas las que ovieron/ cabalgaron por Castiella/ ansí
la defendieron."
Todos
estos vestigios pueden verse en algunas quirotecas catedralicias y
algunas aun se veneran. Hay otros más sospechosos aún; el ceñidor
de la Virgen, un mechón de los cabellos rubios de Juan Evangelista o
la correa de las sandalias del Bautista. En este tiempo de carros
volcados y de teleras y ruedas patas arriba, se cambian las tornas;
los versutos facense idiotas y estos últimos a la inversa logran el
grado de especialistas. Me aferro a la fe del carbonero con que
razonaban mis amigos del chigre. Para mí valen mucho más que las
conclusiones de los expertos. Los últimos serán los primeros.
Prometió Jesús Bendito y él siempre hace lo que cumple, no como
los señores del Banco Azul. No es Charlie el del Bigotito con sus
monsergas de "España va bien". El logogrifo del 666 se
estampa en los papeles más insospechados: en las cuentas corrientes
del dinero que mandamos a Bosnia y hasta en las citas de un juzgado
(me enseña un amigo un exhorto de la audiencia de Pravia para
comparecer a un juicio de faltas, que luego resultó ser una
infracción de Tráfico, porque el interfecto le había leído la
cartilla al número de la Benemérita diciéndole que no toda la
culpa de los muchos muertos que hay en las carreteras es de los que
se toman un culín de más en las espichas y se van de folixia,
huyendo del aburrimiento mostrenco o de las malas jetas de nuestros
hogares, donde el odio se condensa, porque el hogar ha dejado de ser
sancta sanctórum de la libertad para convertirse en duerno y
abrevadero de imágenes, en sede de la insolencia más procaz, sino
la violencia, el odio y la mala hostia que se respira en esta España
de nuestros pecados, no somos lo que se dice una sociedad relajada y
feliz) el número de la bestia aparece allí. La maniobra que se
esconde detrás de esta hipótesis sobre la raza negroide del Señor
es evidente: acabar con toda una iconografía y estatuaria en la que
aparece como un hombre de raza blanca, rubio, con los ojos azules, la
barba bermeja. Así es la estampa en los contornos en relieve de la
Sábana Santa turinense. Las pruebas del carbono catorce surten
evidencias de que no se trataba de un hombre del medievo sino que la
fija de su fallecimiento finca hacia el primer siglo. En el sudario
se encontraron vestigios de plantas hoy extintas y que se desconocían
en Italia porque pertenecían a la flora Palestina. El perfil del
amortajado era el de un ario de rostro alargado de miembros
proporcionados que recuerdan a los cánones de Filias y Praxíteles
más que a los de un judío típico con ese pabellón nasal que
diferencia a los hebreos - no es exactamente una nariz ganchuda sino
un perfil que contorna la boca y el arco ciliar coronando la peana de
un labio carnoso y sensual-, lo que ha llevado a los antropólogos a
conjeturar la posibilidad de que hubiese algo de griego en la estirpe
de la tribu de David. A Jesús luego se le tendría al menos como un
judío helenizante lo mismo que a san Pablo. Esto no es la sustancia.
Es el accidente, volvamos a insistir. El meollo de la cuestión no
descansa sobre su aspecto físico sino en la perduración de sus
enseñanzas. Lo que prometió se ha cumplido. La Ciudad Santa fue
desolada por Tito así como sus misericordiosas palabras acerca de la
mujer pública: "Allí donde sea publicado este evangelio en el
universo mundo todos tendrán noticia de su nombre". Los griegos
dominaban la Decapolis o conjunto de ciudades donde se desarrolló la
mayor parte de su vida pública. El Nuevo Testamento fue escrito en
griego, a excepción del de Mateo, y hay muchos aspectos de la
Palabra que recuerdan las normas de conducta de las enseñanzas de
los estoicos y peripatéticos: el desdén de los placeres, el perdón
de los agravios, la contemplación de las maravillas de la madre
Naturaleza. En el amor a los pobres y a los oprimidos, en su rebelión
contra los poderes fácticos causó revuelo entre los fariseos, los
miembros del sanedrín y los pontífices. Es posible que hoy siga
siendo el ariete que molesta a los globales. Cristo estuvo entonces
contra los pactos sinalagmáticos con Roma, huyó siempre de los
honores y de la riqueza. Era un peligro constante para los que se
consideraban depositarios de la verdad y el brazo de la ley, celosos
siempre de su capacidad de convocatoria ante las masas, y de su
atracción mesiánica. Por eso lo enviaron al palo esgrimiendo aquel
argumento estremecedor que todavía retumba en los ecos de los siglos
caiga sobre nosotros su sangre y sobre nuestros hijos. Era tan
arrebatada la incriminación que el pretor romano que desde el
principio del juicio lo tuvo por inocente acabó por lavarse las
manos desarbolado por la contumacia diabólica de Anás y Caifás.
Pilatos irresoluto no tuvo otra opción que acceder a la petición de
los pontífices. Cuando escuchó de sus labios que lo denunciarían
ante el emperador, sancionó la crucifixión, que era entonces el
tormento de la ignominia, la peor forma con que podía acabar un
ciudadano romano. Cristo plantó cara al viejo orden. Estorbaba
entonces y estorba ahora. El anatema de crucifícale sigue agitándose
macabro en los labios de los globales, los cuales so capa de
democráticos y librepensadores son totalitarios. Su memoria
histórica continúa siendo un estigma que se proponen erradicar la
propia memoria porque actúan con vehemencia subjetiva sin darse a
razones. Pero en las tácticas con que lo persiguen, más sutiles y
de guante blanco, no son más originales que los Herodes y Nerones de
antaño y utilizan los mismos argumentos. Loco. Se hizo pasar por
hijo de Dios. Rey de los judíos. Visionario. Echaba demonios en
nombre de Belcebú. Hoy se le tilda de políticamente incorrectos a
Él y a sus verdaderos discípulos, que son los peligrosos, porque se
han situado extramuros del sistema de la oportunidad. Ellos harán
más pupa que las excomuniones episcopales o el compadreo de las
altas esferas ganosas de mantener preeminencias e intacto el poder y
la cartera porque, a diferencia de los malos pastores y de los
discípulos de pacotilla, no se han adherido a los pactos
sinalagmáticos de la gran movida. Su reluctancia les convierte en
idóneos para los quemaderos inquisitoriales que ya para ellos se
caldean en estos mementos. Todo por no adherirse a la causa de la
bestia. No se crean que es ningún cuento chino lo del anagrama
fatídico con los seis números del anosmia. Sus siglas vuelan por el
círculo virtual de Internet. El antecristo hará milagros. No he
visto película más alevosa que una protagonizada por Antonio
Banderas y que se titula The Body, toda una diatriba contra el
depósito de la fe, una negación de la soteriología, de la
divinidad de Cristo y de su existencia, un alegato infame contra la
resurrección. La daga venía envuelta en guantes perfumados, pero la
seda no podía ocultar el brillo del alfanje, puesto que la daga
estaba rodada desde un planteamiento inteligente y consecuente desde
la primera a la última de las secuencias. Pero, una auténtica
trampa saducea toda esta cinta maestra porque saduceos fueron los
judíos que negaban la resurrección, siendo escarnecidos por los
otros judíos, los de la rama farisea. Casi desde que inició su
andadura esta misteriosa religión que predica olvidar los agravios y
querellas, amar a los que nos persiguen, el desprecio a las riquezas
y el apego a los valores espirituales sus detractores toparon siempre
en la misma piedra de un único argumento: ser esta doctrina un
amasijo de patrañas guisado a gusto de mujerzuelas y débiles
mentales. Nietzsche, el cual tal vez había leído demasiado a
Lutero, a Loyola y a Calvino, y que había sido capaz de descubrir
las incongruencias de san Agustín sobre el celibato - que las tiene
como las tiene san Pablo en cuya pluma retumba el eco de la
contradicción y en todos aquellos que se han obsesionado con un
único tema- blasfema: "Ese conjunto de afeminados son los
enemigos de la raza superior, lo ario". Para el pensador teutón
el cristianismo no era meramente un problema de bragueta, sino que su
fundador era un invertido. Pero Arrio, siglos atrás, había sido
seducido por el mismo espejismo y pergeñó una herejía a costa de
la diferencia de las dos naturalezas que se observan en la segunda
persona de la Trinidad en la que se inspiró el esclavo de un rabino
judío, que era hombre rico. Me estoy refiriendo a Mahoma. El que
había de ser azote de los cristianos tras la muerte de su amo y los
desposorios con su viuda llegó a ser un hombre rico. Primera hégira.
Un ángel del cielo le trae escritos los capítulos con todas sus
suras del Alcorán. Sus seguidores viven en la ceguera siendo su
religión un pisto o digesto de noticias y creencias del antiguo y
del nuevo Testamento en los que se agazapa el arrianismo que
practicaba el monje Sergio uno de los asesores del Profeta como las
constantes genuflexiones o prosternaciones que se practicaban en los
monasterios de la Tebaida. De los judíos tomaron la costumbre de no
comer cerdo y de practicar la venganza y sigue a los nazarenos en sus
prédicas en favor de la sobriedad y de la abstinencia de toda bebida
fermentada. Hicieron suya la ley del Talión pero hay elementos
paganos en este digesto de dogmas y de supersticiones que es la ley
coránica, como santificar los viernes. Era el día dedicado a la
Venera o diosa Venus. Su culto no posterga la lascivia ni todas las
sensualidades del trato torpe por lo que asumimos que el mahometismo
es religión cuya puesta en práctica no resulta del todo difícil.
Es muy humana porque otorga a los instintos todo cuanto le apetecen,
en contra del cristianismo que es ley arduo y fragosa que manda estar
en todo vigilante, devolver bien por mal, amar a los enemigos y
glorificar y adorar a la Trinidad, algo inconcebible si no se
adscriba al código místico de la verdad revelada por la fe. A la
legua se nota la vileza de condición de su fundador que era arriero
o conductor de caravanas de camellos. En uno de sus viajes el auriga
trabó contacto con un rico mercader hebreo al que acompañaba una
escolta de renegados nestorianos y arrianos que eran gente versada en
cosas de religión. Las escenas violentas que había presenciado
durante el tiempo como faetón de camellos en mesones y posadas le
hizo aborrecer del vino del que precave a sus seguidores. Él no
podía ingerirlo pues era epiléptico y cuando le daba la gota coral
quedaba como muerto. En esos trances decían los recueros que le
seguía que quedaba como transpuesto y que recibía iluminaciones del
cielo y que una paloma, el Espíritu Santo, bajaba del cielo, y,
posada en su hombro, le intimaba las suras del libro de los libros.
No hay más dios que Alá cantan los santones en lo alto de las
torres a partir de entonces. Y no hay más cera que la que arde y si
no aceptas pues te pasaré a cuchillo. Lo corean constantemente sus
cadíes en una repetición de las cantinelas de los hesicastas; así
la melopea sube a los cielos y de los viejos monjes griegos también
heredaron el "tasbib" o rosario cuya cuentas se pasan el
día entero acariciándolas con los dedos para matar el hambre o
acallar la tentación de fumar. En las mezquitas el Alcorán
enfundado en un repostero verde colocado debajo de una espada
destacan por su sencillez y su decoración aniónica, herencia de la
iconoclasia de Constantinopla. Mohamed, dicen, había nacido para
profeta por que habló en el vientre de su madre, el arcángel san
Gabriel vino a consolarle muchas veces, una burra habló en su
presencia y luego la luna la partió en dos, de ahí viene lo del
creciente, una higuera le vino siguiendo por todo el desierto de
Arabia Feliz para escucharle y no se secó que siempre permanecía
verde y daba brevas (éste es uno de los siete milagros) y al final
de sus días descendieron los ángeles y depositaron su cuerpo en una
zofra de color verde y el cuerpo subió al cielo lentamente.
Mientras, uno de los suyos gritando no te vayas quedó colgado de uno
de sus pies quedándose con una parte del cuerpo del profeta. De ahí
lo del zancarrón de Mahoma que se venera en Meca junto con la piedra
de la Caaba que bajaron los ángeles del cielo cuando vinieron a por
él. Todas estas fantasmagorías suenan a secta pero han dado paso a
la religión que lleva camino de convertirse en la primera del mundo.
Los
que han convertido la fe en una obsesión genésica atacan a la
jerarquía por el flanco desguarnecido y dan en el hito. Desde el
concilio de Elvira en el siglo VI en que se preconiza el canon de la
continencia para los clérigos esta disposición fue desatendida y no
fue hasta ocho centurias más tarde en que el cardenal Gil de
Albornoz, un reformador, amigo de Benedicto el papa de Aviñón y
autor del "Colirium contra haereses" que no la impone en su
archidiócesis de Toledo. Aquel guaje que se llamaba Juan Ruiz, buen
galanteador de mozas aunque fuese cura protesta poniéndose al frente
de todos los presbíteros y diáconos de Talavera, que estaban en pie
de guerra contra el rescripto, solemnemente: "Eminencia,
quitaínos las buenas para que nos vayamos con las malas. Cristo no
impidió a sus apóstoles que se casaran". De poco le valdrían
las reclamaciones al Arcipreste. Aquel contumaz cura mozárabe que
inserta en sus composiciones algunas palabras del viejo bable (guaje,
ome, furaco, garabato, facistelo, etc.) estuvo trece años nada menos
en una mazmorra de la cárcel arzobispal de Talavera. Lo empapelaron
de cánones. A veces los obispos han mostrado un comportamiento fiero
nada evangélico y que no que se lo digan a François Villon, otro
clérigo de las mismas características. Sobre ellos cayó el
ladrillo de Roma. Cristo los perdonó. Nadie recuerda el nombre del
mitrado que envió al patíbulo al autor del "Testamento",
pocos habrían leído los colirios contra herejía del testarudo
cardenal Gil de Albornoz, pero las generaciones presentes y las
venideras siguen solazándose con la cuaderna vía del arcipreste
algo débil habiendo "mozes" por medio y puñetero, o con
sus fervorosas loas a la Virgen María. De lo que se trata mediante
la elongación de tanto ánimo confundido y criterio perverso es de
invertir los valores, atacar a la Iglesia aparente por la esencial.
