2021-09-10
2021-09-09
como homenaje a leonides andreiev insertamos este bello cuento sobre un pope cuya hija se suicidó y ek sacerdote se siente culpable
EL SILENCIO Leónidas Andréiev I Una noche clara de mayo en la que cantaban los ruiseñores, en el estudio del pope Ignacio penetró su mujer. En su rostro se dibujaba un aire de pena, y la lamparita temblaba en su mano. Se acercó a su marido y, tocándole con la mano, le dijo con lágrimas en los ojos: -¡Pope, vamos a ver a nuestra hijita Vera! Sin volver siquiera la cabeza, el pope miró fija y largamente a su mujer por encima de sus lentes, y no dijo nada. Ella hizo un gesto de desesperación y se sentó sobre una otomana. -¡Los dos son tan... impiadosos! -exclamó y su cara de buena mujer, algo inflada, se contrajo en una mueca de dolor, como si con aquella mueca quisiera dar a entender el grado de crueldad de su esposo y de su hija. El sonrió y se levantó. Cerró su libro, se quitó los lentes, los metió en un estuche y se sumió en profundas reflexiones. Su larga barba, de hilillos de plata, le cubría el pecho. -Bueno; vamos allá -dijo al fin. Olga Stepanevna se incorporó presurosa y le suplicó con voz tímida: -Pero no hay que reñirla... Sabes que es muy sensible... La habitación de Vera se hallaba arriba. La angosta escalera de madera se cimbreaba bajo los pasos del pope Ignacio, alto y grueso. Estaba de mal humor. Sabía que su conversación con Vera no conduciría a nada. -¿Qué pasa? -preguntó Vera, sorprendida, al verlos entrar. Estaba en la cama. Con una mano se cubría la frente; la otra reposaba sobre el lecho, y era tan blanca y transparente, que apenas se distinguía sobre la blanca sábana. -¡Vera, niña mía! -murmuró el padre, tratando de dar a su voz dura y severa notas más dulces-. Dinos, ¿qué tienes? Vera guardó silencio. -Pero, veamos, Vera. ¿Es que tu madre y yo no somos dignos de tu confianza? ¿Es que no te amamos? No hay en el mundo quién te ame más que nosotros. Dinos por qué sufres, y se desahogará tu corazón, lo cual te hará bien. Créeme, pues conozco la vida y tengo experiencia. También a nosotros nos hará bien eso. Mira cómo sufre tu madre... -¡Verita! -suplicó la madre. -Y yo también -continuó el padre, con voz temblorosa, como si algo se hubiera roto en él-. ¿Crees que soy dichoso viéndote así? Sé que sufres, pero, ¿por qué? Yo, tu padre, no sé nada. ¿Crees que eso es justo?... Vera seguía sin decir nada. Dominando la furia que le subía a la garganta, prosiguió él: -Te fuiste a Petersburgo contra mi voluntad; pero, así y todo, no rechacé a la hija desobediente; te mandé dinero. He sido siempre un buen padre para ti. ¡Habla! ¿Por qué no dices nada? ¡He aquí tu Petersburgo!... Se imaginaba enormes masas de piedras, llenas de peligros desconocidos, y gentes indiferentes, frías, sin corazón. Esa ciudad inhospitalaria de granito es la que ha hecho sufrir tanto a Vera, débil, aislada, solitaria, sin defensa. Es esa ciudad la que la había perdido. El pope Ignacio sentía un odio mortal por Petersburgo y una tremenda cólera contra su hija, que no quería decir nada. -Petersburgo no tiene nada que ver aquí -dijo al fin Vera cerrando los ojos-. Además, no tengo nada. Es mejor que se acuesten; es tarde. -¡Verita mía, mi niña querida! -gemía la madre-. ¡Ábreme tu corazón! -Dejemos eso, mamá -replicó Vera, con impaciencia. El pope Ignacio se sentó en una silla y soltó una risa áspera y seca. -¿Nada, pues? -preguntó, con ironía. -Escucha, padre -dijo con firmeza Vera, incorporándose un poco sobre el lecho-. Sabes que los amo, a ti y a mamaíta. Pero... no hay nada, lo aseguro. Me aburro, eso es todo. Ya pasará. De verdad; váyanse a acostar. También yo tengo sueño. Ya hablaremos... mañana o un día de estos... El pope Ignacio se levantó de manera tan brusca que la silla chocó contra la pared; cogió a su mujer por la mano. -¡Vámonos! -¡Verita mía! -¡Vámonos, te digo! -gritó el pope-. Si ha olvidado al Dios bueno, no somos nada para ella. Condujo a Olga Stepanovna casi a la fuerza. Cuando estaban en la escalera, ella le gritó, iracunda: -¡La culpa es tuya! Tiene tu carácter. ¡Tú responderás de ella ante Dios! ¡Qué desgraciada soy! Lloraba. Las lágrimas la impedían ver los peldaños de la escalera y andaba como si ante sus pies se hubiera abierto un abismo. A partir de aquel día, el pope Ignacio no dirigió la palabra a su hija. Diríase que ésta no lo veía; seguía guardando cama o paseándose por su cuarto, frotándose a cada instante los ojos, como si hubiera algo que se tos tapara. Y la madre, que gustaba de reír y de bromear, perdía la cabeza desesperada, entre el marido y la hija, siempre taciturnos. Vera, a veces, salía. Una semana después de la conversación que hemos referido, salió, como de costumbre, por la noche. Y ya no se la volvió a ver viva: aquella noche se arrojó bajo el tren, que la cortó en dos pedazos. El mismo pope Ignacio presidió la ceremonia de los funerales. Su mujer no asistió porque, al recibir la noticia de la muerte de Vera, fue acometida de una parálisis. Sus brazos, sus piernas y su lengua quedaron paralizados, y permaneció inmóvil en su cuarto, medio a oscuras, mientras, muy cerca, en el campanario, las campanas tocaban a muerto. Oía a la gente salir de la iglesia, oía cantar a los sochantres ante el ataúd, e intentaba levantar la mano para hacer la señal de la cruz. Pero la mano no le obedecía. Quería decir: "¡Adiós, Vera!" Pero tenía la lengua pesada como una masa inerte. Seguía sin moverse, tan quieta que se diría estaba reposando. Solamente sus ojos estaban abiertos. Durante la ceremonia fúnebre, la iglesia estaba llena de gente. Todos, hasta los que no conocían a Vera, se compadecían de la suerte de aquella muchacha que había tenido muerte tan trágica. Miraban al pope Ignacio buscando en su rostro la expresión del sufrimiento y el dolor. No lo amaban porque era severo y altivo, aborrecía a los pecadores y no les perdonaba, y, porque ávido amante del dinero, se hacía pagar caro los servicios religiosos. Y querían verle sufrir, abatido, comprendiendo su doble responsabilidad en la muerte de su hija: como padre cruel, y como pope, que no supo conducir a su hija por los senderos del bien. Todos le espiaban con la mirada, y él, advirtiendo esta curiosidad hostil, trataba de mantener erguida su ancha espalda y no mostrarse demasiado abatido. Pensaba más en esto que en la muerte de su hija. Así, erguido, con aire altivo, acompañó a Vera al cementerio y volvió a su casa. Al llegar a la puerta, su espalda se curvó un poco; pero era porque tenía la talla demasiado elevada y las puertas eran demasiado bajas para él. Entró en el cuarto de su esposa, y no pudo ver bien su rostro; pero, después de examinarlo más de cerca, quedó sorprendido al verla completamente tranquila, sin lágrimas. Sus ojos no tenían ninguna expresión: estaban mudos, como todo el cuerpo inerte. -¿Cómo te encuentras? Ella no se movió. El pope Ignacio le puso la mano en la frente: estaba helada y húmeda. Los ojos de la vieja, profundos y grises, no expresaban ni dolor ni cólera. -Me voy a mi cuarto -dijo el pope Ignacio, que sentía algún malestar. Pasó al salón, donde todo cataba muy limpio, como siempre, y donde los sillones, cubiertos con tundas blancas, parecían muertos envueltos en sudarios. En una ventana había colgada una jaula, pero su puertecita estaba vacía y abierta. -¡Nastasia! -gritó con voz fuerte, y al oírla, se asustó-. Nastasia - llamó más bajo-. ¿Dónde .está el canario? La cocinera que, de tanto llorar, tenia la nariz roja e hinchada, contestó gravemente: -¡El canario ha volado! -¿Por qué has abierto la jaula? -interrogó el pope, frunciendo las cejas. Ella se echó a llorar de nuevo y respondió, enjugándose las lágrimas con la punta del delantal: -Era el alma de la pobre señorita... No me atreví a detenerla. Al pope Ignacio le pareció que el pequeño canario amarillo, que cantaba tan maravillosamente, era en verdad el alma de Vera, y que, si no hubiera volado, no podría estar seguro de la muerte de su hija. -¡Vete! -exclamó iracundo- ¡Qué bestia eres!... II En la casita reinaba el silencio. No la tranquilidad, que sólo es la ausencia de cuidados y preocupaciones, sino el silencio; los que podrían hablar, no quieren decir nada. Al entrar en el cuarto de su mujer, el pope Ignacio encontró en ella una mirada tan densa como si la atmósfera fuese de plomo y pesara enormemente sobre la cabeza y los hombros. Examinó largo tiempo los cuadernos de Música de Vera, sus libros y su retrato en color, que trajo ella de Petersburgo. Recordaba el arañazo que vio en la mejilla de su hija cuando la hallaron muerta, y cuyo origen no podía comprender: el tren que la mató, dejó intacta su cabeza; de otro modo, la hubiera destrozado por completo. ¿De dónde procedía aquel arañazo? Pero hacía un esfuerzo para no pensar en la muerte de Vera, y en el retrato escrutaba sus ojos. Eran bellos, negros, con grandes párpados que los envolvían en la sombra, como si estuvieran encerrados en un marco negro. El pintor desconocido, pero de talento, le había dado una expresión extraña: diríase que entre los ojos y los objetos hacia los cuales miraban, había un velo opaco. Aquellos ojos le seguían con la mirada por todas partes, pero también guardaban silencio. Se diría que hasta podría oírse aquel silencio. Por lo menos, al pope Ignacio le parecía oírlo. Todas las mañanas, después de la misa, se dirigía al salón y examinaba rápidamente la jaula vacía y toda la habitación, se sentaba en una silla, cerraba los ojos y escuchaba el silencio de la casa. La jaula guardaba un silencio dulce y tierno, lleno de dolor, de lágrimas y de una como lejana risa extinguida. El silencio de su mujer era terco, pesado, como el plomo, y tan terrible que el pope Ignacio, a pesar del calor, sintió frío. El silencio de Vera fue interminable, glacial y misterioso como la tumba. Aguzaba los oídos con la esperanza de captar un ruido cualquiera; luego, avergonzado de su debilidad, se incorporaba bruscamente y murmuraba: -¡Esas son tonterías! Miraba por la ventana la plaza inundada de sol y el muro de piedra de un cobertizo sin ventanas. En un rincón estaba parado un cochero; parecía una estatua de barro, y no se comprendía por qué estaba allí todo el santo día, en un sitio donde nunca había nadie. III Fuera de la casa, el pope Ignacio hablaba mucho con el clero y los feligreses; en ocasiones, con conocidos, en cuyas casas solía jugar a las cartas. Mas cuando volvía a casa, le parecía que no había pronunciado una sola palabra en todo el día. Esto era porque no podía hablar con nadie de lo que más le importaba, de lo que era objeto de sus pensamientos: ¿por qué se suicidó Vera? No podía, ni quería, comprender que ya era tarde para conocer los motivos de aquella muerte. Todas las noches recordaba el momento