2017-05-26

LA INQUISICIÓN TIENE LOS BRAZOS LARGOS. HISTORIA DE UN "PREGONAO" EN TOLEDO QUE ARDIÓ EN LA HOGUERA

AUTO DE FE EN TOLEDO.YENDO DE "PREGONAO" POR ZOCODOVER. UNA HISTORIA QUE ME INSPIRÓ UN CUADRO DEL GRECO



El Cristo Crucificado de El Greco, propiedad del marqués de la...






PESADILLA EN TOLEDO ENTRE BOBOS Y BOLOS ANDA EL JUEGO


 Se nos hizo de noche y vimos al Hombre del Saco al cruzar el Tajo y allá por el puente de Alcántara se nos cruzó el Ojo Saltones un judío que no sabe pronunciar las erres y habla de garganta. Tercera autoridad en estas mansardas. Se me vino a las mentes la mera efigie de don Opas que iba pregonando calles arriba hasta entrar en la misma plaza de Zocodover paso a la Inquisición. Me subieron en un asnillo y cabalgando cara atrás cubierto el rostro con una coroza cual reo del Santo Oficio y como los penitentes capuchones que van detrás del paso en Viernes Santo. Dos alguaciles infames y mal encarados cutían mis espaldas con golpes de rebenque. Yo maldecía mi suerte y me acordaba de la madre que me parió. Desdichada hora en la hora que nací. ¿Qué mal fice? Preguntaba yo a mis esbirros y ellos en vez de contestar descargaban más fustazos sobre mi cuerpo dolorido. Quieto ahí tú, mostagán, que yo te vamos a enseñar a comportarte, tente derecho y no retruques. Pues vaya-dije yo- pero que mal hice y al fin uno de los corchetes leyó sentencia y dijo que iba al palo por pensar por mi cuenta. ¿Es que escribir es un delito? Sí lo es. Un diacono muy alto y con cara de sátiro al que yo había visto merodear por los puticlubs de la región e iba a rumanas los sábados noche farfulló un responso en inglés. Ya no cantaban en latín sino inglés, la nueva mingua franca los nuevos inquisidores. No se dirigían a la Virgen tiernas plegarias. En lugar de eso invocaban a la Democracia y el nombre de Jesucristo había desaparecido de los anales para dar paso al dios del Consenso. Los obispos y hasta el Papa proclamaron que de allí en adelante sólo había que creer en el Holocausto, como única verdad, aserto e incontrovertible. Todo lo demás eran leyendas, mitos, consejas evangélicas de las que cuentan las viejas al amor del fuego.
La cosa me parecía increíble pues se me hacía duro pensar que con tanta fuerza hubiera calado en el corazón de las gentes la más recia y horrible de la apostasía pero reparé en el hecho de que estaba en la provincia del Bolo, la tierra de los grandes tornadizos y de los conversos. Habían vuelto los rabinos y estos llamaron a los ulemas y en los burdeles los malandrines y los macarras ponían a sus coimas mirando para Toledo, la Jerusalén del Oeste, la nueva Meca de los pactos y los consensos.
En la resurrección no creía ninguno y como no había vida eterna los directores espirituales aconsejaban a sus confesadas y a sus pupilos que lo único que importa es lo de acá abajo. Que se olvidaran de que eran polvo y de las palabras del cura los miércoles de ceniza. Había que hacer más caso al jueves de Comadres y vivir como si fuese todo el tiempo martes lardero. El lunes Corvillo para después. Toda nuestra vida es carnaval, chaval. Y dános y danos. A ti sí que te voy yo a dar. Lo importante es lo de acá abajo.
De lo que haya allí nada sabemos. Lo cual que lo mejor cuadra es la regla de los babilonios comamos y bebamos que mañana moriremos. Muy democráticamente por supuesto. La muerte es el gran rodillo democrático les recordaba yo a mis verdugos aquel jueves de comadres durante mi pesadilla. La víspera había sido miércoles de ceniza, la antevíspera martes lardero que sigue al lunes corvillo. Popping Eyes no dejaba de mirarme. Una pena que tuviera las manos atadas y no pudiera agarrar un morrillo y esputárselo en la calva a aquel infame el que consumó la gran felonía el que cerró las puertas de las catedrales y devolvió la llave a los nuevos invasores para que instaurasen allí sus lugares de rezo mayormente mezquitas y sinagogas cuando no logias donde organizar sus tenidas y conventículos. Traté de beberme mis furias mientras cabalgaba en aquel burro prieto que trotaba por la cuesta entre las miradas airadas de la chusma que decían cosas muy feas.
