LA
CASONA DE VILLAZÓN
A
Arije me lo encuentro todos los días yendo y viniendo por los
bulevares de la Reina Madre allí donde hay una clínica muy bonita
que fue hospital de sangre para todos los soldaditos de nuestras
guerras africanas. Aparece en imagen una enfermera de bronce que
atiende compasiva a un cabo, abierta la sahariana con los ojos
agonizantes, y su agonía recuerda a los pasantes imágenes olvidadas
de la Forja de un Rebelde. Del pecho se escapa un chorro de sangre.
Tarde de mayo. Auras de juventud. Esta zona de la capital me
retrotrae a mis tiempos de estudiante, la parada del F, el autobús
que nos llevaba a la facultad. Y el cobrador que era un gallego rubio
uniforme gris como de presidiario y una visera-bonete, y acento
orensano, con un guarismo de cobre, el de su registro, por cima de la
visera, picaba los pases que eran veinte números desparramados en
una hoja de cartón sobre cada uno de los cuatro ángulos. Se sacaban
en la taquilla por un duro. Veinte viajes diez días lectivos de
facultad. Nos vamos. No va más. Le veía todos los miércoles cuando
tocaba latín con el Sr Mariner Bigorra a las nueve sentado en su
telonio y mirando alegremente con ojos de juventud. Una vez me tocó
viajar detrás de una monja concepcionista y joder cómo arrimaba el
culo le ardía todo de la greba a la cimera. Hambre sexual de los
sesenta. Niño rocame la toca. Aquella zona estaba en los límites de
la glorieta donde había un cine grande en que veíamos películas de
espías alemanes y un bailongo en los bajos. Sara Montiel acudía a
una famosa cafetería de los alrededores y se la veía muchas tardes
mirando por la cristalería del ventanal y mostrando sus torneadas
rodillas de manchega que por aquellos días eran una inducción al
pecado mortal. ¡Qué pronto pasó todo! Esta mañana sonó un tiro
en el bulevar. Habían matado a un descamisado. Aullaban los perros
flautas. Una cuadrilla de energúmenos operaban el cadáver e iba
delante un diácono dando vueltas al píxide y en lo alto daba
vueltas al aire la coleta del difunto. Por las noches en las campas
circulaban por los solares del Canalillo mujercillas de virtud
incierta. Este ajetreo ya pasaba en los tiempos de Galdós. Una paja
una peseta; un polvo con goma, un duro. A Revilla el lechero montañés
e la calle Carnicer no le gustaba en estos encuentros ponerse el
arnés. Era Revilla muy suyo. Se constituyó en defensor de la
prostitución a pelo. Esta frenética actividad meretriz se condesaba
en la trasera del Gran Hospital. Y es que Eros y Tanatos son Castor y
Póllux subidos al mismo caballo. Compañeros de viaje. En la mili te
daban bromuro y a lo mejor el tiro de un moro a los que hicimos el
sorteo y nos tocó en África. Fuimos allá soñando en las huríes
del harén del paraíso de Mahoma y no había tal; sólo tiros de
Mauser y pulgas. A Pichimón lo acaba de radiar la Inter lo purgaron
con aceite de ricino. Subía hacia nosotros un batallón de
ganaderos cantando la Madelón. Marcha de frente, Ramón Catalán. En
aquellos ardientes veranos del 62 íbamos a bañarnos al Charco del
Obrero o a la Piscina del apostol. No estaba autorizado aun el
bikini. Yo iba con mis amigos o me llevaba a mi novia Etsi una
compañera de Facultad. Verla por detrás me excitaba de tal manera
que no bien salía de los vestuarios una fuerza se proyectaba en mi
interior que tenía que volverme para no llamar la atención y las
risas del concurso. Me daba vergüenza ser un privilegiado de los
favores de Priapo que ahora se han extinguido. Ley de vida. Pasaron
todos aquellos ardores estivales y ahora me consuelo leyendo el
“Senectute” de Cicerón que no es poco. O
tempora o mores.
La
escena de aquel moribundo de bronce en manos de la enfermera me
recordaba a los compañeros del tabor de regulares. Florence
Nightingale habitó entre nosotros y si no hubiese sido por estas
enfermeras que son monjas laicas y a su vez matronas y madrinas de
guerra que dieron su vida por España hubieran muerto solos como los
perros en algún blocao de Xauen o de Dar Akoba. ¡Bah! no me quiero
poner sentimental. No es que quiera mucho a los moros. Les comprendo.
Son algo testarudos, muy orgullosos pero se les ve venir y eso no se
puede decir de los cristianos que son taimados, abusones, egoístas,
soberbios. Respeto sus lilailas pero yo me quedo con los salmos. No
va a ser cosa de cargar las tintas y aljamiarse y renegar de la fe de
Cristo como hacen algunos. Conozco a los musulmanes y ellos creo que
me conocen a mí pero ni tanto ni tan calvo. No lo puedo remediar.
Tengo
una gran colección de arabismos que exornan nuestros diccionarios
pero de niño sobre la cabecera de mi cama de madera había un cromo
de la batalla de Clavijo en el que el artista pintaba torpemente la
figura de Santiago Matamoros alzando su espada sobre un caballo
tordo. Derribados y bajo los cascos del caballo del apóstol aparecen
unos cuantos turbantes aplastados pidiendo socorro. Siempre me
impresionaron los rostros desencajados de esos agarenos que el pintor
rural quiso que fueran negros o medio mulatos de modo que sus
pelambres contrastan con las barbas y melenas de un blondo triunfal
del Hijo del Trueno que para eso fue patrón de los godos durante
muchos siglos. Ya. Pero no os preocupéis, que buen trabajo le costó
a Francisco de Quevedo defender su patronato castizo dándose de
cuchilladas con el de los neos, que defendían a santa Teresa en el
compatronato, y bajarle a Boanerges de su pedestal glorioso al grito
de Santiago cierra España. Los quince de octubre los del origen
oscuro siempre celebraron la fiesta de la Mística doctora. Y Franco
no salía del Pardo sin besar la reliquia del brazo incorrupto de
Santa Teresa
Yo
por lo menos le prefiero a la Mística Doctora que según revelan
ciertos documentos se acostaba con el padre Gracián. Así que yo ya
bajaba letra herido por la cuesta de Reina Victoria, barruntando
cielos color mortal y rosa y el odio católico de los taimados
conversos profesos de hipocresía, enfrascado en tan tristes y míos
pensamientos, acordándome de la Reina Madre que vivió más de cien
años dándole al ginandtonic.