en que él y su mujer, junto al lecho de Vera, le suplicaban les dijera lo que tenía y cerraba los ojos y se le representaba a Vera incorporada en su cama, diciendo: Pero no dijo la única palabra que aclarase el misterio de su suicidio. Parecíale al pope Ignacio que, aguzando los oídos, conteniendo los latidos de su corazón, podría tal vez oír aquella palabra misteriosa. Y saltando de la cama, tendía las manos suplicante: -¡Vera! El silencio respondía. Una noche entró en el cuarto de su mujer, a la que hacía una semana que no veía; se sentó a su cabecera y, evitando su densa mirada, le dijo: -Escucha, quiero hablarte de Vera. ¿Me oyes? Ella callaba. Entonces, levantando la voz, le habló con tono severo, como a los que venían a su casa a confesarse: -Ya sé que tú no eres culpable de la muerte de Vera. Pero reflexiona: ¿es que yo no la quería tanto como tú? Razonas extrañamente. Sí, yo era severo; pero eso no le impedía hacer su antojo. Sacrifiqué mi amor propio de padre y accedí a que se marchara a Petersburgo. Pero ¿es que tú no le habías suplicado que se quedara, que renunciara a aquel viaje? No he sido yo quien la hizo tan impía. Siempre le inspiré el amor de Dios y las virtudes cristianas... Miró a los ojos de su mujer y volvió la cabeza. -¿Qué podía yo hacer cuando ella no nos quería decir lo que tenía? He ordenado, he suplicado, he implorado. ¿O acaso debí arrodillarme ante aquella chicuela y llorar como una vieja? ¿Sabía yo lo que ella tenía en la cabeza? ¡Hija cruel, sin corazón! Se golpeó una rodilla con el puño. -Era el amor lo que le faltaba. Confesemos que no me podía querer, porque yo era un tirano. Pero, ¿a ti? Ella te quería. Tú, que te humillabas ante ella, la implorabas... Rió nerviosamente. -¡Bien claro se ve cómo te quería! Fue por ti por lo que buscó una muerte tan atroz y vergonzosa... la muerte en el lodo, como un perro. Su voz temblaba colérica. -¡Me da vergüenza! -continuó-. Me da vergüenza dejarme ver en la calle. Me avergüenzo ante Dios y ante los hombres. ¡Hija cruel, indigna! Mereces ser maldita en tu tumba... Cuando el pope Ignacio miró a su mujer, ésta yacía desvanecida sobre el lecho. Tardó unas horas en recobrar el conocimiento, y no se sabía si recordaba las palabras de su marido. Aquella misma noche, una noche clara y serena de julio, el pope Ignacio subió, de puntillas, al cuarto de Vera. No habían abierto la ventana desde su muerte, y el ambiente era allí cálido y seco. La luna iluminaba el suelo, los rincones y la cama blanca, con sus dos almohadas, una grande y otra pequeña. El pope Ignacio abrió la ventana, y en la habitación entró el aire fresco, con el olor del polvo, del río próximo y del tilo en flor. se oía una canción; probablemente cantaban en alguna barca. Procurando no hacer ruido, se acercó al lecho, se arrodilló y dejó caer la cabeza sobre las almohadas, apoyando los labios en el sitio donde reposaba la cabeza de Vera. Permaneció largo tiempo así. Allá, en el río, la canción se había hecho más vigorosa y sonora; luego se extinguió. Siguió arrodillado, esparcidos sus cabellos por los hombros, y por el lecho. La luna se había ocultado y el cuarto quedó sumido en oscuridad completa, El pope Ignacio levantó la cabeza y comenzó a murmurar entre dientes, con voz conmovida por amor largo tiempo contenido como si Vera pudiera oírle: -¡Hija mía, querida! ¿Comprendes el significado de estas palabras: "¡hija mía!"? Tú eres mi corazón, mi sangre, mi vida. Es tu viejo padre quien te lo dice... Sacudían sus hombros los sollozos, y prosiguió hablando, como a un niño: -Es tu viejo padre quien te suplica, te implora, Verita mía. Él, que jamás conoció las lágrimas, ahora llora. Tu dolor es el mío, tus sufrimientos son más que míos. No son ni los sufrimientos ni la muerte lo que me asusta. Pero tú, que eras tan tierna, tan frágil, tan débil, tan mansa, tan tímida... ¿Te acuerdas, una vez que te pinchaste tu dedito, cómo llorabas a lágrima viva? ¡Nena mía querida! Bien sé que me quieres. Todas las mañanas me besas la mano. Dime por qué sufres, y yo aplastaré tu dolor con mis manos. Todavía son fuertes mis manos... Levantó los ojos implorantes. -¡Dilo! Tendió los brazos como en plegaria -¡Dilo! Pero en la habitación reinaba un silencio profundo. Se oía, a lo lejos, el silbido prolongado de una locomotora. El pope Ignacio se incorporó y, retrocediendo hasta la puerta, repitió, una vez más: -¡Dilo! Y la respuesta fue un silencio de muerte. IV Al día siguiente, después del solitario desayuno, fue al cementerio por primera vez después de la muerte de Vera. Hacía calor. El cementerio estaba desierto y tranquilo, como si no fuera de día, sino de noche. El pope Ignacio caminaba erguido, y miraba serenamente en torno suyo, no queriendo comprender que no era ya el mismo, que sus piernas se habían vuelto más débiles, que su larga barba era ya completamente blanca; como nevada. La tumba de Vera estaba en el extremo del cementerio, donde ya no había senderos de arena. El pope Ignacio se perdía casi entre las colinas verdes, que eran tumbas abandonadas, olvidadas. De vez en cuando, veía monumentos descuidados, rejas abismadas y grandes lápidas sepulcrales, hundidas hasta la mitad en la tierra. Una de aquellas lápidas cubría la tumba de Vera. Estaba oculta por un montecillo amarillento; pero, en torno suyo, todo verdeaba. Dos árboles mezclaban su follaje en lo alto de la tumba. Sentado sobre una tumba vecina, el pope Ignacio miró al cielo, donde, inmóvil, estaba suspenso el disco solar, y sintió el silencio profundo, incomparable, que reina en los cementerios cuando no sopla el viento. Este silencio lo inundaba todo, traspasaba los muros e invadía la ciudad. El pope Ignacio miró la tumba de Vera, la hierba que había crecido allí, y su imaginación se negaba a creer que allí, bajo aquella hierba, a dos pasos de él, estaba su hija. Aquella proximidad parecíale inconcebible; le turbaba profundamente. La que creía desaparecida para siempre, en las profundidades misteriosas del infinito, estaba allí, muy cerca. A pesar de eso, no existía ya ni existiría nunca. Creía que si hallara la palabra mágica, ella saldría de su tumba, bella, grande, como él la había conocido. No sólo ella, sino todos los muertos saldrían de sus tumbas. Se quitó el sombrero negro, de anchas alas, se alzó los cabellos y susurró: -¡Vera! Tuvo miedo de que le hubiese oído alguien y, poniéndose de pie sobre la tumba, miró en torno suyo. No había nadie. Entonces, repitió más alto: -¡Vera! Su voz era dura, autoritaria y le parecía extraño que no le respondiera nadie. -¡Vera! Llamaba cada vez con mayor insistencia y, cuando callaba, por instantes parecía que alguien, muy bajito, le contestaba. Se echó sobre la tumba, aplicando el oído a la tierra. -¡Vera, habla! Y notó, con pavor, que su oído se llenaba de un frío de sepulcro que le helaba el cerebro, y que Vera hablaba con su silencio mismo. Este silencio se hizo cada vez más espantoso, y, cuando el pope Ignacio alzó la cabeza, parecíale que, conturbada, vibraba toda la atmósfera, como si por encima del camposanto hubiera pasado una tempestad. El silencio le sofocaba, le hacía temblar, le erizaba los cabellos. Se estremeció, se levantó lentamente haciendo un esfuerzo penoso para mantenerse erecto. Sacudió el polvo de las rodillas, se puso el sombrero, hizo la señal de la cruz tres veces sobre la tumba y se marchó con paso firme. Pero no conocía el camino en los estrechos senderos. -¡Me he perdido! -murmuró con triste sonrisa. Se detuvo un instante y, sin saber por qué, tomó la izquierda. No se atrevió a quedarse mucho tiempo allí. El silencio le empujaba; el silencio que surgía de las tumbas verdes, de las cruces grises, de los poros de la tierra llena de cadáveres. El pope Ignacio alargó el paso. No sabía ya adónde iba, volvía por los mismos senderos, saltaba por encima de las tumbas, tropezaba con las rejas y las coronas metálicas, desgarrándose las vestiduras. No tenia, ahora, más que un solo pensamiento: salir de allí. En desorden el traje y los cabellos, huyó a todo correr. Si alguien le hubiera visto en aquel momento, se hubiera asustado más que si topara con un muerto salido de su tumba; tan crispado por el terror estaba el rostro del pope Ignacio. Sofocado, ahogándose, ganó al fin el calvero donde estaba la iglesia del cementerio. Cerca de la puerta dormitaba un viejecito sobre un banco, y dos mendigos disputaban. Cuando el pope Ignacio entró en su casa, en el cuarto de su mujer había luz. Vestido como estaba, cubierto de polvo, desgarradas las ropas, entró en el cuarto de su mujer y cayó de rodillas. -Olga, Olguita... Querida mía... ¡Ten piedad de mí! ¡Me vuelvo loco!... Y comenzó a golpearse la cabeza contra la cama y a llorar violentamente, como hombre que llora por vez primera en su vida. Después, alzó la cabeza, con la certidumbre de que esta vez el milagro iba por fin a cumplirse, y su mujer, llena de compasión, le iba a decir algo. -¡Mi querida esposa!... Lleno de esperanza, se inclinó sobre ella... y se encontró con la mirada de sus ojos grises. No expresaban ni cólera ni dolor. Tal vez se apiadaba de él, tal vez le perdonaba; pero sus ojos no decían nada: guardaban silencio. Y el silencio reinaba en toda la casa, triste y desierta
EL NEW YORK TIMES MIENTE POR TODA LA BARBA. LOS QUE ESTAN DETRAS DE LA INDEPENDENCIA CATALANA SON LOS SIONISTAS DEL NOM
LAMENTO REMAR CONTRA CORRIENTE PERO ERA UN SIGNO.
EN MIS TIEMPOS DE CORRESPONSAL EN AMERICA EL NYT ERA MI SOBREGUÍA. SUS NOTICIAS ME SERVÍAN DE REFERENCIA E ILUMINABAN MI CAMINO. LAS DABA LA VUELTA LAS VOLVÍA DEL REVÉS Y ACERTABA. Y A MUCHA HONRA.
POR AHÍ ANDAN EN LAS HEMEROTECAS MIS SCOOPS.
PUTIN NO ES EL BRAZO OCULTO QUE MUEVE LA CUNA A LOS INDEPENDENISTAS CATALANES, SINO LOS AMERICANOS, LA MERKEL, MACRON, LOS JUDIOS,
LOS DEL MUNDO FACUNDO, EL PAIS TODA ESA MAFIA QUE NOS DESINFORMA A LOS ESPAÑOLES LA TIENEN TOMADA CON PUTIN
JUEGAN CON SU CABEZA AL PIN PAN PUN.
SIN EMBARGO, (QUE SE JODAN) VOLODIA RESISTE.
LOS TIENE BIEN PUESTOS. HAY UNA CONSIGNA EN LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN QUE TODAS LAS NOTICIAS QUE SE DEN DE RUSIA HAN DE SER NEGATIVAS: CATASROFES, ATENTADOS ETC.
CON RESPECTO A CATALUÑA EL BUENO PUCHIDEMÓN NO ES UN DEMONIO QUE TENGA CARTEL EN EL KREMLIM.
SE RIEN DE ÉL. ES UN CLOWN UNA MARIONETA.
DESPUES DE TODO LOS QUE VENDIERON A LA POLICIA CATALANA AMETRALLADORAS UZI FUERON LOS ISRAELÍES.
LOS QUE ARMARON A LOS MOZOS DE ESCUADRA SE FORMARON EN ISRAEL.
EL SIONISMO TIENE UN INTERÉS INAUDITO EN ACABAR CON LA UNIDAD DE ESPAÑA, EL MEJOR LEGADO DE LOS REYES CATOLICOS.
YO HE VISTO A MAS DE UN RABINO ESCUPIR SOBRE UNA ESTAMPA DE ISABELA REPITIENDO LA PALABRA DE CONDENACIÓN HEBREO QUE ES MESSUGE SEAS MALDITO.
Y A UNA PUTA EN TEL AVIV QUE SE LA PASÓ POR SUS PARTES PUDENDAS.