Se trata de melindres que esconden un anticipo de la persecución
venidera. Cristo les estorba a los globales y a las fuerzas oscuras
porque Él ya lo dijo: "Todos los que dan testimonio de la luz
están de mi parte".
Capítulo
67
NUEVA
YORK
Nueva
York transforma, contamina, sublima y a la vez rebaja al estado cero.
El hombre se siente hormiga y gigante a un mismo tiempo. Repele y
rechaza a la vez. A mí creo que me rechazó pero releyendo algunos
de mis apuntes y crónicas de entonces e interesado por los artículos
en el "País" de Elvira Lindo, corresponsal allí, la cual
hace un periodismo ágil audaz y a la vez procaz que escandalizará a
los reaccionarios y los/las que consideran el oficio de escribir un
eterno mirarse en el ombligo y enjabonarse unos a otros –los
artículos de la Lindo yo los pondría como paradigma de los
ejercicios de estilo y de lo que debe ser esta profesión, si no vale
oiga, dedíquese a otra cosa-dentro de la urna de cristal, pues a
algunas debajo de la pluma se les notan los correajes de la Sección
Femenina disfrazados de un falso feminismo, he descubierto que en
verdad tengo nostalgia de Nueva York que fue para mí una especie de
tierra prometida. Se asustan de lo estridente pero Nueva York es un
sitio estridente como que fue fundada por ex presidiarios y por mozos
de cuerda que venían huyendo de la quema de Europa. Volví moviendo
la cabeza como Paco Martínez Soria "la ciudad no es para mí"
y ahora, al cabo de casi treinta años, silbo por las aceras con
Frank Sinatra: "New York. New York". La calle allá habla
un lenguaje directo, duro y coprológico y en la sartén de la
conversación hierven los tacos pero no por soltar algún que otro
"caspita" neoyorquino un escritor no es mejor ni peor. El
mundo es ansí, ya lo decía Baroja y no como los inquisidores y los
zenones de oficio sin beneficio quisieran que fuera. La ternura late
en el meollo. Por fuera NY es una ciudad ácida y llena de pinchos.
Por dentro dulce almíbar. Profundamente humana. Sofisticada y paleta
a la vez. Todo el mundo diciendo fuck, dólar, shit y wuau. Capital
de lo in y lo out. Pero allí nunca pasa nada y ocurre todo. Es la
capital del mundo. Un melting pot que indica el modelo del futuro en
el que hay que aprender a vivir y a convivir razas y religiones. Fue
toda una universidad la estancia de cuatro años corridos allí. Por
lo menos aprendí sabiduría de calle (Street wisdom) ahora un quidam
va y me dicen que hay que vigilarme, que me meten en un manicomio y
me den jarabe de palo. Ejerzo desde aquí mi derecho de réplica,
desde estas hospitalarias páginas donde hay un director que es de
nuestra escuela, la vieja escuela de Emilio Romero, que nunca te
tiraba un artículo, ni se asustaba por nada, sindicalista polémico
que venía desde el Falangismo de la libertad Y de la
profesionalidad. Déjalos que se desahoguen. ¿No somos libres como
ellos cacarean con tanta prosapia a bomba y platillos desde sus
antenas de propaganda? Pues eso, somos libres, o eso espero. Habiendo
padecido el acoso de una de esas prójimas que me mandaron al mar de
hielo y al regato como aquel que dice por esos convencionalismos de
ciertas féminas pacatas (en la era Aznar ocurrieron muchas cosas
raras y me siento mucho más a gusto en la España de ZP, pero
vuelven a soplar vientos de intolerancia y de caza de brujas) usted
sobra, váyase a su casa, y hasta una fulana en un pedido me envió a
la Hemeroteca una cuerda para que me suicidada (rechacé el
ofrecimiento pues un judío no se suicida jamás pero en vez de balas
le devolví la pelota con un ramo de rosas por Interflora), me creo
en el deber moral de defenderme con un canto a la palabra, con un "I
love New York, New York, amo la libertad", que me sale del alma.
Un aviso a navegantes. Porque aquí la derechota, más papistas que
el papa, se sienten tan pronorteamericanos que parecen haber
aterrizado en estos predios desde un barrio de Miami donde se
practica un anticastrismo de pistola y de cloaca. Vuelven los
vigilantes de la playa, los policías del pensamiento, los comisarios
de la Verdad, su Verdad. Y es tanta la aversión que nos tienen estos
demócratas de barniz que aquí puede prepararse hasta un magnicidio
como hicieron con Carrero Blanco u ocurrir otra hecatombe como el de
las idus de marzo. Eso no es América oiga, sino una deformación
barata de ese gran país. Y yo soy una rata neoyorquina. ¿Epater le
bourgoise? Pues sí. Creen vivir en un mundo feliz pero déjense de
hacer palotes y de pintar angelotes, incluso bilingües y trilingües
siempre serán tontos como le dijeron una vez a don Salvador de
Madariaga, "tontos en nueve idiomas". Que lean a Huxley un
gran escritor británico algo profeta que trató de demostrar a sus
contemporáneos el callejón sin salida al que su incontrastado
optimismo les había llevado los políticos en entreguerras con su
lenguajes prebélico. Luego Bush, Reagan, la Thatcher y Blair
volvieron a la carga. Con sus martingalas de armas de destrucción
masiva, etc. Yo amo a New York y en este amor va incluido el recuerdo
tierno de aquellos vecinos que cocinaban una tarta para ti cuando
veían aparecer el capitoné de las mudanzas por el barrio y tú
estrenabas nuevo hogar o que te entregaban las llaves de su "carro"
si a ti se te había roto el tuyo. Gente sufrida, trabajadora,
magnánima, cordial, ordinary people, gente corriente de un país en
el que nacieron dos de mis hijos y en el que todo es grande: las
nevadas, las tormentas, los ríos, las montañas. En Chicago se podía
cortar el aire una tarde de calma chica a 47 grados a la sombra y en
Staten Island con una ola de viento polar estuvimos a 32 bajo cero.
Un país, en definitiva, en el que nacieron dos de mis hijos. Un país
cuya lengua y literatura creo conocer bien como anglista pero en el
que no me gustaría vivir a no ser que a la fuerza me exilien. Sigo
siendo una rata neoyorquina trasterrada a Madrid. New York. New York.
No trato de escandalizar pero asumo que veces redacto no para unos
lectores sino para poner orden y claridad a mis propias ideas. El que
quiera que no me lea (este es, supongo, un mundo libre) pero que no
me insulte. Por favor, señora funcionaria, manos blancas no ofenden
pero hay que reconocer que usted tiene unas zarpas brutales de
felino. Quiso clavarme sus sucias garras pero va jodida. Llevo
dándole a la tecla desde hace más de 45 años corridos. Me han
salido y se me han caído los dientes en este oficio. Gozo de una
cierta vitola profesional. El hecho de que sea yo un periodista
incomodo o que le escandalice a Vd. que vive en una nube y en el
dulce encanto de la burguesía no significa que mis prosas que
(escribo a sobaquillo de refez, sabe lo que es refez, pues si no,
mírelo en el diccionario, y a veces con mala leche) sean tan malas.
Que a Vd. no le gusten ese es otro cantar pero no me acuse de acoso
que yo no la conozco de nada. Por culpa de prójimas como usted y
gente muy engallada de la Cuerpa he tenido yo muchísimas
contradicciones y persecuciones. Quisieron acabar conmigo. A vuesa
merced le encantan los mansos, por lo visto, pero yo soy un mihura.
Bendito sea Dios que no todas las mujeres son así ni padecen
homofobia. Respete mi libertad como yo respeto la suya. New York. New
York. I love New York.
Y
voy con el otro. Debe él ser un gudy y yo un bady y para colmo me
cuelga el sambenito de que soy anti-norteamericano. Si esos no son
coacciones (encima me llama provocador) y amenazas que baje Dios y lo
vea. Me quieren llevar – otra vez- al gulag y por ahí andan
hablando tíos de meterme un tiro por picajoso. El presidente Bush me
parece respetable pero caudillista en su gestión política y que
habla un lenguaje muy "peligroso". Mucho más peligroso que
yo, que no tengo ni pistola ni lanzallamas, ni carros ni aviones
supersónicos. Sólo mi pluma y una triste navajilla para cortar el
pan. Usted sí que es un peligro en el foro si sigue profiriendo
amenazas bajo pseudónimo...Cualquier madrugada pueden llamar a la
puerta y no va a ser precisamente el lechero. El tal Judex puede ser
un golpista disfrazado de cristiano de base o de cursillista de
cristiandad y sus malos modos no me gustan como tampoco sus malos
pelos si es que le queda alguno. Sus gestos y sus palabras de topo
del Circus o la Gestapo. Habla una jerga antigua como Humphrey
Bogart. Y me asaltan estos pensamientos cuando vuelvo a releer una de
las grandes novelas del siglo XX: "El Lamento de Portnoy"
de Philip Roth un profesor de origen judío, aun a riesgo de perder
un poco las formas. Sansirolés, cursis, doctrinos y viejos
cursillistas de cristiandad abstenerse. El cristianismo, la
literatura, el periodismo son otra cosa. Y al hilo de la glosa de
este gran libro he hilvanado un ensayo para mis memorias de la Big
Apple. El empiece no puede ser más tremendo porque Roth lo que
intenta es romper los tabúes victorianos que tanto daño han hecho a
la lengua inglesa y que regresan como vuelven siempre las cazas de
brujas y los inquisidores. "Cuando el cuervo vuela bajo hace un
frío del carajo". "Tu pene enhiesto y se acabó tu
sabiduría" o "cuando las ganas de joder aprietan ni a los
muertos se respeta". Todos estos son refranes yiddish. He
encontrado durante los largos años de mis aficiones paremiológicas
un sorprendente paralelismo entre las consejas en español y las
judías. Eso por una parte. Por otra, el refranero castellano se
parece mucho al ruso.
En
efecto, el aforismo del gueto " con el miembro en erección la
lógica está de más". Esto es: que somos barro y que el ser
humano a través de su animalidad rinde tributo a los instintos. Yo
lo escuché en un cafetín del Lower Manhattan (me gustaban los tupís
judíos y había uno Staten Island donde yo asistí en los setenta a
la llegada de miles y miles de judíos exilados de la URSS, y a la de
las excavadoras de las inmobiliarias, misterios del mundo, y
desparecieron más tardes los cilancos y las grandes charcas, el
canto de los patos salvajes sustituido por el ronroneo del tráfico).
A NY le entró la "cupiditas aedificandi" (el morbo del
ladrillo) de los romanos. Levantad casas malditos. Construid una
nueva torre de babel. Roth se erigía en heraldo de un mundo por
llegar. Se adelantó a su tiempo. Por eso está considerado como un
autor maldito que ha padecido en su carne el flagelo de la caza de
brujas. El mundo se acelera de una forma imparable. Me invitaron
varios veces al templo esto es a la sinagoga pero a mí me daba corte
colocarme la yamulka en el occipucio que me sentaba que ni
pintiparada y verdaderamente tengo cara, la nariz sobre todo, de
judío pero no hacían más que hacerme preguntas y había un paisano
que se parecía mucho a mi abuelo Benjamín al que colgaban los
flecos de las filacterias (los sefarditas se colocan para orar en los
cuadriles una especie de faja) que eran exacta a la largo ceñidor
con la que el abuelo Benjamín, un auténtico padre para mí, se
"atacaba" para no agarrar frío a los riñones. Se llamaba
Samuel y un día me enseñó emocionado la llave de la casa de un
pueblo de la provincia de Segovia: Coca. Sus ancestros debieron de
ser, pobres, los protagonistas de aquel triste éxodo hacia Berbería
que cuenta El Cura de los Palacios en uno de sus almanaques, la llave
guardaban y algún día regresarían tal vez al hogar del que fueron
despojados. Me quedé de una pieza y no regresé al Templo en
bastante tiempo pero con motivo de la muerte del generalísimo fue
invitado allí a un kadish o responso. Corría diciembre del 75.
