Vi
cómo salía del mar una bestia con diez cuernos y siete cabezas y sobre sus
cuernos tenía diez cabezas y sobre las cabezas nombres de blasfemia
Apocalipsis
13, 1-2
666: ESPAÑA, RUSIA Y EL ANTICRISTO
A la buena gente del concejo de
Cudillero que son cristianos viejos, asturiana cepa del majuelo español
Antonio PARRA GALINDO
Prólogo
La sigla o el nombre de la bestia – el
anosmia o numero innombrable que en griego idioma en el que se vertió la
escritura cada número se corresponde con una letra y la suma de tres seis daba
lugar a la cifra de la muerte- es un guarismo que tuvo bastante literatura. Se
basa en el libro del Apocalipsis, un opúsculo difícil de entender que significa
cambio o transformación, como corresponde a la exaltada imaginación de la mentalidad
judía. El pueblo elegido porta la antorcha de la revolución. Muchos han creído
ver en su lectura las señas de las
postrimerías. El fin del mundo seguirá al milenio igualitario y a la derrota de
la bestia. ¿Estamos en los preliminares o pródromos del fin del mundo o en el
quiliasmos igualitario? Tanto España como Rusia, dos naciones que sirvieron de
baluarte al cristianismo a decir de los talmudistas figuran en la nómina de
países que han de desaparecer. La una por Ucrania y la otra por Cataluña. España
ya está destruida. Rusia padece el acoso incesante de las tinieblas. No lo sabría exprimir aquí. Lo que sí sé es
que ha comenzado la tercera guerra mundial sin que muchos se hayan apercibido y
es una guerra primordialmente centrada en la información. Es la guerra de la
propaganda-información. Las redes cibernéticas multiplicaron por un millón esta
batalla de la comunicación que sustituye al viejo agitprop. Se derrama sangre
en sitios puntuales porque la lucha es asimétrica y las esferas del éter vomitan
mentiras en expansión. Es la tercera guerra mundial, la antesala del gran
exterminio, del holocausto. Ha sido iniciada por los americanos. Cuando veo a
Obama comparecer ante las cámaras creo ver en su frente el tatuaje del
innombrable. Cameron también cuelga entre las cejas el 666 como un carnero
bocho, sólo les faltan los cuernos a ambos personajes para representar a la
bestia diabólica Un novelista argentino Hugo Wast lo coteja en una de sus obras
más famosas, prácticamente hoy inencontrable. Con independencia de la calidad
de este literato – detrás del pseudónimo de
Martínez de Zubiría se agrupan fallos pero no pocos aciertos valederos
para el mundo actual- Hugo Wast pronostica la subida al solio pontificio de un
argentino y el triunfo de la sinagoga sobre la iglesia, lo que será el
precedente de un tiempo de nuevas persecuciones para los creyentes, y de
guerras locales bajo el dominio de un poder oculto que propiciará una época
funesta de caos controlado, de grandes migraciones o de presura y angustia para
los que profesan la fe de Nicea. Este es el meollo de la cuestión y el
vaticinio del reinado de
El Monte Arés en Atenas era una
eminencia sagrada que dominaba la ciudad griega. Allí reinaban las nueve musas
y plantaron su tienda las amazonas mitológicas. El Monte Arés al que me refiero
tiene poco que ver con el círculo olímpico o el areopagita aunque para mí
conserve una naturaleza sagrada. Está en el norte en una región que los romanos
denominaban Betulia por ser lugar donde crecen los abedules, un árbol al que
adoraban los celtas por su piel blanca y sus propiedades curativas. Dicho collado he aquí que es
refugio de mi vivir encalmado despertado por el chillido de las
gaviotas- esos chorlitos del aire pajarracos caradriformes de mal agüero-
cuando baja la marea o escuchando en la noche el silbido lastimero del búho.
Las quimas del lauredal frente a la casa cobran mayor altura de año en año a
medida que yo envejezco y crecen mis nietos. La escritura para mí es una
fórmula de combate contra la bestia, la que acecha fuera, y la que nos hostiga
dentro de nosotros mismos traspasándonos de incógnitas y desde mi helicón
particular en la falda del monte Arés enhebro estas crónicas, canto estos
solos, prorrumpo en mis paliques que vienen a ser un responso por la buena
literatura. Se trata de hogueras fugaces y pertinaces, angarios encendidos en
la costa contra la invasión que se acerca. Canto a un mundo que se está
viniendo abajo con la judaización de Jerusalén, la fiscalización de nuestras
vidas y nuestras conciencias a través de la red que han dejado de ser un
itinerario virtual de comunicación para convertirse en una aduana de control y
un servicio de vigilancia. Cada mañana un abedul adolescente me da los buenos
días y me felicita por haber alcanzado el objetivo haber sido escritor y seguir
siendo español sin renunciar a mis profundas convicciones de libertad en
reacción contra los convencionalismo, los tópicos, las ideas mascadas. Soy un
demócrata pero no se me hace la boca agua como a otros que se dicen tales y
sólo piensan en la alfalfa. A finales del siglo XX se ha producido en España un
regreso a los peores tiempos del siglo XIX
y por la carrera de san Jerónimo se pasea el espectro de Prim,
Espartero, Riego que va camino del patíbulo (le dieron mulé en
Hoy día de san Fermín de 2014 lanzo de
nuevo este libro a los tórculos. Entre las garras de la bestia es el compendio
de la labor de muchos años. Es miscelánea de crónicas, artículos y reflexiones
en las que estampo mis temores sobre el porvenir de España como nación. Ciertamente
estamos bajo las garras de unas fuerzas ocultas que nos manipulan, nos engañan,
nos irritan, nos confunden y nos humillan al albur de un sistema político con
nombre tan gaseoso como democracia y que en realidad es un régimen de tiranía a
escala global inexorable e impenetrable. Un escriturista por todos los signos
que se aprecian alrededor nuestro a este sistema que descabala todos los
principios, leyes, seguridades y estamentos con el que el mundo ha venido
funcionando los llamaría el reinado del anticristo. Hasta en las fechas de
caducidad de algunos productos que compramos y en el código de barras de los
artículos viene estampillado el 666. Al Apocalipsis sucederá
I
CORNELIO EL CENTURIÓN
DEL GÓLGOTA
Cuento de
Semana Santa
Cunctanter. Despacio. Easy, easy, dijo el Centurión Cornelio. Nunca le habíamos visto a
aquel rudo soldado tan excitado. Estaba hecho un flan como todos y es que el
servicio aquella tarde en el Gólgota se las traía. Algo extraño e inexplicable
estaba ocurriendo en nuestra unidad que íbamos todos de cabeza como resortes
movidos por la fuerza del sino. Representábamos un papel. Cumplimentábamos un
designio. El poder de Roma se supeditaba a las coacciones de un sanedrín y de
un tribunal ilegal que iba a dictar sentencia de muerte mediante testigos
falsos. Yo fui testigo de cargo y lo que voy a relatar – que la cera de este
palimpsesto no se derrita jamás y que sobre las tablillas de mi encerado
remanezca por los siglos de los siglos- fueron hechos verídicos. Contaré lo que
aquella tarde del Día de Venus en las idus de abril ocurrió en aquel cotarro a
las afueras de la Ciudad de la Paz.
-Um. ¡Qué ironía! Bélica debiera llamarse porque fue
erigida como tributo a Marte y todas las tribus y todas las etnias pugnaron por
ella opugnando sus muros y enfrentando sus clades unas contra otra con gran
efusión de sangre. ¿Se puede cometer homicidio en nombre de la deidad? Éramos
conscientes de estar siendo espectadores de un momento deshonroso para la
humanidad y a la veces sublime. Maldita sea mi sombra. Hubiera preferido pelear
con los partos o estar aquella tarde en el Hades. O con los tracios o los griegos de Macedonia que
entregaban como botín de guerra al vencedor vírgenes arrastrapeplos de
increíble belleza y de bien ceñidas cinturas. El amor es el premio y el
descanso del guerrero, su más codiciado exuvium. Es por lo que se pelea y por
lo que se emigra. Sin embargo, en Jerusalén no había tales bicocas. Las judías
se depilaban las cejas y cubrían su rostro con un griñón, insultaban a los
romanos y algunas utilizaban sus encantos femeninos con instintos homicidas.
Muchos de los nuestros perecieron cuando se encerraron solos como Judith en la
tienda de Olofernes. Y en el primer
sueño les degollaban al grito de muerte a los romanos. Amargo es el pan de esta
tierra y el ambiente es hostil. Añoro los huertos y riberas de mi Hispania
natal. Envidiaba a Cuneas nuestro portaestandarte que tenía rebajado el servicio por
no sé qué historia de haber degollado a un rabí que le estaba tirando los tejos
a su hetaira Pompea. Lo metieron en los calabozos del destacamento y a lo mejor
acaban de remate por crucificarlo. No se hará con un cives romanus que defiende el lábaro imperial de nuestro Cesar pero
los tiempos están cambiando tanto en esta Palestina de nuestros pecados donde
manda la política en la cual los judíos siendo tan arteros porfiados y ladinos
son casi invencibles. No hay quien pueda con ellos. Nunca se avienen a razones.
Son implacables y duros de cerviz. No temen a nadie ni a nada y el filo de
nuestra espada contra ellos resulta cosa inane. Así que ya digo. Quizás estas
razones de las que pongo al lector en preliminares sirven a lo mejor de
antecedentes para esclarecer un poco nuestra situación después de una noche
como la que pasamos desde la prima vigilia hasta cantar los gallos en el
pretorio para destetar hijos de puta idas y venidas los prohombres de la
decapolis y los funcionarios del gobierno provisional y las autoridades
religiosas que para colmo dicen llamarse pontífices y sacerdotes de los sumos
sacerdotes ¡qué lío vaya una marabunta! Esta fue una noche en la que escuchamos
exclamar al Inocente mientras sudaba sangre en el huerto tristis est anima mea usque ad mortem y de mucho jaleo. La plebe
estaba enfurecida y como sin control. Querían condenarle a muerte. ¿Qué mal ha
hecho? Un romano no entiende los recovecos mentales que exhiben a toda hora
estos legalistas jurisprudentes avezados al escrutinio de la letra muerta y se
jactan de conocedores impermeables de la ley por la ley. Una iota de la
escritura no se podrá cambiar sin que perezca el mundo. Pues apañados vamos.
Nos exasperan nos confunden a los romanos. Son el poder invisible. Vas a pegar
un tajo a la cabeza de uno que crees enemigo del Cesar y ya no está. Se ha
difuminado. Se esconden bajo las piedras, se ríen. Risa y llanto de Israel.
Carcajadas que resuenan en la tumba vacía. Lóbregas miradas detrás de los
ajimeces de la calle desierta. En esta provincia he temido las emboscadas como
en ningún otro lugar de la tierra. Son expertos en la guerra de guerrillas y en
los actos terroristas. La tropa anda y no es extraño con la moral vencida. Pues vamos camino del monte de las
calaveras un lugar horrible un osario u hoyo Castrillo como el que existe en la
oppidum de la cual provengo allá en
la Tarraconense de la Hispania. Me dicen el Iacetanus a cuenta de la ciudad
donde vi la luz pues bien allá hay un lugar a la salida de la Porta Cavea donde dejan a merced de los
buitres y las águilas los cadáveres de los animales muertos y de aquellos
ladrones, violadores asesinos mala gente condenada por los magistrados a
perecer sin sepultura pues este Gólgota es eso y acaso peor que el Podium Castellun de la localidad de
Jaca. Da un poco de miedo pasar por este lugar por cuya cima planean las
carroñeras y los cuervos hacen ronda, huele mal y hay mucha basura en las
laderas. Es el peor lugar para estirar la pata. Un sitio impuro para un romano
donde se teme a unos dioses familiares de los que se ríen siempre los hebreos y
a cuenta de ese odio que sienten hacia lo que ellos consideran idólatras se
ríen de nosotros y no desperdician ocasión para mentalmente arrinconarnos
mediante engaños y por virtud de sus artes secretas. Hasta no nos consideran
personas ni hombres. Somos paganos
depravados. Sombras. Un orgullo de casta sienten que les vuelve del mayor de los
fanatismos pues la verdad sea dicha no conozco gente más fanática ni testaruda
tampoco más envidiosa. Pues envidian a
los griegos a los que imitan en sus costumbres y en su alta calidad intelectiva
pero a los que luego tildan de borrachos y de maricones dada la inclinación de
sus filósofos al amor de los efebos. Los partos y los medos y los mismos
germanos no tienen el corazón tan duro como muestran estos señores de horca y
cuchillo, que se autoproclaman elegidos de Yahvé con la ley en la mano, a los que
el Inocente llamaba sepulcros blanqueados y razas de víbora. No se calló un
pelín y por eso lo elevaron al palo. Una venganza sistemática calculada fría
sin precipitación puro cálculo y con toda la alevosía de la cual es capaz el
ser humano. Cunctancter… Cunctanter decía nuestro capitán por decir algo. Es un
británico de casi dos metros de estatura
pero yo le he visto hoy medroso. Tiene el pelo rojizo y por debajo del penacho
del morrión de su galea de plumas de gallo y de cerdas de alazán rojizo horribili visu que infunde pavor al
enemigo cuando avistan nuestras turmas empenachadas le asoma un cogote lleno de
pecas y el miedo a las fuerzas oscuras ese espanto irracional hacia las cosas
invisibles e inexplicables ya que tiene de frente a un enemigo muy superior a
la de los peanes y los coribantes que conoce las normas secretas del mundo más
allá de los astros. El miedo es una palabra que no se escribe en idioma de un
legionario romano. Hoy no era aquel hombre que vimos en la entrada de Lutetia
hace una par de años o en Numancia. Todo el vexilum
rindiendo culto a su prócer estatura. Las escamas de su loriga de oro relucían
bajo el sol de Hispania rodeado por una cohorte de pretorianos nubios y de
esclavos que arrastraban el peplo y de las mujercillas que traía su
cohorte detrás de los lictores con el
hacha y las fasces y el orgullo de ser romano como exuvium o botín de guerra
acogidas a la sombra de su lacerna y
anhelando la protección de su gladium
a los sones triunfales de la tuba y del cornu
buccinum. Hasta en las cáligas trae
nuestro Centurión polvo glorioso de todas las conquistas. No me lo puedo creer.
Parece obra de brujos o la quemazón de un coruscante rayo que cae súpito en la
seca tormenta. Yo soy su decurión y tengo a mi cargo el control de los
manípulos del ala izquierda. En mi cohorte hay hastati o lanceros y triarii o
de la reserva. La vida es milicia un batallar constante. El honor de Roma lo
llevo esculpido en el pecho desde que juré fidelidad al emperador me humillé
ante las torques y esparcí la sangre del vítulo con la que bautizó el sacerdote
de Júpiter mi cataphracta. Es el
ardor de mi brazo. Es el fulgor de mi espada. Fidelidad a Cesar hasta la muerte
y lealtad a mi centurión Britanicus. Así le llaman pues viene de Eboracum ciudad
al otro lado de las Galias donde se encuentra el vallum o empalizada más al norte cerca de las tierras de los picti
que en verano ven sol a medianoche. Allí en una de las campañas de
nuestros tribunos fue hecho prisionero con sólo catorce años por los nuestros
cuando Cesar hizo la guerra domu
militiaeque por mar y por tierra y nuestras classes (tropa) atravesando la Támesa en persecución de silures,
trinobantes y dumnoni del trans fretum gallicum a cuya estirpe pertenecía
dirigiéndose hacia el Ousium en las márgenes de Eboracum. De primeras bajo la
jurisdicción del aquilífero que lo llevó a Roma como esclavo. En la Ciudad
Eterna se hizo notable por su fuerza y peleó en el circo como hoplomachus gladiador ante el cossesum
o admiración de la plebe que quedó maravillada de sus enormes fuerzas y de la
bella disposición de las partes de su cuerpo. Su fama de forzudo llegó a
equipararse con la de Urdus y otros espaderos de fama que se midió las
tarabillas con un toro de Etruria y lo dobló la testuz en desigual esgrima de hombre contra
minotauro estrangulándolo haciendo fuerza desde el morrillo a la cabeza.
Portentosas vires las suyas. Como cosa jamás vista o de designio de los dioses
el propio Augusto que presenciaba la lucha mando traerlo ante su imperial presencia.
Quedas libre, Britanicus. Las más hermosas matronas le dispersaron su
benevolencia y suspiraban por su intimidad. De la misma emperatriz fue fámulo.
Pídeme lo que quieras y te lo concederé. Sumo señor dominador yo solo quiero
servirte, dijo el esclavo. Entra pues en mi ejército. Manda a mis hombres y que
te asciendan a centurión. Fue así como fue manumitido aquel joven de Eboraco y
dejó la gleba. Para devenir en mílite que ganó territorio para el emperador. La
crista de su galea flameó por todos los rincones de las provincias desde el río
Ibero hasta el Rin. Se distinguió sobre todo en el asalto a plazas fuertes y en
las escaramuzas de las ciudades de los germanos y de los helvéticos. Primero
fue signífero y después aquilífero. Alférez de Roma no lo hubo mejor marchando
siempre en las vanguardias sin temor a los dardos hostiles a la sed y a la
nieve a los malos vientos y a los hielos
las noches de guarnición. Conoció todas las castrametaciones de la
Tarraconense y la Gallia. Estuvo en Panonia y en el Ponto como portador de las
águilas del imperio y de los símbolos de la victoria de nuestra legión. La
nuestra es la famosa Legio VII también conocida como la victrix porque en
verdad nunca hemos conocido derrota. Bajó las enseñas insignes de las otras legiones
famosas la Macedonia y la Coadiuvatrix
hizo la guerra a los bárbaros en
sus hombros toda la fuerza del Lacio y en sus pies toda la ligereza de Aquiles
alado. Ganó fama de concursator duro
en las marchas e inagotable calcando con sus pasos todas las piedras miliares
de las vías del imperio. En nuestra hoja de servicios figuran las empresas
contra los astures, vacceos, arévacos, autrigones y las salvajes tribus de los
bárbaros más al norte. Primero en las Galias y en Britania. Más tarde en
Helvetia y por fin peinamos las márgenes del Danubio desde Panonia a la Dacia.
Ahora Palestina que ha sido para nosotros la campaña más difícil de nuestra carrera militar. Muchos de los
muertos han perdido aquí la vida. Gracias a la dureza del terreno y a las intrigas
del enemigo que es un experto en la guerra psicológica nuestras filas están
siendo diezmadas por la deserción. El terror anímico aterriza sobre nuestras
empalizadas. Aparte Jerusalén me parece el destacamento más aburrido de los que
conozco. Demasiados predicadores. Muchas preocupaciones por las cosas divinas
pero aquí los hombres y las mujeres les importan poco. Se utiliza a dios como arma de
agresión. Se barajan excesivos pensamientos abstractos y los filósofos y
teólogos me parecen iluminados y la gente intolerante, orgullosa, hipócrita y
desalmada y a veces un poco irreverente con el ágora ateniense donde no se
toman en serio a los dioses incluso tienen un templo dedicado a la deidad
nombrada y se hacen grandes juergas y banquetes. Recordaba su visita al Olimpo
en tierras de Tesalia donde un dios tirado por un carro en que una cuadrilla de
tigres iban al freno se reía de las intemperancias de los mortales. Zeus era un
dios con rostro bímano que tenía en su poseer las mismas virtudes y defectos
agrandados del resto de los mortales. Aquí no. Los rabinos se lavan quinientas
veces al día pero ello no impide la suciedad interior. Me parece que por dentro
utilizan poco el pomo de jabón. Hay una mugre que le preocupa a un romano y es
la mugre de las almas. En Jerusalén las tabernas (cauponae) están prohibidas a la luz del día lo mismo que los
burdeles pero no he visto una ciudad con tantos lupanares ocultos bajo el
brillo de la luna y los sórdidos rincones extramuros. Las hetairas dominan la
vida de la ciudad y esa es una de las acusaciones que se han formulado contra
el Inocente que andaba de acá para allá en compañía de recaudadores extranjeros
de gentecilla de poco fuste y sobre todo de mujeres. Esto último no me extraña
pues algunas de mis amigas me han confesado que no hay otro hombre más bello en
toda Palestina como ese que dicen el Nazareno. Es bello como un griego. Alto
rubio de barba bellida y cabellos bien poblados ojos de mirar perfecto un hijo
enviado de los dioses tan elocuente en sus palabras como en sus silencios. En
mi manipulo se ha hablado mucho de él y es discutido pero todos lo conocen
desde los tribunos hasta el último recluta. ¿Por qué quieren matar al Basileus?
Porque se creía hijo de Adonai una blasfemia para los oídos de los celosos de la
ley. Pero esa no es razón. ¡El dinero! Valiente razón entre judíos. No diré las
dudas que me asaltan a lo largo de este relato. Los concursatores o tropa de
infantería han seguido a ese hombre en sus predicaciones por Galilea y han
tramado de ocultis el ingreso en su sinagoga. Al principio creíamos que era una
sinrazón de la gentecilla. Un vélite como yo he sido adscrito a la caballería
no teníamos por qué mezclarnos en las disquisiciones de la chusma. Tengo
autoridad y puedo decir a uno de los hombres de mi batallón ve y va pero el
Basileo utiliza otras razones que no son de aquí. Pienso que pertenece a un
grado de hombres superiores. No le entendíamos nosotros cuando dijo que vino a
traer la guerra. ¿Hablar de guerras a un romano? Estamos cansados de batallar.
