LAS CASAS CUARTEL UNA INNOVACIÓN REVOLUCIONARIA EN EL EJÉRCITO
La disciplina es artículo primordial en cualquier ejército pero resulta verdadera necesidad en el Instituto Armado, señala el Duque de Ahumada en sus estatutos. “Concúlquese en los guardias el más riguroso de sus deberes: obediencia ciega, compañerismo y diligencia en el desempeño del servicio. La urbanidad, compostura y las formas estipuladas por la buena crianza serán tambien una señal que distinga a sus miembros. Evítese toda murmuración. Las ordenanzas castigan con penas de calabozo o expulsión la embriaguez, el vicio del juego, la falta al secreto profesional y la asistencia a tabernas, timbas y garitos de mala nota. Las penas mayores son castigadas con prisión en el Fijo de Ceuta (batallón de castigo, prisiones militares) dependiendo su duración de la gravedad del delito. En último extremo las penas por mala conducta se punirán con la expulsión de filas. Un defensor de la ley del orden debe figurar como paradigma del decoro. Todo guardia civil debe no solamente ser un buen militar, un buen policía sino también un buen padre de familia que sepa tratar a u mujer y llevarse bien con los camaradas. El creador de la Guardia Civil se adelanta a los tiempos mediante la creación de las casas cuartel. Fue un pionero en la defensa del feminismo cabal. El insulto al centinela o la falta o acción violenta contra alguno de los mandos puede determinar la condena de muerte por fusilamiento. Don Javier Girón, a fuer de haber sido acusado de paternalismo por otros generales de su tiempo, en su Reglamento se preocupa por el matrimonio de los números de la benemérita. Han de ser buenos cristianos, caballeros honrados y hombres de bien. Quiere que sus guardias contraigan matrimonio. Éste no se ha de realizar hasta tener los 28 años cumplidos. La esposa ha de ser buena madre y espejo de virtudes. Y una talla de ocho pies con dos pulgadas ha de ser el porte antropomórfico de los candidatos a vestir el uniforme verde oliva. “Las vejaciones, insultos y groserías han de ser recusadas”, señalan las Ordenanzas.
El coronel del Tercio ha de solicitar informes sol párroco o de otras autoridades de la localidad donde resida la contrayente. Ductilidad, decoro y sumisión de estas mujeres residentes en las casas cuartel fundadas por Don Javier Girón han de ser las virtudes que adornen la persona de estas guardesas compañeras de hombres beneméritos. La buena marcha de la familia en estos centros es de importancia capital y uno de los éxitos del Cuerpo a lo largo de casi dos siglos de historia. Otra de las peculiaridades de la entidad: los mandos aconsejan a la tropa evitar discusiones políticas. Ellas también han de estar acuarteladas con lo que ello implica como saben muy bien las esposas de los guardias que tuvieron que soportar la lacra del terrorismo en los años de plomo etarra. En las ordenanzas se exige a los cabos y sargentos que estudien bien el territorio asignado y tengan conocimientos de las trochas, atajos y ensenadas y varaderos de los parajes por donde efectúen correría y que lo hagan constatar en un mapa geodésico, lo dibujen y envíen al brigadier (coronel) del Tercio. Para conocer el territorio.
Tendrán una ficha del comportamiento de los moradores del pueblo. Cuenta la GC con unos servicios envidiables de información pero “somos enemigos del delito, los hombres, sin embargo, de bien nunca habrán de temernos. Los días de precepto acudirán los guardias en formación a la iglesia del pueblo para participar en misas y procesiones y recibir los santos sacramentos”, señalan las ordenanzas.
Esta cláusula actualmente, sin haber sido derogada ha sido suavizada, habida cuenta que la Benemérita admite en su cupo a soldados de otras religiones y creencias como musulmanes, judíos, hindúes, protestantes. Sin que la procedencia religiosa o racial sea óbice contra el espiritu del Cuerpo o la fraternidad de armas o el rostro humano con que el Instituto Armado supo hacer frente a los cambios de los nuevos tiempos: “Zeit Geist” que diría Zaratrusta