¿Franco
era judío? Esa era al menos la tesis de un libro que yo tengo
inédito Franco y Sefarad un amor secreto. La puesta infurió a
tirios y a troyanos. Yo no sé si era o no de origen sefardí el
anterior jefe del Estado. Pero hecho ineluctable era que el apellido
Franco lo es. Como lo era Cisneros. Fray Francisco heredó el
toponímico de un pueblo palentino. Tiene la cosa tres pares de
perendengues. Resulta que la herencia que desparramaron los godos
entreguistas y corruptos la trataron de recomponer los dos franciscos
fautores de la unidad española. Los Franco me caen bien. Pero más
Ramón el aviador republicano – su mirada llevaban la llama del
fuego sagrado- o don Nicolás buen diplomático algo putero y gran
vividor lo mismo que doña Pilar que era una cachonda mental. Más
que el Dictador al que otro compañero de armas, el inefable Queipo,
le llamaba la "culona". Siempre lo tuve a Francisco Franco
en un pedestal y un soldado valiente (innegable) pero mis colaciones
últimas sobre la guerra civil dan a entender que en el escalafón
había generales mucho más brillantes que él; como Rojo y Casado
que hablaban varios idiomas incluso el árabe y Franco nunca llegó a
dominar ni el inglés. Todos estos postulados revisionistas, con
todo, nunca me apartarán del amor que profeso hacia Pachín y hacia
su familia. Pero yo en su capote no me hubiera alzado, mediante
apoyos y contubernios económicos de don Juan March, el banquero de
Mallorca, contra el gobierno legítimo, provocando una tragedia
fratricida cuya culpa y estertores aun arrastramos. Asimismo, hizo
una guerra "a la africana" con mucha infantería y derroche
de hombres. Sus otros compañeros de armas, que conocían bien a
"Franquito" y lo despreciaban teniéndolo por un don nadie
en el escalafón, respondieron con la misma moneda. Tal cual, el
general Rojo, que era un formidable estratega. Eso prolongó la
tragedia. ¿Pudiera haberse evitado? No sé. Que la historia lo
juzgue pero es irrefragable que Franco amaba a su patria, a lo mejor
equivocadamente, tal vez demasiado. Y que le echó cojones. Uno
cojones equivocados seguramente. Luego en política le dieron
resultado sus juegos camaleónicos. Un buen táctico, se pegaba al
territorio, arrastrándose bajo las alambradas y guardando un bajo
perfil. No nos engañemos. Ganó y su victoria, para bien o para mal,
fundó la España moderna y nos legó un estado "social",
el de Girón, ese que hoy disfrutamos y padecemos y que muchos
montados en el dólar y que piensan que esto es Hollywood, la cara
más impresentable del capitalismo más bronco olvidan. Buena gana de
lanzar coces contra el aguijón. Sin embargo, convendría entender a
Zapatero: los otros generales merecen una vitrina y su nombre
glorioso en los anales. Y un lugar al sol en el Museo del Ejército.
Si la memoria histórica se conduce por los cauces correspondientes,
y no se convierte en trampolín de odios y de vesanias, esta
reivindicación puede ser bálsamo a los costurones desgarrados del
alma de España. Imitemos a los norteamericanos en eso que también
tuvieron una guerra civil. Y en Nueva York se rinde honores al sureño
Lee que era de los "malos". El gran derrotado en la
película "Lo que el viento se llevó". Franco no se
enriqueció a costa del erario público y llevó vida modesta y
familiar, austera, amante de los libros y del campo, y en sus gustos
y discreción se reveló como un pequeño burgués judío. Le gustaba
Stefan Zweig y Lajos Zilahy. Disquisiciones aparte, lo que no cabe
duda en esta hora en que todo el mundo le calumnia y le insulta, el
hecho es su innegable amor a la patria, su austeridad, su
distanciamiento de la pasión española y eso que amaba a España con
todo su corazón y hay algo mesiánico y misterioso en toda su vida y
obra. Y he llegado a la conclusión de que los judíos a los que
salvó a miles de las garras del tirano a través de sus embajadores
en Atenas. Bucarest, Budapest, Sanz Bricio, [lean un libro
descatalogado del gran periodista de "Arriba" Eugenio
Suárez. "Corresponsal en Budapest"] le sustentaron en el
poder con maniobras ocultas dirigidas desde Wall Street. Todo eso es
impepinable guste o disguste. Por eso me insubordinan las mentiras
propaladas por un menda en una televisión la otra noche que decía
que el general Franco con una mano mojaba los churros en el café y
con otra firmaba las sentencias de muerte. Wrong. La condena a muerte
de Grimau le costó dos noches sin pegar ojo. Ese tal Herrera
especialista en prensa de la entrepierna dicen que es poeta (¡caspita
y pardiez rediez como deben de ser sus versos!) y uno de los más
eximios practicantes de lameculismo catatónico-tontonico y de
coyundas y de líos de la jet que interesarán sólo a su padre pues
yo tenía un capitán que odiaba la pornografía y cuando veía a un
guripa con una revista pornográfica entre las manos se la hacía
pedazos: "El sexo en directo y en privado, chaval, te van a
doler los cojones de tanto mirar esas porquerías". Bueno, pues
valga esta larga digresión para meternos a analizar una de las
grandes novelas del siglo XX "El lamento de Portnoy" de
Philip Roth un profesor de Columbia hijo de supervivientes del
Holocausto. El eje de marcha o argumento de esta novela sin argumento
hilvanada a base de calas psicoanalíticas en las que se acomete algo
tan moderno como es el rechazo a la figura del padre, la vida
paranoica inmersos en el ruido de Manhattan, la gran manzana, la pina
cucaña donde solo los mas ardidos trepan al mayo encerado y
resbaladizo y los demás quedan tirados, el onanismo, el mironismo,
el fetichismo, los complejos de Edipo, los negros, las calles de la
urbe huelen a negro, el racismo, los prejuicios religiosos o étnicos,
la equiparación de Eros con Tanatos. Un mordisco a la gran camuesa.
El libro está contaminado de Nueva York la ciudad automática de
Camba trufado de metáforas eléctricas. Las frases son como
latigazos de buena literatura pero así es como habla la gente en
Nueva York. Las descargas estáticas están por toda la urbe, cuando
tocas un picaporte o pisas una alfombra. Allí la eutrapelia a lo
Azorín y a lo Miró estaría mal vista. Un año en la ciudad y se te
quita la gazmoñería. Se lo recomiendo a esos cursis que hablan de
análisis de textos y de pretextos y escriben como si fueran
cursillistas de cristiandad. Oiga, váyase usted una temporadita a NY
y déjese de foros y de practicar el autobombo y no nos venga a
hablar usted de sus libros que son todos muy malos, que aunque tienen
premio quizás también tengan bicho, un bicho golpista, claro es.
Lea a Philip Roth creador de mundos y de personajes como "Bubbles"
la Burbujitas, la putita, que no es otra a mi parecer que la gran
meretriz onírica del Apocalipsis. Recíclese, póngase las pilas. La
literatura y el periodismo son algo más que un ejercicio de
redacción o una excusa para que a uno le llamen guapo y le lancen,
los muy capullos, mensajes de amor o de odio por el foro. ¡Cuan bien
escribe este chico/chica! Tú llegarás… a dar con la cabeza en un
pesebre. No han vivido en Nueva York, la ciudad metáfora, no han ido
al reencuentro con la metanoia y la paranoia. A mí Nueva York, la
ciudad santa y maldita, mitad nueva Jerusalén y mitad Babilonia, me
cambió la vida. Sé lo que escuece que te llamaren perro judío, que
te marginen, que te pongan, por decir la verdad, contra la pared.
¡Oh, I love New York! Y este es el New York que surge en el "Lamento
de Portnoy libro clave (está editado por Bruguera en castellano),
que hablando de marginales, de negros que huelen mal, y taxistas
polacos con cara de buey y apellidos impronunciables y pistonudos,
como Brzezinsky, Wojtyla y Auschwitz, donde abundan las x, las w, las
z y las y, son el rostro impresentable de un catolicismo fanático y
caballuno. Yes. I love New York, pues si sobrevives allá puede
decirse que amas y entiendes el mundo. Te reconcilias con él. La
novela ya no es la misma desde que Henry Miller y el propio Roth
asomaron la gaita en este oficio. Y escribieron "Trópico de
Cáncer" y "El Lamento de Portnoy". Ambos escogieron
el pretexto del sexo para hacer balance. Y con tales autores se
comprende lo que anunciaba Jeremías sobre el destino final. New
York. New York. I love NY. Oh yea. Los jadeos del orgasmo se parecen
a los de la agonía. El protagonista no da paz a la mano y siempre
haciéndose pajas. Debajo de la gabardina, utilizando un calcetín y
a veces la pulpa de una manzana donde apunta sus dianas (las manzanas
tienen cuerpo de mujer, no puede estar más lograda esa imagen), un
guante de béisbol. Se pasa horas en el water. ¿Qué hace ahí
tantas horas este chico?, pregunta la mama. Nada, un poquito de
diarrea. Y estaba meneándosela, no podía parar. Sus profanaciones
poliúricas llegaban hasta la bombilla o estallaban sobre las bragas
o el suso de las hermanas y otras prendas femeninas que habían sido
puestas a lavar. Quería embadurnar el mundo de líquido seminal. Era
incontenible y un obseso sexual. Tenía fijación con el pussy
(órgano de reproducción de la mujer y lo que en bable llaman "el
ratu" y en castellano de mil y la bimba de maneras). Pero el
protagonista no es más que un alma cándida empecinado en ese
cherchez la femme o búsqueda del eterno femenino que nos hizo perder
tanto tiempo y por el que se comenten tantos disparates: Roth nos
muestra que las palabras no son sucias ni limpias per se: la suciedad
y el morbo están en la boca del que las pronuncia o en la oreja que
las escucha. ¿A qué, por tanto, tanto rasgamiento de vestiduras? Un
adolescente, velay, que nos recuerda al adolescente que nosotros
fuimos. Atormentado por la culpa, el miedo al infierno, la rebeldía,
etc. Pero a través de estas, a manipulaciones masturbatorias se
puede hacer crítica social y reflejar el estado de cosas de un
universo que se fue y en el que nada cambiará porque en la
naturaleza todo sigue igual. Soflamas de un judío llenas de ironía
y de piedad para la humanidad. Yo creo que se trata de un libro
místico. Impregnado de ternura y de crudo humor judío en el que no
se deja títere con cabeza. Los cromos y los clavos de Cristo. Esa
sonrisa meliflua de algunas imágenes religiosas de tan mal gusto. La
mula y el buey y el pesebre y sonando en toda la barriada el disco
rayado "Noche de paz" como si fuera el himno nacional. Y en
el show de Jimmy Carson altas horas de madrugada escuché yo unas
navidades un chiste de un chouman que anunciaba: Este año no va
haber Navidad, troncos, ¿Por qué? La Virgen toma la píldora.
Jajaja. Un poco fuerte y crudo la verdad pero hay que recordar que
los cristianos no somos fanáticos islamistas, ni empuñamos la
cimitarra cuando escuchamos mofas semejantes que en realidad sirven
para rebajar un poco la tensión. A través de esta novela he vuelto
a revivir mis vivencias neoyorquinas. La Nochebuena solía coincidir
con la Janucha y allí teníamos al vecino italiano que montaba un
gran pesebre en la antojana con un misterio muy relamido y el Niño
Jesús sonriendo entre las bombillas a veinte bajo cero, y al de más
allá (protestante) un árbol de Noel mientras los altavoces
colocados en el balcón emitían a toda mecha los sonidos de O Tannen
Baum en alemán. Los judíos para no quedarse atrás ensamblaban casi
con las dimensiones de un andamio el candelabro de los siete brazos.
Este absurdo me hizo recapacitar de lo paradójico de nuestras
disputas. Y de que ellos, los promotores de la modernidad en el mundo
actual y que han sufrido persecuciones por contar la verdad, aunque
hay algunos que los encontré fanáticos y muy cabezones, llevan la
razón en este absurdo de las creencias y de los mitos y que los
cristianos hemos hecho una caricatura de nuestra fe contaminada de
aditamentos paganos. Y la llevan más que un santo y gran parte de
ellos eran santos, pero santos laicos, no santurrones ni capullos.
Comprendí – me ha costado años de cavilaciones- la tragedia del
Holocausto como apéndice o corolario de la Crucifixión. Son dos
acontecimientos históricos que se complementan, no se excluyen por
más que algunos traten de verlo así. Dos hechos que han redimido al
ser humano con sangre y dolor, el uno en el plano soteriológico y
espiritual y el otro en su parte material porque el Holocausto ha
acelerado la Historia que ha entrado en un carril vertiginoso con la
era de las comunicaciones. También entiendo a Agustín cuando desde
su invitación a leer y meditar (tolle et lege) llamaba a los judíos
nuestros hermanos mayores. Que van por delante en la Historia. Por
más que dicho camino esté lleno de abrojos, plagado de
contradicciones. Y también entiendo al presidente ZP reatando cabos
y tratando de meterme en los ojos del otro. Se consuma el mensaje
salvífico de Jesús: "Estaré con vosotros hasta la consumación
de los siglos". Pero la Iglesia institución ha cometido muchos
pecados (el poder corrompe y el poder absoluto corrompe más que
ningún otro). Por desgracia no ha sido madre sino madrastra para
algunos de nosotros.¡Qué lío, Dios mío! Pero yo seguiré aferrado
a mi canon muzárabe y a mis salmos en latín. Abrazado al rito
ortodoxo más esencial y antiguo que el romano. Se lo debo a mis
hermanos rusos Creyendo y amando a los judíos de la misma forma que
espero que ellos me perdonen, aunque no puedan amarme, a mí,
pecador.
