Discusiones teológicas en un Bar de copas
Se amontonan las visiones del Bosco estos días mientras escribo la historia de Don ENRIQUE EL DIFAMADO, padeces un bloqueo y entras en ese infiernos de las pasamanos del hola que tal estas a ver que va a ser los señores, the rough pubs of always, bloody drinking bloody hell y allí te encuentras a Perico el teniente coronel de alabarderos con un sombrero blanco. Me rindo, tío, no sé nada, sólo sé que no sé nada que nadie sabe nada, aferrate a tu Biblia que es la guía de perplejos. Vivo en un era que tiene un par de perendengues, hay que atarse los machos.
Para los judíos el mundo es eterno, es decir que no habrá juicio final ni segunda venida ni nada de nada. Perico con la fusta con que domaba potros en la remonta y creo que era campeón de hípica zurraba de lo lindo a los teólogos, se cachondeaba de la escolástica y entre chupito y chupito y bloodymarys se mofaba de Aristóteles. Falacias. Palabras, ciencia falsa. Silogismos. Es decir que Perico no espera ya la llegada del Mesías a no ser que venga acompañado de un harén de mozas y de aguardiente. La culpa de esta discusión teológica a tumba abierta la tuvo el orujo.
En el paraíso de Alá están las fuentes de leche y miel. Perico sirvió en Ceuta con regimiento de caballería al que llamaban el Fijo que estaba de plantón en el Hacho, prisiones militares, de allí se trajo las jarchas y sus andares de moro, todos los caballistas parecen andar como escocidos arqueadas las piernas. Pero ese paraíso del que me hablas, coronel, es el infierno, aquí estamos con todos estos jóvenes guardias civiles francos de servicio y un poco chispas que sacan fotografías con sus móviles de los sujetos que les parecen sospechosos. Oh falacia de las palabras oh gestos hipócritas de los que esconden su perfil. Los judios inventaron la relatividad en física que llevó a la bomba atómica y a la bomba de neutrones y la relatividad del conocimiento. Con el libro de Job en la mano y su tremendo pesimismo me grazna este coronel de caballería que si no sé si existe real pues a lo mejor es un espectro:
- Acuérdate que no eres más que un gusano.
La gracia no existe y Cristo era un impostor pues se pringó de la bajeza humana, lo que contradice la esencia divina. Perico considera que a Dios no se le habla ni se le menciona y que el conocimiento divino sólo puede entenderse por inducción e intuición y me cita en pleno bar me sopla al oído citas de Salomón: todo es vanidad, y del santo Moisés: no me verá el hombre y vivirá que las cosas invisibles de Dios se ven por lo que ha sido hecho.
- Perico con tanta sabiduría me acojonas.
- Los cristianos sois unos cretinos- me susurra el rabí. Aparentemente era un coronel de caballería algo pariente de los Borbones, enseñó a montar a caballo a las infantas y a doña Ficticia la asturiana.
- Yo soy el ratón y tú eres el gato. Lo que tú digas.
Las fotos de los diarios traían la foto de Felipe y señora muy compungidos ante el museo del Holocausto en la cabeza una yamulka bajas las cabezas. Los tenéis bien sometidos. ¿Reinará Felipe? Luego fueron a besarle la mano a don Simón el enterrador de las Españas. Se escuchan rumores de páginas de un libro. Alguien repasa las hojas de un libro. No son los papeles de Pickwick. Es el Pentateuco. El coronel de caballería me ha puesto la cabeza tarumba, pero como aquí nada es lo que parece y hasta yo mismo no sé si existo no es un militar sino un rabino el que tengo delante. Gruñen los puercos en esta hora lenta de la noche, llaten los perros, voznan los grajos, relinchan los caballos, rugen los leones y cacarean las gallinas mientras crascitan las cigüeñas en lo alto de las torres machacando el ajo. No, no habrá Apocalipsis. El mundo no se acabará nunca. Balan las ovejas en el aprisco, roncan los pastores que duermen, el camionero se hace a un lado del apeadero de la autopista y echa un sueñecito. Una mujer en un bar pregunta me das fuego, cariño. Aristóteles, san Bernardo la Sorbona, San Buenaventura los padres del Concilio razonaban como cuadrúpedos a base de silogismos.
-¿Y qué hacemos con Alcalá, con Salamanca, con el Trivium y el Qudrivium con los himnos eucarísticos de Tomas de Aquino, con la catedral de Sevilla, con tanto libro, tanta historia tanto afán, allí hay un orden una estructura, un método si Cristo no existió, Perico?
-Todos a la gehena.
-Tenían un método, una infraestructura, un sistema de vida y de pensar que vosotros estáis destruyendo con vuestras alianzas de civilizaciones y vuestros libros digitales, vuestra prensa basura y vuestra literatura. Cinco millones de parados. No hay futuro. Vuestros banqueros imponen el trágala a los fieles cristianos. Eso sí el único dogma de fe que nos imponéis es que creamos en el Holocausto. Es un sofisma histórico.
-¿Sofisma histórico dices? Mira te voy a matar.
Y a punto estuvo aquel energúmeno, que odiaba al Estagirita, y que pensaba platónicamente que conocer es descubrir algo que llevamos aprendido de una vida anterior de dejarme en el sitio en aquel bar de copas. Un rabino postergadas las filacterias saca la charrasca y la emprende a tiros. No tan platónicamente…
- La diferencia- le dije- entre usted y yo es que yo creo en la justicia de Dios, en el Juicio Final, y en un Cristo en majestad que vendrá a juzgar al mundo y separar a los buenos y a los malos, a las ovejas de los cabritos. Vosotros no creéis en El y por eso os volvéis tan pesimistas, tan destructivos, a lo único que dais valor es al dinero, nunca dejareis, por más que dominéis el mundo de ser un pueblo errabundo condenado a vagar sin suelo fijo. No os quiero nadie.
Y al punto apuré mi copa y salí del chiringuito. No sé si había estado bebiendo en el infierno o en el seno de Abraham pero el beodo que tenía delante bien pudiera ser Satanás. A pesas de tus blasfemias yo te perdono, Perico
2011-04-11
2011-04-09
continua EL REY POTENTE
El monarca misterioso
AGRIDULCE REINAR
Aquella navidad de mi niñez tocamos la zambomba, hicimos música rascando la botella de anís con el almirez y cantamos villancicos ante el belén que había colocado mi hermano Nano adornando con musgo el portal traído de las peñas de la cantera donde se afanaba en su pobreza el Tío Enrique y su cuervo al que había enseñado a hablar y a decir palabrotas a los chicos. Con papel albar se hizo una especie de arrollo y a la orilla estaban las figuritas de las lavanderas. Un pastorcito iba camino del portal con un cordero al hombro. La cena pobre consistió en castañas y algo de asado. El villancico que cantamos aun resuena en mis orejas. “Sobre tu cunita niño he visto arder una farolica como la del tren… que alumbra con gas a la medianoche y a la madrugá” era un cantar ferroviario y era apropiado para aquel momento pues vivíamos al lado de la estación cerca de la Dehesa Boyal que donó al concejo Enrique IV y donde se celebraba por san Pedro la gran feria de ganado. El pitido del tren traspasaba el silencio de la madrugada. Habíamos aprendido cuando dormíamos y la señal acústica de los convoyes que iban lejos nos despertaban a distinguir a un mercancías que solían circular hasta el alba, del correo de Santander o del automotor de Medina o los trenes militares que llevaban soldaditos hasta África. Mi padre se puso algo melancólico recordado otras navidades del ayer, los pensamientos se alejaban en la evocación de las Nochebuenas en la majada o en el frente de Teruel. La nochebuena se viene la nochebuena se va y nosotros nos iremos para no volver más. Levantados los manteles, mi padre me preguntó si iba a misa de gallo y yo le dije que sí, tengo que ayudar. ¿Quién es el capellán? Don Valeriano. Pues abrigate, hijo. No olvides el tapabocas ni el pasamontañas. Había caído una gran nevada y era tan brillante la luna que la noche parecía iluminada. Hasta llegar a la fuente de la Dehesa tenía que pasar el puente de Valdevilla, atravesar la cuesta que eleva el Río clamores al ocultarse como un Guadiana, cruzar por entre medias de la Base Mixta y la cárcel cerca de los jardines de Villangela, desde donde se subía por la plaza de toros a los centenarios depósitos de agua del acueducto, la fabrica de Caretas donde se fabricó el biscuter y la de Klein donde se fabricaran caretas antigas de la primera guerra mundial. Todo era campo por aquellos días de mediado el siglo XX pero en el siglo XV tupido bosque donde solía cazar el Rey Nuestro señor y sería precisamente en una quinta de recreo donde se alzaría el palacio-monasterio bajo la advocación de San Antonio de Padua, san Antonio el Real. Hacía yo el recorrido cuatro veces dos por la mañana y dos por la tarde y me conocía cada recoveco, cada castaño de Indias y allí empezó mi fascinación por roma y por la historia de España desde aquel día que vi sacar unos huesos en una rumba romana que excavaron a la puerta misma de donde estaba la casa del capellán de las hermanitas de los pobres. En el epígrafe se decía que la difunta era una “puella” (muchacha) que falleció a los quince años. Tanto el capellán don Pablo como don Valeriano leyeron el epígrafe y rezaron una oración por el eterno descanso de aquella adolescente muerta en los tiempos de Trajano. Hacía frío y me abrigué con el tapabocas. En la dehesa boyal dormían los rebaños de la Mesta miles de cabeza de ganado. Los mastines me ladraban al pasar pero el rabadán de vigilancia me advirtió que caminase sin miedo, los perros no te harán nada, chaval, y menos hoy, repuse hoy que ha nacido Dios:
-¿Vas a misa de gallo?
-Sí, señor.
-Pues felices pascuas, zagal.
Cerca de la base mixta y frente al dispensario antituberculoso me asomé a la verja donde yacía desportillado un carro de combate de la primera guerra mundial, ruedas enormes, ¿Qué haría en Segovia aquella reliquia de la batalla del Somme? Rápidamente al rebufo de los muros leprosos de la huerta de las monjas, altos muros misteriosos de adobe me planté en el convento escondido entre un bosque casi de olmas. Como don Valeriano se había puerto malo le sustituyó como oficiante el capellán del hospicio don Ramón. Que era un cura alto con un gran corpachón que remataba en una cabeza de garbanzo y una voz profunda. Conocía todos los misterios de la historia de España aquel buen capellán. Entré en la sacristía y sor Fuencisla la demandadera ya tenía preparadas las vinajeras, sentí su voz detrás de las cortinas de la clausura del coro bajo:
-Buenas noches, sor Fuencisla.
