PENSIONISTAS
Los banqueros son al sistema
partitocático lo que la cuerda al ahorcado. Tenemos lo que nos
merecemos y hay que piropear al verdugo qué dedos tan finos son los
que dios le ha dado, majestad. Apriete un poco más el dogal. Esta
situación es un poco la de don Rodrigo en la horca o la del mártir
san Lorenzo en la parrilla diciéndole al esbirro:
-Dale la vuelta al asado que
por esta parte ya me torré lo suficiente.
Cantemos en esta hora las
alabanzas del glorioso diácono aragonés. Démosle cuerda a Zapatero
para que nos ahorque a modo y muramos alegres, contentos.
Pensionistas, pensioneros y prisioneros de su mala suerte que
quisieron enmendarle la plana por sus injusticias a un sistema que
desconoce el derecho de réplica; pensionados, sopistas, paniaguados,
sufridores eternos. Juan Español ¡qué buen vasallo, si hubiera un
buen capitán! Pero aquí estamos en manos de los mundialistas y
globales los que nos llevan al huerto con un cabeza de gobierno que
sonríe con cara de gilipollas y con un jefe de la oposición por
nombre Rajoy pero que bien pudiera llamarse don Tancredo.
Aquí siempre se buscó la
querencia de una canonjía o de una prestamera por aquello de Iglesia
Mar o Casa Real y claro está pagábamos justos por pecadores. Que
nos hagan a tos funcionarios y a vivir de las rentas y del cuento.
Una cuerda de seda oiga para un
ahorcado piden. Son tan mortíferas como las de sargo y esparto pero
vivimos tiempos de grandes eufemismos. Que te ahorquen con un dogal
de seda no es lo mismo que te den garrote vil.
El personal tiene verdadera
aversión a decir las cosas a la castellana, una lengua magnifica
pero en precario por culpa de tanto mercachifle tanto corrupto y
sobornado. Abunda el soplapollas que tiene sólo complejos porque no
sabe bien el inglés.
Ya se sabe, los gobiernos
pasan, los partidos vienen y van, la corrupción permanece y sólo
quedan los que chaquetean y los vividores. Pues eso, de niño fui
mantista, luego periodista y servidor de la verdad, más tarde me
hicieron funcionario. Traté de ponerme a disposición del bien
común, porque uno es altruista y tiene vocación de prestación
asistencial pero hube de escuchar no pocas sandeces de los sandios de
los envidiosos de los trepas y de los que no tienen otra patria que
su pellejo. Cuando venían mal dadas, resulta que la culpa de los
males del país la teníamos los funcionarios. Ahora la monserga ha
pasado a los de las clases pasivas.
Eso rodeaba de un halo de
angustia a mi trabajo en el que hube de soportar carros y carretas,
exabruptos, arbitrariedades, postergaciones, exilio. Dijeron tú a
los pasillos y me fui a pasillos sin rechistar.
En el turno de tarde había una
mujer de la limpieza, que se decía de la UGT, que me insultaba, que
se metía conmigo y había una conserja rubia de Zamora, a la que
decían la Hortensia, trocó la mopa por el uniforme de ujier, y no
le cabía un piñón por el culo, el pelo de estropajo y fea como los
esperpentos de Valle y entre estas dos prójimas me hicieron la vida
imposible. Mandaba más en Cultura una fregona que la ministra. Este
pueblo es masoquista y aficionado a los esperpentos que tú no veas.
Pero era la España que quiso
construir el gran Filipo el que destruyó la administración porque
era una cosa sagrada que trajo Franco y aquello era la guerra. Eras
hombre, eras un enemigo de los reviragos. Gracias a dios que no todas
las mujeres eran igual. Pepi que se parecía un poco a la Virgen
María, una santa laica, me salvó de las garras de estas hienas. Y
conseguí mi objetivo de jubilarme pero no creo que vaya a ser mi
jubilación tranquila. Ahora nos llaman viejos y tenemos la culpa de
todos los males del país. Quieren que nos muramos. Que hagamos mutis
por el foro. Qué bien vives, tío, y tú qué sabes.
Hacen luego sus cábalas y sus
cuentas de la vieja. En 1960 se retiraban a los 65 pero la palmaban
seis o siete años después de recibir la absoluta pero hoy siguen
viviendo, con el alargamiento del promedio de vida y los adelantos
médicos, hasta cuatro y cinco lustros a costa del erario, con gran
escándalo del híspido estadístico al que encocora el balance.
Joder qué ojo clínico, cuanto cálculo y yo les digo en verdad:
Nuestros mayores antes podían no vivir tan largo pero gozaban al
menos de respetos y preeminencias sociales en medio de la comunidad.