La
mayor parte de mis vecinos y amigos en Nueva York una ciudad dura
practicaban la religión mosaica. Muchos me abrieron las puertas de
su casa. Otros me seguían considerando como un goy (pagano). Pero en
aquella época todo se impregnaba de amor y de humor judío. Los
grandes guionistas de Hollywood eran de este origen y los actores:
Jack Lemmon, los Hermanos Marx, George Burns, Peter Ustinov, Polansky
Samuel Bronston- todo aquel gran cine que vimos en nuestra infancia
que nos hizo reír, llorar, enamorarnos y sufrir- y hasta Charlot.
Charlie Chaplin tuvo que abandonar California a causa de la "caza
de brujas" del presidente MacCarthy. Lo cierto es que la
literatura americana, el cine, las artes, se hubiera quedado en nada
sin la contribución de estos autores: Herzog, Salinger otro obseso
sexual que psicoanaliza a otro adolescente en "El guardián
sobre el centeno", John Updike, Arthur Miller y Marylin, Norman
Mailer etc. A este último nunca le pude sufrir porque me parece algo
libelista en sus planteamientos contra Europa. Ellos fueron los
diseñadores de esa América que yo amé, la de Kennedy, la de la
alianza para el Progreso (yo no soy antinorteamericano ni antisemita
ni antinada por Dios, que yo soy de Segovia, y mi equipo la
Gimnástica desde que era rapaz). América en estos años tenía una
faz atrayente – las sentadas contra la guerra, los discursos de
Martín Lutero King "I had a dream"- que se ha venido al
traste con esa derechización ideológica impuesta por Bush y sus
aláteres. América se ha vuelto gazmoña, prudish, políticamente
correcta y gazmoña. Este victorianismo del nuevo doble lenguaje me
saca de quicio; no se puede pronunciar la palabra cunt, prick, shit,
sempiternas en el lenguaje coprológico de las tribus urbanas porque
te echan del chat o te motejan de machista. Nada de machista. Simples
facts of life. Una América que es consciente de que se ha metido en
un jardín en el Irak, una guerra que no podrán ganar porque el
sofisticado ejército yanqui carece de una básica y leal infantería
y tiene que echar mano de los británicos. O de la catapulta. Eso
sería el apaga y vámonos. Los ingleses sí que tienen una buena
infantería. A veces hasta brutal. O de los hebreos que también la
tienen (la mejor del mundo) y así y todo Olmert está pasando por
dificultades en el Kenesset donde se cuestiona el fracaso de la
última guerra del Líbano. Pero mejor incluso que sus infantes es la
inteligencia de los israelíes y el humor de sus escritores y
cineastas. Ellos han proyectado la noción de un Daniel en el pozo de
los leones. Israel siempre en mis labios que nunca se vaya esta
palabra de mi boca. Y así nos hemos sentido algunos, como el bravo
Daniel en la leonera, cercados por la calumnia, la frivolidad, las
soflamas de los mediocres que no podrán entender ni a América ni a
Israel. Reconozco sin embargo que no es fácil y a veces cuesta pero
el mundo ira adelante. En el Lamento de Portnoy, una cura inteligente
contra el antisemitismo de nuestros días y el pesimismo que nos
invade, también lo pone. Cuando yo aterricé en Manhattan el 30 de
noviembre de 1976 un casero ruso de origen judío me buscó
apartamento. Cuando abandoné la ciudad un 25 de abril de 1980 al
pasar por Brooklyn escuché el canto de las plegarias sabatinas a un
rabí en una yashiva o seminario que alza su mole junto a las
pilastras del puente. Ambos detalles fueron en mi vida todo un signo
misterioso. Somos carne de dolor. I love New York. Lo cantaba Frank
Sinatra el cabaretista neoyorquino italojudio símbolo de estos
tiempos. Un judío en el Eliseo. Zarkozy le juif. No ocurría desde
Mendes Frances. Zarkozy, derecha maquillada, Ersatz, sucedánea,
derecha enmascarada porque aquí nada es lo que parece, viene del
Nombre de la Rosa. La Rosa. Siempre la Rosa Recoge el guante en un
momento difícil. Francia es un polvorín. Veremos a ver qué pasa
pero aquí son muchos los que insidiosamente quieren sacar tajada e
interpretar su elección como una amenaza para un ZP acorralado por
la derechota. Aquí un gobierno de la derecha podría armarla y
tendrían que enviar los USA a la 82 división aerotransportada con
sus marines. Zapatero resiste. Está muy cargado el ambiente. Nos
sobran odio e ignorancia y nos faltan tolerancia e información.
España y Francia son países distintos y distantes aunque estén
puerta por puerta. Veremos a ver que pasa pero aquí no pasa ná….
Mientras tanto, E la nave va. Yo canto por las aceras de Madrid el
himno a la Gran Manzana de Frank : " I love New York". Ella
me hizo escritor y periodista. Y concebir el mundo de otra forma.
Tengan calma. Haya paz y lean esa obra maravillosa que es el Lamento
de Portnoy. Se lo recomiendo junto con los artículos de Elvira
Lindo.
Capitulo 68
TOLSTOI
Tolstoi
es el genio egocéntrico alternante contradictorio en cuya persona se
alcanza la cima en literatura rusa y acaso también de la novelística
de todos los tiempos. Los periodos de fervor religioso los alterna
con visitas esporádicas a casas de tolerancia o yaciendo en plan
aquí te pillo aquí te mato con las mujeres de sus siervos por lo
cual se crea en su espíritu un ridículo complejo de culpa que le
conduce a la actitud de poses beatonas y compungidas. Parece que toda
su vida estuvo prendiendo una vela a dios y otra al demonio. Todo lo
anota. Es un autor que suele dejar poco en el tintero pues sabe mejor
que nadie escribir largo sin caer en el solecismo farragoso ni en el
tópico. Todo lo rumia. Es el típico literato que se autoflagela sin
que los hechos y aconteceres de su peripecia vital lo apabullen.
Conoce el secreto para sacar la cabeza a flote en medio del
torbellino. De su particular autoflagelación salen cuentos y novelas
y en su afán de introspección guarda analogías con Fran Kafka. Se
entusiasma con el evangelio de San Mateo y con Rousseau. Brujulea
entre los fervorines místicos, la lascivia y el complejo de culpa.
Sus prosas de exaltación evangélica hasta pudieran resultar
nihilistas. Es un iconoclasta a la vez que un esmerado pintor de
iconos. En sus escritos surgen los cantos de alabanza jamás
escuchados hacia la persona de Jesús compaginadas con diatribas
hacia los popes y hacia la iglesia estamental. Dice cosas muy crudas
y acaso exageradas de la Ortodoxia denominándola lugar sin más alma
que el vacío de una mascara. No es un escritor divino a lo
Dostoyevski de cuya profundidad carece. Vividor y realista, su
tinglado se monta de tejas abajo. El más allá le preocupa menos que
el dolor y el sufrimiento del ser humano como ser para la muerte. Su
religiosidad se convierte así en filantropía. De modo que resulta
el más humano y compasivo de los escritores. Si de tarde en tarde se
mofa de Iván Turgeneff y con Turgeneff de toda la escuela
occidentalita de Petrogrado, mentores de la idea del cambio y
propulsores de la democracia decabrista, Tolstoi se siente
desconcertado cuando llega a Londres "una ciudad de autómatas"
en la que se percibe la decadencia y el egoísmo de occidente donde
todo es tan frío o en Paris donde se indigna ante los despojos de
Napoleón el insolente genio de la guerra. Veía en Bonaparte un
precursor maligno de Hitler y no toma partido Tolstoi ni por los
zapadnietski o defensores de la occidentalización rusa ni de los
raskolniki mentores a ultranza del nacionalismo cósmico y de la idea
mesiánica de la Santa Rusia. El 3 de marzo de 1861 cuando el zar
proclama la manumisión de los siervos anota Tolstoi en su diario la
grandeza del acontecimiento tan trascendental para los destinos de su
patria. Dicho amor y deferencia para con los humildes no obsta para
que continúe conservando sus maneras aristócratas de barin rural
que con frecuencia utiliza el knyt (látigo) para golpear a los
criados perezosos. Cuando era oficial en Sebastopol a su ordenanza
también le mide las costillas por el menor pretexto con frecuencia
para desahogar su frustración. Tolstoi de baja estatura (media un
metro setenta) era sin embargo muy forzudo. Idealista puro y siempre
saliendo en defensa de los ideales y aspiraciones más nobles en su
vida privada, según sus biógrafos se, distinguía por la tacañería.
Contaba hasta la última copeca. Y sin embargo gran jugador era capaz
de gastarse un millón de rublos a la ruleta durante una sola noche.
Carecía de sentido de la medida. Él era grande como su obra misma.
No tiene moldes. El conde Tolstoi es occidentalista y rusófilo según
que racha o qué viento sople. El mayor de los escritores rusos no
pertenece a Rusia ni a sí mismo. Pertenece al alma humana. En su
trascendencia se muestra universal. Puede defender con entusiasmo el
valor eterno de la literatura sin las contaminaciones espurias de la
política para mejorar la vía de conocimiento hacia las verdades
inmutables del ser humano. Huye del mundo, se refugia en su hacienda,
en su dacha, pero tampoco puede vivir sin la comunicación de las
gentes. Es un filántropo un propedéutico y un pedagogo y al mismo
tiempo dentro de su aura de misticismo flota un ambiente diabólico.
Su conocimiento se acerca a las verdades inmutables del alma humana
pero con frecuencia reniega de su afán esteticista, sale de su torre
de marfil y huye a los prostíbulos y las tabernas. Pero también
existe otro Tolstoi político que redacta manifiestos que asume
posturas y escribe cartas de protesta al zar o libelos a favor de la
manumisión de los siervos. Redacta pancartas contra la guerra. Son
interesantes asimismo sus relaciones con Turgeneff al que maltrata de
palabrea y de obra llegándole a desafiar a duelo, que nunca se
celebró. A pesar de que el autor de Humo fue el que introdujo a
Tolstoi en el mundo literario de Petrogrado. Semejante desafección
habla de una cierta mezquindad por parte del genio aunque bien puede
ser que sus altercados fuesen resultantes no más que de sus celos.
Celos literarios. Pasó algún tiempo en una comuna y de hecho fue
uno de los primeros autores comunistas que se adelanta a Karl Marx y
a los rabinistas ingleses con el evangelio en la mano, lo que implica
una crítica demoledora de los principios de la iglesia establecida,
pero no es capaz de arrogar los usos y costumbres, hez del decadente
occidente, que con la pluma fustigaba pero a los que se abrazaba en
la vida real. Le roía la pasión del naipe. En su vida privada
resulta un pedagogo y un inmoralista a la vez. Magnánimo y cicatero
frecuentador de ventorros y lupanares que sabe a la vez desenvolverse
como pez en el agua en los ambientes come il faut de los salones
peterburgueses. Es sátiro y fauno a la vez que manso galán
enamorado y elegante autor de erotismo platónico. Estas son sus
contradicciones. En él aletea el espíritu de la objeción. El arte
es un perpetuo contraste, un unda maris que carece de ética como la
propia historia donde la noción del bien y el mal se pierde en un
laberinto de calles sin nombre que vive en perpetua contradanza. Son
los movientes de sístole y diástole en los que se teje toda
crónica. El novelista experimenta lo mismo que San Pablo del aguijón
de la concupiscencia. Hace penitencia, se reprocha a sí propio su
liviandad, formula buenos propósitos y establece un esquema de
enmienda un plan de vida, pero vuelve a caer. Sus intenciones se
desbaratan en un minuto nada más toparse con un bello palmito o con
unas garbosas caderas femeninas moviéndose con contundencia. Dijo
Lev Tolstoi que el arte es una hermosa mentira una visión espectral
que interpone ante nosotros el diablo para que nos dejemos seducir.
Menudean entradas en su diario con llamadas al propósito de la
enmienda. Anuncia con frecuencia que dejara la literatura para
dedicarse a peregrinar y que va a romper su compromiso con las letras
pero un poco más adelante este minucioso memorialista dice todo lo
contrario. Al autor de Ana Karenina el aguijón de emborronar papel
le acucia hasta los últimos días de su existencia. Murió a los 82
años después de un berrinche con su mujer en la sala de espera de
una estación de ferrocarril en el sector de Astapovo. Huía de los
libros y del mal genio de su esposa; fue un vejador eminente este
gran conocedor de la condición femenina. Y, ligero de equipaje,
quiso ir al encuentro de la muerte. La vida y la obra del genio
fueron una contradicción in terminis pero fue un favorito de los
dioses. Tuvo suerte con las mujeres. Con los editores. Con el
público. A los 24 años hace lo que tantos y tantos aspirantes a los
laureles de la fama. Termina un manuscrito va a correos y lo envía a
un editor al cual desconoce, cruza los dedos y espera en el maná
llovedizo de los aires. Es cuando un escritor juega a la lotería y
se marcan los rumbos de su destino. Tolstoi tuvo suerte pero esto no
suele ser así en la mayoría de losa casos. Semanas adelante, el
joven teniente artillero encuadrado en un regimiento de combate de
Armenia recaba respuesta satisfactoria del editor. Su texto ha
entusiasmado a Nebrashkov dueño de una imprenta en Moscú.