-Buenas noches, hijo y alegría.
-Sí, señora, alegría y placer que esta noche nace el niño en el portal de Belén.
-Me gusta ¡qué bien te los sabes! Debes de ser un chico listo.
-No se crea, sor, el latín no se me da mal pero no me entran las matemáticas
Sor Fuencisla estaba más contenta que unas pascuas y me dijo que en el convento hubo fiesta y tambien entonaron villancicos al Niño Jesús como en todos los hogares españoles por tan señalada fecha. Al poco llegaba don Ramón que venía tosiendo- pues era un empedernido fumador y moriría el hombre al poco tiempo de la caja cambios- desde el zaguán un tanto azacaneado y moviendo para los lados la cabeza y con las botas cubiertas de nieve manteos y capisayos al desgaire accionando los brazos largos. Pendulaba en todas direcciones el buen capellán su cabeza insignificante y pequeñita, de garbanzo. Sí; tenía un melón ridículo sobre los hombres pero en aquella testa cabía toda la historia de España de la cual nos daba clases magistrales y se cabreaba muchísimo cuando aquellos libros de texto ponían cosas muy desagradables sobre el monarca de la granada y del reinado agridulce. Por eso en el seminario los latinos le pusimos de mote Don Cicerón que es lo que significa el apodo en la lengua del Lacio. Creo que por ese cabo me convencí de que el rey segoviano había sido difamado y que sería preciso rehabilitar su figura de tanto escarnio.
Se vistió el presbítero a toda prisa los ornamentos blancos y yo mismo con otro monaguillo que se llamaba Otero salimos con paso solemne de la sacristía, uno portaba el cirial y el otro un incensario. El coro empezó a entonar la antífona:
Asperges me, Domine, hisopo et mundabor. Lavabis me et super nivem dealbabor.
Miserere mei Deus secundum magnam misericordiam tuam. Vidi aquam egredientem de templo et omnes ad quos pervenit aqua ista salvi facti sunt et dicent: aleluya
Las notas gregorianas del asperges en tono andante ma non tropo resonaban hermosas cantadas por las voces blancas de las clarisas y habían sonado en aquel templo desde su fundación por el rey don Enrique nuestro Señor durante medio milenio. Era el catolicismo “at work” en su gloriosa tradición de “business as usual”. Pasan las generaciones, nacen y mueren los hombres, las primeras que lo cantaron yacían en humildes sepulturas, amortajadas con el cordón franciscano de tierra en la Huerta del Nogal en el patio central del convento. Luego don Ramón con su voz cascada y potente de fumador empedernido pronunció el exorcismo:
Exaudi nos domine sancte páter aeterne Deus et mittere digneris sanctum angelum tuum de coelis qui custodiat, foveat, protegat, visitet atque defendat omnes habitantes in hoc habitáculo
El preste sabía que su negocio tenía que ver con la eternidad y rogaba para que alejase el espiritu del mal a todos los moradores de aquella casa. Amen. Estaban todas las lámparas encendidas. El retablo de la crucifixión con sus maravillosas figuras de arte flamenco en relieve, tan vividas y tan copiadas al natural que hacían pensar en cómo era el rostro de los hombres en la edad media, no sólo los reyes sino los menestrales, los rabadanes y los tejedores que iban y venían a Flandes con la lana de las merinas de Segovia, refulgía como los chorros del oro. San Antonio de Padua, talla neogótica, con un misal en la mano, y su cerquillo de fraile menor iluminándole el rostro En las paredes de damasco colgaban algunos cuadros religiosos con reporteros en los cuales se representaba el escudo de armas de los Reyes Católicos, (que dotaron al convento, si bien fue su predecesor el que lo fundara habilitando para la ocasión una finca a la afueras que tenía para sus recreos cinegéticos) y escenas de la Natividad y allí estaban los bancos de roble macizo que lucían entremedias las armas de Castilla y el blasón del penúltimo de la Casa Trastamara: una granada. Buen símbolo porque decía don Enrique:
-He aquí mi agridulce reinar.
Estaban vacíos los bancos porque debido a la gran nevada había acudido poco personal a aquella misa del gallo. Únicamente cuatro viejas así como el carpintero Geroteo el mejor feligrés de aquella comunidad, una buena persona pero que tenía fama de empinar el codo un poquito y aquella nochebuena había pimplado de más porque olía a anís que le llevaban los demonios cuando fui a darle a besar el portapaz. Con esa generosidad de los beodos el bueno de Geroteo y sonriéndome cordial sacó de la pelliza una moneda y me dio un duro de plata:
-Toma, monago, tu aguinaldo.
Pocas veces a lo largo de mi carrera como monaguillo y seminarista he visto brillar tanta alegría y tanta munificencia como en los ojos de aquel borrachín. Tampoco tanto oro. El cristianismo suele ser generoso. Un duro cinco, pesetas de las de entonces constituían un dineral para los niños de mi edad. Guarde Dios tu alma cristiana, Geroteo y este gesto me persuade en mis convicciones de que nada es lo que parece en este mundo que hay que ir con pies de plomo a la hora de enunciar juicios de valor. Cuando fue a besar al Niño y yo sostenía a don Ramón el humeral, Geroteo con paso vacilante y la cara roja me guiñó un ojo. La misa terminó en la efervescencia y candor con que la liturgia católica guarda para esta santa noche. En la iglesia hacía un frío que pelaba porque no había calefacción ni estufas por aquel entonces. Sin embargo puede ser y así ahora lo pienso que la luz que fulgía de la estrella del portal de Belén calentase nuestros cuerpos y nuestras almas. Ya en la sacristía las buenas monjitas nos agasajaron con vino de misa soplillos y pastas. Sor Fuencisla que me tenía buen concepto me encareció que fuese bueno y que estudiase y que siguiera devoto de San Antonio. Así lo soy y lo he sido toda mi vida. El órgano remató glorioso una fuga de Bach interpretada por una de las hijas de Santa Clara de Asís que en el siglo había estudiado siete años de conservatorio, Sor Jesusa, y las notas golpeaban caricias sobre los empinos de las bóvedas de crucería y los arcos escarzanos y conopiales. Dirigiendo mensajes de amor divino hacia la luna llena que asomaba yerta y pasmada por entre los vitrales de la nave del crucero Una nochebuena más. A la salida y entre la euforia de los vapores del licorcillo de consagrar más de tres copas generosas me tomé con la aquiescencia del capellán y de la propia priora que un día es un día, bajó un arco que lleva al salón del trono, tuve una visión. Yo vi acercarse a un caballero, llevaba sobre los hombros un ropón de cordero que le cubría la pelliza, un turbante como los de los moros. Era rubio, trabado de hombros, una barba rojiza, los pies grandes, las manos como manoplas de segador y un aspecto campechano pero había una indecisión que recobraba su persona, timidez y amabilidad, transmitía llaneza y familiaridad. Bien pudiera pasar por un tratante de los que acudían al azoguejo los jueves de mercado y que después de comer cordero asado regado con clarete de Peñafiel se ponían un palillo entre los dientes y se sentían felices en su pobreza, pero había una distinción en su rostro y unos ojos claros y misteriosos de rey godo, cuya sangre corría por sus venas mezcladas con las de todas las dinastías de Europa: los Valois, los Plantagenet, los Lancaster y la de la casa de Anjou y de Viana y un cierto reposo pleno de dignidad, porque, “donde ponía- escriben los cronistas- la vista mucho le duraba el mirar. Este lento mirar le convertían en un ser distinto a los demás. A todas luces se trataba de un personaje majestuoso. No debía de ser muy friolero aunque bien pudiera ser que los cuerpos gloriosos no acusan el acoso de los incidentes climatológicos ni padecen enfermedades. Era don Enrique igual que yo me lo imaginara. Me recordaba a mi abuelo con su nariz y con sus fuertes corvas, la cuadratura algo petiza de los labrantines que por aquellos días se pasaban la vida inclinados sobre el surco, segando, bieldando, dando haces en ese ir y venir castellano que llaman acarrear. Todo es movimiento y variación.
Se fue a sentar junto a una mesa de pino junto a un altar y se reclinó sobre el respaldo del sillón frailuno. Había mandado traer un brasero y de vez en cuando revolvía la ceniza con una badila.
-Hace frío en Segovia y mucho más la noche de Navidad. Ven, chiquito.
Comprendí quien era el fantasma. Mis sueños o mis delirios me habían trasladado hacia el propio Rey el cuarto de los Enriques de Castilla.
- Aquí estoy, Majestad.
- Somos paisanos. A ti te bautizaron en San Millán y yo recibía las aguas santificantes en la de San Martín.
- ¿Y eso cómo lo sabe, Majestad?
- Las almas de los difuntos somos espíritus puros y podemos penetrar en todos los misterios de la condición humana. Conocemos el pasado el presente y el futuro. He venido a darme una vuelta por mi heredad. Este era mi palacio de verano. En vida a mí me gustaba mucho cazar. Cuando abatía un jabalí lo asábamos a la estaca en esa cocina enorme del monasterio que tú habrás visto y luego nos lo comíamos en amistad aunque por su ley la carne de cerdo estaba prohibida. Menudas cuchipandas.
- Ya pero cuando el hambre aprieta vacan las normas y prescripciones del Alcorán. Dios es uno. Y mis súbditos bebían vino a escondidas. Eran mis mejores soldados. Como albañiles insuperables. Xadel Alcalde un morisco de Burgos con su cuadrilla de alarifes construyó estos muros donde tú estás. Eran los que trabajaban por estos reinos. De mi huerto se cuidaba un tal Abderramán y cultivaba un pejugal que era digno de ver por sus lechugas y sus rábanos. Ese Abderramán edificio el monasterio del Paular. Eran todos ellos moros de Aragón.
- Ya pero cuando el hambre aprieta vacan las normas y prescripciones del Alcorán. Dios es uno. Y mis súbditos bebían vino a escondidas. Eran mis mejores soldados. Como albañiles insuperables. Xadel Alcalde un morisco de Burgos con su cuadrilla de alarifes construyó estos muros donde tú estás. Eran los que trabajaban por estos reinos. De mi huerto se cuidaba un tal Abderramán y cultivaba un pejugal que era digno de ver por sus lechugas y sus rábanos. Ese Abderramán edificio el monasterio del Paular. Era todos ellos moros de Aragón.
