2017-04-03
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antonioparragalindo.blogspot.com: BECQUER EN EL MONASTERIO DE VERUELA ENCONTRÓ A XTO...: BÉCQUER EN VERUELA BELLEZA DEL CRISTIANISMO Cerraron sus ojos que aun tenía abiertos. Taparon su rostro con un blanco lienzo- y ...
BECQUER EN EL MONASTERIO DE VERUELA ENCONTRÓ A XTO
BÉCQUER
EN VERUELA BELLEZA DEL CRISTIANISMO
Cerraron sus ojos que aun tenía
abiertos. Taparon su rostro con un blanco lienzo- y unos sollozando y otros en
silencio de la fría alcoba todos se salieron” estos versos que debieran estar
esculpidos en la historia de las literaturas con letras doradas fueron escritos
en la fría celda monacal de Veruela. Son el registro más patético que del
misterio de la muerte.
Debieron estar inspirados por la joven
de Trasmoz que le servía fallecida durante su estancia. Luego el poeta que más
y mejor cantó al amor etéreo en lengua castellana y muy enamoradizo las mujeres
fueron su gloria y su perdición ▬ sus Rimas
y Leyendas era el libro que regalamos, víctimas de una especie de sarampión
platónico, a nuestras novias los mozos de mi generación se casaría con su
hermana.
Fue un casamiento turbulento y
desafortunado.
Los grandes hombres matrimonian con
niñas que no son de su condición. Es la eterna dicotomía entre el buen amor del
arcipreste de Hita y el amor villano y lunfardo. Celos, gritos, adulterios,
hijos que no fueron suyos, broncas, palos. Un artista como él no merecía eso.
La muerte se lo llevó joven al héroe
del romanticismo hispano no había cumplido casi los cruenta años. Es la amarga
cara de la moneda.
“Discreta y casta
luna
copudos y altos
olmos
paredes de su casa
umbrales de su
pórtico”
La heroína que inspira las rimas
becquerianas es una ideal inasible. La poesía del genio sevillano parece
condenada a gemir bajo el peso de lo que pudo ser y nunca se realizó.
“cuando
me lo contaron
sentí el frío de
una hoja de acero
me apoyé contra el
muro
y un instante
perdía la consciencia
donde me
encontraba
cayó sobre mi
espíritu la noche
y en ira y en
piedad
se anegó el alma
y entonces
comprendía
por qué se llora
entonces comprendí por qué se mata”
El monasterio de Veruela marcó sus destinos.
Allí le salió al encuentro esa belleza del cristianismo que es privativa del
catolicismo y del que carecen otras religiones como el judaísmo desde la
destrucción del templo esto quia sea una
maldición no le dan importancia al habitáculo desdeñan el lujo exterior pero
los musulmanes. Sin embargo, según atisbó Bécquer, fueron los grandes alarifes
que contribuyeron a la riqueza artística de Aragón y Andalucía. Teruel es
muladí y Zaragoza aljamiada. A lo sumo esa descripción de la vida de los monjes
blancos le hace soñar en un pasado cuando los frailes calzaban escuelas e iban
a la guerra a caballo combinando el peto y la espada del guerrero con la
cogulla monacal. Tropieza bajo el eco de las bóvedas.
Cimbras encajonadas, capillas donde reposa el
último doncel de don Enrique el Doliente ▬ Veruela me salió al encuentro cuando
pasé por allí con mi mini de regreso de Inglaterra y sentí la llamada de San
Bernardo pero no quise hacer caso ay de mí pecador ▬ y de los arcos de medio
punto del monasterio el eco de los cantos en gregoriano las misas a la virgen
las plegarias y una actividad incesante de roturar los campos sarmentar las
vides vendimiar trillar beldar. El vino y la plegaria son partes de esa
herencia.
El evangelio guarda arcanos misteriosos que
descubre el vate en las noches de luna entre el crujido de las puertas y el
resonar de pasos fantasmales por los ánditos y tandas de los claustros
abandonados.
Y obra al pie de las estatuas yacentes de
guerreros como el condestable Atares al que enterraron de medio lado y aun luce
su sepultura los colores medievales de su armadura de guerrear.
