2021-01-31
nota esta foto pertenece al autor de este blog, cualquier manipulación o usurpación será demandada ante los tribunales
FUSILAMIENTO DE UN FALANGISTA EN LA CÁRCEL DE OVIEDO
Esta mañana repasando
Los cajones de la Metida
La casona de mis mayores
Encontré esta terrible fotografía
Un joven de mono azul la cara vendada
Con paño negro
Pero erguido ante la muerte
no sé su nombre
Comparece ante el pelotón de fusilamiento
Tenía 21 años
Siete hombres sin piedad uniforme de guardias de asalto
Apuntan
Un miliciano
Cabo de varas
Da la orden de fuego
Se oye un grito Viva Cristo Rey
Arriba España
Se ven los muros de la cárcel de Oviedo
Un álamo de luto asoma su quima por la tapia del presidio
Si los árboles tuvieran ojos
De aquella escena su mirada apartaría
Todos visten de uniforme
Menos un esbirro que comparece
En mangas de camisa
El reo alza los brazos
Y casi se escucha el grito pecho a las balas
Viva Cristo Rey
Arriba España
Era un 17 de agosto de 1936
Hacía un calor pegajoso de calima
Los montes del Naranco
Aplanados por el bochorno
No querían ante aquel crimen
Mandar su brisa y su sonrisa
Todos en alpargatas
Los esbirros fratricidas
Que mataron a un mozo
A sangre fría
ocurrió tras una saca infame
Una noche de cuchillos largos
Se había escapado del frente
Cruzó el Nalón y en Vetusta
Lo guareció un primo ovetense
Cuando los nacionales tomaron Monte Santana y Artedo
Lo cazaron en un pinar
Eran un enlace de las tropas nacionales
Iba de descubierta
Memoria histórica
Mi alma sangra
Cuando lanzan esa palabra a los vientos
Ya todo lo creíamos
Olvidado y perdonado
Virgen de Covadonga
Tenlo en tu reino
¿Te apiadarás de España?
Unos y otros calzaban alpargatas
eran españoles...
verdugos y victimas
EL ATROZ SUEÑO DE CARRERO BLANCO PARECE CUMPLIDO
La tarasca de Corpus muestra por doquier su coramvobis en pompa. Leo a san Pablo y me animo un poco. "Os derriban pero no os rematan". También las charlas microfónicas de don Luis Carrero Blanco vilmente asesinado por un verdugo invisible suyos compinches ocupan carteras y meten bulla en el gobioerno. Estas conferencias por la radio eran charletas sin pretensiones que se ocupan de la actualidad en el bienio 1946- 48 TIEMPOS RECIOS. LA ACTUALIDAD VENÍA SATURADA con hechos de aquí te espero: el cerco económico a España, el veto contra nuestro ingreso en la ONU promovido por Israel, los maquis, los exabruptos de Madariaga aquel intelectual profesor de Oxford que era un tonto en siete idiomas, los regüeldos de Prieto que robó el oro del Banco de España, las soflamas de Attle aquel primer ministro inglés laborista y católico que amenazaba con constituciones y elecciones generales. ¿Qué constituciones y para qué país? La cita es del general Franco. Nosotros hemos ganado la guerra y hermos luchado por una España mejor. El Régimen clamó contra tales improperios con la apoteosis manifestación de diciembre de 1946, "Ni un español sin pan y sin lumbre y sin un trabajo digno algo que nunca han conseguido las democracias manejadas por banqueros judíos catalanes o vizcaitarras. Don Luis Carrero tuvo un sueño. Vió a una gran multitud de desharrapados (llegan, llegan presidente, lo digo en una de mis novelas) calle de Atocha arriba escoltado por un monarca en berlina que sonría complaciente la pechera constelada de medallas que simplemente comparecía, no actuaba agarrotado sus nervios por el miedo, el miedo a la masonería que le hizo ya rilar a Nicodemos el discípulo oculto del evangelio. Propter metum judeorum. A mí me parece que esta pesadilla del almirante Carrero se ha cumplido en esta España de pesadilla que vivimos. A este gran militar le llamaban "El cejas" por las nutridas y cpiosas superficies ciliares. Era un tipo austero fumador católico a machamartillo acostumbrado a dar la cara sin subterfugios. Tal despreocupación le llevó a la muerte. en sus locuciones radiofónicas se muestra como un diserto locutor de frase sencilla ewstilo directo sin pretensiones de dorar la píldora. Su obsesión era Stalin. Sin embargo, a mí me parece cuando han pasado tres cuartos de siglos de aquellas emisiones que ese cargar las tintas contra don José que se ha convertido e el malo de la película obvia alguna certeza. Sus detractores no dicen quién estaba detrás de la jugada:
Beria, Ilia Eremburg el adulador el contrahecho satánico,Rosemberg, embajador de la URSS en Madrid, Yersesinski creador de la checa todos ellos judíos.
Cuando perdieron la guerra de España los mandó a Siberia. Una deuda que los poderosos que mandan en la tierra no olvidan.
Muchos de los generales alemanes de la camarilla del Fuhrer copados por los demócratas fueron ahorcados en Nuremberg. Si embargo los que se entregaron a los rusos si no fueron liquidados en el momento obtuvieron la condición de prisioneros (plenii) el mariscal Von Paulus regresó a su patria dos años después de su estancia en un campo de concentración.
Y hay otra ocasión que don Luis Carrero, que siempre acierta cuando describe a la masonería como la gran enemiga de los españoles y culpable de nuestra guerra civil, no supo entender: Stalin fue el creador de un gran coloso que se llamó la Unión Soviética y ganó la guerra a los alemanes a cambio de cerca de cuarenta millones de muertos y la ganó merced al heroísmo del pueblo ruso y a la intercesión del patriarca ruso Pimen que bendijo las tropas antes de ir al frente como en los tiempos zaristas.
A este respecto he leído las memorias del deán Rojo de Cantorbery, el Rvd. Hewlett, un rusófilo que en su calidad de clérigo anglicano persuadió al dictador para que cesase la persecución contra la iglesia ortodoxa propiciada por los inmediatos sucesores de Lenin los de la KNVD y los agentes del maldito Beria.
En aquellos tiempos de guerra fría con el muro de Berlín erizado de púas no circulaban las noticias y don Luis Carrero Blanco no tenía por qué saberlo. Hoy se está descubriendo el pastel.
No es justo pues achacar a Hitler y Stalin de lo ocurrido en aquel conflicto bélico sin precedentes aunque claro está para los masones la mentira y la distorsión de los hechos es un aliado. Esto puede llevar al mundo a otra hecatombe.
Dios tenga en su gloria a este gran almirante la eminencia gris del régimen de Franco que sucumbió al abrazo de la muerte de un asesino llamado Henry Kissinger. Don Luis Carrero al mirar para abajo y contemplar el panorama español pondrá ceño y arqueará sus pobladas cejas. Se espantará ante la visión del enano y del rey coronado, sonriente, al que llevan en procesión constelado el pecho de medallas que no ganó en una guerra como si fuera un espantapajaros