Una cuadrilla de negros en un banco en mitad el bulevar recién
desembarcados de la patera y a las que las autoridades habían
mandado para acá estaban sentados sin trabajo. Iban pululando de
acá para allá y robaban carteras a los borrachos durmiendo la
zorra. Todos -eran lo menos ocho- ocupaban un banco municipal. No
tenían currele y estaban de brazos cruzado porque esto no era lo que
les habían dicho: esto es el paraíso. Carne de cañón de las
malditas enejes. Gente de las fuerzas oscuras émulas de don Opas.
Venían enarbolando el pendón de Tarik Alí con todas las
bendiciones papales del antipapa filántropo que ascendió a la
catedra de san Pedro con el nombre de Calixto Magnum Coramvobis.
— Venimos
a España a que nos mantengan. No vamos a pegar golpe.
Acababan
de aterrizar en Madrid como aquel que dice pero después de la patera
¿Qué? ¡Pobrecillos! A matar o a robar o hacerse el chulo de una
puta vieja. En la creencia agarena la infiel traga y había que hacer
madres a las españolas. Todas las invasiones tienen por referente
una violación.
— Pues
ninguna lástima te habían de dar, Arije — solía decir mi novia
Etsi la compañera de Facultad.
En
ese caso estaremos hablando de turismo sexual. Me daban un poco
lastima, la verdad. Este país fue cruce de razas y empalme de
fronteras. La esbeltez de las nubias contrasta con los abotagados
rostros ecuatorianos de piel cobriza que parecen mismamente corchos
de botella con perdón pues así tienen el talle. Madrid ya no es
rompeolas de las españas sino el abra donde convergen todos los
mares del mundo. ¿Esto es malo o bueno? Yo que sé. Al principio nos
preocupábamos y decíamos pero esto ya no puede ser. Venida la
pella, y como no los puedes vencer, únete a ellos, sálvese el que
pueda. A la España de mis amores no lo conoce ni la madre que lo
parió. Además, estos encastes transandinos y subsahariano pueden
mejorar la raza hasta el punto de perder nuestra identidad pero nada
podemos hacer. Entré en el bar Tera. Zamora no se gana en una hora.
La Leonor estaba de muy mala leche. Manolo su marido hecho un brazo
de mar al igual que Domingo y Santi los camareros Salva y Daniel.
Todos son hermanos de por ahí de la raya de allá donde el Duero se
va a cantar fados a Portugal. Hablan medio gallego. Buena gente.
Entre pecho y espalda me metía mis dos buenas botellas de vino —
esto de los restoranes familiares que a mí me van: plato del día y
tercio de vino con gaseosa, aunque ya van quedando menos en Madrid
—es lo mejor que tiene esta ciudad. Día sí y otro no, cocido
maragato con su compango, chorizo de bola y todo bien regado con
tintorro de la frasca; ahí me las den todas. Arije se había sentado
en la mesa de enfrente. No hablaba. Estaba cetrino. Sentí como un
mal barrunto el aleteo de un cuervo. El aliento de una mala sombra se
esparcía por las techumbres del establecimiento, las sillas parecía
que empezaban a moverse. Yo juraría que Arije un viudo jubilado que
come todos los días a la misma hora, una y media, sentía que yo
había detectado algo del tenor de su gafancia. Pero no te apures le
dije. Si eres gafe todo se soluciona menos la muerte. Por lo menos
has tenido suerte. Las parcas se han llevado a tu mujer (qué buena
era, lo dicen todos, aunque en el fondo todos sentimos una cierta
envidia a los viudos de pata negra) y a ti no te vamos a ver en danza
por la sección de suceso de los periódicos pues hoy es muy habitual
que los jubilatas se lleven por delante a la parienta. No te quejes,
Arije, chico. Eres un suertudo. En Madrid soltero y con dinero Baden-
Baden te lo digo yo échate una novia una de esas rusas de cuerpos
macarrón o esas rumanas fetén con ojos eslavos de aguamarina y a
vivir que son dos días y déjame de mirar con esos ojos de buey que
se me atraganta la sopa. Oye y no engordes mucho, cuídate. Mis
amonestaciones no servían para nada, caían en saco roto en
los garbanzos. Mi comensal era victima de una de esas ligaduras
misteriosas o lo que los italianos denominan la jettatura. Deja de
ser el hilo conductor de toda esa trama maléfica, hazte con las
riendas del mundo, domínate a ti mismo. Tener tan elevados
pensamientos en el preciso instante en que uno se zampa un cocido de
garbanzos y mientras Domingo bajaba por la escalera de caracol con la
bandeja de la sopa no es que sea muy edificante. Primum
vivere deinde philophare
pero yo soy capaz de hacer las dos cosas a la vez. A Arije se le
había muerto su mujer Brontea haría un par de meses y a la legua se
notaba que era uno de esos individuos que no pueden estar solos
porque le falla el cromosoma emotividad. El buey suelto bien se lame.
Había sido un marido dominante y posesivo que había dado mala vida
a su señora y si no la tuvo atada a la pata la cama allá que se iba
pero ahora todo eran lágrimas, duelos y quebrantos por ella. Como
Brontea malpariese, una hija le nació tonta y se la llevaron a
Quitapesares un preventorio psiquiátrico de la provincia de Segovia.
Esa era otra. Pero tu eres mi hermano, Arije di que sí. Nos han
ocurrido cosas terribles. Cuando te encuentro por el camino siempre
me ocurre una desgracia.
—No
digas sandeces, Fabiniano.
Pocas
veces le había escuchado llamarme por mi nombre pero aquella vez su
llamada sonó apelativa y tierna transmitiendo en su inflexión
ciertas querencias de la infancia olvidada. Se sintió generoso y
luego le invitó a absenta después de comer. A la salida del mesón
zamorano cada uno de los dos hermanos tiró por su lado el uno para
la derecha y el otro por la izquierda. Cuídate y no te apures. Todo
eso que pasó ya pasó y habrá que echarlo en el olvido. Si no
fueras tan gafe, te llamaría de vez en cuando pero la mala suerte no
se cura... y. Tocó madera. Había una papelera de bambú en las
escalerillas del metro y la rozó con la mano izquierda. Estoy seguro
de que Isidoro ya me ha pasado la galerna. Era como si en el alma me
hubieran sacudido un linternazo. Un ventalle de perdición, hijo mío.