A los milites nos gusta pelear. Es nuestro oficio asaltar villas talar campos y
escalar muros. En mi tierra hispana donde fui reclutado aprendí a manejar las
cajas de guerra la brigola el musculus de la zapa y el onager. Nuestros arietes
han taladrado mil puertas y bajo
nuestras lanzas cayeron por tierra muchos adarves porque para nuestra milicia
nunca se oyó hablar de moenia o muros inexpugnables ni cerco que
pudiera ser alzado por las armas a no ser por los equus troianus y eso que andando el tiempo diera en llamarse quinta
columna en las que se especializaron los hijos de Israel pero este hombre nos
desarma. Sus palabras sobre amar a los enemigos nos han dejado sin argumentos.
Metido en un carro de guerra participé en la toma de Iliturgis. Pasamos a la
ciudad a cuchillo sin respetar a mujeres niños o ancianos y en Numancia vimos
inmolarse a sus moradores. He matado a cientos. La crueldad es nuestra
compañera de viaje e incluso en las casas de Roma vi cómo las damas portan
consigo un punzón afilado para picar en las carnes de sus esclavas cuando éstas
no les eran obedientes. No me apiado pero no me acostumbro a ver morir a un
hombre aunque sea mi enemigo. Pero es la ley. Que perezca el hostis
para que Roma siempre viva. Una de nuestras diosas nacionales es la
cruel Bellona la de los múltiples brazos que ampara a los valientes y ahoga a
los cobardes con sus múltiples anillas. ¡Qué me vais a contar! Sin embargo no
he sentido tanto miedo a las deidades como en esta madrugada cuando llovía con
fuerza sobre las losas del pretorio y caían truenos y relámpagos. Para colmo
uno de nuestros flámines actuando como intercesor o capellán ante los dioses al
destripar las entrañas de un cuervo las pasadas calendas vio augurios
desagradables y un mulo de nuestros acemileros montó a una yegua sin aparear y
la dejó preñada. Nació un híbrido monstruoso que nos hizo temblar de miedo. Van
a pasar cosas. Ya están pasando. Los astros no engañan y el que padrea un
garañón nacido de burra y caballo se interpreta como el más ominoso de los
presagios. Maldigo la hora en que nuestra VII marchó a la Siria a aplastar la
revuelta de Israel contra Cesar. Barruntando desgracias me quedo solo pues hace
poco en una escaramuza al poco de marchar contra Sidón un dardo perdido me
alcanzó el calcañar y me ha dejado el pie yerto. Querían licenciarme pero yo me
he negado a pedir la absoluta. Eso equivaldría a la miseria y a la mendicidad.
Me estoy curando las heridas con unas yerbas en
una receta que me dio un soldado que había ido a consultar a la pitonisa
de Cumas para un caso semejante pero cojeo sensiblemente. Eso me preocupa pero
yo no puedo renunciar a mi stipendium
ni a mi soldada con la que mantengo a mi mujer Prímula y a mis tres hijos
Venancio Claudia y Corvinus que habitan en Bibilis. Seguiré sirviendo al Cesar.
Él es mi jefe mi guía mi dux y mi deus. Las pócimas de la saludadora no me
vienen mal. Pero si salgo de ésta con vida pienso peregrinar a Delfos y me
prosternaré ante la imagen de Afrodita en acción de gracias. Zeus sea loado que
no he quedado inútil para el servicio. Además creo que mi centurión me protege.
Cree que soy uno de sus mejores soldados. Un dardo enemigo le había dejado el
pie yerto. A pesar de su cojera el decurión no quiso pedir la absoluta.
Continuaba bajo las banderas de su milicia en el cuerpo del ejército que
dependía del gobernador de Siria y a las órdenes del preceptor Poncio. Sentía
una veneración religiosa por la figura del emperador que no solo era el jefe
caudillo o dux de los legionarios romanos y el Zeus o deus al que se invoca.
Para curar su herida acudió a Delfos donde la pitonisa amen de iniciarle en los
misterios póstumos de aquella tarde
horrenda en que sacrificaron al Inocente le receto una hierbas con las cuales
el estigma del dardo en el calcañar fue cerrando poco a poco. Hizo varios
sacrificios a Júpiter. Aunque maltrecho no había quedado inútil para el
servicio. Aun picó espuela algunos años como decurión del orden ecuestre y pudo
cabalgar por Palestina siendo testigo de movimientos de multitudes y de hechos
portentosos que se narraban en el entorno de aquel Galileo a los que sus
enemigos de la clase sacerdotal hebrea intentaban presentar como enemigo de
Augusto. Durante la convalecencia estuvo al frente de una patrulla de funditores
(honderos) baleáricos encargados de hostigar con sus tiracantos a las patrullas
rebeldes que infectaban las montañas de Judea. Eran grupos de fundamentalistas
religiosos a los que denominaban esenios y que formaba una secta que
anunciaba la inmediata llegada del Mesías que habría de libertar a Israel. Eran
hostiles a Roma y muchos de sus cabecillas perecerían en el palo de la
ignominia. Jacetanus llevaba algo así como año y medio en el regimiento que el
centurión Cornelius comandaba y añoraba otra clase de pelea a campo abierto
como por ejemplo, la que había presenciado en las Galias o en las somnolientas
guarniciones de Hispania o las estepas de las campañas en el reino de la noche
y el hielo contra los escitas al otro lado del Ponto. La guerra contra los
judíos tenía un carácter brutal y psicológico con aditamentos espurios de
“guerra sucia”. Por otro lado presentía que como enemigo de Roma el pueblo
judío era el peor que habían tenido en el Lacio y daba prácticamente la
desigual lucha por perdida. Las legiones y al cabo de más de una generación
quedaría demostrado tendrían las armas y la fuerza pero la voluntad de vencer
pertenecía a Israel. En aquel momento en el que se circunscriben estos
acontecimientos la provincia de Palestina que comandaban al alimón Herodes el
Tetrarca y el pretor Poncio Pilatos de Lusitania estaban pasando por un momento
delicado de gran inquietud social política y religiosa. La paz augusta había desencadenado un
movimiento de tregua (indutia) pero dicha tregua era también insegura y
la cosa estaba muy revuelta con el reparto de competencias, las sospechas, los
recelos y los anuncios de la venida de un verdadero rey de Israel que
rescataría a las trece tribus del yugo romano. Muchos de aquellos encuentros
acababan en las horcas caudinas cuando Augusto imponía su férula y ley.
Cornelio aquel mediodía estaba de un humor de perros.
No entendía nada. No entiendo nada. Cunctancter, cunctancter. Iba de acá para
allá como un sonámbulo. Se les había
pasado aviso desde el pretorio al destacamento para desempeñar una
misión que detesta todo legionario romano que se precie: la administración del
tormento. Se trataba de un castigo in ápice; primero una flagelación luego
escarnio y por ultimo la crucifixión en el Gólgota. El reo un tal Jesús al que
fue a escuchar al desierto cuando estuvo franco de servicio no le parecía a uno
de aquellos facinerosos tan abundantes en la Decapolis o un peligroso
conspirador esenio. Pese a la herida aun montaba los caballos de Panonia con la
solercia y habilidad de los desultores dacios. Picaba espuela y
cabalgaba por la provincia en armas patrullando la frontera con Persia e
Irania. Hasta Petra llegaron en sus cabalgadas a ofrecer incienso a los dioses.
No se agotó la llama y se quemó la resina de un golpe por lo que los sacerdotes
que oficiaban aquellos sacrificios lo tuvieron por una funesto omen
-Algo va a ocurrir. La muerte del Justo traerá la
ruina de Roma, dijo un agorero con las barbas en forma de boca de hacha.
Jacetanus aunque respetuoso con estas cuestiones de la
religión no era muy dado a fantasmas ni a predicciones de desgracias pensando
que en la vida todas ellas vienen por su cauce y que no somos nada. Sin embargo
no desestimaba hallarse el imperio en un tiempo de crisis que acarrearía la
resaca de un mar turbulento sobre las costas del Lacio. Llevaba año y medio en
el destacamento a las afueras de la ciudad santa contemplando en alguna de las
muchas guardias los atardeceres prodigiosos del horizonte jerosolimitano que
contemplaba desde su garita displicentemente alargando la mirada sobre un lugar
tan poco atractivo. Jerusalén sus dos acepciones hieros o connotación de santidad, en quiere decir shalán y esto
suena a mis oídos como la más augusta de las ironías; si no, miren la historia,
he ahí una ciudad sumida en guerra constante a costa de la idea de un dios que
cada uno interpreta a su manera- únicos en el mundo pero muy rapiñaos y mucho
mas repentinos que en aquellas zonas de las Galias y de Britania por donde
anduvo de patrulla. Le parecía al legionario hispánico que el lugar era un
sitio maldito y que el arca de la alianza no guardaba los santos preceptos como
decían los rabinos sino un código misterioso sobre la preeminencia diabólica en
las cosas del mundo. El rosa de los rayos declinantes de poniente besaba la
punta de los cirros y las murallas se teñían de un color ocre que contrastaba
con el brillante diamante de las cúpulas del templo de Salomón. Esto es una
guerra sucia. A mí que me vengan con monsergas. Son unos conflictos que no me
gustan donde la política se entremezcla con la religión. Luego están los judíos
un pueblo arrogante y problemático. El más orgulloso de la tierra también el
más levantisco e indomeñable. Ahora estamos en tiempo de tregua (indutia) pero la provincia anda
revuelta: disquisiciones sobre la llegada del Mesías, orden de prioridades,
exenciones, prerrogativas, bulas gentilicias. Dicen que va a llegar el
libertador de Israel que les liberara del yugo romano. Por eso comprendo la ira
de Cornelio. No da abasto. No comprendemos nada. Nadie nos explica que esta
pasando. Nos llamaron del pretorio para hacer un servicio desagradable. Primero
una flagelación con verbera sayones, escupitajos, blasfemias y todo y más tarde
y camino del oscurecer una crucifixión en lo alto del monte. El reo un tal
Jesús al que muchos conocían pues habían ido a escucharle al desierto. Yo
recuerdo su mirada dulce, su sonrisa tierna y su aspecto prócer. Cuando me tocó
una vez sobre el hombro quedé libre de
mi cojera. Pero más que de los males físicos le he de agradecer que me alejara
de las enfermedades del alma en particular de la melancolía que vengo
padeciendo. Siento añoranza de mi tierra oscense allá en las riberas del Ebro
con sus campos de cerezos y sus muchos piescales y rosales silvestres (cornata)
que rodean en espléndidos y surtidos valles los muros de mi Jacta natal. Entiendo porque la cólera del jefe. Me
pareció ver asimismo la cólera del dios en estos instantes. Las palabrotas de
grueso calibre y los juramentos le salían hasta por el penacho de su galea. Se
ha infligido la ley romana. Se ha pisoteado el jus-juris o derecho de
gentes. Ese orgullo que siente todo cives
romanus ha quedado conculcado y para el arrastre. Para los judíos no hay
leyes. Ellos son la ley
-Los judíos se ríen den nosotros, Manlio.
Sus palabras sonaron rotundas y airadas derramándose
con eco cruel sobre las baldosas del gazofilacio. Entrábamos entonces los de
relevo a hacer guardia en el pretorio. El pretor había pedido refuerzos y los
del sanedrín estaban en pie de guerra a causa de no sé qué, de ciertos dichos o ciertos
hechos del inculpado que dice llamarse enviado de Israel. Pedían su muerte a
gritos por las calles de la ciudad. ¡Cuan ingrato tornadizo y frágil de memoria
es el vulgo! Antes de anteayer se despojaban del manto para alfombrar el camino
ad portas de Jesús que entraba en la ciudad a la grupa de un pollino.
-Reo es de muerte.
-¿Qué pecado hizo? ¿Qué crimen ha cometido?
-Se hizo a sí mismo hijo de Yahvé ¿te parece poco?
También el cónsul de Roma estaba visiblemente contrariado.
Su prestigio de Licurgo togado y su capa
pretexta no quedarían indemnes al cabo de aquel proceso. Parecían llena de
escupitajos de los sacerdotes de la ley. Pero su serenidad y eso que el
gobernador estaba lívido contrastaba con la cara enrojecida de uno de los sumos
sacerdotes que se mesaba las barbas en señal de enojo golpea su pecho y se
rasga la pechera litúrgica con el racional cubierto de escamas de oro. ¿Es esa
la clase de justicia que hace roma defendiendo a los blasfemos y a los falsos profetas?
Cuando las cuestiones de la republica se enredan con las de la religión malo.
Mucho hay que temer. Y si Anás se portaba de esa manera no habríamos de perder
de vista a su suegro Caifás que echaba espumaradas por la boca se corto las
guedejas de sacerdote según la orden de Melquisedec (una frase hecha como otras
cualquiera) y ató un nudo de impureza sobre las filacterias. Este es pueblo es
muy teatral y ceremonioso. Hacen aspavientos hasta para demostrar su
indignación.
-Pon un centinela en cada flanco, Manlio.
Hice como me pedía mi centurión. El lithostros era un
mar de gente. Mucha gente ociosa barzoneaba por el enlosado con poco que hacer
y sin saber cómo pasar el tiempo de un día festivo. Había noctámbulos y los
habituales peregrinos que preferían merodear por las calles hasta ser de día
por no haber encontrado alojamiento. Otros eran gentes sencillas a los que las
nuevas del tumulto había sacado de sus casas y estaban a la expectativa de lo
que pudiera pasar con esa mirada intensa de expectación mesiánica tan
israelita. Por aquellos días la población flotante era bastante numerosa por
motivos de la pascua. Tampoco faltaba la chusma ni las mozas de partido
que andan siempre igual que el tábano
detrás de la matadura de una acémila. Gente desocupada que quería saber y enterarse de lo que pasaba. Jesús ha
sido piedra de escándalo y ya digo como era tarde de fiesta había bastante
pueblo en los alrededores del castillo. Acababan de cerrar algunos de los poco
chigres (cauponae) existentes dentro del recinto sagrado y allí se agrupaba una
multitud variopinta de alquilonas cananeas que hacen la carrera por las calles
de la Ciudad Santa a la caza de algún ultimo cliente, algún peregrino sin
posada o de algún milite de permiso. Cruzaban las calles vagabundas con harta
soledad y mucho frío en el cuerpo huyendo del relente de las noches del mes de
Nissan en puertas de la primavera pero cuando todavía hace frío en Jerusalén e
incluso hiela. No faltaban las fregatrices y las señoras de la limpieza y
merdellonas solicitas que gustan de hacer corrillos intempestivos con los
soldados y dicen frases y largan risas. A cambio de sus ocurrencias estas les
lavan la ropa gratis o les tienen la impedimenta y les llevan al cuartel sopa
caliente algún estofado y lo demás. Desde que senté plaza de soldado no he
visto jamás tanta movida. Este ir y venir. Este apostrofar. Este azacaneo de
noticias y despachos de truchimanes y de correveidiles. Los judíos se ríen y
avergüenzan de los romanos que comemos con los dedos y no nos purificamos o
lavamos las manos antes y después de cualquier refección. Me llamó la atención
en medio de las befas la insolencia de una de las Maritornes que le hizo sacar
los colores a un pobre hombre con aspecto de palurdo que se calentaba ad prunas en una hoguera que habían
encendido en el patio y que debía de ser amigo del hombre que juzgaban mediante
falsos testigos:
-Tú debes de ser de su cuadrilla. Hablas con acento
galileo.
Los galileos se expresan con un retintín especial. Es
un deje algo paleta que exaspera o causa risa a los jerosolimitanos castizos
que se consideran hijos de David porque menudos son ellos.
-No me vengas con tonterías. Yo soy de aquí aunque fui
pescador en el mar Tirreno.
-No te creo- dijo la fregatriz
El hombre tenía el pelo rizoso y era corpulento. Su
aspecto era el de un pescador a juzgar por las manos encallecidas. Parecía
acobardado pese a su prestancia física ante las preguntas capciosas de la
fémina. Parecía medroso y muy entristecido.
-Pues las cosas como son. Tú andabas con ese. Me lo ha
dicho una compañera que es de por ahí de donde tú y te conoce.
-No sé lo que me dices, mujer.
El intruso, presa entonces de un repentino temor
y llevándose la mano a la navaja por si
las moscas abandonó el porche. Oímos
cantar el gallo por segunda vez y a la tercera, cuando entonaron sus gritos
aleatorios los mastos de todos los corrales de Jerusalén, el buen galileo al
que dicen Cefas salió del recinto llorando. Era
ya la segunda vigilia..
-Vaya una noche para destetar hijos de puta – le
escuche decir a un veterano de la guerra de las Galias arropándose como podía
las orejas echándose el capote de piel de tigre sobre la cabeza. Era el gálico
Adrianes uno de mis hombres más fieles.
También estaba triste. Longinos
su compañero de terna junto con Maudilius tampoco hablaban. Estaba de plantón a
la salida de la escalinata paseando la guardia y andando sin descanso y
amenazando al mundo con su lanza. Como hacia frío tenia subido el borde del
capote o paludamentum hasta casi las orejas que le resguardaba del relente de
la amanecida. Las plumas de su penacho que eran el orgullo del destacamento por
el contrario ahora algo cresticaidas parecían, advirtiendo la pena y turbación
de los equites. La madrugada no podía ser más melancólica y allí todos
parecíamos desterrados. Y un destierro sagrado era el nuestro, cunctancter.
Cunctancter. Así, easy, vayamos paso.
Cruzó el cielo de aquella madrugada de viernes de abril una golondrina. También
parecía acongojada. Los pájaros en señal de de duelo cesaron en su canto. Roma
hace justicia pero nunca asesina.
-En menudo embolado que nos van a meter esos
israelitas.
Se cruzaban apuestas sobre quien habría de ir, se
retorcían los argumentos con esa habilidad típica que tienen los talmudistas
para hacer de la necesidad virtud para que las buenas intenciones se conviertan
en malas obras y para que el agua se transforme en vino. Vi al centurión por un
momentito. Llevaba en el peto incrustado los exvotos del dios con sus
agradecimientos y los exuvium o trofeos conquistados al enemigo durante
las maniobras de conquista. Eran el
testimonio de todas las campañas en las que había participado: una cabeza de
Isis de oro macizo, el prendedor de una matrona dálmata y un flavelo en miniatura que le había regalado una etiope. Es fuerza
confesar que nuestro centurión poseía un cierto ascendiente con las mujeres.
Colgaban también de una cadente que portaba al cuello dos figurillas de Castor
y Pólux las deidades a las cuales la milicia ecuestre se encomendaba antes de
arrostrar la lucha. Decía que tales fetiches le daban suerte, lo que no dudo
pero estaba seguro que en aquel día en que amaneció Júpiter, el mas inicuo de
las historias del mundo, íbamos a necesitarla pues estaba ocurriendo algo muy
gordo. ¿Era el principio del fin del imperio? Ante la fuerza de los hados nos
sentíamos inermes, de antemano derrotados. Las fuerzas del destino nos eran
contrarias y debajo de la columna rostral del Arco Mayor romano unos desalmados
se habían puesto a jugar a los dados. El sonido cual sistro siniestro del
cubileteo de las fichas dentro del capacete de la fortuna donde se movían
ciertos números con las papeletas del devenir hacia temblar los cimientos del
Capitolio. La loba capitolina daba siniestros gritos de dolor. La leche con la
que amamantaba a los dos mielgos veneno volviose. A las ninfas del cantón
siempre les hemos atraído los soldados no sé por que. Entonces fue cuando se
acerco a mi una tal Miriam que había visto hacer la carrera por toda la
Decapolis y me espeto de antuvión:
-Seguro que no eres partidario ni de los unos ni de
los otros. No eres ni griego ni galileo ni tirio ni troyano. Todo esto que esta
pasando te la debe de traer floja y lo más probable que no entiendas nada de
política. Vámonos a echar un polvo ¿Subimos un ratito?
La reina me ofrecía sus favores con ese desparpajo de
las meretrices hebreas tan agresivas como procaces con que acaparan,
funestísimas, a sus clientes.
-Mira, prenda, hoy Marte no puede ser cariñoso con
Venus- le dije temiendo una celada. Muchos compañeros de la brigada habían
sucumbido al ser seducidos por estas tusonas encerronas al servicio de la
guerrilla tan abundantes en Palestina
Livius Jacetanus conocía a aquella mujer pública de
verla por las calles de Ramala. Su nombre era Noemí y hacia honor a su
titulo que quiere decir hermosa. Creo que había trabajado como bayadera en el
cuerpo de baile de Herodías. Era amiga de María de Magdala y tenia su mejor
clientela entre el clero y los pontífices (¡oh como detesto esta palabra tan
altisonante de pontífice después de haber visto pedir con tanto denuedo a
Caifás el santurrón fariseo la cabeza del Inocente, pontífice o artífice de
puentes entre dios y la tierra!) pero Noemí había terminado ejerciendo su
oficio por las esquinas y garlitos de mala muerte de la ciudad santa. Entonces
se escucharon pasos y grita de gente que se acercaba. Oí la voz de Britanicus
autoritaria. A mí la guardia. Desenvainamos la poderosa de las estocadas.
Echamos fuera del recinto a las putas y a los mirones que huyeron presas del
pavor ante el filo de nuestras espadas y el fulgor de las lanzas. Yo estaba
enojado y me entraron ganas de hacer correr a gorrazos a alguna de aquellas
rameras. Nunca me ha apetecido maltratar a mujer alguna pero, vistas las
circunstancias, hubiese descargado mi ira contra lo primero que pillara como en aquella ciudad de
Un verdadero contraste es la simplicidad de este
atuendo si se la compara con los más de veintitantos ornamentos que adornan el
cuerpo de los sacerdotes cuando ofician cerca del sancta sanctórum de Jerusalén
o la gran cidaria de los pontífices máximos que cantan constantemente sus
peanes en las ofrendas a Júpiter. Este hombre al morir en una cruz creo que ha
venido a traer la guerra. Es un revolucionario. Ha venido a poner las cosas del
revés. Sus palabras y sus actos constituyen una carga de profundidad a la línea
de flotación del sistema. Su gran delito, robar el fuego a los dioses y entrar
con un látigo en el templo de su padre que profanaban los cambistas y
publicanos. Su desnudez es una afrenta para los que visten pieles de marta
cibelina e inducen a las espaldas mantos de armiño y togas pretextas. El poder
siempre lo considerará un enemigo. Lo ahorcarán doscientas veces pero al cambo
siempre resultará e inundará las plazas con sus turbas de desarrapados, de
famélicos, enfermos y perdedores. Los curas y los políticos siempre andarán
sobre sus escritos con mirada vigilante pero en última instancia y al no
poderlo vencer intentarán usurparse mensaje y apropiarse de su enseñanzas. Así
que los curas y los obispos harán un montaje con su evangelio. El culto a los muertos
les dará de comer.