No me sorprendió aquella respuesta de aquel bien rey cristiano de ojos cansados que parecía harto de pelear. En aquella fatiga se reflejaba quizás la eternidad del mundo. Dentro del movimiento y variación todo es igual y también la sabiduría del conocimiento de los hombres. La condición humana sigue aferrada a los principios de la casuística. Me dijo que uno nacía ladrón, otro forzador de doncellas, aquel homicida y esotro para la gramática o la especulación. Unos se entregan al vino y a los placeres de la panza y otros sólo prueban el agua. Unos blancos y otros negros, unos grandes y otros chicos. Unos valetudinarios y enfermizos y otros que no toparon jamás con un galeno. Y entretanto realizaba estas reflexiones jugaba con la granada de su blasón como si fuese una pelota. Ama y haz lo que quieras, comentaba san Agustín pero eso es sólo retórica. Nunca se podrá acomodar a esa perspectiva de amar al prójimo como a ti mismo. Tales expresiones no resultaban sino hablar bonito. Tu pusilanimidad alteza nace de tu sabio conocimiento del ser humano. Prefiero cazar por esos montes. Las alimañas del campo son menos dañinas que algunos palaciegos de mi corte. Eligió buen símbolo como lema para su reinado agridulce. La granada es el fruto que más se parece al almibar y al acíbar. Más que un blasón era una profecía. Entraremos en Granada mas eso quedará para mis sucesores. ¿Y de qué nos servirá vencer a los moros si no somos dueños de nostros mismos?, dijo en un tono más reflexivo. La iglesia se había transformado en palacio. Sonó un rabel y unos puericantores cruzaron la habitación y saludaron al Rey:
-Buena pascua y buenos años, Alteza.
Don Enrique se les quedó largo rato mirando pero no pronunció palabra. Subía y bajaba la música del rabel alternando la clave de los arpegios. Uno de los juglares de palacio con motivo de la Navidad para hacer dedos componía un madrigal a su amada. Un rabino con un cantoral enorme con herrajes se llegó hizo una reverencia y le besó la mano. El librote que llevaba bajo el brazo era el Talmud con todas las enseñanzas. Se sentía el ladrar bronco de los lebreles de la jauría. Piafaban los mulos en las caballerizas. El pastelero de Madrigal en la cocina alimentada por leños de roble preparaba un guiso preferente. Otros rancheros doraban la carne de un buey que sería servido al día siguiente en el convite que daba su Majestad todos los años por estas fechas a los nobles de Segovia, al corregidor y al obispo. Le miré de nuevo y su aspecto era de total fatiga como si humillado y preterido hubiera alzado bandera blanca frente al cruel destino. Entonces despareció la visión. Todavía me dio tiempo a vagar por las dependencias de la mansión. Estaba habitada por frailes menores de la observancia y por claustrales. Los descalzos discutían con los calzados. Uno de forma muy violenta apostrofaba a un compañero que decía llamarse fray Pedro de Villacastín por habersele visto por malos pasos a altas horas de la madrugada por los lupanares de Segovia y este respondía que acompañaba al rey en estas giras por la ciudad a casa de las visitadoras y que más pecaba la lengua que el ojo. Contó la historia de doña Guiomar de la cual el rey estaba muy prendado con gran enojo de la reina doña Juana. Otro de los religiosos contaba cosas maravillosas del monarca no sólo sus proezas sexuales de quinque in eadem nocte sino su fuerza inaudita de domador de leones porque tenía una partida de estos animales que le había regalado el rey de Granada y que él solo entraba en la jaula para darles de comer y que estas fieras en lugar de atacarle le lamían la mano. Observantes y claustrales se llevaban a matar por lo que la conllevancia resultaba harto problemática en aquel monasterio. Pleitos entre claustrales y observantes, la cosa llega hasta Cisneros y parece mentira que perteneciendo ambos bandos a la misma orden del cordón sus actitudes tengan poco de seráficas y mucho menos de cristianas. Igual ocurre entre los agustinos regulares y los monacales, el Carmen descalzo y los que llevaban zapatos.
Al rey cristiano de ojos cansados que parecía harto de pelear le hastiaba la vehemencia con que cada feudo enarbolaba su estandarte porque -sepan cuantos- era un príncipe que detestaba la violencia y se desmayaba a la vista de la sangre. Me preguntó qué que era lo que quería ser de mayor y torció el gesto.
-Tú no vales para clérigo ni para político. Tienes alma de guerrero pero como eso no puede ser, abrazarás la vida áspero e ingrata de las letras; escritor, mi cronista.
Aun desconociendo a punto fijo cual era el significado de aquel augurio que enunciaba (ciertamente, a mí me gustaba emborronar y mandaba mis articulitos y mis cuentos al “Sígueme” y a la “Hoja parroquial y alguna vez mi nombre en letras de molde) la idea me atraía. Escribir por tu propia cuenta y riesgo, tener ideas personales, no vivir a lo borrego, no comulgar con ruedas de molino y pensar por boca de ganso, lo que diga la masa, peligroso oficio y arriscado afán. Me iba a uncir al yugo compartiendo el infortunio y la soledad del hombre de letras. Largas vigilias, trabajo perdido, mayúsculas decepciones, mensajes del naufrago dentro de una botella. Vivir hablando y pensando con los difuntos apartándose de los vivos. A sabiendas de querer robar el fuego sagrado a los dioses y de entrar en el laberinto de Creta burlando al cancerbero universal, ese que no habla, no sabe no contesta y cuando lo interrogas hace un movimiento de sí o no con la cabeza. Recorrer el dédalo de la literatura si no llevas contigo el ovillo de Ariadna es exponerte a las cornadas del Minotauro que es un mihura que no falla ninguna de sus embestidas. Los pensadores son humillados y ofendidos. Al vulgo no se le puede llevar la contraria que sólo cree en el poder y en la riqueza en los placeres del lecho y de la mesa.
-Pese a todo, niño segoviano, conocerás el Bien, la Verdad y la Belleza. Y ese es el Cristo- dijo su Majestad rompiendo un largo silencio de taciturnos pensativos- Aunque se desprecie la doctrina y las togas cedan a las armas. Serás rebelde y comunero.
-Entraremos en Granada, señor.
-Eso se hará. Pero yo no lo veré. Boabdil chiquito entregará las llaves de la alhambra a mi sucesora y hermana. Se habrá consumado un sueño, culminaremos el prpósito de venganza de la ignominia de la Cava Florinda. Ese es el sueño de España, la unidad nacional bajo el reinado de la cruz. Yo no sé si lo he conseguido pero pelée en Gibraltar y aquí estan las heridas en mi cuerpo para probarlo y mis caballeros, Enrique de Guzmán y el Conde de Niebla colocaron el pabellón de Castilla en lo alto del peñote.
-Actualmente sólo hay ingleses y moros.
-Hasta que Gibraltar no sea tierra española cundirá la desazón y volverán los bandos y las armas de los españoles unos contra otros-dijo el Monarca Misterioso. Y prosiguió:
-Soy amigo de moros porque quiero atraerlos hacia nuestra causa. Son buena gente pero acérrima. Muy cabezotas, hijo, muy cabezotas. Lo malo es que detrás del moro está el judío y ambas religiones confabuladas contra nosotros constituyen un enemigo casi invencible. Ello forma parte sin embargo de la maldición de don Rodrigo.
Casi me dieron ganas de abrazarle pero como sabía que era un ángel o un trasgo que bullía en mi cabeza no me atreví. Me quedé mirando para el artesonado de siete faldones que se alzaba sobre nuestras cabezas, una maravilla del arte morisco, con las estrellas de David labradas en pan de oro y toda esa esgrafía morisca de talante tan segoviano que huye de estampar en las paredes la figura humana y se entrega a los arabescos y ajarafes, en labor de ataujía, para no desairar al Profeta. Las tres culturas bajo la preeminencia de la cruz eran impronta enriqueña y se perdió mi mirada entre los baquetones y boceles de la capilla de Santa Úrsula. Más arriba coronaba el palacio la espadaña de ladrillo rojo con su tejadoz liso de pizarra, su tortea y su veleta. La campana estaba sonando a maitines y en el halda podría leerse la inscripción latina Henricus me fecit.
-Muchas misas me habrán dicho las queridas monjas
el aire se remansaba y cruzaba los ámbitos del monasterio una inusual quietud. Estábamos en el salón del trono el rey y yo arropados por la imagen del querido san Antonio que él donara y un cristo atado a la columna que debió de salir del buril del Divino Morales. Defenderemos la verdadera fe y Dios nos ayude. De lo que ocurra después mejor no preocuparse. Alguien llorará sobre nuestras cenizas. En la sala capitular la tumba que él construyó para su enterramiento. Lo inhumaron en Guadalupe al lado de su madre la portuguesa doña Juana. Recordé un cantar que me enseñó mi madre al Antonio divino y santo:
si busca milagros, mira: muerte y error desterrados
miseria y demonio huidos leprosos y enfermos sanos
el mar sosiega su ira, redímense encarcelados, miembros y bienes perdidos recobran mozos y ancianos
el peligro se retira los pobres van remediados cuéntenlo los socorridos díganlo los paduanos
En aquel instante el espectro despareció y yo me perdí por los pasillos del gran laberinto de la existencia.