Allí una dama más allá la mitra de un obispo
al que guardan en su sueño eterno de mármol dos dogos de su jauría
inmortalizados en la piedra:
En la imponente
nave
del templo
bizantino
vi la gótica tumba
a la indecisa luz
que temblaba en
los pintados vidrios
las manos sobre el
pecho
y en las manos un
libro
una mujer hermosa
reposaba
sobre la urna, del
cincel prodigio
del cuerpo
abandonado
al dulce peso
hundido
cual si la banda
pluma y raso fuera
se plegaba su
lecho de granito
De la postrer
sonrisa
El resplandor
divino
Guardaba el rostro
Como el cielo
guarda
Del sol que muere
el rayo fugitivo
Del cabezal de
piedra
Sentados en el
filo
Dos ángeles, el
dedo sobre el labio,
Imponían silencio
en el recinto
No parecía muerta
De los arcos
macizos
Parecía dormir en
la penumbra
Y que en sueños
veía el paraíso
M e acerqué de la
nave
El ángulo sombrío
Como quien llega
con callada planta
Sobre la cuna
donde duerme un niño
La contemple un
momento
Y aquel resplandor
tibio
Aquel lecho que
ofrecía
Próximo al muro
Otro lugar vacío
En mi alma
avivaron
La sed de lo
infinito
El ansia de la
muerte
Para la que un
instante son siglos
Cansado del
combate
En el que luchando
vivo
Alguna vez
recuerdo con envidia
Aquel rincón
oscuro y escondido
De aquella muda y
pálida mujer
Me acuerdo y digo
¡Oh qué amor tan
callado el de la muerte!
¡Qué sueño el del sepulcro tan
tranquilo!
Este es Bécquer inmarcesible. Su lira a
cuantos `pensamos y amamos en castellano conserva esa plasticidad del periodismo
lírico que estremece. Veruela. El Cister. La Virgen María nuestro norte y guá y
aquí topamos con lo inefable algo que sólo entiende el corazón, mas a la razón
no se le alcanza.
ENGLAND MADE ME
AMOR
INGLÉS
Tuve
un amor inglés pienso en la Suzi ni el Brexit ni Picardo ni los
monos de Gibraltar podrán arrebatarme aquellos recuerdos de
Hornchurch inconsciente de mí cambié el oro por el oropel. Uno no
es de donde nace ni de donde pace, pertenece al país donde conoció
el amor. Oh Suzanne toda roja y toda azul bajo la niebla de Hull. Me
calzo las antiparras del retrovisor y te veo bella y esplendente tal
cual eras, ya sé que te hice sufrir con mi inconsciente pero tú
fuiste lo mejor que ocurrió en la vida. Una vez te llamé por
teléfono y al despedirte:
- Zany, dame un beso
- you took them all – dijiste: te los llevaste todos tú
- oh dulce Suzanne espero que hayas sido feliz. Gracias por cuidarte de nuestra Helena.
- Doña teresa May esa señora agambada y algo cargada de hombros no nois puede separar. Tampoco la pipa de Harold Wilson puso nuestras almas de por medio. God save the queen. Helen nuestra Helen es española inglesa poco más se puede pedir. Gracias por aquel amor indeleble que llevo por bandera y por insignia hasta la muerte. Por haberte conocido fue una granjería haber vivido
2017-04-02
BECQUER VIAJA A VERUELA
Bécquer en
el monasterio de Veruela
Un día de la primavera de 1863 tomé en la estación de Delicias el tren de Ariza. Aragón era un vergel. El ruiseñor cantor anidaba entre las ramas de los piescales a los que la primavera había vestido con la purpura cardenalicia.
Nuestro vagón iba atestado de baturros calzón de media
anqueta el cachirulo de yerbas en la frente. Y de peregrinos madrileños que
iban al Pilar por promesa.
Sonaban aires de jota en el siguiente vagón del convoy donde
una batería de artilleros marchaba camino del frente del MAESTRAZGO. Iba a luchar
contra los facciosos de Zumalacárregui y sus bandas carlistas.
En nuestro compartimento un cura rezaba el breviario o hacía que farfullaba preces en latín, terciado
el balandrán, los ojos puestos sobre una moza que acababa de entrar en el
compartimento llevando una inmensa cesta de huevos a la cadera.
La teja del cura o gorro eclesiástico ocupaba buena parte del testel de equipaje.
Descendió al anden en Agreda donde era esperado por el sacristán de su parroquia, y una oronda maña con el garbo de la tierra en los andares de las hembras aragonesas y una monaguillo que era tan parecido a él que los ingleses dirían que era su spitting image. seguro que aquel cura era su padre,
La teja del cura o gorro eclesiástico ocupaba buena parte del testel de equipaje.
Descendió al anden en Agreda donde era esperado por el sacristán de su parroquia, y una oronda maña con el garbo de la tierra en los andares de las hembras aragonesas y una monaguillo que era tan parecido a él que los ingleses dirían que era su spitting image. seguro que aquel cura era su padre,
Un joven sevillano estaba en frente de mí; ojos ardientes
melena y perilla se sentaba en el rincón de la ventanilla no podían ser sus
ojos más soñadores. Era Gustavo Adolfo Bécquer. No habló en todo el trayecto,
miraba el paisaje. De vez en cuando sacaba un prontuario que escondía entre su
manta de viaje y apuntaba alguna palabra o una frase feliz alguna ocurrencia de
sus compañeros de ruta.