Yo soy Baruj Arije y no sé
por que me pusieron Baruj ni cual es la raíz del arije. Seguro que
es un nombre moro. Recordó a Malitva una hermana que había
fallecido de cáncer de tiroides. La salieron unos bultos en el
cuello y se le inflamaron como cuévanos las cuencas oculares. Era
muy guapa y rubia y de la noche a la mañana perdió el pelo. Se puso
monstruosa. Ella también era una Arije. Vivió poco tiempo: treinta
y tres años. Dicen que lo del tiroides la vino en el sobreparto al
tener el primer hijo o fue el marido que era un pirata y un moro en
el mal sentido de la palabra. Pobre hermanita. No tenemos mucha
suerte los de la familia. Avanzamos por la vida con la cargazón de
la culpa. Pagamos por los pecados de otros. Somos del pueblo elegido.
Elegidos sí para sufrir. La cosa no es para tomárselo a broma pero
yo suelo hacer de tripas corazón. Le saco partido a la vida. Buen
yantar buenos vinos buenas mujeres alguna que otra furcia de la
Ballesta si se tercia y sobre todo buenos libros y buen tabaco. Me he
fumado lo mejor de Vuelta Abajo; me he bebido cubetas enteros de Vega
Sicilia. He amado la literatura profesión que nos inmortaliza y no
fenece, aunque no valga la poesía para nada. Mira ese: escribe
libros, decían con sorna sus detractores. Que grande eres, Dios de
Israel. Como cuidas de nosotros aunque a veces nos mandes castigo.
Será que nos lo merecemos. Hemos siempre de estar preparados y ser
congruentes con nosotros mismos para cuando sople el viento de
perdición que extinga la llama de todos los cirios. Otros tienen
oscuridad pero los Arijes vamos por la vida destellando rayos
lumínicos. ¿Será eso por lo que el profeta nos define como Vaso de
elección? ¿Será eso por lo que me pusieron al nacer Baruj? No me
jodas, hombre. No te las des de santo cuando todos sabemos que res un
pecador cristiano y cretino.
Y
entretenido en estos pensamientos místicos deambuló por la ciudad.
La Avenida de la reina Madre le condujo hasta un barrio lejano que
casi desconocía donde todos hablaban cheli de los bajos instintos.
Es un Madrid que me daba cien patadas sobre todo cuando esos majos se
descuelgan de repente con una parrafada que parece un chotis y muy
enviserados y chulaponas se van a bailar a la Verbena de la Paloma o
al cuchitril de “La Bombilla”. Todo eso es falso. Esa zona de la
ciudad tan mitificada por Ramón es un pufo que la etnología nos ha
metido. Áspero y bronco Madrid. Mucho Madrid. Es como arrancarse por
peteneras y darle una buena soba a Yo/qué/cojones/hago/aquí Nesti
para los amigos el chamarilero de los libros de lances por bocazas.
Lleva visera de los de los legítimos y se enfunda el blusón de
menestral. Ese seguro que reventará como el lagarto de Jaén sin
que nadie le siente las costuras y le haya partido la boca por mentar
a mi madre, que se muera Madrid era una ciudad fantasma. Quebraban
albores. En el Paseo del Prado al bueno de Baruj el peripatético le
salieron unas damas al encuentro hablando en suahili. Todas eran
pigmeas la piel negra pero todas ellas vestida de blanco. Sólo
sabían una frase en castellano la de la quinta pregunta:
— Chupaaa....
folláaaaa
—Bueno,
bueno niñas qué cosas tenéis. Dejadme en paz. Yo tengo otras
preocupaciones. Ale ale a casita que llueve.
Pero
cuanto más les amonestaba mas se le arrimaban las pigmeas. Se llevó
la mano a la cartera. Estas prendas vienen por algo. Tuvo que ponerse
serio Arije y sacar la podersosa navaja cabritera de muelle que
llevaba en bolsillo. Al ver la de Albacete se espantó toda la
bandada y lo dejaron tranquilo. En sus cavilaciones se le había
pasado la noche y tuvo que esperar barzoneando hasta que abrieran el
primer metro. De noche la ciudad resulta una desconocida, otro
dibujo, otra alma y otra vida pero él había sido un noctívago dado
al trasnoche y amaba las madrugadas sobre todo las amanecidas
aldeanas cuando se escucha a los gallos quebrar albores. A las cinco
de la mañana todo parecía que se inauguraba el mundo y poco a poco
se notaba un aire de actividad y de currele. Tenía frío bajo el
poder de la resaca y le castañeaban los dientes. Era lunes santo y
ya se notaba la proximidad de la primavera. Se escuchaban cantar los
pájaros en las frondas del Retiro. Toda aquella huida de Arije de su
propio laberinto y de su castillo interior a la negrura de la noche
tenía una explicación. Se había pasado la tarde entre bostezo y
bostezo haciendo zapping por televisión hojeando a rastras
insustanciales periódicos y suplementos dominicales subidos de color
y de desnudeces pero entecos de ideas. Para él estaba visto que la
belleza no estaba plasmada meramente en el felpudo
de la modelo exuberante que por una vez se retrasa mostrando sus
líneas. Para él la belleza era la filocalía. No estaba en torsos
ni en senos flotantes sino en la belleza interior. Fue entonces
cuando cdecidió abandonar el hogar y entregarse a las fuerzas de la
noche sin rumbo fijo. Conjurando su hastío anduvoi por colmados y
garitos. Una mirada una palabra amable una risa feliz una canción de
quintos. Los nuevos periodistas explicaban a sus lectores a lo largo
de una serie de reportaje su pan comido: ha nacido, señores, una
nueva religión. Ahora todos somos laicos. Los gimnasios habían
sustituido a las capillas en su misión soteriológica. Era el
síndrome de la catedral vacía de fieles y llena de turistas
curiosos. La descristianización progresiva, los largos puentes de
fin de semana. El alzamiento de pesas. La barra fija. La bicicleta
estática y otras calistenias. La gordura es un pecado mortal y el
peor diablo el de la grasa. Los flamines del tercer nivel habían
sustituido a los curas y a los obispos. y los grandes jerarcas que se
vieron pillados de ilroviso reflexionaron con la gran frase de la
piedra filosofal si no los puedes vencer únete a ellos. Arije se
enstyía fascinado por esta claudicación general esta rendición sin
barreras del antipapa Coramvobis (así le llamaban por sus enromes
posaderas) Echaron el cierre las rejillas de los confesonarios,
derribaron pulpitos y ambones el purgatorio no existe y el infierno
fue una fabula que se inventó el Dante; así que hemos instaurado la
religión nueva. Todo cambió. Acababa de hacer explosión el coche
bomba en Leganés. Le daban escalofriaos de pensarlo. Aquel piso que
saltó por los aires entre suras a Alá y la muerte de un gendarme.
