Asturias termina en Luarca y después del Eo la Terra cháa, y aqunque digan que asturianos y gallegos primos hermanos son realidadades bien distintas y distantes. No entro al albur de la polémica filológica de quién fue primero, si el huevo o la gallina. Sostengo el criterio que el bable es una lengua con estructura, morfología, consecuentio temporum y acción verbal. El gallego sin embargo no me parece una lengua sino un dialecto entre medias del castellano o del portugues, al menos el qiue hablan ahora los jovenes y las radios gallegas englobado en la acepción general de "ggastropo". Chapapote literario y linguistico pero a través de una conciencia nacionalista exagerada se están sacando las cosas de quicios y malo cuando se trata de restaurar una lengua muerta a cañonazos. Este gallego que emite la Onda Gallega emisora que sintonizo con alguna frencuencia sin salir del asombro y el estupor no tiene nada que ver con el gallego de las cantigas ni con el de Rosalía de Castro aunque ésta ultima, poetiza magnificada por el franquismo, fue una de las personalidades que preconizaron el separatismo. Dando lugar a este sistema político de las malhadadas autonomías donde mandan las franjas y son los periféricos los que se llevan el gata al agua en Madrid merced a esa constitución sibilina y sistema de votaciones donde un hombre no es un voto sino según y como. España es diferente. En Inglaterra he asistido a la m muerte por inanición del gaélico, el kornish,el patois, la lemusín, la lengua de Oc, el provenzal e incluso el galés- sólo se permite a los galeses una emisión de una hora semanal en Cardiff- porfque tanto Francia como Inglaterra o Alemania se parte del criterio unificador e universal que ha de tener una lengua. Para los británicos el galelico, el idioma de Cornualles, hoy extinto y el galés son reliquias de museo. Aquí es al revés, se trata de resucitar lenguas muertas como el gallego, el castuo, e incluso el catalán en parte que no es sino un dialecto corrompido del provenzal. No comprendo esta voluntad suicida de nuestros políticos, de nuestros literatos, de nuestros cineastas, de nuestros periodistas. Destruyendo o minusvalorando una lengua tan hermosa y una herramienta de trabajo tan aceptable estamos acelerando en la peninsula iberica el sindrome de Babel y de erradicar de raíz todo el legado de Elío Antonio de Nebrija. Harakiri y renuncia a nuestro legado. Tal vez era lo quie pretendían las grandes familias gallegas descendientes de las nobles familias en su mayor parte judías (los Castro, los Onega, los Pardo de Cela, los Rosón, etc) a los que los Reyes Católicos mandaron desmochar las torres de us castillos. Ello forma parte de la gran conspiración judaica. Rajoy anda de por medio en el albur. Chapapote linguistico. Aquí los que ganan son los bancos que destruyendo familias y lenguas se quedan con las hipotecas. Pobre país. Mi patria, mi país, que antes se llamaba España. Vamos caratrás de los europeos. Y hemos hecho durante la transición todo al revés
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