Mis ojos se posaron en la túnica del Salvador. Era de
color carmesí retinta en sangre de los golpes y de los palos del simulacro de
la coronación. ¿Eres rey de los judíos? Um pues ahora mismo te colocamos los
símbolos y le pusieron la caña por cetro, un saco por manto de armiño, un
pedrusco redondo que habían encontrado en los caminos por la imago mundi de la armilla que las testas
coronadas – y aquella era una testa coronada de dolor y escarnio, un rey de
aflictos que abrirá la comitiva de los de copas, espadas, oros y bastos, todos
los palos de la baraja, que en este mundo han sido y después de mí el diluvio y
todo lo demás- y encima de la cabeza aquella tonsura de pinchos ciñendo las
sienes admirables. La túnica de una sola pieza había sido tejida por los dedos
amorosos de una Penélope mística. La tejedora era aquella anciana de luto que
estaba al pie de la cruz y a la que otras dos compañeras sostenían por los
ijares para que no se desmayara. Madre dolorosa y aquella visión enorme y que
tuve el privilegio de contemplar como testigo ocular quedaría fijado en la
retina de la historia y sería fuente de inspiración de imagineros, pintores y
poetas.
-Aguarda, mira bien lo que dices, legionario romano y
guárdate del acrónimo: el cetro, la corona y el manto e armiño no era tributo
de los reyes bíblicos sino de las monarquías medievales.
-De acuerdo estamos jugando al escondite –dije a la
voz de la conciencia- con los símbolos. Las palabras de los cuatro evangelistas
cuarenta paginas que revolucionaron el mundo muy densas y a veces confusas pero
de una fuerza increíble y como si se tratase de un mensaje llevado en volandas
por el huracán del espíritu son una narración deslavazada pero de una fuerza
tal que todavía está haciendo girar al mundo. Su desconexión repetitiva es un
enigma que sigue causando verdaderos dolores de cabeza a los hermeneutas y a
los intérpretes de los sueños místicos.
-Somnia rerum,
yo sueño en mis cosas
-Hechos y dichos pero ¿todas esas parábolas son
ciertas?
-Tan ciertas que han volcado los toneles de la ley
pero pertenecen más que al mundo judío al romano. Por eso los rabinos están que
trina.
-Está claro que la tenían guardada.
-Nescio quid
dicis. No sé lo que dices.
-Yo me entiendo.
La voz me dijo que había una transposición de
términos. En realidad cada unos de los hilos de la túnica inconsútil forma
parte de la malla de un laberinto. Se me metió desde entonces por los ojos. Y
todavía veo el brillo del primer ornamento sagrado. Era la estola más pura el
primer efod y el mejor cíngulo que jamás ciñeran sobre sus lomos los sacerdotes
del templo de Salomón y los flamines romanos que siguiendo la tradición persa
ofrendaban sacrificios animales al Sol. Ello forma parte de los atributos de todas
las religiones órficas. Aquella vestidura sin mangas era la prenda determinada
por el señor para dejar proscritas las estolas, las cidarias, el efod y las
mitras de los jerarcas, todos aquellos ropajes, todas aquellas cosas inciertas
que quedarían abolidas para dejar paso a la nueva ley. La humilde túnica de un
crucificado por rebelde a los estatutos religiosos y políticos de Israel se
convertía en símbolo de un Nuevo Orden. Él se quedó desnudo en el madero pues
hasta le despojaron del paño de pudores o calzoncillos y se los jugaron a la
taba los mercenarios etíopes. Tengo que advertir que la escolta del pretorio
fue retirada y el ajusticiamiento fue llevado a cabo por una cross de la
Frigia.
-El dios está en calzoncillos. ¡Pues vaya!
La frase blasfema no dejó de parecerme un prurito de
verdad porque desde aquel vértice en la que el sol parecía renuente a
desplomarse por occidente la luz trajo los designios de la clarividencia. Los
circunstantes y circuyentes por dadiva divina nos transformamos en presagos y
videntes. En la suma de aquel cerro se daban cita los acontecimientos de la
humanidad en mezcolanza de escenas del presente, el pasado y el avenir. Se
veían escenas insólitas y se escuchaban parlamentos en lenguas extrañas
anunciando en tono de profecía lo que habría de llegar. Lo que fue es y será.
Se abrieron aquella tarde las fauces de la tierra y los sepulcros escupieron de
su boca a los muertos que allí yacían. La desnudez del crucificado era para que
a la humanidad en adelante no le faltara el vestido. El nuevo Adán quiso estar
en cueros para presentarse de esa manera a Yahvé cuando bajó a visitarle en el
jardín del Edén. A la sombra de la cruz nacía un nuevo orden y el paño de
pudores que se rifaban aquellos crudérrimos mercenarios etíopes la vestimenta
de un ajusticiado la prenda de nuestro rescate. En aquellas horas se nos hizo
fácil dejar escapar la imaginación para explicar muchas cosas que carecen de
sentido puesto que la verdad estábamos rodeados de símbolos y cada cosa que
acontecía y cada hora que pasaba era todo un ciclo histórico y un montón de
acontecimientos que serían el sostén de toda una parenética posterior. El mundo
a partir de aquella hora tercia estaría escuchando el sermón de las siete
palabras todos los viernes santos
Apreté la
túnica sagrada contra mi pecho. Sentía un calor extraño en mi piel, cierta paz
interior. La pena y la alegría a la vez bañaban mi rostro en lágrimas. Una
fuerza enorme me sujetaba a la tierra y no era la superstición a la cual tan
aficionados somos en Roma sino algo que estaba por encima de los dioses mismos.
Los decuriones nunca lloráis pero mira mi cara. Estoy llorando. ¿Quién es tu
capitán? Se presenta Manus Britanicus
decurión ¿En qué legión militas? La Victrix o séptima. ¿Ala? Tercera. ¿Mano?
Siniestra. ¿Manipulo? El de los honderos mallorquines. Está bien. Puedes
retirarte. Aquella prenda de abrigo despedía como una fuerza que en lugar de
venganza pedía perdón, que sustituía la turbación por la quietud y exhalaba ese
perfume de olíbano que poseen todas las cosas santas. Hasta incluso creo que me
inhibía de mi vehemencia, una característica por la cual yo me había
significado en el destacamento. Era yo de los de aquella milicia que no da un
paso atrás. Ahora estaba sobrecogido ante mi propia mansedumbre y a mi capitán
Britanicus le ocurría lo mismo puesto que iba de aquí para allá como alma en
pena repitiendo un adverbio de modo: “Cunctancter… cuncti, cuntancter, todos
juntos y despacito”.Bien sabrían nuestros enemigos que esto no era lo normal
pero al contacto con semejante “praeda” espiritual algo se movía dentro del
corazón de nosotros mismos. Algo estaba pasando. Semejante transformación no
entraba dentro de los prolegómenos de la casuística y de la estadística con que
nos marca el destino a los hombres. Venimos el mundo a ser uno más y a observar
una serie de comportamientos y de reacciones estándar. No te saldrás del
camino, beiby pero la gracia lo puede todo. ¿Qué había ocurrido? ¿Qué estaba
pasando? Este sentimiento de amistad y de tolerancia hacia nuestros semejantes
y que no era lo normal formaba parte del legado un mandamiento nuevo os doy.
Era su parte esencial. El testamento del cenáculo: el amor, el perdón a los
enemigos, una píldora muy difícil de tragar para un decurión como yo que recibe
el estipendio de la Legión Invicta. Esta noche se ha producido un verdadero
milagro. Fue aquel cambio, aquella metanoia. Llegaron refuerzos. Los
conscriptos de la impedimenta que en las marchas caminan en la retaguardia
arreando los onagros de Abisinia porteando en las artolas de arpillera
Britanicus trajo vino del Ponto jícaras enteras, orzas, picheles y yo creo que
me bebí una cratera. Beber para olvidar. Consumid el fruto de la uva de tal
manera que desaparezcan vuestros propios pensamientos y que vuestro ojo
desvaríe así que no pueda columbrar la ignominia de este día. Pronto había
muchos bolongos. Sin embargo por lo que a mí respecta a pesar de lo muchos que
bebía no me emborrachaba. El centurión aguantaba el que más pues se conoce que
estaba acostumbrado al lúpulo de Eboraco. Nos mandaban de verdugos a perpetrar
uno de los tormentos más ignominiosos en nuestras leyes penales. Sólo se
azotaba a los violadores, a los asesinos reincidentes, a los enemigos del
pueblo. A los delincuentes peligrosos. El castigo era tan duro que se tenía por
costumbre administrar algún lenitivo o clase de droga tanto a los corchetes que
administraban la feroz penitencia como a los reos. Jesús fue dado a probar una
copa de vino griego. Lo degustó pero no lo tomó y soportó el trance con una
entereza y una valor que yo no he visto en ningún otro hombre. Resistió la
verga con cabos de taba pungente y dientes de pescado-el gato- y demostró no
sólo hombría y valor físico sino una naturaleza humana de tan recio temple que
sobrepujaba los términos habituales. Uno, dos, tres. Hasta cinco mil latigazos.
He de confesar aquí que ninguno de mis hombres tocó al Inocente. Sentían como
una especie de reverencia y un pavor que no teníamos por costumbre. Se delegó
para tal vileza a una jarca de conscriptos judíos condenados a muerte y que se
emplearon con harta saña. El premio a aquella infamia fue la absolución de su
condena. Otro regalo del sanedrín al lábaro y las fasces romanas. Aquella
chusma recién soltada de las mazmorras de la Torre Antonia se empleó con valor
y a juzgar por su sevicia muchos de nuestra cohorte, los que no estábamos
ebrios, nos dimos cuenta que en la Palestinense la vida era tenida en muy poco.
Esa fue una de mis conclusiones. La otra, que los judíos son el pueblo más
racista y cruel de la tierra, raza maldita verdaderamente, viperina, y de
sepulcros blanqueados. A los pueblos que no han nacido bajo el consenso de la
circuncisión los consideran subhombres, auténticas bestias. Este orgullo de
casta les hace odiar a la condición humana a la que pretenden esclavizar
mediante el soborno del oro o las mentiras de su historia. Sacaron para aquel
mandado a todos los violadores, parricidas, salteadores de caminos, ladrones y
forajidos de toda especie. Barrabás era el capataz del equipo. Golpeaban con
tal contundencia que diríase fueran auténticos expertos manejando los verbera o trallas de esparto que
remataban en bolas de plomo como si el oficio hubiera sido el suyo de toda la
vida. Cinco mil vergajazos pero lo más humillante fueron las befas. Un buharro
se puso detrás de él e hizo amagos obscenos de sodomizarlo pero uno de mis
hombres desenvainando la espada le decapitó de un golpe certero. La cabeza rodó
por las baldosas del Lithostros igual que una peonza a la que un niño acabara
de soltar en trompo dejando en pos un reguero de sangre. El gentío que asistía
al martirio reía a carcajadas. El Inocente el rostro ensangrentado y todos los
hombros que parecían una llaga volvió la cabeza y como un relámpago se ciñó su
túnica sagrada desatando las cuernas con que estaba amarrado a la columna del
pretorio y adelantándose unos pasos recogió la cabeza ensangrentada del
sodomita y la unió al tronco. Éste se levantó como si no hubiera pasado nada
lleno de confusión pero arrepentido de aquellas obscenidades contra el Lirio de
de Dios paradigma de la castidad misma. Se prosternó ante él y lo adoró
saliendo después del lugar con su cabeza sobre los hombros. Como si no hubiera
pasado nada. Iba diciendo: éste verdaderamente es hijo de Dios. Le llamaban
Plauto según supe después el cognomen debido a su cojera y creo que era un
mercader de Salónica hermafrodita perdido y famoso por sus inclinaciones
paidófilas. Desde aquel entonces nunca le volvieron a ver en compañía de efebos. Huyó al desierto. Fue
bautizado y creo que murió mártir de los judíos que le llamaban El Impuro y
para los cuales no era óbice su arrepentimiento y la vida penitente que
arrastrara. Era la segunda vez que el ajusticiado utilizaba sus poderes
sobrenaturales después de haber conseguido otra ortomorfosis en la oreja de
Malco que fue tajada asimismo por uno de sus discípulos en un arranque de
valentía. Estaba claro que el Inocente
que se enfrentaba a la violencia y crueldad de la que jamás se había tenido
noticia bajo la capa del cielo no utilizaba la guerra para llevar adelante sus
planes de salvación. Bienaventurados los mansos de corazón. Al verle obrar
aquel portento comprendí que se estaba cumpliendo un designio anunciado mucho
antes.
Entonces un
escriba de los que habían acudido a pedir la muerte de Jesús a Pilato gritó:
-No le hagáis
caso. Es un hijo de la condenación. En nombre de Belcebú hace milagros.
Aquel hecho no
ablandó el corazón de pedernal de los que le condenaban. Seguían ternes en sus
blasfemias cubriendo su cuerpo de gargajos y pronunciando blasfemias. Estaban
cometiendo un pecado que nunca sería perdonando. Y quedaría adherido a aquella
raza de víboras como un estigma. Aquella tarde estaba naciendo el Amor Salvador
pero por paradoja en el Calvario también asistíamos al parto de un Odio
infinito a aquella cruz que sería el símbolo de la condenación y de la muerte
en un holocausto de todo el pueblo de Israel. Veo la ciudad llena de piras
funerarias y sobre sus murallas alzarse una nube densa de fuego que abrasará la
tierra. Los deicidas en esa hora obtendrán su paga. La soldadesca se creció a
raíz de aquel suceso y hubo varios conatos de tumulto que mis pretorianos, tras
el incidente nefando, hubieron de sofocar con las armas en la mano. Seguían
clamando a pesar de todo lo que dijo la vieja:
-Caiga su
sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos.
No tenían
ningún temor de Dios y menos al Cesar. Eran tan altaneros, tan pagados de sí
mismo y orgullosos de sus convicciones que pagarían cara su soberbia apenas dos
generaciones más tarde de que ocurrieran tales hecho. Más que la muerte de
aquel inocente a lo que más temían era a contaminarse pues era sábado y había
que guardar las reglas, ceñirse siempre a la letra muerta, rara vez al espíritu
de su Torá. Tampoco se conmovieron cuando fue sacado al pórtico c coronado de
espinas. Setenta y dos pinchos olorosísimos de cambronera. Aquí tenéis al rey.
Ecce homo. Prorrumpieron en carcajadas histéricas. Mayores gritos:
-Crucifícale,
crucifícale.
Pilatos
que estaba entristecido y como medroso
ante el furor de aquella gente se sentó sobre la curul a deliberar. La
gentualla pedía la cabeza del reo con mayor ahínco. El cónsul de Roma no
comprendía. Yo tampoco entendía nada. Era la hora del asombro. La razón humana
estaba siendo vencida, conculcada la lógica de modo que los argumentos poco
valían mostrándose tonante y prepotente Júpiter Pistor con una energía que
apabullaba. ¿O no era Zeus en realidad el que determinaba semejante secuela de
atropellos contra la verdad y la justicia? Uno tenía la sensación de andar como
flotando. No habíamos llamado a los dioses por su nombre aunque invocábamos su
fuerza. Era otra historia. Era otra cosa. Estábamos jugando al escondite con
los hechos ciertos mucho más allá de las coordenadas que determinan los humanos
comportamientos y desde el primer instante tuve el conocimiento de que aquel
ajusticiado entre los malhechores para ironía de esas special valúes que él al morir de esa manera tenía en tanto
menoscabo y que tanto estima la vanidad humana (ganar buena fama, tener sido en
consideración, ser rico e influyente) era el hijo de dios o hablaba con una
autoridad suprema propia de aquel que puede ejercer su influjo sobre los
astros. Que es capaz de decir a una estrella cae y el gran cuerpo celeste se
convierte en estrella filante. O apostrofar a los peces para que canten y toda
la ictiología de los reinos de la sombra del padre Océano inicia una melodía
infinita que esparcen las ondas y que mueven las mareas de uno al otro confín.
Fuerza suprema. Radiación lumínica y taumaturgia. Levántate, toma tu camilla y
camina le dijo al tullido de la piscina probática y el paralítico de toda la
vida inició una carrera por las trochas que circundan el valle de Hebrón. Yo
soy la verdad y la vida. ¿Quién puede pronunciarse de esa manera sino el
Mesías? Ha blasfemado. El supremo sacerdote escindió su pectoral de oro en dos.
La túnica se la había echado el Inocente sobre los hombros y Pilatos
apuntándole con el dedo dijo Ecce Homo.
¿Qué no os dais por satisfechos, cabrones? ¿No tenéis bastante ya? Les temblaba
la voz. Titilaba el odio en sus barbillas. ¿Ese loco qué se habrá creído? La
envidia, la presunción, los malos pasos, la soberbia orgullosa de los que
escucharon el sonido de las trompetas de Jericó. Todo resultaba inconexo y un
poco como sin lógica. Nuestro cónsul tenía miedo. Era su tercer año. Le
quedaban tan sólo unos meses de mandato. No le gustaba Palestina, nunca
entendió a los judíos. Se había limitado a llenar las alforjas para volver a
Toscana rico. Le aguardaba un retiro en la quietud de su villa cerca de Ostia
regando los geranios, vigilando sus silos y comerciando con los esclavos de
Iliria. Además amaba a su mujer Claudia profundamente a pesar de que habían
corrido rumores por el destacamento de que ésta llevaba una vida licenciosa
pero en el fondo era una buena mujer que se aburría en aquella ciudad cargada
de dioses y de prejuicios y le hacían
añorar a su ambiente de Roma. Los balnea.
Las entradas para el anfiteatro. Le había dado al gobernador cinco hijos.
Un fallo a tales alturas, pensaba Poncio Pilatos, podría ser ominoso de cara a
su jubilación tranquila. No dudaba que aquel hombre que había traído para ser
juzgado nada tenía que ver con las terribles acusaciones de las que era objeto.
Que había sido conducido al pretorio bajo la imputación de falsos testigos y
todas las pruebas eran una burda fabricación. El clima de odio era tan espeso
que casi podía ser cortado con una navaja. Y era aquel encono, aquella saña,
fruto de siglos, fecundaría los negros campos de la destrucción y de la guerra.
Tengo que regresar a Roma cargado de honores y de lingotes. La nave oneraria
que transporte mis posesiones será la admiración de mis admiradores. Mis
enemigos perecerán de envidia. He sufrido mucho esta noche en sueños por causa
de ese justo. La esposa solícita – la intuición de las mujeres resulta
determinante para conocer la verdad – enviaba recados al procurador pero ¿Quid est veritas? La ética de
circunstancias echaría un pulso a la deontología de un juez. Al fin y al cabo
muchos jueces romanos estaban corruptos y los senadores ambiciosos que eran
enviados de procónsules al Oriente sólo tenían ambición. Para volver con los
carros y transportes cargados de riquezas y encender un cirio en el templo de
Vesta enhiesto en una palmatoria de oro sembrando la admiración de los padres
conscriptos. Velay al hombre. Ciertamente es una injusticia. Este hombre no ha
hecho nada malo. Parece un orate pero escuchad cómo chillan en la platea. La
chusma brama pidiendo su muerte. Al fin y al cabo nadie sabe dónde está la
verdad. No puedo comprometerme ni poner mi carrera política en entredicho.