Dios aparta de mí este cáliz. Líbranos de la peste y la guerra.
Era buena persona en realidad Arije. Le tocó vivir un tiempo difícil
a lo mejor la culpa la tendría su hermano Jovino que siempre le dio
mala suerte, o que un resorte le había fallado. Estaban sin embargo
cumpliéndose los designios que había ido desparramando a lo largo
de su obra anepigráfica.
— Tío,
eres todo un baluarte
— Pero
carezco de antivirus
— Que
va. Lo que pasa es que estas apoltronado hecho un oso buco. Has de
caminar más. Pasas las horas muertas ante la cuartilla blanca.
Eternidades de ordenador. Pero ve lo que aguardabas se ha cumplido.
Has logrado tus sueños. Tú sabes. Tú puedes.
— Ya
lo sé. Yes
you can.
Acaba de nacer un partido político de nombre rumboso norteamericano.
Los espías venidos desde la Gran Manzana sacaron a la calle a sus
legiones de Descamisados con vocación de empelomanía y ganas de
pisar moqueta. Iban por la calle Atocha exhibiendo grandes pancartas
proclamando el cambio, la modernización y el bien común. El bien
común de ellos. Los españoles van a la política sin vocación de
servicio y con ansias de medro personal. La democracia siempre fue
aquí una gran farsa, una purga de Benito acudieron los teloneros del
pesebre y le pusieron una coleta y un nombre Munster Churches. Lo
hicieron pasar por comunista siendo su natío de origen capitalista,
un burocrata, un burgués aunque fuese descamisado en playeras sin
corbata. Flagrante caso de oportunismo arribista. Hemos sido
condenados a vivir en un mundo donde nada es lo que parece. Munsgter
Churches era hijo de un terrorista al qie el Dictador lo indultó e
hizo conserje de un ministerio.
Había
que quitarse el sombrero. Arije no había fallado un punto en sus
vaticinios. Ya lo sé que te has pasado tres pueblos que vives en
otro mundo pero que se le va a hacer. Sonreías a los insultos. Eres
un cobarde y encima te quejas. Recuerda la máxima que hizo fuertes a
los hijos de Albión: “never complain, never explain”
Todas
estas predicas difundidas a beneficio de inventario, para su
desgracia, no valían para nada, no le decían nada. Arije se paseaba
por la roca del precipicio haciéndole un calvo a la vida y a la
muerte. Vio unos demonios so capa de monos forajidos copulando
furiosa y fugazmente sobre la rama de un ailanto del jardín
botánico. Ciertamente había demonios en el jardín. En ese jardín.
En todos los jardines. Quizás el jardín se alzaba sobre un
cementerio y allí estaban los huesos del profeta Ezequiel en trance
de alzarse y muchas noches sobre los cielos turbios de la capital se
elevaban como vaharadas las trazadoras de los fuegos fatuos. Debían
de ser lo muertos de la guerra civil o el ralentí de ciertas bombas
que no estallaron. Castor y Pollux un poco más ya junto a la fontana
de la Cibeles que iban tan amigos montando un mismo caballo se liaron
de repente a guantazos y todo era furor por las esquinas y los
esquinazos.
— A
que no me coges.
— Uy,
esos. Parece que van mal.
Por
fin llegó tras mucho caminar, pasados los pontones del olvido, al
intercambiador Digital, una cochera inmensa debajo de los cimientos
mismos del Arco de Triunfo. Estuvieron trabajando obreros actividad
frenética día y noche para tenerlo a punto que lo tenía que
inaugurar don Cejas para la Trinidad pero puso algunas objeciones la
Celadora de la Comunidad el mando estaba bastante dividido y era todo
un descojone, entran dos y salen cuatro (yo quiero ser fraile de San
Ginés donde se acuestan dos y amenecen tres) como antaño en el cine
Montijilla y ya se sabe unos por otro y la casa sin barrer. La
Trinidad se pasa mire usted que guasa y para las navidades el
intercambiador de marras seguía aún sin remozar. Tenía unas
escalinatas de tracción mecánica muy molonguis que bajaban desde
las mismas bodegas del Arco de Triunfo. Avanzó entre el polvo el
ajetreo de la rushhour
y el hedor a humanidad. Había una luz fúnebre como de tanatorio
iluminando toda aquella actividad. Yo soñé alguna vez en la escala
de Jacob pero el bueno de Arije se me despistaba. Dos ex presidiarios
de un lejano campo de concentración supervivientes del Shoah se
entretenían jugando al parchís cerca de un panel de indicaciones
salidas llegadas y una zorra los miraba. Mala cosa pues ya dice el
refrán: “zorra en cazadero, mal aggüero” Una fuina (la
comadreja) se agazapaba seguramente porque sus ojos tibios y
acostumbrados a la oscuridad no podían soportar la luz fúnebre
mientras una cotorra charlatana no paraba de hablar. Imitando a los
garrulos contertulios mediáticos —melena al viento—dandole a la
sin hueso sin parar arreglando el mundo a todas horas en los
aburridísimos talking chous que aquí mucho hablar pero nadie hace.
Se les va la fuerza por la boca. Seguramente que se había soltado de
la jaula de un cuentacuentos:
— El
39 fue un año triunfal. Ese año un primero de abril entró la
fuerza por acá, en este mismo punto donde nos encontramos. Entraron
las banderas por Princesa y justo aquí fue el empezar y se desplegó
la roja y gualda. Un alférez alto y grande la llevaba.
— Que
bonito! —dijo el de la partida que tenía un brete y una pihuela
atados al zapato — pero para de hablar, lechuza que nos
interrumpes. Te voy a regalar un masturbador de pilas y un consolador
para que te lo metas por el culo, reportera que te dices periodista
de chicha y nabo. Lo que nos traemos nosotros entre manos es
importante.
— ¿Qué
hacéis?
—Estamos
conspirando.
— ¿Así,
con ese uniforme de penitenciados? Tenéis ganas.
— Ya
verás. Tú a oír ver y callar.