Acerté a ver entre las turbas a una señora que dicen la presidenta y se ella se dice a sí mismo Omnipresencia porque está en todos los saraos y conmemoraciones chupando cámara que tú no veas. Muy finolis y repeinada pero con una lengua como un carretero. Muevan ustedes el culo hijos de la gran puta. Tenía mucho cabreo porque quiso ser reina y no lo es hasta la fecha. Era una mujer muy deslenguada pero bien calzada de coturnos y vestida a la última porque encarga sus atuendos a Paris y es toda ella una marca pero Dios mío qué lengua tenía la señora. Ella me puso de hijoputa para arriba.
No salía de mi asombro pero un cirineo que se ofreció para aliviar mis suplicios y me tenía al burro del ramal un alma de dios un buen samaritano me dijo no se asuste su señoría ahora todas las hijas de familia hablan así hoy por hoy maxime las que otrora fueron chicas de derecha. Y mira que fueron educadas con monjas y toda su vida fueron muy de derechas pero sacaron los pies de las alforjas y juran beben y fornican peor que zapateros. Para mi desesperanza la presidenta era la que con más vigor decía crucificadle, crucifícale. Lo que exaltó a la multitud y llovieron sobre mi rostro toda suerte de injurias, un par de cantazos y algún que otro gargajo. Échale pan que mañana pía.
Y no se lo tenga en cuenta vuestra merced dijo mi cirineo que también subía el hombre compungido por las pinas y estrechas callejas de la ciudad de Carlos Quinto pero en la fachada del alcázar ya no había águila bicefala. En san Juan de los Reyes arrancaron las cadenas de las Navas de Tolosa y se las devolvieron al rey de Marruecos echando por tierra el lábaro y enseña de la unidad de los reyes católicos, el tanto monta monta tanto Isabel como Fernando, nuestro emblema de la unidad nacional.
La saña deletérea y la clastomanía irreductible de los tornadizos y pedisécuos del Ojo Saltones encontraron su paroxismo en el furor con que echaron debajo de los frontispicios de tan histórico lugar el yugo y las flechas. Se dijo de ahora en adelante ni yugos ni flechas ni leches porque no sé pa qué queremos los españoles el yugo de la labor si aquí nadie pega golpe ni flechas del poderío pues andamos nostálgicos e indefensos. Café para todos.
Se desuncieron las Españas en una amalgama de taifas, autonomías golfas y trinconas donde toda corrupción y prevaricación tuvo asiento, y de cantones y la patria es ya indefensa y sin ejército hasta tal punto que ésta se convirtió en una casa del tócame roque con sucesos tan lamentables como el de los paracaidistas ingleses de maniobras que entraban borrachos en una taberna de Cádiz o en Lanzarote y se liaban a golpes con los pobres españolitos. Los soldados de Su Graciosa Majestad apaleaban a los jueces y sodomizaban impunemente a los números de la Benemerita que iban a deternerlos sin que el gobierno de Madrid osara protestar porque los del FO eran los amos y aquí ya todos hablamos inglés, tomamos el té de las cinco y entonamos el dios salve a la reina, al menos es lo que señalan los poderes fácticos y toda esa tomiza de anglocabrones americanoides desnaturalizados que han renunciado a su historia y a su lengua como el Big Popping Eyes (Ojos Saltones). Átame esa mosca por el rabo. ¿Quien pone el cascabel al gato? Moratinos estaba demasiado ocupado con meter al turco en Europa. Hacía lo que le dijeran siempre los judíos y sus amos de Washington en este país: el contubernio con el sarraceno. Escupían contra la cruz y eso les hacía sentirse fuertes. Ojos Saltones, defensor del aborto, era de comunión diaria pero dicen que se guardaba las hostias en la bocamanga y luego las echaba a un caldero de agua hirviendo y las profanaba. La actualidad se asemejaba a una gran tenida de masones. Cundía la blasfemia y el desencanto. También don Opas era de la raza maldita y tenía el mismo mirar de los ojos salones.
Sin flechas del poderío nos convertimos en la risa de las naciones, campo de Agramante de la emigración. Llegaban en manada a nuestras costas y los españoles de bien tenían que agachar la cabeza, besar el látigo, adorar al dios del Consenso. Paciencia y resignación. Somos extranjeros en nuestro propio país. Tendremos que emigrar de nuestra patria otra vez los buenos españoles