La ancianidad era un grado pero actualmente se aparca a los viejos en
residencias, los herederos se incautan de sus cartillas y se les deja
morir de frío, hambre y desidia en geriátricos que son inmensos
montes de piedad del abandono modernos. Hoy nos decantamos por la
juventud, la fuerza física, el vigor del falo, en lugar de por la
experiencia y la sabiduría y a nuestros viejos ya ni se les empina
ni falta que hace. Pero oiga ¿Dónde está eso que antes se llamaba
dignidad de la persona humana y ahora lo pregonan como derechos
humanos? Pues escondido entre las cejas circunflejas de mister Bean.
Pachasco. Vale ya de demagogias mundialistas. Quitan el pan de los
hijos para echárselo a los perros.
En esta sociedad desapoderada,
colmada de su propio ego y que marcha hacia la destrucción embalada
en su frenesí totalitario con visos de liberal, donde tanto se
cacarea de derechos humanos y se programa de abyecto todo el lenguaje
que dicen machista ha habido frase que me recuerdan a los campos de
Auschwitz, un lenguaje sacrílego, no un argumento ad hominem sino
contra el hombre y su dignidad. Eres anciano pues al horno
crematorio. Herrera en la onda. Más chulo que un ocho el tío, ha
colocado a su Mariló en la tele y para Gema Ruiz la mujer o la
querida de Cascos la han encontrado un puesto junto a un micrófono,
dádivas quebrantan peñas, favores y bicocas, no hay que estudiar
una carrera de periodismo para que te dan trabajo, basta con
acostarte con un prócer. Ese signo de corrupción y de
arbitrariedades desde mi punto de vista es mucho más grave que el
que a los jubilatas nos arrebaten unos cuantos eurillos de nuestra
pensión.
Descuida que a Botín y a los
políticos que se van a su casa con contratos blindados no les afecta
la movida. Se explota el nombre, émulos que somos de Erostrato, pero
sobre todo se explota la percha. Todos los feos, los gordos y los
viejos al horno crematorio. Hala. Ellos se echan cuentas. Viven en el
cálculo y la suputación continua. No eres persona humana. Eres una
unidad de consumo. Un número variable. Como han dejado de creer en
el hilomorfismo aristotélico y que el ser humano se compone de alma
inmortal y cuerpo perecedero no le dan al individuo más valor que el
que goce por la casualidad y la estadística.
Parece que es un delito el
haber alcanzado a cumplir los 65 y dicen cómo podremos aguantar las
cargas de tanto viejo que cobra sus buenos duros. Sobre el tapete la
envidia del diablo y por eso está España de un humor de diez mil
pares de diablos porque la cosa tiene setenta mil perendengues.
En el fondo de estas
manifestaciones a pelo uno cree intuir el deseo de los nazis de
eliminar a todos los enfermos mentales, a los viejos a los tarados.
Eugenesia se llama ese procedimiento. No cabría esperar otra cosa de
un sistema que da todas sus aprobaciones al aborto de los neonatos y
con las mismas le administra la píldora del día después a la nena
que se divirtió con su novio o con cualquiera el fin de semana para
pasar luego a aplicar la inyección letal de la eutanasia al
vejestorio o al enfermo desahuciado. Es el corolario, la conclusión
lógica de los que adoran a Baal. A Moloch y a Mercurio.
No hay moral, sólo la de
conveniencia, no tenemos ética. Una sociedad descristianizada que ha
sustituido la fe en la Redención y el perdón por el de la Revancha
y el Holocausto. De modo que los que mangonean las urnas y las horcas
caudinas son los bancos. Son la cuerda y la sombra que se mece
siniestra sobre la rama del árbol del ahorcado. Obama quiere
meterles mano pero ese presidente que se parece a Sammy Deivis júnior
y habla como si tuviera una pelota de béisbol dentro del cielo la
boca no es más que un retórico domador de serpientes. Dice que
quiere ayudar a Haití y lo invade con sus cañoneras. El terremoto
es un pretexto para que unos hagan montón- las organizaciones
humanitarias- y otros por aquello de que la ocasión la brindan calva
se aprestan a la invasión de un territorio (los gringos) porque aquí
nada es lo que parece.
No sé si lo conseguirá el
Obama ese meterles en vereda a los usurarios por más que la
intención parece meritoria, que ya se sabe: el infierno está
empedrado de buenos propósitos. Y ahí está doña ESPE con su cara
de pepona luciendo un nuevo modelito de la mano del nuevo amo de la
caja. Don Rodrigo Rato. Creo que es asturiano pues vaya nombre. En
bable quiere decir coño. Pero España es el coño o el ratu de la
Bernarda. Todos somos funcionarios. Todos somos pensionistas. Hemos
vivido unos años de debacle y estas han sido las cuentas del gran
capitán. Ahora los que van a pagar el pato de tanto desafuero son
los pobres jubilatas. ¡Qué país Miquelarena!