Nebrashkov sería fiel a Tolstoi durante la mayor parte de su carrera
literaria por encima de las veleidades, demasías y abusos tan
característicos del literato. Aunque con algunas limitaciones, el
librero promete dar a la estampa la novela que lleva por título
Infancia. Se trata de una obra primeriza pero en la cual destellan
algunas cualidades del que sería monstruo de la literatura universal
como las dotes de observación o el plasticismo de sus descripciones,
la soltura de las tramas, o la buena yuxtaposición o ensamble del
escenario. En Adolescencia, que vendría de seguido, Tolstoi tantea
el camino. Le falta aun mucho por alcanzar aquel estilo suyo tan
peculiar y que es denominado en novela tolstoiana (novela río) que
define a la vida y a los hombres a sus pasiones y dolamas. El ser y
la nada en el tiempo finito porque en realidad el hombre no es nada.
De allí en adelante la carrera del joven valor poco a poco y al
igual el arroyo de aguas bravas descubierto por Nekrashov pasa a ser
una inmensa red fluvial, un río caudaloso de aguas pandas como el
Volga. En la inmensa estepa el torrente se calma. El lecho del río
es amplio y hace meandros pero no se saldrá de madre. Tiene un
objetivo la gran novela como testimonio de los avatares de la
existencia humana (guerras amores, desamores, ascensos, caídas, el
rotar de las estaciones bosques) el misterioso bosque ruso de
Polaina. O casas que se deshacen, matrimonios rotos, incomprensiones,
el valor castrense y la santidad, las rameras, los remeros los
borrachos los monjes exclaustrados y esa inmensa población flotante
de iluminados o yurodivi que recorre la estepa. Y por ultimo aborda
el tema de la muerte. La pluma de Tolstoi transita como a lo largo de
un espejo a través de estas realidades. Los tiempos mudan. Las
estructuras avanzan o retroceden pero el hombre continúa idéntico a
sí mismo. En sus perplejidades. En sus ensueños que el destino se
encarga de desenhetrar. Esta es una de las partes del drama vitalista
que plantea Tolstoi como Shakespeare, como el Dante, como Cervantes.
Que nada cambia, que el hombre sigue siendo igual, pese a las
redenciones y a los proyectos mediúmnicos, la acción filantrópica
de los gobiernos, las predicas de los misioneros y los proyectos de
reforma. Domaremos a la naturaleza pero al ser humano no se le podrá
domar. Es incontrolable y problemático. La prosa de Tolstoi es plana
y de una portentosa sencillez, mas, poderosa en su efectividad. No
busca alifafes ni requilorios. La prosa de Tolstoi no es altisonante
como la de Pushkin sino llana ni endiabladamente mágica como la de
Chejov. Podrá carecer de la ternura de éste pero es más eficaz.
Concibe la vida como un inmenso río madre en el que desembocan
muchos afluentes y todos ellos van a dar a la mar que es el morir
según el concepto manriqueño. El tono que elige es a la vez épico
y elegiaco. Todo Tolstoi es el Volga. Un remero que cruza. Un
batelero que avanza narrando y contando. En el alveo de este caudal
fluvial está lo ancho y lo estrecho lo profundo y lo alto. En una
palabra asume todas las dimensiones narrativas. Todos los perfiles.
Carece de altibajos. Constituye un pavoroso enigma de sindéresis
dentro de las fluctuaciones contradictorias del comportamiento
humano. Una de sus obras menores pero que mejor definen su carácter
y de las menos estudiadas es la muerte de Ivan Illich. Refleja un
gran conocimiento clínico y eso que el autor no era médico. Sólo
un profundo psicólogo. Se empapó de vida antes de sentarse a
redactar. Extrajo Tolstoi su arte de la experiencia. Su trayectoria
como artillero en una de las interminables guerras del Cáucaso fue
determinante. Como soldado fue irregular e indisciplinado. Sólo le
fue conferida la cruz de santa Ana de segunda clase. Nunca fue un
oficial brillante como su hermano Nikolai. Sin embargo, sus aventuras
bajo las armas serán el magma que impregne su potencial novelístico.
En Crimea recogió datos para cargar el volcán narrativo que es
Guerra y paz. En aquellas cargas de la caballería cosaca, en
aquellos lances de honor, el robo, el rapto, la quema de aldeas, las
batidas de tierra quemada o la ingesta de vodka siempre copiosa, la
holganza con mozas y paseos a escondidas entre el oficial y la
chavala que terminaban en el pajar. Amor a escondidas. O las noches
enteras ante el tapete verde. Todo esto impresiona su sensible retina
de escritor. Como visor de la vida humana en un par de líneas sabe
captar una situación o esenciar a un personaje. En la muerte de Ivan
Illich narra el drama de un matrimonio desvencijado de la pareja
formada por Ivan Illich y Praskovia Fiodorvna. Él es un brillante
magistrado al que le van bien las cosas. Ha triunfado en la vida pero
no en el amor. Son frecuentes las riñas y los altercados con su
mujer (quizás un traslado autobiográfico del borrascoso matrimonio
del propio novelista). Ella es ambiciosa, dominante. Él es bueno
pero débil. No obstante, Ivan se desvive por dar un buen pasar a su
mujer y a los suyos. No escatima ningún esfuerzo para que a su
familia no le falte nada de nada. El juez de distrito, Ivan Illich,
consigue un ascenso y es enviado a otra provincia. Tanta es la
ilusión que embarga al protagonista que en los trabajos de
restauración y mudanza ayuda a los obreros y a los criados pero
poniendo una cortina se cae de la escalera. Se lastima una costilla.
Un golpe sin importancia; sin embargo aquella lesión intercostal va
a degenerar en un cáncer. Para colmo, a su mujer no le gusta cómo
Ivan ha decorado el nuevo hogar. Un drama. Tolstoi lo consigna en un
párrafo". Praskovia Fiodorovna echaba la culpa a su marido de
todos los reveses sufridos en la nueva residencia. La mayoría de los
temas de conversación entre marido y mujer conducía a viejas
querellas y a cada instante estaban a punto de surgir nuevos
altercados. Quedaban sólo escasos períodos de amor que se hacían
muy breves. Eran islotes a los que aportaban un momento para
adentrarse luego en el mar de hostilidad latente en el cual el
matrimonio naufragaba". En este libro plantea Tolstoi la soledad
e incomunicación en la cual transcurren las vidas humanas incapaces
de franquear las barreras de incomprensión y de egoísmos
circundantes. Cada uno vivía en su mundo. Ivan en sus negocios
curiales dentro del afán de una existencia anodina y de provincias.
Creía darle todo a su mujer. Pero todo cuanto le daba no era
bastante. Praskovia vivía en su mundo, en sus puestas de largo, en
sus trajes de noche. En el fondo se mostraba resentida con su esposo
pero disimulaba esta aversión bajo una capa de apariencias y de
convencionalismos. No era capaz de entender a su marido a quien el
fatal golpe en el costado se le había declarado en un dolor
lancinante. Piensa a lo primero que es algo leve un simple mal de
ijada. A veces se queja pero su mujer le dice le dice que es un
aprensivo y un blando que vaya a un medico en vez de estarse todo el
día lamentándose. He aquí otra manifestación de crueldad femenil.
Acude Ivan a un especialista. Vagas respuestas. Que si el intestino
grueso que si el riñón flotante. La enfermedad sigue su curso. Los
dolores se hacen insoportables. Pero el hombre no se puede quejar
ante su familia o le sale su esposa con cajas destempladas: "no
te tomaste las pastillas". Su único consuelo es leer la Biblia
y como Job cae en un letargo que determina su abandono. Todos lo han
abandonado. La referencia tolstoiana es el gran libro de Job. En esta
novela magistral no solo se traza un cuadro de costumbres de la
época. Se va más allá al establecer un diorama de la soledad del
hombre sobre la tierra. El tema no es la enfermad sino la
incomunicabilidad de los seres. La soledad ante la muerte. En este
retrato se podrán mirarse muchos ivanes Illich. Nadie escucha los
lamentos ni se compadece de este Job ruso de provincias. El pobre
tuvo una agonía terrible. Estuvo en un grito durante tres días.
Sólo Gerasimo su fiel siervo le ayuda a portar la cruz en el último
trance. Pasa las noches junto a la cabecera del enfermo sosteniéndole
las piernas en alto para hacerle más llevadero los terribles
dolores. El dolor siempre estaba ahí en las tripas agazapado, sordo,
inexorable. La morfina no le hace efecto. Gerasimo con su caridad es
el contrapunto al egoísmo de Praskovia. El enfermo aguarda a la
muerte tendido en el diván. Tolstoi traza la desesperanza de un
paciente terminal que vuelve la cara a la pared que llora en
silencio. Los días se parecen a las noches y nunca acaba de
amanecer. El paciente no duerme. Está postrado. Solo se amodorra
algún rato en que le aquejan pesadillas. Se entretiene midiendo las
grecas del techo empapelado de la habitación o contando los boliches
del cabecero de la cama. Toca anheloso con sus manos flácidas el
embozo de las sabanas, un gesto que tienen todos los agonizantes y
que anuncia la llegada del próximo final. La sombra del pathos
aletea en torno a la trama de esta novela de dolor. Las estrellas
callan. La naturaleza se desentiende. Pobre del que se muere. Los
deudos no quieren saber nada y las lágrimas de la viuda son siempre
aparentes. La viuda rica que con un ojo llora y con otra repica que
decía Clarín. Abandono. Infelicidad infidelidad. Fatalismo. Hay
observaciones terriblemente proféticas en las que se constata la
idiosincrasia de un enfermo terminal a los 45 años. El caso de Ivan
Illich agonizante se sigue repitiendo a diario en todos los
hospitales del mundo. Se da cuenta de que la mujer a la que ha amado
es un ser extraño. Un fantasma. Hay una idea que salta en esta
powesti (narración corta) y que se repetirá como en una caja de
resonancia en otras composiciones tolstoianas. Hay una idea que flota
sobre el relato pleno de una amargura misógina. Muy sencillo y
paradójico. La mujer que da la vida es también símbolo de la
muerte. La ardid del diablo y la mujer forma parte del gran diseño
diabólico que interviene también en la realización de la Historia.
Según Tolstoi, en Eva subyace una voluntad diabólica, un elemento
separador, cizañero que aleja al hombre del proyecto de su
felicidad- y esto es lo que significa diabolos en griego: el
interpuesto. Tolstoi estudió esta lengua durante varios años para
obtener un acceso mas profundo al conocimiento de los evangelios y
luego a dominar tanto el griego clásico como el coiné perfectamente
y solía repetir que todos los cristianos debían de conocer esta
lengua de la que dimana la guía de fuentes del cristianismo. Los
caracteres femeninos que traza siguen el patrón del NT. Y para él
la mujer es mitad my mitad un amasijo de gracia y de pecado. Los
desterrados hijos de Eva estamos condenados a arrastrar el peso de la
culpa. En un cuento que titula El Diablo (chiort) un barin acaba
matando a tiros a una campesina. Y en el Padre Sergio, otro cuento
maravilloso, basado en la vida de san Hilarión el eremita que reza y
aguarda a la muerte en su snik o cueva de eremitas, se le aparece
Satanás en forma de mujer. Si tu ojo te escandaliza arráncatelo
etc. El siervo de dios sigue al pie de la letra la norma evangélica
pero ─la historia ofrece a consideración la preeminencia del mal,
un arduo problema metafísico─ a pesar de haberse yugulado la mano
con un destral sucumbe a la tentación. Ese es el tenor de la
historia, muy pesimista, de este autor nada espiritualista. Y por
consecuencia de una gran modernidad positivista: el hombre es pura
fisiología, el amor una cuestión de combinaciones químicas y no
hay nada al otro lado de la cerca. Eso lo dice un literato que
escribió una novela tan importante como es Resurrección. No se
estaba refiriendo a la de Cristo, claro está sino a la de las
plantas. Contradicciones señeras del alma rusa.
Capitulo 69
ADIÓS
A UN "SANTO BEBEDOR": BORIS NIKOLAYEVICH JELTSIN
Un
funeral ruso de rito solemne (pojorovñi) es como un viaje en
autopista hacia el cielo. Los popes no se visten de negro sino de
blanco y el coro entona, en lugar del Dies Irae o la tremenda como la
llamábamos los latinos desde el medievo, cánticos de resurrección.
Boris Nicolaevich Jeltsin fue despedido ayer con los honores de un
zar. Vi la impresionante ceremonia por una cadena alemana. Un diacono
barbitaheño atacaba las estrofas del "dios dé paz a su alma"
mientras el subdiácono lampiño pero con bigote y una poderosa voz
de barítono iniciaba el responso de las letanías. Las capas
pluviales y tiaras recamadas de oro se confundían en abigarrado
colorido con las barbas blancas y negras o rojizas de los popes y el
humo del incienso se alzaba hasta las cúpulas entre el fervor de los
cánticos del rito solemne y el luto riguroso de la viuda y los
deudos. Oficiaba el archimandrita Cirilo pues el patriarca Alexis II
primado de la Iglesia ortodoxa no pudo presidir la concelebración
por enfermedad. El obispo Cirilo colocó a manera de salvoconducto
sobre las manos exangües del difunto un icono de la Virgen María y
le dio la absolución valedictoria según un culto ancestral que
tiene un origen griego, donde el icono marial sustituía a la moneda
que introducían los helenos entre los dientes del cadáver para
pagar la moneda al Barquero. Era el portazgo y el salvoconducto a la
eternidad. A todos nos llega la hora. Todos hemos de subir a la barca
de Queronte. Allí presentes, los viejos "enemigos" (Bush
padre, John Mayor, Clinton, Gorbachov) con una vela en la mano como
novicias en un entierro siendo los hombres más poderosos del mundo.