No pude distinguir el tenor de aquellas notas pero observé
que pintaba en su cuaderno de campo el rostro del cura, la cabeza romana del
labrador del cachirulo y fuertes pantorrillas o la figura esbelta de la joven
que nos dijo ser esposa de un militar de Zaragoza.
Cuando le ofrecieron beber vino de la tierra lo desdeñó con
mucha elegancia. Luego supimos que aquel joven de aspecto tan señorial y
elegante marchaba a un balneario de Borja a tomar las aguas termales.
Luego cayó en lánguido mutismo soportando las cuchufletas de
los acompañantes las torvas miradas del cura y las agresividades de un
seminarista de Zaragoza que plantaba su pierna indecorosamente al lado de la lady
pues la mujer del militar era inglesa. Tampoco se quejó de los baches y
las incomodidades de la tartana por
camino de herradura, que hubimos de tomar en Tudela.
Veinte leguas en carne mortal hasta Cariñena pero al fin
llegamos con el cuerpo dolorido a causa del traqueteo, los reniegos y
blasfemias del delantero y hartos del cante y del vino áspero de Cariñena que
dicen que es garantía de salud y resucita a los muertos.
El poeta tosía con frecuencia. Acaso era este el motivo de su
tristeza el de su precaria salud. Posamos en una fonda de la capital del
Somontano y al día siguiente, de amanecida, enganchamos la riata de la posta (seis
pares de mulas, un arriero que ya de madrugada se había tomado sus traguillos
de aguardiente) y recorrimos las siete leguas que separan dicha población de
Veruela.
El lugar es un recóndito paraíso escondido en un fértil valle
entre montañas donde se alza uno de los primeros conventos cistercienses
edificado en el siglo XII por el conde don PEDRO ATARES y dedicado a la Virgen
María
TARDE DE DOMINGO UN POEMA
Soledad Y Dolor
Soledad de español
Español solo
Peleando con las aguas
Al remo en su galera de la incomprensión
Golpes de rebenque
Arrea el cómitre de la información
Bogar en la mar mediterránea
De la gran mentira
Iza, iza y rabiza
Boga y cía la vida es remar
Comer y cagar
Que cada palo aguante su vela
Soy esforzado proel de ideas y noticias prohibidas
Voy a tierra de los autrigones
A escribir sobre el vuelo de las aves
Aviceptología
Maravillase el portugués
Que en Francia todos
Supieran hablar francés
Curen otros del gobierno
Del mundo y sus monarquía
Las alidadas de mi huerto de fabes
Tómbolas en el viento
Y esos señores portugueses
Tres efes fútbol fado y Fátima
Tres grandes mentiras
La Virgen ya no se
aparece
Que escudriñan mis páginas
Abajo los nuevos inquisidores
Picaron alto mis deseos
Pero todo ese mundo sucumbió
Arrío la bandera de mi inocencia
En medio del gran dolor
2017-04-01
BECQUER
BECQUER TARAZONA CARTAS DESDE MI
CELDA
Poeta mayor de la lengua castellana
Gustavo Adolfo Becquer se manifiesta como un excelente prosista y periodista en
Cartas desde mi Celda. Tuve la suerte semanas atrás de visitar el monasterio
cisterciense de Veruela. Está igual que cuando él lo dejara; un apartado
recinto a los pies del Moncayo entre Somontano, Trasmoz y Añón con sus
matacanes torres, almenas y tumbas de jaspe enterramiento de abades y de
señores feudales reliquia del Medievo arrasado por la francesada y por la
desamortización del nefasto Mendizabal.
Al pie de un cruceiro a la entrada del cenobio se erige la cruz de mármol donde
se sentaba el poeta cada tarde en espera de la diligencia de Tarazona que traía el correo con el
periódico La Correspondencia a cuya
redacción enviaba las cartas. Son una referencia geográfica etnológica
costumbrista e histórica del país. El vate sevillano enfermo del pecho buscó la
salud y el retiro del ajetreo de la Corte. El vandalismo la envidia la incuria
por el pasado campan por sus respetos. Todo lo que no es nuevo se menosprecia…
a la inflexible línea recta se sacrifican las calles nuestros barrios moriscos llenos de sombra
fresca y una tras otra vienen abajo murallas romanas fenicias y godas. El autor
de Rimas y Leyendas vive con angustia la mentalidad del ensanche urbanístico
que alteró el semblante de nuestras viejas ciudades.
CONTINUARÁ
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