Puede
que el 39 fuera año triunfal pero de aquella fecha ya nadie se
acordaba. Ahí estaba la fecha de la inscripción latín con una
leyenda en números romanos. La zorra mirando para arriba. El asno de
Buridán plegó las orejas y un hermeneuta con un puntero iba
desglosando como un parte de incidencias el meollo de la frase:
“Armis
hic victoribus mens jugiter victura monumentum hoc”
(A las armas victoriosas este tributo). Matachín. Tatachán. Los
romanos esos sí que sabían hacer las cosas. Eran gente para la
eternidad; más que escribir esculpían como acuñando moneda para la
eternidad y vio por un resquicio de la memoria al autor un
catedrático con las manos llenas de tiza y la gris chequetilla
cubierta de polvo que hablaba con una palatización sonora de
abiertas vocales denotando así su origen ampurdanés. El profesor
Bigorra era un buen español y un gran catalán. Lo escrito en piedra
no es lo mismo que la escritura en papel o en papiro que es un poco
la escritura en la pared de la cena de Baltasar. Frases para durar.
No una pluma yo lo que anhelo es un buril. Y allí vio en lo alto del
cielo al profesor Mariner mártir de la democracia o la contra
democracia fulgiendo como una ángel al lado del Águila San Juan y
de Tito Livio y de Virgilio. Armis hic victoribus. Mas todo eso pasó.
Se fue. Pasó. Abrete. Mundus transit. Pasa página. Animo pues,
amigo que para eso tienes nombre de profeta y apellido de pámpanos
de parra. Eres ubre y pimpollo. Todo medula. Lo veía al pobre Baruj
Arije. Tenía las espaldas un poco encorvadas. Le había tundido lo
suyo la vida y el pelo se le había vuelto blanco. Andaba agambado
por una ciudad que fue la suya y ya no le pertenecía. Por sus calles
iba y venía meteco o exilado en su propio país. Sólo tus sueños
te pertenecen pero la ciudad ya no es tuya y hasta el habla se le
volvió extraña. Todo es diferente. Los rostros, mohínos,
distantes la gente amargada y con cara de ir a lo suyo. En las
fisonomías se refleja la infelicidad que otorga el egoísmo y la
desconfianza. Madrid me mata. Circular por debajo del Arco de la
Victoria por donde pasaron las cohortes de Complutum camino de sus
campamentos Legio Séptima no es lo mismo que pasarse todo bajo el
arco de triunfo, Arije y hay que pasarte por ese epicentro del mismo
sitio ya sé que tienes anchas espaldas y alforjas y esterones
artolas y serillos. No ha baúl para guardar tantos agravios.
Puf.
Todo lo que me echen.
Pero
para él las calumnias las injurias no eran tales injurias sino
peldaños de la escalera del Cielo. ¿Agravios? ¿Tantos? Sí. Señor.
Tu sufriste muchos y marcaron tu santa faz en el Litstrotos.
¿Entonces de qué te quejas?. No seas zarrioso, Arije. Vuélvete pa
tu casa. De noche en Msadrid todos los gatos son pardos y esta es la
ciudad de los gatos. Pasé dolores de Getseman pero sin Magdalenas
pero sin magdalenas que ungieran mis piés con pomos de nardo ni
Verónicas que me salieran al encuentro con sus paños. La
conversación con el antiguo colega me ha dejado de un aire y sin
saber a qué carta quedarme. Nadie se solidariza con nadie. Mnadie
quiere saber ni entender. Nadie te ayuda. Estás solo. Atravesamos el
desierto el ponto tenebroso. Tiempo de Acuario. Todo parece que
fluye. Es líquido. Tiempo de liquidez. Un moro bajó entonces por la
escalinata con una gran alcatifa a cuestas. Era un Mohamed manumiso
exarico para los que Madrid nunca será Madrid sino Majería. Al
menos ellos tienen esa idea. Para ellos no ha pasado la Reconquista.
Estás perdido, Arije, vuélvete a tu casa. ¿Dónde moras, rabí?
¿Dónde están tu padre y tus hermanos? Mi madre mi padre y mis
hermanos son aquellos que cumplen mi Palabra. Difíciles frases.
Nunca estuviste más oscuro pero seguimos indagando dándole vueltas
al contexto, hermeneutas perdidos por el vaho del mundo y tratando de
entender el sacramental mensaje de tus palabras. Corren tiempos
recios. Señor, sálvanos que perecemos. Navegando en zozobra la
humilde barca de Pedro pronto dará de través.
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UNA NOVIA EN LA RED
18 de marzo de 2007
En el alto del León llorarían
los leones pero Lope Nenias Núñez no lloró. Más bien
+*
+
++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++
todo lo contrario. ¿Existe la
palabra arrascar en el diccionario? La gran sota la que le enviaba
por Internet fotos indecentes y se masturbaba por la Webcam complejo
de putas pero se ve y no se toca oye. Me educaron en las monjas
colegio de pago y yo soy hija de familia, tengo cincuenta y tantos y
un marido irlandés al que le tengo dominado y claro me esparzo en la
red, me desparramo en las paginas lienzos cibernéticos que mudan de
faz y de sobrefaz prologando un mundo en constante movimientos. Voy a
la biblioteca, me llamo Ifigenia y pertenezco al cuerpo de
bibliotecarios archiveros y paleólogos con plaza ganada por
oposición. Ya sabes. Me gusta la buena vida los buenos vestidos y
que no me den problemas. El ambiente de trabajo, mal. ¿Soy una mujer
frustrada? No qué va. Me llaman la rosa insatisfecha mis pupilas.
Tengo algo de gata. Afilo mis uñas en la oscuridad y ataco por
detrás. ¿Y qué haces tú más que fumar en pipa y lanzar en los
chatos mensajes de la botella tio? Vas para viejo eres un carcamal.
No te crea no te creas Ifi. Enseñame las piernas. Así. Así está
bien. Oh ese muslamen. Tienes unos muslos torneados las teticas en su
lugar y la crija. ¿Qué dices? La crija nunca más. Tengo un espacio
para mí sola. El cuarto de atrás. A boom of my own. Virginia Wolf
no hablaba por hablar. Ese lugar en el que no entra nadie ni mi
marido es un altar sagrado. Tengo la llave y la custodia. Ya me
dirás. Mi santo no puede controlar mis sueños. Me puede tener y
gozarme una vez dos. Tres caliqueños en una noche. Aguanta el tío.
Ya. Es un irlandés. Debe de ser el Guinness. No ha necesidad de
pinta. Tres pintas de una vez y los polvos le salen todos seguidos.
Es lo que nos guata a las mujeres. Que nos domen. Que nos penetren.
Pero que guarradas me dices. No eres más que mi pen pal. Mi
confidente internauta y ya estás. Todos vais a lo mismo. ¿A qué
vamos a ir, Ifigenia hija? La vida es cabalgar. Movimiento adelantes
y movimientos pa atrás. El toma a toma se escucha entre el mullir
del jergón en toda la vecindad. Arre. So. No pares. No pares. ¿Eres
gritona? No me puedo controlar, hijo. Una vez tuve un amante,. Nos lo
montamos en la playa y había un moro mirón que quería participar.