A Clinton se le vio llorar con el mismo denuedo con que en una
ocasión lo vimos reír junto a Boris soltando amarras tras una tensa
entrevista en la cumbre en la que se anunciaban grandes nuevas para
el mundo: el final de la guerra fría y las superpotencias firmaban
el armisticio de la paz. Fue al cabo de unos días tensos a raíz de
la guerra en Yugoslavia cuando este planeta estuvo a punto de saltar
por los aires. La capitulación rusa hizo posible la globalización,
la supresión de barreras y la llegada de una era de comunicaciones
interactivas de la cual no cabe seguramente marcha atrás. Paradojas
y contrasentidos de la Rusia misteriosa y mesiánica. Que un
campesino y un oscuro jefe de distrito de los Urales llegase a jefe
del Politburó y liquidase a la Urss y que haya sido sepultado con
los honores de un zar. Que los viejos contrarios, reconciliados
dentro de lo que cabe, se encuentren presentes en el funeral del
padrecito al cual tanto le gustaba el agüita de vida esto es la
vodka no es para echarlo en saco roto. Soplen y marchen. Prodaljaet.
(Marchemos) Gorby, su rival incandescente, al que derribó en un
golpe de estado estaba en el banco de respeto pero sin vela en la
mano. Putin su sucesor hacía santiguadas cada vez los oficiantes
invocaban a la Trinidad (vo imia Otsá i Sina i Siatovo Duja) En el
nombre del Padre y del Hijo.... A mi me pareció escuchar el rumor de
las alas de un serafín, el ángel de la paz, un mensajero del
Espíritu Santo que se columpiaba sobre el sabbaoth del iconostasio y
cuando el diacono cantaba la epístola de san Pablo en la cual se
afirma "la vida humana no se arrebata sino que se transforma en
la resurrección" se escucharon armonías maravillosas.
Paradojazas de una nación escarnecida, vilipendiada, la llamada
cárcel de los pueblos (tiorma ludei) que padeció la tortura del
gulags y de las hambres más atroces en la era de postguerra pero
donde las profecías de Dostoievsky parece que se están consumando.
Que ha expiado su dolor y que sale adelante con sus dificultades
cierto pero Europa necesita una Rusia estable y segura. ¿Dónde está
muerte tu victoria? ¿Dónde está muerte tu aguijón? Nos
preguntamos alborozados con san Pablo los que de verdad amamos el
bien y la belleza y odiamos la iniquidad y la mentira y tenemos fe en
la capacidad del ser humano para el amor y para el progreso, no para
la guerra. El fin de la era Jeltsin marca un hito en la historia
universal. No cabe marcha atrás. Imponderables aparte, se aleja de
nosotros el fantasma de una conflagración atómica. Nuestra
generación no tuvo infancia pero tuvo Vietnam y nos acostumbraron a
vivir con el miedo a la Bomba. El líder ex soviético significó un
alivio para tal pavor. A lo que se ve, no era un ateo convencido sino
un cristianin o creyente, uno de tantos, en el sentido eslavo de la
palabra (como en español se llama cristianos a la gente común) y
cuando el coro rogaba al Señor dador de vida personase los pecados
de palabra obra y omisión de Boris Nicolayevich, yo me acordaba en
esos instantes de una novela de un judío, Philip Roth, que se
llamaba algo así como el "Santo Bebedor". El adalid de la
post-perestroika a su modo fue una especie de santo laico. Que le
daba un tiento al jarro de vez en cuando pero ¿qué pasa? Son las
inveteradas costumbres del país de los brindis; robándole botellas
de gasolina a los depósitos de los gigantescos T34 los "ruski
soldati" entraron en Berlín a costa de miles y miles de bajas.
Una carnicería tan atroz no hubiera sido viable sin saltaparapetos
porque, también cabe recordar, que las juventudes hitlerianas
vendieron cara su derrota. En Rusia, o Rosía mayá, tienes nombre de
rosa, pero eres dura como un leño, al que no bebe lo tienen por
marica. Dios escribe al derecho con letras torcidas porque si aquella
mañana de abril ahora hará unos años, cuando Jeltsin se levantó
con resaca, no vuelve a emborracharse, aturdido por lo que acababa de
firmar, y le quitan la llaves de mandos del maletín nuclear todos
aquellos que ahora le insultan y le llaman borracho – señor
Sánchez Dragó un poco de respeto que la televisión en la que usted
actúa con trazas de simio la pagamos todos- todos nos vamos con San
Pedro. Por eso es verdad el antiguo aforismo que escuché en una
taberna cerca de la Piatniskaya ulitsa moscovita a un "cristiano":
Dios perdonará, perdonará eternamente a los borrachos. Misterios
del alma rusa. Un país que perdió cerca de cuarenta millones de
seres y más de cuarenta quedaron mutilados en la guerra contra
Hitler y que permitió el resurgimiento de Europa haciendo uno de sus
clásicos mutis, ensimismándose, por el foro durante la terrible
postguerra estaliniana, es un país al que debemos mucho y dejar de
reconocerlo sería necedad... Un país que tiene un sentido mesiánico
y redentor de la historia y se sacrifica por todos los pecados de los
hombres como un nuevo cordero de Dios. Duro, fuerte, y que sólo
puede ser dominado con vara de hierro y que siempre resucita.
Toda
vez que la creen arrinconada y rendida – fue el error de los
generales alemanes- de pronto revive. Rusia llena de contrasentidos y
de contraste capaz de la mayor violencia y la más suave ternura
plasmada en las famosa taská que brota en canciones tristes al
acordeón o la mandolina. Pueblo del sufrimiento redentor. Donde todo
es posible: el que el hijo de un campesino y nieto de siervos de la
gleba llegue a ser considerado el más alto barín (aristócrata) y
que haya tenido en sus manos gafas –le faltaba a Boris el dedo
pulgar por un accidente- el destino de la humanidad es un concepto
para ser tenido en consideración. Con Jeltsin desaparece una de las
figuras más importantes de finales del convulso siglo XX en su
década crucial y la más dura de todas. Paz a su alma y paz para
todo el género humano. Descanso eterno a todos los muertos. Ojalá
que a mí también me hagan un funeral como a su persona, y me
responsee toda una clerecía de cincuenta popes con sus dalmáticas y
sus incensarios. Con unas exequias tales no importaría morirse. Es
como tomar un autobús hacia el cielo. ¿Por qué? Porque creemos que
después de esta vida haya algo más los que esperamos y aguardamos
la resurrección de la carne. Seguro que el "santo bebedor"
ya está en el cielo. Nichevó que dicen los rusos.
Capitulo
70
CÁLLESE
Sr. AZNAR. CÁLLESE
Los
jefes de gobierno en Democracia cuando les llega el motorista de las
urnas, que suelen ser inexorables en su escrutinio, cierran el pico,
o se van a cultivar sus dalias o cabucar sus alcorques a domicilio
(tampoco les queda tan mala paga) y tratan de no incordiar o al menos
no estorbar. Eso es en Democracia y son las reglas del fair play.
Juego limpio, pues. En las repúblicas bananeras no aceptan el
veredicto popular y andan buscando justificaciones leguleyas y
llamándose a parte. Andan con bravatas y correveidiles de acá para
allá alegando pucherazo. Lo que resulta bochornoso si tales
dictámenes de revancha se hacen eligiendo foros extranjeros.
Entorpeciendo la gestión exterior de sus gobiernos. Eso no es
elegante. No es ético. De mi larga estadía en Londres me impresionó
el gesto de Harold MacMillan que volvió a los quehaceres de la
prestigiosa editorial familiar y se retiró a su quinta de Kent, con
una buena pomarada de manzanas Cox, después de que las urnas le
negaran el beneplácito a causa del escándalo Profumo donde cuidaba
de su jardín y contestaba con evasivas a los requerimientos de la
prensa para hacer entrevista (conservo una carta suya en que de una
forma exquisita me da rotundas calabazas Super Mac como le
denominaban los caricaturistas de Fleet Street para los que su rostro
anguloso y peculiar era una auténtica mina). Sir Alec Douglas Hume,
un aristócrata dignísimo, un superclase y un viejo zorro de la
política, se compró una caña y se fue a pescar salmones a los
lochs de Escocia. De este líder británico guardo buenos recuerdos y
una foto en su compañía con él a orillas del Támesis. Le llamaban
sus amigos y enemigos The skull (la calavera) no sé si porque era
hético y cenceño y lo más parecido a un cráneo humano o porque
jamás descomponía el gesto. Helmut Schmidt, el alemán Helmut
Schmidt, un periodista brillantísimo y que de teniente de la
Wehrmacht pasó a ser el gran valedor de los intereses hebreos en
Alemania en su calidad de director de Die ZEIT, cultivó sus
aficiones melómanas y tocaba el órgano o la pianola por las tardes
en su domicilio de Hamburgo. En un par de entrevistas que le he visto
televisión alemana vía satélite sigue fumando como una coracha,
algo más gordo pero dueño de su proverbial clarividencia y de su
desencanto, y de su sucesor Helmut Kohl, el gordo Kohl, nunca más se
supo. Heath, don Eduardo Heath del que he hablado largo y tendido en
mis crónicas fue nombrado director del orfeón de su pueblo. Wilson,
don Harold Wilson que en paz descanse, se entretenía cuidando de sus
nietos, y aferrado a su proverbial cachimba en la cual encuentra
inspiración para la redacción de sus memorias, ayudado por su
incondicional secretaria Marcia Williams, aguardó, longánimo, la
llegada de las Parcas, ya casi nonagenario. James Callaghan cuando
dejó la vida política guardó un bajo perfil. Jimmy Carter del que
escribí lo mío durante mi corresponsalía en USA se dedicó a la
filantropía y a construir manos a la obra como un albañil
cualquiera casas baratas para pobres en Centro América. Y eso que
era un experto en la guerra termonuclear. Monsieur Pompidou, muy
francés y un orador cabal, hijo de un hispanista, abrió las páginas
del Quijote para encontrar consolación en su retiro cerca de Colombé
–les- Deux- Eglises, el sitio de la campiña que vio expirar la
grandeur de De Gaulle. Pero Giscard d´Estaign, más puñetero y que
nunca me cayó bien pues me caen mal los masonazos y masonazo me era
él y enemigo acérrimo de España, tuvo varios amantes, flirteó con
la mujer de Pierre Trudeau (otro de mi época que ha dejado de fumar)
y algunos avisados amigos que tengo en Paris me informaron que se iba
de putas al Bois de Boulogne. Jeltsin se aferró a la botella y de
eso acaba de morir. Yo creo que era un buen hombre y pese a sus
gestos histriónicos y perestoicos le libro al mundo de no pocos
baticores, por lo que me parece una broma el "homenaje" que
le hizo el Sánchez Dragó, ese petulante mamporrero y enano
encaramado en los informativos, llamándole borrachuzo por Telemadrid
cuando el cuerpo del ex dirigente ruso estaba aun caliente (eso no se
hace, señor Dragó, siga uzté con su rostro asnal y su rosa y su
agua mineral sobre la mesa dándonos más de lo mismo y mucha
telebasura, mala critica, peor prosa con mucho refrito y "guns
and roses" y a los demás, seltz con soda. Y digo esto porque yo
vengo de un mundo elegante de confrontación de bloques pero donde se
respetaban las reglas del juego, oiga. A los presidentes y ex primer
ministro de los países importantes les viene la sabiduría con la
jubilación y para ellos el retiro se convierte en tiempo de
reflexión. Aznar, por lo que veo, sigue siendo tan carpetovetónico
hasta en eso. No se conforma, no tira la toalla. Es terco como
oriundo de navarricos y asoma la gaita en la Georgetown o se va a
Moscú a hablar con los rusos de Gazprom sin previo aviso. Lo
correcto es previamente evacuar consultas con el Ministerio de Estado
o llamar teléfono al Palacio de Santa Cruz. Cállese, señor Aznar.
Cállese. Estaría usted mucho más monín calladico. Sus últimas
manifestaciones públicas parecen torpedos a la línea de flotación
del gobierno de ZP. Y eso es juego sucio. Me parece a mí. En
realidad don José Mari no es más que un chico de los recados
(errand boy) de la Fox. Lo tienen de botones y él el hombre se pone
finchado como una pava creyéndose una especie de oráculo de los
intereses occidentales. A lo largo de mi carrera periodística
estudié bien el Departamento de Estado y hasta en una ocasión entré
en Pentágono. Allí todo a veces parece lo que no es. Un laberinto
en el que confluyen los intereses económicos geoestratégicos
tecnológicos y empresas. USA carece de amigos y sólo tiene
intereses. Se trata de unos negociadores muy duros y las bandas de
actuación tanto del Ejecutivo, del Legislativo los militares o la
CIA son vetas separadas y comportamientos estancos. Círculos
concéntricos hasta llegar al arcano del poder, el módulo íntimo lo
mismo que si se tratase del núcleo de la bomba atómica. En unos
sitios te hacen el paripé y en la puerta más allá te dan caña.