ES UN ODIO RANCIO, UN ODIO AFRICANO. LA PROTERVIA DEL ANTICRISTO
SIGLO Y MEDIO DE ANDREIEV EL ESCRITOR PROFETICO RUSO NUNCIO DE LA MODERNA LOCURA
Mirando hacia el abismo
Literatura / Literatura
/ Guardianas de la memoria Natalia Milyokhina
En GMIRLI lleva el nombre de V.I. Dahl inauguró la exposición "Leonid Andreev. Vida humana".
La exposición está programada para el 150 aniversario del nacimiento del mayor escritor ruso de la primera mitad del siglo XX Leonid Andreev, a quien se llamaba el ruso Edgar Allan Poe, "mirando hacia el abismo". Los contemporáneos percibieron sus obras de manera ambigua: algunos consideraban al escritor un genio, otros, un loco.
En las secciones de la exposición ("El nacimiento de un hombre", "Amor y pobreza", "Una bola en un hombre", "La desgracia del hombre") se reproduce la composición de la obra expresionista temprana de Leonid Andreev "Vida humana". Las fotografías en color (autocromos), pinturas, documentos, carteles, libros, manuscritos, bocetos de escenografías y trajes le permiten tocar el mundo del escritor, descubriendo varias facetas de la personalidad: Andreev, escritor, artista, fotógrafo, pensador. Su destino se lee como una metáfora teatral: se sabe que él mismo a menudo se comportaba como si hubiera interpretado un papel en el escenario.
La exposición consistió en artículos de los fondos del Museo Estatal de Literatura y Arte V.I. Dahl, la Biblioteca Estatal rusa, museos y colecciones privadas.
La exposición funciona en la Casa de I.S. Ostroukhov en Trubniki hasta el 5 de diciembre de 2021.
Natalia Milyokhina
2021-09-08
SAN GORGONIO MÁRTIR MISA DE HOY
Commemoratio: S. Gorgonii Martyris
Sancta Missa
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Ante Missam | |
Incipit Sacerdos paratus cum ingreditur ad Altare, facta illi debita reverentia, signat se signo crucis a fronte ad pectus, et clara voce dicit: In nómine Patris, ✠ et Fílii, et Spíritus Sancti. Amen. | 2 BeginningThe priest, bowing down at the foot of the altar, makes the Sign of the Cross, from his forehead to his breast, and says: In the Name of the Father, and of the Son, ✠ and of the Holy Ghost. Amen. |
Deinde, iunctis manibus ante pectus, incipit Antiphonam: S. Introíbo ad altáre Dei. M. Ad Deum, qui lætíficat iuventútem meam. Postea alternatim cum Ministris dicit sequentem: Ps. 42, 1-5 S. Iúdica me, Deus, et discérne causam meam de gente non sancta: ab hómine iníquo et dolóso érue me. M. Quia tu es, Deus, fortitúdo mea: quare me repulísti, et quare tristis incédo, dum afflígit me inimícus? S. Emítte lucem tuam et veritátem tuam: ipsa me deduxérunt, et adduxérunt in montem sanctum tuum et in tabernácula tua. M. Et introíbo ad altáre Dei: ad Deum, qui lætíficat iuventútem meam. S. Confitébor tibi in cíthara, Deus, Deus meus: quare tristis es, ánima mea, et quare contúrbas me? M. Spera in Deo, quóniam adhuc confitébor illi: salutáre vultus mei, et Deus meus. S. Glória Patri, et Fílio, et Spirítui Sancto. M. Sicut erat in princípio, et nunc, et semper: et in sǽcula sæculórum. Amen. Sacerdos repetit Antiphonam: S. Introíbo ad altáre Dei. M. Ad Deum, qui lætíficat iuventútem meam. | 3 Then joining his hands before his breast, he begins the Anthem:P. I will go in to the altar of God. S. To God who giveth joy to my youth. The priest alternates with the server in reciting this psalm to express his desire, joy and confidence in going to the altar of the Sacrifice. Ps. 42, 1-5. P. Judge me, O God, and distinguish my cause from the nation which is not holy: deliver me from the unjust and deceitful man. S. For Thou, O God, art my strength: why hast Thou cast me off? and why go I sorrowful whilst the enemy afflicteth me? P. Send forth Thy light and Thy truth: they have conducted me and brought me unto Thy holy mount, and into Thy tabernacles. S. And I will go in to the altar of God: to God who giveth joy to my youth. P. To Thee, O God, my God, I will give praise upon the harp; why art thou sad, O my soul, and why dost thou disquiet me? S. Hope in God, for I will still give praise to Him: the salvation of my countenance and my God. P. Glory be to the Father, and to the Son, and to the Holy Ghost. S. As it was in the beginning, is now, and ever shall be, world without end. Amen. The priest repeats the Anthem: P. I will go in to the altar of God. S. To God who giveth joy to my youth. |
Signat se, dicens: V. Adiutórium nostrum ✠ in nómine Dómini. R. Qui fecit cælum et terram. Deinde iunctis manibus profunde inclinatus facit Confessionem. Confíteor Deo omnipoténti, beátæ Maríæ semper Vírgini, beáto Michaéli Archángelo, beáto Ioánni Baptístæ, sanctis Apóstolis Petro et Paulo, ómnibus Sanctis, et vobis, fratres: quia peccávi nimis cogitatióne, verbo et ópere: Percutit sibi pectus ter, dicens: mea culpa, mea culpa, mea máxima culpa. Ideo precor beátam Maríam semper Vírginem, beátum Michaélem Archángelum, beátum Ioánnem Baptístam, sanctos Apóstolos Petrum et Paulum, omnes Sanctos, et vos, fratres, oráre pro me ad Dóminum, Deum nostrum. M. Misereátur tui omnípotens Deus, et, dimíssis peccátis tuis, perdúcat te ad vitam ætérnam. Sacerdos dicit: S. Amen. et erigit se. Deinde Ministri repetunt Confessionem: et ubi a Sacerdote dicebatur vobis, fratres, et vos, fratres, a Ministris dicitur tibi, pater, et te, pater. M. Confíteor Deo omnipoténti, beátæ Maríæ semper Vírgini, beáto Michaéli Archángelo, beáto Ioánni Baptístæ, sanctis Apóstolis Petro et Paulo, ómnibus Sanctis, et tibi, pater: quia peccávi nimis cogitatióne, verbo et ópere: mea culpa, mea culpa, mea máxima culpa. Ideo precor beátam Maríam semper Vírginem, beátum Michaélem Archángelum, beátum Ioánnem Baptístam, sanctos Apóstolos Petrum et Paulum, omnes Sanctos, et te, pater, oráre pro me ad Dóminum, Deum nostrum. Postea Sacerdos, iunctis manibus, facit absolutionem, dicens: S. Misereátur vestri omnípotens Deus, et, dimíssis peccátis vestris, perdúcat vos ad vitam ætérnam. R. Amen. Signat se signo crucis, dicens: S. Indulgéntiam, ✠ absolutiónem et remissiónem peccatórum nostrórum tríbuat nobis omnípotens et miséricors Dóminus. R. Amen. | 4 The priest, signing himself with the Sign of the Cross, says:P. Our help ✠ is in the Name of the Lord. S. Who made heaven and earth. Then, joining his hands, and humbly bowing down, he says the Confiteor: P. I confess to almighty God, to the blessed Mary ever Virgin, blessed Michael the Archangel, blessed John the Baptist, the holy Apostles Peter and Paul, to all the Saints, and to you, brothers, that I have sinned exceedingly in thought, word, and deed, Here he strikes his breast thrice. through my fault, through my fault, through my most grievous fault. Therefore I beseech the blessed Mary, ever Virgin, blessed Michael the Archangel, blessed John the Baptist, the holy Apostles Peter and Paul, all the Saints, and you, brothers, to pray to the Lord our God for me. S. May almighty God be merciful to thee, and forgiving thy sins, bring thee to everlasting life. The priest answers: P. Amen. The server says the Confiteor. S. I confess to almighty God, to the blessed Mary ever Virgin, blessed Michael the Archangel, blessed John the Baptist, the holy Apostles Peter and Paul, to all the Saints, and to you, Father, that I have sinned exceedingly in thought, word, and deed, through my fault, through my fault, through my most grievous fault. Therefore I beseech the blessed Mary, ever Virgin, blessed Michael the Archangel, blessed John the Baptist, the holy Apostles Peter and Paul, all the Saints, and you, Father, to pray to the Lord our God for me. Then the priest, with his hands joined, says: P. May almighty God be merciful to thee, and forgiving thy sins, bring thee to everlasting life. S. Amen. Signing himself with the Sign of the Cross, the priest says: P. May the ✠ almighty and merciful Lord grant us pardon, absolution, and remission of our sins. S. Amen. |
Et inclinatus prosequitur: V. Deus, tu convérsus vivificábis nos. R. Et plebs tua lætábitur in te. V. Osténde nobis, Dómine, misericórdiam tuam. R. Et salutáre tuum da nobis. V. Dómine, exáudi oratiónem meam. R. Et clamor meus ad te véniat. V. Dóminus vobíscum. R. Et cum spíritu tuo. Et extendens ac iungens manus, clara voce dicit: Orémus, ei ascendens ad Altare, dicit secreto: Aufer a nobis, quǽsumus, Dómine, iniquitátes nostras: ut ad Sancta sanctórum puris mereámur méntibus introíre. Per Christum, Dóminum nostrum. Amen. Deinde, manibus iunctis super Altare, inclinatus dicit: Orámus te, Dómine, per mérita Sanctórum tuórum, Osculatur Altare in medio quorum relíquiæ hic sunt, et ómnium Sanctórum: ut indulgére dignéris ómnia peccáta mea. Amen. | 5 Bowing down, he proceeds:P. O God, Thou wilt turn again and quicken us. S. And thy people shall rejoice in Thee. P. Show us, O Lord, Thy mercy. S. And grant us Thy salvation. P. O Lord, hear my prayer. S. And let my cry come before Thee. P. The Lord be with you. S. And with thy spirit. First extending, then joining his hands, the priest says audibly: "Let us pray". Then ascending to the altar, he says secretly: Let us pray. Take away from us our iniquities, we beseech Thee, O Lord, that we may be worthy to enter with pure minds into the Holy of Holies, through Christ our Lord. Amen. His hands joined, and bowing down over the altar, the priest says: We beseech Thee, O Lord, by the merits of Thy Saints, He kisses the sacred stone whose relics are here, and of all the Saints, that Thou wouldst vouchsafe to forgive me all my sins. Amen. |
Introitus Ps 85:1; 85:2-3 Inclína, Dómine, aurem tuam ad me, et exáudi me: salvum fac servum tuum, Deus meus, sperántem in te: miserére mihi, Dómine, quóniam ad te clamávi tota die. Ps 85:4 Lætífica ánimam servi tui: quia ad te, Dómine, ánimam meam levávi. V. Glória Patri, et Fílio, et Spirítui Sancto. R. Sicut erat in princípio, et nunc, et semper, et in sǽcula sæculórum. Amen. Inclína, Dómine, aurem tuam ad me, et exáudi me: salvum fac servum tuum, Deus meus, sperántem in te: miserére mihi, Dómine, quóniam ad te clamávi tota die. | 6 IntroitPs 85:1-3 Incline Your ear, O Lord; answer me; save Your servant, O my God, who trusts in You. Have pity on me, O Lord, for to You I call all the day. Ps 85:4 Gladden the soul of Your servant, for to You, O Lord, I lift up my soul. V. Glory be to the Father, and to the Son, and to the Holy Ghost. R. As it was in the beginning, is now, and ever shall be, world without end. Amen. Incline Your ear, O Lord; answer me; save Your servant, O my God, who trusts in You. Have pity on me, O Lord, for to You I call all the day. |
Kyrie Qua finita, iunctis manibus, accedit ad medium altaris et, alternatim cum Ministris, dicit: S. Kýrie, eléison. M. Kýrie, eléison. S. Kýrie, eléison. M. Christe, eléison. S. Christe, eléison. M. Christe, eléison. S. Kýrie, eléison. M. Kýrie, eléison. S. Kýrie, eléison. | 7 KyrieP. Lord, have mercy. S. Lord, have mercy. P. Lord, have mercy. S. Christ, have mercy. P. Christ, have mercy. S. Christ, have mercy. P. Lord, have mercy. S. Lord, have mercy. P. Lord, have mercy. |
Gloria omit. | 8 Gloriaomit. |