¿Quién eres tú? El ajusticiado se entregó al más impenetrable de los silencios
pero era un mutismo manso sin queja bajo la arcada de las columnas dóricas su
rostro dolorido bajo la imposta, los ojos traspasados de melancolía, de dolor
el gesto. Nadie quería compromisos ni complicaciones en la vida. A mí que me
dejen tranquilo. Yo voy a lo mío. Hágase mi voluntad y que se caiga toda la techumbre
del firmamento. No te metas en camisas de once varas. Entonces un esbirro de la
escolta con ganas de hacer méritos le arreó una bofetada y el alapa volvería a repetirse por el mismo
sujeto en la casa de Anás un viejo de barbas hirsutas la nariz larga y el gesto
hosco rapaz desconfiado e insolente. ¿Así respondes al pontífice? Tas, otra
bofetada. El Salvador abrió los labios. Si en algo falté dime en qué. Si no
¿por qué me golpeas? Pero otro puñetazo fue la respuesta. Aduladores y
cortesanos sinuosos como la serpiente. Vi a una mujer rapaz los ojos chiquitos
y muy móviles como los de una víbora que hablaba palabras de abominación. Tenía
flujo y su olor era bastante desagradable. Estaba sentada en la Biblioteca de
Alejandría. Era la encargada de los scrinia
o pequeños cofrecillos en los que se archivaban los papiros de la satánica
venganza. Esta mujer por nombre Livia pero que procedía de una ciudad cercana a
Iliberris era una bruja que decía tener poderes del maligno. Los que la
conocieron la temían y se guardaban mucho de pronunciar su nombre que era el de
Fonscrudelis. ¿Qué hacía aquella
arpía en el lugar de la visión? No lo sabemos pero venía escoltada por otra
hispana que le traía la cesta de las ofrendas y de las libaciones a las
deidades infames. No en tiendo por qué se encontraba en la casa del Sumo
Sacerdote pero su nariz era acabañada como el suyo y el pelo sucio y era algo
pecosa. Los que la conocían y temían dijeron que llegó desde la Bética como
cuadrillera que sigue a la tropa ofreciendo sus servicios pero bienquista con
un procónsul de cuyo nombre hago gracia al lector conquistó favores en el
pretorio del gobernador hasta alzarse a un lugar predominante de la
administración colonial. Hacía y deshacía y su influjo se hacía sentir sobre la
psique del propio Pilatos un hombre bueno pero débil y que vivía dominado por
su mujer y por su barragana porque Fonscrudelis había sido su favorita en la
legión. Era una matrona muy altiva como lo suelen ser las queridas y esposas de
los militares en Roma crueles y orgullosos. Al andar por los pasillos del
palacio residencial movía el cuerpo con mucho dengue y meneo y la cabeza la
giraba a compás igual que una jirafa. Si Flavio había aconsejado que librara
del patíbulo a Jesús la jienense le recomendó que fuera al palo. Reo es de
muerte. Aquella mala mujer ejercía una suerte de magnetismo nefasto sobre el
pretor Poncio. Y después de obser5var la gran nariz de Anás que se daba la mano
con la Fonscrudelis la maloliente pero tan fétida como bella. Era algo pecosa y
rojiza el rostro atractivo bien trabada de hombros y con un buen Partenón al
dos pues era portadora de uno de esos traseros que tanto gustan en las Galias y
que son un vehículo de promoción social. La nariz ya digo de Fonscrudelis era
de vultúrida. Lo de fuente cruel no era más que un mote pues los anales
refieren que nada más nacer fue ofrendada por su aya sobre el cadáver de la
madre que la trajo al mundo en mala hora a las deidades de la fuente Castalia y
Fuensanta la llamaron pero no pudo ser más irónico el cognomen a la vista de
los hechos de su vida. Aquella no era una mujer. Poseía rasgos que recordaba n
a la víbora. Se puso a silbar en medio del bullicio introduciéndose los dedos
en la boca para hacer flauta y clamando el crucifijo. No hay comando más
temible en nuestra lengua latina que aquel imperativa apostrofe con el que las
enardecidas turbas pedían la pena capital contra el galileo. Vi a la infame
Fonsi arrebujada en su velo mezclada entre la multitud odiosa. La reverberación
de los azotes los insultos y escupitajos era una elocuente referencia a las
secuelas de aquel magnicidio. Dos tres cuatro. Lentos sonaban los golpes de un
tenor acompasados. El sol del mes de
Nissan se ocultaba detrás de las nubes como si tuviera vergüenza de presenciar
tal espectáculo. Los verdugos sudorosos apagaban la sed en un aguardiente
infame de guindas que parecía tornarles más locos y agresivos. Al reo le dieron
a probar vinagre. He de confesar que ninguno de mis hombres tocó al inocente.
Sacaron de los calabozos a todos los rufianes y asesinos lo peor de cada casa y
a los legionarios que se encontraban cumpliendo cadena por algún crimen o toda
la gente sentenciada a muerte. A ellos echaron al cristo como tiempo adelante
echarían a sus discípulos a los leones. No podía ser mayor la infamia. Así
pues, la ley del flagelo caía rotunda sobre la espalda y las nalgas de los
ajusticiados. Estallaban en el aire los golpes del gato o látigo de cuerdas que
remataban por contera en tabas afiladas de huesos de animal o clavos. Tanto
reos como verdugos tenían que acudir a la bebida para paliar el tormento de la
sed. Tomaban una pócima especial a base de vino judiego a la griega mezclado
con aguija y aguardiente de moras. El trance no podía ser más atroz. Entre
nosotros el tormento de la flagelación superaba en horrores al de la
crucifixión pero el Inocente impelido por una fuerza divina o porque tenía que
cumplir el mandó de apurar el cáliz hasta la última hez los apuró todos. Una
variopinta chusma recién excarcelada de la Torre Antonia estaba dando rienda
suelta a su sadismo. El populacho y es un clamor que no paramos de oír en toda
la tarde decía:
-Duro con él.
Y había que
beber. Era preciso apurar el cáliz. Tres mil latigazos. Estuvieron solmenándole
desde la hora tercia pero la constitución física y la longanimidad –una fuerza
secreta dimanaba de su persona- eran portentosas. Una naturaleza envidiable y
una voluntad de hierro abroquelada en su misión de salvar al orbe. Ante el espectáculo el mundo futuro
comprenderá el comentario del centurión:
-Verdaderamente
éste era el hijo de Dios.
Nos estábamos
ciñendo al espíritu y la letra de un texto antiguo y había que cumplir el
mandado sin apartarse ni una línea. Vermis
sum et non homo. El espíritu de la profecía se estaba manifestando. Se me
abrieron los ojos aquella tarde en el Lithostros. Empecé a ver y empecé a creer
entre homicidas, sodomitas, rameras, sacerdotes encopetados con la cidaria a la
persa y filósofos. Querría que el responsable de aquel asesinato fuera a Roma a
ser juzgado y que el senado y el pueblo supieran acerca de lo que estaba
sucediendo en Palestina. Un suceso que tendría relevancia para generaciones
enteras y para toda la humanidad. Fui testigo de cargo y yo lo vi con mis
propios ojos. Yo acuso al Sanedrín y a la chusma judaica. Era ya de mañana
pasada la hora de tercia y el sol se alzaba besando sus resplandores los
morrillos del empedrado camino del monte de las Calaveras. Habíamos bebido
mucho vino de muchos grados pero ninguno de mis hombres daba muestras de borrachera.
Era el propio ajusticiado cuya sangre vertida se volvía vino por nosotros
infundiéndonos fuerzas. Ya arriba, lo clavaron entre dos ajusticiados, Dimas y
Gestas condenados por asesinato. Uno de ellos era un terrorista. Uno
improperaba. Otro bendecía. Al que le bendecía le prometió el paraíso. Tú,
Señor, tienes palabras de vida eterna. Jesús gustaba llamar a las cosas por su
nombre. Los que lo condenaron no. Muy a regañadientes o invitus el pretor pasó
sentencia. Vi su mirada turbada y sus dedos vacilantes. Sólo la devotio al emperador y aquellas amenazas
pronunciadas por los judíos de que si no lo mandas al palo no serás amigo del
Cesar le infundieron temor. Se había tatuado en un brazo la insignia del
emperador. El centurión por su parte estaba como ausente. Iba de a un lado al
otro del patíbulo donde habían colocado al reo junto a los dos ladrones dando
ordenes contradictorias. A sabiendas de tener sí una tarea difícil. ¿No le dará
pena? ¿Por qué piden su muerte? Y ante
aquella brutalidad le vino al alma la compassio que siempre caracterizara a
los ingleses. Cuando el Nazareno pidió de beber él mismo le acercó una esponja
mojada en vino y en hiel. No lo desdeñó. Lo probó pero no lo consumió. Fue un
verdadero milagro que hubiéramos ingerido entre todos casi doce cántaros y que
no estuviéramos ninguno ebrio. La beodez, la borrachera de amor vendría después
y sería una garantía de perdón para los pecados del mundo. Los de abajo le
seguían insultando. Le llamaban raca, hijo de puta y los gestos obscenos se
repetían una y otra vez. Las carcajadas y la provocación:
-Si eres hijo
de Dios baja de una vez. Desenclávate.
A golpes de
culata manteníamos a raya pero teníamos órdenes estrictas de no volver a
desenvainar el hierro ni cortarle a ninguno la cabeza como había ocurrido
previamente en Cilicia aunque ganas tampoco faltaran. Nuestros jefes tenían
miedo a los judíos y se ceñían a la horma del compromiso político y como los
romanos somos muy aficionados a los juegos de azar pusimos sobre el tapete sus
pobres prendas. Nos jugamos a los dados su túnica inconsútil la que le tejió su
madre María, el ceñidor, y sus sandalias. Pocas pertenencias para un rey desde
luego pero su reino no era de este mundo. La pera o alforja estaba vacía y la
bolsa de los caminos se la había llevado Judas. Su calceamenta estaba muy
gastada y manchada del polvo de todos los caminos de Judea. En lo alto del
monte del Gólgota se escuchaba el jadeo de los agonizantes, el llanto de las
buenas mujeres y el cubileteo de las téseras de los tahúres. No podía ser más
pobre el lote del defroque pero no podría ser más ardoroso el empeño de los que
administraban la puesta. Había asistido yo a lo largo de mi vida militar a unos
cuantos expolios mas en ninguno vi tanto empecinamiento y ganas de triunfo por
los jugadores como aquella tarde con Jesús. Parecía que les iba la vida en
aquel lance de fortuna. Todos le abominaban pero todos querían los despojos del
manso Cordero como si de ellos dimanara una fuente de salud. Aquella tarde dejé
de ir a ofrecer incienso a los dioses, de auscultar el vuelo de las aves y de
mirar para los astros. Una luz nueva era nacida dentro de mí
II
NOCHEBUENA EN EL FRENTE
DEL ESTE
A
los veinte mil españoles que murieron en Rusia.
Posición 375 sección de Antiaéreos. Frente
del Este 24 de diciembre de 1942
Querida
Aderita:
Recibí tu carta ayer. La trajeron los del hipomóvil de
Y tan recia, ¡pachasco! nuestro divino Niño lo
puede todo. Aguantar la helada y la nieve que tapa los ojos, hacer callar por ser Nochebuena los organillos de Stalin.
Hasta parece que lo conocen, oye. De vez en cuando nos lanzan octavillas en
castellano muy bien escritas por cierto y nos dicen mejor estabais, puñeteros,
al brasero con vuestras abuelas o junto a la estufa de un baile y no aquí.
Habéis
venido a defender a un tirano, el señor Hitler, pero un cabo primera de
Si
me atizan en un fregao estoy seguro de que tú pensarás en mí. Ah aquel
chaval de Soria que se fue a estudiar a Madrid Filosofía y Letras, luchó con
los rojos pues quería cambiar el mundo. Lo cogieron los nacionales y para
redimir la culpa se apuntó a
No me dio a tiempo a dejar un poco para luego
pues cuando iba a la escuela y me daba mi madre un pan y una onza de chocolate
lo mordisqueaba mucho tiempo y decía
esto para después. Aquí no tenemos el sentido del ahorro como comprenderás. Te
pueden atizar un tiro al momento siguiente.
El cabo Seidenbaum escotó unas salchichas y
varias botellas de aguardiente del que por aquí llaman schnaps junto con
una botella de vodka que tomó de un ruso que hicieron prisionero y alguien sacó
una guitarra y una pandereta. Y fuera
penas. Dirás que somos unos borrachos
pero no. Sin algo de calor en él
estomago aquí te arrices pues como te digo aquí hace mucho más frío que en
León. Dirás que por que té cuentos estas cosas.
Pues es que no te tengo nada que contar.
Aquí sólo hay nieve y nieve.
Hasta los árboles se sumen debajo del talud
blanco y se redondean las casas de los enanitos del bosque como en los cuentos
de hadas. ¿Es Rusia el país de los cuentos de hada con leñador, trineos y
mujiks y coros que cantan como los ángeles? El otro día una panienka de la
retaguardia nos trajo dos panes de mijo y una icono del niño Jesús pero aquí el
Jesusito no está desnudo sino bien fajado y con los faldones de cristianar como
dice el Evangelio de san Mateo.
El nuestro en taparrabos es más carnal y preciso.
Pero ellos que guardan su religión un poco por lo antiguo son más imprecisos
así que su cristianismo menos concretizado parece que llama más a la puerta del
corazón. Perdona que haga estas reflexiones tan profundas y teológicas pero uno
de loes efectos que he sentido del contacto con el Frente del Este ha sido por
tener mucho tiempo libre, todo el del mundo, mientras estas de plantón,
esperando a que llegue la muerte, en esas cosas sagradas de la religión. Claro
que me acuerdo mucho de Dios. Sin embargo el teniente Weinmüller no es de la
misma opinión. Piensa que no hay nada después de esto…
Villancicos.
Cantamos
-Por qué no tenéis ropa de abrigo? Cuando llegue el invierno al Volga
os moriréis de frío.
- Razón llevaba la babuska. Estos campesinos saben mucho.
Las abuelas bondadosas nos persignaban en la
frente pues así son cristianas Aderita y eso no me lo suponía yo que nos había
dicho que eran los rusos comunistas y rojos perdidos. Pues no es cierto. En las chozas aun en las más miserables había
imágenes de Nuestro Señor y de
Esta buena gente me impresionó y me pregunté
que hemos venido a hacer aquí a esta tierra a sembrar la muerte y
destrucción. Muchas dudas me asaltan
Aderita. Aquí hay un comandante Schmidt
que dice que la invasión de Rusia ha sido un error de Hitler. Que todos creíamos que lo que había que
cambiar era la desigualdad de pobres y ricos.
Schmidt dice que el diablo se metió en la cabeza loca del Führer. Y que esto es una chifladura suya que bien
caro pagaremos todos, sobre todo el pueblo alemán.
A mí la verdad nada me hicieron los rusos pues
aquí los comunistas que había en España no los vemos por ninguna parte, son
gente humilde y llana y muy sufrida como los castellanos, claro que el
comandante Schmidt sólo profiere esas dudas cuando ya llevan en el cuerpo cinco
o seis copas. Y como para su camisa
porque puede ser arrestado.
Yo soy el cabo pieza de un cañón que llamamos
Ocho- Ocho. Me harté a disparar contra
los aviones rusos y alguno he conseguido abatir. Luego sentía remordimiento. Me
daban pena de los pobres que iban en la carlinga. Eran soldados y jóvenes y con
toda una vida por delante como yo. Pero buena gana cada vez vienen más, son un
enjambre. El otro día sacaron a diez o
doce de
Es el infierno de Stalingrado, Ayer estuvieron pasando convoyes de
batallones destrozados de retirada. Eran
infantes rumanos. Mal se presentan las
cosas, querida Aderita. Y yo mañana que
es Nochebuena cumplo 22 años. ¿A que he venid yo a Rusia, Dios? Una voz interior me dice que para cambiar el
mundo para hacerle mejor para defender a España del Comunismo pero la verdad es
que no lo tengo muy claro. Todas esas son palabras huecas de un vanílocuo
idealista como el que te escribe.
Me alisté voluntario en
Ya te lo he contado maja. Aunque no te conozco me pareces una chavala
estupenda y hasta pienso que si regreso con vida de esta ratonera me gustaría
pedirte relaciones. Estás muy guapa en
la foto, tienes una cara de buena persona. Mándame más. En fin tu estampa piadosa me ha recordado otras navidades más felices y
el niño me mira con cara de ternura y hasta parece que me habla a mí solo
a mí y me dije Celerizo, yo te voy a ayudar.
Y me quedo ensimismado contemplándole. Mis camaradas dicen que es un Jesús muy
bonito, los alemanes no tienen imágenes pero creo que son también cristianos,
no creen en el papa. Los domingos suele
venir un páter que creo que es luterano se pone un gorro muy raro y una estola
negra como la de don Saturnino el cura de mi pueblo y cantan himnos y ya está
pero no dicen misa como los católicos, sólo cantar y los soldados los cantan
con mucha devoción pues parecen sentir muy adentro su religión más que
nosotros. Para que te vaya a contar si
no son calamidades aunque así me desahogo.
Soy el único que queda de los españoles porque
han ido cayendo todos. El jueves le
atizaron a un asturiano que se llamaba Teófilo Muñiz Salió a hacer del cuerpo el hombre y por lo
visto se puso en un sitio algo lejos de la tienda que no tenía desenfilada y le
arrearon. A Rodrigo que era mi mejor amigo un obús lo dejó sin pierna y lo
evacuaron a Riga. Pero esta muerte de
Muñiz impresionó. Murió en mis brazos. Llamaba a grandes voces a su madre y a mi se
parte el corazón. Madre…madre…madre. Y
el eco clamaba cual voz en el desierto por
la inmensa estepa, retronaba su voz moribunda. Madre, madre ¿dónde estás? Dios le tenga en
su seno. Pero ¿por qué no baja? ¿Por qué no hace algo ese Dios que dice que
está con nosotros? Lo pone un letrero que llevan aquí todos los quintos en la hebilla de su uniforme: Gott mit uns.
Aderita, me dices en la tuya que no haces más
que rezar por pues esas preces me vienen bien.
Tus velas a
Se llamaba Agustín Fito. Si esta carta llegase a tus manos, yo
quisiera que se las remitiese por favor a su familia que vive en ese pueblo
dándole mis condolencias. De mi vida
aquí poco puedo contarte. Es muy monótona.
Los días se parecen unos a otras como dos gotas de agua. El único aliciente es la llegada de la
estafeta con la carta de casa momento feliz, que se mueran los feos, abajo las
penas. Lo demás comer y dormir. Uno se
embrutece y no piensa en nada. Sólo en sobrevivir pero las balas cuando vienen
de a hecho, como las cartas traen en el membrete tu nombre y dirección y hay
que recibirlas. Pero la que te ha de matar, dicen los veteranos, no la sentirás
venir.
¿Quién inventaría las guerras Aderita? Todas
son guarras las guerras. Llenas de obscenidades. Parece que las prepara una
gentuza. Son los mismos de siempre. Los discípulos de Satanás los que no pueden
vivir sin verter sangre en el altar de Moloch.
La verdad es que cuando recibí felicitaciones de
No. No
me siento un héroe ni odio a los rusos.
¿Por que tener que disparar contra gente que no conozco y nunca se han metido
conmigo? Velay mis contradicciones,
Aderita bueno madrina, Felices Pascuas y ojalá el año que viene de 1943 sea
prospero y mejor que este puñetero 42.
Estoy seguro de que nos vamos a ver pronto tú
y yo que guay vamos a hacer buenas
migas. ¿Te gustan los bambinos? Claro
que te gustarán a no ser que tengas vocación de monja. Reza mucho por mí y con el Santo Niño Jesús de Praga, aprieta,
maja en tus oraciones, que a ti debe de hacerte caso pues eres muy buena, una
santa. Lo necesito. Y sin otro particular y desando la pasas bien
Fermín Celerizo, sargento primero de
Artillería
Frente
del Este.
Hasta aquí la misiva. Llegó a mis manos porque lo
primero que hizo el sargento Celerizo cuando fue repatriado de Rusia fue
ponerse en contacto con la novia del muchacho asturiano que fue su compañero de
armas. Aderita, la madrina de guerra, se había casado con otro y envió la carta
a Fifi, creyendo que su ahijado había perecido en el Este. Desde 1942 no había
vuelto a saber más de él. Pero lo cierto es que Celerizo, habiendo sido hecho
prisionero, e internado de un campo de concentración, consiguió volver el año
1954 con los expedicionarios del capitán. Eran los últimos de Rusia. Los
últimos de Filipinas también. Unos locos pero gentes como Celerizo tenían buena
madera y que buen vasallo si hubiera buen señor. Esta epístola desde el Frente
Oriental encierra las claves de una bonita historia de amor. Que desbarató una
guerra. Malditas guerras. ¿Quién las inventaría, leche?
La carta del sargento Celerizo
la encontré yo el otro día hurgando entre los baúles traperos que hay en el
hórreo de nuestra casona. Era una carta amarilla de color desvaído por el
tiempo que estaba junto a otras e iban dirigidas mi tía Fifi que antes de
estallar la guerra hablaba según decía entonces con ese pixueto[1] que
cayó en la estepa. Sentí una emoción intensa y miedo a profanar el relicario de
una triste novela. La tía Fifí se quedó soltera. La conocí que venía a nuestra
casa y muy cumplida y ceremoniosa pues había sido educada para ser una señorita
nos traía el bollo de Pascua. De moza debió de ser airosa pero cuando yo la
conocí estaba vieja y algo encorvada. Pensé
en Doña Berta la protagonista de uno de los cuentos de Clarín que quedando
para vestir santos le guardó ausencias al único amor de su vida. ¡Demasiado
romántica! Quizás el amor no tenga nada que ver con el sexo. Pero Tía Fifí se
volvió algo gruñona muy murmuradora y muy beata. Había celado bien el secreto
de sus amores. Nunca la vi llevar otra ropa que no fuese de luto. Con respecto
al sargento Celerizo investigando sobre estas cuestiones llegue a saber que
regresó de las trincheras aunque con un brazo de menos. Le dieron los del Ayuntamiento un puesto en Segovia y
vendía caramelos, periódicos y chuches. Debajo del mandil de menestral siempre
asomaba el forro de su camisa azul. Era una buena persona. Sin embargo en el
frente contrajo el vicio de la bebida. Los chaveas del barrio de Santa Eulalia
se reían de él y le ponían motes. Le tiraban piedras a su chiringuito y decían:
-Borracho… borracho, tío
Braguetita.
-Si voy-respondía-condenados
niños os meto un brazo por una manga.
Lo del sobrehúsa Braguetita
le debía de venir porque ya de mayor estaba algo de la próstata y tenía que
salir detrás del quiosco a hacer aguas menores. Fue un idealista. Un soñador y
un perdedor. Contaba historias extraordinarias de Rusia y cantaba con hermosa
voz de bajo. Una vez cuando yo era seminarista fuimos a entregarle un aguinaldo
como se solía hacer con los pobres de la ciudad por Nochebuena. Nos miró a
todos muy emocionado;
-Que majos
estáis curillas con esa sotana esa beca
y ese bonete. Si yo volviera a nacer me haría pope. Para entonar las letanías
y cantar en ruso el paternóster. Pope
ruso. Nada de cura católico.
-¿Y eso por
qué, tío Braguetita?
-Anda demonio.
Cosas de la vida.
Era un bendito de dios.
