El presidente de Colombia, Gustavo Petro, ha revelado este martes que la nueva presidenta mexicana, la progresista Claudia Sheinbaum –sucesora del expresidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO)— ha estado vinculada al grupo terrorista colombiano M-19. El grupo es blanqueado por la izquierda latinoamericana hasta el punto de ser considerada la revelación como algo positivo para Sheinbaum, aunque este cometió crímenes atroces.
De hecho, el presidente colombiano hizo gala de que "el M-19 haya puesto dos presidentes en América Latina" durante un acto público en México antes de asistir a la toma de posesión de Sheinbaum refiriéndose a él mismo, que estuvo vinculado a la rama política del movimiento, y a su nueva homóloga. "Claudia fue colaboradora y militante del M-19 en México", mantuvo el jefe del Ejecutivo colombiano.
Esta vinculación de Sheinbaum al grupo terrorista colombiano se debe, según explicó Petro, a que "muchos colombianos dirigentes del M19 se establecieron" en México al ser este un país que les daba "cobijo" tras haber cometido diferentes crímenes y estar huidos de la justicia colombiana. Así, la nueva presidenta mexicana formó parte del grupo "en su juventud" junto a cientos de estudiantes universitarios mexicanos que simpatizaron con la causa.
Aunque en sus inicios el grupo buscaba la restauración democrática en su país, acabó cometiendo crímenes atroces. Entre ellos, destaca el secuestro de chicas de entre 9 y 12 años que acabaron siendo "reclutadas" y violadas sistemáticamente por cargos de la organización, según ha recogido la periodista de esRadio Vanessa Vallecillo en su reportaje mediante las declaraciones del analista colombiano Ernesto Yamhure.
Robo de la espada de Simón Bolivar
Entre sus primeros golpes llevados a cabo, el grupo se centró en acciones más simbólicas que militares. En este contexto, se llevó a cabo en 1974 el robo de una reliquia del museo Quinta de Bolívar, la espada del "libertador" Simón Bolívar, figura clave en la independencia de Colombia.
Sin embargo, la escalada de tensión acabó llevando al grupo a acciones militares intensas como el robo de alrededor de 5.700 armas de las instalaciones del Cantón Norte del Ejército Nacional de Colombia en Bogotá en diciembre de 1978. Tras este suceso, varios de los dirigentes militares del comando fueron juzgados por lo que el grupo quedó descabezado por algún tiempo, lo que no detuvo sus acciones armadas.
En la misma línea, se produjo la toma de la embajada de la República Dominicana en Colombia en la que, de forma armada, se procedió al secuestro de 15 diplomáticos de varios países que asistían a una fiesta conmemorativa de la independencia de la República Dominicana. El secuestro se cerró más de un mes después con la huida por parte de los dirigentes del M-19 a Cuba junto a los diplomáticos –que una vez allí fueron liberados— y un pago de 3 millones de dólares.
Toma del Palacio de Justicia
Después de incurrir en el contrabando de armas y en el secuestro de un avión junto con sus tripulantes durante 18 días, el M-19 decidió en 1985 dar su golpe con más significado político tomando por las armas el Palacio de Justicia colombiano. Durante esta toma, se produjo el secuestro de alrededor de 350 rehenes entre magistrados, consejeros de Estado, servidores judiciales, empleados y visitantes del Palacio de Justicia.
Esta acción armada terminó 28 horas después de su incio habiendo sesgado la vida de 101 personas, entre los que se encuentran 11 magistrados y a los que habría que sumar 11 desaparecidos. Tras estos hechos, el grupo formó varias ramificaciones armadas que se dedicaron al secuestro de políticos, empresarios y periodistas, a pesar de que en sus inicios hizo bandera de la libertad de expresión y prensa.
Violaciones continuadas
El grupo armado "reclutaba" –lo que en la práctica era un secuestro— a mujeres y niñas para someterlas a violaciones sistemáticas. Algo que no concuerda con el discurso feminista del que hace gala la presidenta mexicana.
"Muchas mujeres que formaron parte de los grupos terroristas y ocuparon cargos de mando se sienten muy orgullosas de ese poder que ejercieron, olvidándose que a esas niñas las obligaban abortar", argumentaba el analista colombiano en esRadio antes de asegurar que "está plenamente documentado" que hubo niñas en edades comprendidas entre 9 y 12 años que eran reclutadas contra su voluntad y utilizadas como esclavas sexuales. "Ni siquiera las ponían como combatientes, eran esclavas sexuales de los cabecillas de las diferentes estructuras", ha sentenciado.
Finalmente, la disolución del grupo se dio en el año 1990, cuando fue blanqueado por un proceso de amnistías que imposibilitaron que las víctimas encontrasen justicia tras haber sufrido numerosos ataques de lesa humanidad.
Las conexiones con la izquierda española
Estos grupos de guerrilla han tenido relación en algún momento de su historia con dirigentes de fuerzas progresistas españolas. En concreto, el del diputado de Sumar y secretario general del Partido Comunista, Enrique Santiago, ejerció como asesor jurídico de las FARC. Mediante su mediación se concretó el modelo de impunidad que impera en Colombia y que, hasta ahora, ha impedido que se esclarezcan los autores de múltiples crímenes de lesa humanidad –según detalla la propia Comisión de la Verdad colombiana—.
Asimismo, el exministro socialista José Luis Ábalos –ahora integrado en el grupo mixto tras su relación con el caso Koldo— es presuntamente uno de los cerebros de la trama de corrupción. Como recordó el diario ABC cuando el exdirigente socialista fue nombrado titular de la cartera de Movilidad por Sánchez, Ábalos fue miembro del partido comunista español a finales de los años 70 del siglo pasado. Posteriormente, en los años 80, realizó numerosas labores de consultoría para este tipo de grupos de guerrilla supuestamente progresista, por loq ue estuvo vinculado con el proceso que desembocó en la desmovilización del M-19, en el que le llegaron a podar "comandante" Ábalos.