Oratio Deinde osculatur Altare in medio, et versus ad populum dicit: V. Dóminus vobíscum. R. Et cum spíritu tuo. Postea dicit: Orémus, et Orationes, unam aut plures, ut ordo Officii postulat. Sequitur Epistola, Graduale, Tractus, vel Allelúia cum Versu, aut Sequentia, prout Tempus aut qualitas Missæ postulat. Orémus. Ecclésiam tuam, Dómine, miserátio continuáta mundet et múniat: et quia sine te non potest salva consístere; tuo semper múnere gubernétur. Per Dóminum nostrum Iesum Christum, Fílium tuum: qui tecum vivit et regnat in unitáte Spíritus Sancti Deus, per ómnia sǽcula sæculórum. R. Amen. Orémus. Commemoratio S. Gorgonii Martyris Sanctus tuus, Dómine, Gorgónius sua nos intercessióne lætíficet: et pia fáciat sollemnitáte gaudére. Per Dóminum nostrum Iesum Christum, Fílium tuum: qui tecum vivit et regnat in unitáte Spíritus Sancti Deus, per ómnia sǽcula sæculórum. R. Amen. | 9 CollectThen the priest kisses the altar, and turning to the people says: V. The Lord be with you. R. And with thy spirit. The Collects mean the collected prayers of all the faithful assisting at the Holy Sacrifice. Raising his voice, his hands, and his sentiments to God, the priest excites the faithful to unite their prayers with his. Let us pray. May Your abiding mercy, O Lord, cleanse and strengthen Your Church, and, since without You she cannot exist in safety, let her be ever guided by Your grace. Through Jesus Christ, thy Son our Lord, Who liveth and reigneth with thee, in the unity of the Holy Ghost, God, world without end. R. Amen. Let us pray. Commemoratio S. Gorgonii Martyris May Gorgonius, Your Saint, O Lord, gladden us by his intercession, and cause us to rejoice on his festival which we are devoutly keeping. Through Jesus Christ, thy Son our Lord, Who liveth and reigneth with thee, in the unity of the Holy Ghost, God, world without end. R. Amen. |
Lectio Léctio Epístolæ beáti Pauli Apóstoli ad Gálatas. Gal 5:25-26; 6:1-10 Fratres: Si spíritu vívimus, spíritu et ambulémus. Non efficiámur inanis glóriæ cúpidi, ínvicem provocántes, ínvicem invidéntes. Fratres, et si præoccupátus fúerit homo in áliquo delícto, vos, qui spirituáles estis, huiúsmodi instrúite in spíritu lenitátis, consíderans teípsum, ne et tu tentéris. Alter alteríus ónera portáte, et sic adimplébitis legem Christi. Nam si quis exístimat se áliquid esse, cum nihil sit, ipse se sedúcit. Opus autem suum probet unusquísque, et sic in semetípso tantum glóriam habébit, et non in áltero. Unusquísque enim onus suum portábit. Commúnicet autem is, qui catechizátur verbo, ei, qui se catechízat, in ómnibus bonis. Nolíte erráre: Deus non irridétur. Quæ enim semináverit homo, hæc et metet. Quóniam qui séminat in carne sua, de carne et metet corruptiónem: qui autem séminat in spíritu, de spíritu metet vitam ætérnam. Bonum autem faciéntes, non deficiámus: témpore enim suo metémus, non deficiéntes. Ergo, dum tempus habémus, operémur bonum ad omnes, maxime autem ad domésticos fídei. R. Deo grátias. | 10 LessonLesson from the letter of St. Paul the Apostle to the Galatians Gal 5:25-26; 6:1-10 Brethren: If we live by the Spirit, by the Spirit let us also walk. Let us not become desirous of vainglory, provoking one another, envying one another. Brethren, even if a person is caught doing something wrong, you who are spiritual instruct such a one in a spirit of meekness, considering yourself, lest you also be tempted. Bear one another’s burdens, and so you will fulfill the law of Christ. For if anyone thinks himself to be something, whereas he is nothing, he deceives himself. But let everyone test his own work, and so he will have glory in himself only, and not in comparison with another. For each one will bear his own burden. And let him who is instructed in the word share all good things with his teacher. Be not deceived, God is not mocked. For what a man sows in the flesh, from the flesh also will reap corruption. But he who sows in the spirit, from the spirit will reap life everlasting. And in doing good let us not grow tired; for in due time we shall reap if we do not relax. Therefore, while we have time, let us do good to all men, but especially to those who are of the household of faith. R. Thanks be to God. |
Graduale Ps 91:2-3. Bonum est confitéri Dómino: et psallere nómini tuo, Altíssime. V. Ad annuntiándum mane misericórdiam tuam, et veritátem tuam per noctem. Allelúia, allelúia. Ps 94:3 Quóniam Deus magnus Dóminus, et Rex magnus super omnem terram. Allelúia. | 11 GradualPs 91:2-3 It is good to give thanks to the Lord, to sing to Your name, Most High. V. To proclaim Your kindness at dawn and Your faithfulness throughout the night. Alleluia, alleluia. Ps 94:3 V. For the Lord is a great God, and a great King over all the earth. Alleluia. |
Evangelium Si vero Sacerdos sine Diacono et Subdiacono celebrat, delato libro ad aliud cornu Altaris, inclinatus in medio, iunctis manibus dicit: Munda cor meum ac lábia mea, omnípotens Deus, qui lábia Isaíæ Prophétæ cálculo mundásti igníto: ita me tua grata miseratióne dignáre mundáre, ut sanctum Evangélium tuum digne váleam nuntiáre. Per Christum, Dóminum nostrum. Amen. Iube, Dómine, benedícere. Dóminus sit in corde meo et in lábiis meis: ut digne et competénter annúntiem Evangélium suum. Amen. Deinde, conversus ad librum, iunctis manibus, dicit: V. Dóminus vobíscum. R. Et cum spíritu tuo. Et pronuntians: Inítium, sive Sequéntia sancti Evangélii, signat librum, et se in fronte, ore et pectore, et legit Evangelium, ut dictum est. Quo finito, respondet Minister: Laus tibi, Christe, et Sacerdos osculatur Evangelium, dicens: per evangelica dicta, ut supra. Sequéntia +︎ sancti Evangélii secúndum Lucam. R. Glória tibi, Dómine. Luc 7:11-16 In illo témpore: Ibat Iesus in civitátem, quæ vocátur Naim: et ibant cum eo discípuli eius et turba copiósa. Cum autem appropinquáret portæ civitátis, ecce, defúnctus efferebátur fílius únicus matris suæ: et hæc vidua erat: et turba civitátis multa cum illa. Quam cum vidísset Dóminus, misericórdia motus super eam, dixit illi: Noli flere. Et accéssit et tétigit lóculum. - Hi autem, qui portábant, stetérunt. - Et ait: Adoléscens, tibi dico, surge. Et resédit, qui erat mórtuus, et cœpit loqui. Et dedit illum matri suæ. Accépit autem omnes timor: et magnificábant Deum, dicéntes: Quia Prophéta magnus surréxit in nobis: et quia Deus visitávit plebem suam. R. Laus tibi, Christe. S. Per Evangélica dicta, deleántur nostra delícta. | 12 GospelThe Missal is transferred to the other side of the altar. At Low Masses, the priest, bowing down at the middle of the altar, with his hands joined, says: Cleanse my heart and my lips, O almighty God, who didst cleanse the lips of the prophet Isaias with a burning coal, and vouchsafe, through Thy gracious mercy, so to purify me, that I may worthily announce Thy holy Gospel. Through Christ our Lord. Amen. Give me Thy blessing, O Lord. The Lord be in my heart and on my lips, that I may worthily and in a becoming manner, proclaim His holy Gospel. Amen. P. The Lord be with you. S. And with thy spirit. Continuation ✠ of the Holy Gospel according to Luke R. Glory be to Thee, O Lord. Luke 7:11-16 At that time, Jesus went to a town called Naim; and His disciples and a large crowd went with Him. And as He drew near the gate of the town, behold, a dead man was being carried out, the only son of his mother, and she was a widow; and a large gathering from the town was with her. And the Lord, seeing her, had compassion on her, and said to her, Do not weep. And He went up and touched the stretcher; and the bearers stood still. And He said, Young man, I say to you, arise. And he who was dead, sat up, and began to speak. And He gave him to his mother. But fear seized upon all, and they began to glorify God, saying, A great prophet has risen among us, and God has visited His people. R. Praise be to Thee, O Christ. S. By the words of the Gospel may our sins be blotted out. |
Credo omit. | 13 Creedomit. |
Offertorium Deinde osculatur Altare, et versus ad populum, dicit: V. Dóminus vobíscum. R. Et cum spíritu tuo. Postea dicit: Orémus, et Offertorium. Orémus. Ps 39:2; 39:3; 39:4 Exspéctans exspectávi Dóminum, et respéxit me: et exaudívit deprecatiónem meam: et immísit in os meum cánticum novum, hymnum Deo nostro. | 14 OffertoryThe priest kisses the altar, and turning to the people says: P. The Lord be with you. S. And with thy spirit. After saluting the people once more, the priest enters upon the Sacrifice of the Mass proper and urges the faithful to pray with him. Let us pray. Ps 39:2-4 I have waited, waited for the Lord, and He stooped toward me, and heard my cry. And He put a new song into my mouth, a hymn to our God. |
Quo dicto, si est Missa sollemnis, Diaconus porrigit Celebranti Patenam cum Hostia: si privata, Sacerdos ipse accipit Patenam cum Hostia, quam offerens, dicit: Súscipe, sancte Pater, omnípotens ætérne Deus, hanc immaculátam hóstiam, quam ego indígnus fámulus tuus óffero tibi Deo meo vivo et vero, pro innumerabílibus peccátis, et offensiónibus, et neglegéntiis meis, et pro ómnibus circumstántibus, sed et pro ómnibus fidélibus christiánis vivis atque defúnctis: ut mihi, et illis profíciat ad salútem in vitam ætérnam. Amen. | 15 Then the priest reads the Offertory-verse, a short quotation from Holy Scripture which varies with the Mass of each day. This being finished, he offers the bread and wine, which, by virtue of the words of consecration, he is going to change into the adorable Body and Blood of Jesus Christ. He takes the paten with the host and offering it up, says:Accept, O holy Father, almighty and eternal God, this unspotted host, which I, Thy unworthy servant, offer unto Thee, my living and true God, for my innumerable sins, offenses, and negligences, and for all here present: as also for all faithful Christians, both living and dead, that it may avail both me and them for salvation unto life everlasting. Amen. |
Deinde faciens crucem cum eadem Patena, deponit Hostiam super Corporale. Diaconus ministrat vinum, Subdiaconus aquam in Calice: vel si privata est Missa, utrumque infundit Sacerdos, et aquam miscendam in Calice benedicit signo crucis, dicens: Deus, ✠ qui humánæ substántiæ dignitátem mirabíliter condidísti, et mirabílius reformásti: da nobis per huius aquæ et vini mystérium, eius divinitátis esse consórtes, qui humanitátis nostræ fíeri dignátus est párticeps, Iesus Christus, Fílius tuus, Dóminus noster: Qui tecum vivit et regnat in unitáte Spíritus Sancti Deus: per ómnia sǽcula sæculórum. Amen. | 16 Making the Sign of the Cross with the paten, he places the host upon the corporal. He pours wine and water into the chalice, blessing the water before it is mixed. He pours a few drops of water into the chalice containing wine, in remembrance of the water and blood which flowed from the side of Jesus when pierced by the soldier's lance.O God, who, in creating human nature, didst wonderfully dignify it, and still more wonderfully restore it, grant that, by the Mystery of this water and wine, we may be made partakers of His divine nature, who vouchsafed to be made partaker of our human nature, even Jesus Christ our Lord, Thy Son, who with Thee, liveth and reigneth in the unity of the Holy Ghost, God: world without end. Amen. |
