FRANCO SALVADOR DE
JUDIOS
El 22 de noviembre
de 1975 como corresponsal de la Prensa del Moviemiento fuii invitado por Mr.
Willkiam Stricker jefe del Departamento de Corresponsales Extranjeros a un
"kadish" (oficio de difuntos) por Francisco Francoi. Mi anfirión me
raló una yanulka o kipa en el ocipucio que me sentaba de maravilla ya que la
naturaleza me dio un perfil judico y en algunas tiendas del Lower Manhattan me
hablaban en yiddish, tomándome por uno de la raza elegida. Nací en el Arco del
Socorro al pie de la judería de Segovia una de las ciudades más importantes de
Sefarad. Recordad que se dijo en Hervás judíos los más que en Segovia y en
Toledo aun más".
Por lo demás, yo tengo recuerdos muy confusos de aquella
fecha y ceremonia: la gran sinagoga neoyorquina era imponente y el rabino
oficiaba todo de blanco. Pronunció la oración fúnebre con voz compungida. Estas
experiencias y la curiosidad que siempre he sentido por Israel me animaron a escribir
"Franco y Sefarad ¿un amor secreto?" En él constato el origen judío
del caudillo. Muchos se rasgaron las vestiduras, algunos me querían correr a
gorrazos. El historiador que me encargó la obra un tal don Luis Suárez se negó
a recibirme y tuve que publicar el libro por mi cuenta que se vendió poco y mal
pero que es un "scoop". Estoy muy orgulloso de él. Ciertamente el
apellido Franco era una manera de designar a los que iban y venían por la diáspora
"Caséme con un franco venido de Istambol" reza una viaja jarcha del
siglo XV rescatada por Joaquín Díaz en su repertorio sefardí. El padre del
anterior jefe del Estado era aposentador de la Escuadra en Filipinas y si
miramos las fotografías de sus hermanos Ramón, Nicolás y Pilar veríamos que son
rostros familiares que se podrían encontrar por cualquier calle de Tel Aviv. En
segundo termino el valiente capitán de infantería tenía algo que es muy propio
de los judíos "baraka", esto es suerte a causa de un secreto designio
que les resguarda en las dificultades de la existencia. Durante mis años en la
corresponsalía de Nueva York tuve ocasión de conectar con muchos hebreos tanto sefardíes
como asquenazíes que pudieron cruzar territorios del Reich con pasaporte
español. El salvoconducto les permitió alcanzar la tierra prometida de Norteamérica.
Hoy el lobby judío es el políticamente más poderoso del imperio, su poder y
preeminencia fue creciendo con los años. Sin embargo, no creo que estén muy
agradecidos. Su gratitud se expresa "sotto voce" y guiñando el ojo. En
Londres a una pregunta de este corresponsal la señora Golda Meir cuando le
pregunté lo del establecimiento de relaciones diplomáticas España e Israel (Ben
Gurion mandó hacer el boicot al régimen de Franco y fue el virtual responsable
del aislamiento y ostracismo en que sumieron a España las democracias occidentales,
el gobierno contestó a este judiada con la gran manifestación en la Plaza de
Oriente de 1947, nos aislaron poero salimos adelante) que Sefarad era un nombre
entrañable para cualquier judío. Es posible. No queremos contradecir a esta líder
del Sionismo de origen ruso pero basta con haberse adentrado un poco por los
pasillos de la historia para darse cuenta de que hubo una conversión de adictos
a la ley vieja que se bautizaron en masa durante los siglos XIV y XV en
Castilla la Vieja, que el fenómeno de los conversos o cristianos nuevos fue el
molde en que se esculpió el rostro de la Iglesia Católica en Trento. Que la
mayor parte de los escritores españoles Quevedo, Góngora, Cervantes, Tirso de
Molina, Andrés Laguna autor del Lazarillo eran de origen conversa. ¿El gran Sanedrín
no lo perdona como no perdona tampoco el que Franco ganara la guerra? En todo
caso yo tuve la suerte de entrevistar en Londres a Arthur Koestler autor del
"Cero y el Infinito" miembro del Komitern que habiendo sido habido
por las tropas nacionales como espía, era corresponsal del Daily News
londinense, y condenado a muerte (fue compañero de celda de García Sabell el de
las sacas que mandaba el pelotón de sicarios de las Brigadas del amanecer)
recibió el indulto por orden del Caudillo y canjeado por la viuda del capitán
Haya. Koestler se consideraba un detractor del Sionismo. Creía que el futuro de
Israel está en la diáspora por tratar de ser de un imperio espiritual no un
imperio de materialidades. Ví en él a un místico comparable a todos aquellos
frailes salidos de los conventos que imbuidos del mesianismo judeoconverso
quisieron catolizar al Nuevo Mundo bajo el imperio de la cruz.
Koestler se suicidó
junto con su mujer.
FRANCO Y SEFARAD
UN AMOR SECRETO
Editorial
Manuscritos
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Manuscritos
Arganda del Rey 2010
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