ZLO EL MAL (en ruso)…
AQUEL JUDIO UCRANIO QUE QUISO MATARME
El mal existe es uno de
los postulados a los que se enfrenta la gran liturgia rusa con invocaciones a
la Trinidad persignarse de continuo y orar con las velas encendidas ante los
iconos, genuflexiones hasta la cintura (plakon) pues los sacerdotes
rusos sólo se arrodillan una vez después del sanguis y el pueblo asistente
nunca, ha de permanecer de pie durante las largas ceremonias. Zlo. Yo he visto al
diablo en dos ocasiones. Una en el Escporial y otra en Londres. Dios me ha dado una sensibilidad esotérica para
captar ciertas vivencias preternaturales como aquella vez que en la pradera del
Escorial el sentido de mi olfato vivió una experiencia inexplicable olí a rosas
a pesar de padecer desde 1990 anosmia a causa de una pulmonía que me tuvo a las
puertas de la muerte. Me considero un combatiente contra Satanás. Cuya presencia
percibo ante ciertas personas y situaciones, otros no notan nada ¿Carisma o pura
sensibilidad de escritor olfato periodístico? No lo sabría decir. Soy en ese
sentido hipocorístico dentro de mi cerebro tengo un radar. El príncipe de la
mentira es engañoso, cambia de pie, suele adoptar múltiple actitudes, ropajes apariencias.
A veces hasta se viste de mujer.
Como aquella noche en Londres cuando habiéndoseme
acabado el dinero y no contando para mi regreso a España más que mi billete de avión
me encontré en la estación Victoria a Linda una antigua amiga. Apareció milagrosamente
cuando yo descansaba en una banco del andén y me reconoció a pesar de que
habían pasado quince años desde la ultima vez que nos despedimos.
Le expliqué la
situación, había ido a ver a mi hija Helen y mi ex no quiso recibirme. Yuve que
volver caminando más de quince millas desde Epping Forest hasta Trafalgar Square.
Entré en un bar a tomar unas copas y Erfos el dios Saturno de la bebida se
apoderó de mí, agoté mi caudal y creo que entre pinta va y pinta viene me robaron,
quedé aturdido perdí hasta el oremos, la cartera despareció notélo al ir a
pagar la última ronda me hurgué los bolsillos
no tenia blanca. Cheer us.
Era un pub de South Kensigton me había dado
nostalgia pues quise pasar por el sótano del 41 Roland Gardens.
Londres había cambiado
mucho en todos los sentidos. La vida era mucho más cara que en los felices
sesenta. A través de Fulham Road alcancé la estación de Victoria en la
esperanza de pasar allí la noche calentito. Mi antigua amiga me incitó a su
casa que estaba cerca.
Yo creí que se trataba de un hidalgo pero estaba en un
error. En aquel sotabanco del hebreo estuve a punto de morir asaeteado. Manahen
jugó conmigo una partida de darts lanzando los dardos contra mi cabeza.
─Ven, no te preocupes,
Toni, tengo un piso donde podrás pasar la noche
Linda venia acompañada
de un hombre como de unos veintitantos años alto fornido con la cara aplastada
acento ruso. Que me miraba con sus ojos penetrantes, su mirada me atemorizó.
Era
como un berbiquí me taladraba de arriba abajo. Se trataba de un refugiado ucraniano
de origen judío que mi amiga albergaba en si casa de acogida. In Flutlinge
recién llegado de la Unión Soviética, luego supe que contactó con Abrahmovic el
plutócrata dueño del Chelsea y su sotabanco de Kings Road la cambiaría por una
mansión en Mayfair.
Faltaban tres años para su desmantelamiento, pero las ratas
habían empezado a abandonar el barco. Diana era una mucha frágil que acababa de
divorciarse de John, sus hijos habían sido puestos bajo custodia policial. Ella
se había hecho amante de aquel judío de mirada aterradora.
Se llamaba Manahén. Esa
mirada diabólica es la misma que nos sobrecoge ahora a todos los europeos
cuando aparece el responsable de la guerra de Ucrania Waldemar Zelenski. Es la
mirada de la bestia al que se afrenta con sus ojos arcangélicos y todo el
sufrimiento ruso que es capaz de echarse a cuestas con la cruz de todos los
pecados del mundo.
Los seguidores de Belial y de Moloc que se enrocan en las
redes sociales y adoran a la Bestia dirán todo lo congtrario. El diablo cambia
de piel. Los ojos de Manahén eran los ojos de Zelinski, los del papa Francisco.
Dictámenes de arrogancia y de venganza, taimados, prepotentes, agresivos.
Es una culebra. Está engañando
a todos los incautos de la tierra. Esos ojos son nuncios deletéreos del
Apocalipsis. En el próximo correo les contaré lo que aconteció, el refugiado
ucraniano quiso matarme, escapé por piernas
continúa
7 abril 2022