Nos tuvimos que volver al hotel para seguir la fiesta y en el mismo
ascensor me poseyó dos veces. Era incansable. Jope. Como en el
chiste de sofía Lorén debía de ser tu macizo. Pequeño negro un
manojo de sarmiento un místico. Salió pues tenía que trabajar y
dicen que todavía al bajar de la escalera se la iba maneando. A mí
los hombres me gustan así. Ninfona. Anda de ahí. Ya. Comer y
arrascar es todo empezar y joder lo mismo. No tienes enmienda. Deben
de ser tus fantasías sexuales. Soy una mujer de mediana edad. No me
interesa lo romántico. Hay que ir al grano baby. Pues esta eran las
clases de amores que le salían a Lope por Internet. En los ches en
los foros en los miradores del web Cam se encontró no pocas veces
con estas antoñitas las fantasmas. Estas tías son los que llaman
los británicos teaser y acabas con un dolor de huevos que no veas.
Luego lo pagan las chicas de tarifa de la armut. Allá voy con mis
dandalions y pago el débito que se debe. Comprador de carne eres. Un
gilipolla más bien. Pero había que huir y refugiarse y subir el
puerto y bajar la pista. Pararse en las gasolineras a repostar.
Hablar con los camionero con cara de sueño y los nervios crispados.
¿Adónde vas? A San Sebastián. Ya es hora de encerrar. No duerno.
Hay que aportar el alijo. Idas y venidas. Mundo cane. Mundo móvil.
El gran hospital donde se murió un brigada que era amigo de su
padre, el brigada Gerineldo,estaba vacío y fantasmal. En el
frontispicio quedaba reseñada y triunfal el águila invicta, del
ejército, la insignia cosida al pecho de la oficialidad, cruz
colorada de santiago, no más, abriendo reseña, las alas
desplegadas, el pico como una amenaza, la boca entreabierta, vista a
la derecha, y todo el plumaje ondenando en las alturas, como un
correaje, en disposición de ataque. ¿Qué se hizo de las viejas
acies? Las cohortes ¿dónde están? El pájaro castrense hay a
algunois que les horripila por lo visto. Les recuerda a los viejos
tercios. Carlos V. el valor se lessupone a los soldaditos pero una
cosa es hablar de las antiguas gestas y otras padecerlas hundidos en
el barro de la trinchera o respirando el humo de la chabola. Escribor
cartas al hermano sobre una tajuela del cuartel y decirle querido
hermano, estoy bien, espero que por la presente y en ese momento
silban balas y siento como una quemazón por el pelo. Zas. Me
desgorran. El plomo arranca de cuajo la levita, destronca un olmo a
pocos metros de la posición pero sólo roza la cabeza y hace un
taladro en el gorro, se lleva una mata de pelo que como sabes,
hermanos, yo llevo la raya al medio, dejame del roce infausto una
cierta quemazón y huele en la trinchera a cuerno quemado, andá, ni
me enteré, las cosas importantes de la vida ocurren así, de refez,
uno ni se entera, a uno lo engendran después de una romería una
noche de luna de agosto y un tiro de los rojos se lo lleva por
delante, tengo que escribir algo de esa inconsistencia de la vida de
esa falta de trabazón que nuestras vidas son historias sin argumento
pues ya digo no hay trama todo resulta efecto de la casualidad de un
encuentro dichoso entre dos enamorados o de un malñsín que te sale
al paso en una taberna con una faca de destozar corderos y entonces…
muerto enb riña. Levantgamiento del cadáver. Certificado de
defunción. Muerto en riña. La culpa la tuvo el vino. He ahí el
resultado de una borrachera y la borrachera es tambien una gran
borrachera. Todos perecemos a causa del delirium tremens de la
política. Esa clastomanía del español que no sabe vivir y no deja
vivir y cuando suceden las cosas ay, pues ahí. Ay mi gorro. Lo
comprçe en Valladolid. La Társila que es mi madrina de guerra me
cosió los galones rojos pues como te digo acaban de ascenderme a
cabo y me han propuesto para los cursos de sargento, es como sabes mi
madrina una buena rapaza fui a verlas a cuevas de Provanco y me rgaló
una estampa de la Virgen del Val y varias medallas y un detente bala
que en esto de medallas cristos y rosarios ando bastante hoilgado y
un Jersey de lana que sus manos me tejió. Con él resguardome del
frío que aunque es por el verano en las mañanas serranas de agosoto
hace relente y pasamos un frío de cojones, ha sido un tiro de
suerte, bueno Uesino, te dejo ya me dirás tú como lo llevas y hasta
la próxima, y oigo la voz de mi teniente jurando en arameo. Cúbrase,
muchacho, que te arrean. Y me lanzo de bruces contra una roca con tal
do que me lleno la cara de desollones. El pepinazo artillero retumba
a unos cincuenta metros, abre un embudoi en la cuesta, arden algunos
cardos resecos. Huele a tomillo y a tierra en remoción. Pero el
fisparo que se llevó por los aires mi gorro cuartelero era el de un
paco. No lo veíamos y él a nostros sí. Las balas son como las
cartas. Llevan tu nombre y dirección y estampado el sello y hay que
recibiorlas. A la que te ha de mantar no las habrás de sentir. Bien
lo sabemos los guerreros. Aquel maldito apostado tras los primeros
pinos de la divisoria del frente tierra de nadie nos diquelaba y
nosotros creiamos estar a cubiertos y reguardados en la posición
pero nuestra desenfilada no era más que un espejismo. Salieron tras
él el cabo emeterio y el sargento Celedonio pero cuando nos quisimos
dar cuenta ya había volado el pájaro. Te digo hermano que hoy es un
día de suerte. Por poco me asesinan. Me desgorraron y sin otro
particular se despide por la presente éste que lo es tu her,mano
Ambrosio. Postdata te mando un paquete con cigarrilos que aquí el
tabaco no nos falta aunque la comida escasea y asjunto el dichoso
gorro de falngista tiene una quemazón y un orificio de entrada y
otro de salida oara que se lo lleve a los frailes del Hener y lo
coloquen en el manto de la Virgen que a dios gracias gracias a su
intercesión gloriosa salvé la vida y que madre haga unas mandas
keve un bodigo algunas pesetillas que he ahorrado de mis primeras
poagas y enc argue un oar de misas de agradecimiento y que éstas las
diga Fray telesforo. Por hoy nada más. Sin novedad. Estaba mi padre
escribiendo a su hermano Ursino que estaba en el frente de Oviedo
cuando sucedió el percance. El gorro por fin no lo llevó la abuela
Paula a la virgen del Henar como exvoto. Lo he visto yo guardado
entre los pingos del arca guardada en el desván entre los tastos
viejos. Símbolo de la guerra civil. Aquel gorro me trajo muchas
remembranzas y en el agujero de aquel disparo que no hizo carne sólo
perforó la tela azul se guardaban escritas muchas historias más
delk valor, del coroaje, del miedo, de las lágruimas, del
resentimiento, de la casualidad y el azar que determinan que en las
guerras unos mueran y otros se salven. ¿No les parece una guerra
bonita? Había sido abandonado hacía un lustro y el viento movía
los batientes de las ventanas y jugaba al trutruca con las persianas
de plexiglás. Crecía parietaria en las aleas por donde paseaban las
enfermos y en las galerías todavía estaban las chaise long donde
los antiguos enfermeros se morían con voluptuosidad tosiendo y
meciéndose. Dicen que los tísicos están dotados de una
extraordinaria capacidad erógena. Andan mal de la caja de cambios y
mal de cintura para arriba que para abajo andan como un reloj.