AGRIDULCE REINAR
Aquella navidad de mi niñez tocamos la zambomba, hicimos música rascando la botella de anís con el almirez y cantamos villancicos ante el belén que había colocado mi hermano Nano adornando con musgo el portal traído de las peñas de la cantera donde se afanaba en su pobreza el Tío Enrique y su cuervo al que había enseñado a hablar y a decir palabrotas a los chicos. Con papel albar se hizo una especie de arrollo y a la orilla estaban las figuritas de las lavanderas. Un pastorcito iba camino del portal con un cordero al hombro. La cena pobre consistió en castañas y algo de asado. El villancico que cantamos aun resuena en mis orejas. “Sobre tu cunita niño he visto arder una farolica como la del tren… que alumbra con gas a la medianoche y a la madrugá” era un cantar ferroviario y era apropiado para aquel momento pues vivíamos al lado de la estación cerca de la Dehesa Boyal que donó al concejo Enrique IV y donde se celebraba por san Pedro la gran feria de ganado. El pitido del tren traspasaba el silencio de la madrugada. Habíamos aprendido cuando dormíamos y la señal acústica de los convoyes que iban lejos nos despertaban a distinguir a un mercancías que solían circular hasta el alba, del correo de Santander o del automotor de Medina o los trenes militares que llevaban soldaditos hasta África. Mi padre se puso algo melancólico recordado otras navidades del ayer, los pensamientos se alejaban en la evocación de las Nochebuenas en la majada o en el frente de Teruel. La nochebuena se viene la nochebuena se va y nosotros nos iremos para no volver más. Levantados los manteles, mi padre me preguntó si iba a misa de gallo y yo le dije que sí, tengo que ayudar. ¿Quién es el capellán? Don Valeriano. Pues abrigate, hijo. No olvides el tapabocas ni el pasamontañas. Había caído una gran nevada y era tan brillante la luna que la noche parecía iluminada. Hasta llegar a la fuente de la Dehesa tenía que pasar el puente de Valdevilla, atravesar la cuesta que eleva el Río clamores al ocultarse como un Guadiana, cruzar por entre medias de la Base Mixta y la cárcel cerca de los jardines de Villangela, desde donde se subía por la plaza de toros a los centenarios depósitos de agua del acueducto, la fabrica de Caretas donde se fabricó el biscuter y la de Klein donde se fabricaran caretas antigas de la primera guerra mundial. Todo era campo por aquellos días de mediado el siglo XX pero en el siglo XV tupido bosque donde solía cazar el Rey Nuestro señor y sería precisamente en una quinta de recreo donde se alzaría el palacio-monasterio bajo la advocación de San Antonio de Padua, san Antonio el Real. Hacía yo el recorrido cuatro veces dos por la mañana y dos por la tarde y me conocía cada recoveco, cada castaño de Indias y allí empezó mi fascinación por roma y por la historia de España desde aquel día que vi sacar unos huesos en una rumba romana que excavaron a la puerta misma de donde estaba la casa del capellán de las hermanitas de los pobres. En el epígrafe se decía que la difunta era una “puella” (muchacha) que falleció a los quince años. Tanto el capellán don Pablo como don Valeriano leyeron el epígrafe y rezaron una oración por el eterno descanso de aquella adolescente muerta en los tiempos de Trajano. Hacía frío y me abrigué con el tapabocas. En la dehesa boyal dormían los rebaños de la Mesta miles de cabeza de ganado. Los mastines me ladraban al pasar pero el rabadán de vigilancia me advirtió que caminase sin miedo, los perros no te harán nada, chaval, y menos hoy, repuse hoy que ha nacido Dios:
-¿Vas a misa de gallo?
-Sí, señor.
-Pues felices pascuas, zagal.
Cerca de la base mixta y frente al dispensario antituberculoso me asomé a la verja donde yacía desportillado un carro de combate de la primera guerra mundial, ruedas enormes, ¿Qué haría en Segovia aquella reliquia de la batalla del Somme? Rápidamente al rebufo de los muros leprosos de la huerta de las monjas, altos muros misteriosos de adobe me planté en el convento escondido entre un bosque casi de olmas. Como don Valeriano se había puerto malo le sustituyó como oficiante el capellán del hospicio don Ramón. Que era un cura alto con un gran corpachón que remataba en una cabeza de garbanzo y una voz profunda. Conocía todos los misterios de la historia de España aquel buen capellán. Entré en la sacristía y sor Fuencisla la demandadera ya tenía preparadas las vinajeras, sentí su voz detrás de las cortinas de la clausura del coro bajo:
-Buenas noches, sor Fuencisla.
-Buenas noches, hijo y alegría.
-Sí, señora, alegría y placer que esta noche nace el niño en el portal de Belén.
-Me gusta ¡qué bien te los sabes! Debes de ser un chico listo.
-No se crea, sor, el latín no se me da mal pero no me entran las matemáticas
Sor Fuencisla estaba más contenta que unas pascuas y me dijo que en el convento hubo fiesta y tambien entonaron villancicos al Niño Jesús como en todos los hogares españoles por tan señalada fecha. Al poco llegaba don Ramón que venía tosiendo- pues era un empedernido fumador y moriría el hombre al poco tiempo de la caja cambios- desde el zaguán un tanto azacaneado y moviendo para los lados la cabeza y con las botas cubiertas de nieve manteos y capisayos al desgaire accionando los brazos largos. Pendulaba en todas direcciones el buen capellán su cabeza insignificante y pequeñita, de garbanzo. Sí; tenía un melón ridículo sobre los hombres pero en aquella testa cabía toda la historia de España de la cual nos daba clases magistrales y se cabreaba muchísimo cuando aquellos libros de texto ponían cosas muy desagradables sobre el monarca de la granada y del reinado agridulce. Por eso en el seminario los latinos le pusimos de mote Don Cicerón que es lo que significa el apodo en la lengua del Lacio. Creo que por ese cabo me convencí de que el rey segoviano había sido difamado y que sería preciso rehabilitar su figura de tanto escarnio.
Se vistió el presbítero a toda prisa los ornamentos blancos y yo mismo con otro monaguillo que se llamaba Otero salimos con paso solemne de la sacristía, uno portaba el cirial y el otro un incensario. El coro empezó a entonar la antífona:
Asperges me, Domine, hisopo et mundabor. Lavabis me et super nivem dealbabor.
Miserere mei Deus secundum magnam misericordiam tuam. Vidi aquam egredientem de templo et omnes ad quos pervenit aqua ista salvi facti sunt et dicent: aleluya
Las notas gregorianas del asperges en tono andante ma non tropo resonaban hermosas cantadas por las voces blancas de las clarisas y habían sonado en aquel templo desde su fundación por el rey don Enrique nuestro Señor durante medio milenio. Era el catolicismo “at work” en su gloriosa tradición de “business as usual”. Pasan las generaciones, nacen y mueren los hombres, las primeras que lo cantaron yacían en humildes sepulturas, amortajadas con el cordón franciscano de tierra en la Huerta del Nogal en el patio central del convento. Luego don Ramón con su voz cascada y potente de fumador empedernido pronunció el exorcismo:
Exaudi nos domine sancte páter aeterne Deus et mittere digneris sanctum angelum tuum de coelis qui custodiat, foveat, protegat, visitet atque defendat omnes habitantes in hoc habitáculo
El preste sabía que su negocio tenía que ver con la eternidad y rogaba para que alejase el espiritu del mal a todos los moradores de aquella casa. Amen. Estaban todas las lámparas encendidas. El retablo de la crucifixión con sus maravillosas figuras de arte flamenco en relieve, tan vividas y tan copiadas al natural que hacían pensar en cómo era el rostro de los hombres en la edad media, no sólo los reyes sino los menestrales, los rabadanes y los tejedores que iban y venían a Flandes con la lana de las merinas de Segovia, refulgía como los chorros del oro. San Antonio de Padua, talla neogótica, con un misal en la mano, y su cerquillo de fraile menor iluminándole el rostro En las paredes de damasco colgaban algunos cuadros religiosos con reporteros en los cuales se representaba el escudo de armas de los Reyes Católicos, (que dotaron al convento, si bien fue su predecesor el que lo fundara habilitando para la ocasión una finca a la afueras que tenía para sus recreos cinegéticos) y escenas de la Natividad y allí estaban los bancos de roble macizo que lucían entremedias las armas de Castilla y el blasón del penúltimo de la Casa Trastamara: una granada. Buen símbolo porque decía don Enrique:
-He aquí mi agridulce reinar.
Estaban vacíos los bancos porque debido a la gran nevada había acudido poco personal a aquella misa del gallo. Únicamente cuatro viejas así como el carpintero Geroteo el mejor feligrés de aquella comunidad, una buena persona pero que tenía fama de empinar el codo un poquito y aquella nochebuena había pimplado de más porque olía a anís que le llevaban los demonios cuando fui a darle a besar el portapaz. Con esa generosidad de los beodos el bueno de Geroteo y sonriéndome cordial sacó de la pelliza una moneda y me dio un duro de plata:
-Toma, monago, tu aguinaldo.
Pocas veces a lo largo de mi carrera como monaguillo y seminarista he visto brillar tanta alegría y tanta munificencia como en los ojos de aquel borrachín. Tampoco tanto oro. El cristianismo suele ser generoso. Un duro cinco, pesetas de las de entonces constituían un dineral para los niños de mi edad. Guarde Dios tu alma cristiana, Geroteo y este gesto me persuade en mis convicciones de que nada es lo que parece en este mundo que hay que ir con pies de plomo a la hora de enunciar juicios de valor. Cuando fue a besar al Niño y yo sostenía a don Ramón el humeral, Geroteo con paso vacilante y la cara roja me guiñó un ojo. La misa terminó en la efervescencia y candor con que la liturgia católica guarda para esta santa noche. En la iglesia hacía un frío que pelaba porque no había calefacción ni estufas por aquel entonces. Sin embargo puede ser y así ahora lo pienso que la luz que fulgía de la estrella del portal de Belén calentase nuestros cuerpos y nuestras almas. Ya en la sacristía las buenas monjitas nos agasajaron con vino de misa soplillos y pastas. Sor Fuencisla que me tenía buen concepto me encareció que fuese bueno y que estudiase y que siguiera devoto de San Antonio. Así lo soy y lo he sido toda mi vida. El órgano remató glorioso una fuga de Bach interpretada por una de las hijas de Santa Clara de Asís que en el siglo había estudiado siete años de conservatorio, Sor Jesusa, y las notas golpeaban caricias sobre los empinos de las bóvedas de crucería y los arcos escarzanos y conopiales. Dirigiendo mensajes de amor divino hacia la luna llena que asomaba yerta y pasmada por entre los vitrales de la nave del crucero Una nochebuena más. A la salida y entre la euforia de los vapores del licorcillo de consagrar más de tres copas generosas me tomé con la aquiescencia del capellán y de la propia priora que un día es un día, bajó un arco que lleva al salón del trono, tuve una visión. Yo vi acercarse a un caballero, llevaba sobre los hombros un ropón de cordero que le cubría la pelliza, un turbante como los de los moros. Era rubio, trabado de hombros, una barba rojiza, los pies grandes, las manos como manoplas de segador y un aspecto campechano pero había una indecisión que recobraba su persona, timidez y amabilidad, transmitía llaneza y familiaridad. Bien pudiera pasar por un tratante de los que acudían al azoguejo los jueves de mercado y que después de comer cordero asado regado con clarete de Peñafiel se ponían un palillo entre los dientes y se sentían felices en su pobreza, pero había una distinción en su rostro y unos ojos claros y misteriosos de rey godo, cuya sangre corría por sus venas mezcladas con las de todas las dinastías de Europa: los Valois, los Plantagenet, los Lancaster y la de la casa de Anjou y de Viana y un cierto reposo pleno de dignidad, porque, “donde ponía- escriben los cronistas- la vista mucho le duraba el mirar. Este lento mirar le convertían en un ser distinto a los demás. A todas luces se trataba de un personaje majestuoso. No debía de ser muy friolero aunque bien pudiera ser que los cuerpos gloriosos no acusan el acoso de los incidentes climatológicos ni padecen enfermedades. Era don Enrique igual que yo me lo imaginara. Me recordaba a mi abuelo con su nariz y con sus fuertes corvas, la cuadratura algo petiza de los labrantines que por aquellos días se pasaban la vida inclinados sobre el surco, segando, bieldando, dando haces en ese ir y venir castellano que llaman acarrear. Todo es movimiento y variación.
