NICOLÁS BERDIAEV KIEV
1874 PARIS 1948 UN PROFETA DE NUESTROS TIEMPOS
“Hubo sistemas
sociales teocráticos, papoccerasistas, cesaropapistas que aniquilaron la
personalidad, negaron la libertad de conciencia y pervirtieron el alma de las gentes pero estos sistemas pseudocristianos
están llamados a desaparecer. Históricamente, la ortodoxia rusa estaba ligada a
los pequeños comerciantes, el catolicismo francés a la aristocracia, el protestantismo
alemán es burgués. La iglesia española fue militante, pionera y mediantica. Pero
axiológicamente el ser humano está por encima de la clase y del Estado. El alma
de los pueblos no es la economía ni el culto a Mammon el dios del comercio”
escribe Nicolás Berdiaev en “El cristianismo y la lucha de clases”.
Fue marxista en su juventud, revolucionario,
amigo de Bulgakov y crítico del zarismo por lo cual sufrió el cautiverio de
Siberia. Dice en este libro que básicamente Carlos Marx llevaba razón en origen
cuando en el capital se lanza a convertir a la burguesía, pero hierra en el método.
No se puede crear el bien a partir del mal ni conseguir la sociedad igualitaria
mediante la violencia, la destrucción, el encono, las envidias.
Al tiempo enuncia un augurio
que se está cumpliendo: la lucha de clases dará pábulo a la guerra de géneros.
En su exilio de Paris y de Berlín este
filosofo, una de las mentes más preclaras que ha producido Rusia (él se
consideraba ruso nacido en el seno de una familia aristócrata y no ucraniano)
escribió una serie de libros de filosofía y de pensamiento que nos depararían
las claves de lo que está pasando en el día de hoy: el triunfo de la ortodoxia
en el Este y la desmitificación cuando no el ataque al cristianismo en el
Oeste.
Un nuevo paganismo, otra
edad media, una confrontación de valores, guerra.
Aduciendo que en la edad
media se luchaba a cara descubierta, ahora los grandes gurús de la economía y
de la guerra se escudan detrás del coselete antibalas de la política y las
redes sociales. El nostramo es invisible. Jamás enseña la carita.
Su conversión al
cristianismo no estuvo exenta de traumas y de polémicas. Criticó al Santo Sínodo
por lo que sería excomulgado.
Luego el patriarca Pimen
le levantaría el interdicto. Era un humanista
un ser humano hecho de grandezas y de pasiones y bajezas que puede gritar con
San Pablo nada de lo humano me es ajeno. Por eso critica a Tosltoi en su idea
de volver a los principios evangélicos y la idea de un cristiano incorruptible
ejemplar. En esa herejía cayeron los montanistas una secta del siglo tercero
que vuelve a manifestarse con los albigenses.
Montana consideraba fuera de la iglesia a los
impuros, a los pecadores. Cristo cura, Cristo salva a los pecadores pero su
santidad es de otra manera a esos santicos mequetrefes con el cuello de medio
lado que rechazan y incomunican a cuantos no son de ellos. Una idea genial en
su teología la Iglesia ortodoxa es tradición y plegaria.
Evangelio sí, pero a veces el hombre pecador
no cumple la norma.
Que gran visión. Leyendo
su libro sobre el comunismo creo que este ruso que no quiso alinearse con el
vaivoda Zelenski surge como inspiración del Espíritu Santo en nuestros aciagos
días perturbados.
Su doctrina refleja la
humanidad redentora del Salvador que redime al pecador. No hay soluciones
explicitas a mano. La fe y la esperanza de la resurrección sean nuestro vademécum-
Berdiayev murió en el
exilio no pudo volver a la rusia comunista y a pie de obra mientras redactaba
un artículo. El filosofo eximio no le hacía ascos al periodismo de infantería