La avilantez de los gobernantes como el execrable embono de los Ojos Saltones que por lo visto era un socialista de padre falangista, un cacique para más señas, de apellido infame. San Homobono era el patrón de los sastres y él era un alfayate, un malabarista de la política que no daba puntada sin hilo. Nada por aquí, nada por allá. Su padre fue gobernador civil y juró los Principios del Movimiento, y tuvo un tío alcalde pero donde dije digo, digo Diego, chiquitos, y esa sí que es gorda. ¿Adonde vamos? Al desastre, según parece pero dicen que sarna con gusto no pica.
En la plaza de Zocodover estaba preparado el tabladillo o picota donde harían con mis pobres huesos lo que corresponde. Había un poste rodeado de retama, el balago de arder, estaba la yesca preparada. Iban a quemar a un cristiano recalcitrante de herejía democrática pero aunque me maten o daré nunca mi brazo a torcer y había que decirle al Ojos Saltones a sus jodíos morros que no era más que un jodío bolo.
Las gentes que se habían vuelto morbosas e insensibles a los males de su vecino, de tanta tele basura como se había comido sus ojos y roído su alma por culpa de las quintanillas y anarosas quintanas, marilós, las reinas de las mañanas y las princesas del pueblo y de ver a todas las horas al presentador de la cabeza grande y los pies planos en soporíferos programas que duraban doce horas, mientras los torticeros manijeros zurcían mentiras a todas horas y no paraban de hablar de la crisis, predicando al pueblo como si fueran ovejas modorras, metiéndoles el miedo en el cuerpo, contemplaban con deleite el espectáculo y se decían unos a otros éste va a arder bien.
El rabino de la Sinagoga del Tránsito Un sacristán del mismo templo trajo eslabón y pedernal e hizo fuego y aplicando tea y prendió la lumbre. A redoble de tambor, un pregonero proclamaba:
-Cristianos a enforzar.
-Hijoputa…Hijoputa. Eres un pregonao
Doña Esperanza para mi desespero se encontraba en el cupo de los que contra mi hicieron causa y allí estaba entre el populacho desgañitándose contra mi persona. Tampoco faltaba la Bibliotecaria de Logroño, una tal doña Planchas Planchitas y con el nombre de Carmina bautizada mas luego hizo renuncio y recobró el de Sara, su primigenio. Ella también se metió con mi alcurnia. Aunque cambió de credo, esa señora como escritora será siempre mala. Entró en contubernios con don Arbolí, otra moneda falsa.
No me quedaba más remedio que admitir la culpa por la que se me condenaba y aceptar mi condición de caganidos. Yo no era más que un “pregonao”.
En un relámpago ardió todo mi cuerpo. Gracias a Dios pues grande era mi fe no flaquee en el tormento porque siendo de la raza ibérica y mi padre aragonés sentí pena de la multitud dirigida por aquel Anás de los ojos protuberantes sudoroso y vaporoso, tercera autoridad del Estado, que no pronuncia las erres con las sietes señas del hijoputa metido a politiquero siendo su distintivo principal la barba en parroquias y los muchos sudorosos que canta todo su cuerpo que no hay quien se le acerque cuando se sienta en su estrado presidencial en el congreso. Arrimaron fuego pero en lugar de llorar me dieron ganas de reír y contumaz igual que don Rodrigo me puse para mi último trance en el pináculo del cachondeo. Pude desligarme de las esposas que me maniataban y, libre de manos, llevándomelas a los genitales exclamé:
- Me la chupáis todos vosotros. Vosotros me la chupais en cuadrilla y al de por junto, aunque muera mártir. El que se sienta en el tribunal no es más que un judío bolo y se lo digo a sus jodidos morros
Y, haciendo las señas del macho cabrío expiré, mártir de la causa. Estoy seguro de que mi nombre enseguida ingresó en la nómina de los santos y mi alma voló derechita al cielo después de haber dado testimonio de Cristo y amado a mi patria desde aquella hoguera de la plaza de Zocodover gobernada por aquel sanedrín toledano encabezado por un felón de los Ojos Saltones como gran sacerdote. Subí a la gloria chutándomela con todos mis enemigos sobre la planta de mis pies. Había ollado la cabeza del dragón en Zocodover. Fue de esta manera gloriosa y terne en mis convicciones como hjice la jera precisamente el día que comenzaba la Cuaresma y las ciudades celebraban el entierro de la sardina