Se fue a sentar junto a una mesa de pino junto a un altar y se reclinó sobre el respaldo del sillón frailuno. Había mandado traer un brasero y de vez en cuando revolvía la ceniza con una badila.
-Hace frío en Segovia y mucho más la noche de Navidad. Ven, chiquito.
Comprendí quien era el fantasma. Mis sueños o mis delirios me habían trasladado hacia el propio Rey el cuarto de los Enriques de Castilla.
- Aquí estoy, Majestad.
- Somos paisanos. A ti te bautizaron en San Millán y yo recibía las aguas santificantes en la de San Martín.
- ¿Y eso cómo lo sabe, Majestad?
- Las almas de los difuntos somos espíritus puros y podemos penetrar en todos los misterios de la condición humana. Conocemos el pasado el presente y el futuro. He venido a darme una vuelta por mi heredad. Este era mi palacio de verano. En vida a mí me gustaba mucho cazar. Cuando abatía un jabalí lo asábamos a la estaca en esa cocina enorme del monasterio que tú habrás visto y luego nos lo comíamos en amistad aunque por su ley la carne de cerdo estaba prohibida. Menudas cuchipandas.
- Ya pero cuando el hambre aprieta vacan las normas y prescripciones del Alcorán. Dios es uno. Y mis súbditos bebían vino a escondidas. Eran mis mejores soldados. Como albañiles insuperables. Xadel Alcalde un morisco de Burgos con su cuadrilla de alarifes construyó estos muros donde tú estás. Eran los que trabajaban por estos reinos. De mi huerto se cuidaba un tal Abderramán y cultivaba un pejugal que era digno de ver por sus lechugas y sus rábanos. Ese Abderramán edificio el monasterio del Paular. Eran todos ellos moros de Aragón.
- Ya pero cuando el hambre aprieta vacan las normas y prescripciones del Alcorán. Dios es uno. Y mis súbditos bebían vino a escondidas. Eran mis mejores soldados. Como albañiles insuperables. Xadel Alcalde un morisco de Burgos con su cuadrilla de alarifes construyó estos muros donde tú estás. Eran los que trabajaban por estos reinos. De mi huerto se cuidaba un tal Abderramán y cultivaba un pejugal que era digno de ver por sus lechugas y sus rábanos. Ese Abderramán edificio el monasterio del Paular. Era todos ellos moros de Aragón.
No me sorprendió aquella respuesta de aquel bien rey cristiano de ojos cansados que parecía harto de pelear. En aquella fatiga se reflejaba quizás la eternidad del mundo. Dentro del movimiento y variación todo es igual y también la sabiduría del conocimiento de los hombres. La condición humana sigue aferrada a los principios de la casuística. Me dijo que uno nacía ladrón, otro forzador de doncellas, aquel homicida y esotro para la gramática o la especulación. Unos se entregan al vino y a los placeres de la panza y otros sólo prueban el agua. Unos blancos y otros negros, unos grandes y otros chicos. Unos valetudinarios y enfermizos y otros que no toparon jamás con un galeno. Y entretanto realizaba estas reflexiones jugaba con la granada de su blasón como si fuese una pelota. Ama y haz lo que quieras, comentaba san Agustín pero eso es sólo retórica. Nunca se podrá acomodar a esa perspectiva de amar al prójimo como a ti mismo. Tales expresiones no resultaban sino hablar bonito. Tu pusilanimidad alteza nace de tu sabio conocimiento del ser humano. Prefiero cazar por esos montes. Las alimañas del campo son menos dañinas que algunos palaciegos de mi corte. Eligió buen símbolo como lema para su reinado agridulce. La granada es el fruto que más se parece al almibar y al acíbar. Más que un blasón era una profecía. Entraremos en Granada mas eso quedará para mis sucesores. ¿Y de qué nos servirá vencer a los moros si no somos dueños de nostros mismos?, dijo en un tono más reflexivo. La iglesia se había transformado en palacio. Sonó un rabel y unos puericantores cruzaron la habitación y saludaron al Rey:
-Buena pascua y buenos años, Alteza.
Don Enrique se les quedó largo rato mirando pero no pronunció palabra. Subía y bajaba la música del rabel alternando la clave de los arpegios. Uno de los juglares de palacio con motivo de la Navidad para hacer dedos componía un madrigal a su amada. Un rabino con un cantoral enorme con herrajes se llegó hizo una reverencia y le besó la mano. El librote que llevaba bajo el brazo era el Talmud con todas las enseñanzas. Se sentía el ladrar bronco de los lebreles de la jauría. Piafaban los mulos en las caballerizas. El pastelero de Madrigal en la cocina alimentada por leños de roble preparaba un guiso preferente. Otros rancheros doraban la carne de un buey que sería servido al día siguiente en el convite que daba su Majestad todos los años por estas fechas a los nobles de Segovia, al corregidor y al obispo. Le miré de nuevo y su aspecto era de total fatiga como si humillado y preterido hubiera alzado bandera blanca frente al cruel destino. Entonces despareció la visión. Todavía me dio tiempo a vagar por las dependencias de la mansión. Estaba habitada por frailes menores de la observancia y por claustrales. Los descalzos discutían con los calzados. Uno de forma muy violenta apostrofaba a un compañero que decía llamarse fray Pedro de Villacastín por habersele visto por malos pasos a altas horas de la madrugada por los lupanares de Segovia y este respondía que acompañaba al rey en estas giras por la ciudad a casa de las visitadoras y que más pecaba la lengua que el ojo. Contó la historia de doña Guiomar de la cual el rey estaba muy prendado con gran enojo de la reina doña Juana. Otro de los religiosos contaba cosas maravillosas del monarca no sólo sus proezas sexuales de quinque in eadem nocte sino su fuerza inaudita de domador de leones porque tenía una partida de estos animales que le había regalado el rey de Granada y que él solo entraba en la jaula para darles de comer y que estas fieras en lugar de atacarle le lamían la mano. Observantes y claustrales se llevaban a matar por lo que la conllevancia resultaba harto problemática en aquel monasterio. Pleitos entre claustrales y observantes, la cosa llega hasta Cisneros y parece mentira que perteneciendo ambos bandos a la misma orden del cordón sus actitudes tengan poco de seráficas y mucho menos de cristianas. Igual ocurre entre los agustinos regulares y los monacales, el Carmen descalzo y los que llevaban zapatos.
Al rey cristiano de ojos cansados que parecía harto de pelear le hastiaba la vehemencia con que cada feudo enarbolaba su estandarte porque -sepan cuantos- era un príncipe que detestaba la violencia y se desmayaba a la vista de la sangre. Me preguntó qué que era lo que quería ser de mayor y torció el gesto.
-Tú no vales para clérigo ni para político. Tienes alma de guerrero pero como eso no puede ser, abrazarás la vida áspero e ingrata de las letras; escritor, mi cronista.
Aun desconociendo a punto fijo cual era el significado de aquel augurio que enunciaba (ciertamente, a mí me gustaba emborronar y mandaba mis articulitos y mis cuentos al “Sígueme” y a la “Hoja parroquial y alguna vez mi nombre en letras de molde) la idea me atraía. Escribir por tu propia cuenta y riesgo, tener ideas personales, no vivir a lo borrego, no comulgar con ruedas de molino y pensar por boca de ganso, lo que diga la masa, peligroso oficio y arriscado afán. Me iba a uncir al yugo compartiendo el infortunio y la soledad del hombre de letras. Largas vigilias, trabajo perdido, mayúsculas decepciones, mensajes del naufrago dentro de una botella. Vivir hablando y pensando con los difuntos apartándose de los vivos. A sabiendas de querer robar el fuego sagrado a los dioses y de entrar en el laberinto de Creta burlando al cancerbero universal, ese que no habla, no sabe no contesta y cuando lo interrogas hace un movimiento de sí o no con la cabeza. Recorrer el dédalo de la literatura si no llevas contigo el ovillo de Ariadna es exponerte a las cornadas del Minotauro que es un mihura que no falla ninguna de sus embestidas. Los pensadores son humillados y ofendidos. Al vulgo no se le puede llevar la contraria que sólo cree en el poder y en la riqueza en los placeres del lecho y de la mesa.
-Pese a todo, niño segoviano, conocerás el Bien, la Verdad y la Belleza. Y ese es el Cristo- dijo su Majestad rompiendo un largo silencio de taciturnos pensativos- Aunque se desprecie la doctrina y las togas cedan a las armas. Serás rebelde y comunero.
-Entraremos en Granada, señor.
-Eso se hará. Pero yo no lo veré. Boabdil chiquito entregará las llaves de la alhambra a mi sucesora y hermana. Se habrá consumado un sueño, culminaremos el prpósito de venganza de la ignominia de la Cava Florinda. Ese es el sueño de España, la unidad nacional bajo el reinado de la cruz. Yo no sé si lo he conseguido pero pelée en Gibraltar y aquí estan las heridas en mi cuerpo para probarlo y mis caballeros, Enrique de Guzmán y el Conde de Niebla colocaron el pabellón de Castilla en lo alto del peñote.
-Actualmente sólo hay ingleses y moros.
-Hasta que Gibraltar no sea tierra española cundirá la desazón y volverán los bandos y las armas de los españoles unos contra otros-dijo el Monarca Misterioso. Y prosiguió:
-Soy amigo de moros porque quiero atraerlos hacia nuestra causa. Son buena gente pero acérrima. Muy cabezotas, hijo, muy cabezotas. Lo malo es que detrás del moro está el judío y ambas religiones confabuladas contra nosotros constituyen un enemigo casi invencible. Ello forma parte sin embargo de la maldición de don Rodrigo.