Postea accipit Calicem, et offert dicens: Offérimus tibi, Dómine, cálicem salutáris, tuam deprecántes cleméntiam: ut in conspéctu divínæ maiestátis tuæ, pro nostra et totíus mundi salúte, cum odóre suavitátis ascéndat. Amen. Deinde facit signum crucis cum Calice, et illum ponit super Corporale, et Palla cooperit: tum, iunctis manibus super Altare, aliquantulum inclinatus, dicit: In spíritu humilitátis et in ánimo contríto suscipiámur a te, Dómine: et sic fiat sacrifícium nostrum in conspéctu tuo hódie, ut pláceat tibi, Dómine Deus. Erectus expandit manus, easque in altum porrectas iungens, elevátis ad cælum oculis et statim demissis, dicit: Veni, sanctificátor omnípotens ætérne Deus: Benedicit Oblata, prosequendo: et béne ✠ dic hoc sacrifícium, tuo sancto nómini præparátum. | 17 Then the priest takes the chalice, and offers it, saying:We offer unto Thee, O Lord, the chalice of salvation, beseeching Thy clemency, that it may ascend before Thy divine Majesty, as a sweet savor, for our salvation, and for that of the whole world. Amen. The priest makes the Sign of the Cross with the chalice, places it upon the corporal, and covers it with the pall. Then, with his hands joined upon the Altar, and slightly bowing down, he says: Accept us, O Lord, in the spirit of humility and contrition of heart, and grant that the sacrifice which we offer this day in Thy sight may be pleasing to Thee, O Lord God. Raising his eyes towards heaven, extending and then joining his hands, the priest makes the Sign of the Cross over the host and the chalice, while he invokes the Holy Spirit. Come, O almighty and eternal God, the Sanctifier, and bless ✠ this Sacrifice, prepared for the glory of Thy holy Name. |
Sacerdos lavat manus, dicens: Ps. 25, 6-12 Lavábo inter innocéntes manus meas: et circúmdabo altáre tuum, Dómine: Ut áudiam vocem laudis, et enárrem univérsa mirabília tua. Dómine, diléxi decórem domus tuæ et locum habitatiónis glóriæ tuæ. Ne perdas cum ímpiis, Deus, ánimam meam, et cum viris sánguinum vitam meam: In quorum mánibus iniquitátes sunt: déxtera eórum repléta est munéribus. Ego autem in innocéntia mea ingréssus sum: rédime me et miserére mei. Pes meus stetit in dirécto: in ecclésiis benedícam te, Dómine. V. Glória Patri, et Fílio, et Spirítui Sancto. R. Sicut erat in princípio, et nunc, et semper, et in sǽcula sæculórum. Amen. | 18 The priest washes his fingers to symbolize the great purity and inner cleanliness of those who offer or participate in this great Sacrifice.Psalm 25. 6-12 I will wash my hands among the innocent: and I will compass Thine altar, O Lord That I may hear the voice of praise: and tell of all Thy wonderous works. I have loved, O Lord, the beauty of Thy house and the place where Thy glory dwelleth. Take not away my soul, O God, with the wicked: nor my life with blood-thirsty men. In whose hands are iniquities, their right hand is filled with gifts. But I have walked in my innocence: redeem me, and have mercy on me. My foot hath stood in the direct way, in the churches I will bless Thee, O Lord. V. Glory be to the Father, and to the Son, and to the Holy Ghost. R. As it was in the beginning, is now, and ever shall be, world without end. Amen. |
Deinde, aliquantulum inclinatus in medio Altaris, iunctis manibus super eo, dicit: Súscipe, sancta Trínitas, hanc oblatiónem, quam tibi offérimus ob memóriam passiónis, resurrectiónis, et ascensiónis Iesu Christi, Dómini nostri: et in honórem beátæ Maríæ semper Vírginis, et beáti Ioannis Baptistæ, et sanctórum Apostolórum Petri et Pauli, et istórum et ómnium Sanctórum: ut illis profíciat ad honórem, nobis autem ad salútem: et illi pro nobis intercédere dignéntur in cælis, quorum memóriam ágimus in terris. Per eúndem Christum, Dóminum nostrum. Amen. | 19 Bowing down before the middle of the alter, the priest, with joined hands, says:Receive, O holy Trinity, this oblation which we make to Thee, in memory of the Passion, Resurrection and Ascension of our Lord Jesus Christ, and in honor of Blessed Mary, ever Virgin, blessed John the Baptist, the holy Apostles Peter and Paul, and of all the Saints, that it may avail unto their honor and our salvation, and may they vouchsafe to intercede for us in heaven, whose memory we celebrate on earth. Through the same Christ our Lord. Amen. |
Postea osculatur Altare, et versus ad populum extendens, et iungens manus, voce paululum elevata, dicit: S. Oráte, fratres: ut meum ac vestrum sacrifícium acceptábile fiat apud Deum Patrem omnipoténtem. Minister, seu circumstantes respondent: alioquin ipsemet Sacerdos: M. Suscípiat Dóminus sacrifícium de mánibus tuis vel meis ad laudem et glóriam nominis sui, ad utilitátem quoque nostram, totiúsque Ecclésiæ suæ sanctæ. Sacerdos submissa voce dicit: S. Amen. Deinde, manibus extensis, absolute sine Orémus subiungit Orationes secretas. Secreta Tua nos, Dómine, sacramenta custodiant: et contra diabólicos semper tueántur incúrsus. Per Dóminum nostrum Iesum Christum, Fílium tuum: qui tecum vivit et regnat in unitáte Spíritus Sancti Deus, per ómnia sǽcula sæculórum. R. Amen. Commemoratio S. Gorgonii Martyris Grata tibi sit, Dómine, nostræ servitútis oblátio: pro qua sanctus Gorgónius Martyr intervéntor exsístat. Per Dóminum nostrum Iesum Christum, Fílium tuum: qui tecum vivit et regnat in unitáte Spíritus Sancti Deus, per ómnia sǽcula sæculórum. R. Amen. | 20 The priest kisses the altar and, turning towards the people, extending, then joining his hands, says audibly:P. Brethren, pray that my Sacrifice and yours may be acceptable to God the Father almighty. The server answers: S. May the Lord receive the Sacrifice from thy hands, to the praise and glory of His Name, to our benefit and that of all His holy Church. The priest answers in a low voice: P. Amen. Then, with outstretched hands, he recites the Secret Prayers, not beginning with Oremus. The Secret Prayers vary with the Mass, and are found in the Mass of the Day. These being finished, the priest says or sings: P. World without end. S. Amen. Secret May Your sacrament, O Lord, always keep us and guard us from the assaults of the devil. Through Jesus Christ, thy Son our Lord, Who liveth and reigneth with thee, in the unity of the Holy Ghost, God, world without end. R. Amen. Commemoratio S. Gorgonii Martyris O Lord, may the offering which we, Your servants, present be pleasing to You because St. Gorgonius, Your Martyr, intercedes for us. Through Jesus Christ, thy Son our Lord, Who liveth and reigneth with thee, in the unity of the Holy Ghost, God, world without end. R. Amen. |
Præfatio Quibus finitis, cum pervenerit ad conclusionem, clara voce dicit: Per ómnia sǽcula sæculórum, cum Præfatione, ut in sequentibus. Præfationem incipit ambabus manibus positis hinc inde super Altare: quas aliquantulum elevat, cum dicit: Sursum corda. Iungit eas ante pectus, et caput inclinat, cum dicit: Grátias agamus Dómino, Deo nostro. Deinde disiungit manus, et disiunctas tenet usque ad finem Præfationis: qua finita, iterum iungit eas, et inclinatus dicit: Sanctus. Et cum dicit: Benedíctus, qui venit, signum crucis sibi producit a fronte ad pectus. V. Dóminus vobíscum. R. Et cum spíritu tuo. V. Sursum corda. R. Habémus ad Dóminum. V. Grátias agámus Dómino, Deo nostro. R. Dignum et iustum est. Communis Vere dignum et iustum est, æquum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine sancte, Pater omnípotens, ætérne Deus: per Christum, Dóminum nostrum. Per quem maiestátem tuam laudant Angeli, adórant Dominatiónes, tremunt Potestátes. Cæli cælorúmque Virtútes ac beáta Séraphim sócia exsultatióne concélebrant. Cum quibus et nostras voces ut admítti iubeas, deprecámur, súpplici confessione dicéntes: Sanctus, Sanctus, Sanctus Dóminus, Deus Sábaoth. Pleni sunt cæli et terra glória tua. Hosánna in excélsis. Benedíctus, qui venit in nómine Dómini. Hosánna in excélsis. | 21 PrefaceThe priest begins the preface, a call to render thanks to God the Father, through Jesus Christ, in union with all the heavenly spirits. The prayer of thanksgiving and praise varies with important Feasts. The priest begins the Preface, holding his hands over the altar: P. The Lord be with you. S. And with thy spirit. P. Lift up your hearts. S. We have lifted them up to the Lord. P. Let us give thanks to the Lord our God. S. It is meet and just. Common It is truly meet and just, and profitable unto salvation, that we should at all times, and in all places, give thanks to thee, O Holy Lord, Father Almighty, eternal God, through Christ, our Lord. Though whom the angels praise thy majesty, the dominions adore it, the powers are in awe. Which the heavens and the hosts of heaven together with the blessed seraphim joyfully do magnify. And do thou command that it be permitted to us join with them in confessing thee, while we say with lowly praise: Holy, Holy, Holy, Lord God of Sabaoth! Heaven and earth are full of Thy glory! Hosanna in the highest! Blessed is He that cometh in the Name of the Lord! Hosanna in the highest! |
Canon Finita præfatione, sacerdos extendens, elevans aliquantulum et iungens manus, elevansque ad cælum oculos, et statim demittens, profunde inclinatus ante Altare, manibus super eo positis, dicit : Te ígitur, clementíssime Pater, per Iesum Christum, Fílium tuum, Dóminum nostrum, súpplices rogámus, ac pétimus, osculatur Altare et, iunctis manibus ante pectus, dicit: uti accépta hábeas et benedícas, Signat ter super Hostiam et Calicem simul, dicens: hæc ✠ dona, hæc ✠ múnera, hæc ✠ sancta sacrifícia illibáta, Extensis manibus prosequitur: in primis, quæ tibi offérimus pro Ecclésia tua sancta cathólica: quam pacificáre, custodíre, adunáre et régere dignéris toto orbe terrárum: una cum fámulo tuo Papa nostro nomen Papae et Antístite nostro nomen Episcopi et ómnibus orthodóxis, atque cathólicæ et apostólicæ fídei cultóribus. | 22 CanonWe therefore, humbly pray and beseech Thee, most merciful Father, through Jesus Christ; Thy Son, our Lord, He kisses the altar that Thou wouldst vouchsafe to accept and bless He joins his hands and signs the oblation thrice with the Sign of the Cross. these ✠ gifts, these ✠ presents, these ✠ holy unspotted Sacrifices, Then extending his hands, he proceeds: which in the first place we offer Thee for Thy holy Catholic Church to which vouchsafe to grant peace, as also to preserve, unite, and govern it throughout the world, together with Thy servant name of Pope our Pope, and name of Bishop our Bishop, and all orthodox believers and professors of the Catholic and Apostolic Faith. |
Commemoratio pro vivis Meménto, Dómine, famulórum famularúmque tuarum N. et N. Iungit manus, orat aliquantulum pro quibus orare intendit: deinde manibus extensis prosequitur: et ómnium circumstántium, quorum tibi fides cógnita est et nota devótio, pro quibus tibi offérimus: vel qui tibi ófferunt hoc sacrifícium laudis, pro se suísque ómnibus: pro redemptióne animárum suárum, pro spe salútis et incolumitátis suæ: tibíque reddunt vota sua ætérno Deo, vivo et vero. | 23 Commemoration of the LivingBe mindful, O Lord, of Thy servants and handmaidens, N. et N. The priest joins his hands and prays silently for those for whom he intends to pray. Then extending his hands, he proceeds: and of all here present, whose faith and devotion are known unto Thee, for whom we offer, or who offer up to Thee, this sacrifice of praise for themselves, their families and friends, for the redemption of their souls, for the health and salvation they hope for; and who now pay their vows to Thee, the everlasting, living and true God. |
