PEDIR
TABACO A LA REINA
Publicado
en la voz de alerta y la nueva España 20 de julio 1982
Ese gran escritor ovetense que es CÁNDIDO al que
es de recibo leer todas las mañanas en ABC
como los lectores españoles
nuestros tatarabuelo leyeron a Clarín en el Solfeo o en la Correspondencia
en su día ha escrito un magnífico palique acerca del individuo que días atrás
en Londres logró burlar la vigilancia de palacio y adentrarse en los aposentos
de la reina. El dedicado columnista realiza un sutil encaje de bolillos
imaginativo tratando de explicar el caso por chicuelinas y remoquetes bien
lucidos con aditamentos de la mitología.
Porque mitológico es el suceso. Una proeza así
sólo puede ser llevada a cabo por un Palmerín o un Caballero del Lago.
Esto parece
un lance de libro de caballerías. Alguien que esté loco de remate – esto sólo
puede hacerlo un inglés- es capaz de irle a pedir fuego a la reina cuando
duerme en su cámara regia.
Historias así sólo pueden suceder en Londres. Esta
es una dellas.
El
míster en cuestión se llama Fagan. Hasta procede el apellido. Fagan de fag que
en slang significa cigarrillo o tagarnina. Los pilluelos londinenses a veces se
acercaban al viandante y le piden tabaco:
-
Got a fag, mate?
Y
es justamente lo que le pidió el sujeto a Isabel II. La reina come y duerme
sola.
El
príncipe consorte utiliza otro dormitorio. Es posible que hasta la egregia
persona necesitaba un poco de compañía en una calurosa noche del farragosto
londinense cuando sube una niebla sofocante de las riberas del Támesis.
A
la señora que tiene que tomarse pastillas para conciliar el sueño por poco la
entra un soponcio al ver al intruso. Ya estaba en los brazos de Morfeo cuando
zas allí aparece el bueno de Fagan.
No
era el mayordomo ni el carpintero, pero actuaba con una naturalidad sorprendente
y de seguro que conocía la casa.
En
estas noches de julio la ciudad es un horno auque yo tuve en mis digs la estufa
encendida en pleno agosto un año que hubo muchas galernas. Sin embargo, en
Inglaterra las viviendas no suelen gozar de aire acondicionado.
Ni la calefacción central. Los británicos son
renuentes a estos artilugios y prefieren el fresh air por eso el sitio donde yo
he pasado más frío en mi vida fue durante aquellos inviernos en el Yorkshire,
madre mía qué heladas y las casas tienen paredes endebles. No están preparadas
para el invierno.
No
suele haber contraventanas ni persianas por lo que muchas residencias parecen
escaparates. EL inglés es algo exhibicionista y hasta diríase que le gustan que
le miren los pasantes cuando se encuentra en su hogar. Su casa es su castillo
pero transparente. También les gusta alzar las ventanas que allí llaman
francesas y cuyos batientes no son de tirar ni tienen pestillos ni fallebas,
sencillamente se alzan sobre un montante y lo más probable que la reina de
Inglaterra tuviera las de su alcoba abiertas para dejar pasar un poco de fresh
air y por allí se coló el ladrón de la intimidad regia.
No
sé lo que habrá ocurrido ahora con la nueva arquitectura de los llamados
edificios inteligentes totalmente aislados del exterior pero entonces esta
política de ventanas abiertas en las caldas noches veraniegas era una
invitación a los cacos.
Otro elemento: las cortinas. Suelen ser de
nylon blanco y se mueven onduladas por las ráfagas de viento por lo que en
muchos dormitorios donde me acosté en las Islas yo creí ver fantasmas durante
las sesiones de cine de la sábana blanca.
De
todas formas, a los fantasmas ingleses les suele gustar el buen tiempo.
Aparecen por primavera. Por ejemplo, el monstruo del Lago Ness y las serpientes
de verano.
Hay
castillos que incluso tienen guías especiales para mostrar las casas con
fantasma a los turistas. No son como las brujas de mi pueblo. En Puente Perin
las brujas celebraban sus aquelarres por Nochebuena y las ánimas se aparecían a
los viandantes a partir de la noche de san Andrés.
Lo
más probable es que Fagan, el hombre invisible, el pimpinela escarlata nuevo
diablo cojuelo, saltando a la pata coja por los tejados de Buckingham Palace y
bajando por las chimeneas, entrara en la augusta morada a favor de la noche.
De
todas suertes esta es una historia confusa llena de misterio digna de la labia
de Ágata Christie. Con su plot, su alibi sus coartadas y todo.
A
los lectores ingleses que tienen mucha concha y bastante recamara en las historias
de intriga y de judanit se les puede contar una historia al revés. Luego
el lector por su cuenta ata cabos pero aquí las cosas al parecer carecen de
títere con cabeza. El fog londinense es imprescindible en esta clase de lances.