Casi me dieron ganas de abrazarle pero como sabía que era un ángel o un trasgo que bullía en mi cabeza no me atreví. Me quedé mirando para el artesonado de siete faldones que se alzaba sobre nuestras cabezas, una maravilla del arte morisco, con las estrellas de David labradas en pan de oro y toda esa esgrafía morisca de talante tan segoviano que huye de estampar en las paredes la figura humana y se entrega a los arabescos y ajarafes, en labor de ataujía, para no desairar al Profeta. Las tres culturas bajo la preeminencia de la cruz eran impronta enriqueña y se perdió mi mirada entre los baquetones y boceles de la capilla de Santa Úrsula. Más arriba coronaba el palacio la espadaña de ladrillo rojo con su tejadoz liso de pizarra, su tortea y su veleta. La campana estaba sonando a maitines y en el halda podría leerse la inscripción latina Henricus me fecit.
-Muchas misas me habrán dicho las queridas monjas
el aire se remansaba y cruzaba los ámbitos del monasterio una inusual quietud. Estábamos en el salón del trono el rey y yo arropados por la imagen del querido san Antonio que él donara y un cristo atado a la columna que debió de salir del buril del Divino Morales. Defenderemos la verdadera fe y Dios nos ayude. De lo que ocurra después mejor no preocuparse. Alguien llorará sobre nuestras cenizas. En la sala capitular la tumba que él construyó para su enterramiento. Lo inhumaron en Guadalupe al lado de su madre la portuguesa doña Juana. Recordé un cantar que me enseñó mi madre al Antonio divino y santo:
si busca milagros, mira: muerte y error desterrados
miseria y demonio huidos leprosos y enfermos sanos
el mar sosiega su ira, redímense encarcelados, miembros y bienes perdidos recobran mozos y ancianos
el peligro se retira los pobres van remediados cuéntenlo los socorridos díganlo los paduanos
En aquel instante el espectro despareció y yo me perdí por los pasillos del gran laberinto de la existencia.
GONGORA DEDICA A UN CABALLERO QUE ESTANDO CON SU DAMA NO PUDO CUMPLIR
A MARFISACon Marfisa en la estacada
Entrose tan desguarnido
Que su escudo aunque hendido
No pudo rajar la espada
No se vio en trance tan crudo
Ni vuestra vergüenza pudo
Cuatro lágrimas llorar
Siquiera por dejar
De orín tomado el escudo
Entrose tan desguarnido
Que su escudo aunque hendido
No pudo rajar la espada
No se vio en trance tan crudo
Ni vuestra vergüenza pudo
Cuatro lágrimas llorar
Siquiera por dejar
De orín tomado el escudo
2011-04-08
GATILLAZO
Con Marfisa en la estacada
Entrose tan desguarnido
Que su escudo aunque hendido
No pudo rajar la espada
No se vio en trance tan crudo
Ni vuestra vergüenza pudo
Cuatro lágrimas llorar
Siquiera por dejar
De orín tomado el escudo
Entrose tan desguarnido
Que su escudo aunque hendido
No pudo rajar la espada
No se vio en trance tan crudo
Ni vuestra vergüenza pudo
Cuatro lágrimas llorar
Siquiera por dejar
De orín tomado el escudo
2011-04-05
ALMA MIA ALABA AL SEÑOR Y TRANSFIGURATE EN SU RESURRECCION. VISPERAS EN UNA CATEDRAL RUSA.
EL CANTO A JESUS EN UNA CATEDRAL RUSA
Tarde de domingo melancólica. Cae la lluvia sobre Madrid, se empapa el alma, abril aguas mil. Es el primer domingo de cuaresma para los rusos y gracias a esta maravilla que es Internet- un invento judío- pincho el sitio Grad Petrov y desde ocho mil kilómetros de distancia asisto a las maravillosas vísperas. Toda la liturgia es cantada. Oficia el primado Patriarca Cirilo de Moscú estos oficios cuaresmales quien pronuncia una homilía (propavied) de apenas siete minutos. Su voz se transfigura y aunque no entiendo muy bien el eslavónico anoto que el nombre de JESUS lo repiten hasta doscientas veces. Es como estar una hora en el monte Tabor porque el cristianismo es la religión de la transfiguración.
La melopea de los coros es repetitiva, siguiendo la tradición hesicastica y resuena bajo las bóvedas de la Preobranyensky de San Petersburgo que así llamaban los oficiales de la guardia del zar y el vulgo la conoce como San Isaac, el templo mayor del mundo. Supera en dimensiones al Vaticano. La melodía que viene de allá empapa el alma como la lluvia que besa las madreselvas de mi jardín y a los castaños que enveran.
Oh dulce Jesús llena mi alma. Uno se sumerge en las aguas del Jordán, pide perdón por sus pecados, se llena de esperanza y ve el mundo, este mundo nuestro invadido por las pasiones que rinde tributo al dinero, a la concupiscencia de los sentidos, y a todo ese griterío venal de un país sumido en la campaña de elecciones como es España, el pueblo aturdido y tratando de sobrevivir. Oh Jesús. Consuela a los desconsolados, alimenta a los hambrientos, da esperanza a los desesperados, llena su corazón.
Fides ex auditu. La fe entra por el oído decían los santos padres del yermo y eso los ortodoxos lo cumplen a rajatabla a sabiendas que la fe cristiana es belleza, compasión, perdón, mientras aquí nuestros curas andan con milongas y con sus tiradas que si el papa que si la infabilidad de la iglesia, todo ese oscurantismo sin sonrisas. Lázaro sal fuera, toma tu camilla y anda. En nuestros largos sermones y encíclicas se habla poco de Cristo, el que trajo la esperanza y la redención y nos entregamos a juegos florales y caxigalinas. Es por lo que nuestros templos están vacíos mientras en el Este aumentan las congregaciones.
Y es que aquí todo se vuelve político pero nuestro divino Jesús no era un político sino un profeta, un terapeuta que sanaba las almas, un taumaturgo que obraba milagros, un mago que encantó todos los ámbitos de la vida humana y un artista que desbarató las malas artes del diablo. Hienden el aire las letanías, atruenan después las respuestas de los coros.
Es el canto diaconal que obra un efecto de bálsamo sobre las conciencias. Un sedante para el espíritu No hay que explicar, no hay que entender, no hay que razonar, dejemos que hable el corazón y esto es el hesicasmo repetitivo, el rezo de pie, pero el cuerpo no se cansa durante la hora larga que dura el oficio. Es el efecto “ s o b o r n o s t” (catedralidad) que sólo posee la inigualable liturgia rusa y que ha perdido – antes del Concilio la tenía- el rito romano. Esta tarde a través de la lluvia y este chisme, mi ordenata, mi alma se ha esponjado en la mirada alentadora de Jesús, el dulce Redentor. La fe entra por el oído. Alma mía, alaba al Señor
05/04/2011
2011-04-03
CLARIN TENÍA UN VIOLÍN. HOMENAJE AL PERIODISMO ASTURIANO
a Luis Alberto Cepeda uno de los mejores directores de LA NUEVA ESPAÑA en el recuerdo.
PEIRODISMO ASTURIANO A LA SOMBRA DEL
CARBAYÓN
El primero de octubre de 1879 se derribaron las murallas de Vetusta a tenor con lo que acontecía las ciudades de media España, excepto Ávila. Corrían vientos nuevos. En Oviedo había una que edificaron los romanos y sólo dejaron un lienzo de muro en la bajada de San Tirso a la catedral.
Pero sobre todo pereció a efectos del ensanche devastador el roble triunfal que desde el siglo XIII fue testigo del ir y venir de la ciudad. Seis siglos le contemplaban desde la quima a la base y un perímetro de catorce metros que no podían abarcar doce hombres bailando la danza prima.
Era el Carbayón una especia de gentilicio para dar nombre a todos los nacidos en la insigne augusta y leal ciudad. Los árboles mueren de pie que diría el gran Casona para dar paso a una nueva civilización, una mentalidad distinta. El holocausto del progreso. Tala voraz a compás de la marcha de la historia pero como no hay mal que por bien no venga al día siguiente 2 de octubre vería la luz un periódico que alumbraría sendas de libertad, de buen hacer periodístico y de ese humor típico ovetense que tiene entronques con el understatement inglés.
Oviedo y Asturias en general a la sombra de aquel carvajal mítico surgiría un vivero de grandes hombres de pluma, periodistas, escritores, dramaturgos, músicos – allí es uno de los pocos lugares de España que se pirrian por la ópera- el rotativo acabaría sus días el 19 de julio de 1936 y abrió sus páginas a gente tan insigne como Palacio Valdés, Juan Antonio Cabezas, Vital Aza, los Selgas, Tomás Tuero, Leopoldo Alas “Clarín” y su hermano Genarín, Pío Rubín, Pérez de Ayala que insertó algún artículo aunque, hombre de izquierdas, prefiere otras rotaplanas como el “Pensamiento asturiano” o la “Revista”.
El Carbayón, que era un poco de los curas, sentía inclinaciones centristas y sus directores como Melquíades Álvarez, fusilado en la guerra civil por el Frente Popular, eran de la CEDA. Escuela, pues, y noviciado de grandes periodistas.
A mí, salvando las distancias, me nacieron en Segovia pero me puse a recaudo de aquella alcazaba; aprendí a escribir y a soñar y a amar a la sombra de la alcuza de Vetusta ese embudo hacia arriba, encaje de piedra, donde don Fermín de Pas enristraba el catalejo para ver pasear a doña Ana Ozores. Andando el tiempo supe que la diócesis segoviana tuvo conexiones con la que fuera sede primada de la Españas y el constructor de la catedral fue un obispo Arias de las grandes familias segovianas.
En fin que allí me quedé a la sombra de la aguja de la catedral y aunque ausente de la tierrina mi espiritu revierte a sus montañas. La primera vez que crucé Pajares recuerdo la frescura, la amabilidad y el candor de aquellos ovetenses que se expresaban en un acento cantarín y dije aquí me quedo, me esperaba la vida allí. Mi primer artículo me lo publicó Pérez de las Clotas en la tercera de opinión del querido la NUEVA ESPAÑA. Guardo el recorte agradecido, por ahí, pues en aquel periódico trabajaron Arias de Velasco amigo de mi suegro Gabriel, Alberto Cepeda, Lalo Azcona un crack, el anchorman de nuestros telediarios años 70, (su padre Ladis Arribas en él continúa escribiendo) José Manuel Ponte Mittelbrun, los Vázquez Prada, Alfonso Calviño el último director de “Voluntad” de Gijón, heredero de aquel “Avance” de los socialistas Manolo Fernández Avello, yo creo que el mejor columnista de lo local, un maestro del comentario leve que solía encajar Nicolás González Ruiz en el YA años ha pero con más contundencia e ironía no exenta de bondad.