Communicántes, et memóriam venerántes, in primis gloriósæ semper Vírginis Maríæ, Genetrícis Dei et Dómini nostri Iesu Christi: sed et beáti Ioseph, eiúsdem Vírginis Sponsi, et beatórum Apostolórum ac Mártyrum tuórum, Petri et Pauli, Andréæ, Iacóbi, Ioánnis, Thomæ, Iacóbi, Philíppi, Bartholomǽi, Matthǽi, Simónis et Thaddǽi: Lini, Cleti, Cleméntis, Xysti, Cornélii, Cypriáni, Lauréntii, Chrysógoni, Ioánnis et Pauli, Cosmæ et Damiáni: et ómnium Sanctórum tuórum; quorum méritis precibúsque concédas, ut in ómnibus protectiónis tuæ muniámur auxílio. Iungit manus Per eúndem Christum, Dóminum nostrum. Amen. | 24 We pray in union with and honor the memory, especially of the glorious ever Virgin Mary, mother of our God and Lord Jesus Christ: as also of the blessed Joseph, her Spouse,and of the blessed Apostles and Martyrs Peter and Paul, Andrew, James, John, Thomas, James, Philip, Bartholomew, Matthew, Simon, and Thaddeus; Linus, Cletus, Clement, Xystus, Cornelius, Cyprian, Lawrence, Chrysogonus, John and Paul, Cosmas and Damian, and of all Thy Saints, through whose merits and prayers, grant that we may in all things be defended by the help of Thy protection. He joins his hands. Through the same Christ our Lord. Amen. |
Tenens manus expansas super Oblata, dicit: Hanc ígitur oblatiónem servitútis nostræ, sed et cunctæ famíliæ tuæ, quǽsumus, Dómine, ut placátus accípias: diésque nostros in tua pace dispónas, atque ab ætérna damnatióne nos éripi, et in electórum tuórum iúbeas grege numerári. Iungit manus Per Christum, Dóminum nostrum. Amen. | 25 Spreading his hands over the oblation, he says:We therefore beseech Thee, O Lord, graciously to accept this oblation of our service, as also of Thy whole family; and to dispose our days in Thy peace, preserve us from eternal damnation, and rank us in the number of Thine Elect. He joins his hands. Through the same Christ our Lord. Amen. |
Quam oblatiónem tu, Deus, in ómnibus, quǽsumus, Signat ter super Oblata, bene ✠ díctam, adscríp ✠ tam, ra ✠ tam, rationábilem, acceptabilémque fácere dignéris: Signat semel super Hostiam, ut nobis Cor ✠ pus, et semel super Calicem, et San ✠ guis fiat dilectíssimi Fílii tui, Iungit manus, Dómini nostri Iesu Christi. | Which oblation do Thou, O God, vouchsafe in all respects, He signs thrice the oblation with the Sign of the Cross. to bless, ✠ approve, ✠ ratify, ✠ make worthy and acceptable; He signs again the Host and chalice with the Sign of the Cross. that it may be made for us the Body ✠ and Blood ✠ of Thy most beloved Son Jesus Christ our Lord. |
Qui prídie quam paterétur, Accipit Hostiam, accépit panem in sanctas ac venerábiles manus suas, Elevat oculos ad cælum, elevátis óculis in cælum ad te Deum, Patrem suum omnipoténtem, Caput inclinat, tibi grátias agens, Signat super Hostiam, bene ✠ díxit, fregit, dedítque discípulis suis, dicens: Accípite, et manducáte ex hoc omnes. | Who, the day before He suffered, He takes the host. took bread into His holy and venerable hands, He raises his eyes to heaven. and with His eyes lifted up towards heaven unto Thee, God, His almighty Father, giving thanks to Thee, He signs the host with the Sign of the Cross He blessed ✠ it, broke it and gave it to His disciples saying: Take and eat ye all of this, |
Tenens ambabus manibus Hostiam inter indices et pollices, profert verba consecrationis secrete, distincte et attente super Hostiam, et simul super omnes, si plures sint consecrandæ. HOC EST ENIM CORPUS MEUM. Quibus verbis prolatis, statim Hostiam consecratam genuflexus adorat: surgit, ostendit populo, reponit super Corporale, et genuflexus iterum adorat: nec amplius pollices et indices disiungit, nisi quando Hostia tractanda est, usque ad ablutionem digitorum. | 28 The words of the Consecration of the Host:FOR THIS IS MY BODY. After pronouncing the words of the Consecration, the priest, kneeling, adores the Sacred Host; rising, he elevates It. -- Look up at the Sacred Host, with faith, piety, and love, saying: "My Lord and my God." -- and then placing It on the corporal, again adores It. After this he never disjoins his fingers and thumbs, except when he is to take the Host, until after the washing of his fingers. |
Tunc, detecto Calice, dicit: Símili modo postquam cenátum est, Ambabus manibus accipit Calicem, accípiens et hunc præclárum Cálicem in sanctas ac venerábiles manus suas: item Caput inclinat, item tibi grátias agens, Sinistra tenens Calicem, dextera signat super eum, bene ✠ díxit, dedítque discípulis suis, dicens: Accípite, et bíbite ex eo omnes. | 29 Consecration of the Wine Then, uncovering the chalice, the priest says:In like manner, after He had supped, He takes the chalice with both his hands. taking also this excellent chalice into His holy and venerable hands He takes the chalice in his left hand, and with his right he signs it with the Sign of the Cross. He blessed ✠ , and gave it to His disciples, saying: Take and drink ye all of this, |
Profert verba consecrationis super Calicem, attente, continuate, et secrete, tenens illum parum elevatum. HIC EST ENIM CALIX SANGUINIS MEI, NOVI ET ÆTERNI TESTAMENTI: MYSTERIUM FIDEI: QUI PRO VOBIS ET PRO MULTIS EFFUNDETUR IN REMISSIONEM PECCATORUM. Quibus verbis prolatis, deponit Calicem super Corporale, et dicens secrete: Hæc quotiescúmque fecéritis, in mei memóriam faciétis. Genuflexus adorat: surgit, ostendit populo, deponit, cooperit, et genuflexus iterum adorat. | 30 The words of Consecration of the ChaliceFOR THIS IS THE CHALICE OF MY BLOOD OF THE NEW AND ETERNAL TESTAMENT, THE MYSTERY OF FAITH; WHICH SHALL BE SHED FOR YOU AND FOR MANY UNTO THE REMISSION OF SINS. After the elevation of the Chalice, the priest says in a low voice: As often as ye do these things, ye shall do them in remembrance of Me. The priest kneels and adores the Precious Blood; rising, he elevates the Chalice, and setting it down he covers it and adores it again. |
Deinde disiunctis manibus dicit: Unde et mémores, Dómine, nos servi tui, sed et plebs tua sancta, eiúsdem Christi Fílii tui, Dómini nostri, tam beátæ passiónis, nec non et ab ínferis resurrectiónis, sed et in cælos gloriósæ ascensiónis: offérimus præcláræ maiestáti tuæ de tuis donis ac datis, Iungit manus, et signat ter super Hostiam, et Calicem simul, dicens: hóstiam ✠ puram, hóstiam ✠ sanctam, hóstiam ✠ immaculátam, Signat semel super Hostiam, dicens: Panem ✠ sanctum vitæ ætérnæ, et semel super Calicem, dicens: et Cálicem ✠ salútis perpétuæ. | 31 With his hands held apart, he then proceedsWherefore, O Lord, we Thy servants, as also Thy holy people, calling to mind the blessed Passion of the same Christ, Thy Son, our Lord, and also His Resurrection from the dead and His glorious Ascension into heaven: do offer unto Thy most excellent Majesty of Thine own gifts, bestowed upon us, He joins his hands and signs thrice the Host and Chalice with the Sign of the Cross. a pure ✠ Host, a holy ✠ Host, an unspotted ✠ Host, He signs the Host and the Chalice, with the Sign of the Cross. the holy ✠ Bread of eternal life, and the Chalice ✠ of everlasting salvation. |
Extensis manibus prosequitur: Supra quæ propítio ac seréno vultu respícere dignéris: et accépta habére, sicúti accépta habére dignátus es múnera púeri tui iusti Abel, et sacrifícium Patriárchæ nostri Abrahæ: et quod tibi óbtulit summus sacérdos tuus Melchísedech, sanctum sacrifícium, immaculátam hóstiam. | 32 Extending his hands, he proceedsUpon which vouchsafe to look with a propitious and serene countenance, and to accept them, as Thou wert graciously pleased to accept the gifts of Thy just servant Abel, and the sacrifice of our patriarch Abraham, and that which Thy high priest Melchisedech offered to Thee, a holy Sacrifice, and unspotted Victim. |
Profunde inclinatus, iunctis manibus et super Altare positis, dicit: Súpplices te rogámus, omnípotens Deus: iube hæc perférri per manus sancti Angeli tui in sublíme altáre tuum, in conspéctu divínæ maiestátis tuæ: ut, quotquot Osculatur Altare, ex hac altáris participatióne sacrosánctum Fílii tui Iungit manus, et signat semel super Hostiam, et semel super Calicem, Cor ✠ pus, et Sán ✠ guinem sumpsérimus, Seipsum signat, dicens: omni benedictióne cælésti et grátia repleámur. Iungit manus. Per eúndem Christum, Dóminum nostrum. Amen. | 33 Bowing down, with his hands joined and placed upon the altar, he says:We most humbly beseech Thee, almighty God, command these offerings to be borne by the hands of Thy holy Angels to Thine altar on high, in the sight of Thy divine majesty, that as many He kisses the altar. as shall partake of the most holy He joins his hand, and signs the Host and the Chalice with the Sign of the Cross. Body ✠ and Blood ✠ of Thy Son He signs himself with the Sign of the Cross. at this altar, may be filled with every heavenly grace and blessing. Through the same Christ our Lord. Amen. |
Commemoratio pro defunctis Meménto étiam, Dómine, famulórum famularúmque tuárum N. et N., qui nos præcessérunt cum signo fídei, et dórmiunt in somno pacis. Iungit manus, orat aliquántulum pro iis defunctis, pro quibus orare intendit, deinde extensis manibus prosequitur: Ipsis, Dómine, et ómnibus in Christo quiescéntibus locum refrigérii, lucis, et pacis, ut indúlgeas, deprecámur. Iungit manus, et caput inclinat, dicens: Per eúndem Christum, Dóminum nostrum. Amen. | 34 Commemoration of the DeadRemember also, O Lord, Thy servants and handmaids N. and N., who are gone before us with the sign of faith, and rest in the sleep of peace. He joins his hands and prays for such of the dead as he intends to pray for, then extending his hands he proceeds: To these, O Lord, and to all that rest in Christ, grant, we beseech Thee, a place of refreshment, light, and peace; He joins his hands, and bows his head: Through the same Christ our Lord. Amen. |
Manu dextera percutit sibi pectus, elata aliquantulum voce dicens: Nobis quoque peccatóribus Extensis manibus ut prius, secrete prosequitur: fámulis tuis, de multitúdine miseratiónum tuárum sperántibus, partem áliquam et societátem donáre dignéris, cum tuis sanctis Apóstolis et Martýribus: cum Ioánne, Stéphano, Matthía, Bárnaba, Ignátio, Alexándro, Marcellíno, Petro, Felicitáte, Perpétua, Agatha, Lúcia, Agnéte, Cæcília, Anastásia, et ómnibus Sanctis tuis: intra quorum nos consórtium, non æstimátor mériti, sed véniæ, quǽsumus, largítor admítte. Iungit manus. Per Christum, Dóminum nostrum. | 35 Pronounces in a somewhat elevated tone of voice, to symbolize an act of public self-humiliation; at the same time he strikes his breast in a token of contrition.To us also, Thy sinful servants, confiding in the multitude of Thy mercies, vouchsafe to grant some part and fellowship with Thy holy Apostles and Martyrs, with John, Stephen, Matthias, Barnabas, Ignatius, Alexander, Marcellinus, Peter, Felicitas, Perpetua, Agatha, Lucy, Agnes, Cecilia, Anastasia, and with all Thy Saints, into whose company we beseech Thee to admit us, not weighing our merits, but pardoning our offenses. He joins his hands. Through Christ our Lord. |