Piensen en Chapín. ¡Alto a la dueña! Eres un puñetero. Tantos
requilorios para enarrar las vicisitudes de un polvo polvote. Glorias
del sábado. Sabadote. Era Sara.¿de donde eres? Del Paraguay. Pero
yo creo que era de Colombia. Amor a primera vista. Era una buena
torda jacarandosa y lozana sus besos luego en la habitación sabían
al cundido de pan pringado en aceite y sal de nuestras meriendas las
que me daba mi madre allá en las tardes de la infancia después de
venir de clase. Estaba sentada en la barra luciendo una miniflada
vaquera buenas piernas algo rubiabas no era guapa. Mas bien vistosa.
¿Qué va a beber el señor? El caballero muy ceremonioso y puntual.
Un agua mineral pedí. Llevo ya mes y medio sin catgar la priva. Y me
siento mucho mejor. Me sometí poco ha a una dieta de adelgazamiento.
Bajé no sé cuantos kilos. Ahora para completar la historia sería
conveniente e higienico que abandonase el tabaco. Eso me cuesta algo
más. Los nervios. La página en blanco. Y la pipa es una buena
compañera. Te dan nervios y baticores, y ahora ¿qué pongo yo aquí?
Deja correr la imaginación. Aspira unas cuantas pipadas y recobras
energía. Pero todo es psíquico. La comida y el humo está en tu
mente. Malas pasadas nos juega a los debiles mentales la loca de la
casa. Y nop valen ni poder de voluntad ni presencia de ánimo. El
deseo te arrolla. Bueno la verdad es que me había tomado una tableta
de viagra que me recetó el médico. Hace algun tiemo, mucho, creo
que va para doce o catorce añor que no carburo, no se me enciende el
deseo, no corre la sangra por el instrumento y el bálano se queda
flácida. A lo mejor es que ves demasiadas películas y con tanta
televisión estás un poco harto de todo. Madre mía con las jacas
que se ven ahora por la calle. Siempre fui algo tímido. Me enamoraba
perdidamente y escribía poem,as de amor pero ellas lo que querían
eran sexo. Entonces era pecado. No solo te condenas sino que también
te haces polvo. Receta y consejos del padre Damasio ekl capuchino de
la barba blanca y una larga cola de penitentes en su confesionario.
Aquekl capuchino pequeñito y brioso como la monja que se sube al
arbol en la película Armacord (lo que yo voy a contar son las
fabulosas crónicas superpuestas en silva de varia lección) y aplaca
los hados malignos de la sexualidad. Tenemos cuerpo y necesidades
inconfesables. Comer y uno come por nervios. Cagar algo estreñido y
lo otro cuando nos toca pero a ciertas edades a uno se le quitan las
ganas habiendo tanta oferta en el mercado mengua la demanda que
fatalidad, y lo que digo que las colas del Padre damaso en el Jesís
m e recuerdan los pecados del madamiento ese puñetero. Siempre lo
mismo. Hijo mñio ¿Cuántas veces? Muchas, padre. He perdido la
cuenta pero veo esos culos en el metro, se me arriman un poco o me
arrimo yo y ya estamos con la canción guerrera. Sexo a solas. El
pensamiento dichoso y te salían granos. Muchas pajas. Ewl buen
capuchino nos daba la absolución. Haciamos proposito de la enmienda
y al poco rato ya estamos. Una pelea perdida. Duchas de agua fría.
Oraciones a san Luis Gonzaga y al santo Niño del remedio. Señor
antes morir que pecar pero que si quieres Catalina. ¿Me condenaré,
padrecito? Hijo, no solo ter condenas sino que te estás haciendo
polvo. Eso ya lo sabía yo. Con 22 la metías por el ojo de la
cerradura de cualquier puerta. Con 62 la cosa pedía no pocos
trámites y requilorios. Además en la vida me habían pasado cosas.