Hoy añoro aquel periodismo fenecido de las grandes plumas y de los grandes reportajes de Diego Caicedo o las crónicas de Alemania de José Luis Balbín. En esta profesión humilde y modesta sonde las haya un periodista lo es todo y es nada. Actualmente se ha entreverado con la política y algunos tienen más poder mediante las tertulias que los propios ministros. Sin embargo, un periodista sin periódico es un gato al agua. Un cero a la izquierda. Nada.
Clarín tuvo su propio órgano de opinión: “Juan Ruiz” órgano satírico donde fustigaba de forma implacable la certinidad de este país. Y combatía desde su trinchera contra los meapilas de “Tambor y Gaita”. Este rotativo ovetense llegó a decir que su “Regenta” era un somnífero. La historia ha demostrado el error de aquellos plumillas de la montera picona porque la inmensa novela de Clarín es uno de los grandes monumentos en español literario después del Quijote.
Le acusaron hasta de plagio, de haber fusilado a Flauvert. Sin embargo Ana Ozores la protagonista, análisis de un alma femenina, supiera a la propia Bovary. Pobre Clarín, un sentimental un místico al que motejaron de ateo, de poco hombre, de mal asturiano y poco español. No comprendieron el gran drama que llevaba dentro este gran novelista que decía que la literatura no daba para comer pero a veces da para merendar. Hoy ni eso.
En algunas de sus páginas se percibe el desaliento de los grandes españoles incomprendidos, habitantes de un exilio interior que les convierte en autistas casi pero siguen emborronando papel. “En este oficio es poco lo que le pagan a uno por trabajar mucho… yo ya sé cual es mi profesión leer pero no lo pagan y estropea la lectura los ojos y el estómago”. El Señor le dio esa facultad o recado de escribir y era un escritor creyente que a veces carga contra los abusos de la iglesia jerárquica, lo que hacemos todos.
Sí, Clarín escribía como respiraba, y a veces en su prosa da conciertos de violín. Sobre todo en sus cuentos. Pocas obras maestras en el idioma como su “Adiós cordera”. Un poema en prosa. Clarín tenía un violín y sus notas siguen sonando por las calles de Vetustas en pentagramas de humor y de melancolía. Oviedo es un ente literario como el Dublín de Joyce, la montaña mágica de Mann. Crecer y amar a la sombra del Carbayón ha sido un don divino, una señal de que existe Dios dentro de mi descarriada y apenada vida.
03/04/2011
2011-04-02
VERSOS DE PRIMAVERA
Saludos mes de abril
April is the cruellest month of the year, decía mi T.S. Elliot venerando
Pero no. Yo creo que es marzo el de los aciagos y funestos días
Me veo andando por los chaflanes de la carcel vieja con mi abrigo de alquiler.
Acababa de salirme del seminario,
Renunciada la sotanilla.
Punge aquel recuerdo como un quiste
Bajo el escalpelo infernal de la vida.
Te saliste o te echaron
Y vagué con pie dudoso por toda la ciudad
A tomar el tren. La locomotora con voz triste como un funeral
Anunció mi llegada a la vida
Y otro 17 de marzo me echaron del amor
Y busqué refugio en mi cuatro ruedas
Con mis libros y mi guitarra viajaba hacia el sur.
Yo te saludo, abril, pasado marzo
Ya pasó el carnaval
Ya se expió la culpa del pasado
En clamorosas saturnales
Cerezos en flor
Y por todas partes fulge el claror de la vida
Más allá de nuestras tinieblas personales
Ríen las estrellas
En el parque del oeste ayer viernes de cuaresma
Dos adolescentes se amaban con violencia
Las ranas croaban en la charca
Y sobre el césped triunfal
Los limacos hacían la carrera
Bufaban las libélulas
Y en el estanque una abada
Lucia sus mollas prietas.
Es eterna la vida y vence a la propia vida con su radiactividad
Domando el galope desbocado de las yeguas del Apocalipsis
Una de ellas se llama Vastatrix
Y aporreó con sus cascos mi cerebro
Y al punto el espiritu maligno me dejó
Y fue a poseer el alma de un tabernero haciendo caja tras el mostrador
Que clamaba con su voz de chusquero:
-Danos y danos
hasta que no te conozcamos.
Una rubia saltó a lo alto del chiringuito las tetas al aire
Bayadera abracadabra contoneante
Se remecía y bailaba a puerta gayola
El juego consistía en meter un dólar y diez euros por la ranura
De sus dulcedumbres.
Danos y danos…. ¿de mamar?
Y en este baile de adivinanzas de se ve pero no se toca
Estaba la maula de aquella estafa erótica
Que trajo a España Berlusconi el burlesco
Cohen de las putas menores y mayores del burdel de Europa
Y presidente de gobierno.
Si pero el que mucho quita y nada pon pronto llega al hondón.
You are a teaser, baby, entre las flores de abril.
Libanos oh dios de la Vastatrix Venatrix
Procruanos un hueco en la trompa de caza
De Diana cazadora
02/04/2011
April is the cruellest month of the year, decía mi T.S. Elliot venerando
Pero no. Yo creo que es marzo el de los aciagos y funestos días
Me veo andando por los chaflanes de la carcel vieja con mi abrigo de alquiler.
Acababa de salirme del seminario,
Renunciada la sotanilla.
Punge aquel recuerdo como un quiste
Bajo el escalpelo infernal de la vida.
Te saliste o te echaron
Y vagué con pie dudoso por toda la ciudad
A tomar el tren. La locomotora con voz triste como un funeral
Anunció mi llegada a la vida
Y otro 17 de marzo me echaron del amor
Y busqué refugio en mi cuatro ruedas
Con mis libros y mi guitarra viajaba hacia el sur.
Yo te saludo, abril, pasado marzo
Ya pasó el carnaval
Ya se expió la culpa del pasado
En clamorosas saturnales
Cerezos en flor
Y por todas partes fulge el claror de la vida
Más allá de nuestras tinieblas personales
Ríen las estrellas
En el parque del oeste ayer viernes de cuaresma
Dos adolescentes se amaban con violencia
Las ranas croaban en la charca
Y sobre el césped triunfal
Los limacos hacían la carrera
Bufaban las libélulas
Y en el estanque una abada
Lucia sus mollas prietas.
Es eterna la vida y vence a la propia vida con su radiactividad
Domando el galope desbocado de las yeguas del Apocalipsis
Una de ellas se llama Vastatrix
Y aporreó con sus cascos mi cerebro
Y al punto el espiritu maligno me dejó
Y fue a poseer el alma de un tabernero haciendo caja tras el mostrador
Que clamaba con su voz de chusquero:
-Danos y danos
hasta que no te conozcamos.
Una rubia saltó a lo alto del chiringuito las tetas al aire
Bayadera abracadabra contoneante
Se remecía y bailaba a puerta gayola
El juego consistía en meter un dólar y diez euros por la ranura
De sus dulcedumbres.
Danos y danos…. ¿de mamar?
Y en este baile de adivinanzas de se ve pero no se toca
Estaba la maula de aquella estafa erótica
Que trajo a España Berlusconi el burlesco
Cohen de las putas menores y mayores del burdel de Europa
Y presidente de gobierno.
Si pero el que mucho quita y nada pon pronto llega al hondón.
You are a teaser, baby, entre las flores de abril.
Libanos oh dios de la Vastatrix Venatrix
Procruanos un hueco en la trompa de caza
De Diana cazadora
02/04/2011
2011-03-25
un escritor corografico y coreografico decorativo comparsa del odio
MARTINEZ REVERTE ATACA A LA BLAU
Es un personaje neutro, mansurrón que quiso ser como Graham Green y escribía novelas al estilo de Viajes con mi tía. Un cronista de viaje, antes se llamaba a esta clase de libros literatura corográfica, un cuentista, vaya. Me exaspera que el tal Martínez hijo de un jerifalte falangista un histórico de EFE se despache a sus anchas y diga que los divisionarios de la Azul son criminales de guerra. Las fofas carnes y el odio de este sujeto criado a los pechos franquistas de Emilio Romero no le deben dejar ver el bosque. Hombre los de la Blau eran muchos, casi veinticinco mil y tuvieron unas cinco mil bajas, tenía que haber entre ellos de todo. Seguro que este individuo no ha leído a Tomás Salvador, Alvaro de la Iglesia, A Riudavets, a Rodrigo Royo al propio Lain Entralgo y a Antonio Tovar. Seguramente que un repaso a estos autores le ayudaría a mejorar sus deficientes prosas que destilan vitriolo y saña puesto que trabaja para un periódico lleno de hijos de falangistas, el Pais, con mucha mala hostia. Manuel Pombo Angulo dice en su novela que lo peor que hizo Hitler fue perder la guerra. Pombo fue el ultimo corresponsal español en Berlin antes de la entrada de los rusos. Si no hubiera ido Hitler contra Rusia es posible que otro gallo hubiera cantado para las armas alemanas. Denunciaron el pacto Ribbentrop- molotov y el mundo se nos llenó de enanos, de cobardones y de gente vil como el amigo Martínez Reverte
Es un personaje neutro, mansurrón que quiso ser como Graham Green y escribía novelas al estilo de Viajes con mi tía. Un cronista de viaje, antes se llamaba a esta clase de libros literatura corográfica, un cuentista, vaya. Me exaspera que el tal Martínez hijo de un jerifalte falangista un histórico de EFE se despache a sus anchas y diga que los divisionarios de la Azul son criminales de guerra. Las fofas carnes y el odio de este sujeto criado a los pechos franquistas de Emilio Romero no le deben dejar ver el bosque. Hombre los de la Blau eran muchos, casi veinticinco mil y tuvieron unas cinco mil bajas, tenía que haber entre ellos de todo. Seguro que este individuo no ha leído a Tomás Salvador, Alvaro de la Iglesia, A Riudavets, a Rodrigo Royo al propio Lain Entralgo y a Antonio Tovar. Seguramente que un repaso a estos autores le ayudaría a mejorar sus deficientes prosas que destilan vitriolo y saña puesto que trabaja para un periódico lleno de hijos de falangistas, el Pais, con mucha mala hostia. Manuel Pombo Angulo dice en su novela que lo peor que hizo Hitler fue perder la guerra. Pombo fue el ultimo corresponsal español en Berlin antes de la entrada de los rusos. Si no hubiera ido Hitler contra Rusia es posible que otro gallo hubiera cantado para las armas alemanas. Denunciaron el pacto Ribbentrop- molotov y el mundo se nos llenó de enanos, de cobardones y de gente vil como el amigo Martínez Reverte
2011-03-19
2011-03-15
DOY MI BIENVENIDA A DAVID SIMBOLO DEL REINADO DE ISRAEL
gracias a este blog y a Google, se agregan a nuestros lectores a David, que nombre más hermoso, símbolo de Israel, yo tambien soy Israel aunque no lo parezca. Los elegidos funcionan de otra forma, queridos rabinos, rogad por mis japoneses, estais encendiendo una vela al progreso. Bienvenido a esta casa David, en la que siempre defenderemos a los que nadie defiende, esa es la grandeza de Israel y de Cristo, no otra
MI LLANTO POR JAPÓN LAGRIMAS DE FLOR DE LOTO
La naturaleza se ha encargado incomprensiblemente, misteriosamente, de castigar con una maremoto al gran pueblo nipón. Por designios inescrutables de la providencia divina el Japón está pagando por todos los pecados cometidos por las demás naciones en estos años de desarrollo tecnólogico. Gracias a los japoneses la vida en el mundo es más fácil, porque ellos trajeron el walkman, y pusieron al mundo en cuatro ruedas con sus impecables coches utilitarios, desrrollaron las comunicaciones vía Internet, los coches Honda y las segadoras y cosechadoras que han sacado al campesino europeo de los atrasos de la edad media. Sufrieron el cruel bombardeo de Hiroshima y Nagasaki, eran valientes y audaces en la guerra, como buenos samurais, hidalgos. Hoy mi corazón sangra con Japón, lloran las flores de loto. Como cristiano interpreto estos apocalípticos sucesos, no solo el tsunami, sino también la avería de las centrales atómicas, como un aviso de Dios para que salgamos de nuestro egoismo, nos amaemos y nos perdonemos unos a otros. Japón nación mártir ha sido el elegido para la expiación, otra prueba más pero estoy seguro de que los napos sabrán salir adelnte con su sabiduría y su tesón. Lloro y rezo por las victimas. Cantad conmigo "pakoi", descansen en paz los muertos y que Dios otorgue salud a los vivos y cure a los heridos de tan catastrofIco atentado de la naturaleza. Incontenibles fuerzas telúricas. ¿La mano de Dios? Pero Japón y los miles de muerto no tienen culpa a no ser que esto sea un signo de la necesidad de expiación y de purgar sus pecados que tiene la humanidad.