Per quem hæc ómnia, Dómine, semper bona creas, Signat ter super Hostiam, et Calicem simul, dicens: sanctí ✠ ficas, viví ✠ ficas, bene ✠ dícis et præstas nobis. Discooperit Calicem, genuflectit, accipit Hostiam inter pollicem et indicem manus dexteræ: et tenens sinistra Calicem, cum Hostia signat ter a labio ad labium Calicis, dicens: Per ip ✠ sum, et cum ip ✠ so, et in ip ✠ so, Cum ipsa Hostia signat bis inter se et Calicem, dicens: est tibi Deo Patri ✠ omnipoténti, in unitáte Spíritus ✠ Sancti, Elevans parum Calicem cum Hostia, dicit: omnis honor, et glória. ponit Hostiam, Calicem Palla cooperit, genuflectit, surgit, et dicit intellegibili voce vel cantat: Per ómnia sǽcula sæculórum. R. Amen. | 36 By Whom, O Lord, Thou dost ever create. He signs thrice the Host and the Chalice, saying: sanctify, ✠ quicken, ✠ bless, ✠ and give unto us all these good things.He uncovers the Chalice, and genuflects: then taking the Host in his right hand, and holding the Chalice in his left, he signs with the Sign of the Cross three times across the Chalice, saying: By Him, ✠ and with Him, ✠ and in Him ✠ He signs twice between the Chalice and his breast. is to Thee, God the Father ✠ almighty, in the unity of the Holy ✠ Ghost, He elevates a little the Chalice with the Host. all honor and glory. Replacing the Host, and covering the Chalice, he kneels down, and rising again, he says or sings: P. World without end. S. Amen. |
Preparatio Communionis Iungit manus. Orémus: Præcéptis salutáribus móniti, et divína institutióne formáti audémus dícere: Extendit manus. Pater noster, qui es in cælis. Sanctificétur nomen tuum. Advéniat regnum tuum. Fiat volúntas tua, sicut in cælo et in terra. Panem nostrum quotidiánum da nobis hódie. Et dimítte nobis débita nostra, sicut et nos dimíttimus debitóribus nostris. Et ne nos indúcas in tentatiónem: R. Sed líbera nos a malo. S. Sacerdos secrete dicit : Amen. | 37 Preparation for CommunionLet us pray. Instructed by Thy saving precepts, and following Thy divine institution, we are bold to say: Our Father, who art in heaven, hallowed be Thy Name; Thy kingdom come; Thy will be done on earth as it is in heaven. Give us this day our daily bread. And forgive us our trespasses, as we forgive those who trespass against us. And lead us not into temptation. M. But deliver us from evil. P. Amen. |
Deinde manu dextera accipit inter indicem et medium digitos Patenam, quam tenens super Altare erectam, dicit secrete: Líbera nos, quǽsumus, Dómine, ab ómnibus malis, prætéritis, præséntibus et futúris: et intercedénte beáta et gloriósa semper Vírgine Dei Genetríce María, cum beátis Apóstolis tuis Petro et Paulo, atque Andréa, et ómnibus Sanctis, Signat se cum Patena a fronte ad pectus, da propítius pacem in diébus nostris: Patenam osculatur, ut, ope misericórdiæ tuæ adiúti, et a peccáto simus semper líberi et ab omni perturbatióne secúri. Submittit Patenam Hostiæ, discooperit Calicem, genuflectit, surgit, accipit Hostiam, et eam super Calicem tenens utraque manu, frangit per medium, dicens: Per eúndem Dóminum nostrum Iesum Christum, Fílium tuum. Et mediam partem, quam in dextera manu tenet, ponit super Patenam. Deinde ex parte, quæ in sinistra remanserat, frangit particulam, dicens: Qui tecum vivit et regnat in unitáte Spíritus Sancti Deus. Aliam mediam partem, quam in sinistra manu habet, adiungit mediæ super Patenam positæ, et particulam parvam dextera retinens super Calicem, quem sinistra per nodum infra cuppam tenet, dicit intellegibili voce vel cantat: V. Per ómnia sǽcula sæculórum. R. Amen. Cum ipsa particula signat ter super Calicem, dicens: Pax Dómini sit semper vobíscum. R. Et cum spíritu tuo. | 38 Then the priest takes the paten between the first and second finger and says:Deliver us, we beseech Thee, O Lord, from all evils, past, present, and to come; and by the intercession of the Blessed and glorious ever Virgin Mary, Mother of God, and of the holy Apostles, Peter and Paul, and of Andrew, and of all the Saints, He signs himself with the paten, and then kisses it. mercifully grant peace in our days, that through the assistance of Thy mercy we may be always free from sin, and secure from all disturbance. He places the paten under the Host, uncovers the Chalice, and makes a genuflection; rising, he takes the Host and breaks It in the middle over the Chalice, saying: Through the same Jesus Christ, Thy Son, our Lord. He puts the Part which is in his right hand upon the paten, and breaks a Particle from the other Part in his left hand, saying: Who with Thee in the unity of the Holy Ghost liveth and reigneth God, He places the Half which is in his left hand on the paten, and holding the Particle which he broke off in his right hand, and the Chalice in his left, he says: P. World without end. S. Amen. The priest makes the Sign of the Cross with the Particle over the Chalice, saying: P. The peace ✠ of the Lord be ✠ always with ✠ you. S. And with thy spirit. |
Particulam ipsam immittit in Calicem, dicens secrete: Hæc commíxtio, et consecrátio Córporis et Sánguinis Dómini nostri Iesu Christi, fiat accipiéntibus nobis in vitam ætérnam. Amen. Cooperit Calicem, genuflectit, surgit, et inclinatus Sacramento, iunctis manibus, et ter pectus percutiens, intellegibili voce dicit: | 39 He puts the Particle into the Chalice, saying:May this mixture and consecration of the Body and Blood of our Lord Jesus Christ be to us who receive it effectual unto eternal life. Amen. He covers the Chalice, genuflects and rises; than bowing down and striking his breast thrice, he says: |
Agnus Dei, qui tollis peccáta mundi: miserére nobis. Agnus Dei, qui tollis peccáta mundi: miserére nobis. Agnus Dei, qui tollis peccáta mundi: dona nobis pacem. | 40 Lamb of God, who takest away the sins of the world, have mercy on us. Lamb of God, who takest away the sins of the world, have mercy on us. Lamb of God, who takest away the sins of the world, grant us peace. |
Deinde, iunctis manibus super Altare, inclinatus dicit secrete sequentes Orationes: Dómine Iesu Christe, qui dixísti Apóstolis tuis: Pacem relínquo vobis, pacem meam do vobis: ne respícias peccáta mea, sed fidem Ecclésiæ tuæ; eámque secúndum voluntátem tuam pacificáre et coadunáre dignéris: Qui vivis et regnas Deus per ómnia sǽcula sæculórum. Amen. | 41 With his hands joined and resting on the altar, standing inclined, he says the three following prayers:O Lord Jesus Christ, who saidst to Thine Apostles: Peace I leave you, My peace I give you: regard not my sins, but the faith of Thy Church; and vouchsafe to grant her that peace and unity which is agreeable to Thy will: Who livest and reignest God, world without end. Amen. |
Dómine Iesu Christe, Fili Dei vivi, qui ex voluntáte Patris, cooperánte Spíritu Sancto, per mortem tuam mundum vivificásti: líbera me per hoc sacrosánctum Corpus et Sánguinem tuum ab ómnibus iniquitátibus meis, et univérsis malis: et fac me tuis semper inhærére mandátis, et a te numquam separári permíttas: Qui cum eódem Deo Patre et Spíritu Sancto vivis et regnas Deus in sǽcula sæculórum. Amen. | O Lord Jesus Christ, Son of the living God, who, according to the will of Thy Father, with the cooperation of the Holy Ghost, hast by Thy death given life to the world; deliver me by this Thy most sacred Body and Blood, from all my iniquities and from all evils; and make me always cleave to Thy commandments, and suffer me never to be separated from Thee, Who livest and reignest, with the same God the Father and the Holy Ghost, God, world without end. Amen. |
Percéptio Córporis tui, Dómine Iesu Christe, quod ego indígnus súmere præsúmo, non mihi provéniat in iudícium et condemnatiónem: sed pro tua pietáte prosit mihi ad tutaméntum mentis et córporis, et ad medélam percipiéndam: Qui vivis et regnas cum Deo Patre in unitáte Spíritus Sancti Deus, per ómnia sǽcula sæculórum. Amen. | Let not the partaking of Thy Body, O Lord, Jesus Christ, which I, though unworthy, presume to receive, turn to my judgment and condemnation; but let it, through Thy mercy, become a safeguard and remedy, both for soul and body; Who with God the Father, in the unity of the Holy Ghost, livest and reignest God, world without end. Amen. |
Genuflectit, surgit, et dicit: Panem cæléstem accípiam, et nomen Dómini invocábo. Deinde parum inclinatus, accipit ambas partes Hostiæ inter pollicem et indicem sinistræ manus, et Patenam inter eundem indicem et medium supponit, et dextera tribus vicibus percutiens pectus, elata aliquantulum voce, ter dicit devote et humiliter: V. Dómine, non sum dignus, Et secrete prosequitur: ut intres sub tectum meum: sed tantum dic verbo, et sanábitur ánima mea. V. Dómine, non sum dignus, Et secrete prosequitur: ut intres sub tectum meum: sed tantum dic verbo, et sanábitur ánima mea. V. Dómine, non sum dignus, Et secrete prosequitur: ut intres sub tectum meum: sed tantum dic verbo, et sanábitur ánima mea. | 44 The priest genuflects, rises and says:I will take the Bread of heaven, and will call upon the Name of the Lord. Slightly inclining, he takes both halves of the Host between the thumb and forefinger of his left hand, and the paten between the same forefinger and the middle one; then striking his breast with his right hand, and raising his voice a little, he says three times devoutly and humbly: V. Lord, I am not worthy that Thou shouldst enter under my roof; say but the word, and my soul shall be healed. V. Lord, I am not worthy that Thou shouldst enter under my roof; say but the word, and my soul shall be healed. V. Lord, I am not worthy that Thou shouldst enter under my roof; say but the word, and my soul shall be healed. |
Postea dextera se signans cum Hostia super Patenam, dicit: Corpus Dómini nostri Iesu Christi custódiat ánimam meam in vitam ætérnam. Amen. Et se inclinans, reverenter sumit ambas partes Hostiæ: quibus sumptis, deponit Patenam super Corporale, et erigens se iungit manus, et quiescit aliquantulum in meditatione Sanctissimi Sacramenti. | 45 Then with his right hand, making the Sign of the Cross with the Host over the paten, he says:The Body of our Lord Jesus Christ preserve my soul unto life everlasting. Amen. He then reverently receives both halves of the Host, joins his hands, and meditates a short time. |
Deinde discooperit Calicem, genuflectit, colligit fragmenta, si quæ sint, extergit Patenam super Calicem, interim dicens: Quid retríbuam Dómino pro ómnibus, quæ retríbuit mihi? Cálicem salutáris accípiam, et nomen Dómini invocábo. Laudans invocábo Dóminum, et ab inimícis meis salvus ero. Accipit Calicem manu dextera, et eo se signans, dicit: Sanguis Dómini nostri Iesu Christi custódiat ánimam meam in vitam ætérnam. Amen. Et sinistra supponens Patenam Calici, reverenter sumit totum Sanguinem cum particula. Quo sumpto, si qui sunt communicandi, eos communicet, antequam se purificet | 46 Then he uncovers the Chalice, genuflects, collects whatever fragments may remain on the corporal, and purifies the paten over the Chalice, saying:What return shall I make to the Lord for all He has given to me? I will take the chalice of salvation, and call upon the Name of the Lord. Praising I will call upon the Lord, and I shall be saved from my enemies. The priest takes the Chalice and making the Sign of the Cross with it, says: The Blood of our Lord Jesus Christ preserve my soul unto life everlasting. Amen. Then he receives all the Precious Blood, together with the Particle. |
Communio | 47 Communio |