Murió de una borrachera. Pero no lo hizo por vicio sino para aliviar los
terribles dolores que le ocasionó un cáncer de próstata. El vino al fin y al
cabo es sangre de Cristo y él creía en la resurrección. Algunas tardes se le
veía asistir a las Vísperas en la iglesia del Salvador o en la de Santa
Eulalia y prosternarse ante una imagen
del Perpetuo Socorro que había traído del frente. Este icono luego desapareció
o lo robaron. Era un cuadro muy valioso y también milagroso.
Si alguien le preguntaba que
por que tenía tanta fe en aquella imagen que era tan abstracta y tan poco
significativa y no como la dolorosa de Santa Eulalia que parece tan guapa y a
la que le hacen todavía más guapa las lágrimas que ruedan por sus mejillas de
escayola el sargento de artillería
respondía invariablemente:
-Precisamente por eso porque
esta Virgen es más misteriosa.
-¿Y a que viene usted?
-A pedirle una buena muerte
para que resucite con su Hijo al tercer día. Yo creo en la resurrección.
Entonces se calaba su
gorra y se volvía por donde había
venido.
De ambas parroquias era
feligrés. El sargento Celerizo después el tío Braguetita era un bendito de
Dios. Y murió como un santo. El vino le ayudó a soportar el tormento de su
agonía.
He
de confesar aquí que la División Azul ha sido una de mis obsesiones literarias
porque ellos me acercaron misteriosamente a Rusia. Aunque derrotados el
espíritu que trajeron de aquella guerra mundial que todos los españoles
perdimos sigue vivo en la resurrección de los viejos valores: patria. Dios,
Familia, Europa. Justo aquella Europa que fundó Virgilio y que se nos está
yendo al traste porque han ganado la batalla los americanos arropados por el
impertérrito clan internacional zionista (los nuevos nazis al fin y al cabo
enemigos de la libertad u de la iniciativa personal. No sé lo que habrá sido
del pobre sargento Celerizo y de su novia Aderita pero su fantasma le oigo
cantar las viejas canciones legionarias en la baranda del hórreo las noches en
que muge el viento lebeche. Es un viento que viene de Siberia y me habla de
la División
azul y el alma rusa.
División azul, cisni divitsia, die Blau. Marchas
y canciones, juventud y mitos. Utilizada como arma de propaganda por el
franquismo contra Rusia y ahora por los antifranquistas con idéntico objetivo:
darle caña a Putin. Más de lo mismo. La verdad es que los rusos en el Este nos
dieron hasta en el carné de identidad. Aquellos mozos idealistas o aventureros
no estaban preparados ni para las crudezas del General Invierno porque carecían
de ropa de abrigo y los capotes que les dieron en Alemania tenían buen corte,
eran muy bonitos, pero nuestros artilleros, nuestros infantes, nuestros
pontoneros y hasta los rancheros tiritaban en las bajas temperaturas. El
invierno del año 41 fue el peor en varios siglos. Se encontraron, venida la
primavera, con otro enemigo formidable: la rasputitsa,
el barro de los caminos encharcados de la estepa a causa del deshielo. Las armas que les proporcionaron los alemanes
eran buenas pero no las supieron manejar, muchos desertaron, y soldados del
Wehrmacht, prevenidos en retaguardia, y arriesgando sus vidas para cubrir la
retirada de la Blau, que en algún momento se transformó en desbandada, hicieron
lo posible para que la “defensa elástica” o repliegue no acabase en desastre. Los
organillos de Stalin, unos pequeños cañones de retroceso que no hacían mucho
estruendo, pero que, mortíferos, metieron el miedo en el cuerpo de los soldados
del general Infantes, se convirtieron en una pesadilla; el verdugo de la Blau
tuvo un nombre: el general Yukov, un militar zarista que plantaría sus tanques
en Berlín y que luego sería purgado por los trotskistas. Stalin nunca le retiró el favor pero Beria,
el gran comisario judío, le mandó a Siberia al gran héroe de la Guerra Patria
Di una conferencia hace muchos años en la
sede de FN que ilustré con música polifónica ortodoxa. No me entendieron muy bien los antiguos
guripas pero no me arrepiento; mis observaciones crearon escuela sobre el alma
rusa y el resurgir de la Ortodoxia en el mundo, lo cual es un hecho que chincha
a muchos. La sala estaba
llena de fachas que no de falangistas y algunos se quejaron de que pronuncié el
nombre de una ciudad donde se libró encarnizado combate a orillas del lago
Ilmen a la rusa como “voljov” y no a la a la española que hace una mala versión
de la ch germánica que no es exactamente la “ch” castellana; "volchó" Saqué la conclusión de que muchos de aquellos
excombatientes no sabían donde habían estado, ni a qué fueron para allá; todo
eran ideas confusas pero ciertamente la Blau fue un mito sacrosanto para el
franquismo y yo me crié, como aquel que dice, en un cuerpo de guardia donde los
suboficiales y oficiales para matar la espera referían sus hazañas bélicas: los
asaltos a bayoneta calada, los pozos de tirador machacados por la catenaria de
un carro. No obstante, los militares que estuvieron en Rusia poseían cierto
pedigrí, eran la elite de aquellos regimientos. Debió de ser horroroso la
lucha, más que contra los soviéticos, contra los elementos atmosféricos de la
estepa. Lo importante para
mí no es meramente el valor de aquellos guripas (al soldado español el valor se
le supone) sino el espíritu que entroncó con lo más puro y hermoso del alma
rusa dando lugar a una gran generación literaria: los Laín, los Ridruejo, los
Gómez de la Serna, los Luis Romero, los Álvaro de la Iglesia, los Donato León
Tierno y sobre todo Tomás Salvador uno de los mejores novelistas de todos los
tiempos que escribió una obra memorable "División 250", la cual hace
una prognosis proféticas a la vista de las torres trucidadas de las cúpulas de
Novgorod, el Vaticano ruso, de que un día volverían a relucir y resurgir porque
no en vano Rusia es el país de la resurrección[2][1]. Lo otro eran batallitas. Recuerdo que mi padre traía a casa todos los
meses el Guión una revista que editó
el Ministerio del Ejército en que se ponderaba casi en cada número la hazaña de
aquellos divisionarios que lucieron el casco alemán pereciendo muchos en tumbas
olvidadas a la sombra de una cruz entrecruzada con dos palos de abedul. En la escala activa se respetó a los
divisionarios al principio. Luego fueron orillados porque en el cuadro
divisionario los masones brillaban por su ausencia y algunos se mostraron
contra la política del Sistema de antiestalinismo puro y de proamericanismo
neto que siguió Franco en los años 50. Hubo un teniente
que se chupó tres años en un castillo a causa de su rusofilia, le acusaban de
comunista. Lo del resto eran batallitas. Lo que no nos dijeron fue que
sufrieron muchas bajas, que no pocos se rindieron o se pasaron a los ruskis y
que estos les dieron una paliza porque aquella guerra no era la suya. Se
trataba de una guerra de exterminio organizada por los fabricantes alemanes de
armas de origen hebreo y los banqueros suizos. Hitler no sabía
donde se metía. Pero todo hay que decirlo: este destacamento ahorró con su
arrojo y valentía mucha sangre porque evitaron la intervención de España en la
segunda guerra mundial Al sargento Barbado, amigo de mi padre, se le congelaron las manos
izando su pieza del 15 y medio cuando descargaba proyectiles contra el palacio
de Catalina la Grande. Le habían dicho que la famosa zarina era un poco puta y
duro con ella… La propaganda alemana había prometido la cruz de hierro de
primera clase al artillero que consiguiera derribar una de las cúpulas del
palacio de invierno. Escribían en cada proyectil con tiza un saludo.
"Buenos días, camarada Stalin, espero que esta peladilla la saborees" No sabían dónde estaban, ni por qué luchaban,
ni donde se metían pero eran conscientes de que su sacrificio impediría la
invasión de la Wehrmacht de toda la península ibérica. Franco estaba jugando al ratón y al gato con
los ingleses y utilizó a Muñoz Grandes de quien se decía que Hitler quería
convertirlo en su sustituto, en cola de ratón. Supuestamente iban
en devolución de visita A luchar contra el comunismo, pero allí no encontraron
muchos de esos. En los avances atropaban cadáveres entre la nieve de la famosa
“pijota” [3][2] que atacaba en oleadas con cruces al cuello
e iconos con la imagen del Salvador en el bolsillo de la guerrera. ¿Dónde
quedaban los ateos? No eran diablos los combatientes que tenían enfrente sino mozos que
podían ser de tu escuadra y que trataban de repeler una invasión genocida con
las armas en la mano. Hitler estaba loco. Era un venado que no contaba ni con la dureza de
aquel pueblo que quería sujetar ni con las inclemencias del General Invierno,
ni de lo disparatado de la operación “Barbarroja”. Cayó como Felipón siguiendo
los pasos e incurriendo en los mismos errores de Napoleón. Algunos de la Blau se echaron novias
soviéticas y acudían a los bailes en la plaza del pueblo con las panienkas
pero las panienkas no eran rusas sino polacas y bielorrusas. Definitivamente,
nuestros guripas no sabían dónde estaban.
Estas muchachas cuando avanzaron las tropas
del general Yukov serían fusiladas o emplumadas por colaboracionistas. Hay
otra gran novela que profundiza en ese extremo. La escribió Rodrigo Royo
convaleciendo de un pepinazo en un hospital de sangre de Vilnius. El protagonista de “Guerra” se
enamoró de una judía a la que salva y otorga un pasaporte para regresar a
España. ¿Holocausto decía usted? bueno pues según y conforme... Esas son
palabras mayores. El holocausto que conocieron aquellos soldaditos hispanos
tuvo más que ver que con Auschwitz con el de Leningrado: un millón de muertos
en dos años la mayoría a causa del hambre en veintitantos meses de sitio. El
holocausto de Stalingrado cerca de quinientos mil entre rusos y alemanes. El
holocausto de la primera Guerra mundial[4][3] que padecieron ingleses y franceses. No se
borre nunca se memoria. Los rusos sienten un respeto profundo y se cuadran cuando oyen mentar
la “gran guerra patria” la mayor tragedia que han tenido en el siglo XX donde
pusieron toda la carne en el asador, todo su heroísmo, para repeler la agresión
nazista. Detrás de Stalin estaban los americanos armándose con los mejores
tanques pertrechándoles de buenos cazas de combate. Que los fementidos no nos vengan con sus batallitas. Ellos en parte
fueron los culpables y por eso han inventado un mito en el que muchos caen en
la trampa. La división azul no
sé si por aquella conferencia o por la aureola que tuvo entre nosotros a tiempo
pretérito constituye todo un género literario plagado de tópicos. Ahora se nos
presenta JM de Prada con su libro gordo de petete. Se llama “Me hallará la
muerte”. Es un coñazo pues no en vano este chico de la cuadra de Ansón, un
periodista que se han inventado los del régimen o se han sacado de la manga, es
de los que escriben largo y tendido. Es el pestiño de sus tardes con lágrimas
en la lluvia cuajada de moralina estilo COPE que se dio a conocer con una
novela que llevaba por título “Coños”, director del "Observatorio Romano”
en Madrid, columnista de ABC, archipremiado. Su mazacote se expende en todos
los escaparates de las librerías españolas mientras otros no podemos publicar y
si publicamos la nueva inquisición nos hace el vacío. Hay censura, una censura
programática. Pero no para estos lebreles del nuevo periodismo. Su libro sobre la Blau abunda en los tópicos
de siempre. Nadie podrá brillar a la altura de Tomás Salvador o de Rodrigo
Royo, dos nombres borrados del libro de la vida por nueva inquisición que nos
acogota; sin embargo, se derriten en alabanzas a este chico de Zamora, muy
beato, y muy del sistema capitalista que escribió “Coños”. Un coñazo de tío. Pero hubo gente, entre los que me cuento,
para los que la División Azul sirvió para dar pábulo a una gran generación
literaria arriba subrayada y entroncar con el alma rusa que es mesiánica y
salvífica. Caen las torres de Jericó y se pisan crucifijos. No importa;
precedido de una lluvia de estrellas mañana en la noche santa nacerá Cristo
(Xristos razdaet) y en el carillón de los campanarios de Novgorod, bolearán las
campanas por el nacimiento del redentor pues la natividad ortodoxa (mañana)se
rige por el viejo calendario el que cambiaron los pontífices el año que nació
Teresa. Entonemos un himno de gloria y esperanza. Para plantarle cara al
futuro. Una luz nos viene del Este. La atisbó Tomás Salvador que murió en la miseria y muy perseguido.
[Apuntes de una antigua conferencia que
pronuncié en
EL LAGO ILMEN
(1)
Cuenta
la leyenda que a orillas del lago Ilmen se paseaba Sadko tocando el gusli. Tan
bien tocaba el joven que las cúpulas de las iglesias de la hermosa ciudad de
Novgorod brillaban más que el sol. Al paso del joven músico por la ribera, las
encrespadas olas del famoso lago donde acamparon nuestros divisionarios de
Novgorod colonizada por los suecos significa
en dialecto varego la ciudad de la isla. Su catedral está dedicada a santa
Sofía y varios monasterios. Precisamente durante un corto periodo de tiempo fue
liberada y pudo establecerse el culto divino previamente suprimido el marxismo.
Etimológicamente Ilmen significa mar de barro opero no fue barro lo que se
encontraron los esquiadores del capitán Ordás sino hielo a 52 grados bajo cero
aquella sangrienta trágica tercera semana de enero de la que se cumple ahora
medio siglo. Tuvieron 196 bajas solo quedaron siete supervivientes en el
batallón. “Las guerras-ya lo decía Tito Livio- son concertadas por los más
viles y abyectos y combatidas por los más valientes y generosos”. En un tiempo
en que son derribados pedestales y caen las estatuas como en un cuento de Oscar
Wilde, tras el derrumbe del Muro de Berlín en la Europa del Este no sólo
cambian los nombres de las calles sino que también se profanan tumbas de
soldados convertidas en blanco del furor vindicativo de este finiseculo
sometido a los desmanes de un nuevo Termidor revanchista totalmente
anticristiano. Suprimido el comunismo y derrumbado el sistema soviético de una
forma tan acelerada y sorprendente, por todos los rincones de Europa se alzan
blandiendo las espadas ensangrentadas los nuevos sacerdotes de Moloq cabalgando
sobre alazanes de fuego que rasgan los aires agitando las crines en las que en
lugar de cabellos crecen serpientes. Sobre los cielos cobrizos de la estepa
esos cielos que el gran escritor divisionario Tomás Salvador describió como
falto de vitaminas sobrevuelan grandes bandas de cuervos. Esas siniestras aves
han aventado la cadaverina guiados por una rapacidad que atisba el amplio
expolio. Si bien es esto cierto también parece que la religiosidad del pueblo
ruso registra un nuevo florecer. Están llenos los templos, aumentan las
vocaciones sacerdotales y aspirantes al sacramento del bautismo. Y se siente el
blesni[8]
de la cristiandad. Xto. regresa a su nación preferida con palabras de perdón y
de reconciliación. Él, que es fuente de eterna misericordia, como entona con
cadencia suplicante el diacono en su canto litúrgico de una riqueza melódica y
de una expresión adorante extraordinaria (blagoslusenia).
El subir del incienso y el refulgir del oro de las casullas y de esos
iconostasios que parecen pintados por Fra. Angélico agrada a la vista y al
oído. Todo eso debió de impresionar a Tomas Salvador así como otros muchos de
los expedicionarios participantes en la campaña. Habría que hablar de una
expresión que sólo existe en idioma ruso: la “sobornostb”[9].Cierto
que en la gran marcha a pie desde Polonia hasta
2
El
altar donde se consagra y se alza el cuerpo y la sangre del Redentor por una
mediana algo más que la altura de un hombre (iconostasio); la ortodoxia por
herencia de los misterios órficos se guardó de la consagración coram pópulo a
sabiendas de que en toda religión ha de subyacer una cierta magia. Cuando todo
se desvela no hay misterio. Al iconostasio que solo se abre un par de veces
durante la eucaristía se accede por una cancela o verja que abre y cierra el
diacono y que se llama puerta real o “darov dvor”[12].
Las puertas quedan patentes durante la celebración sólo en las súplicas al
Paráclito o epiclesis; en el trisagio o invitatorio o Agios como fórmula del
concilio de Nicea contra los arrianos; en la comunión impartida bajo las dos especies y por último
en la bendición final que el celebrante imparte haciendo la señal de la cruz en
aspa.
La
anáfora es más larga que el canon latín y el padre nuestro se canta una vez y
se reza tres. El coro canta con frecuencia el Slava Tibie o gloria a Ti,
doxológico. Es un rito hermoso, cuajado de simbolismo y de reminiscencias
ancestrales de gestos mayestáticos y de una solemnidad suprema. Las capas
pluviales y dalmáticas recamadas de oros y cobaltos llevan en los vuelos
grabada la palabra Niké (victoria) y
la feligresía se persigna con frecuencia y realizan las genuflexiones o plokoni. Los ortodoxos rara vez se
arrodillan. Doblan el torso a veces hasta tocar el suelo con los dedos de la
mano. Se rigen por el calendario juliano que marca sus fiestas con respecto al
gregoriano con dos semanas de retraso. Tampoco coinciden en la celebración de
la pascua salvo una vez cada quinientos años. Es la fiesta más importante.
Después la de la Trinidad. Radiezstvo o nacimientos. Blagovenia en
conmemoración del Bautismo de Jesús, que suele coincidir en Occidente con la de
San Antón. En las fiestas mariales son importantes de Blagosloveñie o Anunciada
el 18 de diciembre y
-Ahora
tú ganas, me maltratas, tu comportamiento es infame, pero poco importa porque
al final resucitará cristo y nos librará a ti y a mí del oprobio de nuestros
pecados. El se apiadará de tus culpas y a mí me librará de la injusticia.
Pero
semejante mansedumbre no es sinónimo de debilidad sino que es capacidad de
aguante o “vinolit”. Es la
resistencia rusa que plantó cara a Hitler y a Napoleón. Stalin cuando se vio
perdido y con los alemanes a las puertas de Moscú hubo de acudir al patriarca
Sergio y apelar al patriotismo eslavo que es profundamente religioso. Rusia –la
shirokaya natura[15]-
es casi imposible conquerir militarmente. Siempre se guarda una carta en la
manga y exurge cuando parece vencida. Es el país de la resurrección. De la gran
pascua rusa que Rimski Korsakov pasó a los pentagramas. Los que ahora mismo
venden la piel del oso antes de cazarlo debieran ser cautelosos. “Russland ist krank-decía recientemente
un comentarista de
3
Al
correr de los años hemos ido descubriendo a base de descalabros y de desengaños
que no hay tal hito de separación. Que los campos se confunden. Era el
resultado de la propaganda franquista. Yo tenía una idea romántica de todo
aquello. Hube de marear la perdiz. Las batallitas de los de la división eran
charlas de cuarto de banderas en que se mezclaba el escozor de la derrota y de
las penalidades con el orgullo de haber sido supervivientes del invierno ruso y
al avance incontenible de la infantería soviética que peor pertrechada que la
alemana cuando los organillos de Stalin o pequeños bazucas eran su herramienta
principal había [18]mostrado
ser la mejor del mundo. Los mozos de aquellos reemplazos que se alistaron en la
campaña de Leningrado tenía una idea vaga e imprecisa de sus motivos y esa
imprecisión seguiría después en los que crecimos al pairo de aquellas “gestas”.
Pese a la derrota, los militares regresaron con la moral y artilleros infantes
y caballería mecanizada aprenderían bastante sobre el arte de la guerra. Hasta
el punto de que puede decirse que aquellos veteranos serían la elite del
ejército de Franco. Rusia les había transformado. Les resucitó. ¿Por qué? No se
me ocurre otra explicación que el contacto con ese aire mesiánico y renovador
que tiene todo lo ruso. Uno se explica por qué ahora la ex Unión Soviética está
en el punto de mira de los ataques de la propaganda occidental. A tal respecto
a Rusia se la odia por ser cristiana y por ser depositaria de valores de la
cultura europea... De manera que la versión de autores que a mí me
entusiasmaban por entonces como Vadillo, Salvador o García Luna, no era falsa y
tiene en la actualidad plena vigencia. Otro pregunta que me asaltó al estudiar
las hojas militares de todos los que sirvieron en el Osten Front alemán fueron
relegados y ninguneados e incentivó mi curiosidad halló una explicación en los
tratados de amistad con los Estados Unidos que sólo sirvieron para mermar la
capacidad ofensiva y defensiva de nuestro ejército. Los americanos nos entregaron
partidas de desecho de la guerra de Corea. Jeeps que se atollaban en las
maniobras y carros de combate que no disparaban. En suma chatarra. Por lo menos
En la
ortodoxia todo gira en torno a la resurrección. La gran novela de Tolstoi del
mismo identifica un poco el alma a la vez melancólica y exaltada del pueblo
eslavo. Xto. no sólo triunfa de la muerte sino que da vida a la naturaleza
toda con savia nueva. Entonces el amor
llena la tierra. Es un ideal que nunca
se alcanza. La realidad de todos los días es el pecado y la muerte que se
acerca y un leitmotiv que se repite todos los años y que la humanidad avance
sin conseguir la meta. No importa. La noche del sábado santo todas las campanas
bolean a gloria por toda la tierra. Es un mensaje salvífico que impla los
confines de todas las cosas. En ruso en búlgaro en polaco el día del señor o
domingo se llama Resurrección. Otro aspecto diferenciador es el valor que se da
entre ellos a la tradición y a la
liturgia con su carga estética del platonismo. Bizancio por ejemplo ejerce un
gran influjo en los latinos hasta la baja edad media inspirando por ejemplo
todo el arte románico y la idea de belleza del Cristos Musicus, del Cristos
Sculptor y del Cristos Pictor que se refleja por ejemplo en el hieratismo del
Pórtico de la gloria. La fe ha de entrar por los ojos, es algo inefable. A ella
se llega por el oído y por la vista pero sobre todo por el oído. Fidex ex
auditu. El Cristo ortodoxo tiene que ver entonces muy poco con el Yahvé que
truena en el Sinaí, un dios que hace la guerra y que maldice a los enemigos. A
los popes no les está permitido tomar armas ni alistarse en el ejercito a
diferencia de lo que ocurrió entre las órdenes militares de occidente.