POR EL CAMINO SANTIAGO A PERRO VIEJO NO HAY TUSTUS

POR EL CAMINO DE SANTIAGO



 

A PERRO VIEJO NO HAY TUSTUS PERO AUN VALEMOS ALGO



 

Antonio Parra



Con el Calixtino por libro de cabecera, guía y vademécum de peregrinaciones, un legajo del siglo XII escrito por un tal Américo Picaud, un gabacho que ya nos pone de vuelta y media a los españoles esgrimiendo los antecedentes que esboza la picaresca sobre buen pueblo pero mala gente que dijo el otro cuando se topó con los muros de Benavente (escopeta nacional y España sin españoles sería el paraíso terrenal), mi amigo don Xanti y yo nos hemos echado a los caminos, bordón en la diestra, nuestras recias botas, nuestros buenos peales, buenos propósitos y mejores resoluciones en el alma que pecadores fuimos y pecadores somos. El vino que no falte. Y el breviario de antes de la nueva reforma también iba en la mochila. Para espantar el diablo que no deja de enredar incluso en las soledades cantábamos en latín los maitines y laúdes a la aurora con el preciso himno monacal de "Iam lucis", la tercia antes de la siesta, vísperas con el primer rayo del crepúsculo y completas al entrelubricán somnoliento. Nos lo pasamos bomba. Damos grandes rodeos al pisar las ciudades pero los viejos lugares de la Transcantábrica posábamos en veneración. Esquivábamos las carreteras y los farolillos rojos de los puticlubs que animan las cálidas noches agosteñas, cabe el arcén de las autovías, los apartábamos con un vade retro. A estas edades no es para que te den una medalla de condecoración si no te llama la atención la jodienda. A perro viejo no hay tustus. ¡Oh pecadores de la nueva Babilonia!

En una localidad del camino cantamos la Passio a dúo al pie de un Santo Cristo milagroso y lo hicimos con tanta unción, mi buen Xantipa de grave y yo atacando los agudos del cronista que narra los acontecimientos en la noche del Jueves Santo, un diácono ruso se nos agregó y bordaba los bajos del repertorio de Palestrina, que el cura y algunas beatas nos invitaron a chocolates con churros. Grande es nuestra fe y grande es España por más que me pongan como un trapo.

-Eso no tiene enmienda. A otra cosa mariposa.

Y dijo el Marquillos de Obregón y es a lo que iba pues no puedo desenredar ese enredijo de misterio que me hace tirarme al monte, claro, o buscar el refugio de las tabernas, pues la frase forma parte del laberinto en el que estamos inmersos:


Si eres por ventura español donde quiera que llegues has de ser mal recibido aunque te pongan buena cara. Que aquesa ventaja hacemos a los nacionales del mundo ser aborrecidos de todos; cuya sea la culpa yo no lo sé.
Ni yo tampoco pero vengo empapado del rocío de las veredas, con la música de algún malvís entre las orejas, el rumor del agua cerca de las cárcavas, la visión edénica de los gollizos y cuchillares, restos de antiguos glaciares que alfombran la manta de los montes de la Robla, el silencio edénico de los castañares ocultos entre las sierras, los cristos rotos y las imágenes venerandas de santos arrumbados que esperan en las iglesias cerradas a cal y canto, el tañer del cimbelillo en las ermitas del monte que a veces nos parecían tocar solas y nos parecía milagro no sé por qué, el donaire de algunas mesoneras que no niegan una sonrisa y un vaso de agua al peregrino, la borrina de los puertos, suspiros de tul en el paisaje de encaje, o el sonido isócrono de las olas sobre la mar de Vegadeo. O los ecos del canto de una salve al atardecer en alguna aldea perdida del Bierzo. O la armonía de la catedral de Santiago que dicen que el que llega allí por primera vez se transforma; si está triste se alegra y, si enfermo, cura de toditas todas, y si nervioso le penetra en el alma una calma infinita que trastoca el hervor diabólico, el tráfago luciferino de la ciudad hediendo a azufre y a exhausto de tubo de escape. Traspuesto el monte de Gozo, es cosa digna de mención que parece que se te alegran los pies y dejan de protestar como en algún tranco de la ruta en que estuvimos a punto de tirar la toalla. Gracias al vino que es sangre de Cristo y la fe. Toda esa belleza y dolor que trajo al mundo el cristianismo y que para mí sigue siendo la religión alegre y verdadera diga lo que diga don Haro Tecglén. Tachín tachén. Áteme esa mosca por el raro. Y luego en la catedral compostelana estaban los paneles que mezclan el cielo con la tierra del Pórtico de la Gloria. La perfecta caja acústica de la ortofonía con que fueran diseñadas las bóvedas. El canto llano que ensalza con salmos acompañantes el movimiento pendular del botafumeiro. Los miembros cansados, el rostro contento.

¿Habremos conseguido la gran perdonanza? No lo sé ni tampoco me importa mucho. Se hace camino al andar y es más importante Hemos ido por las ranuras de la puerta estrecha pero aquí hemos vuelto con nuevos bríos y con fuerzas de refresco.

No hay no puede haberlo país más bello en la tierra. En mi zurrón, yo hubiera querido meter en mi zurrón de peregrino tanta hermosura. No me cabía tanto amor en las alforjas. Al volver de Compostela regresaba ligerito y casi repartiendo besos.

-Oye a ver qué hacemos.

-Vamos de correría.

-¿De correría sin la guardia civil?

-De romeros camino de Compostela. A misa no voy porque estoy cojo pero a la taberna poquito a poco.

-Alguna vez habrá que compaginar la religión y la diversión y con esa idea fija en la mente hicimos la salva de los andantes. Una hogaza de pan tierno, algunos torreznos y tajadillas de la olla que saben a gloria en pleno campo y algún que otro laustibideo con un par de besos al jarro. Y de hoy en un año que el Dios nos conserve en paz y buenos

-Qui multo peregrinanntur paulo minus santificantur (mucho peregrinar y santificarse poco.

-Eso es el del Kempis. Imitación de Cristo. Pero aquel monje flamenco dicen que luego se suicidó o que murió mal y por eso no lo canonizaron aunque gracias a su libro- admirable poder de la literatura que una cosa es predicar y otra dar trigo- canonizaron a muchos. Ya ve usted lo que son las cosas. Ese librillo es una fábrica de santos aunque con un poco de oscurantismo, un si es no es misoneísta y sobre todo quietista. Hoy si viviera el anónimo autor lo escribiría de otra forma. En la actualidad los émulos del Evangelista actúan de otra forma pero se sigue el modelo copiando. Cristo alfa y omega hoy ayer y siempre. Y lo demuestra el hecho de que siga habiendo tantos crucificados y tantos crucifijos incluso en el canalillo del tetamen de Prosperina. Las nuevas chulas se colocan el símbolo al pecho que no saben lo que es pero que en el fondo las debe de proteger en medio de la hoguera de sus vanidades. Que les sienta como un tiro a tanta paganía.

-Cruz al revés.

-No creo que llegue a tanto. Es la puñetera coquetería. Ya sabe usted que si tres son los peligros del alma mundo, demonio y carne, las mujeres agregan otro que las pierde: el buen parecer. Pero yo quería volver a la Imitación pues de niño lo repasé cien veces.