Postea dicit: Quod ore súmpsimus, Dómine, pura mente capiámus: et de múnere temporáli fiat nobis remédium sempitérnum. Interim porrigit Calicem ministro, qui infundit in eo parum vini, quo se purificat: deinde prosequitur: Corpus tuum, Dómine, quod sumpsi, et Sanguis, quem potávi, adhǽreat viscéribus meis: et præsta; ut in me non remáneat scélerum mácula, quem pura et sancta refecérunt sacraménta: Qui vivis et regnas in sǽcula sæculórum. Amen. Abluit et extergit digitos, ac sumit ablutionem: extergit os et Calicem, quem, plicato Corporali, operit et collocat in Altari ut prius: deinde prosequitur Missam. | 48 The priest says silently:Grant, O Lord, that what we have taken with our mouth, we may receive with a pure mind; and from a temporal gift may it become to us an eternal remedy. Then he holds out the Chalice to the server -- in Solemn Masses to the deacon -- who pours wine into it for the first ablution, then the priest proceeds: May Thy Body, O Lord, which I have received, and Thy Blood which I have drunk, cleave to my bowels; and grant that no stain of sin may remain in me, who have been fed with this pure and holy Sacrament; Who livest and reignest for ever and ever. Amen. The priest then washes his fingers and receives the second ablution. Then he covers the chalice and folding the corporal, places it on the chalice, as at the beginning of Mass, and goes to the right side of the altar to say the prayers from the Missal. |
Communio Ioann 6:52 Panis, quem ego dédero, caro mea est pro sǽculi vita. | 49 CommunionJohn 6:52 The bread that I will give is My Flesh for the life of the world. |
Postcommunio Dicta antiphona ad Communionem, osculatur altare, et versus ad populum dicit : S. Dóminus vobíscum. R. Et cum spíritu tuo. Deinde, reversus ad altare, dicit : Orémus. Mentes nostras et córpora possídeat, quǽsumus, Dómine, doni cœléstis operátio: ut non noster sensus in nobis, sed iúgiter eius prævéniat efféctus. Per Dóminum nostrum Iesum Christum, Fílium tuum: qui tecum vivit et regnat in unitáte Spíritus Sancti Deus, per ómnia sǽcula sæculórum. R. Amen. Orémus. Commemoratio S. Gorgonii Martyris Famíliam tuam, Deus, suávitas ætérna contíngat et végetet: quæ in Mártyre tuo Gorgónio Christi, Fílii tui, bono iúgiter odóre pascátur: Qui tecum vivit et regnat in unitáte Spíritus Sancti Deus per ómnia sǽcula sæculórum. R. Amen. | 50 Post CommunionThe priest kisses the altar. Then he turns to the people, and says or sings: P. The Lord be with you. S. And with thy spirit. Let us pray. May the working of the heavenly gift, O Lord, so possess us, mind and body, that the action of the sacrament, rather than our senses, may continually prevail in us. Through Jesus Christ, thy Son our Lord, Who liveth and reigneth with thee, in the unity of the Holy Ghost, God, world without end. R. Amen. Let us pray. Commemoratio S. Gorgonii Martyris May Your everlasting kindness fill Your faithful people with new life, and may they be ever refreshed by the good fragrance of Christ, your Son, through Gorgonius, Your Martyr. Who livest and reignest with God the Father, in the unity of the Holy Spirit, God, world without end. R. Amen |
Conclusio Dicto, post ultimam Orationem, S. Dóminus vobíscum. M. Et cum spíritu tuo, dicit pro Missæ qualitate, vel Ite, Missa est, vel Benedicámus Dómino. Deo grátias. | 51 ConclusionHe turns to the people and says: P. The Lord be with you. S. And with thy spirit. |
V. Ite, Missa est. R. Deo grátias. | 52 V. Go, the Mass is ended.R. Thanks be to God. |
Tunc celebrans inclinat se ante medium altaris, et manibus iunctis super illud, dicit secrete: Pláceat tibi, sancta Trínitas, obséquium servitútis meæ: et præsta; ut sacrifícium, quod óculis tuæ maiestátis indígnus óbtuli, tibi sit acceptábile, mihíque et ómnibus, pro quibus illud óbtuli, sit, te miseránte, propitiábile. Per Christum, Dóminum nostrum. Amen. | 53 May the performance of my homage be pleasing to Thee, O holy Trinity: and grant that the Sacrifice which I, though unworthy, have offered up in the sight of Thy Majesty, may be acceptable to Thee, and through Thy mercy, be a propitiation for me, and for all those for whom I have offered it. Through Christ our Lord. Amen. |
Deinde osculatur Altare: et elevatis oculis, extendens, elevans et iungens manus, caputque Cruci inclínans, dicit: Benedícat vos omnípotens Deus, et versus ad populum, semel tantum benedícens, etiam in Missis sollemnibus; In Missa Pontificali ter benedicitur, ut in Pontificali habetur. Deinde prosequitur: Pater, et Fílius, ✠ et Spíritus Sanctus. R. Amen. | 54 He kisses the altar, and raising his eyes, extending, raising and joining his hands, he bows down his head and says:P. May almighty God the Father, Son, ✠ and Holy Ghost, bless you. S. Amen. |
Deinde sacerdos in cornu Evangelii, iunctis manibus dicit: V. Dóminus vobíscum. R. Et cum spíritu tuo. Et signans signo crucis primum Altare vel librum, deinde se in fronte, ore et pectore, dicit: Inítium +︎ sancti Evangélii secúndum Ioánnem R. Glória tibi, Dómine. Ioann. 1, 1-14. Iunctis manibus prosequitur: In princípio erat Verbum, et Verbum erat apud Deum, et Deus erat Verbum. Hoc erat in princípio apud Deum. Omnia per ipsum facta sunt: et sine ipso factum est nihil, quod factum est: in ipso vita erat, et vita erat lux hóminum: et lux in ténebris lucet, et ténebræ eam non comprehendérunt. Fuit homo missus a Deo, cui nomen erat Ioánnes. Hic venit in testimónium, ut testimónium perhibéret de lúmine, ut omnes créderent per illum. Non erat ille lux, sed ut testimónium perhibéret de lúmine. Erat lux vera, quæ illúminat omnem hóminem veniéntem in hunc mundum. In mundo erat, et mundus per ipsum factus est, et mundus eum non cognóvit. In própria venit, et sui eum non recepérunt. Quotquot autem recepérunt eum, dedit eis potestátem fílios Dei fíeri, his, qui credunt in nómine eius: qui non ex sanguínibus, neque ex voluntáte carnis, neque ex voluntáte viri, sed ex Deo nati sunt. Genuflectit dicens: Et Verbum caro factum est, Et surgens prosequitur: et habitávit in nobis: et vídimus glóriam eius, glóriam quasi Unigéniti a Patre, plenum grátiæ et veritátis. R. Deo grátias. Finito Evangelio sancti Ioannis, discedens ab Altari, pro gratiarum actione dicit Ant. Trium puerórum, cum reliquis, ut habetur in principio Missalis. | 55 Then turning to the Gospel side of the altar, the priest says:P. The Lord be with you. S. And with thy spirit. He then traces the Sign of the Cross, first upon the altar, and then upon his forehead, lips, and breast, and says: The beginning +︎ of the holy Gospel according to John R. Glory be to Thee, O Lord. John 1, 1-14 In the beginning was the Word, and the Word was with God, and the Word was God. The same was in the beginning with God. All things were made by Him, and without Him was made nothing that was made: in Him was life, and the life was the Light of men; and the Light shineth in darkness, and the darkness did not comprehend it. There was a man sent from God, whose name was John. This man came for a witness, to testify concerning the Light, that all might believe through Him. He was not the Light, but he was to testify concerning the Light. That was the true Light, which enlighteneth every man that cometh into this world. He was in the world, and the world was made by Him, and the world knew Him not. He came unto His own, and His own received Him not. But as many as received Him to them He gave power to become sons of God, to them that believe in His Name, who are born not of blood, nor of the will of the flesh, nor of the will of man, but of God. Here all kneel. And the Word was made flesh, and dwelt among us: and we saw His glory, the glory as of the Only begotten of the Father, full of grace and truth. R. Thanks be to God. |
Orationes Leonis XIII S. Ave María, grátia plena, Dóminus tecum, benedícta tu in muliéribus et benedíctus fructus ventris tui, Iesus. O. Sancta María, Mater Dei, ora pro nobis peccatóribus, nunc et in hora mortis nostræ. Amen. S. Ave María, grátia plena, Dóminus tecum, benedícta tu in muliéribus et benedíctus fructus ventris tui, Iesus. O. Sancta María, Mater Dei, ora pro nobis peccatóribus, nunc et in hora mortis nostræ. Amen. S. Ave María, grátia plena, Dóminus tecum, benedícta tu in muliéribus et benedíctus fructus ventris tui, Iesus. O. Sancta María, Mater Dei, ora pro nobis peccatóribus, nunc et in hora mortis nostræ. Amen. O. Salve Regína, Mater misericórdiæ, vita, dulcédo, et spes nostra, salve. Ad te clamámus, éxsules fílii Evæ. Ad te suspirámus geméntes et flentes in hac lacrymárum valle. Eia ergo, Advocáta nostra, illos tuos misericórdes óculos ad nos convérte. Et Iesum, benedíctum fructum ventris tui, nobis, post hoc exílium, osténde. O clemens, o pia, o dulcis Virgo Mária. S. Ora pro nobis, sancta Dei Génitrix. O. Ut digni efficiámur promissiónibus Christi. S. Orémus. Deus, refúgium nostrum et virtus, pópulum ad te clamántem propítius réspice; et intercedénte gloriósa, et immaculáta Vírgine Dei Genitríce María, cum beáto Ioseph, eius Sponso, ac beatis Apóstolis tuis Petro et Paulo, et ómnibus Sanctis, quas pro conversióne peccatórum, pro libertáte et exaltatióne sanctæ Matris Ecclésiæ, preces effúndimus, miséricors et benígnus exáudi. Per eúndem Christum Dóminum nostrum. Amen. O. Sancte Míchaël Archángele, defénde nos in prǽlio; contra nequítiam et insídias diáboli esto præsídium. Imperet illi Deus, súpplices deprecámur: tuque, Princeps milítiæ Cæléstis, sátanam aliósque spíritus malígnos, qui ad perditiónem animárum pervagántur in mundo, divína virtúte in inférnum detrúde. Amen. S. Cor Iesu sacratíssimum. O. Miserére nobis. S. Cor Iesu sacratíssimum. O. Miserére nobis. S. Cor Iesu sacratíssimum. O. Miserére nobis. | 56 Leonine PrayersTo be said kneeling after the celebration of Low Mass. P. Hail Mary, full of grace; The Lord is with thee; Blessed art thou amongst women, And blessed is the fruit of thy womb, Jesus. A. Holy Mary, Mother of God, Pray for us sinners, now and at the hour of our death. Amen. P. Hail Mary, full of grace; The Lord is with thee; Blessed art thou amongst women, And blessed is the fruit of thy womb, Jesus. A. Holy Mary, Mother of God, Pray for us sinners, now and at the hour of our death. Amen. P. Hail Mary, full of grace; The Lord is with thee; Blessed art thou amongst women, And blessed is the fruit of thy womb, Jesus. A. Holy Mary, Mother of God, Pray for us sinners, now and at the hour of our death. Amen. A. Hail, holy Queen, Mother of Mercy, our life, our sweetness, and our hope. To thee do we cry, poor banished children of Eve. To thee do we send up our sighs, mourning and weeping in this valley of tears. Turn then, most gracious Advocate, thine eyes of mercy towards us. And after this our exile, show unto us the blessed Fruit of thy womb, Jesus. O clement, O loving, O sweet Virgin Mary. P. Pray for us, O Holy Mother of God. O. That we may be made worthy of the promises of Christ. P. Let us pray. O God, our refuge and our strength, look down in mercy on Thy people who cry to Thee; and by the intercession of the glorious and Immaculate Virgin Mary, Mother of God, of St. Joseph her Spouse, of Thy blessed Apostles Peter and Paul, and of all the Saints, in mercy and goodness hear our prayers for the conversion of sinners, and for the liberty and exaltation of our holy Mother the Church. Through the same Christ our Lord. Amen. A. Holy Michael Archangel, defend us in the day of battle; be our safeguard against the wickedness and snares of the devil. -- May God rebuke him, we humbly pray: and do thou, Prince of the heavenly host, by the power of God thrust down to hell Satan and all wicked spirits, who wander through the world for the ruin of souls. Amen. P. Most Sacred Heart of Jesus, A. Have mercy upon us. P. Most Sacred Heart of Jesus, A. Have mercy upon us. P. Most Sacred Heart of Jesus, A. Have mercy upon us. |