El peregrino ruso
oración constante al andar por los caminos escabrosas de la vida. Vía unitiva y hesicasmo de quietud en la certidumbre deque todo pasa. No así tu palabra, Señor. Comprendí entonces el don de la filocalía y el amor a la belleza pero a Dios no se le puede explicar. Hay que sentirlo en la belleza del canto, se plasma en el arte de la pintura y la arquitectura. El cristianismo es liturgia y tradición. Constante presencia de Dios. Nada importa de lo que pasa. Alejo todo pensamiento. Aprendí la manera sinaítica. Para mí escriboir es una forma de rezar, vivo un exilio interior. La palabra salva. Es un dardo que procede del aljaba de Señor, que conmueve y traspasa. Camino verstas y más verstas. Treinta kilómetros muchos días y no me siento cansado. La plegaria alivia mis dolores, con ella renuncio a las pasiones pero nada de lo humano me es ajeno: la lujuria, la envidia, la traición. Padre nuestro que estás en los cielos lava mi culpa en la cual fui engendrado. He encontrado a Dios mediante la quietud, escuchando el sonido de la respiración mientras mis labios musitan lña letanía del Kirie eleyson. El hesicasmo viene de la palabra griega “hesikia” que quiere decir quietud con la cual pacifico y me uno a la renuncia. El mundo es bello pero este no es más que un alto en el camino hacia una vida mejor. Apenas voy a la iglesia católica. Mi templo es el cielo raso el gran sabaoth o el apartamiento de mi celda. Donde gozo de la libertad tan española. Por la noche mirop las estrellas bajo la helada del Día del Bautiosmo del Señor la gran fiesta de la ortodoxia rusa. Los popes bendicen las aguas y algunos fieles exaltados se revuelcan en el hielo purificador. Señor, lava mis culpas. Soy un yurodivi, un pobre vagabundo, no otra cosa soy, un loco de Cristo. Las gentes me miran con compasión. ¿Adonde oirá ese majara de Dios? Lejos de la apologética y la teología occidental el Oriente me llevó hacia la senda de las grandes verdades evangélicas hacia la palabra que no pasará en un mundo cambiante. Este desasimiento me libra de la vanidad de agobios y preocupaciones. Soy dispsomanos y Cuando siento ganas de echar un trago abro un capitulo del evangelio de Marcos y se me pasan las ansias del alcohol. “pokaiani” ces la palabra rusa que más me gusta significa tranquilidad y arrepentimiento. La iglesia católica debe recuperar su esencia en la iglesia oriental. Nosotros divinizamos al hombre lo endiosamos. Ellos humanizan a Dios. Todo es muy simple y sencillo en el cristianismo. Busco así el reino de Dios y todo lo demás se nos dará por añadidura. No temais. La peste pasará, como pasaremos nosotros pecadores pero Su Palabra no pasará. Basta de escudriñar y de explicar. Dios es lo bello, lo bueno y lo perfecto. La fuerza del Paráclito se oculta en la sonrisa de un niño en el médico que atiende a un enfermo en el maestro que enseña a los párvulos el abecedario y en el joven que ayuda a cruzar un semáforo a un anciano. Sí, yo soy un yurodivi, un borracho un pecador pero predico en estas págiinas la palabra de Dios. Nada me asusta. Entro en las cárceles en los hospitales en los lupanares en las casas de contratación y hay una coraza que me pone a salvo de los dardos enemigos. Un vagabundo, un pirado, locura de Cristo en mis genes. Salgo al campo de la Red a desfacer entuertos a librar a las doncellas en peligro y a ofrecer a mis semejantes un poco de amor y compasión
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