VILLAAMIL
AVANTE SIEMPRE LA CRUZ DELANTE (I)
Fue
el héroe del 98 nuestro hombre olvidado el ayudante de Cervera que salvó
nuestra honra en Cuba.
Era el
ayudante de Cervera, como tercero de escuadra después del contralmirante, pero
el almirante salvó y fue recibido con honores en Nueva York por el presidente MacKinley y repatriado pero el
gran marino asturiano capitán del torpedero "Furor" fue
cañoneado apenas salió a la mar por la escuadra norteamericana que había establecido
el cerco a la bahía de Santiago.
Don
Fernando Villaamil aún sabiendo que navegaba a la muerte salió. Sus últimas palabras
fueron: "Por España y por mi reina". Se dijo que estaba enamorado de
María Cristina.
Es posible
que las nuevas generaciones de hispanos no hayan oído siquiera su nombre pero
yo me emociono cuando visito su monumento en Castropol en una recoleta plaza
con jardín vistas a la mar.
Su nombre
queda ahí.
La potente
escuadra estadounidense cañoneó al "Furor" y al "Plutón" a placer.
Cervera pudo escapar navegando en ceñida por la costa.
Escoltado por los navíos de Villaamil a la sirga.
Estimaciones
de Francisco Camba, su mejor biógrafo, y de algunos historiadores estiman que
la cifra de bajas de los barcos hundido de nuestra escuadra en unos seiscientos
hombres por doscientos estadounidenses y cien mambises cubanos.
Atardecía
el 3 de julio de 1898 cuando se cableó la trise noticia en Madrid el presidente
de gobierno estaba en los toros y no se suspendió la corrida...
Era evidente
que los yanquis poseían, habiéndolo heredado de los ingleses una ambición geoestratégica
de dominar los mares.
Ese
"Britania rule the waves" determinaría que sus destructores
aniquilaran prácticamente a nuestra armada en Cavite.
Perdimos
Filipinas y Cuba. Jamás la dignidad y el orgullo de pertenecer a una nación que
había gobernado el mundo.
Sin embargo,
cuando visité Cuba algunos paisanos me hablaron con orgullo de ser
descendientes de aquellos españoles que le echaron redaños.
Nuestros
marinos y nuestro ejercito dejaron alto el pabellón y una huella de amor que también
puede transformarse en odio tanto en Filipinas como en Cuba.
Fue nuestro
último florón. El 3 de julio de 1898 entró nuestra decadencia.
Nuestros
hombres de mar se enfrentaron no solamente
a un poder naval superior sino también a una prensa parlera y
jactanciosa que auguraba que le íbamos a dar una paliza a los gringos.
La mayoría
de nuestros rotativos habían sido sobornados por el magnate Randolph Hearst.
Aquel
ciudadano Kane que sabía mucho de coartadas y que el engaño y la mentira pueden
rendir frutos en circunstancias puntuales. Porque en la guerra todo vale.
Los estadounidenses aniquilaron nuestros
barcos pero no acabaron con ese espíritu hispano y de un idioma que se habla
desde el Río Grande.
Por lo
demás el héroe asturiano del 98 era un marino de elite avezado en las tácticas bélicas
náuticas. Diseñó el primer destructor y se formó en la escuela de la marina de
guerra inglesa.
Fue el
primero en dar la vuelta al mundo a bordo del "Nautilus". Un auténtico
lobo de mar. Los guardia marinas de "Elcano" aprenden de su memoria.
No era
de aventajada estatura pero dicen sus biógrafos que conservaba un humor típicamente
y esa bonhomía ovetense que le hacía ser muy querido por las dotaciones que
comandó durante su carrera castrense.
Su memoria
debiera aliviarnos a los españoles en estos tiempos recios y de tribulación. Así
que "Villaamil avante y con la cruz por delante. España debe mirarse en
sus hombres de honor. "Good soldiers never die they only fade away"
(los buenos soldados nunca mueren, sólo desaparecen), dicen los británicos