En
este año de 1993 se celebra el sexto centenario de San Sergio de Radonezh una
especie de san Juan de Dios a la rusa que abrió un sin número de hospitales y
casas de beneficencia por todo el país. Es uno de los bienaventurados más
milagrosos de todo el calendario del Santo sínodo y también un devoto de la
virgen puesto que gracias a él toda la vieja Rusia se llenó de viejos iconos.
De
-Cristos vaskriese.
-Paistini vaskriese.
-Arriba
España.
Se escucharon muchos aplausos en la sala
III
ALDOUS HUXLEY
Anunció un tiempo terrible sin demasiadas ternezas y
pasó a los neo inquisidores la mano por el lomo. Aldous Huxley habló para toda
una época anunciando la posibilidad de un mundo irredento de listas negras y de
nuevos propaladores de consignas y palabras al oído con planchas masónicas sin
tolerar el sarcasmo y convirtiendo en un delito la alegría de vivir. Un tiempo
en el cual la ironía estaría penalizada por multas por los grandes sacerdotes y
los encomenderos de la persecución y la tortura utilizando fórmulas escritores
de confianza, sus rapsodas, sus pregoneros, sus políticos. ¿No estará pasando
eso en lo que antes era la vieja Yugoslavia? – esto se publicó en el Diario de Burgos el 5 de noviembre de
1994-. Aldous Huxley cien años cumple un apocalíptico.
Puede ser que su efemérides harto incomoda y picajosa
para los que andan pregonando el fin de la utopía resulte irreverente y piensen
suprimirla porque asistimos a una
especie de misa negra en la cual se quiere ofrendar en holocausto a la
inteligencia- esta ceremonia no es sino un vestigio de las viejas ordalías
medievales y de la quema de libros en la plaza pública. Se trata de borrar la
memoria de rescribir la historia y de provocar el caos controlado que acabará
con países de la vieja Europa; primero, Yugoslavia, a continuación Ucrania y
acto seguido vendrá Cataluña cuya secesión respalda el grupo judío
norteamericano. Inane ejercicio porque de los palimpsestos vuelve a surgir la
letra erradicada el nombre incomodo. El nombre de Aldous Huxley Londres 1894 –
California 1963 es tan incomodo como el de Orwell del que 1984 provocó muchas
vestiduras desgarradas entre los panegiristas de Reagan y de
Huxley
pertenecía a una escuela de grandes
novelistas ingleses quienes capitaneado por Wells encararon el futuro y
ensalzaron la utopía en sus servidumbres y grandezas con un poco de sorna. La
literatura inglesa aportó a la universal el periodismo, los libelos, la utopía
relacionada en lo protestante con el concepto católico de los Novísimos. Tomás
Moro y Robinsón en su isla. Swift y los viajes de Gulliver. Belloc. Chesterton.
Orwell. El robinsón en su isla del
tesoro. Todos estos nombres reflejan esa preocupación británica por el
advenimiento de un tiempo nuevo y de un mundo diferente. Fuentes que manan
leche y miel. Ínsulas baratarias. El dorado jauja todos a bordo del
transbordador de Staten Island. Aldous Huxley de formación científica plasma en
sus escritos el gran pesimismo de su generación esquilmada en las trincheras de
la primera guerra mundial: On the Margin, Themes &Variations, Point
Counterpoint, Those barren Leaves son producciones de su primera época.
Sobre todo instaura la novela política que se ha de trastocar en sátira de la
vida contemporánea. Novelas que constituían el aviso de un turbulento avenir
según el crítico G. Sampson. Aparte de Counterpoint fue relevante la de A
Brave New World porque este título de novela es ya una frase hecha. Tampoco
hay que olvidar
IV
AMANUENSES Y FONTANEROS. ORWELL
Es un mero fontanero y un amanuense al del dictado de otros.
Estamos tocando un mundo feliz con la punta de los dedos. Pero de este mundo
súper eficiente y al dictamen de las normas del Hermano Grande y Gordo (el big fat cat, el gato cebón) los
libertarios como yo lo vamos a pasar muy mal.
Pido la venia e invoco la misericordia del Altísimo porque este proyecto del gran
diseño pone patas arriba mis convicciones de cristiano. Estoy releyendo a mi
maestro Orwell con el que trabé contacto en Hull cuando pasaba hambre y me
olvidaba de la gazuza comprando libros de
Por un
par de chelines sacrifiqué una comida y me hice con dos de sus libros
imperecederos: 1984 y Animal Farm[21].
El homenaje a Cataluña siempre me pareció inferior pues cuenta sus
desdichas en el Frente del Ebro.
Pero la pluma
de Orwell sutil e inconsútil de una sola pieza vuelve a frisar alto en
sus historias del vagabundaje In and out London and Paris donde refiere
algo de su biografía como tramp[22].
Los mendigos son figuras
preocupantes que sin embargo rondan el cerebro de todo escritor sobre todo si
lo es de genio.
El escritor de raza intuye que su vida puede
acabar en la misma rúa de pordiosero. Dios nos libre.
Muchas veces
indeliberadamente se coloca detrás de un personaje de su invención y lo que
está detrás no es ficción. Le va a pasar a él. Por arte de birlibirloque por
esa magia que tiene la palabra para crear para intuir. El buen escritor adivina
el futuro Aunque el oficio de novelista tenga poco que ver con el de profeta
arúspice o quiromante, pero como el profeta habla en nombre de la deidad, como
arúspice introspección las entrañas negras de las aves cuando los ánsares se
ponen a graznar en el Capitolio como pasa ahora y ha pasado siempre, y en
cuanto quiromante tiene algo de brujo y de prestidigitador que va a la caza
mediante la palabra del aura espiritual que dimanan todos los seres.
En ellos el
poeta encuentra el aura y surgen chispas. En esas estamos. La soledad del literato,
el abandono, la miseria y el hambre que padecieron los genios.
A veces escribir es un acto profético y en
Orwell el derrelicto del malecón del Tmesis y el guerrero de nuestra contienda
civil que se preocupaba más que de las balas franquistas de su petaca porque si
le faltaban cigarrillos era incapaz de
coordinar las ideas ni de escribir un par de frases.
En “
Es el imperio el que tira del carro. El sueño
global, sueño mesiánico por otra parte, como
lo fue el sueño católico de los españoles en el siglo XVI plasmado en el
soneto de Juan de Herrera de una sola grey bajo el cayado de un mismo pastor.
Lo que pasa el que el American Dream es laico aunque América sea toda ella una
nueva religión, una forma cultual amén de un credo político.
Quizás debajo de la chistera del Tío Sam o del
pariente que escudriña lo que escribimos por Internet, el vecino que nos espía
(he is watching behind the fence[24]).
La amante que no es nuestra amante sino una
agente del gobierno, el jefe que nos persigue, los compañeros de trabajo que
auscultan nuestra ficha y dan el parte si llegamos tarde, (jó qué lío) pero
vivimos en el silencio y el terror sonámbulos por los pasillos del gran
edificio que describió Kafka, otro que tal baila en la Metamorfosis y en The
Trial[25].
A este paso nos vamos a convertir en cucarachas en
un mundo feliz donde hay que pensar por prójimo y adoptar los modos y creencia
que se nos impone desde arriba vía imagen y propaganda. Todos somos Wilson el
personaje de esta novela que sube a su buhardilla londinense con paso cansino y
en cada descansillo se encuentra con un cartel que le advierte:
-El Hermano mayor te vigila.
Una sociedad plana y sin
conflictos eso es el irenismo, una herejía de los siglos V y VI que se ha
vuelto a poner de moda. Pero ojo que en 1984 se habla del control del lenguaje.
De la doma de las palabras para que obtengan otro sentido semántica diferente a
aquel para lo que fueron inventadas y eso es lo temible y peligroso.
La reducción de todo un
idioma a una jerga de no más de mil palabras como es el lenguaje coprológico
neoyorquino, los analfabetismos mentales, peores que el analfabetismo real, los
cerebros bañados en estupidez y en soap opera[26], el
tialismo cultural [la tele nos quiere convertir a todos en tontos de baba a
base de drama y de películas made in Hollywood], la policía del pensamiento. Y
todo lo demás.
Cuando escribió este tratado
de sociología política novelada no estaba adelantando Orwell lo que pasaría en
1984 sino lo que está ocurriendo en 2008 y lo que ocurrirá en 2010 o
Pero eso no tiene la culpa ZP que es un gran
intuitivo y un gran amante de la libertad. Él se limita a poner música a lo que
pone el libreto. El gran demiurgo esconde la cara y utiliza caras y cimbeles y
testaferros. Lo mismo daría Zapatero que Rajoy o Galardón o Merkel o Bush o
Zarcosy le petit juif.
V
IRENISMO TOTALITARIO.
El alto mando se ha hecho invisible y es el
que controla. Big Brother is watching you. En el país que describe 1984 hay ministerios
muy raros. Uno se llama ministerio de
No sé si Orwell estaba
pensando en Big Laden cuando se puso a escribir en el Londres de la posguerra
derruido por las bombas de
Dentro de unos días será san Pelayo de
Córdoba, el monaguillo del obispo de Tuy al que quiso dar pol culo un califa
resistiéndose el pobre niño, y al grito de maricas y lesbianas de todo el mundo
uníos invertidos bolleras y pederastas tendrán su fiesta laica y sacarán a su
santo disfrazado de arco iris por las calles de Chueca. Axial
Pujos feministas que ya adelanta Orwell en esa
mujer pálida y cara de arpía pelambrera color de arena que le hace la vida
imposible al protagonista Wilson.
Es la abanderada o alférez
del feminismo de batalla. Pervirtiendo el lenguaje se consigue un trasunto
semántica de la inversión de roles y de valores. La homosexualidad acaba con la
fecundación. Un mundo nuevo. Un nuevo concepto de familia uniparental.
Hijos probeta. Manipulación
genética y manipulación mental pero de todos estos peligros lo más peligroso es
la perversión del idioma. En las escuelas ya no se enseña castellano. Se enseña
lengua y por ahí por esos textos manipulados por ese prurito de enviar a la
hoguera las viejas y hermosas palabras que duermen en los diccionarios es por
donde puede acabar el mundo. In principio erat verbum.
Sin embargo no hay que ser
pesimistas. Höldering otro dichter
alemán visionario nos advertía de que las revoluciones de este tipo dejan un
sedimento positivo.
Y Yeats se alegraba con ese
algo nuevo nos ha caído. La hora más escura es la de la amanecida dicen
los sefarditas. En tal contexto, todos somos Wilson, todos somos Stein y nos
tienta la rubia fláccida con la cabellera terrosa. El diablo disfrazado de
gobernanta-señora de la limpieza- funcionaria del Big Brother-agente secreto -
chivata. No se puede decir miembro. Hay que decir miembra. No juez sino jueza.
El Hermano Grande habita
entre nosotros. Tanto nos ama que nos ha puesto la argolla de esclavos en un
mundo feliz sin castas ni barreras sin permisos de residencias ni diferencias
interétnicas. Un mundo feliz se convierte una entelequia. No es un paraíso sino
una mazmorra adonde bajan a golpearnos todas las tardes cien demoñillos
borrachos. También lo vio Quevedo como Orwell en sus Zahúrdas de Plutón.
Las utopías albergan un propósito bueno y
edificante. No son malas de por sí. Creo que este tiempo que nos ha tocado
vivir es bastante interesante.
A muchos españoles se les vuelven los dedos huéspedes; no les
gusta Zapatero. Lo han hecho en burro de todos sus palos. Pero él no tiene la culpa. Él sólo le juega
con las cartas que le echan. A mí sí.
Con independencia de que esos ministerios de
Tras
las conmociones del Viernes de Dolores – las profecías empezaron a cumplirse en
los meses que aguardan a la gran traición- ojos claros pero turbios se despacha
a sus anchas en sus instintos e institutos de venganza (give me more). Calixta la novia que tuvo neozelandesa con su cara
de kivi y su voz atiplada de cupletista pelirroja le gritaba aquella frase
imponente, Moisés bajó del Sinaí con las tablas de la ley en mano, y yo sólo
soy un pobre mortal, mientras hacían el
amor en la scullery de su piso con derecho a cocina junto a la estación de
metro de Earls Court en Londres. Oh Emiliano dame más. Me he quedado sin tralla
“Me dejaste a buenas noches”. Calixta criticaba la forma inconsiderada que
tenía Emilio de hacer el amor y su engorde. Se había comprado unos pantalones
en Marks&Spencer que le daban un aspecto payasil muy holgados de cintura y
desde entonces le puso el mote de Emiliano Pantalones. Eran grises como la
luz de atardecer que iluminaba su
penthouse de soltero en la calle Jardín de las Flores entre Fuljan y Oca Bromato Load. Tenía yo
ganas de huir y me uní al gran corro de la desbandada. Me producía una cierta
tristeza. Ya venían, las vi yo venir, predicas incriminatorias, precitas
instancias. Iba a cambiar la tortilla y yo echándome aquellas novias tan
exóticas que a la hora de pedir no se cortaban un pelo. Dame más. El personal
no quiere saber nada de nadie ni de nada. No me cuente usted su vida y en ese
grado de insolidaridad estamos llegando a los tiempos del 36 cuando los
madrileños en aquel otoño sangriento se paseaban por
VI
ORWELL ESCRITOR
DE ESCRITORES
He vuelto a las páginas de Orwell estos calurosos y
esperanzados días de
Anteayer presencié un debate televisivo en
Fue funcionario del Servicio Imperial de Su
Majestad, soldado mercenario en la guerra de España, periodista de
Fue quizás para él un drama remar contra
corriente y tratar de mantener su independencia en una era de auges del
totalitarismo en que había que definirse; o se está con unos o con otros, o
eres blimp o antiblimp[28].
Al menos no había sonado la hora del “pensamiento único” y consigue publicar a
pesar de ser odiado por la “inteligencia” británica que le llamaban el
“vagabundo”.Eric Blair había nacido en
-Just close your
eyes, keep your mouth shut and think of
Fue evacuado al
primer hospital de sangre en Barcelona y regresó a Londres. Su enrolamiento en
las Brigadas Internacionales obedeció no sólo a motivos de ideas sino a razones
económicas como a tantos y tantos mozos ingleses de su reemplazo en la cola del
paro. Ir a la guerra de España, aparte de toda una aventura, supondría algún
dinero aunque muchos no volvieron para contarlo. De esta experiencia nace uno
de los mejores libros que haya escrito un inglés sobre la guerra civil
española: Homage to Cataluña. Narra lo que vio: el gran desbarajuste,
las luchas internecinas del bando republicano y plasma su odio como miembro del
POUM comunista hacia los comunistas. Eric Blair es un autor genial pero lleno
de contradicciones. Sus simpatías hacia los catalanes a los que siempre
consideró españoles, habida cuenta del surgimiento de personajes como Arturo Mas,
Pujol, Rovira y toda la patulea de grandes separatistas chocarían
con lo expuesto en sus libros porque aunque no hablen de natío el castellano
los considera como los españoles más castizos y apegados al terruño. Ve en los
nacionalismos una expresión de los demonios del siglo XX. Caracteriza tales
movimientos como inestables, irracionales, xenófobos, pretenden que su lengua y
que su raza sean las mejores, lo que siempre será ocasión y rienda de
conflictos. Son inestables y se hallan llenos de complejos racistas. Se declara
pro-judío y ridiculiza a los graciosos que en el music hall devanaban chistes
antisemitas. Sin embargo, advierte de los peligros del Sionismo que
podría tomar el testigo del catolicismo como movimiento nacionalista universal
de cariz religioso. Uno de los escritores que más le desplace de su tiempo es Chesterton,
ese escritor cockney que cree que la religión romana frisa por encima del
protestantismo y el paganismo aunque no niega que el autor del “Candor del
Padre Brown” sea un novelista original con garra y con genio. Como muchos
británicos Orwell veía a
VII
ARBÁS LUGAR MÁGICO
Se
viene bien desde Busdongo corazón arriba entre gollizos gargantas y
desfiladeros que jalonan el perfil orográfico de
Por
más que administrativamente estas laderas de los Montes Universales sean
tributarias de León, en ellas comienza la tierra asturiana. El
hecho ciertamente se percibe por el
acento del bable allí hablado, así como por la estructura del románico rural de las iglesias de aquellas aldeas
reestructuradas durante el barroco siendo rey Carlos III, o, antes, tal vez,
ofreciendo singular parecido con los
templos y monasterios a la umbría de Pajares (campanarios de dos ojos en lugar
de torres como en Andalucía y ambas Castillas, exiguos trazados, con antojana
en vez de atrios en lugares apartados y recoletos. Se trata de las Nonas o
nueve monasterios ubicados al albur de estas montañas sagradas que enmarcan la
entrada de las Asturias.
Hasta la
reforma cluniacense de Alfonso VII la archidiócesis ovetense, según creo, era
sede primada y su jurisdicción alcanzaba hasta el Miño adentrándose en tierras
lusitanas. Toda esta zona ofrece parajes bellísimos desde el Bierzo hasta Liébana
con importantes núcleos monásticos (Babia,
maestros templarios, los conventos del valle del Órbigo y Baños de Luna
así como Astorga, núcleo de la dominación romana) y toponimias excelsas que
hacen pensar en su pasado romano: Ponferrada, Riello, Villablino, Bobia,
Villarejo, Amio, Murias y otros enclaves situados a la estribación de la
cordillera cantábrica al pie de los Montes Universales. En tales atravieses a
la sombra de impresionantes cárcavas, gollizos, y esas sillas de montar
tamizadas de canchales y cantos rodados, verdaderas autopistas por donde bajó el
hielo del cuaternario que dejaron los glaciares, se constituye el núcleo de la “fabla” (bable)
astur leonesa que se escuchó durante
A los notarios se los
denominaba “fieles de fechos” y las casas eran construidas con galerías de madera
por delante; adentro, el estragal o tinelo pero con poca portada y sin corral;
mas bien, la quintana al lado de la casería. El almiar asturleonés y la
corraliza sustituyen al pajar que tanto les gustaba a los vascos cuando
irradiaron su hegemonía hacia Castilla. Extremadura, Zamora y Salamanca fueron
la frontera prevenida en baluarte contra
la morisma por leoneses y asturianos.
A diferencia de vascos y gascones, los astures no jugaban
a la pelota. En Asturias se ven pocos nidos de cigüeña y escasean los frontones. Preferían los bolos
y el Aluche (lucha leonesa) y con la
unificación a Castilla se implanta el Fuero Juzgo o Derecho Romano del común,
una de cuyas notas más salientes sería el decreto de las Cartas Pueblas para la
repoblación de yermos y baldíos otorgada por Alfonso X el Sabio. De la
premática alfonsina surgen las cinco Polas (Somiedo, Laviana, Allande, Siero,
Lena) que debieran ser seis porque al cupo ha de unirse Pola de Gordón.
Remontada la cordillera, encontramos
Una de sus tesis se refería
a la fractura del latín; sus diptongos y la conversión de aspiradas y
fricativas o viceversa darían lugar a las variantes regionales. Vg.: multus evoluciona a moito en portugués, molt en catalán mu en bable y muy castellano; fecit/ fizo, factus/ feito; cordis/ cordial/ curaçao.
La aspiración de la f como famis, farina, fons, es total en
castellano (hambre, harina, hontanar) pero no desarrolla en el asturleonés;
fame, fonte, farina.
Es un idioma, en cuanto al habla, riquísimo que
desconoce la j y las guturales fuertes traídas por los árabes pero muy pobre en
cuanto idioma escrito, carente de literatura (y sin textos que atestigüen no se
va a ninguna parte), sin hacer mención además de la peculiaridad de sus
variantes dialectales (un bable en cada
valle y en un tiempo en que las comunicaciones no eran buenas) y ello se debe a
que los documentos estaban escritos en el idioma de
Pretenderlo resucitar sin un
cabal conocimiento del latín que da estructura y cimiento a las lenguas
románicas es pegar palos de ciego. Por esto pienso que el bable moderno suena
un tanto artificial y de pie forzado aunque no haya perdido su lozanía.
Lo mejor sigue siendo la
entonación de un idioma tan melodioso y cantarín y con peculiaridades
sintácticas como es la posposición del pretérito indefinido y el articulo
reforzando al pronombre posesivo (el mío
pa… dixomelo anoche un paxarín, etc.) que se conservarán siempre. Con el
gallego y con el vasco unificado ocurre otro tanto al igual que con el catalán
en liza con el valenciano y el mallorquín.
El castellano no aparece hasta finales del s. XIII
cuando ya campeaba la fusión de los tres reinos. Es por lo que muchas de las
voces en las que se comunicaba el vulgo desparecieron pero la labor de la
iglesia en la aculturación y parcelación administrativa de esta región es
verdaderamente gigantesca.
Sin los cartularios, los censos, libros de apeos, las tazmías, los diplomas
los documentos notariales de las donaciones pro ánima, los registros
bautismales, nupciales y funerarios que anotaban minuciosamente los sacerdotes
de la iglesia latina, sería una entelequia o vano ejercicio la labor de los
historiadores.
La iglesia trabaja de largo con esa parsimonia
imperturbable ante el paso del tiempo y ese “festina lente” de los pendolistas
monacales pulsando sus péñolas sobre los cuadernos de becerro en letras
capitulares y caligrafía visigótica, cantando el salterio y rezando las Horas.
Merced a su apartamiento y su distanciamiento de las cosas del mundo quedó
estampado en tales documentos el afán y el trajín de un tiempo tan belicoso
como solemne y entusiasmado con la utopía europea. ¡Sublime paradoja! De ahí
que se dijera que España fue la cultura perfecta.