Sufrimientos morales, decepciones, sospechas, traiciones y eso se
traducía en gatillazos. Linda y misteriosa cosa es la mujer. El
camarero me sirvió un poco de agua mineral. Guapo. ¿Te parece? Eres
guapo. Venga manos. ¿Cuánto= cincuenta euros y me lo monté en el
segundo pìso con aquella sara guar del Paraguya pero del Paraguay
creo que no era. Mas bien colombiana y cachonda. Milana bonita. Tenía
un cuerpo sagrado y unas piernas de modelo despampanante de esas que
desfilan en la catasta. Irresistible. Ya estaba en la tentación pero
ahora no me remordía lña conciencia. El pobre Dámaso se había
muerto el pobre. Lo mató otro fraile envidioso no por un quitame
allá esas paginas sino porgque fray damaso que tenía buena mano en
el confesonario copaba el territorio. Era un crack de la dirección
espiritual y de otras vosas. Ya lo noté yo entonces. A nosotros nos
despachamaba en menos que se persigna un cura loco pero si se
arrodillaba en el cajón uuna chavala la tenía horas y horas y digo
yo que qué la diría pues lo de siempre. En los conventos tambien
hay envidias y parcialidades y el que usó contra él el hierro según
me dijeron nuevo era postconciliar y el difunto iba por el polan
antiguo de misas en latin y utilizaba unos consejos y unos aires
misteriosos que resultan desde luego más atrayentes. Total que se lo
llevó por delante una tarde después de visperas en el mismo
refectorio. Fue a su celda y los acribilló. Cinco estocadas. Una en
la yugular. Mortal de necesidad. La comunidad trató de acallar el
asunto pero cundió el escandalo. El fraile que lo mató se ahorcó
de un almez el más alto que hay en el retiro. El sexo siempre lleva
a la muerte. Creo que la culpa de aquel crimen la tuvo una
confesanda. El padre damaso le había birlado a fray Canisio la hija
espuitual y claro tú no vas a ser más que yo ni lña tienes más
larga. Los curas tambien la tienen debajo de la sotana y muy
juguetona a veces pero no se notan porque lo tapan. Echaron tierra al
asunto. Aquello no me quitó la fe y voy tufoso los primeros viernes
a hacer una visita al Moreno y le rezo un padrenuestro por el eternoi
descanso de aquel sacerdote de luengas y blancas barbas que dicen que
era un santo pero luego resultó que no tanto. Ta dice el refrán que
de dineros y de santidad la metá. ¿No te denudas? Con las prisas y
las ganas la tendi en la cama y ella nada más esparrancarse empezó
a gritar y a cporrerse. Ay que me matas. Yo mismo estaba sorprendido
de los piropos que me echó la querida sara. Si ahora eres así que
sería cuando eras joven. Una calamidad, hija. Una calamidad. La
perdición de las mujeres. Quería quitarme el preservativo. Mira
vamos a hacer un niño. Ah ah no te conozco. Nunca había hecho el
amor con tanta guerza ni tanta virilidad. Gracias sarita por
devolverme lo que estaba perdido. Mi mujer me maltyrata sabes me
riñe. Me aburre con sus monsergas. Había que cambiar de yegua tú
eres diferente. ¿Tienes niños? Dos en mis paises. Todas las semanas
les mando dinero. Acaboi de echarles doscientos euros. ¿Y m arido?
Soy viuda de un policía nacional al que mataron unos delincuentes.
¡Que historias! ¿De aquí y allá! Gracias reina por tu caridad.
Me acabas de dejar el cuerpo nuevo. Ven mas veces. ¿Lo harás? Claro
que sí. Buen servicio. Me despedí. En el local en penumbra había
pocos clientes y en la barra seguía medio llena la botella de agua
mineral que había pedido. Sabado de cuaresma. Deberías reportarte.
No estas bien que te vayas de puta. Ay huerto florido,
La búsqueda del eterno
femenino puede que me hubiera jugado malas pasadas pero ella estaba
allí: la mujer triunfante hecha de brumas y de calendarios. Yo lo
que quería era saber cómo estaba de los bajos. Ellas estban para
eso: para el amor. Dos euros por la sabana o el paño de las
certificaciones. El burdel de carretera funcionaba de un modo
aséptico y hasta puede que estuviera siendo negociado por guardias
civiles o por policías nacionales. Que en españa han opcurrido
cosas increíbles en los últimos años y andan las churras con las
merinas y no se han apartado los cabritos de los corderos. Soy desde
que me dio por confraternizar con las visitaoras, hijas mías de mi
vida, un partidario del amor airado, amigo de cantoneras, de las
mozas de partido y de las noches inconfesables de picos pardos. No
quiero hacer aquí una confesión de parta. Quiero sanarme, buscar
las reconditreces del alma, hurgar los arcanos ocultos, hacer una
profilaxis del alma. ¿Y fónde estará el alm a?
Buena pregunta. Unos dicen que
en el corazón . desde luego en las partes nobles y de lña cintura
para arriba pero ¿y si estuviera de cintura bajo? Pachasco. Como te
gusta complicarte la vida, Emeterio.
Los sábados en mi infancia
eran los días dedicados a la Santísima Virgen. Había que cantar la
sabatina y rezar el oficio tardo. Los judíos guardaban su regla de
quietud y los ingleses van de compras, dan cuerda al reloj o lavan el
coche. Ahora los sábados se han vuelto de lo más intrascendente.
Escapé de mi celda. Soy un monje ñlaico. Vivo ahogado entre papeles
respirando el humo de mi pipa, escuchando la radio que sólo en mi
cuarto tengo cinco con tres ordenadores y una máquina de escribir
vieja. Soy un grafómano. Acaso un escritor fracasado. Estoy quemado.
Acabado. Este insulto que recibí en ewl foro me hizo ir en busca de
Sara. Probar material. Ver cómo furrula el motor del seiscientos. Es
lo que hacíamos cuando comprábamos el coche nuevo. Salir a probarlo
a la cuesta de las Perdices.. quería que me dijesen que estoy como
un cañçon.
En el pasillo está la
bicicleta Peugot. Años atrás hice mucho deporte. Ahora apenas la
uso. Resulta peligroso. Aumentó el tráfico pero todavía hay suic
idas que se echan a la carretera. Y yo trabajo y vuvo, sueño en el
trastero. Con luz aertificila porque la que natural que penetra por
el montante o ventanuco a mis espaldas es insuficiente. Imágenes
iconos. Retratos de mis hijos. Misales. La estola para decir misa. Y
un consejo no os fies demasiado por Internet. La red es capciosa y
atrapa a los incautos. Los amigos y las novias que os echais por
Internet son falsos.
Había
estgado en arévalo. Plaza del arrabal. Visita a las angustiosas. Se
murieron los dos hermanos viejos. Arévalo la ciudad dormida que
guarda luto por la reina catolica suya estatua se alza bajo las
dovelas del arco de alcocer. Me gustan las ciudades isabelina:
arévalo, alcalá, Segovia. Fueron villas regias y cagrtadecidas. En
una de ellas nací. En otra me formé y en otra vendí libros como
viejo regatón olvidado. Aquel s´ñabado de marzo portaba sobras
olvidadas de los bailes de candil y yo tenía la magia en el cuerpo y
buscaba el hechizo de las palabras mientras la memoria exhalaba
bocanadas de humo y fatuas fosforescencias.Life
is deceiving
oí decir a un filosofo inglés. Vivir puede que sea el resultado
tanto de una incognita como un espejism,o y por eso nos agarramos al
espejismo del sexo o de la mística. Ambas realidades son las sendas
de un mismo camino. Venía la primavera ya y silbaba el ruiseñor su
canto de oro. Sexagenario me era yo. ¿Cuántos me quedan? No quiero
ni pensarlo pero si m i cuerpo a veces fracasa me siento joven. De
todas todas. Y para aquí