2011-03-11
al negar la cruz y tratar de sustituir la religión de la cruz, del perdón y del amor por la del Holocausto que es la venganza, al corregir a San Mateo, este papa prevarica y puede ser el de los últimos dias
BENDICTO XVI ¿ES UN HEREJE?
Creo que hasta el propio Judas que fue la causa remota del crimen que fue un deicidio pudo salvarse. Se arrepentió, pero el Sanedrín, el Caucus, el politburó, los mandamases del pentagono y la casa blanca, los de Downing Street y la Wilhelm strasse, los de los bancos, Wall street, Hollywood, los fabricantes de armas, los que se dedican al trato de los seres humanos y crean la angustia en los corazones, siembran inquietud, proque profesan una sola religión la del odio, la venganza y el "profit". Ellos siguen conspìrando contra la cruz y contra el misterio de la Resurrección. Guerras, muchas guerras, y agit prop El gran enemigo de la religión cristiana y de todas las religiones es Zion por paradójico que suene esta proposición, casi una contradicción "in terminis".
Los sacerdotes de la gran sinagoga son los que han metido la mano en el avispero y agitan las aguas turbulentas del Islam, un Islam que esgrimen contra Europa. Tienen un arma poderosa en sus manos el agit prop. Por eso la actitud de sumisión a los gurus de la guerra debe de haber escandalizado a no pocos católicos. El Vaticano vuelve por donde solía. A los sforza y a los Borgia. a los Julio II, señores de la giuerra, amigos de los poderosos. "Ese libelo de San Mateo que cuenta lña historia del crucificado-les contaba el papa Alejandro VI a uno de sus bastardos- nos hiuzo ricos". Pero el fin del pontificado que al fin y al cabo es una institución merovin gia sin fundamento en la Escritura porque el obispo de Roma es uno más en todo el sinodo episcopal y si prevarica peor para él.
El error del catolicismo es ver en este anciano alemán que habla con cierto ramalazos y al que le gusta la púrpura y la regalía y la amistad con los mandamases del mundo, que nunca condena los excesos por ejemplo de los israelíes en Gaza, que no dijo ni media palabra cuando ahorcaron a Hussein y ahora parece bendecir la acción contra Gadaffi de la misma forma que después de su visita a Estambul - quiere tener a todos contento olvidando el mandato evangélico de no se puede servir a dos señores- donde trató de agradar a los muslimes ga condenado al honorable pùeblo y gobierno de Iran. Este pontifice está con los que agitan las aguas no las de la piscina probatica que curan y redimen sino las del oceano turbulento que puede sumir a la humanidad en una gran confrontación universal. Los Sforza, los Borgias, los Piccolomini han vuelto por donde solían con este papa aleman que quiere meter en el reino de los cielos a su antecesor polaco por el sindicato de las prisas. Se arroga el título de vicedios. ¡Que gran blasfemia!
Cristo es amor y perdón pero el Vaticano es política, mangoneo, dinero, negro, bulas, indulgencias, corrupción. Y representante de Cristo en la Tierra o vicedios es un título dificil de aceptar. Menos mal que nos queda la ortodoxia. El patriarca de Moscú, el de Constantinopla o el de Atenas no metería a su grey en semejantes charcos. El bueno de Benedicto XVI parece querer seguir los pasos de Lutero. La herejía siempre floreció en Alemania. Queremos un papa italiano.
2011-03-09
2011-03-07
LAS SIRTES Y LOS ENGAÑOS ESTÁN EN LIBIA. UN AVISO A NAVEGANTES. PREGUNTANDO A LA ESFINGE A PROPÓSITO DE LA EXTRAÑA GUERRA DE LIBIA
APOCALIPSIS. PREGUNTAS A LA ESFINGE
2011-03-03
A FAVOR DE LOS 110 KM POR HORA
No me gusta halagar ni ser cobista pero creo que la reducción a 110 km por hora del gobierno ZP es una buena medida. No sé si ahorrará gasolina pero puede salvar vida. Es que van como locos, oye. He conducido en USA donde con los coches que tienen esos haigas impresionantes se podría correr mucho pero de Nueva York a Washington me sorprendió que todos iban por el carril lento. Y en Inglaterra igual, ahora la han subido a 112 km. Sabia medida. A un país se le conoce por la forma de conducir y aquí van como locos. Los españoles que empezamos a manejar en los sesenta tenemos el complejo de quirón. Buf. Guardia echele una multa. Me acaban de adelantar en un puente muy elevado y con la tramontana que hacía un camión me pasó en raya continua. De las rotondas mejor no hablar. El comportamiento de algunos gamberros de la carretera es cuando menos inccivilizado, y casi yo diría asesino. Usted que se ha creído. Me aburren los pelmazos y chulos como Eduardo García serrano y otros plumillas de Intereconomía que hacen un periodismo de bulevar con visa de serio y parecen vivir en la cultura de la queja. Creen que no se ha muerto Franco y ellos quieren disfrutar del enchufismo de los encaramados y de las hijas. Me aburre esa actitud. Por una vez tengo que aplaudir esta medida de ZP, que se ha ido a Tunez a sacar pasta a los árabes. Remediemos lo de las cajas. Algunos pronto van a saber lo que vale un peine. Don Rajoy el Deseado no va a solucionar los problemas de este país. Y au volaant la vue c´est la vie que dirían los franceses. Buenas tardes nos dé dios y buen Jueves de comadres, ayer fue miercoles corvillo y el martes que viene martes lardero y luego miercoles de ceniza. Muchos siguen aquí sin enterrar la sardina. ¡Hipócritas!
2011-03-01
2011-02-28
simon peres dio a rajoy el abrazo de la muerte
Um¡ corren tiempos recios. Vino Simon Peres a España. Había que celebrar el cuarto de siglo de relaciones diplomáticas. Desde los reyes católicos no había embajador. Eso dicen porque los judíos en España estuvieron yendo y ciniendo y aunque ellos los nieguen ahora Franco los apoyó y concedió innumerables ventajas. Leer "Franco y sefarad ¿un amor secreto?"por Antonio Parra Galindo (soy yo el abajofirmante) y lo han celebrado como el gran triunfo de la democracia. Pero tales contactos a mucha gente en este país fueron loor de enemigo y enemigo que huye puente de plata. Mas a lo que voy. Esta visita es importante aunque un tanto silenciada. Don simon, ay don simon, es el amo de la baila, la baila sionista, claro está y se entrevistó con Rajoy y con el rey pero nunca con ZP. Kissinger en remembranza a Carrero. El abrazo de la muerte. Rahoy y Su Majestad pueden tener los días contados, pero creo que ZP, escurridizo como una anguila sobrevivirá. Todo el judaismo se encierra en una frase: sobrevivir. Y una cosa al Gran cofrade no le gustan mucho las alabanzas. Prefiere que a los judíos les den caña. ´Como yo. Por eso el bueno de García Serrano se sesataba en elogios e incensarios. Como se nota a los fachas. La verdad es que don simon ha pasado por M;adrid como una sombra. Se fotografió con la plantilla del Real Madrid. El estado Hebreo tiene en el club blanco integrado en su totalidad por mercenarios, no hay españoles, invertido todo un capital. Yo soy del Aleti y Cierra España. Manque pierda. en estos días turbulentos a 20 años vistas de que estallara la Tormenta del Desierto una guerra acojonante transmitidsa por la sienene y miles y miles de muertos irakíes la situación revierte a los tiempos de Sadat Hussein pero en vez del Ladrón de Bagdad que acabara en la ahorca ahora el villano es Gadafi. Israel ha metido la mano en el avispero. Yo me pregunto y se lo pregunto a los judios que tanto aman la vida y a los que les horroriza la sangre derramada si se puede matar y destruir en nombre de la Democracia. El objetivo es claro sin embargo. La revolución de los viernes de la ira va a estrangular a Europa. Sin reservas de petroleo aquí puede producirse el caos. Lo ha calculado bien el negro Obama que es judío cuarterónm como Sammy Davis Junior, Oh cristo ayudanos. Rajoy de todas formas ha recibido el abrazo de la muerte. Aquí el que más chifla capador. A Tel Aviv le va bien con ZP aunque creo que lo van a cambiar por Carme Chacón. España ganará en el cange. Oh Dios, Bono no.....!
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