-No me vaya usía a salir con toda una teología de la peregrinación que ya sabemos por donde va y los sabuesos de la información o de la inquisición andan peinando las web en pesquisas de sospecha y si con barbas san Antón y si no la Purísima Concepción. Hechos. Y nada de dichos. Facta non verba que dijo el clásico. Cíñase a la banda.

Pues eso mismo. Salimos don Xanti y yo- su nombre de pila es Xantipa- un hermoso día de la transfiguración después de llevarle laureles a san Salvador cuya talla se venera desde hace siglos en un rincón junto a uno de las responsiones del lado de la epístola en la catedral ovetense. Allí es un día grande el 6 de Agosto y cumplimos la promesa del viejo rito de llevar el ramo y colocarlo a los pies de la imagen en la peana. El que a Santiago va y no visita San Salvador por honrar al siervo se olvida del Señor. Y tanto.

Por eso, muchos a Oviedo lo llevamos en el corazón. Es la ciudad de siempre, nuestro "oppidum" anímico, un refrigerio de cortesía y de elegancia, oasis en el desierto intelectual que nos aqueja, punto de fuga, venero de dichas y de desdichas, memorial de recuerdos, unos buenos y otros no tanto. Oviedín del alma, sombra de la aceitera donde don Fermín enfilaba su catalejo, plaza del Fontán y fachada de san Isidoro donde jugaba a la pelota Tigre Juan. El cuerpo podrá salir de tus recintos sagrados pero el alma jamás te abandonará. ¿Oviedo? ¡Presente!

A mí me nacieron en Segovia de la misma manera que a Clarín lo parió su madre en Zamora por una casualidad pero es – omnium consensu- que yo me he vuelto pixuetu hasta las cachas y hasta lo dice mi forma de parlar y de expresarme con giros y expresiones de la antigua fabla jovial. Dejamos la Argañosa y el roquedo del Padrún a un lado y a la vera del Nalón río matriz de las Españas con un descansín en Mieres del Camino para yantar dimos vista tras largo trajín a los airosos muros de Santa Cristina de Lena en lo alto de un mogote que fue para los primitivos asturcones monte sagrado al que escoltan rodales de castaños y un buen manto de abedules de copas esquemáticas y tronco albar.

Dios debiose de echar siesta en el paraíso antes de venirse a fundar por aquí estas encartaciones donde los horizontes son sublimes, buen refugio para el que venga huyendo del moro, o de la quema y quiera vivir a escondido. El oratorio de Santa Cristina joya embelesada del ramirense reina señero en el horizonte. Es la llave de los puertos.

Sacha, nuestro ruso y del que hablaré más adelante hizo la genuflexión prosternada según el rito bizantino ante el altar de la santa. Estaba abierta la ermita y delante del iconostasio, en pié, como mandan los cánones, entonamos el Akathistos el más antiguo himno a la Madre de Dios que se conoce. Como se nos había olvidado el griego a Xanti y a mí que también estuvo conmigo en el seminario de Comillas, lo tarareábamos dejando que el diácono ruso llevase la voz cantante. Respondíamos a la plegaria con el radesti (alégrate)cuando el oficiante concluía una de las veintitantas estrofas. Ora pro nobis.

Fue emocionante y como se nos hizo de noche allí mismo en aquel Tabor de veneración de la vieja España cristiana tiramos la boina y acampamos la noche, para, al alba, con el sol ya en las bardas de Campomanes, acometimos la recia subida al Pallares que no es grano de anís.

-Antoñito mucho te pesan las arrobas.

-Más me pesan mis pesares por mis pecados.

-Pero estás aun hecho un recental. Tira palante.

El bordón, la capa de límiste o paño de Segovia de color amusto (pardo), el sombrero capón en son de penitencia, la calabaza que yo sustituí por una cantimplora militar que me legara mi pobre paqdre recuerdo de los campamentos y las maniobras y todos los arreos del peregrinaje debían de ser un curioso espectáculo para los que pasaban por aquellas soledades. Estampa curiosa que no pertenecía al tiempo del ordenata y del móvil.