El fog (niebla) de Fagan.
No estamos ante un mundo lógico de claridades
meridianas y mediterráneas sino de una visión tamizada por el proverbial haze
policiaco en el que todo puede ser y no ser a la vez.
Hasta
es posible que Su alteza doña Elisabeth le invitase al intruso a una taza de
té. A los ingleses les gusta mirar al mundo a través de la niebla por eso son
tan amantes de los fantasmas. Su lógica no es nuestra lógica. Hasta hace poco
medían la distancia en yardas y en pulgadas y el sistema métrico decimal no se
implantó hasta el primero enero de 1973 que yo estaba allí para contarlo
aquella mañana gris de año nuevo con bastante resaca.
De
esta forma, nebulosos fueron los partes de guerra en la crisis de Malvinas. The
British They are masters of desguise y expertos en el difícil arte de la
propaganda. Por eso tienen al pueblo tan dominado. Nada tenía de peculiar que
este Fagan del que poco sabemos quien es se haya enamorado platónicamente eso
sí de su Reina.
Se preparó para su aventura varios meses,
estudió el territorio, examinó mapas, consultó distancias, compulsó los turnos
de guardia y los relevos. Su sueño era ver dormir a la augusta emperatriz de
los ingleses y llegó hasta el tálamo. Las gacetillas evitan todo lo morboso.
El
Fagan no quería dormir con la reina sino ver como era en su medio natural
porque las reinas también duermen y fuman y tienen que ir al baño y lo demás.
¿Un exhibicionista? Puede ser. But he was caught in the act por la
guardia real y seguramente lo llevaron al cuartelillo por las orejas. ¿Un espía
de los rusos? Tampoco se descarta.
La morbidez y la discreción han tenido que
entablar en Fleet Street un reñido encuentro para dar de lado detalles morbosos
de tan paradójica situación. ¿Cómo se acuesta Isabel en enaguas, en picardías o
en camisón sin sostén o con sostén y de qué color eran las bragas?
Dicen
que son de color púrpura que es el color de la realeza y taparía sus vergüenzas
con un taparrabos de armiño… pues a lo mejor. También puede ser que Michael
Fagan no sea más que un invento de la prensa para echar una cortina de humo, un
tupido velo para distraer la atención del gran publico de la engorrosa cuestión
de Malvinas que el personal no consulte la lista de bajas y que la Thatcher
adarga en ristre y todos los portamisiles a bordo de la Home Fleet se ponga las
bragas de hierro y les de a los argentinos de Galtieri una buena paliza.
Una maniobra de distracción pues dicen que el
gobierno de la Dama de Acero está a punto de caer. Y otra cuestión. La minuta y
los haberes reales.
Los
ingleses se sienten muy monárquicos y consideran que para mantener la
institución monárquica en condiciones hay que subirles el sueldo a los royals.
De cualquier forma, son maestros del disimulo estos ingleses. No sueltan
prenda. Por lo pronto su graciosa majestad y persona tiene un Romeo que acude a
la cita del jardín de Buckingham con escala. ¿Será un amor de verano? ¿Un
flirt?
A la reina no se la conocen avatares y
liviandades de ese calibre. Es una señorea muy seria a la que no le gustan los
chistes verdes pero le pide que le cuente el príncipe de Edimburgo cómo anda de
su estreñimiento. Pero esta es una extraña historia con final feliz. En otra
parte el merodeador hubiera sido cosido a tiros por los escoltas pero estamos
en GB y se le detuvo con mucha educación, le fueron leídos sus derechos y se le
acusó de trespassing o allanamiento de morada.
Un
alabardero le dio un cigarrito marca capstan los que fuma la soberna y otro le
invitó durante el interrogatorio a una taza de té. Menos no podía ser.
-
¿No tendrá un cigarrillo,
Majestad?
-
No en este instante, pero aguarde
a ver si le quedan a la camarera.
Y
de esa manera salió del dormitorio y avisó a seguridad. La reina saltó en
camisón, se puso las zapatillas y fue a avisar. La señorita de compañía
dormitaba ante una taza enorme de té.
-
Espabile que tenemos visita,
Maundy.
-
¿Audiencia a estas horas,
majestad? ¿Nos han hundido algún submarino esos malditos argentinos?
El
Bobby que guarda la puerta de la cámara regia tampoco se había enterado y se
había quedado dormido sobre sus enormes zapatones de policía británico
proverbiales por su tamaño. Dicen que la reina y la Dama de hierro no se pueden
ver pero estas historias sirven para aliviar tensiones nacionales.
En
Inglaterra las grandes crisis suelen ser tormentas en una taza de té. Nada más.
Y este aire deportivo que se da allí a la política a mí me da envidia. Para mi
patria la quisiera. Cuentan que Mr Fagan salió de palacio fumándose un
cigarrillo. En libertad con cargos. Las crónicas no refieren nada más.
25/06/07 1:47