Luego los del New York Times y el Washington Post tienen la última
palabra. Aunque la verdad sea dicha todo el poder reside en Wall
Street. Paradojas de la vida americana y del Departamento de Estado
donde siguen si fiarse mucho de Aznar. ¿Por qué causa? Bien
sencillo. ¿Recuerdan ustedes la crisis de la Isla Perejil? Bueno
pues allí Aznar metió la gamba al introducir la mano en el avispero
del Magreb. El más antiguo tratado de Amistad y de Cooperación de
la Unión es el firmado por unos de los presidentes norteamericanos
con el califa de Rabat. Es zona exclusiva a sus intereses
estratégicos. No quieren que se les incendie el polvorín del mundo
árabe. En ese sentido, comprendo muy bien a ZP que es un político
bastante avisado aunque le lluevan vituperios de tonto por todas las
partes, pero sus servicios secretos deben de haberle puesto al loro
de que ojo con Marruecos, aunque estando todas mis simpatías con
nuestra antigua colonia del Sahara. Que nos quitaron los americanos
por una razón muy sencilla allí hay fosfatos y puede haber
petróleo. Entonces la Cia organizó la Marcha Verde. Eso puede que
le costara las elecciones generales no por su servilismo en Azores
sino por algo mucho más grave e indiscernible, críptico y
paradójico como es la complicada política exterior Usa siempre a
cargo de los "wunderkinder" del Pentágono y del
Departamento de Estado, casi todos ellos con apellido alemán, de la
escuela del físico Von Braun, o de origen judío: Gaspar Weinberger,
Kissinger, Harold Brown, Schlesinger [George Bush al poner una negra,
Gondoleza Rice (mucho arroz para un pollo), ha roto toda una
tradición y es por lo que la gestión externa, por eso, no porque
sea mujer una negra, sino que para dirigir ese barco hay que tenerlo
bien puestos, o la propia Margarita Albright la que decía "cojones"
con tanto tronío y en castellano que le dio a Bush muchos
quebraderos de cojones por causa de la crisis de Yugoslavia y que por
poco estuvo a punto de costarle al mundo una guerra nuclear un día
que Boris Jeltsin se levantó con resaca, menos mal que alguien le
escondió las llaves del maletín secreto o caja de mandos de los
misiles] coparon esos cargos. La norma es que su política sea
ambivalente y ambidiestra pero sumamente conjuntada y eficaz. En el
State Department mandan los liberales y en el de Defensa los tipos
duros. Los unos tienen los mejores diplomáticos y los mejores espías
aunque a veces les falta tacto y son algo manazas. Los otros tienen
las mejores armas, los más versátiles aviones de combate, pero les
falta infantería y es la infantería lo que gana las guerras y los
muchos cojones y no la tecnología. El otro arma poderosa en sus
manos es Hollywood el gran altar mediático de donde se oficia un
poco la ceremonia de la confusión, se rinde culto a la violencia con
películas de buenos y malos, y la bazofia y los líos de cama están
a la orden del día para goce de los cotillas de nuestra telebasura
española. No es un mito aquello de halcones y de palomas. En cuanto
a Aznar, éste ha tenido muchos panegíricos a este lado del charco.
Hay quien lo pone por las nubes. El mejor presidente que tuvo España,
el que levantó la economía (a base de poner ladrillos y vender
parcelas, claro está), el que acabó con Eta (tampoco es cierto) y
blablaba. A mí Aznar me pareció un buen alcabalero, un buen
funcionario de Hacienda pero un mal presidente de gobierno.
Desmanteló el ejercito, quiso liquidar la administración, se
llevaba mal con los catalanes, caía antipáticos a los vascos y
luego era un señor que hablaba muy serio y se reía con una risita
floja de Bud Bunny, el conejo de la suerte. El conejo de la suerte.
Sí. Sí. Para mí su mandato coincidió con un tiempo de desgracia y
de persecución que no sé ni cómo puedo estar aquí. Tuvo desde
luego buenos gestores como Cascos, Rato o superalcaldes como el de
Villanueva de la Cañada, Luis Partida en quien yo veo merced a sus
capacidades administrativas y dotes de permeabilidad y capacidad para
la negociación y los negocios a un buen líder del PP –su figura
es más plana y no tan decorativa como la de Rajoy pero hombre eficaz
y es eficacia lo que España necesita en estos instantes, no buenos
discursos- pero sus chicas a mi juicio no alcanzaron el fiel de la
balanza del examen de grado (la Tocino, la de Palacio, la ministra de
Insanidad aquella malagueña de cuyo nombre no quiero acordarme, la
Espe] Doña Esperanza Aguirre creo que más que ministra de Cultura
era la ministra del diseño y de la imagen. Ahora quiere ser reina.
Dicen que a su peluquero lo hizo subsecretario. Premio. Pero en
cultura, cero patatero. Aznar no tenía mano izquierda y se hizo
antipático al personal. La gota que colmó el vaso fue el
hundimiento del Prestige y la explosión de impopularidad estalló
con la guerra de Irak. Las bajadas de pantalones con los americanos
no suelen ser rentables en la política española. Hay que amarrar y
soltar cuerda. Pero Aznar se creyó porque toma una vez el té con
pastas en Downing Street que ya era amigo intimo de Tony Blair. No
conocía tan bien a la pérfida Albión como creo conocerle yo.
Tampoco tienen amigos los ingleses sólo intereses y con su postura
en Irak José Mari dio mucho más de lo que recibió. En cuanto a sus
manifestaciones patrioteras sobre la unidad de España que todos
defendemos y por la cual yo he tanto he sufrido me parecen fuera de
lugar haciéndolas desde Washington. Les puedo contar una anécdota
de cómo a mi antecesor Félix Ortega, uno de los mejores periodistas
que he conocido, nos llamaron al orden porque nos liamos a escribir
mucho desde la ciudad de los rascacielos sobre la preeminencia que se
daba a los políticos del PNV allá. De hecho el lendakari Aguirre
independista recibió asilo en América tras nuestra tragedia civil y
se mimaba a los catalanes. Lagarto, lagarto. Bueno pues Aznar es
nieto de un exaltado separatista vasco, el simpar don Manuel Aznar el
organista y ex seminarista que al final de sus días decepcionados
afirmaba que lo que a él le hubiera gustado en realidad es haber
sido cura pero fue periodista y de prestigio en el Régimen anterior,
amnistiado por Franco de la pena de muerte. Yo creo que era una buena
persona pero sin convicciones políticas demasiado estables y un
tránsfuga característico. Emilio Romero no le podía ver. Así que
Cállese, don José Maria. Cállese. No eche más leña al fuego que
están los ánimos confusos y el país muy revuelto. El pueblo
desorientado. Y los de la COPE hechos un brazo de mar y todo el país
hasta las cejas comiéndose su propia mierda con la telebasura y la
pornopolítica. Me hablan de la once eme – once mierdas- y tiro del
enchufe del televisor. Escucho la palabra eta y apago el conmutador.
Harto de tanto guerra civilismo de tanta ceremonia de la confusión.
Por eso a veces me da pena el pueblo español al que suelen engañar
con tanta frecuencia los demagogos. Nos la están metiendo doblada
unos y otros. Dejen a nuestro presidente gobernar. Sin razón o con
ella siempre será mi presidente. Aunque venga de León, no es don
Suero de Quiñónes. Se llama tan sólo Rodríguez de primero y de
segundo Zapatero. Un chico de otra generación. Y con buenas
tragaderas. Vale para político. Todos los días al desayuno, un
sapo.
Capitulo 71
DEL
SALT AL SART Y OTRA VEZ VOLVER A EMPEZAR
La
noticia de que los Estados Unidos están tratando de arrimar las
bases de lanzamiento de misiles nucleares al limes ruso me parece de
un tenor escalofriante. Por lo que merecen toda nuestra aprobación
de antiguo politólogo las protestas del embajador de la Federación
Rusa en Naciones Unidas desenmascarando un acto hostil que puede
encarrillar a este planeta a un conflicto atómico o, en el mejor de
los casos, relanzar la carrera de armamentos estratégicos de la
guerra fría que todos creíamos aparcada tras la firma de los tres
tratado SALT y posteriormente en los 90 de la pasada centuria los
START firmados en Viena entre Breznev y Carter. Como periodista que
asistió a la conferencia de Helsinki en 1969 y cubrió para la
agencia Pyresa de Madrid la era Carter desde Nueva York añoro en
parte aquellos tiempos en que el manisero de Plains, una oscura
localidad perdida en el inmenso estado sureño de Georgia, nos
deleitaba hablando de paz con los soviéticos y hablando de una nueva
era de paz y de cooperación entre las superpotencias. Éramos todos
unos ilusos. Nos estaba vendiendo la burra mal capada como se suele
decir en romance. Pese a su humilde apariencia de cristiano
fundamentalista, abstemio morigerado de costumbres, muy pagado del
amor de su esposa Rosalyn y de su hija Amy, Jimmy Carter ocultaba una
carta bajo la manga. Era un especialista en cohetería nuclear desde
su graduación como guardiamarina en la escuela Naval de Anápolis a
las órdenes del almirante Rickover. Mientras hablaban de paz y de lo
bueno que era el mundo en el Pentágono estaban preparando la guerra
de las galaxias. Los poderosos a veces resultan unos consumados
equilibristas en el arte del doble lenguaje. Después de la era
Carter que fue el colofón a la era Nixon, a la era Ford y a la era
Kennedy, se avecinaban los tiempos duros de Reagan, de Bush padre y
de Bush hijo. Las palabras se las llevó el viento y henos aquí
todos de nuevo ante el punto de partida. El belicismo se hace notar
en el lenguaje aguerrido de algunos políticos. El dúo Bush Blair –
ambos apellidos escritos con be de burro y be de bestias- toca el
clarinete con tanta solercia y habilidad como lo pueda hacer Woody
Allen en ese local del Bajo Maniatan. Y con tanta fuerza que nos
aturde pues hay palabras gruesas en el aire y la atmósfera está muy
sobrecargada de amenazas. El malo de la película es ahora Irán al
que la propaganda belicista culpa de estar armado hasta los dientes
de parafernalia atómica de la misma forma que otrora se culpó a
Sadam Hussein de contar con el arma letal, lo que desencadenó esa
horrible carnecería de la guerra de Irak que día a día contemplan
horrorizados por la televisión nuestros ojos. ¿Dónde estan
aquellas armas de destrucción masiva con que contaban los irakíes?
Pues en ninguna parte. Todo quedó en agua de borrajas y ardides,
añagazas y justificaciones leguleyas para dar soporte legal al
estallido de una guerra. Se han esgrimido bastantes mentiras y muy
gordas al respecto. Los que confiamos de que en aquella reunión en
la cumbre el año 89 entre Bush senior y Gorbachov con los que se
sancionó un pacto de no agresión y se firmó el finiquito de la
Urss iba a reportar beneficios para la paz mundial. Aquel día de
diciembre la mar era arbolada en Chipre donde tuvo lugar el encuentro
todo un presagio de las nuevas galernas que habrían de sobrevenir en
un mundo multipolar. Asolado por las hambrunas, las injusticias
sociales, los desequilibrios económicos, los movimientos en masa de
poblaciones, la emigración sin control. El mundo en 2007 es mucho
más peligroso e inseguro que lo era en 1989. Todo eso se lo debemos
a la caída del muro de Berlín al pacto de amistad y de cooperación
sellado a bordo de aquel buque. Sin embargo, el pesimismo no tiene
por qué invadirnos. Es preciso hacer virtud de la necesidad. El bien
saldrá adelante y los perversos serán confundidos y ahogados en su
propia carnaza. No conviene lanzar patadas contra el aguijón ni
blasfemar contra el espíritu de los tiempos o lo que un filosofo
alemán llamaba el Zeitgeist. Los que conocemos y amamos a rusia
sabemos que es un país fuerte de sorprendentes recursos acostumbrado
a resistir y a salir volando como el ave fénix de sus cenizas y de
los calamitosos tiempos de ferralla nuclear de Gorbachov o de Yeltsin
en que aparentemente se puso a toda una superpotencia en almoneda han
nacido los nuevos modos de la era Putin que da la impresión de ser
un hombre fuerte y que no se hará de miel ni le temblará el pulso
ante las bravatas de los warmongers de siempre. Desgraciadamente el
arma nuclear vuelve a estar en candelero. La creíamos enterrada.
Obsoleta o como una herramienta de suicido colectivo para toda la
humanidad. Algo obsceno, inmoral que al pobre padre de la bomba
atómica Albert Einstein le hizo sonrojarse al igual que a los
científicos que apadrinaron el proyecto de los álamos en Alma
Gordo. El exterminio puede ser masivo y el grado de supervivencia
cero, se decía. Pero también hablábamos por aquellos días los
cronistas del famoso "edge" o pequeña ventaja en la
contundencia y profusión de la arponería del exterminio. Hoy se ha
suprimido el concepto deterrent o miedo a la bomba. Dice un refrán
español que el que ama el fuego en él perecerá y algunos parecen
empeñados Vendría el holocausto universal, el verdadero holocausto.