España y algunos obispados
concretamente el de Oviedo archivísticamente son el país mejor dotado del mundo
y la labor organizadora del clero, ingente.
Gran parte de nuestra
grandeza cultural y ese poder
civilizador se la debemos a esos clérigos y frailes que vivieron y murieron en
el anonimato.
La demarcación política en provincias que
trajeron las constituciones del siglo XIX es arbitraria y responde al talante
ordenancista y centralista del ideario napoleónico y de
A mí me parece que no fueron como se debe colocados los hitos y
mojones de los límites. La división política no se compadece con la
diferenciación natural de las comarcas. Las lindes eclesiásticas, por ende, se
adecuan mejor, tanto al paisaje como al paisanaje, a la estructura mental de un
país o de una región.
Eso se
percibe cuando se viene a través de
VIII
RECOMENDACIÓN
DEL ALMA
Estuve a la cabecera de un
enfermo, una persona muy entrañable para mí con el que compartí juegos de
infancia y afanes. El Señor ha querido
llevárselo antes que a mí pero las lianas de la sangre y del espíritu se estrechan
más allá de la muerte. Son más fuertes.
Le leí la recomendación del alma.
El escenario un inmenso hospital de Madrid. Frío, aséptico, impersonal. Escondemos la cabeza los humanos en gesto de
avestruz y vivimos una época en que nuestra suprema realidad, la muerte para la
que nacimos, es ocultada y ninguneada. Se presenta de improviso, inoportuna, y
cuando menos la esperamos, descabalando nuestros planes y descabalgándonos de
la querida vida. Pero está allí
presente. Ningún cura aparecía por allí.
Es donde debiera estar
El enfermo estaba sedado
pero consciente. Alguna vez me sonreía cuando, en castellano, le leía la papela
de las grandes verdades, la que no perdona a nadie y a todos nos aguarda en el
último recodo, impasible el ademán.
Somos seres para la muerte. Para ella hemos nacido. Pero la muerte no es el final y los creyentes
en comunión con
Ponte en
camino, alma cristiana, sal de este mundo en el nombre del Padre Omnipotente
que te dio el ser y de Jesucristo Hijo
de dios vivo. Que padeció por ti muerte
de cruz. Y del Espíritu santo que te
derramó su gracia. Y de la gloriosa
Genitriz nuestra Madre Santa María. Y de
San José. Y de todos los Ángeles y
Arcángeles, Tronos y Dominaciones, Virtudes, Potestades, el Querubín y el
Serafín. En el nombre de los Patriarcas,
Profetas y Evangelistas, Mártires, Confesores, Eremitas, Vírgenes y de todos
los Bienaventurados del Señor. Marcha en paz a encontrar el habitáculo que te
tiene preparado en
IX
EL CURA DE
VERICUETO
Refleja
la candidez y humildad de aquellos presbíteros aldeanos en la Asturias rural de
pasadas épocas. No lo toquéis más que así es la rosa. Desde el siglo nono
Europa se estructuró en parroquias, cánones, rentas. Al morir muchos fieles
dejan sus propiedades al obispo. Sin las “donaciones por el eterno descanso de
los difuntos” que dio pábulo al surgimiento de los monasterios no se puede
entender la Edad Media. Así es la historia. Nadie la podrá cambiar ni el propio
pontífice actual: un afán de eternidad que se compadece con las rentas, y del
oficio surge el beneficio, el oro metal de gran pureza y explica un poco la
codicia del párroco de Vericueto que era casto como el manso cordero y amaba a
sus feligreses pero tenía una afición irrefrenable al julepe.
Las sombras de los campanarios se proyectan
sobre los campos. Una torre en mi lugar ¿Por qué no leer a Chesterton? La
religión cristiana es evangélica pero también estructura, canon y arquitectura.
Modulo y modulación porque la Iglesia era una sociedad perfecta que aspiraba a
compaginar la ética y la estética en un eclectismo casi místico que sus
enemigos pretenden convertirlo en un problema de bragueta. No; los hombres
estamos hechos de barro y acusamos nefastas tendencias.
La
modernidad ha dejado vacías y sin apenas contenido estas magnificas fábricas de
los catedrales, los oratorios, los retablos, los coros vacíos, no se escucha a los puericantores, ni a los
chantres y sochantres. Los maestros de capilla del capiscol y las escolas que
denominaban precentores se sumieron en largo mutismo, al igual que los
púlpitos; se muestran solitarios los claustros, los tímpanos y toda esa
grandeza que se explaya en la cúpula de Bernini, en el arte gótico y románico y
en el pórtico.
Dicen
los hermeneutas que la Iglesia que fundó el pobre hijo del carpintero se
engalanó de oro y de riquezas. El evangelio, no obstante, se convierte en una
religión mistérica a imperativos paganos de los ritos órficos.
Hay
un Christus músico porque el alma humana es musical y cantando se reza dos
veces y por supuesto que la fe entra por el oído, ya que hay cosas que percibe
el corazón y que la razón no ve. La búsqueda de la armonía, la paz del alma, el
concento de las voces y el contento de las almas ha sido una de las beatitudes
de nuestra iglesia católica, formaban parte de su código de valores, reflejada
tal vez en la majestad del Pantocrátor.
Ahora
por lo visto en las galerías infernales suena la música rock y se escucha la
algarabía de la confusión de Babel. ¿Qué fue de los himnos de Pascua, de
Adviento y de Pentecostés, de los responsos? ¡Ay, acompaña a tu dios alma mía
pues en el infierno no hay armonía y todo es estridencia global! Y a mí no me
queda otro remedio que cantar con el salmista: “invaderunt tuam gregem lupi rapaces, ¿cur nos deseris?” (Lobos
hambrientos invadieron tu rebaño, Señor, ¿dónde estás?). O sumirme en el ademán
que recomendaban los místicos alemanes del abandono en las manos divinas ante
lo que repugna a nuestra mente: gelassenheit
(quietismo). En España y en la Iglesia ha dado la vuelta al aire y todo
parece del revés. “Le Espagne ¡quelle
folie, quelle affreuse demence”. No nos queda otro remedio que darle la razón
a Víctor Hugo
Hay
un Christus arquitecto, un Cristo taumaturgo y un Cristo pedagogo pero ahí está
el pobre cura de Vericueto en su curato de las brañas dándole a la brisca o al
señor cura de Arbín viniendo de la feria del Boñar con un potro del ramal que
luego resultó caballo viejo, los gitanos le habían teñido la melena. O al
magistral de Vetusta don Fermín de Pas el hombre con sus dudas y con su pasión
sexual.
Y
nada se diga de los jesuitas y sus aberraciones de Gijón que pinta Pérez de
Ayala en su AMGD o los sacerdotes de
su Educación sentimental. Estamos
fraguados en barro y debajo de una sotana siempre alienta un hombre sujeto a
sus pasiones y mermas de la naturaleza humana.
En
un acto de humildad el Papa Francisco se ha confesado pecador. Arrieros somos y
eso le honra. Quizá el futuro esté en ese desprendimiento de todo lo
accidental, la renuncia a las riquezas y a lo honores. Quizás el futuro lo
determine el cura de Cudillero con su carrito de la compra por las aleas del
supermercado pero ¿qué se hará de los inmuebles, de los seminarios y de los
conventos, de los noviciados sin alumnos, o de los tirocinios jesuíticos
atestados otrora? ¿Una nueva desamortización en perspectiva con sus bienes
mostrencos que suscitarán la codicia de las clases pudientes de manera que
aquellas posesiones gananciales engrosaron el peculio de los que teñían bien
cubierto el riñón como sucedió con la ley de Mendizábal?
Da
pena ver iglesias normandas en Inglaterra habilitadas como pubs o discotecas.
¿No será esto una rendición o, cuando menos, una confesión de parte del fracaso
de la iglesia, o el corolario a las reformas conciliares? Esto no ocurre en
Oriente. La iglesia ortodoxa está viva y pujante para bien o para mal.
Efectivamente la idea de convertir los
templos abandonados en lazaretos, asilos y casas de acogida en refugio de los
sin techo y de las oleadas de inmigrantes que están llegando sin parar, como
sugiere el Papa Paco, no es sugerencia desdeñable pero ¿por qué no meterlos en
la iglesia de san Pedro y que el altar del confesión sirviese de hogar a los
advenedizos en su mayor parte musulmanes? Menuda papeleta. No nos hundimos en
tremedales. Para mí la respuesta la da el arcipreste de Cudillero con su bolsa
de la compra, pidiendo la vez y sacando
número en la cola del Alimerka. La regla de oro nos la da san Agustín: “ama y
haz lo que quieras” pero también san Ignacio (y eso lo sabe bien Bergoglio que
es jesuita) en tiempos de tribulación no hacer mudanza. Señor, que vea
X
TOMÁS
SALVADOR NUEVO CERVANTES
Cuerda de
Presos, fechada entre los meses de marzo a junio de 1953, es una de las grandes
obras de imaginación que se editan en la postguerra. Un verdadero poema en
prosa, análisis psicológico que revela grandes conocimientos del alma humana
por parte del autor, y un homenaje a los abnegados hombres, escogidos entre los
más selecto del pueblo llano que integran
El argumento se
basa en la conducción o cuerda de un preso que realizan pocos años después de
ser fundado el Instituto desde la localidad de Villablino en la raya del Bierzo
hasta Vitoria, donde es reclamado el interfecto por una serie de asesinatos
ocurridos en la región alavesa entre 1872 y el 76.
Los dos números
del comando son Serapio Pedroso Buján, ya veterano y con muchos años de
servicio, que corresponden a bastantes leguas de andadura, y muchos soles y
muchos hielos en la hoja de servicio, peinando los caminos y Silvestre Abuín Corvino,
bisoño y recién ingresado en el cuerpo.
Ambos adscritos
al puesto de línea de Murias, en la primera compañía de la comandancia de
Villablino, han de realizar esta misión de conducir al preso Garayo a manos del
juez. Se trataba nada menos que del Sacamantecas, famoso asesino en serie.
Para los dos
guardias civiles es un servicio más en medio de las dificultades y aperreo de
la andadura. Para el penado un paseo hasta la horca. Su captura en tierras
gallegas había significado para el pobre Garayo, una mente morbosa y enferma,
niño maltratado por su madre y que tenía dificultades en su relación con las
mujeres, un paseo hasta la horca.
Durante el
viaje duradero once días justos el lector convive con las particularidades y
manías de unos guardias civiles retratados al natural y acaba por entender el por qué custodios y custodiados
llegan a comprenderse y hasta tenerse simpatía, aunque el conducido sea un
criminal que tuvo atemorizado en su día a todo el Condado de Treviño, sin
menoscabo de las obligaciones del servicio y de los planes que urde el convicto
para escapar.
Una noche en
Cistierna aprovechando el pervigilio y la fatiga de sus vigilantes lo intenta
pero su conato de fuga es abortado a culatazos. A partir de ahí, ya es un
hombre vencido que marcha con la cabeza hundida entre los hombros, los codos
trabados y el gesto sumiso. Ha de caminar siempre delante:
-No vayas tan
deprisa, Garayo que no vas a ningún baile.
-Sí, señor
guardia.
Esta corriente
de simpatía es algo más que el síndrome de Estocolmo. Tomás Salvador que ha
realizado un buen trabajo de campo y que con pluma maravillosa describe las
vicisitudes de estas andanzas por el antiguo Reino de León bucea en la psique
profunda del criminal donde hay un alma dulce y desdoblada por la violencia de
unos instintos asesinos que el Sacamantecas no puede controlar. Es como el
dispositivo de un resorte. Cuando ve una
mujer, en desquite de algún agravio inferido allá en la infancia o váyase a
saber, se acerca a ella con las peores intenciones.
Fue un caso
parecido al del famoso Destripador de Londres y de muchos otros violadores a
los que su personalidad depara la corbata de hierro. Aquí se demuestra que son
víctimas ellos mismos de una mala inclinación que no es otro cosa que una
enfermedad mental.
Las ideas
fijas, las fobias, las obsesiones que asedian su imaginación definen a Garayo
como un psicópata. El libro es un tratado de metodología carcelaria y, amen de
eso, bueno para saber geografía u ensanchar conocimientos.
Serapio Pedroso
se nos muestra como un arquetípico civilón del XIX: duro de pelar, que no ha de
bajar nunca la guardia. Con la disciplina, el uniforme, el libro de firmas, y
los registros y partes de novedad. Cuando se brinda la ocasión, trata de leerle
la cartilla a su compañero Silvestre al que aquel servicio arranca de los
brazos de su novia gallega. A la par se sirve darle algunos consejos:
-Las mujeres
son como Dios quiere que fuera. No hay por qué estrujarse los sesos.
La tercerola
pesa lo suyo y el uniforme te hace ser austero y concebir la vida de otra
manera. No es tampoco granjería el destino de la cónyuge de cualquier miembro
de
El servicio es
el servicio. Y la pareja lo realiza en jornadas de treinta kilómetros, a veces
un poco más, siempre y cuando no protesten demasiado los tobillos. Una
conducción era de los de más responsabilidad y compromiso campo a través.
Arriesgado porque el agro español era avispero de bandidos. La comitiva tenía
que bordear los pueblos y evitar las ciudades. La vista de los reclusos
inspiraba en los lugareños piedad, mientras para los guardias que los llevaban
esposados con las manos a la espalda eran objeto de mofas e invectivas, cuando
no eran recibidos a tiros.
No se trataba
de un cometido fácil. Los números habían de caminar con la tercerola al hombro.
Hay un cuadro de Fortuna y otro de José de Alisal que por cierto era paisano
del escritor, natural de Villada, Palencia, que revela lo dramático de la
escena de estas conducciones cuando los presidiarios habían de ser arrancados
materialmente de las manos de sus mujeres e hijos.
Los haberes y
gratificaciones por este concepto eran de unos céntimos por lo que los celosos
y beneméritos funcionarios tenían que
compartir el pan duro, la cebolla y algún tarugo de queso con los conducidos.
El mismo agua, el mismo sol. Era igual
el cansancio. Al término de cada marcha que debía ser efectuada bajo luz
cenital, nunca de noche, los tricornios de capas negras y correajes amarillos
deberían hacer entrega del prisionero a la autoridad competente, que lo
encaminaba al calabozo. Ellos pernoctaban en la casa cuartel, si lo había. Si
no, en la posada.
Hay sociología,
geografía y lírica en estas páginas. En
las que se deslía una verdadera poesía a la sierra del Bierzo y al río Duero de
aguas claras y molineras que en la provincia de hace guerrero y prevenido en
frontera. Pero sobre todo, Tomás Salvador exhibe una caudal de conocimientos
sobre la historia de aquellas tierras a las que ama.
Era hijo de un
hijo del Cuerpo. Había nacido en Villada (Palencia) y a la legua se nota que
llevaba a
Sin embargo
resulta difícil no dejarse llevar por la emoción cuando la pluma de Tomás se
mete en el alma de sus tres andariegos personajes: don Quijote y Sancho detrás
de la sombra de un hombre arrepentido y vencido, pero con el mosquetón al
hombre. Por si acaso, a sabiendas de que a la pareja en el descampado siempre
puede aparecérsele un delincuente. ¡Cuántos de sus abnegados números
impunemente perdieron la vida en emboscada al ser sorprendidos por salteadores
que acechaban con su naranjero o los retacos metidos entre la faja, detrás de
una peña o a la salida de una cárcava!
Por eso mismo,
conviene cabalgar con tiento. Paso corto y vista larga. Y ojo al cristo que es
de plata. Es añadido de algunos para cuadrar la máxima. En Andalucía dado lo
quebrado de su geografía y para hacer frente al bandolerismo de Sierra Morena
iba montada. Se les llamaba “los de a caballo”. Nutrían sus escuadrones
contingentes jinetes bien apercibidos en la monta de caballos árabes.
Años adelante,
“Es bueno
andar.-escribe- el alma parece que se libera y deja de sentir las pesadumbres
del infortunio”. Soldados de patrulla, peatones del bien común, fuerza armada
que vela por la paz, y que ha servido a muchos amos por poca paga y dedicación
constante. Guardias que conocen la sed,
el polvo y las incomodidades de la inclemencia meteorológica, pero siempre en
su puesto. Sin despear. Sin derecho a la protesta. Su perfil se hace familiar
apareciendo por la cintura del horizonte allá a lo lejos o de sorpresa al
revolver de una garganta, surgiendo de una loma o alzando sus siluetas
inconfundibles por el fondo de un barranco.
Son la sombra
misma de Juan Español.
Carretera y
manta. Paso corto y vista larga. Los civiles
han por nombra no murmurar unos de otros ni hablar mal del compañero. El
Duque de Ahumada pensaba que la política era un mal necesario, menester al cual
se dedicaban los más serviles. Aunque era consciente de que tenía que rendirles
vasallaje en aras de la lealtad a la patria y su vocación de servicio.
Serapio y
Silvestre hacían las rutas de las viejas legiones romanas, dejando a un lado
Por el camino
uno otro hablan de sus cosas o se
cuentan historias como los viejos peregrinos. El libro en cuestión tiene algo
de novela de caballerías y de “morality”. Para entretener la caminata el
guardia Pedroso draga sus recuerdos. En estos apólogos quien más sale a relucir
es su abuelo, “un arriero muy listo cuando estaba sereno, pero muy poco cuando
había bebido más de la cuenta”. Anotan toda la vida que les sale al encuentro.
Por ejemplo, es memorable la entrada de un convoy de ferrocarril que entra en
el andén de
Al llegar a
Villadiego Tomás salvador nos ilustra sobre una cuestión de filosofía histórica
y nos refiere cómo a los judíos nadie les quería por la usura y los continuos
desmanes que su presencia ocasionaba en las ciudades. Los bandos de Pedro I
fueron los síntomas de un primer
alzamiento sionista contra los
cristianos. El pueblo pronto les escogió como culpables de sus males. La corona
de Castilla hubo de intervenir poniendo
a las aljamas bajo jurisdicción real.
Fernando III
otorga una premática en virtud de la cual todos los judíos podrían acogerse a
sagrado en la iglesia de san Lorenzo de aquella villa. De ahí viene la famosa
frase de “tomar las de Villadiego”.
Uno corre el
peligro de perderse en soliloquios extasiado ante la insólita maestría de esta
obra al seguir los pasos de estos tres seres humanos. Un criminal camino del
patíbulo y sus vigilantes. Tres hombres que dan pasos por el sendero. Con ellos
aprende a resguardarse del frío y del calor, a aguantar la fatiga y el hambre.
Fijándose en la estrella Polar emprende el derrotero del norte. En Villalón se
inicia en los secretos de la fabricación quesera. Que por cierto el cuajo que
se derrama por las cinchas le vale al guardia Pedroso para alivio de su
conjuntivitis. “Cerca de Poza de
En lo alto de
la torre de la iglesia de Mora dos cigüeñas parecen estar jurándose amor eterno
mientras que con las dos tarreñas de su prolongado pico machacan el ajo. Es
otoño pero por las noches en el campo se escucha machacona la estridulación de
los grillos. Unos arrieros, ahítos de vino, discuten a la vera de un camino.
Han desenganchado y sus monturas descansan y rumian al pie de los brancales de
un carro. Pero al ver venir los guardias cesan al punto la riña y se quitan las
boinas con respeto.
-Buenas tardes
y menos voces. ¿Adónde se camina?
-A tierra
Gordaliza del Pino para lo que quieran ustedes mandar.
-Con Dios.
-Vayan en su
compañía, señores civiles.
Poco más
adelante, unas lavanderas restriegan su colada a la sombra de un alisal ribera
del Órbigo y lanzan miradas subrepticias para Silvestre el guardia joven, pero
su compañero profiere un comentario jocoso y aguas que no has de beber déjala
correr pero el guardia Silvestre Abuín no puede por menos de sentir saudade de
la novia que dejó allá cerca de Ponferrada. El deseo siempre tira. Unos
lavancos festejan posar entre los carrizos de un cilanco y luego espantados
emprenden un viaje raudo y multitudinario como si fuesen de boda. El preso les
mira con envidia y sus acompañantes se hacen a un lado para dejar a las aves
pasar.
Erasmo Soria,
natural de Salamanca, hablaba en verso y cuidaba de los encuartes o corrales de
relevo de la antigua diligencia en la mansión o descanso de la ruta que
conectaba en poco menos de 24 horas a Burgos con Bilbao. El trío hace un
trayecto corto en este medio de locomoción y se sienten volar. A Pedroso lo
encajonan en la rotonda o compartimento vigilando al conducido mientras su camarada
trepa a lo alto del pescante con el delantero y el postillón. Se escucha el
golpear de la tralla y el bramido de las ruedas, una revolución de flejes y
muelles que se disparan hacia adelante y hacia atrás. La diligencia era el
último grito de la velocidad. Tomas Salvador hace un nostálgico canto a este
carruaje al que por aquellas fechas le quedaba algo más de medio siglo de vida.
Las
descripciones que realiza lo mismo que las observación son las de un genio. Lo
mismo hay que decir de la acción y el interés que reclama la atención del
lector. Todas estas virtudes le confieren el título de novelista mayor de su
generación. Dio a la estampa tres obras maestras, tres clásicos, de una tacada:
“División 250", una de las mejores historias de la segunda guerra mundial,
“Cabo de Vara”, y “Hotel Tánger”. Sus producciones no se parecen ninguna entre
sí. Cultivó no sólo el tema psicológico
y la literatura carcelaria sino también obras de ficción y hasta literatura
para niños. A Tomás Salvador, al que recuerdo embutido en su camisa azul poco
antes de morir, en un reportaje que le hizo Lalo Azcona, con su cara de
comisario pachón, no le perdonaron ciertos desvíos de lo que hoy se considera
la corrección política aunque no fuese de ningún bando. Él no devolvió la pedrada.