Los pueblos están casi desiertos, las casas deshabitadas. Ya no quedan niños y probinos los viellos no pueden ni tenerse pero alguna abuela salió a la puerta para saludarnos deseándonos buen viaje.

-Vayan con Dios

-Y que Él a usted la acompañe, hermana.

Hace treinta años hubiésemos sido un espectáculo y hubiéramos arrastrado tras nos a una recua de rapaces saliéndonos al camino a pedirnos una estampa o una perra para caramelos.

El peligro de los romeros jacobeos eran los canes. Ahora es la velocidad y hay que hacerse a la cuneta no te lleve por delante un treinta ruedas. Algunos camioneros saludaban con deferencia y otros con compasión al vernos vestidos de aquellos capisayos pasados de moda. Una malos pelos y la cara pintada de daifa que por lo que dijo nada amistoso llamándonos cabrones y del pepe por la ventanilla:

-Relicarios, tenéis más moral que el Alcoyano.

Era una rubia de bote y a mí quedaron ganas de retrucar lo del bueno de Jimmy que ya se sabe rubia de bote el chocho morenote por no caer en su misma falta de decoro y devolverla el corte de manga.

-Andididiai.

Otro motorista nos hizo el signo cabruno. Por lo visto le irritaba nuestra cruz de palo al pecho, la calabaza, la ristra de veneras y la esclavina penitente. Nosotros respondiendo bien por mal contestábamos con el signo apotrocaico o señal de la cruz que es aval de paz, de reconciliación y de volver la otra mejilla. En fin que parecíamos unas antiguallas en este siglo de vórtices y de telediarios para perder el resuello. Les da corte nuestra presencia. Nos persignamos. El paisaje era de auténtico cuento de hadas. Los pueblos de la derecha reclinados sobre el vértigo de la montaña parecían figurillas de un belén. Tanta hermosura quitaba la respiración.

Abandonamos morriñosos Asturias pero respirando a pleno pulmón el aire limpio de las cumbres. Don Xanti que anda un poco frayau con lo del azúcar perdía huelgo en algunos recuestos y hubo que parar varias veces hasta coronar el alto.

Arbás, arriba de las revueltas de Pajares, vino a darnos las tardes. Es también un emplazamiento producto de alguna nuncupativo a Júpiter pues los romanos sabían donde alzar sus piedras y prueba de ello es que en todos los lugares elegidos por ellos uno se siente siempre a gusto. Eran los arva o campos. En este emplazamiento mágico y magnífico se establecieron los cistercienses. Era el primer monasterio de las Monas o Nonas, nueve en total que abrían el paso a los límites astures como un cordón de oración y de trabajo. Fue una de las fundaciones más antiguas de los bernardos. El sitio le encantaba a Menéndez y Pidal, oriundo de Pajares, y todos los veranos se perdía por aquí.

Pero de estos extremos, así como de otros, sobre qué hacíamos tres sexagenarios locos embarcados en la aventura del Jacobeo así como de quien eran mis misteriosos acompañantes, un cura corito al que le habían quitado las letras dimisorias por darle al cristal y un diacono ruso que no sabemos de donde había salido se lo contaré en la próxima entrega, si Dios me guarda algna semaneja más, sobre mis andanzas por el camino de Santiago, y si vuesas mercedes me dan gracia y un poquito de su paciencia. Por el momento, vale. De regreso saludo a mis lectores que a buen seguro no me habrán echado de menos pero de algo hay que morir y algo habrá que escribir y más se perdió en Cuba y regresaron cantando. Vueltos a la faena, la verdad es que te añoraba, Madrid, que ya no te quedas sin gente sino más llena a rebosar. Pues antes que te olvide, Virgen de Atocha, se secará la fuente de la alcachofa, que decía Luis Candelas que tampoco vivir muy lejos de la Mariblanca y fue allí donde le apiolaron.

  • Viene usted hoy de una euforia que lo tira.

  • Pues sí la verdad es que no me puedo quejar de la vida. Pareaco un buque de guerra dispuesto al combate.

  • Hombre, no creo que esto sea la guerra