Aunque algunos ilusos, iluminados o mentes diabólicas piensan que
puede haber algún superviviente para contarlo a bordo del Air Force
One. ¡Qué ilusos! Pertenezco a una generación que aprendió a
crecer y a convivir con la bomba puesto que se trataba de una amenaza
contingente con pocos visos de materializarse pero ahora los viejos
demonios familiares vuelven a resurgir. Me llena de terror por
ejemplo que Israel se presente al programa de Eurovisión con una
canción que se titula así "Vamos apretar el botón". No
se nos pasaba por la cabeza el horror que puede ocasionar al estallar
esas ojivas nucleares al estallar. Porque creemos en la paz. En el
shalon hebreo. En el mir de los rusos. En la pax augusta. De Roma.
EPÍLOGO
EL
DIABLO, LA MOZA DEL CÁNTARO Y EL ACUEDUCTO
Los
rusos le llaman "chiort"
(el infame), los alemanes "Teufel",
los judíos "jartoun"
los mahometanos djin los ingleses "devil"
del latín diábolos (el interpuesto) y entre los españoles el
diccionario RAE computa una larga lista de voces: mengue, megisto,
diantre, cachano, pateta, Arimán, Pedro Botero, candongo,
antricristo, genio infernal etc.
Bueno
va. No se trata de un chiste como quieren las Redes sino de una
decisión envenenada por parte de los que adoran al diablo y entre
ellos está esta pobre alcaldesa que antes de meterse a política
fregaba suelos y oficiaba de pinche de cocina como merdellona. Se
trata de una blasfemia en toda la regla, de un acto sacrílego porque
han quitado una estatua de la Virgen que estaba allí desde el siglo
XVI y han entronizado a Satanás en lo alto del puente del Acueducto.
Madrid es la única capital del mundo que lo elevó una estatua,
colocada en el Retiro, y ahora la alcaldesa de Segovia quiere ponerlo
desnudo mirando para el acueducto dicen los satánicos que al pateta
gran seductor de mujeres le gusta ponerlas en esa postura cara a
Cuenca en este caso en la bajada de la calle San Juan y al lado de la
Virgen junto al colegio de monjas por ahí bajábamos los
seminaristas con nuestras becas y bonetes a paseo. Se trata de una
astracanada y una veleidad de la alcaldesa Clara Luquero que para mí
es mujer de pocas luces pero el tema tuvo una repercusión mundial.
En Segovia y el mundo entero no cabe un tonto más.
Ahora
todos los guiris del planeta vendrán a ver a Bartolo, y Astarot hará
caja porque en Segovia no cabe un tonto más. Creo que por ahí va la
cosa. Señora alcaldesa no tengo otro remedio que poner en berlina su
frivolidad porque esta decisión nos ofende a muchos segovianos.
En
lo alto del acueducto estaba la estatua de Cesar Augusto que con la
cristianización se transformó en una imagen de la Virgen María.
Eso
sí, en el edículo de detrás había una figura escuchimizada de
yeso que todavía estaba allí cuando yo era infante y decíamos que
era el diablo.
Los
chicos le tirábamos piedras al "santo" pero nuestros
dardos no llegaban tan, no podíamos darle a Júpiter en la cabeza.
La
señora Luquero oyó campanas y no sabe donde apoyándose en una
leyenda urbana que aseguraba que Lucifer construyó en una noche esta
gran obra de romanos por una apuesta con el ama de un cura la moza
del cántaro que tenía que recorrer todos los días dos kilómetros
hasta el Campillo donde estaba el aljibe para llenar la botija.
No
pudo terminar el señor Pateta la gran fábrica, perdió la apuesta
si te hago un puente tú me darás tu alma, y la moza del cántaro
salvó su alma entrando después en un convento de clarisas en
agradecimiento por haber ganado la partida a Satanás, de acuerdo con
esta vieja leyenda medieval.
Ahora
parece ser que lo satánico vende mucho y el asunto ha sido viral en
Internet. Pero no hay que asustarse, porque sabe más el diablo por
viejo que por diablo. Pelillos a la mar.
El
acueducto lo construyó Augusto ▬ importa
saber▬ que
fue uno de los emperadores que estuvo largo tiempo en Hispania,
luchando contra arevacos y astures. De los Doce Cesares fue quien
tuvo más contacto con la península ibérica. Trajano el otro
emperador al que se le atribuye el gran puente elevado sobre la
muralla, transcurrió su vida en Oriente, a pesar de que dicen haber
nacido en Coca llegando a establecer campamentos en Bitinia
(Turquía).
Adriano
fue el más viajero pero su campo de acción fue Britania, las Galias
y el norte de África; sus legiones dominaron Palestina y llegaron
hasta la India. Vespasiano y Tito nunca pisaron suelo español.
Fueron los que aplastaron Jerusalén y dominaron la rebelión de
Palestina, según Flavio Josefo, historiador judío. Calígula hizo
cónsul a su caballo, Diocleciano y Domiciano le dieron duro a los
pobres cristianos a los que llevaron a morir devorados por los leones
en el Circo Máximo.
Además
en este tiempo las estradas, termas y anfiteatros ya estaban en uso,
cuando el español Teodosio fractura el imperio en dos, él se
quedó en Roma y a Arcadio le coronó en Bizancio. Caracalla fue
asesinado en Siria pero el creador de las grandes calzadas y de las
monumentales opera magna fue Cesar Augusto.
Sentía
una gran pasión por los acueductos. Uno de sus pendolistas según
refiere Fergus
Millar en
la historia de Roma Julius
Fortinus escribió
un libro "De
aquae ductae urbis Romae",
que aun se conserva en la que refiere todos los pormenores para la
erección de tales acuíferos▬ traza, excavaciones, canteras,
transporte, acemileros, aperos, maromas, barrenas y andamios▬ que
canalizaban traídas hacia las ciudades del imperio salvando
desniveles de valles y colinas.
De
las XXV legiones de asiento en el imperio romano una la Victrix
Asturica Augusta acampó en diversos castra
segovianos,(Septempublica Sepúlveda
y Cauca,
Coca, Sacramoenia,
Muros Sagrados) y fue seguramente la que acometió los trabajos de la
construcción del acueducto.
Fue
por tanto obra de militares. El ejército y el Senado eran los dos
baluartes del imperio romano. Las cohortes y manípulos estaban
asistidos por tropas auxiliares. Los auxiliares eran esclavos que
buscaban su manumisión, alistándose en filas y ellos fueron con sus
trabajos los que dieron opulencia y estabilidad a este inmenso
monumento que hoy admiramos.
Nada
tiene que ver con el diablo patudo, cornudo, procaz, salaz y algo
empalmado, ni con el ama del cura, pero no todo, delante del colegio
de Concepcionistas y mirando para el acueducto.
Finis
coronat opus
Lunes,
30 de abril de 2018
INDICE
CAPITULAR CATALUÑA LOS JUDIOS LA MARRANERÍA Y OTRA HISTORIAS
1
PAGINA
HACIA
OTRO 98. LA DESTRUCCIÓN DE ESPAÑA.
PRÓLOGO
1
12
CAPITULO
1 EL BABLE
17
Capitulo
2 ANTE EL ARA DE SAN BAUDILIO DE BERLANGA TUVE
YO UNA VISIÓN
22
Capítulo
3
SAN BAUDILIO EPICENTRO DE LA ESPAÑA MÁGICA
28
Capítulo
4
DALÍ
Y LAS ORENETAS (GOLONDRINAS) DEL AMPURDÁN. CANTO A GERONA
70
Capitulo
5
ILIBERIS
ORÍGENES DEL CRISTIANISMO EN ESPAÑA
107
Capítulo 6 CÓRDOBA
LA SULTANA.
Pagina 145
Capitulo 7 TIEMPO
DE SATURNALES
Pagina
163
Capitulo
8 EN LOS CEMENTERIOS NO HAY RELOJES
Página 170
Capitulo
9 UN PREGONAO EN TOLEDO
Capitulo
10 MURIÓ LA HIJA DE FRANCO. PAGINA 191
CAPITULO
11 MENÉNDEZ DE AVILÉS ERA CUDILLERENSE
Pagina
194
213
CAPITULO
12 PERIODISTAS DEL ARRIBA
CAPITULO
13
150
ANIVERSARIO DE CHEJOV
PÁGINA
219
CAPITULO
14 NOSTRADAMUS PREDICE COSAS TERRIBLES PARA EL 2020
PÁGINA
231
CAPITULO
15 LA LAURA DE KIEV
234
CAPITULO
16 GUARDIA BLANCA. PAGINA 237
CAPITULO
17
LA FIESTA DE LA DORMICIÓN
PAGINA
242
258
CAPITULO
18
CANTA
EL RAITÁN
263
CAPITULO
19
ROMA
FRENTE A TOLEDO. DIFERENCIAS ENTRE EL RITO CLUNIACENSE Y EL MOZÁRABE
273
CAPITULO
20
ARZOBISPO CARRILLO PRIMADO DE TOLEDO
282
CAPITULO
21
EL
DIA DE SAN BERNARDO EN FUENTESOTO
288
CAPITULO
22
CATEDRAL
DE TOLEDO
298
Capitulo
23
AMOR
A CATALUÑA
309
Capitulo
24
SOROS
SPONSOR DE UN FRENTE POPULAR EN CATALUÑA
313
Capitulo
25
ARTURO
MAS Y SUS COFRADES
315
Capitulo
26
JUAN
NEGRIN: "COMPANYS Y LOS CATALANISTAS, CULPABLES DE QUE LA
REPÚBLICA PERDIERA LA GUERRA CIVIL"
324
Capitulo
27
LOS
POEMAS DE UN ASTURIANO ASESINADO EN CATALUÑA
330
Capitulo
28
El
CURA DE LOS PALACIOS
334
Capitulo
29
EL COMPLOT SECESIONISTA, EL PISTOLERISMO Y
LA MANO NEGRA
338
Capitulo 30
QUEVEDO
VERSUS TERESA. CRISTIANOS VIEJOS Y NUEVOS
351
Capítulo 31
QUEVEDO LA
CALLE DEL NIÑO
360
Capitulo
32
CERVANTES
Y ASTURIAS
364
Capitulo
33
FRAY
ANTONIO DE GUEVARA Y SANTILLANA DEL MAR
369
Capítulo
34
HERNANDO DE
TALAVERA EL ALFAQUÍ CELESTIAL O EL FRACASO DEL BUENISMO
379
Capitulo
35
REITRES
DEL TEMPLE
383Capitulo
36
RASPUTIN
393
Capítulo
37
SENDER CONTRA LA GAFANCIA DE LOS BORBONES
407
Capítulo 38
CÁMARA
SANTA DE OVIEDO
413
Capitulo
39
LA
ERMITA ROMANICA DE SAN VICENTE Y LA TORRE VISIGODA DE SAN GREGORIO EN
FUENTESOTO (Segovia)
423
Capítulo 40
OSCULANDA
427
Capitulo 41
FRANCO Y LOS JUDÍOS
430
Capítulo
42
ELOGIO
DEL SILENCIO. EL DESIERTO VIVIFICA
433
Capitulo
43
EL SASTRE DEL CAMPILLO Y LO QUE ANUNCIÓ
GEORGE ORWELL. ASALTAN EL APRISCO LOS LOBOS Y VIOLAN A LAS OVEJAS EN
MANADA
446
Capitulo 44
BECAUSE I AM A LONDONER
456
Capitulo 45
GOGOL
464
Capítulo 46
MEDIO
SIGLO DE SACERDOCIO DE LOS DEL 55
467
Capitulo 47
ENOCH
POWELL A PROPHET OF OUR DAYS
469
Capitulo
48
PEREDA
EL BABLE DE SANTANDER
472
CAPÍTULO
49
TOMÁS SALVADOR
479
CAPITULO
50
MÁRTIRES
DOMINICOS ASTURIANOS DE LAS CALDAS DE BESAYA
485
CAPITULO
51
PEDRO
SÁNCHEZ
494
CAPITULO 52
JABALÍES
500
CAPITULO
53
VUELVO A COMILLAS DESPUES DE 57 AÑOS
503
CAPITULO 54
TIEMPO DE DE CEREZAS
511
CAPITULO 55
VALDESIMONTE
521
CAPITULO
56
TRES
JUEVES HAY EN EL AÑO
533
CAPITULO
57
ENTRONIZACIÓN
DE BENEDICTO XVI
544
CAPÍTULO
57
EL
GENERAL FRANCO Y EL PERIODISMO DEL SILENCIO.
560
CAPITULO
58
PERVERSIÓN
LINGÜÍSTICA
566
CAPÍTULO
59
RECUERDOS
DEL CAMPUS COMILLENSE
593
CAPITULO
60
….FÁTIMA
YO DUDO
611
CAPÍTULO
61
EL ESPIRITU SANTO SOPLA DESDE MINNESOTA
627
Capítulo 62
BORGES
642
Capitulo
63
ALCÁZAR
DE VELASCO EL ESPÍA DE FRANCO
654
Capitulo
64
UN MORDISCO A LA GRAN CAMUESA
683
Capitulo 65
LA
VIOLENCIA DE GÉNERO SUSTITUYE A LUCHA DE CLASES
726
Capitulo
66
CRISTO
ES UN ESTORBO
751
Capítulo
67
NUEVA
YORK
786
Capitulo
68
TOLSTOI
810
Capitulo
69
ADIOS
A UN "SANTO BEBEDOR": BORIS NIKOLAYEVICH YELTSIN
820
Capitulo
70
CALLESE
SR AZNAR. CÁLLESE
836
CAPITULO
71
DEL
SALT AL SART. VIVIR CON LA BOMBA