Era un guardia civil con un concepto de servicio de Estado. Decepcionado de la
política y por los vencedores, colgó la chapa y se dedicó íntegramente a la
literatura. No tuvo dificultades para publicar pero nunca ganó dinero. Se
ganaba la vida con un quiosco en las Ramblas. Tenía un concepto humilde de su
oficio y en “Cuerda de Presos” llega a aparecer él como uno de los múltiples
personajes del retablo según una tradición de colarse de rondón en sus propios
libros. Ya lo hicieron Cervantes, Petrarca, Bocaccio y el Dante. Él se
convierte en zapatero. Escribir una novela lo comparaba a hacer un par de
zapatos. Un novelista no viene a ser
sino un maestro de obra prima, pero, ojo, que él lo bordaba. Abordó, insistimos,
todos los géneros desde el infantil hasta el de evasión pasando por el
histórico. Con mucho “Cuerda de presos” nos parece su entrega mejor. Labra en
él un monumento a la sufrida Benemérita. Escrito con el corazón grande de un
buen hijo del cuerpo, el final es enternecedor. Cuando entrega Pedroso a los
miñones a su pupilo siente como un cosquilleo en los adentros al tiempo que le
entrega todo el tabaco y todas las vituallas que porta en el morral. Siente una
pena infinita y demuestra que el Sacamantecas no es más que un pobre diablo. Su
obsesión con las mujeres le venía de los malos tratos e inseguridad incoada en
las palizas recibidas de mano de su madre, pero el mundo es así. Está mal hecho
y hay cosas que no tienen solución. Hay gente que nace para ser carne de
presidio y de horca. Garayo, verbigracia. ¿No habrá un Dios que se apiade? Y si
El no se apiada, porque está lejos o demasiado alto, ¿no nos tendremos que
apiadar nosotros que también somos victimas y viruleros de grado o a contramano
porque la humanidad no cambia? Esa parece ser la tesis de esta pequeña gran
obra de arte escrita desde la resignación y majestad cervantina.
En el camino de
vuelta y ya de correría, no de conducción penal, Tomas Salvador sentado en la
tajuela de su chiscón de zapatero, los vio pasar. Les dijo adiós con la mano y
volvió a su lezna y a su bramante. Un
buen libro se confecciona igual que un par de zapatos a la medida. Con
paciencia. Con tesón. Metiendo el tirafondo con maestría. Que ensamblen todas
las piezas y que el conjunto ofrezca la impresión de un totum continúum a
prueba de tropezones y caladuras.
En estos días
críticos de sobresaltos, amenazas y revanchas, cuando suenan clangores de
guerra en lontananza, la obra del Sordo de Villada (consecuencia de los
estampidos artilleros de cuando estuvo en Rusia en el Voljov) es un referente
de perdón y de misericordia cristiana. Pocos han entendido igual que él lo que
es un guardia civil ni nos han demostrado a lo largo de toda una saga de
historias que nos elevan el ánimo y nos hacen sentir mejores la grandeza de ser
español. Hoy es un autor olvidado y
preterido. Algunos hasta lo llamaron loco. Ni sus propios camaradas lo
entendieron. Por impolítico. Sin adscripciones determinadas ni bandos y eso
aquí parece que no lo perdonan.
XI
GUARDIA CIVIL AL SERVICIO DE UN ESTADO
REPRESOR
Murió
Un
lustro transcurrido de mi jubilación y ha prendido en mi el afán de escribir y
de publicar que es para lo que he nacido y me doy con un canto en los dientes y
por más que postergado les hago un corte de mafia a los serviles del
Establecimiento. Voy a mi aire con tanta fuerza que el otro día pedaleé hasta
Avilés tres horas de día y cuatro de
vueltas y al tomar el empalme de mi aldea donde me pusieron la multa los
civiles y me quitaron el carné desde mi bicicleta vi un sol enorme que caía
como una hostia dorada sobre el horizonte y se hundía en la mar hermoso
espectáculo una fiesta al solis invictus
era la víspera de san Juan, la onomástica de los Juanes, ivanes, Hans.
Me metí en la cama despeado pero feliz dando cabo al último capítulo de la
enorme novela de Tomás Salvador cuerda de
presos. Es un libro lleno de sabia ternura de ponderación imponente
estructura estilística dentro de su sencillez y el robusto acerbo lexicografito
que resucita palabras del buen decir castellano. Homenajea al sufrido pueblo
español representado por esa religión de hombres honrados que es la guardia
civil pero no esta guardia civil que manda a recaudar a los agentes de trafico
y freír a multas al ciudadano la ministra de la cosa esa judía catalana que se
llama María Seguí bajo cuya férula la sufrida benemérita como en Casas Viejas
vuelve a ser un instituto represor. Por ahora sólo son multas de tráfico.
Pronto se ordenará la consigna de tiros a la barriga al estilo de Manuel Azaña.
La serpiente sigue arrastrándose en su propia baba. Sin embargo, la relectura
de esta novela ha constituido para mí un homenaje y el mejor regalo onomástico
de san Antonio en los setenta años que acabo de cumplir. Atracón de palabras y
de belleza un verdadero tour de force narrativo libro de andar y ver. Camino de
la horca desde Murias en León hasta Vitoria en el señorío de Álava llevan preso
a Juan Díaz de Garayo y Argandona alias el Zurrumbón y el Sacamantecas asesino en serie que se
llevó por delante a ocho mujeres año 1870 escoltado por los números Serapio
Pedroso Buján y Silvestre Abuín Corvino del puesto de Murias de Paredes primera
compañía de la línea de Villablino comandancia de león. Circulan por brañas y
barrancos, cruzan ríos como el Órbigo el Esla, el Ebro o el Recachichi la manta
terciada el tricornio con visera y la teresiana sobre el cogote. El presidiario
las manos atadas no lleva nada, va por delante semidescalzo pero comparte el
magro yantar del zurrón de los guardias. Se entabla una relación humana en la
cual prende cierta ternura o por lo menos compasión hacia el asesino un alavés
que fue monaguillo iba para cura se sabía el confiteor y tuvo siempre
dificultades en su relación con las hembras. De las ocho que mató todas eran
viejas y del oficio. La primera vez fue por el pago de un servicio, la
saludadora le pidió un real de más y esta deuda fue la causa de que acabara la
pobre mujer estrangulada al borde de una cacera. Vaya un tío por dos reales que
se decía en
Tales frases harían en sí
mismas memorable a este libro pero por el mismo se cruzan personajes que no han
sido nunca tan bien trazados en la literatura española ni por el mismo
Cervantes como el maestro del Boñar que sabía todo sobre las calzadas romanas o
la cantinera que con sus sesenta años a cuestas servía el café a los soldaditos
de campaña en un cuartel de infantería, las lavanderas, los cantemisas, las
ferias o el fotógrafo Dupont un francés itinerante que retrataba a los paisanos
o el pintor Valdivieso al que dieron una paliza por haber hecho un cuadro muy
sugerente del cuerpo serrano de la mujer de un alcalde. Tomás Salvador capta la
vida de
XII
CANTAMAÑANAS Y BUTANEROS.
NUESTRO NUEVO PERIODISMO
Ya cantan los pájaros al
albor. La primavera se adelanta. Llueve. Menos mal. Grande eres en tus obras,
Señor. Rezo el salmo 62 de Laudes del Oficio Parvo a Nuestra Señora. “Ad te
de luce vigilo”. Hay que estar en guardia contra tanta cabeza de chorlito.
Esa plaga que nos invade. Ya están aquí los butaneros y cantamañeros. Entre col
y col una lechuga. Entre cuña y cuña comercial un mitin. Tararí... tí... Ti.
Alzamos al redoble de tambor y toque de cornetas, prietas las filas, montañas
nevadas.
Por favor no me pongan ese pasodoble
tan nostálgico de
Me gustaría ser paloma que sabe convivir con
la bandada. Es un ave cándida y social. Más que halcón egoísta y rapaz volando
a su aire. Pero aquí los halcones con harta frecuencia se convierten en pavos
reales muy finchados y despampanantes desplegando su bonita cola pero que son
incapaces de volar. Volemos pues. Y volar es convivir de la misma forma que
gobernar es transigir. Perdonar. Se nos va la fuerza por la boca. Dos pasos
delante y uno detrás.
Me desenchufo o le doy al
guial -amigo de las ondas cortas y del DX, distancias desconocidas que llegan
por el cañón de los sueños, ese gamellón de la imaginación, tubos
catódicos, brahones y retahílas. Y abandono las estacionales nacionales. La
radio enchufo, un poco más de música, maestro, y no tanta
información/desinformación. Menos palabrería. Es la radio el mejor instrumento
de transmisión de ideas, afectos, sugerencias (deberían sacar más los
micrófonos a la calle a ver lo que el pueblo opina, vox populi, vox Dei) puede
convertirse en un instrumento de incomunicación. ¿Serán galgos o serán
podencos? De todo hay en la viña del señor pero esos gigantescos programas
mañaneros cuando canta el ruiseñor y suenan las arengas y los mítines - parece
ser que hay montada toda una estrategia del horror y del encono, pero a fin de
cuentas esta es la democracia o la de unos pocos con derecho de pernada y de
opinión- ponen al oyente en pie de guerra, no son ideas. Cesen las crispaduras.
Ese que tiene la voz un tanto aflautada
y la cara de máscara. Es un clown. Más feo que Picio y listísimo más listo que
el hambre y la verdad es que no lo hace mal. Imposta la voz, maneja bien el
castellano pero no es más que un mimo, un momo y ambos vocablos dan en memo. Su
voz sale de las cavernas de la derecha antisocial. No creo que le importe
demasiado Miguel Ángel Blanco y tampoco condenando a la horca a De Juana le
vamos a devolver la vida ni a él ni a los guardias civiles pobrecitos que
alevosamente tronzó en la flor de su edad. Ya los pagará. Si no es en esta vida
en la otra. Tiene mucho purgatorio si es que no va a las calderas de Pedro
Botero -que será lo más probable- de morros y de cabeza. Y mientras le llega su
hora, carne de frenólogo y de manicomio. Dios proveerá y dios lo juzgará.
Además, fue excarcelado por una disposición incomprensible de los del fraque y
la toga.
Un juez en tiempos de Aznar le redujo cadena y
los dos mil años de condena se quedaron reducidos a dieciocho. En agua de
borrajas. Total. Son ladridos las que se
ponen en circulación: chantaje, manos blancas, presidente al paredón. Ultraje y
las palabras se vuelven espadas y consignas y el personal las repite como
loritos en las tertulias en los chats y en los foros. Clama la voz, la mía, en
el desierto. Calma, señores. Un poco de recapacitación.
Aquí lo que importa es el muerto. El cadáver
sobre la mesa. Un muerto mil votos. Cincuenta mil. Un millón. ¡Qué triste
realidad! Así que el personal marcha camino del trabajo y se apretuja en el
metro o en el autobús repleto de hordas haloetnicas, que seguramente el siglo
XXI va a ser el de las grandes masas, del descorrimiento de pueblos, de la
perdida de ese centro de equilibrio que era Europa y el cristianismo en su
mejor versión la católica, con el cabreo de haberse desayunado el sapo
mañanero. A las masas se las maneja mejor con el horror pero este axioma determina
no pocos retos a la libertad de expresión.
XIII
DEMOCRACIA Y
CORTE INGLÉS
Ruede la bola de la
información-desinformación. El control de las prensas y de la palabra o la
imagen que baja por el éter puede llevarnos a una nueva era de hombres robots
con el cerebro bien lavado mas no así el corazón. Los trusts y los grupos de
comunicación se imponen y hacen la guerra entre ellas. Recuerdo a principios de
los noventas las luchas internecinas entre servios y caníbales. El grupo Z y el
grupo Prisa y el de
Las espadas están en alto siempre en esta maravillosa
profesión donde han resucitado querellas antiguas sin la crudeza del siglo XIX
desde luego(recordemos que Azorín, el impávido Azorín, fue a por Maeztu que era
algo vehemente y que había puesto la novelística del autor de Monovar del Campo
cual hoja de perejil) con una navaja cabritera y al ceceante Valle Inclán el de
las barba de chivo lo dejó manco otro colega Manuel Bueno con un verduguillo,
la herida se le infectó, los duelos de la literatura fueron famosos en aquel
tiempo y yo he visto a un colega en Londres atizarle un botellazo al
corresponsal de un diario de la competencia) estas determinaciones ab irato de poco sirven pues la
violencia es algo inane pero son el pan nuestro de cada día en esta profesión.
Uno tiene que llevar rodela y hasta un coselete antibalas creo que eso ocurre
aún en Hispanoamérica cuando se va a la redacción. Uno escribe y uno habla
desde la dilección y con un afán ético o moralizador, o al menos así debiera de
ser, desde la sátira y desde el perdón, pero no hay manera para no hacer -dulce
razón de amor- de mi querida patria una España encabronada y acojonada
. Pero la crispación, esa
palabreja que tanto se usa ahora, llega por el aire y el Evangelio me dice “no
luchareis contra los hombres y la carne sino contra los malos espíritus que
viajan por el aire” (palabras de la ordenación de diáconos en
. Su existencia se
desarrolla hacia afuera. A mí que me dejen en paz. Fútbol. Quiero
Fútbol. Panem et circenses. En algo hay que entretener a las masas y
mantenerles distraídos. Dales pan y circo ¿Y a los periodistas? Que pasen y
coman. Hay que ver que contrajodido y puñetero era ese conde. Y los medios de
comunicación dejaron de ser un servicio público para convertirse en la bandería
de los intereses comerciales. No me quejo. Esta es una democracia vigilada y
hay que ir de compras al Corte Inglés.
Es la vida moderna. O lo
coges o lo dejas. Y la cosa empezó con Franco que trajo aquí a las grandes
multinacionales.
Volvemos al sectarismo y a las divisiones de
derecha, a la banalización de lo importante, a la cursilería de la escopeta
nacional y acaso al caciquismo que hizo fracasar a los dos regímenes
constitucionales que tuvo España. Ahora estamos en la tercera y a la tercera va
la vencida. A ver si puede ser. Joaquín Costa expuso el proyecto de Ledesma en
otros términos pero casi en la misma
idea: el problema es de la despensa y la escuela. Ahora gracias a Dios no hay
hambre, las barrigas parecen ahítas, pero puede volver a haberla. Sin embargo
la gran ignorancia nacional sigue vigente. Es una escopeta cargada que nos
lleva al guerracivilismo.
Convendría pues una mejor
educación de las masas irredentas. Nada tengo con el admirable luarqués José
María García al que ya empezamos a llamar en la escuela de Periodismo de
Siempre con prisas. Mirada de águila. Un tapón
de tío pero listo como el hambre y con una voz de Esténtor, maravilla en un
cuerpo tan pequeño, que impostaba y que dio lugar a un estilo inconfundible y
una voz propia ante los micrófonos. Es la gran cuestión en literatura y en
periodismo: encontrar tu propia voz. El estilo es el hombre. Con poco bagaje
cultural sin embargo supo sintonizar con las apetencias de la gente. Y los
españoles de la primera transición encontraban en el deporte no practicado sino
de la grada una válvula de escape a su adrenalina.
Por eso en los ochenta se
dormían escuchando las diatribas del pequeño y rubiales Butanito contra Porta,
Soporta y don Jesús Gil que más de una vez le envió los padrinos. En fin,
Furbo... Furbo el nuevo dios de los españoles. Reyertas. Es la cólera del
español sentado. Yo quiero creer que el personal no desea que se le informe
sino que se le arponee. Los españoles dicen somos masoquistas. Le tenía al
pobre Porta aquel presidente de
Que se han hinchado a ganar perras en una
profesión que proporciona algunas satisfacciones y bastantes sinsabores poco
dinero y bastante caspa. Que es más que nunca el Cuarto Poder. El parlamento de
papel. Aunque no es buen síntoma para una democracia el que la política se haga
en las redacciones y que algunos prebostes y mandamás del sector tengan más
peso específico que muchos ministros. Malo. Ahora hemos pasado de la pajarita
de papel a la pajarita de las tertulias con un equipo de opinadotes
pluriempleados mientras la gran masa periodística. Haría falta una buena
limpia. A ver si el nuevo rey Felipe VI acaba con todos estos tertulianos que
chupan cámara y micrófono a piñón fijo. Figuran como el clac de la clase
política, ocupan bastante cacho arrogándose las funciones del parlamento.
Volvemos pues a tener una democracia de papel.
Pero la información es poder y hoy es el Poder
con mayúsculas. En su modestia uno que no es de derechas ni de izquierdas no
entiende estas querellas de patio de vecindad porque a Butanito le hayan
degollado una entrevista con el Loco de
- “Proa” Ha salido “Proa”:
El Papa se casa con
Horror ¡qué titular en pleno
Nacional catolicismo! El vendedor debía de estar borracho o debía de ser
Genarín. Cerraron aquel periódico que era de la cadena del Movimiento tres
meses y a su director por poco lo amarran en blanca a la sombra del “hotel” San
Marcos. Como a Quevedo por un soneto. Un titular mal trabado podía valerte no
una misa sino que te lo dijeran de misas en aquellos tiempos Y de la misma casa
salió don Luis del Olmo que creo que era locutor de
-Esto es el colmo don Luis
del Olmo.
Me lo encontré una vez que
fui al Arrabal de Arévalo a vender libros cuando por culpa de una miliciana del
feminismo me suspendieron de empleo. Estaba comiendo en
- Mira, Verumtamen, - me
dije a mí mismo - Tú vives mejor que él. Te acabas de zampar un cocido a lo
pobre que no se la salta un gitano y te has echado al coleto dos medias
botellas de tintorro de la tierra que te hace ver la vida de otra manera.
Arriba los corazones. Súrsum corda. Eres mucho más feliz. No llevas
guardaespaldas pero eres más feliz. No cambiaste de chaqueta y duermes con la
conciencia más tranquila.
Ahí está la maula. Que no
cambiamos de chaqueta. Seguimos aferrados a ciertos ideales de
Uno se pregunta cómo puede
ser esto. Sólo ocurre en la radio de las repúblicas bananeras pero la verdad es
que el talante de este pueblo es inclinado al caudillismo también en lo
informativo. Eso revuelto con un poco de masoquismo porque al español de abajo
le suele ir la marcha y nos da la fórmula. Los que postulamos un periodismo
serio, una literatura como Dios manda y un saber estar y saber ser en demócrata
tuvimos que callarnos. Hacer un mutis por el foro o ponernos a leer los
Intereses Creados de don Jacinto. Que en estas guerras mediáticas que nos
desinforman con su noticierismo y su culto a la personalidad fantasmagórica
laten miras utilitarias. Detrás de estos grupos se ocultan muchas perras. ¡Ah,
amigo! La ambición humana carece de límites. Sosiéguense, señores.
-Así que no es usted de
derechas don Verumtamen. -Ni de izquierdas. Lo mío es el la revolución social
sindicalista. El comedio no el del pobre Adolfo Suárez al que tan mal hemos
pagado por sus incalculables servicios prestados. Tampoco. Pero busco el
equilibrio. Cuando todos hemos perdido el centro y un poco los papeles. Virtus
in medio est. Buena consigna para un país de desequilibrados. ¡Señores de la
tele radio no nos azupen los perros!
[1]
Pixueto, de pixin, pescado que comen en Cudillero, de la especie de los
escualos, y por eso llaman a los de Cudlilero pixuetos o pixines.
[2][1] Vaskresenia,
resurrección. Lo estamos viendo ahora con la Rusia de Putin que vuelve a ser un
país poderoso, moderno y temible aunque nuestra casta política no lo quiera ver
[3][2] infantería
soviética
[4][3] no hay más que
darse una vuelta por cualquier pueblecito francés o inglés y contemplar las
estelas funerarias plagadas de listas con nombres de caídos
[5] Al menos
eso esperamos los creyentes
[6]
deshielo
[7]
Patria en alemán y en ruso respectivamente
[8]
resplandor
[9]
catedralidad, adoración en común.
5 Rito de la virgen en la liturgia de Oriente
[10]
himno a
[11] Al
igual que en las iglesias muzárabes el campanario ortodoxo suele ser exento y
el campanario en cuanto tal se encuentra en un cobertizo o galpón
[12]
puerta de los dones
[14] Eran
los días en que dimitió Gorbachev
[15]
Inmensidad natural
[16]
Rusia está enferma pero no herida de muerte.
[17]
deshielo
[18] Todas las noticias que se leen en nuestros
papeles sobre Rusia tienen un perfil peyorativo. La situación llegó a ser tan
chusca que cuando el equipo nacional de aquel país en los campeonatos de Europa
de 2008 batió a Holanda se hizo un juego de palabras titulando los del País en sinécdoque: Guus Hiddink el holandés que entrena a Rusia gana a Holanda. De
modo que la idea que tienen los españoles de aquel país es que es un país de
mafiosas. Se habla de bandas y de plutócratas rusos cuando en realidad tales
bandas son bandas de conexiones oscuras y los millonarios que hacen mangas y
capirotes de la ley internacional son de origen judío. Cuando menos se trata de
una versión torticera y sesgada de informar...
[19] Era
el 17 de enero día de San Antón cuando yo hacía mi ponencia en
[20] En
realidad me equivocaba porque la actuación de Juan Pablo II voló viejos puentes
establecidos durante
[21]
Granja de cerdos
[22]
Clochard, hombre sin techo abandonado lo
que en Nueva york denominan derelictos
[23] Eric
Blair nombre de pila del autor. Jorge Orwell era un pseudónimo
[24]
alguien te observa detrás de la lona
[25] E l
Juicio
[26]
novelones
[27]
Llorar. llorar
[28]
Reaccionario contra liberal
[29]
Cierra los ojos, cierra el pico y piensa en Inglaterra